Revista del Centro de Estudios de Sociología del Trabajo

ISSN 1852-4648 (Impreso) ISSN 1852-494X (En Línea)

Núm. 14 – año 2022

Tensiones y continuidades con el modelo del emprendedor en jóvenes trabajadores del AMBA[1]


Cecilia Ros[2]; Rodolfo Nuñez[3]; Verónica Benedetto[4]


Resumen[5]

Las grandes transformaciones que vienen atravesando los “mundos del trabajo” y el empleo, de la mano de la ideología neoliberal, han vuelto al trabajo asalariado un bien cada vez más escaso, para ampliar la desocupación y —opuestamente— intensificar el trabajo entre quienes lo poseen. Asimismo, han variado las formas de reclutamiento y contratación para instalar la lógica de la empleabilidad, no como un atributo del mercado sino del sujeto, empresario de sí mismo (empreabilidad). Por su parte, las nuevas tecnologías productivas y organizacionales modifican los escenarios del trabajo de maneras desconocidas (economía de plataformas, tecnovigilancia, etc.) y transforman las coordenadas espacio-temporales en el marco de las cuales se produce la experiencia del trabajo. En este artículo abordamos, en base al material de una investigación en curso, los sentidos que asume el trabajo en el proyecto vital de los jóvenes trabajadores que se definen como emprendedores; su existente o inexistente centralidad, así como los modos en que la actual organización neoliberal del trabajo va reconfigurando la experiencia laboral bajo condiciones de empleo informal o autónomo.

Palabras clave: trabajo, jóvenes, emprendedurismo, subjetividad


Tensions and continuities with the entrepreneur model for young workers in the Buenos Aires Metropolitan Area (AMBA)

Abstract

The great transformations that the "worlds of work" and employment have been going through, alongside neoliberal ideology, have made salaried work an increasingly scarce commodity, increasing unemployment as well as intensifying work among those who are employed. Likewise, forms of recruitment and hiring have changed, installing the logic of employability not as an attribute of the market but of the subject, an entrepreneur of themselves (employability). On the other hand, new productive and organizational technologies modify work scenarios in unknown ways (platform economy, techno-surveillance, etc.), transforming the temporal-spatial coordinates of the framework in which the work experience is produced. In this article we consider, using as our source an initial analysis of material from an ongoing investigation, the meanings that work takes on in the life project of young workers who define themselves as entrepreneurs; its centrality, or lack of centrality; as well as the ways in which the current neoliberal organization of work is reconfiguring the work experience under conditions of informal employment or independent work

Keywords: work, youth, entrepreneurship, subjectivity


Introducción

Las grandes transformaciones que vienen atravesando los “mundos del trabajo” y el empleo, de la mano de la ideología neoliberal, han vuelto al trabajo asalariado un bien cada vez más escaso, ampliando la desocupación y —opuestamente—, intensificando el trabajo entre quienes lo poseen. Asimismo, han variado las formas de reclutamiento y contratación, instalando la lógica de la empleabilidad no como un atributo del mercado sino del sujeto: empresario de sí mismo. Por su parte, las nuevas tecnologías productivas y organizacionales modifican los escenarios del trabajo de maneras desconocidas (economía de plataformas, tecnovigilancia, etc.) transformando las coordenadas espacio-temporales en el marco de las cuales se produce la experiencia del trabajo.

En esta presentación, abordamos, a partir de un primer análisis del material de una investigación en curso[6], los sentidos que asume el trabajo en el proyecto vital de los jóvenes trabajadores —su existente o inexistente centralidad—, así como los modos en que la actual organización neoliberal del trabajo va reconfigurando la experiencia laboral bajo condiciones de empleo informal o autónomo.

Nos basamos para ello en 15 entrevistas desarrolladas durante el 2020 y 2021 a jóvenes, en su mayoría de entre 20 y 35 años que se autodefinieron como emprendedores del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), Argentina.


1. ¿Quiénes son los emprendedores?

No resulta sencillo delimitar el universo de los denominados “emprendedores”, dado que se encuentran ubicados dentro de múltiples figuras: monotributistas (plenos o encuadrados en el monotributo social), trabajadores autónomos, pequeñas empresas familiares o bien trabajadores dentro del amplio y heterogéneo sector de la economía informal. Por esto, la definición socio-económica de estas figuras en función de su modo de registro en el mercado de trabajo no parece ser suficiente para dar cuenta de una cierta identidad laboral que también está en construcción. Solo se encuentra identificable una porción de ellos a partir de algunas políticas de promoción del trabajo que requieren su registro e inscripción. Es el caso del Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular (RENATEP), creado a mediados del 2020 en la órbita de la Secretaría de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social. Al mismo pueden inscribirse “trabajadores y trabajadoras mayores de 18 años que crearon su propio trabajo a partir de sus saberes y oficios en unidades productivas individuales o colectivas que están caracterizadas por estar inscriptas en relaciones asimétricas en el ámbito financiero, comercial o fiscal”[7]. Los inscritos hasta febrero del 2021[8]  responden a 1.239.133 jóvenes de entre 18 y 35 años (que corresponden al 64,3% del total de inscriptos). Entre ellos, el 28,5% trabaja en “servicios socio-comunitarios”[9], el 31% en “servicios personales y otros oficios”[10] y, finalmente, un 3,5% son trabajadores jóvenes registrados en la categoría “industria y manufactura”.

En esta investigación, hemos entrevistado a jóvenes de 18 a 35 años que se autodefinen como emprendedores. Para ello, hemos seleccionado cuatro nichos institucionales diversos con el fin de incorporar heterogeneidad de perfiles. Por una parte, convocamos a jóvenes que participan de una ONG de zona norte del AMBA destinada a formar y asesorar a emprendedores; por otra, convocamos a jóvenes que participan de la Cámara de Industria y Comercio de un municipio de zona sur del AMBA. También, a través de la UNLa, invitamos a participar a jóvenes que habían formado parte de un proyecto de asistencia técnica y capacitación de la Secretaría de Investigación y Posgrado para el estímulo de emprendedores jóvenes en Lanús (algunos de ellos se encuentran cursando carreras de grado en la universidad). Y finalmente, nos acercamos a jóvenes emprendedores que venden su producción en una feria del partido de Ezeiza (algunos de ellos participan en movimientos sociales).


2. ¿Qué es ser un emprendedor?   

Los discursos articulados en torno a la noción de emprendimiento no solo tratan de promover un determinado modelo de gestión empresarial (representación de un sujeto responsable de su situación social, y autónomo en su desempeño laboral) sino, más ampliamente, una nueva ética susceptible de ser adoptada por todo individuo, incluso, por el conjunto de trabajadores, independientemente de su posición respecto al mercado de trabajo (Rodríguez López y Borges Gómez, 2018).

Sin dudas, la extensión del emprendimiento como marco referencial de este proceso de mutación cultural del trabajo se encuentra asociada tanto a la crisis de la categoría de empleo asalariado (fruto del proceso de flexibilización del mercado y del trabajo), así como también a la consecuente precarización laboral, que tiene a los jóvenes —junto a las mujeres— como la población  más afectada[11]. Asimismo, se apoyan sobre la premisa de la empleabilidad[12] y del capital humano[13]. Desde una perspectiva foucaultiana, el emprendedor o empresario de sí es la figura que representa la subjetividad deseable en tiempos del neoliberalismo. Esto no solo aplica al campo laboral sino a la propia vida (la literatura de autoayuda, por ejemplo, se apoya sobre esta matriz ideológica). El objetivo es dirigir la propia vida como una empresa, gestionarse a sí mismo a partir de un conjunto de herramientas o “tecnologías del yo” al servicio del autoconocimiento, autocontrol, autoexplotación. El mercado resulta, entonces, un proceso de formación de sí. La pura dimensión de emprendimiento, la capacidad de estar alerta ante la oportunidad comercial, es una relación de uno consigo mismo (Muñoz, 2020). 

La autodefinición como “emprendedor” reproduce en las entrevistas realizadas las características sobre el tema que relevan los espacios de capacitación y consejería de las organizaciones dedicadas al emprendedurismo así como la literatura de autoayuda[14]. Se trata de conductas y disposiciones personales que se expresan como rasgos de personalidad o condiciones subjetivas. Así, aparecen como rasgos definitorios del self emprendedor: la iniciativa/el activismo, la flexibilidad (rapidez para adaptarse a los cambios), la capacidad de enfrentar adversidades, la apuesta al riesgo, la perseverancia

Lo que tenemos los emprendedores es el factor humano. Nuestro trabajo está vinculado casi un 100% a nuestro estado de ánimo. Entonces tenés que tratar de tener la cabeza siempre fría, tratar de pensar lógicamente para poder enfocarte, organizar el trabajo, no tomar decisiones apresuradas, sino analizarlas […] y muchas veces no suceden esas cosas. La necesidad, la falta de tiempo, te hace dar un “manotazo de ahogado”. Hay un perfil característico. Súper activos y creadores. Y tenemos algo, que siento que a mí me pasó en esta pandemia, es el poder adaptarse a los cambios rápido. (emprendedora, 35 años)

Yo lo hice porque no me gustaba nada de lo que me ofrecían, y porque sabía que tenía algo para dar al mundo que no podía dar en otros lugares donde estaba. (emprendedora, 32 años)

Luchadora. Creo que el alma de un emprendedor es remarla hasta que en algún momento le encuentres la vuelta. (emprendedora, 27 años)

De las entrevistas surgen también un conjunto de rasgos que aparecen como factores o condiciones a manejar/controlar: el estado de ánimo, los procesos de toma de decisión (evitar la impulsividad), las formas de liderazgo y los modos de delegación, la gestión del tiempo y del espacio laboral. Respecto de este último, casi todos los entrevistados manifestaron la dificultad de poner límites a su trabajo: el borramiento del tiempo de ocio y de trabajo, así como del espacio íntimo y laboral, especialmente entre quienes viven donde trabajan. Aunque los jóvenes entrevistados no han referido —salvo excepciones[15]— al uso de herramientas propias de la psicología positiva aplicadas al campo laboral (como los modelos de autoayuda, el selfmademan, el wellness, el coaching ontológico, entre otros), se instala la percepción de que las estrategias para resolver los problemas que surgen del trabajo tienen que surgir de cada quien.

En las trayectorias que llevaron a muchos de estos jóvenes a convertirse en emprendedores, puede identificarse un conjunto de decisiones/elecciones en las que el riesgo estuvo presente y, precisamente, el acto de tomarlo fue leído en la épica que configura el inicio de cada emprendimiento como una condición más del espíritu emprendedor: quien puede asumir un riesgo sin garantías, quien puede enfrentarse al fracaso y volver a intentarlo. Enfrentar el obstáculo y superarlo conforma así una versión de sí mismo que retorna como una identidad positiva. La gestión del riesgo es parte de la gestión de sí, y está en la base de la innovación y la experimentación necesaria para ser un buen emprendedor (Nicoli y Paltrinieri, 2019).

El modelo emprendedor hace que la inseguridad deje de representarse como riesgo y se vuelva oportunidad, al punto de patologizar la aspiración de estabilidad. Es en este punto que puede reconocerse una politización de la subjetividad a partir de la psicologización que promueve el autogobierno de los trabajadores; algo que Crespo, Revilla y Serrano (2009) ubican como parte de un proceso de redefinición de la “cuestión social” y del concepto de ciudadanía, por cuanto al mismo tiempo se despolitiza el trabajo.


3. Trayectorias formativas, laborales y antecedentes familiares en la base de la conformación del emprendedor

En la reconstrucción de las trayectorias laborales de los emprendedores, indagamos sobre los trayectos formativos que podrían tener alguna relación con la elección del tipo de emprendimiento, con la organización, innovación y/o consolidación del mismo. En este sentido, surge como una regularidad en la mayoría de los entrevistados el haber transitado, o estar cursando, alguna formación terciaria o universitaria, incluso en aquellos más vinculados a la economía popular.

Estos trayectos formativos completos, truncos o pospuestos en su continuidad tuvieron relación con algún aspecto del emprendimiento, aunque no se observe una determinación absoluta entre la formación “de base” con la elección del tipo de emprendimiento. Ese capital escolar adquirido (Bourdieu, 2011) dispone prácticas, de acuerdo a la gestión de problemas que el desarrollo del emprendimiento les demanda. Sin embargo, los saberes adquiridos se presentan como insuficientes para afrontar los desafíos del proceso de gestión del emprendimiento, por lo cual, demandan la búsqueda de otros conocimientos de mayor especificidad o innovación que les otorguen algún rasgo de distinción a sus productos, a la vez que les permitan sostener la satisfacción personal por sus creaciones.

Estudié diseño textil en la UBA y en los últimos años trabajé en una fábrica textil en la capital. Y la fábrica no te devuelve todo lo que uno da o invierte. Es un límite y no pude crecer más […] empecé a hacer otro camino. Hoy prefiero ir creciendo de a poco y hacer algo que también sea gratificante, quiero generar algo también en un espacio público. (emprendedora, 26 años)

En este momento me encuentro estudiando programación, que es algo que me encanta, y es algo que tuve que aplicar a la hora de desarrollar este producto, programar un microcontrolador. Y como que todo tiene un origen creativo, y un origen donde puedo, implícitamente, sin estar imponiendo nada a nadie, dejar una impronta personal en el producto. (emprendedor, 27 años)

Estoy estudiando diseño industrial en la UNLa […] Hice un curso de liderazgo y manejo de equipo de trabajo porque yo tenía que limar eso, porque no podía. Y tenés que aprender también a lidiar con el carácter del otro, que venga a laburar con ganas, que te responda. (emprendedora, 35 años)

Por otro lado, reconstruir trayectorias implica necesariamente poner el foco en los antecedentes laborales de los hoy jóvenes emprendedores. Una primera cuestión que surge es que todos, en algún momento de su vida laboral, han tenido experiencias de trabajo en relación de dependencia por lapsos cortos de tiempo. Algunas vinculadas al rubro en el que desarrollan actualmente su emprendimiento y otras con escaso o nulo vínculo.

En general, expresan insatisfacción con los trabajos previos en relación de dependencia. Este tipo de relación laboral es vivenciada como un tope a sus libertades, expectativas de estilos de vida y deseos de progreso económico o desarrollo personal. Esta incomodidad ha llevado a algunos de ellos a probar con proyectos propios ya sea de manera intermitente o definitiva; a otros, a retomar, complementar o sostener emprendimientos familiares; y en otros casos, a convivir con actividades en relación de dependencia mientras desarrollaban ideas de proyectos o emprendimientos en menor escala.

En cuanto a la convivencia del emprendimiento con otras actividades, por ejemplo, un emprendedor de 24 años que trabajó desde los 18 a los 20 años de soporte técnico en el Ministerio de la Producción y, luego, pasó a ser programador en IBM, desarrolla, en paralelo, un proyecto personal —una aplicación para el armado de redes de estudiantes universitarios— con el que se presentó al concurso Innova organizado por la UNLa. Otra situación es la de una emprendedora de 32 años que también contabiliza sus experiencias laborales en relación de dependencia como negativas (padeció lo que interpreta como una autolimitación de sus empleadores con respecto a las posibilidades de mejorar su desempeño). Ella terminó renunciando y sacó un crédito para poder auto sustentarse por unos meses mientras ponía en marcha su proyecto de asesoramiento y diseño web de microemprendimientos.

Encontramos, también, a quienes “suben y bajan” entre trabajos en relación de dependencia y sus emprendimientos personales, sin perder de vista que estos últimos los proyectan a un futuro en el que el riesgo está siempre presente, tornando vertiginosa la trayectoria laboral. Es el caso de un emprendedor de 33 años que ya ha desarrollado dos emprendimientos gastronómicos y aspira a ampliar el último de ellos. Las iniciativas productivas de los jóvenes emprendedores tienen puntos de partida remotos que se vinculan con las experiencias de los entornos familiares de crianza. En algunos de esos entornos el espíritu emprendedor es lo que promovió el involucramiento en emprendimientos propios.

Yo, personalmente, creo que soy emprendedora; y toda la vida voy a emprender, nací en una casa emprendedora. (emprendedora, 32 años)

Empecé mi actividad laboral en el taller de mi viejo donde hacía manufacturas en cuero, durante varios años hasta que llegó el 2016. Con ese gobierno se vinieron las cosas a pique. Y bueno, eso nos arruinó. Así que tuvimos que ver otras formas. Nosotros seguíamos con la apicultura. Si bien fue más bien un hobby, era un trabajo más del tipo adicional. Ligados a la agroecología, sobre todo la miel, mi viejo estaba muy conectado con la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra) y ahí nos surge la posibilidad de vender frutas y verduras agroecológicas” (emprendedor, 27 años)

Mi viejo empezó su propio emprendimiento produciendo frutilla y mermelada de frutilla. Esto fue allá en Casares, cuando yo era chiquito, menos de 5 años tenía. Mis viejos alquilaban una quintita a dos kilómetros del pueblo, y esto le permitía a mi viejo un espacio grande para cultivar frutilla con un socio, que vendía a verdulerías. (emprendedor, 26 años)

Les propusimos a los entrevistados hacer el ejercicio de imaginar sus emprendimientos a cinco años. Una primera conclusión a la que llegamos es que la gran mayoría no tomó la actividad productiva sólo como una forma de generar ingresos mientras apareciera una oportunidad de trabajo o empleo en relación de dependencia. En general, como desarrollaremos en el siguiente apartado, el emprendimiento cubre para los consultados, necesidades que van más allá de lo económico: el desarrollo personal, la autonomía y libertad de decisión, la trascendencia de las innovaciones y la referencia al producto propio que aparece como un reflejo identitario.

Sí. Si bien hago otras cosas que me gustan (soy también maquilladora, y hago trabajo en producción), los zapatos no los voy a dejar. Porque yo soy tan feliz cuando veo una nena de quince que viene a buscar sus zapatos, o una novia que se va a casar […] Después cuando me etiquetan, o sacan se fotos, la verdad que me hace feliz que alguien tenga mi producto. (emprendedora, 33 años)

La verdad es que me imagino con el proyecto, sí. Si empieza a dejar una buena cantidad de dinero, con la que yo pueda no morir de hambre, creo que iría por ahí. Además, está bueno aprender cómo es que sea tuya, tomar decisiones, etc. Aparte, al ser tuyo, lo hacés como vos querés. Está bueno decir que la aplicación es mía, la hice yo, la usa un montón de gente, y estaría bueno que se vuelva un Facebook, o algo así, jaja. (emprendedor, 24 años)

En otros casos, el emprendimiento se anuda al sostenimiento de ciertos ideales políticos y culturales. Una de las entrevistadas inició su emprendimiento en 2018 a partir de la crisis económica de su familia. Además de generarle ingresos, se ha convertido en un vehículo para articular la militancia política con la reivindicación de ideales de índole colectivo de los sectores a los que van dirigidas sus prendas; lo que difícilmente se podría lograr si volviera a trabajar en relación de dependencia.

Surgió de la crisis. Pude surfearla y creció, y me encanta, pero lo descubrí entre medio de todo el quilombo. Yo me veo de acá a unos años con esto, ya me cuesta volver a visualizarme en un trabajo en relación de dependencia. Así que, es inestable, pero está bueno. (emprendedora, 28 años)

Sí, quizás, que se yo. Hace un par de años tenía un proyecto de ahorrar para comprar una casa, hoy en día está difícil para proyectar algo, sea ahorrar u otra cosa […] hoy en día no tengo una idea de una oferta laboral o un proyecto de abrir un nuevo negocio. No te podría responder qué voy a hacer en el futuro, no lo sé […] lo que es el proyecto de protección de abejas es sin fines de lucro. Entonces yo no lo cuento como para que el día de mañana, cuando tengamos producción y lo cooperativicemos […] yo no pretendo tener un sueldo de ahí, no es mi objetivo. Por ahí sí tener más colmenas en mi apiario. Eso podría ser distinto. (emprendedor, 27 años)

Por otra parte, encontramos una serie de emprendedores con una convicción clara de continuidad que apuestan a su actividad como parte del desarrollo económico personal/familiar. Para ello, se interesan en la capacitación y a la inversión con el fin de escalar en la producción y envergadura de su organización productiva.

Vengo pensando en otro proyecto que tiene un modelo de negocios que me gusta más. Es justamente lo opuesto, son clases de español. Sería en el extranjero, también tiene un rendimiento más alto. Yo, puntualmente, no me veo haciendo esto más de dos años, pero creo que el emprendimiento podría seguir igual. (emprendedor, 21 años)

Por lo menos con dos locales me veo jajaja. La idea es llegar un poco más al público. Porque, obviamente, en lo que son las ferias, estás un poco más limitado. El local te permite desarrollarte mucho más. Pero sí, mi idea es tener un local y luego seguir avanzando. (emprendedor, 24 años)

Avancé, crecí un montón en todo lo relacionado con el trabajo. No paro de capacitarme. Estoy todo el tiempo haciendo algo nuevo para poder incorporar conocimiento y demás. En cuanto a maquinarias también. Siempre, todos los años, trato de tener ese objetivo de tener una máquina por año, aunque este año lo vamos a dejar pasar. Fui invirtiendo en maquinaria. (emprendedora, 35 años)

Eh […] más tranquilo, jaja. Sinceramente me gustaría dejar de estar fluctuando un poco mi vida y tener más estabilidad. Yo creo que, de acá a 5 años, si Dios quiere, me veo ya con una empresa mucho más organizada. Y para eso sigo aprendiendo día a día, no paro de aprender. Yo no estudié administración de empresas, no estudié contabilidad, ni abogacía, ni nada por el estilo. Yo soy un simple chef. (emprendedor, 33 años)

Resulta interesante, en este último grupo, la referencia a dejar polivalencia que caracteriza su desempeño actual a una división del trabajo que, por momentos, distingue el trabajo manual del intelectual o cognitivo de diseño y planificación, o va reconociendo sectores que reproducen el modelo empresarial tradicional.

Como la idea que yo tenía de tener dos o tres modelitos e ir sacándolos a un precio competitivo, era escalable a, no te digo una Pyme, pero sí a tener una persona que se encargue de redes, marketing y branding. Y otra que se encargue de estar soldando y en la parte de manufactura del producto, por ejemplo. Así, yo podría encargarme del diseño, desarrollo y proyección de los próximos diseños y tratar de depender en menor medida de agentes y factores externos. (emprendedor, 27 años)

Yo quisiera salir de la máquina. La amo, porque es mi herramienta de trabajo, pero ya no quiero tantas horas en la máquina. Querría dedicarle más al diseño, que es lo que estoy estudiando. (emprendedora, 35 años)

Me lo imagino en una oficina, con un tablero, y con un equipo […] y por ahora es básica la aplicación, la funcionalidad es una. Así que yo creo que con un equipo de 7/10 personas estaría bien. Me veo repartiendo y estructurando tareas, pero igual sería muy colaborativo también. Si alguien propone una tarea, se escucha, obviamente. (emprendedor, 24 años)


4.  Valores y sentidos del trabajo entre jóvenes emprendedores: el lugar de la creatividad, la iniciativa y el crecimiento personal

No obstante los debates sobre el lugar que asume el trabajo en las trayectorias juveniles (sobre su función identitaria o instrumental, entre otras), el trabajo no sólo como empleo sino también como actividad aparece como central en los relatos de los jóvenes entrevistados.

Sin embargo, es necesario reconocer que la inserción laboral, que hace unas décadas constituía para ellos un momento, ahora es un proceso en el que alternan períodos de desempleo, subempleo, inactividad, contratos temporarios, y/o autoempleo, antes que una cierta estabilización laboral, si es que esta última llega (Jacinto, 2000).

Describiremos a continuación los sentidos que asume el trabajo en general, y en particular el vinculado con esta actividad, para relacionarlos luego con la percepción de precariedad. Los sentidos o concepciones que asume el trabajo se conforman a partir de tradiciones socio-familiares, de la relación expectativas-oportunidades, de las trayectorias laborales previas, de los atravesamientos generacionales/etarios en las culturas del trabajo, entre otras condiciones. Estas variables constituyen un buen analizador de la dimensión simbólica sobre la que se apoyan los proyectos vitales y los esquemas de acción orientados a su cumplimiento. Jacinto, Lonho, Bessega y Wolf (2005) plantean la necesidad de incorporar el modo en que se significa la inserción laboral y las trayectorias laborales para tensionar las dos tradiciones que analizan la relación jóvenes-trabajo en términos de una lógica endógena (apoyada en el conjunto de decisiones motivacionales individuales) y otra exógena (vinculada al mercado de trabajo y las políticas de gestión de la mano de obra por parte de las empresas).

En el grupo de jóvenes emprendedores entrevistados, el trabajo conforma proyectos laborales y de vida que se abren paso entre trabajos asalariados y/o informales, y que se proponen ampliar y desarrollar a futuro. El trabajo ideal para muchos de estos jóvenes incluye la motivación, la implicación personal, la creatividad y la posibilidad de crecimiento y desarrollo personal, de acuerdo con lo señalado por Jacinto, Lonho, Bessega y Wolf (2005 quienes establecen las diferencias que asume el lugar del “empleo estable” en la definición de “un buen trabajo” o de la inserción precaria como parte de una moratoria para el aprendizaje y otras formas de manejar los tiempos. Identifican, en la definición del trabajo deseable, no sólo y a veces, no tanto la no precariedad e informalidad, sino también: el contenido del trabajo (la posibilidad de aprendizaje), el salario, la organización del tiempo (en términos de su compatibilización con otras actividades extra laborales), los niveles de autonomía (horaria, geográfica, etc.), las relaciones sociales que se establecen en el lugar de trabajo.

Para mí un trabajo ideal sería aquel que me dé la oportunidad de crecimiento personal y profesional. (emprendedora, 28 años)

Que sea algo que me dé cierta libertad para poder seguir desarrollándome en diferentes ámbitos. Un trabajo que me empuje a crecer y me permita crecer. (emprendedor, 21 años)

Mi trabajo ideal en ese sentido tendría que ser algo que no sea mi vida completa, pero que esté íntimamente arraigado a mí, como en este caso la música. Y todo es parte de un proceso creativo, aunque no fuese música; donde pueda dejar una impronta personal en el producto. Valoro mucho que un trabajo me aporte ese tipo de retribución, más emocional que simplemente económica. (emprendedor, 27 años)

En un trabajo en el que cada día se te presentan cosas diferentes, la creatividad es lo que uno más trabaja. En sí es lo que mantiene más o menos vivo a uno, poder hacer cosas diferentes y poder expresarse. (emprendedor, 23 años)

La puesta en valor de la libertad, la creatividad, el crecimiento personal, la motivación/deseo en el acto de trabajar, ha sido descripta por una vasta literatura como características de la subjetividad que se pone en juego bajo una racionalidad neoliberal (Boltansky y Chiapello, Bifo, Laval y Dardot). Si el taylorismo-fordismo se apropiaba de los conocimientos de los trabajadores para integrarlos en los procedimientos de producción prescritos y adaptar sus gestos a la máquina industrial, el neomanagement de cuño neoliberal insiste más bien en la autonomía y el empoderamiento de los trabajadores apelando a su iniciativa y su espíritu de empresa. Ya no se trata de despojarlos de su conocimiento, sino de aumentar sus habilidades y darles mayores márgenes de maniobra y decisión, cuando no de promover su autoliderazgo. (Nicoli y Paltrinieri, 2019:44)

Estos valores de libertad, creatividad, crecimiento personal parecen resultar, en las narrativas de gran parte de los jóvenes emprendedores entrevistados, de una crítica al trabajo asalariado. Su organización se valora como “rígida”, homogeneizante no reconoce diferencias de desempeño ni compromisoy poco estimulante. En el caso del emprendimiento, su alter ego estaría conformado por los referentes culturales de la sociedad asalariada (la seguridad y prudencia, la protección social, la colectivización del riesgo). El emprendedor es todo lo que el trabajador asalariado no es (o su versión paródica: el funcionario): un emprendedor es el que huye de la dependencia (del empleador, del estado social, de la familia) y de la seguridad, el que busca reinventarse económicamente, construir un proyecto singular que exprese (a través del mercado) su naturaleza extraordinaria. (Serrano Pascual y Fernández Rodríguez, 2018: 211)

En este grupo, enfrentarse a la posibilidad de organizar el propio trabajo aun bajo condiciones de inestabilidad económica como las nuestrasse vive como una conquista frente a una forma de trabajo que se visualiza como limitante de las potencialidades personales y subjetivas; es decir, como un acto de subjetivación.

Cuando por un lado alcanzas el techo profesional, acá estás todo el tiempo superando desafíos […] además de haber aprendido cómo lo hacés, te quedas con la satisfacción de que anda. Y después está bueno el decir “eso lo hice yo”. Es más personal en ese sentido. (emprendedor, 24 años)

Yo lo hice porque no me gustaba nada de lo que me ofrecían, y porque sabía que tenía algo para dar al mundo que no podía dar en otros lugares donde estaba. Y un montón de veces dije: “ya fue, qué estoy haciendo con esto, dejo todo y me voy a laburar a algún lado”. Lo que pasa es que mi cabeza está cambiando. Yo siempre dije que quería mi empresa. (emprendedora, 35 años)

Yo, la verdad, tenía un montón de ofertas de laburo después de cerrar el restaurante. De hoteles […] todas ofertas hermosas. Pero yo ya no quería. Sinceramente, una vez que te independizas, la cabeza es otra, no querés, sentís que es volver atrás. […] Nadie entiende que vos seas emprendedor, el que quieras ser tu propio dueño, tu propio jefe; que no tengas horarios; que a veces trabajes sin ganar un peso, porque vos tenés en tu cabeza el objetivo al cual querés llegar. Me gusta emprender, no me gusta la monotonía, hacer siempre lo mismo. Me gusta seguir creciendo, seguir aprendiendo. Me gusta liderar. Liderar es una responsabilidad. (emprendedor, 33 años)

Yo trabajaba en el casino y ganaba muy bien. Hoy un croupier gana 80 mil pesos en mano. Y cuando arranqué con esto, ganaba la cuarta parte de eso, pero era feliz. Trabajar de lo que a uno le gusta no se compara. Me vaya bien, me vaya mal […] Es un sacrificio, pero uno lindo para mí. (emprendedora, 27 años)

Trabajar por mi cuenta, para mí que siempre trabajé en relación de dependencia, me dio otras libertades, otros tiempos, otra manera de manejarme. No es lo mismo saber que vos tenés el sueldo a fin de mes, que ser monotributista y estar dependiendo de tu propia cabeza y de cómo va el país. Es inestable, pero está bueno. (emprendedora, 28 años)

Lo bueno de ser emprendedor es que vos tomas todas tus decisiones, sentís que tenés mucha libertad, que no tenés a alguien detrás tuyo corrigiéndote, observándote, sos tu propio profesor, sos el alumno de la realidad, vas aprendiendo constantemente, que me parece, personalmente, súper positivo. (emprendedor, 21 años)


5. La organización del trabajo emprendedor

En este apartado, nos detendremos sobre algunos elementos de la organización del trabajo surgidos durante las entrevistas. No pretendemos exhaustividad respecto de las dimensiones que la caracterizan, sino poner el foco en aspectos que ponen en tensión la organización tradicional del trabajo. Así, las condiciones de formalización del emprendimiento, la gestión de tiempos y espacios, la inclusión de las nuevas tecnologías y el modo en que se piensan las relaciones laborales, resultan de interés para reflexionar sobre esta población laboral.

5.1. En torno a las condiciones de formalización del emprendimiento, los emprendedores consultados son monotributistas o responsables inscriptos. Hay en este modelo un vacío de derechos que, como afirma Spinetta (2018), por el momento no muestra resistencias. El monotributo es lo que les permite tener acceso a una cobertura en salud. Frente a la pregunta sobre cómo se definirían: ¿cuentapropistas, monotributistas, trabajadores independientes, emprendedores?, las respuestas parecieran diferenciar la dimensión identitaria (que los ubica como emprendedores) de su condición fiscal que los identifica en el mercado laboral.

Soy monotributista, pero me defino como emprendedor. (emprendedor, 21 años)

Cuando hablo de xx, hablo de mi emprendimiento y de autogestión. En términos laborales, soy monotributista. (emprendedora, 28 años)

En todos los laburos que tuve fui monotributista. Hoy […] yo creo que soy emprendedora. (emprendedora, 32 años)

Me identifico con todo lo que tenga que ver con aportar cosas nuevas, innovar, tener una iniciativa propia. Y con lo de cuentapropista, también. Porque, en definitiva, el hecho de tomar el camino de emprender, en el mejor de los casos, trae cierto nivel de independencia, y aunque no quieras sos cuentapropista, y sos dueño de algo que creaste. Entonces, tal vez me definiría como independiente, como para decir algo más general, pero depende mucho cómo lo defina, y quién dice qué es ser emprendedor y ser independiente. (emprendedor, 27 años)

Las demandas que algunos emprendedores formulan expresan la necesidad de contar con normas fiscales y figuras de asociatividad que respondan a las características de los emprendimientos. De algún modo, quedar ubicado bajo la condición fiscal de “monotributista” excluye la posibilidad de contratar personas. Por su parte, utilizar la figura de una sociedad comercial los expone a una carga impositiva y demás condiciones que atentan contra la existencia de sus emprendimientos. Frente a esto, se construyen estrategias para responder a las necesidades de clientes, así como para no quedar fuera de la norma con el fisco.

Mira, yo sigo respondiendo con mis bienes propios, y no me sirve. Está bien, yo hoy no tengo nada, pero la idea de esto es que algún día yo voy a tener mis cosas. Yo creo que hay un vacío [en la categoría] emprendedor, como que está todo en el aire. Somos 4 monotributos que les facturamos a los clientes. No es que me facturan a mí. Entonces mi cuñado les factura a los clientes y de ahí le paga el sueldo a mi cuñada. Todos los contadores me dijeron que es la mejor forma. Pero yo no quisiera eso. En el fondo, no quiero eso. Yo quiero tener una sola cuenta en el banco que sea de la empresa y de ahí sacar los sueldos, y también tener un recibo de algo para ir a pedir una heladera, por ejemplo. (emprendedora, 32 años)

Algo que pasa con los monotributistas es que vos pagas tu cuota fija todos los meses y pagas un porcentaje de tus prestaciones, y si yo uso mi plata para volver a invertir en mi trabajo, no puedo descontar eso de mis ganancias. Sé que otras personas jurídicas, y empresas, lo pueden hacer. Algo así me gustaría. Porque hay ciertos costos que necesitas hacer para mantener tu negocio. (emprendedor, 21 años)

Estaban las SAS[16], y después yo conozco gente que se hizo las SAS, y están para atrás. Son unas sociedades nuevas que salieron el año pasado, que las haces con un papel y listo. Pero vos seguís respondiendo como persona física, o sea, como monotributista. Vos seguís siendo monotributista y tenés una sociedad. (emprendedora, 27 años)

Hay muchas leyes que no protegen al emprendedor. Por el lado alimenticio, recién aproximadamente hace un año que se le permite realizar cursos de manipulación de alimentos, tener alguna obra social, exigirle más al monotributo como para acercarlo a un trabajo en blanco: obra social, aportes. En eso por lo menos se avanzó bastante. Y en que los municipios lo ven como un negocio necesario para la localidad. Pero falta mucho con la legislación. (emprendedor, 23)

El lugar desde el que se ejerce el reclamo es el del trabajador independiente, dueño de un capital material o simbólico que ingresa al mercado, una unidad de negocios que se distingue de las grandes empresas, así como del profesional independiente en el marco de un nicho que todavía no parece contar con herramientas a la altura de sus necesidades. Sin embargo, la vivencia de precarización no parece definir las condiciones laborales de este grupo de entrevistados. Tal vez, porque, como afirma Muñoz Rodríguez (2019), en esta sustitución de la norma de la estabilidad por la de la precariedad la empresarización del individuo se vive como la única, y por momentos naturalizada salida.

Desde este lugar, es posible interpretar que los discursos de los jóvenes no apelan al derecho, a la legislación laboral, los sindicatos; en suma, a las instituciones sociales. Crespo, Revilla y Serrano (2009) plantean que bajo la racionalidad neoliberal se instala una concepción psicologista de las relaciones sociales bajo la cual la perspectiva de los derechos articulados a la seguridad social como responsabilidad colectiva es reemplazada por un discurso que apela a la responsabilidad individual. En este contexto, la autonomía se convierte en el criterio rector del autodisciplinamiento.

5.2. En el contexto actual de flexibilidad laboral, tiempo y espacio son dos dimensiones de la organización laboral que se han visto modificadas. Gran parte de los emprendedores entrevistados trabajan en el lugar donde viven, y en general, este lugar es compartido con sus padres y/o hijos. Unos pocos logran tener un espacio por fuera de lo habitacional para desarrollar su actividad laboral, o en un ambiente de la casa separado y preparado para tal fin; como es el caso de uno de los emprendedores entrevistados que instaló una cocina en el garaje de la casa familiar, reproduciendo el mito del garaje de Silicon Valley.

La responsabilidad es pesada, y yo tengo que laburar sí o sí, aunque yo esté con 40º de fiebre, porque si no, no comemos. Yo manejo mis horarios, tuve oportunidades de trabajar 24 horas seguidas, pasando noches sin dormir, porque teníamos que entregar el trabajo. (emprendedora, 32 años)

Siento que siempre fui muy obsesivo con la idea de trabajar mucho, y hoy busco más trabajar y al mismo tiempo tratar de encontrar un tiempo para mí, para mi crecimiento personal, para mi vida social […] diariamente es un promedio de 12 horas, y a veces más. (emprendedor, 33 años)

Le doy mucha prioridad, puntualmente, creo que porque me gusta lo que hago. Capaz es tarde y sigo pensando qué se puede mejorar en la página de internet, con las redes sociales. (emprendedor, 21 años)

Son 9/10 horas por día contando sábado y domingo, así que si son más o menos 60 horas por semana que estaría trabajando. Son un montón. (emprendedor, 27 años)

Algo semejante ocurre con la categoría espacio:

No quiero que el trabajo esté en mi casa porque lo vi en mi casa y no lo quiero, no quiero que se mezcle el trabajo con mi pareja, entonces hago un montón de ejercicio para que eso no suceda. (emprendedora, 33 años)

Creo que establecer horarios, cuando trabajas en tu propia casa, es lo más difícil del planeta. Todo el tiempo estoy pensando algo nuevo para hacer, no para mi cabeza. Necesito que pare a veces, y no lo puedo hacer. (emprendedora, 32 años)

A pesar de que el tiempo de trabajo es excesivo, la idea de trabajar para sí mismos diferenciándose de los trabajos en relación de dependencia, donde el trabajo es para otros, supervisado por otros y con objetivos ajenos a los propios restringe la vivencia de intensificación del trabajo. En relación con este punto, uno de los emprendedores refiere que sus amigos y familiares no lo entienden, no entienden que él quiera ser su propio dueño, no tener horarios y trabajar sin ganar dinero.

5.3. La pandemia incrementó el uso de espacios virtuales, que permiten dar continuidad a los proyectos o iniciarlos. Muchos de los emprendedores que contaban con un local físico de venta de productos cerraron, otros suspendieron la presencialidad en ferias, pasando de esta manera a usar las aplicaciones móviles como herramientas principales de intercambio con los clientes. Hoy, todos los emprendedores entrevistados utilizan aplicaciones móviles de redes sociales o páginas electrónicas. Facebook e Instagram son las redes principales para hacer publicidad, y a su vez funcionan como tiendas virtuales, a través de las cuales se venden los productos, se coordina el pago y la entrega. Es el medio principal por el cual se relacionan con sus clientes.

Más o menos hace 6 meses cerramos el local y ahora nos manejamos con delivery, que es lo que últimamente viene a ser el 80/90 por ciento de las ventas, son online. Nos manejamos por grupos de whatsapp donde subimos la información de lo que se cosecha en la semana. (Emprendedor, 27 años)

Una de las jóvenes entrevistadas cuenta que le dedica mucho tiempo a “cranear” con las redes: invierte su producción canjeando a famosos e influencers para que utilicen su marca. Su padre debió cerrar el taller durante la crisis producida por el gobierno del ex presidente Macri, y fue ella quien remontó el emprendimiento incorporando su saber sobre la utilización de redes y tecnología.

La red social que utilizo desde la marca es el Instagram, que es la que tengo más activa. Me di cuenta cuando empecé a trabajar con esto que tenía que poner todo ahí, porque los locales cuando yo ofrecía mi producto, lo que se fijaban era cuántos seguidores tenía yo en la página. (emprendedora, 27 años)

5.4. En relación con el tipo de relaciones de trabajo a las que apuestan los emprendedores, impera la idea de un trabajo humanizado, con mayor horizontalidad en el trato con quienes trabajan en caso de que los emprendimientos no sean individuales, de manera que los mismos se sientan parte del proyecto: cómodos, respetados, reconocidos en sus funciones y su salario. Se proponen como vínculos de cooperación más que de subordinación. Una de las emprendedoras comenta que lo central es el factor humano del trabajo, para lo cual se ha capacitado en liderazgo, haciendo referencia a la importancia de que quien viene a trabajar lo haga con ganas, y que se respeten las horas de descanso (bajo el conocimiento de que, en el caso de su rubro, el estar sentado muchas horas en una máquina de coser no es beneficioso para la salud física del trabajador). 

Otro de los emprendedores coincide en la necesidad de que el empleado “quiera venir a trabajar”: “no basta con pedirle favores, es necesario darle comodidades en el ambiente de trabajo, que disfruten ese momento, que les guste y que no asistan al trabajo solo por una necesidad económica”. Por estas razones ha invertido dinero en acondicionar la cocina, donde desarrollan el trabajo, poniendo aires acondicionados de tipo frío/calor.

Y es como el motivo de lo que hago, que cada uno haga lo que le guste, que aporte lo que tenga para traer y que estén contentos. Nada de cumplir horario ni ninguna de esas cosas. Somos un esquema medio extraño, pero así nos funciona, porque nosotros cuando decidimos armar esto quisimos que no sea un lugar como en los lugares donde nosotros trabajamos. No quisimos nunca que sea eso. Sí, hay esquemas, sí, hay estructuras, sí, hay fechas de entrega, sí, hay todo, hay clientes a los que hay que responderles. Eso seguro, porque la creatividad, si no, es como que es muy amplia. (emprendedora, 32 años)

En algunos casos, esta relación se ve favorecida por los vínculos personales preexistentes, como es el caso de una de las emprendedoras que afirma que conforman un “círculo de confianza”, dado que comparte su emprendimiento con una amiga, su cuñada, su cuñado y su pareja.

Por su parte, para un joven emprendedor la idea de un/a socio/a aparece ligada a una relación íntima y confiable, “encontrar un socio es como encontrar una pareja, es una persona con la que vas a estar compartiendo el mayor tiempo del día, con la que tenés que saber delegar y en quien tenés que confiar”. (emprendedor, 23 años)

En el mismo sentido, esta idea de cómo se conforman las relaciones al interior del emprendimiento se traslada a los clientes, con quienes los emprendedores generan un ida y vuelta muy cercano: los escuchan, están atentos a sus opiniones y a las experiencias con los productos que elaboran, ya que de ahí toman ideas para reformular la producción y porque el “de boca en boca” es otro medio por el cual generan publicidad. Uno de los lemas utilizados por uno de los productores es “del productor al consumidor” haciendo foco en la relación directa de ese intercambio comercial. 


6. Dinámica Sufrimiento-placer en el trabajo

La Psicodinámica del Trabajo ha planteado el lugar central que adquiere el trabajo como escenario privilegiado de la mediación entre el campo social y la economía psíquica, tanto por su función en el equilibrio psicosomático como por sus consecuencias en la fragilización subjetiva; cuestión que se manifiesta en la dialéctica sufrimiento-placer en el trabajo (Dejours, 2013; Dessors y Guiho-Bailly, 1998). Consultados los emprendedores y emprendedoras sobre qué aspectos de su trabajo les resultan placenteros y cuáles les producen malestar o sufrimiento, observamos que el modelo del emprendedor como actor individual, responsable absoluto de las decisiones, instala la necesidad de control de múltiples variables que genera la sensación de que todo tiene que pasar por sus manos. Esta polivalencia se acompaña de dificultades para delegar y para confiar en que otros podrán hacer las cosas como ellos. No es casualidad que, como anticipamos, al imaginar su propio emprendimiento de aquí a cinco años, el deseo sea poder recortar las actividades propias a algunas funciones y delegar otras.

Otro de los aspectos que valoran negativamente de su trabajo se asocia con la intensificación del mismo; la falta de límites temporales. En este punto, tal como mencionamos al comienzo, se internalizan estrategias de autocontrol y autoexplotación que son leídas en clave personal y hasta psicológica —como rasgos de carácter—, adoptando la forma de una relación de uno consigo mismo (Muñoz, 2020). 

Y, las preocupaciones no te dejan descansar […] y estás todo el tiempo en la empresa. Por más que estés en tu casa, tu cabeza está en el trabajo. (emprendedor, 33 años)

Con la cuarentena me di cuenta de que tengo que aflojar un poco, porque, aunque me gusta esto, hay otras cosas que también me gustan, y si le doy solo prioridad a esto me voy a perder de un montón de cosas. (emprendedor, 21 años)

Por su parte, el placer se expresa a través de la satisfacción del producto logrado, del reconocimiento de los clientes, del efecto identitario de estar al frente de un emprendimiento personal y de superar los obstáculos que se le imponen. En este punto, los rasgos reconocidos por los jóvenes entrevistados como actitudes del “buen emprendedor” alguien con iniciativa, capaz de adecuarse a los cambios, que apuesta al riesgo, que persevera, que innova devuelven una imagen de sí amable y reconocida socialmente.

Lo que me gusta del emprendimiento es tener el contacto con la persona y tener la posibilidad de escuchar el comentario o crítica de aquella persona. Porque uno con la crítica se desarrolla y aprende cada vez más. Es una clientela que, generalmente, es muy agradable, muy predispuesta. Y uno tiene siempre la posibilidad de enseñar, de comunicar lo que uno aprende. La gente te agradece mucho por eso, y eso te incentiva mucho a seguir aprendiendo y creciendo. (emprendedor, 23 años)


7. Formas de expresión de lo colectivo a la luz de redes y espacios de referencia

Es conocido que el trabajo no es una actividad solitaria ni individual, sino colectiva. La misma supone relaciones con otros a partir de las cuales se generan las condiciones que permiten establecer las reglas del oficio, fundadas en la cooperación y en el reconocimiento. Es por ello que nos preguntamos cómo opera esta dimensión en emprendimientos unipersonales o pequeños en los que las relaciones de subalternidad no son las mismas que en organizaciones laborales tradicionales.

En el punto 5.4 nos hemos detenido en el estilo de relaciones deseadas o promovidas por los emprendedores que tienen personas a cargo o asociadas. Sin embargo, merecen señalarse en las entrevistas las múltiples alusiones a contextos institucionales que aparecen reconocidos como espacios de referencia: una fundación que forma emprendedores, la unión industrial de un municipio que aporta asistencia técnica, una universidad pública donde se forman o desarrollan cursos, la feria en la que se venden los productos, entre otros.

A mí lo que me levantó muchísimo fue participar en la Unión Industrial de Avellaneda, en el departamento de jóvenes. Eso me cambió la mentalidad totalmente. Me di cuenta que estaba pensando muy en chiquito y que había un montón de otras cosas por las cuales se podía llegar a abarcar el laburo; que no era un fracaso, sino que era una experiencia. Y bueno, eso me abrió la cabeza para poder seguir experimentando. (emprendedor, 33 años)

Contención. La palabra creo que sería contención. Porque si vos hablas con amigos, o hablas con familiares, nadie entiende que vos seas emprendedor. El que quieras ser tu propio dueño, tu propio jefe; que no tengas horarios; que a veces trabajes sin ganar un peso. Porque vos tenés en tu cabeza el objetivo al cual querés llegar. No lo entiende todo el mundo. No lo entendió mi pareja en su momento y fue una de las razones por las cuales cortamos después de 7 años. (emprendedor, 27 años)

En la feria de Lomas costó mucho, aproximadamente cuatro meses que se peleó en el municipio para que vuelvan las ferias. Porque en un momento se cortaron y no se permitían las ferias en la plaza, a menos que sean las municipales. Pero se peleó mucho, se armó un proyecto y se llevó a la cámara de legisladores y se presentó el proyecto de mercado consciente y llegó a ser, primero, de interés municipal, y después, de interés provincial. El proyecto de la feria de Banfield. En Ezeiza, se está trabajando lo mismo ahora. (emprendedor, 23 años)

Hemos puesto como tema para charlar entre nosotros que está la Red, está la feria y hay otro organismo que es “la plaza”, como un espacio también para mejorar más allá de la feria. La plaza tal vez tendría que tener un grupo de vecinos que la atienda y la preserve. No es menor hacia donde vamos […] Tranquilamente podríamos armar “los amigos del parque los Alamos” y hacer una sociedad de fomento […]  sería muy útil. (emprendedor 35 años)

De algunos de estos espacios surgen relaciones de cooperación entre emprendedores que funcionan como espacios de contención simbólica, comercial y hasta afectiva.

Nosotros, por ejemplo, en Sinergia Productiva que fue la primera capacitación, es hasta el día de hoy que mantenemos vínculo con todo el equipo de capacitación de ese momento. Se consolidó un grupo que ya se hizo una amistad. Es fundamental el apoyo con otros emprendedores. Con estas chicas hay algunos insumos que tenemos en común, y esos los compramos las tres juntas y después los dividimos, que sale más barato. Yo, igual, si bien tengo muchos espacios, tengo uno en el que somos cinco: una tiene un emprendimiento de ropa femenina, otra chica tiene uno de ropa interior, la otra de pasteles, y la otra es la mujer de un compañero que hace juguetes de madera. Entonces, con ellas siempre tenemos el vínculo seguro. Si hay alguna capacitación, algo online, algo gratis o lo que fuera, siempre nos compartimos. (emprendedora, 35 años)

Sí, justo ahora me asocié con unos emprendedores porque estábamos hablando de que hoy hacer una publicidad en Instagram es muy caro. Somos cinco emprendedores: uno de ropa deportiva, otro que ya tenía un local de estética, otra de joyas, otro que se puso una bombonería, y yo. Dijimos de hacer un mega sorteo para el día de la madre, para captar seguidores y ver si funciona. (emprendedora, 33 años)

Más allá de ello, un elemento no menor es el que vincula a los emprendimientos con valores sociales, políticos, comunitarios, ambientales. Vincular la producción de indumentaria o alimentos a la defensa de ciertos derechos, la alimentación saludable o la agroecología, otorga una trascendencia social diversa a algunas de las iniciativas personales.

En esta línea, identificamos una serie de valores, en algunos de los emprendedores entrevistados, que guían el despliegue de unas prácticas sociales entramadas con posicionamientos ético-políticos para el abordaje de problemas sociales más amplios. Es el caso de la emprendedora de 28 años que creó una marca de remeras en las que expresa a través de sus diseños lemas antimperialistas, o contra las violencias de género, o a favor de la legalización de la IVE. O el de otra emprendedora de 32 años que desde su emprendimiento textil desarrolló, durante los primeros meses de la pandemia, la elaboración de barbijos para agentes de salud, bomberos, policías, a partir de gestionar donaciones de telas entre sus redes. O la de otros emprendedores que, a través de sus productos, promueven comunitariamente conductas de alimentación saludable y esparcimiento en la naturaleza; crean viveros comunitarios y recuperan panales de abejas. Estos valores de índole políticos, comunitarios, ecológicos, se presentan en los jóvenes como complementarios y conviven, incluso, potenciando la gestión de sus emprendimientos. En ese sentido, no resignan en las estrategias productivas valores que consideran tanto o más importantes para el desarrollo de sus trayectorias vitales.

Lo siento como una corriente que mucho viene de la parte de Europa, todo ese movimiento más ecológico, más sustentable. Pero cada vez se replica más y se nota mucho en los jóvenes más que nada, y hasta la gente de cuarenta aproximadamente. Por el lado de la gente más grande, se despertó más que nada por una necesidad de reemplazar los medicamentos industriales y pasar a una medicación más natural. Por el lado de los jóvenes (mucho más chicos) se da por el tema de la alimentación, porque se está viendo que cada vez más chicos están tendiendo a dejar un poco las carnes, los alimentos industrializados, yendo a una alimentación más natural, sin tantos productos elaborados. Y las edades intermedias agarraron un poco de los dos, tanto en parte de la medicina como en la alimentación, y más que nada en el estado físico. Todo lo que sería sustentable, de la alimentación, la medicina, y también la recuperación de los residuos, que recién ahora se está empezando a ver más. (emprendedor, 24 años)

Varios chicos de acá que conforman la feria conforman este grupo; no es con fines de lucro ni nada, es más que nada rescatar enjambres o colonias de abejas que quizás a vecinos les molestan. Nos encargamos de recuperarlas y traerlas al campo. A futuro la idea es generar una cooperativa. Hoy en día nos dimos cuenta de que el camino es por ahí, tratando de que los pasos que damos estén ligados a la agroecología. Comprende más que un mundo sin agroquímicos, es más integrador a nivel social. Es cuidar al productor, la forma de producir, la tierra que se trabaja. (emprendedor, 27 años)

Acá vas a encontrar muchos emprendedores que son primera generación, acá está J que es de la Feria emprendedores de Banfield, M es uno de los apicultores de la UTT y trae productos también de esa organización. Nosotros, desde la propuesta de la “Casa del árbol”, intentamos hacer un vivero; algo que fuera más abarcativo y comunitario, que tuviera que ver con causas de espacios verdes dentro del distrito de Ezeiza. De esa causa de espacios verdes surge la idea de un vivero comunitario que está ramificado en otras áreas.  Después está S, en la parte cosmética natural que tiene una militancia por la cuestión de cannabis medicinal y también pertenece a grupos y organizaciones. (emprendedor, 35 años)

Siempre se piensa global, en la necesidad que tenga la gente de comprar productos agroecológicos. Entonces, sumamos una charla al respecto sobre alimentación saludable para articular y encontrar sentido, que no sea solo un lugar para comprar. Y abrirnos con nuestras ideas y valores a la gente. (emprendedora 28 años)


Reflexiones finales

El trabajo no es un telón de fondo de la vida, sino que la atraviesa y la define; no sólo por su incidencia económica sino también porque tiene profundas implicancias socio-culturales, intra e intersubjetivas. En este sentido, el trabajo constituye un determinante social privilegiado para comprender los procesos de salud-enfermedad, así como la dinámica sufrimiento-placer de los diversos grupos poblacionales.

Las trayectorias laborales de los jóvenes entrevistados se fortalecen con las perspectivas futuras que van construyendo subjetivamente a medida que avanzan en el desarrollo de sus emprendimientos. Visualizan la continuidad a mediano plazo de sus emprendimientos asociada al no retorno al trabajo en relación de dependencia, tanto porque este no les aseguraría ni ingresos ni estabilidad laboral, como por el placer que les aporta ver plasmadas sus propias creaciones.

No se expresa en sus emprendimientos una estructura rígida de relaciones, funciones estancas y jerarquías, al modo de los trabajos tradicionales de una organización laboral. Las relaciones de trabajo son flexibles, determinadas por el contexto, por los procesos que atraviesa cada proyecto. Confluye aquí una visión crítica a los modos de trabajo tradicionales, de su organización del tiempo, de su estructura jerárquica, de su arbitrariedad.

La flexibilidad no disputa sentidos con la intensificación del trabajo en este grupo. Se valora positivamente un trabajo flexible en las condiciones espacio-temporales, a pesar de que el mismo implique una intensificación del trabajo en términos de carga laboral. En este punto, la idea de trabajar “para uno” o “para otros” divide aguas.

Por su parte, el vínculo con las nuevas tecnologías se vuelve casi natural, no sólo estimulado por la necesidad de las nuevas formas de comercialización, sino apoyado en los hábitos de las culturas juveniles. Sin la pretensión de una síntesis que coagule sentidos, dado que nos encontramos realizando un primer acercamiento a esta población laboral, un primer agrupamiento exploratorio de los emprendedores nos permite distinguir tres grupos diversos que pueden ilustrar la tipología de emprendimientos de Almodóvar (2018) por oportunidad, por necesidad, por innovación.

A. Un grupo más asociado al imaginario del micro-empresario (con más locales, con más personal, en otro espacio laboral, etc.), con el objetivo de construir una versión más humanista de su organización (más horizontal, que reconozca las competencias e iniciativas de sus miembros, y que no vulnere derechos laborales). En general, tienen ya alguna persona a cargo, aunque sea del círculo de relaciones personales o familiares. Este grupo de emprendedores ha hecho uso de la oportunidad de salir del trabajo asalariado a partir de la solicitud de créditos o de la reorganización de emprendimientos familiares, por ejemplo; todas ellas asumiendo importantes riesgos.

B. Un grupo en el que la elección ha tenido que ver con la necesidad. Se trata aquí de experiencias de emprendedoras mujeres dentro de la rama alimenticia o textil, varias con familia a cargo, que vienen de periodos de desempleo o de trabajos inestables y que asumen el emprendimiento como una de las pocas alternativas posibles. Con vaivenes respecto de sus ingresos, lo han sostenido adecuando sus productos a la demanda del mercado en el que se mueven.

C. Un grupo conformado por jóvenes de menor edad, en muchos casos convivientes con su familia de origen y sin personas a cargo, en el que el tipo de emprendimiento se articula a la innovación (de servicios o productos). En general, estos jóvenes no tienen la presión de que el emprendimiento funcione para garantizar su subsistencia y apuestan a que, si no funciona, lo cambian por otro.

Finalmente, un eje que nos interesa identificar —a partir de poner en diálogo la literatura sobre el tema con el material empírico analizado hasta el momento— está vinculado a la naturaleza individualista/meritocrática o comunitaria/alternativa al modelo mercantil que se expresa en la perspectiva de algunos de los jóvenes entrevistados.

A grandes rasgos, y tensionando tal vez arbitrariamente el estado de la cuestión, podríamos plantear que la literatura relativa al modelo emprendedor se ubica en torno a dos polos en franca oposición. Por una parte, quienes sostienen, desde la adhesión a una ideología neoliberal y managerial, que el emprendedurismo es el modelo ideal de la cultura laboral presente y futura, responsabilizando a las personas sobre su empleabilidad y atribuyendo a sus condiciones personales y psicológicas el éxito como destino. Por otra, quienes, desde una crítica a este modelo, sostienen que aquellos que lo adoptan responden a una sumisión voluntaria que no permite más que reproducir dichos patrones desde una adhesión que no habilita su transformación.

Sin embargo, surgen otras voces. Tal como señalan Serrano Pascual y Fernández Rodríguez (2018 p. 216), otras miradas se reconocen en las críticas que se han planteado al referente cultural del héroe emprendedor desde una perspectiva feminista, cooperativista y/o ecosocial. Es el caso de aquellos que desplazan el epicentro de nuestros imaginarios del mercado y la empresa al bien común, el bienestar social y la sostenibilidad de la vida. Desde estas perspectivas se propone reemplazar la ética de la empreabilidad por una ética complementaria de la justicia (reconocimiento del derecho a la dignidad) y del cuidado (reconocimiento de un sujeto singular vulnerable).

Seguimos reflexionando desde estos resultados sobre qué tipo de organizaciones constituyen los emprendimientos para estos jóvenes, qué tanto replican, recrean o reformulan los modelos organizacionales con los que discuten; de qué modo transitan la alienación que supone el autogobierno, a qué estrategias recurren para evitar sus consecuencias: ¿reproducen el solipsismo individualista del self emprendedor o encuentran modos de asociatividad nuevos?


Referencias

Almodóvar, M. (2018). Tipo de emprendimiento y fase de desarrollo como factores clave para el resultado de la actividad emprendedora. Cuadernos de Relaciones Laborales, 36/2, 225-244.

Berardi, F. (2016). El trabajo del alma. De la alienación a la autonomía. Cruce Casa Editora.

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Bourdieu, P. (2011). Las estratégias de la reproducción social. Siglo XXI Editores. 

Crespo, E., Revilla, J. C., & Serrano, A. (2009). Del gobierno del trabajo al gobierno de las voluntades: el caso de la activación.  Psicoperspectivas, 8/2, 82-101.

Dejours, Ch. (2013).  Trabajo Vivo: Tomos  I y II: Sexualidad y Trabajo. Topia.

Dessors, D. Guiho-Bailly, M.P. (comp.) (1998). Organización del trabajo y salud. De la Psicopatología a la Psicodinámica del trabajo. Hvmanitas.

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Jacinto, C., Lonho, M.E, Bessega, C. Wolf, M. (2005). Jóvenes, precariedades y sentidos del trabajo. Un estudio en Argentina. Recuperado de: https://aset.org.ar/congresos-anteriores/7/pdf/02007.pdf

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Fecha de recepción 7/12/2021 – Fecha de aprobación 23/02/2022

[1] Una versión preliminar del texto fue presentada en el Congreso de la Asociación de Estudios del Trabajo (ASET) en diciembre de 2021.

[2] Doctoranda Universidad de Buenos Aires (UBA), Facultad de Psicología - Docente Investigadora Universidad Nacional de Lanús (UNLa), (UBA) - Directora Maestría en Salud Mental Comunitaria UNLa. E-mail : roscecil@gmail.com

[3] Magister en Políticas Públicas y Gobierno, Universidad Nacional de Lanús (UNLa) - Profesor investigador del Departamento de Salud Comunitaria (UNLa). E-mail: rodonun@gmail.com

[4] Psicóloga por la Universidad de Buenos Aires, Maestranda de la Universidad Nacional de Lanús (UNLA). E-mail: veronicalaurabenedetto@gmail.com

[5] Compartimos el uso de un lenguaje no sexista; sin embargo, con el fin de evitar la sobrecarga gráfica y agilizar la lectura hemos optado por el uso genérico tradicional masculino.

[6]El proyecto es parte de la convocatoria Amílcar Herrera de la Universidad Nacional de Lanús y se encuentra en desarrollo – 2020-2022 -, bajo el título “El sentido del trabajo en jóvenes de sectores medios de CABA-GBA. Claves para pensar la relación entre la precarización laboral y la dialéctica sufrimiento-placer en el trabajo” y se desarrolla bajo la dirección de Cecilia Ros. El equipo de investigación se encuentra conformado por: Joaquin Linne, Rodolfo Nuñez, Verónica Benedetto, Natalia Lombardi, Danila Monteverde y Lila Magrotti.

[7] RENATEP https://www.argentina.gob.ar/desarrollosocial/renatep consultada 8 de Julio 2021.

[8] RENATEP. “Hacia el reconocimiento de las trabajadoras y los trabajadores de la economía popular. Primer informe de implementación. Mayo. 2021”.

[9] Se incluyen aquí actividades en comedores y merenderos comunitarios, en medios de comunicación barriales, en el sector salud, de apoyo a la escolaridad de los chicos, o actividades de cuidado, entre otras.

[10]En este grupo, 21% son trabajadoras y trabajadores de limpieza, 13% trabaja en ferias u otros espacios públicos, 4% realiza trabajo en el reciclado, recuperación y servicios ambientales.

[11] Durante la pandemia la desocupación de los jóvenes de 18 a 30 años pasó del 20% (1er. T. 2020) al 26% (2do. T. 2020) y la tasa de informalidad al 51%.

[12] “Empleabilidad” es un concepto que aparece a mediados de los años ´90 y remite a la capacidad y responsabilidad de las personas para lograr ser empleable. No se limita a la formación adecuada, la actitud correcta y las habilidades sociales demandadas para poder encajar en un proyecto empresarial, sino que incluye la capacidad de riesgos que se es capaz de asumir. “No es únicamente un rasgo que describe la actitud y a las personas; es también un sustituto del contrato social apoyado sobre la fuerza del trabajo en la negociación con el capital, ahora erosionado” (Moruno, 2015: 139 y ss.)

[13] Según Gorz (2001:63) “El «capital humano» es al mismo tiempo un capital social producido por toda la sociedad y un capital personal en la medida en que está vivo porque la persona ha logrado apropiarse de este capital social y desarrollar sobre su base un conjunto de facultades, capacidades y conocimientos personales. Este trabajo de apropiación, de subjetivación, de personalización realizada sobre la base de un fondo cultural común es el trabajo de producción de sí”.

[14] Resultan convergentes las características identificadas por los jóvenes entrevistados con los resultados de un análisis desarrollado sobre la literatura de autoayuda orientada a la conformación de "subjetividades emprendedoras", desarrollado por Rodríguez López y Borges Gómez (2018). Reconocen 7 rasgos característicos: 1) el emprendimiento se define como un movimiento creativo (original, primero, diferente). 2) proactivo. No basta con tener ideas, hay que llevarlas a la práctica, 3) resiliente, 4) gestor de su tiempo y energía (empresario de sí), 5) libre (¡que seas tú el jefe!), 6) Social y buen comunicador (redes sociales, equipo de trabajo estratégico, colaboradores), 7) Creador de imágenes (“para que el proyecto funcione es importante poder hablar de él”)

[15] Algunas de las personas que participan de la ONG que forma y asiste a emprendedores han referido el haber sido “coatcheados” frente a “limitaciones” reconocidas en su función (formas de liderazgo, aprendizaje para delegar, modos de estimular a otros para mejorar el compromiso con el emprendimiento, etc.). En la misma línea, varios comentan la apelación a la meditación, la respiración, la aromaterapia, entre otras, como herramientas para superar el estrés por la intensidad del trabajo y la acumulación de decisiones a su cargo.

[16] Se refiere a las Sociedades por Acciones Simplificadas. Es un nuevo tipo de sociedad que se constituye de una manera más fácil que una sociedad anónima. La pueden formar una o varias personas humanas o jurídicas. En las SAS, la responsabilidad de los socios y socias está limitada a sus acciones. Los estudios jurídicos las promocionan como el formato “ideal para emprendedores y quienes recién comienzan”, que “prioriza la voluntad de las partes y la agilidad de los negocios”.