Contabilidad y Auditoría

ISSN 1515-2340 (Impreso) ISSN 1852-446X (En Línea) ISSN 1851-9202 (Vía Mail)

Nº 56 – año 28

 

EL VALOR ECONÓMICO COMO CONTENIDO SIGNIFICANTE DE LOS MODELOS CONTABLES

 

THE ECONOMIC VALUE AS A SIGNIFICANT CONTENT OF THE ACCOUNTING MODELS

 

Dr. Sergio Miguel Hauque

·    Contadora Público - Abogado- Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales. Profesor Titular Ordinario - Universidad Nacional del Litoral (UNL) y de Entre Ríos.

·    Profesor de posgrado en diversas Universidades argentinas.

·    Ex – decano de la Facultad de Ciencias Económicas (UNL).

 

Cdra. Leila Di Russo

·    Contadora pública. Especialista en Sindicatura Concursal. Magister en Docencia Universitaria. Profesora titular ordinaria (UNL)

·    Directora del Área de Educación Centro de Estudios Científicos y Técnicos de la FACPCE

·    Miembro de la Comisión de Educación de la Asociación Interamericana de Contabilidad.

 

Presentado: 25/05/2022 | Aprobado: 29/09/2022 | Publicado: Octubre del 2022

 

 

1.- Introducción.

2.- El valor económico como elemento central de las ramas tradicionales de la Contabilidad.

3.- La necesidad de atribuir flujos y stocks de valor económico a períodos y momentos en el tiempo.

4.- Modelos contables y valor económico.

5.- El modelo de rendición de cuentas ejecutadas de base jurídica (Stewardship function - Reliability).

6.- El modelo de valores económicos corrientes con la mirada en la predicción del futuro (Measurement approach to decision usefulness - Relevance).

7.- Los modelos reales en la contabilidad concreta.

8.- A modo de conclusión.

9.- Referencias.


Resumen

El trabajo intenta comprender la relación de las ramas contables tradicionales con la noción de valor económico reconociendo que, según los diferentes contenidos concretos que asumamos, los modelos contables pueden arrojar resultados diferentes. Se intentan caracterizar dos modelos extremos en la forma de reflejar el valor económico en el campo contable tradicional, discerniendo sobre la ingente cantidad de posibilidades intermedias que en la realidad pueden observarse para los sistemas concretos. Se concluye respecto de la importancia que la integración de los informes de sostenibilidad con los estados financieros tradicionales tendrá en la conformación de futuros modelos contables relacionados siempre con el concepto de valor.

 

Palabras clave:

Valor Económico. Modelos contables. Informes de Sostenibilidad. Integración.

 

 

Abstract

This paper tries to analyze the relationship of traditional accounting branches with the concept of economic value, recognizing that, depending on the different specific contents that we assume, accounting models can yield different results. An attempt is made to characterize two extreme models in the way of reflecting the economic value in the traditional accounting field, discerning the enormous number of intermediate possibilities that can actually be observed for specific systems. The conclusion relates to the importance that the integration of sustainability reports with traditional financial statements will have in the designing of future accounting models always related to the concept of economic value.

 

Keywords:

Economic value. Accounting models. Sustainability Reports. Integration.

 

 

1.     Introducción

El presente trabajo tiene su base inicial en una contribución de los autores realizada en el marco del IV Simposio Internacional de Teoría Contable (García Fronti, 2022) en homenaje a los maestros Mario Biondi y Rafael Franco Ruiz. Señalamos allí que la obra de estos maestros disciplinares nos permite mantener una guía para actuar en épocas contables turbulentas. En esa búsqueda, es dable destacar que existe un elemento común en su labor: un esfuerzo por reconstruir la esencia común de la disciplina contable, ante la marcada dispersión vivida en las últimas décadas. La irrupción de la Contabilidad Ambiental y Social, la revolución del measurement approach y las nuevas tendencias en Contabilidad Crítica son los últimos hitos de un proceso atípico para una disciplina que en más de 500 años de historia había sufrido muy pocas alteraciones significativas. La Contabilidad de mediados del Siglo XX era estricto sinónimo de partida doble aplicada únicamente a los balances de empresas. Eran épocas en las que la prudencia y el respaldo jurídico documental de toda aseveración contable eran indispensables. Esa disciplina evolucionó para cuestionarse hoy, desde distintos enfoques, las importantes transformaciones vividas desde la década del `60 en el siglo pasado.

La mayor riqueza de segmentos[1] dentro de esta disciplina nos hace preguntarnos cuál es el elemento unificador que define a lo contable. Muchas veces es necesario distinguir para unir, pero también es tiempo de discernir sobre los elementos comunes de lo contable, permitiendo así multiplicar razonadamente las interacciones positivas entre sus diversos segmentos. Los esfuerzos en investigación de ambos maestros han intentado realizar una deconstrucción[2] de lo contable en medio de este terremoto de cambios, para reordenar la esencia común, al mismo tiempo de demarcar diferencias entre sus segmentos. La introducción de nuevos conceptos todavía en construcción es un claro ejemplo de estos esfuerzos: “La contametría es un concepto en construcción cuya aplicación se considera muy conveniente para la elaboración de una información contable objetiva de eficacia social y de responsabilidad ambiental en las organizaciones” (Franco Ruiz, 2014, p. 158).

El trabajo intenta sostener esa vía deconstructiva en la búsqueda de la esencia de lo contable, a partir de su relación con el valor económico, dentro del abanico de valores que estudia la Axiología. (cfr. entre otros Hauque et al., 2016).

 

En la doctrina del valor culmina la importancia del concepto de totalidad. También el valor económico es solo un integrante en el sistema más grande de todos los valores que la filosofía nos deja ver como un todo. La filosofía misma no es nada más que un sistema de valores. (Stolzmann, 1956, p. 323).

 

2.     El valor económico como elemento central de las ramas tradicionales de la Contabilidad

Quizás el mayor desafío de la integración entre las dimensiones de los valores humanos y el mundo de lo contable radica en la reanálisis de las categorías tradicionales a través del concepto general de valor calificado por el adjetivo económico. Consideramos que, a pesar de los problemas que implica su conceptualización, la noción de valor económico está y estuvo[3] en la base de todo lo contable y debe servir como su guía.

A pesar de recordar siempre que “la Contabilidad [tradicional] trata exclusivamente de cuestiones económicas...excepto en sus implicancias económicas, no trata cuestiones de filosofía, religión, derecho, medicina, física o ninguna otra disciplina” (Mc Neal, 1939 como se citó en Di Russo y Hauque, 2002, p.16), es importante entender que cuando hablamos de valores económicos no hacemos referencia a la exclusiva visión de la ciencia económica, sino a los valores identificados por la axiología en la base de la pirámide que los ordena.

Es dable señalar que, a pesar de que los axiólogos sostienen que el mundo de los valores es “extraño a la cantidad” (Casares Ripol, 2011, p.47), esta idea no es extrapolable a todos sus ámbitos, ya que en el campo de esta especial categoría de valores es posible teorizar cuantitativamente (cfr. entre otros Di Fenizio, 1958). Consideramos así que el elemento unificador tanto de la contabilidad más tradicional como de la gerencial, de la Nacional y de la Contabilidad Pública y del resto de sus segmentos, es el intento permanente de medir principalmente el valor económico como una magnitud a través de stocks y flujos más o menos agregados, mucho más allá de la teoría del valor específica que aceptemos dentro de la ciencia económica. Es cierto que así este concepto deja de tener un contenido concreto y se torna casi tan general como inasible. Sin embargo, insistimos en la necesidad de utilizarlo ya que “el término valor se halla tan arraigado en el pensamiento económico, que no podemos prescindir de él” (Mattessich, 2002, p 161).

La valuación económica en el sentido antes expresado obliga a pensar en dos niveles de cuantificación y/o medición.

 

Se encuentra aquí la esencia de las ramas contables tradicionales: reconocer, determinar y compatibilizar entre sí stocks en determinados momentos y flujos por distintos períodos de la magnitud valor económico. Este proceso de valorización involucra una disciplina social, por lo que se encuentra atravesado por un importante conjunto de “convenciones sociales” que asumen implícita o explícitamente todos los que hacen Contabilidad. Si se analizan por ejemplo las distintas tendencias prudentes y renovadoras en Contabilidad (Biondi, 1993, Cap. 2 y 3), se confirma que el proceso de valoración económico resulta relativo a las convenciones que se asumen en los distintos momentos y lugares

 

El valor es un hecho enteramente social, un resultado, una categoría social por excelencia… Los bienes de valor en su acepción social–teórica no son piezas arrancadas del mundo exterior; su valor significa el sedimento objetivado de las relaciones sociales (Stolzmann, 1956, pp.248–249).

 

3.     La necesidad de atribuir flujos y stocks de valor económico a períodos y momentos en el tiempo

Si se acepta que las ramas tradicionales de la Contabilidad se encuentran ligadas por la dimensión económica del valor, se podrá aceptar también que su elemento común es el propósito de brindar información útil sobre ese valor económico desde la perspectiva de un ente particular o de agregados de entes. En cualquiera de los casos actuaremos como verdaderos periodistas que informan sobre la evolución y estado de los valores económicos. Más allá de que aceptemos alguna de las diferentes corrientes contables (Biondi, 1993, cap. 2 y 3), o que podamos diferenciar una teoría contable del valor (i.a. Franco Ruiz, 2020)[6], el objeto ontológico valor, en su dimensión de los valores útiles o económicos está siempre en el centro de estas ramas contables tradicionales.

Si intentamos informar sobre el valor económico, enseguida aparecerá el sempiterno problema sobre si éste primero vale estáticamente, o por el contrario inicialmente deviene en forma dinámica. Esta tradicional dicotomía filosófica y social, es integrada a través de un sistema de stocks y flujos que exigirá solo que los flujos de los períodos intermedios sean completamente compatibles con las diferencias entre los stocks de inicio y fin de cada período[7], sin que a priori se defina el orden de la causación entre ellos.

Lamentablemente no se tiene una definición clara de lo que mentamos concretamente con la dimensión económica del valor, ni siquiera aún respecto del orden causal entre sus flujos y stocks. Sin embargo, ante el problema concreto planteado, lo contable tiene que elegir dentro de distintas posibles convenciones sociales una unidad de medida y alguna metodología concreta y coherente para medirlo. Obviamente, al momento de elegir una de ellas, perderá la posibilidad de utilizar las otras alternativas disponibles, y mostrará solo un aspecto particular de este fenómeno. Cualquiera sea el método elegido, actuaremos siempre como periodistas que informamos sobre la dimensión económica del valor, seguramente influenciados por determinados sesgos informativos, según el modelo utilizado para describir este fenómeno.

 

4.     Modelos contables y valor económico

La doctrina ha intentado señalar cuales son los determinantes mínimos de distintos modelos contables que definen la esencia de sus segmentos tradicionales. Los modelos contables son un capítulo muy significativo dentro de los distintos marcos conceptuales (Pahlen Acuña et al, 2017, p. 30). Ellos reflejan el hecho de que “no existe un único conjunto de criterios irrefutable y unánimemente aceptado para elaborar los estados contables. Por el contrario, se sostienen distintas posturas…con respecto a temas esenciales” (Ob.cit., pp. 99 y 100)

Un modelo en general es una construcción conceptual que busca identificar relaciones e interacciones entre variables y simplificar las relaciones de fenómenos o hechos para su explicación y comprensión. En el caso específico de la contabilidad financiera, el modelo contable puede entenderse como una combinación particular de criterios que configuran un patrón de reconocimiento, medición y revelación de la información contable financiera. Así, un modelo contable financiero es una configuración pragmática de criterios que prescriben los parámetros del proceso contable, para representar la realidad económica y financiera de un ente (Villegas, 2007, p. 7)

Existen en las normas y la doctrina muy diversas posiciones al momento de definir cuáles son los parámetros que determinan un modelo contable. Esa cantidad varía entre los dos mencionados en el Marco Conceptual de las Normas Internacionales de Información Financiera[8] (IASB, 2018, Sección 8.9.), hasta los 12 parámetros (9 principales y 3 secundarios) que se analizan en Fowler Newton 2020, pp. 277 y ssig. La posición más difundida para la doctrina argentina es la existencia de 3 parámetros que sostienen a un modelo contable (Unidad de Medida, Criterio de Medición y Capital a Mantener), agregando a veces como cuarto parámetro la cuestión del valor recuperable de los activos. Para cada uno de esos parámetros se plantean al menos dos posibles alternativas, constituyéndose un modelo a partir de la combinación de las elecciones realizadas para cada parámetro. (Pahlen Acuña et al, 2017, p. 30 y ssig.)

Entendemos que todas las dimensiones antes esbozadas implican posibles convenciones respecto de distintas alternativas que se enfrentan en el proceso de medir el valor económico. Elegir su unidad de medida y las reglas para atribuirlo a los objetos contables tanto sean flujos o stocks que integren el Pasivo, el Activo, el Patrimonio Neto o los Resultados, constituirá en su conjunto a las convenciones que estructuren un modelo contable.

A continuación, se intentará caracterizar las convenciones asumidas por dos modelos extremos ideales, que a pesar de no existir como tales en la realidad, nos permiten analizar todos los posibles modelos intermedios que se ubican en la amplia zona gris que existe entre aquellos. Se considera que no existe un valor discreto para la cantidad de alternativas que definen estas convenciones, por lo que no hay una cantidad finita de modelos posibles basados en un ejercicio de cálculo combinatorio.

Es importante destacar que, al encontrarnos dentro de las ramas tradicionales de la Contabilidad, los dos modelos a proponer comparten los siguientes elementos:

·       Un proceso contable a partir de registros de primera y segunda entrada con cuentas como acumuladores que respetan una identidad base de partida doble que concilia stocks con flujos de valor económico para exponerlos en estados contables.

·       La valoración económica a través del sistema de precios, difiriendo solo en los mercados y transacciones utilizadas para determinar concretamente esos determinados precios. En realidad, una vez decidida la utilización de una moneda de cuenta, “el principal problema de la valoración está encerrado en escoger qué precios de qué mercados utilizaremos como base para traducir en términos de la unidad de medida el valor de los distintos elementos patrimoniales” (Di Russo y Hauque, 2002, p. 108)

·       La igualdad en ambos modelos del resultado económico total obtenido durante la vida completa del ente. Las diferencias solo podrán existir antes de llegar al fin de la vida del ente y se observarán en los informes contables producidos para los diferentes períodos en los que arbitrariamente partimos esa vida.

·       La búsqueda de una reducción en las asimetrías de la información como justificación desde la ciencia económica, más allá de los particulares efectos que intentan minimizar cada uno de los modelos[9].

·       La provisión de información útil para la toma de decisiones por parte de los usuarios. Obviamente resultarán proveedores para distintos usuarios principales, para diferentes procesos decisorios, sin que eso obste a este fin común.

 

5.     El modelo de rendición de cuentas ejecutadas de base jurídica (Stewardship function - Reliability)

El análisis del valor económico a través de informes contables tiene raíces muy antiguas que nos remontan al origen del capitalismo.

“…una explotación racionalmente capitalista es una explotación con contabilidad de capital, es decir una empresa lucrativa que controla su rentabilidad en el orden administrativo por medio de la contabilidad moderna, estableciendo un balance (exigencia formulada primeramente en el año 1698 por el teórico holandés Simon Stevin). (Weber, 1978, p. 236)

Originalmente el sistema contable permitía al titular de un negocio, auxiliado por la técnica de la partida doble, analizar el resultado de los períodos pasados, con el objeto de conocer su performance y corregir sus propias decisiones, sobre la base del control de la rentabilidad obtenida. A partir de finales del Siglo XIX, con la separación entre la propiedad y la administración de las empresas, este modelo se transformó en un mecanismo para que los accionistas puedan monitorear el desempeño de los administradores designados, a través de la valoración económica de los resultados económicos. La responsabilidad jurídica de los administradores por su actuación en representación de los titulares de la empresa se definía por el contenido de las rendiciones de cuentas documentadas que presentaban. Dada la complejidad de los negocios involucrados, el simple modelo de rendición de ingresos y gastos cobrados y pagados en un sistema de partida simple dejó lugar a la presentación de los estados contables exigidos por la normativa positiva de cada Estado como mecanismo adecuado para ese tipo de rendición de cuentas.

Posteriormente la ciencia económica a partir de los años 70 del siglo pasado racionalizó la necesidad de este proceso a través del denominado modelo de principal y agente (i.a. Akerlof, 1970, Alchian and Demsetz, 1972). Allí el principal amortigua la asimetría ventajosa que mantiene el administrador respecto del dueño, entre otros elementos, a través de la información contable considerada periódicamente por los órganos volitivos de los entes.

 Este modelo podría caracterizarse por los siguientes parámetros

·       Los accionistas que deben considerar lo actuado por el administrador durante un período pasado, son los usuarios centrales de la información. Sobre esa base y de información no contable, tomarán la decisión de aprobar o no lo actuado, reduciendo así el riesgo moral involucrado en el contrato entre los accionistas (principal) y los administradores (agente).

·       La utilización de la moneda de cuenta en términos nominales como unidad de medida[10]. Se supone la perfecta agregabilidad de los valores económicos de todas las transacciones realizadas expresadas en esa moneda de cuenta, más allá del momento, el lugar y las condiciones que las caracterizaron.

·       El resultado del ejercicio como centro del sistema de valoración económica. El valor económico deviene a través del período y luego se cristaliza en los stocks patrimoniales del momento de cierre de ejercicio. Los stocks son consecuencia del devenir del valor económico de los flujos de resultados.

·       La necesidad de una transacción efectivamente acaecida entre un tercero y el ente para reconocer la existencia de un resultado. El precio de esas transacciones, ocurridas en el pasado, objetivamente registrado en documentos respaldatorios es el único que se puede utilizar para valorizar económicamente flujos y/o stocks, sin importar cuanto tiempo haya transcurrido desde que dicha transacción se realizó o las condiciones que la determinaron[11]. De esta manera, los costos implícitos generados por los recursos de propiedad del ente no se reconocen al no existir una transacción con terceros.

·       En los casos en los que el proceso de generación de resultados abarca más de un ejercicio económico, el modelo puede discutir cuál es el momento mágico en que se produce, a través de una transacción con terceros escogida convencionalmente, el hecho generador que puede determinar una variación patrimonial cuali o cuantitativa. Para una adecuada determinación del resultado la correlación entre ingresos y costos (matching principle) es central para definir el resultado económico de cada período.

·       El capital a mantener es esencialmente financiero y medido en la moneda de cuenta, por lo que solo se altera ante aportes o retiros de los propietarios.

·       El precio de mercado no es utilizado para valorar flujos y/o stocks, salvo en cuanto éste refleje una transacción efectivamente acaecida en la que participó el ente y que fue elegida como hecho relevante para definir la existencia de una variación patrimonial.[12]. Solo acepta un mayor valor por el conjunto del ente (llave de negocio), cuando ésta se reconoció en la transacción efectiva de compra de la propia empresa por terceros.

 

La fiel representación de los hechos económicos y su verificabilidad interpersonal son los objetivos centrales de la información contable en la búsqueda principal de fiabilidad (reliability) de la información a proveer.

La más tradicional contabilidad pública representaba un extremo en este modelo. Dado que su principal objetivo era el control financiero, registraba casi exclusivamente las transacciones puramente financieras y por ende reconocía solo los stocks y flujos de moneda de cuenta[13]. Su simplicidad ni siquiera veía necesaria la complicación de la partida doble. Es importante recordar que la rendición de cuentas tradicional en el campo jurídico[14] utiliza un criterio de lo percibido y se presenta en partida simple, aunque siempre respaldada con la documentación que la avale.

Este modelo contable se caracteriza en resumidas cuentas por lo siguiente:

• La función de los estados financieros es brindar datos con el objetivo de rendir cuentas. • Se trata de evaluar el uso eficiente y rentable que el agente ha hecho de los recursos que proporcionó el principal. • El tipo de información no es predictiva, ya que el objetivo es controlar que la aplicación de los recursos proporcionados sea administrada de la mejor manera posible. • Es un enfoque de control, teniendo en cuenta a los propietarios actuales, y no está dirigido a futuros inversores. • Las normas contables desarrolladas bajo este enfoque se vinculan principalmente con la medición del beneficio contable, siendo éste el elemento básico por medio del cual se evaluaba el desempeño de la gerencia. • La naturaleza de este enfoque es la de mirar hacia atrás, basada en las transacciones efectivamente realizadas o resultados ya alcanzados. (Werbin et al, 2018, 10)

Quizás las más sentidas y fundadas palabras en favor de su aplicación generalizada, en oposición al modelo que se describirá en el próximo punto, pueden observarse a continuación.

Esa condición es la que, posiblemente, ha favorecido la incitación a presentar un presente, actualizando el futuro, en lugar de visualizarlo capitalizando el pasado. “La contabilidad puede servir como guía para la toma de decisiones futuras, pero es fundamentalmente histórica” (Bértora, 1975, p.44). Esa argumentación coloca a la reflexión, acerca de los procedimientos que permiten fundamentar su rol efectivo, en el terreno de la duda pertinaz que se prolonga a través de los tiempos, pero la mantiene latente en virtud de la fortaleza estructural que es su basamento inconmovible. En mi opinión, seguramente afirmada en mis creencias arraigadas en las enseñanzas de los maestros que las consolidaron sólidamente, la demostración perseguida en la organización de los datos que conforman una información debe respetar la comunicación que proviene de lo ocurrido. La cuenta es la demostración efectiva del desenlace culminante que se sintetiza en una cifra que lo comprueba y reniega de la interpretación que trata de explicar el relato de los hechos que asociaran con el devenir que presagian los acontecimientos futuros con los que podrá tener alguna relación. El proceso económico conduce a la producción que es el modo de crear, de procurar el fruto del esfuerzo, de acumular lo conseguido con el trabajo realizado. La demostración que se persigue como expresión valorativa tiene íntima vinculación con la génesis del producto y se explica desde sus orígenes acudiendo a la medición del esfuerzo realizado para lograr su concreción. Hay una efectiva acción responsable de haber llevado a cabo lo necesario para obtener lo buscado. Esa acción que la entidad económica realiza para conseguir materializar su objeto es el modo demostrable de tomar contacto con los elementos que hacen la transformación necesaria para elaborar lo programado. Reflejar su evolución, explicando el progreso de su transcurso, debe ser el verdadero objetivo de la Contabilidad, que debe descartar el cómputo de los resultados que se estimen al confrontar el precio de los bienes, obtenido en diferentes momentos, en base a las indicaciones que señala el mercado, o los establezca apelando al cálculo del valor actual de los ingresos netos establecidos en función de las presunciones de su futura realización. No reparar en qué reside la fuerza que provoca el movimiento, contribuye a desentender la acción de la inversión originada en el financiamiento de la entidad económica. Tratar la dificultosa misión de dar valor efectivo a esa indiscutible necesidad contributiva puede haber sido el factor preponderante para opacar el servicio que la Contabilidad debería brindar de manera más completa, dinamizando las conclusiones que debe explicar. La no sencilla tarea de expresar cómo hacerlo es, seguramente, uno de los principales escollos con que se han encontrado los que deberían tener esa función a su cargo. Es, en cambio, imperdonable no dar justificación a los fundamentos que validan su natural demostración y aprobación (Arreghini, 2021, p. 8)[15]

 

6.     El modelo de valores económicos corrientes con la mirada en la predicción del futuro (Measurement approach to decision usefulness - Relevance)

Más acá en el tiempo, especialmente a partir de la denominada Accounting Revolution liderada por Beaver, 1998, la información contable para la toma de decisiones de los inversores en los mercados de capitales abiertos se constituye en un objetivo central. La información será útil y relevante siempre que permita predecir en alguna manera el futuro económico de los entes emisores de información contable.

Sus defensores critican el modelo de rendición de cuentas descripto en el punto anterior sosteniendo que la información sobre hechos pasados no puede brindar información útil. Solo la que brinda elementos prospectivos puede ser relevante para los inversores en los mercados de capitales.

The measurement approach to decision usefulness is an approach to financial reporting under which accountants undertake a responsibility to incorporate current values into the financial statements proper, providing that this can be done with reasonable reliability, thereby recognizing an increased obligation to assist investors to predict firm performance and value. [El enfoque de medición para la toma de decisiones es un enfoque para la información financiera según el cual los contadores asumen la responsabilidad de incorporar valores corrientes en los estados financieros, siempre que esto se pueda hacer con una confiabilidad razonable, reconociendo así una mayor obligación de ayudar a los inversores a predecir el desempeño y el valor de la empresa] (Scott, 2015 p.189)

Son ahora los inversores en los mercados de capitales externos a la empresa quienes requieren información para reducir la asimetría existente entre quienes conocen los datos internos de los entes y quienes no están dentro de su estructura.

Este modelo podría caracterizarse por los siguientes parámetros

La relevancia de la información contable para la toma de decisiones económicas hacia el futuro por inversionistas y acreedores actuales o potenciales es el objetivo central. Si la información contable no tiene una visión prospectiva no será relevante para los fines buscados y por ende resultará inútil. Dentro de supuestos extremos, el modelo se considera óptimo para una contabilidad en condiciones ideales, en la que pueden aplicarse completamente los parámetros arriba descriptos.

By ideal conditions we mean an economy where firms’ future cash flows and their probabilities are known. Also, the economy has perfect and complete markets or, equivalently, a lack of information asymmetry and other barriers to fair and efficient working of markets. Such conditions are also called “first best.” Then, asset and liability valuation is on the basis of expected present values of future cash flows (i.e., value-in-use). Arbitrage ensures that present values and market values are equal. Investors and managers would have no scope for disagreement over the role of financial reporting and no incentives to call for regulation. Under such conditions, there would be no fundamental problem. Unfortunately, or perhaps fortunately, ideal conditions do not prevail in practice. Nevertheless, they provide a useful benchmark against which more realistic “second best” accounting conditions can be compared. [Por condiciones ideales entendemos una economía en la que se conocen los flujos de efectivo futuros de las empresas y sus probabilidades. Además, la economía tiene mercados perfectos y completos o, de manera equivalente, falta de asimetría de información y otras barreras para el funcionamiento justo y eficiente de los mercados. Tales condiciones también se denominan "primer mejor". Entonces, la valoración de activos y pasivos se basa en los valores presentes esperados de los flujos de efectivo futuros (es decir, el valor en uso). El arbitraje asegura que los valores presentes y los valores de mercado sean iguales. Los inversores y los administradores no tendrían lugar para el desacuerdo sobre el papel de la información financiera y no tendrían incentivos para solicitar una regulación. Bajo tales condiciones, no habría ningún problema fundamental. Desafortunadamente, o quizás afortunadamente, las condiciones ideales no prevalecen en la práctica. Sin embargo, proporcionan un punto de referencia útil contra el cual se pueden comparar las condiciones contables de "segundo mejor" más realistas] (Scott, 2015, p. 27)

Este modelo contable se caracteriza en resumidas cuentas por lo siguiente:

• El objetivo de los estados financieros es proporcionar información útil para la toma de decisiones económicas… los inversores y acreedores como usuarios fundamentales. • El tipo de información es más predictiva, pretende ayudar en la toma de decisiones a inversores y acreedores actuales y potenciales. • Las normas contables ponen más énfasis en el flujo de efectivo y ya no tanto en el beneficio, basado en que el accionista está interesado en los dividendos y el acreedor en los intereses y devolución de los préstamos. • La naturaleza del enfoque es mirar hacia adelante. (Werbin et al, 2018, 10)

 

7.     Los modelos reales para la Contabilidad concreta

Así como en la realidad es imposible encontrar el valor justicia o el modelo de competencia perfecta, tampoco se encontrarán en la realidad estos modelos extremos corporizados concretamente. Se observarán seguramente mezclas de ambos, con mayor o menor preponderancia de alguno de ellos. Tal como se señala sobre los sistemas de economía mixta, la realidad de los modelos contables concretos no es blanca ni negra, sino gris y a lunares (Samuelson, 1948, p.36). Será necesario definir un nivel de compromiso (trade-off) entre los niveles deseados de relevancia y confiabilidad, aceptando desde un inicio que es imposible maximizar ambas cualidades.

Relevance and reliability are important characteristics of accounting information. As we concluded in the previous section, it is necessary to trade them off. However, different measurement bases imply different tradeoffs. Historical cost accounting is relatively reliable since the cost of an asset or liability to a firm is usually a verifiable number that is less subject to errors of estimation and bias than are present value calculations. However, historical costs may be low in relevance. While cost may equal current value at date of acquisition, this equality will soon be lost as current values change over time. Consequently, the relevance of current value accounting generally exceeds that of historical cost. But the need for estimates when conditions are not ideal opens current value accounting up to problems of reliability. [La relevancia y la confiabilidad son características importantes de la información contable. Como concluimos en el apartado anterior, es necesario compensarlos. Sin embargo, diferentes bases de medición implican diferentes compensaciones. La contabilidad de costos históricos es relativamente confiable ya que el costo de un activo o pasivo para una empresa suele ser un número verificable que está menos sujeto a errores de estimación y sesgo que los cálculos del valor presente. Sin embargo, los costos históricos pueden tener poca relevancia. Si bien el costo puede ser igual al valor actual en la fecha de adquisición, esta igualdad pronto se perderá a medida que los valores actuales cambien con el tiempo. En consecuencia, la relevancia de la contabilidad del valor actual generalmente excede la del costo histórico. Pero la necesidad de estimaciones cuando las condiciones no son ideales abre la contabilidad del valor actual a problemas de confiabilidad] (Scott, 2015, pp. 56 y 57)

El modelo dirigido a los inversores de mercados de capitales vivió su mayor auge desde los `90 del siglo pasado hasta la crisis de los mercados de 2007-2008. Luego de esta crisis, los elementos ligados con la fiabilidad volvieron a tomar énfasis. Más allá que en las últimas décadas este modelo dirigido al inversor ha ganado fuerza dentro de los contenidos de las normas internacionales contables, es necesario adaptarse al contexto espacial en que nos encontremos. Como ejemplo no resulta razonable intentar aplicar el mismo modelo contable en una economía con mercados de capitales abiertos y dinámicos para el financiamiento de los entes, que a un sistema económico en el que las empresas se financian principalmente con los recursos de los propietarios.

Más allá de estas visiones, no creemos que estos sean solo modelos ideales que sean moda para ciertos tiempos y lugares. Son dos sistemas antitéticos y extremos que permiten llenar el contenido del concepto de valor económico para la Contabilidad, eligiendo una determinada síntesis mixta concreta. En la realidad solo encontraremos mezclas eclécticas entre sus parámetros. Los modelos contables tienen siempre la posibilidad de llenar el continente del concepto de valor económico con distintos contenidos concretos según la específica función periodística que se desee llevar adelante.

 

8.     A modo de conclusión

Es importante destacar que desde principios del Siglo XXI se han abierto paso en el campo contable, los denominados informes de sostenibilidad. La Contabilidad Social y Ambiental, enriquece y a la vez acerca a las distintas ramas tradicionales contables en el análisis del concepto de valor. Como ejemplo, es posible señalar que el Integrated Reporting (IR) Framework menciona 131 veces el concepto valor[21] y 157 veces capital (Value Reporting Foundation, 2021)[22]. Define los capitales como stocks de valor, pero a pesar de describir su proceso de creación, preservación y erosión no incluye ninguna definición concreta de ese concepto en su glosario[23]. Surge si claramente de su análisis que se considera al valor como el flujo surgido de un proceso, y a los capitales como los stocks de valor que se cristalizan en dados momentos de tiempo. El mismo nombre de la Fundación destaca especialmente su función: informar sobre el valor.

En este camino, quizás estemos en estos momentos viviendo un proceso de cambio que en el futuro pueda también denominarse Revolución Contable. La falta de compatibilidad entre los más de 300 distintos estándares existentes para los informes de sostenibilidad, determinó hasta el momento una verdadera sensación de confusión y fatiga entre sus emisores y usuarios (Ligteringen y Zadek, 2005). Es posible que ese desorden esté llegando hoy a su fin y nos permita ampliar los enfoques de los tradicionales modelos contables hacia el futuro.

En respuesta a los pedidos de simplificación y claridad de estos sistemas de estándares, en 2021 observamos la creación de la VRF (Value Reporting Foundation) y del ISSB (International Sustainability Standards Board) en el marco de la IFRS (International Financial Reporting Standards) Foundation en la búsqueda de reportes comparables en las materias Sociales, de Medio Ambiente y de Gobernanza para armonizar el sistema del Integrated Reporting dentro de las normas contables internacionales. Además, en Marzo de 2022, se firmó un memorándum de entendimiento entre IFRS Foundation y GRI (Global Reporting Initiative) marcando el camino hacia un sistema integral de reportes comparables que combinen y armonicen los contenidos de los informes financieros tradicionales con los informes de sostenibilidad a escala global. De lograrse este ambicioso objetivo, la contabilidad necesitará revisar los contenidos de sus modelos tradicionales en muchos aspectos. Al menos:

·       No podrá utilizar solamente información cuantitativa dentro de un proceso de partida doble, sino que tendrá que integrar en sus sistemas la información cuantitativa de partida simple y la cualitativa.

·       No podrá informar solamente sobre el valor económico generado para los entes emisores, sino que deberá extenderse también sobre el valor económico direccionado al resto de la sociedad y hacia las generaciones futuras, y aún sobre los efectos de sus acciones sobre los valores no económicos.

 

Lamentablemente el lector no podrá encontrar aquí una definición única del concepto de valor en el campo contable. Eso es así porque aún no tenemos, ni en la Economía, ni en la Contabilidad, ni en la Axiología, ni en disciplinas afines un concepto unívoco de valor económico. Es así que entonces solo se podrá conceptualizar un esquema lógico formal, que deberá llenarse de contenido concreto ante cada caso específico según la aplicación realizada por contadores en estados contables sujetos a convenciones sociales plasmadas en modelos normativos. Del mismo modo que el concepto de justicia debe llenarse en cada situación con el contenido de la norma positiva y la sentencia firme de un juez competente. Pero el problema es más difícil. Los valores humanos no son solo económicos y las nuevas ramas de la disciplina contable como la Contabilidad Social y Ambiental nos enfrentarán al desafío de dar contenido también a los valores no económicos.

Más allá de estos problemas y de las posibles revoluciones futuras, el valor, especialmente en su dimensión económica, seguirá siempre siendo el elemento central para definir la esencia de lo contable.

 

9.     Referencias

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[1] Para un concepto de segmento contable véase García Casella, 2001, Capítulo 5.

[2] Utilizada como sinónimo del proceso de deshacer analíticamente un concepto para darle una nueva estructura, sin que por esto intentemos abordar la casi infinita polisemia que dieron a la palabra Derrida y sus seguidores (Cfr. entre muchos otros Barsoum, 2021)

[3] Aún en el período en que las raíces jurídicas de los procesos contables opacaban la siempre vigente función contable de brindar información económica

[4] Esto no quiere decir que sea la única unidad que permita lograr una homogeneización (cfr. Mimkes, 2016).

[5] Additivity en el original en inglés. Para un análisis desde la filosofía de la ciencia del problema en Contabilidad véase Chun, 1992.

[6] Sobre los problemas epistemológicos para la conformación de una teoría contable del valor distinta a la teoría económica del valor cfr. entre otros Hachim et al., 2010, p. 110.

[7] Intentando quizás inconscientemente una síntesis dialéctica superadora de la tradicional dicotomía entre las antiguas visiones de Parménides y Heráclito.

[8] Base de medición y concepto de capital a mantener.

[9] Riesgo moral o Selección adversa. Véase entre otros Casal et al, 2011.

[10] Por eso el modelo se pone en crisis ante procesos hiperinflacionarios.

[11] Es por eso que las donaciones y las operaciones realizadas fuera de condiciones de mercado con precios irrisorios ponen también en crisis este modelo

[12] De esta forma no requiere definiciones de reglas a utilizar para definir los conjuntos de bienes que permitan el cálculo de sus precios en el mercado, ni siquiera para testear el máximo valor de los activos (impairment test). La tradicional regla de costo o mercado el menor resulta de excepciones al modelo básico, a partir del objetivo de prudencia conservadora para la presentación de información contable. If we wish to search out the character of this rule, if we would like to determine whether it is a convenient and expedient rule of thumb or a basic accounting idea, we might begin by looking up its ancestry. The information is not available to enable us to find the real origin or to trace step by step the way it came to receive the acclaim these surveys seem to show. But there is enough material at hand to indicate that it is a result of the mingling of two bloodlines: expediency and convenience (Littleton, 1941, p. 162)

[13] Casi como un antiguo economista mercantilista que sólo reconocía valor económico en los metales preciosos.

[14] Código Civil y Comercial de la República Argentina - Artículo 859. - Requisitos. La rendición de cuentas debe: a) ser hecha de modo descriptivo y documentado; b) incluir las referencias y explicaciones razonablemente necesarias para su comprensión; c) acompañar los comprobantes de los ingresos y de los egresos, excepto que sea de uso no extenderlos; d) concordar con los libros que lleve quien las rinda. (Las cursivas son de los autores)

[15] La posición completa del Dr. Arreghini corrige este modelo ideal aceptando el reconocimiento contable del interés del capital propio.

[16] Sin embargo, esta unit of account no resulta fácil de definir ni a nivel abstracto, ni a nivel concreto. El supuesto de aditividad sigue siendo uno de los talones de Aquiles de este modelo. “`The notion of current market price of the good becomes ambiguous for the same reason that the notion of good`s net revenue contributions is ambiguous: assets interact.` Therefore, the question of asset grouping must be answered satisfactorily before a net realizable model can be completely developed and applied in general” (Mc.Keown, 1972, 527). El modelo puro, si considera también como unit of account al ente en su conjunto, debería reconocer la llave de negocio autogenerada.

[17] An early seminal work in this field is provided by Hotelling (1925), who defines economic depreciation to be determined by changes in market value from period to period (Staehle, M., & Lampenius, N. 2011, p 8).  Depreciation is defined simply as rate of decrease of value... Now the value of a machine is the sum of the anticipated rentals which it will yield, each multiplied by a discount factor to allow for interest, plus the scrap or salvage value, also discounted (Hotteling, 1925, pp. 341 y 342)

[18] Sin embargo, dadas las raíces claramente financieras de este modelo, se privilegian los resultados basados en flujos efectivos de fondos por encima de los que crean stocks de valor económico distintos al dinero y sus equivalentes ya que se considera que el objetivo principal del ente es maximizar su free cash flow.

[19] There is little matching under current value accounting, since, as mentioned, net income is then an explanation of how current values of assets and liabilities have changed during the period. Matching is not required for this since value changes in assets and liabilities are driven by market forces and the firm’s response to these forces. (Scott, 2015, p.57)

[20] Quizás como un versión revisada y aumentada del famoso Informe Sandilands del año 1975, que determine la valuación a valores corrientes no solo de los rubros activos y pasivos, sino también de todos los componentes del patrimonio neto, ya sea como stock y como flujos. La tarea en la práctica seguramente resultará impracticable.

[21] En ningún caso acompañado del adjetivo económico, dejando abierta una posibilidad para una visión axiológica más amplia que la tradicional.

[22] En la versión en idioma inglés, por lo que las palabras originales son value and capital.

[23] Se mantiene en las versiones 2013 y 2021 del IIRR Framework una circularidad entre la definición de los capitales como stocks de valores y del proceso de creación, preservación y/o erosión del valor como el determinante de los aumentos y disminuciones de los capitales. Así no queda claro que se considera valor a los efectos de este Marco.