La agroindustria yerbatera argentina:

industria y acción colectiva en la frontera, Misiones (1991- 2013)

 

The Argentine Yerba Mate Agroindustry:

Industry and Collective Action on the Border, Misiones (1991- 2013)

 

 

Lisandro Rodríguezi

lisandrodriguez@gmail.com

 

 

Resumen

La propuesta de este artículo es analizar la agroindustria yerbatera argentina. El objetivo es dar cuenta de la producción, industrialización y comercialización del cultivo por parte de pequeños productores en situaciones adversas y ponderar las prácticas asociativas que escapan a las lógicas tradicionales de organización. La intención es estudiar cómo influye el contexto en la actividad yerbatera y en las prácticas de acción colectiva a partir de la desregulación estatal en 1991 y hasta la declaración del mate como Infusión Nacional en 2013. Las fuentes para este estudio lo componen las publicaciones oficiales del Ministerio del Agro y la Producción de Misiones, del Instituto Nacional de la Yerba Mate (inym), Censos Nacionales, así como los documentos internos de las asociaciones de pequeños productores. El trabajo de campo a partir de la observación participante y entrevistas semi estructuradas completan el corpus documental para esta propuesta.

 

Palabras Clave: Agroindustria; Yerba Mate; Acción Colectiva.

 

 

Abstract

The proposal of this article is to analyze the argentine yerbatera agroindustry. The objective is to account for the production, industrialization and commercialization of the crop by small producers in adverse situations and to weigh the associative practices that escape the traditional logics of organization. The intention is to study how the context influences the yerba mate industry and the collective action practices from the state deregulation in 1991 until the declaration of mate as a National Infusion in 2013. The sources for this study are the official publications of the Ministry of Agriculture and Production of Missions, the National Institute of Yerba Mate (inym), National Censuses, as well as internal documents of associations of small producers. Fieldwork based on participant observation and semi-structured interviews complete the documentary corpus for this proposal.

 

Keywords: Agroindustry; Yerba Mate; Collective Action.

 

 

Recibido: 16 de mayo de 2018.

Aprobado: 7 de diciembre de 2018.

 


Introducción

 

El agro misionero se caracteriza por la existencia de distintos complejos agroindustriales (tabaco, té, yerba mate). El escenario registra -generalmente- una oferta atomizada y una demanda concentrada, características que derivan en un mercado oligopsónico (Freaza, 2002: 89). La actividad yerbatera no escapa a esta lógica y es la razón por la que históricamente se encuentra en un estado latente de conflicto, como consecuencia de la desigual participación de los actores sociales -en especial pequeños productores- en la apropiación de las ganancias que genera la “industria madre” de la provincia.[i]

El retiro estatal en la actividad a partir de la desregulación de la Comisión Reguladora de la Yerba Mate (crym) en 1991 polariza a la agroindustria yerbatera argentina, mientras un grupo minoritario (grandes molinos) incrementa de manera notable sus excedentes, otro sector (pequeños productores) se empobrece. La concentración se acentúa a partir de entonces y las cooperativas clásicas que desde 1926 albergan a los productores, ya no constituyen la alternativa económica para el emblemático sector de los colonos. Después de una década de desregulación, en 2002 se crea -en un contexto signado por la lucha y manifestaciones de los yerbateros en la capital provincial- el Instituto Nacional de la Yerba Mate (inym), entidad pública no estatal que se propone incidir en la actividad yerbatera, pero que dista mucho de su predecesora crym.

El objetivo general de este trabajo es analizar las estrategias de producción, industrialización y comercialización de la yerba mate por parte de agricultores familiares que habitan en la principal región productora. De manera más específica, la óptica esta puesta en quienes se encuentran en situaciones adversas, es decir pequeños productores que sufren los embates del modelo económico, factores que se evidencian en la pérdida de competitividad y en el deterioro de sus unidades productivas y que son determinantes para que no puedan competir con los grandes molinos yerbateros o cadenas de supermercados.

Además, se ponderan las estrategias de acción colectiva, dado que las cooperativas yerbateras experimentan modificaciones al interior de su estructura organizativa, como consecuencia de los cambios socio económicos y de las políticas estatales dirigidas al sector. Las variaciones conducen a las entidades a reformular su lógica de funcionamiento, poniendo en tensión incluso los preceptos ideológicos que le dieron origen.[ii] En este sentido, los requerimientos del mercado, particularmente a partir de fines de la década de 1980 y con mayor énfasis en la de 1990, exigen prácticas económicas, compromisos y articulaciones difíciles de sostener bajo el postulado de las asociaciones clásicas (Lattuada, 2006: 166). Además, la administración gerencial, que acompaña a estas modificaciones y la pérdida de los ideales cooperativos, conducen a los agricultores familiares a buscar nuevos espacios de asociación. Entonces, la propuesta de este trabajo es estudiar también las nuevas expresiones de asociación que se manifiestan en el sector rural misionero a partir de las últimas décadas del siglo xx y principios del xxi.

Para el análisis se ponderan dos expresiones de acción colectiva con disímiles estructuras de organización, una es promovida como experiencia autogestionaria con bases preexistentes y la otra es el resultado de políticas estatales. La primera nuclea (bajo el rótulo cooperativo) exclusivamente productores minifundistas que no superan las 5 hectáreas, quienes se asocian con el objetivo de eliminar intermediarios en la producción, industrialización y comercialización; además de promover una producción sustentable. El segundo caso es la Asociación de Productores en Sistema Barbacuá, institución que rescata pautas culturales en el secado y elaboración del principal cultivo de renta de la provincia, ofreciendo al mercado un producto catalogado como premium. En los dos casos, la industrialización se realiza in situ y con molinos propios; además, la comercialización no opera por las cadenas de supermercados tradicionales.

Así, las formas de acción colectiva, entendida como la cooperación y organización de determinados actores sociales en pos de obtener bienes (tangibles o no) en beneficio tanto individual como del propio grupo de pertenencia (Lattuada, 2006: 21), permiten reconocer en el paisaje rural misionero nuevas estrategias de reproducción social, además de renovados canales de distribución. Los estudios de casos analizados en este trabajo están formalmente legalizados y surgen (acorde a la premisa que sostiene Lattuada) con la intención de obtener recursos, principalmente económicos, siendo el Estado uno de sus interlocutores.

 

Mapa 1: Zona de estudios de casos

Fuente: Elaboración propia.

 

La agroindustria yerbatera: asimetrías en una producción regional

 

El proceso de producción de la yerba mate se divide en dos etapas: la primera comprende la cosecha de la hoja verde hasta la obtención de yerba mate canchada y estacionada.[iii] En esta instancia, el objetivo principal es reducir los niveles de humedad. La segunda etapa se inicia en el molino y culmina en la elaboración del producto para su comercialización. Para que una planta pueda ser cosechada necesita un mínimo de cuatro años posterior a su implantación; no obstante, es a partir del séptimo que comienzan a tener rendimientos comerciales aceptables.

El principal destino de esta producción regional es el mercado nacional. El 87% de la producción de yerba mate se comercializa en Argentina, el 13% restante se exporta y genera ingresos por 18,2 millones de dólares anuales (inym, 2013: 16). Uno de los principales destinos es Siria. En América Latina los compradores son Brasil, Uruguay y Chile. Un porcentaje menor se exporta a Estados Unidos, España, Italia y Francia, gracias al creciente consumo de la infusión entre la población de origen hispano.

Un aspecto relevante para esta economía regional es que, a pesar de las recurrentes crisis del sector yerbatero, la implantación de este cultivo sigue un ritmo ascendente. Las mediciones del Censo Nacional Agropecuario de 2002, indican que el cultivo yerbatero alcanza al 62% del total de las explotaciones agrícolas de Misiones (indec, 2002). Para el periodo comprendido entre 2002 y 2011, la superficie con plantaciones de yerba mate aumenta en un 12,6% (2.300 has/año) (Gortari, 2016). En el país se registran 211.000 hectáreas cultivadas, de las cuales 20.723 pertenecen a la provincia de Corrientes, mientras que en Misiones se encuentran bajo cultivo 190.611 hectáreas (90% de la producción nacional). Los productores correntinos tienen un promedio de 50 hectáreas, mientras que la media de sus pares misioneros es de 11 hectáreas (Coninagro-Fedecoop, 2014).

En Misiones, más del 93% de las explotaciones posee superficies inferiores a 25 hectáreas. Los productores de hasta 5 hectáreas controlan cerca del 14% de la superficie bajo cultivo. El estrato de productores de entre 5 y 25 hectáreas posee cerca del 48% de la superficie total. Otro fragmento considerable de las explotaciones se encuentra bajo propiedad del estrato de “plantadores” yerbateros que cuentan con más de 25 hectáreas cultivadas. Este segmento representa cerca del 7% del total de productores, aunque posee casi el 40% de las hectáreas cultivadas con yerbales en la provincia (Rau, 2012: 68- 69; Gorestein; Schorr y Soler, 2011).

Datos recientes suministrados por el inym reflejan el aumento en la escala, como así también una mayor concentración (tanto en la producción como en la comercialización) e integración en manos de un grupo minoritario representado principalmente por los grandes molinos y cadenas de supermercados. La escala representa una herramienta fundamental para el análisis de la agroindustria yerbatera, en tanto que el tamaño de las unidades determina el volumen de producción (hoja verde) y la inserción en la circulación y comercialización del producto (inym, 2013).

Los guarismos citados son contundentes y manifiestan que existe una marcada relación entre escala y rendimientos obtenidos, siendo el rinde promedio para todos los productores de 5.411 kg/ha. de hoja verde. Empero, publicaciones recientes estiman que los estratos más chicos de entre 0 a 5 hectáreas (considerados en este estudio), obtienen rindes aproximadamente del 25% y 15% menor respecto del promedio, mientras que, en el otro extremo, productores con superficie cultivada de entre 150-200 hectáreas o más, los rendimientos superan al promedio en un 13,6% y 45% respectivamente (Coninagro- Fedecoop, 2014: 45- 46). Estas variables explican la agudización y profundización de la asimetría en la agroindustria yerbatera.

En las explotaciones económicas se registra la pérdida de productividad de las plantas, particularmente de las unidades de los pequeños y medianos productores. La degradación de los suelos y un manejo inadecuado de las plantaciones son condicionantes fundamentales. Sin embargo, el envejecimiento de las plantas representa un factor ineludible de esta regresión. Algunas plantaciones superan los treinta años y en otras chacras permanecen yerba mate de inicio de la colonización con un rendimiento menor al promedio y con saldos comerciales negativos. Investigaciones de organismos oficiales evidencian dicha situación:

existe una importante pérdida de productividad de los yerbales por degradación de suelo, mal manejo de plantaciones y envejecimiento de las mismas, por otro lado, tenemos una importante plantación de yerbales nuevos con aplicación de alta densidad. Esto define dos escenarios a futuro: 1 la disminución de la producción de hoja verde; 2 incremento de la producción de hoja verde. Es posible que estos dos escenarios se den en forma conjunta cayendo la producción de hoja verde de los estratos de productores menores, sin posibilidad de inversión, mientras que se incremente la oferta a partir de nuevas plantaciones. Lo que no es posible es saber cuál será el resultado de este balance, pero se prevé un aumento en la tendencia a la concentración e integración de la producción primaria al resto de los eslabones (inym, 2013: 4).

 

La producción primaria presenta un importante índice de concentración, puesto que el 10% de los productores aportan casi el 50% de la misma. Con respecto al destino de la yerba, los estratos de 0 a 10 hectáreas entregan en un 20% a los secaderos a través de los intermediarios y prestadores de servicio (cosecha y transporte). En el otro extremo, los productores de más de 100 hectáreas entregan en forma directa al secadero más del 90% de la producción. Las cooperativas no integradas como los secaderos privados se abastecen principalmente de los productores de menos de 30 hectáreas. Aunque en volumen la compra de hoja verde de las empresas integradas es muy importante para todos los estratos, su mayor abastecimiento de materia prima está dada por los productores de más de 100 hectáreas (Rodríguez, 2016). Las cooperativas integradas se abastecen principalmente de los estratos intermedios (inym, 2013).

En este escenario, los productores y las asociaciones con menores índices de ganancias se encuentran en desventajas para incorporar los cambios tecnológicos necesarios para optimizar sus unidades económicas. En forma paralela, en el segmento conformado por productores y plantadores con mayor poder adquisitivo, se observa una tendencia al mejoramiento tanto en los procesos de producción, como en el estacionamiento y mayor eficiencia en el uso de energía que, por sus altos costos de implementación no son posibles ser costeados por los pequeños productores. Las proyecciones del inym (2013) estiman además que, al complejo yerbatero se incorporaran nuevos actores en el negocio, con la premisa de prestar servicio de secado para empresas de la industria molinera.

En este nuevo contexto, la reproducción de los pequeños productores yerbateros queda sujeta a su integración en los complejos agroindustriales y a los planes compensatorios que intentan reducir -en parte- los efectos expulsores de los procesos de diferenciación agraria (Schiavoni, 2008: 14). Además, las transformaciones tecnológicas se traducen en un uso intensivo del capital y en la necesidad de ampliar la superficie trabajada, factores que se constituyen en el principal obstáculo para la persistencia de los productores familiares, al tiempo que se observan procesos de desaparición de productores y de concentración de la producción (Feito, 2014: 33).

El último eslabón de la cadena yerbatera, representada por la comercialización, también manifiesta un alto grado de concentración y el poder de negociación con las cadenas de supermercados es bajo (inym, 2013). El 75% del volumen está en manos de 12 empresas, mientras que el 25% restante lo comercializan las cooperativas; aunque la distribución entre las asociaciones es desigual dado que, el 15% está controlada por cuatro instituciones: Cooperativa Agrícola de la Colonia Liebig (Corrientes), Piporé, Montecarlo y Andresito (Misiones). Los datos demuestran el grado de concentración aún en las cooperativas.

Industria yerbatera y nuevas expresiones asociativas de pequeños productores

 

La selección de este segmento de la cadena yerbatera responde a que los sujetos de menos de 10 hectáreas representan el 62% del total de 17.841 productores registrados por el censo agropecuario de 2002. En el otro extremo se ubican aquellos que poseen más de 30 hectáreas y que representan el 10%. Sin embargo, la asimetría no sólo se refleja en el número, sino también en la influencia en los distintos eslabones (inym, 2013).

En las unidades visitadas (zona centro de la provincia) la incorporación de tecnología es limitada y no se identifican en gran escala plantas de yerba mate de alta densidad. Como aspecto fundamental se destaca las transformaciones en las actividades económicas: productos antes orientados exclusivamente a la subsistencia (verduras, hortalizas, frutas, animales de corral) se destinan ahora a la comercialización. Este factor entra en dinamismo con los ciclos productivos, es decir alternancia de cosecha de yerba mate con nuevos productos. La estrategia incorporada puede ser catalogada como propuesta de diversificación productiva.

La reproducción social, referida a la recreación de la célula productiva (Schiavoni, 1995) es simple. Es decir, los pequeños productores logran reproducir su condición y la acumulación de capital no representa un denominador común entre las unidades domésticas. Las ganancias obtenidas se destinan a la mejora de sus chacras, aspecto que se vincula de manera directa a cuestiones identitarias respecto de su posición de “colono”.

En términos económicos los pequeños productores representan el grupo más afectado por las políticas adoptadas durante el nuevo modelo de acumulación, al tiempo que integran el fragmento más importante en el interés de la política agropecuaria nacional, por su relevancia en aspectos sociales, territoriales y económicos (iica, 2011: 141). En este sentido, emergen propuestas de acción colectiva para dar solución a las necesidades de los productores que, por su dotación de recurso y calificación profesional, se encuentran excluidos de la posibilidad de sostenerse económicamente a partir de sus ingresos como productores agropecuarios, o de seguir una trayectoria de reproducción ampliada.

 

Cooperativa de Productores Minifundistas

 

La Cooperativa de Minifundistas y Tabacaleros Río Paraná en Misiones es una entidad que nuclea a los pequeños agricultores familiares. Se crea en 1987 y en 1994 modifica su estatuto otorgándole un carácter económico, pero también reivindicativo a la institución

La cooperativa tendrá por objeto a) adquirir o producir por cuenta de la cooperativa para ser distribuidos entre los asociados, artículos de consumo, de uso personal, y del hogar; b) realizar toda operación en beneficios de los asociados dentro del espíritu de la cooperativa y de este estatuto; c) fomentar el espíritu de solidaridad y ayuda mutua entre los asociados y cumplir con el fin de crear una conciencia cooperativa; d) propender al mejoramiento económico de sus asociados y en especial a los más pobres y marginados de ellos (Cooperativa Minifundista Río Paraná, 1994).

 

Las particularidades socioeconómicas de los actores sociales que integran esta asociación los define como “agricultores familiares”, entendidos como aquellos que trabajan directamente en sus predios con el apoyo de miembros de su familia o grupo doméstico y cuyos recursos productivos -tierra, capital, ingresos- son relativamente limitados (Lattuada, 2014: 7).

Esta cooperativa ubicada en la localidad de Oberá (Misiones) persigue objetivos que lo separan de las tradicionales formas de asociación. Un aspecto para destacar es que tiene una fuerte influencia y presencia del Movimiento Agrario de Misiones (mam). La experiencia de los dirigentes es un elemento central para las decisiones que toma la entidad. El postulado que sostienen es agrupar al sector agrario de Misiones, sin diferenciarlos por tipo de producción. En este sentido, la entidad está integrada por productores de yerba mate, té, tabaco, pero también por agricultores familiares que no se dedican a los principales cultivos de renta de la región. La institución es reconocida por dos aspectos principales: industrialización y comercialización de yerba mate y; por la presencia en los mercados solidarios, denominados ferias francas, de las cuales son gestores.[iv] “El objetivo de nuestra cooperativa es atender a los productores menos favorecidos, directamente a los minifundistas. Nuestro ideal es integrar al productor agrario de Misiones, no importa si haga yerba o tabaco, la idea es que participe y se asocie a la cooperativa, que vea que asociarnos es una manera de defendernos”.[v]

La finalidad económica de esta entidad apunta a optimizar la competitividad del pequeño productor rural misionero a través de la mejora en las condiciones de producción primaria (incorporación de tecnología, acceso a recursos de producción) y a partir de canales de comercialización alternativos (iica, 2011: 138). En este sentido, se establecen vínculos que superan la dicótoma saber científico versus saber “nativo”, dado que se establecen redes entre productores, cooperativistas y miembros del inta en pos de mejorar la situación socio- económica de los actores involucrados.

Los espacios de socialización y vinculación se observan en las capacitaciones y en las visitas de los técnicos a las unidades económicas. El saber experto potencia la producción, a partir de la incorporación de las denominadas “buenas prácticas productivas” y la comercialización a través de asesoramientos en “atención al cliente”. El saber tradicional no es catalogado como innecesario o desplazado de las prácticas cotidianas, sino que es potenciado y utilizado como punto de partida, de ahí que se explique la aceptación por parte de los agricultores, en vínculos por mementos tensos y en otros armónicos.

Con respecto al producto industrializado y destinado a la comercialización, la marca Titrayju (Tierra, Trabajo y Justicia) presenta connotaciones sociales que la diferencian de las demás cooperativas y de los grandes molinos industriales:

Nuestra yerba es el resultado de un trabajo familiar y artesanal. Los productores de la cooperativa son en su mayoría minifundistas, o sea no superan las dos hectáreas. Así la yerba encierra más que una cuestión comercial, porque también cuidamos el medio ambiente, además es una reivindicación de estos colonos pobres, muchos de los cuales pertenecieron y pertenecen al mam. Sufrieron las consecuencias de la dictadura por sus luchas y fueron los más afectados por las políticas de los noventa. El nombre de la nuestra yerba se nos ocurrió a los productores, buscábamos algo que nos identifique de los demás pero que a la vez sea algo muy nuestro. Decidimos por tierra, trabajo y justicia por ser las cosas por la que más luchamos.[vi]

 

Otro aspecto que lo diferencia de las cooperativas clásicas, son las propuestas de desarrollo rural y territorial que promueve la institución, dado que no se limitan a la yerba mate o demás cultivos industriales. Las ideas se materializan en las denominadas ferias francas, experiencia que se expande rápidamente y se convierte en un proyecto que trasciende la mera cuestión comercial. Sus objetivos consisten en lograr el mejoramiento de los ingresos y la calidad de vida de los productores, bregar para obtener productos naturales de buena calidad ofrecidos a los consumidores, fortalecer los mecanismos de autoayuda y solidaridad entre los productores, establecer relaciones solidarias con los consumidores y gestionar créditos: “La feria nos devolvió algo de esperanza a los productores, justo cuando estaba todo complicado con la yerba la gente del mam propuso organizar los mercados solidarios para los productores, primero éramos las mujeres, pero después de a poco se incorporaron los hombres. Hoy estamos conectado con todas las ferias de la provincia y muchas de país”.[vii]

Eugenio Kasalaba es uno de los fundadores del mam, de la Cooperativa Río Paraná y también uno de los principales gestores de las ferias francas, manifiesta el vínculo que existe entre estas tres instituciones y los alcances en el desarrollo territorial:

La experiencia de las ferias se puede asociar con la reivindicación de los productores pequeños. La lucha por precios justos y canales de comercialización sin intermediarios es uno de los elementos que tenemos en común. Desde la cooperativa promovemos el vínculo constante con los feriantes, sean o no socios de la cooperativa. El estado se hace presente a través del psa y a la vez este programa tiene técnico que asesoran a los pequeños productores.[viii]

 

Además de emprender procesos económicos que lo diferencian de otros modelos de asociación, esta cooperativa presenta un singular componente ideológico y reivindicativo, hecho que se plasma en los discursos de los asociados y las ideas que se materializan desde el nombre del producto (Titrayju) hasta la lucha permanente por la mejora de la condición del colono misionero.

El análisis de los resultados y las proyecciones (en el corto y mediano plazo) catalogan que las propuestas establecidas son fructíferas para los productores involucrados en la cooperativa. Las ferias francas, ya consolidadas, trascienden el espacio local y deviene en una propuesta de alcance macro. En tanto canales de comercialización representan una opción válida, al tiempo que los vínculos con otros mercados solidarios (principalmente en Buenos Aires), amplía el radio de distribución del producto cooperativo, superando al intermediario, principal objetivo establecido por esta entidad.

 

Mirar a la historia para persistir: El sistema barbacuá

 

El sistema de secado barbacuá es el más antiguo en el proceso industrial de la yerba mate y sus usos se remontan al periodo jesuítico.

El “barbacuá” (del guaraní “mbarambacuá”, que significa “montón de cosa tostada”) consiste en una parrilla circular o elíptica, de unos 7 metros de diámetro, hecha con varillas de maderas y tacuaras, en forma de una gran cúpula sostenida perimetralmente por columnas (“tambos”) de 1,20 a 1.80 metros de altura, y rodeado de una barandilla (“cambaraí”) para evitar el deslizamiento de la carga de hojas. (Sarasola, 1998)

 


 

Imagen 1: Sistema Barbacuá

Fuente: Asociación de secaderos de yerba mate en “Barbacuá”, Oberá Misiones

 

El período de expansión inicial de la yerba mate se ve signado por la multiplicación de los barbacuás en todas las zonas donde se implanta el cultivo y la presencia de este sistema de secado en el paisaje rural misionero hasta las últimas décadas del siglo xx es notoria. La zona de estudio cuenta para 1976 con 185 secaderos barbacuá (Dos Santos, 2013: 41), a partir de entonces el número se reduce notoriamente. La crisis que experimenta el sector desde fines de la década de 1970 y la posterior desregulación de la crym en pleno auge del neoliberalismo, inciden de manera directa en el descenso. En cuanto a su utilidad y rendimiento, desde la década del setenta se los considera instalaciones primitivas. A partir de entonces comienza a generalizarse el uso de secaderos industriales que a través de cintas transportadoras y la inyección de aire caliente pueden secar enormes cantidades de yerba mate en un tiempo menor, sin la necesidad de emplear más mano de obra. Este panorama conduce al abandono de los barbacuás (Forni, 2006: 58).

Sin embargo, el cierre de secaderos barbacuás no se limita al periodo mencionado, puesto que algunos registros dan cuenta del abandono en la segunda mitad de la década de 2000 (inta, 2010). En la actualidad se estima que existe un total de 40 secaderos en Misiones, de los cuales 16 establecimientos se encuentran operando en la zona centro y 4 con posibilidades de reapertura (Dos Santos, 2013). Estudios realizados por el inym explican la debilidad de los secaderos con niveles de competitividad reducida, en comparación con las grandes empresas yerbateras, puesto que los secaderos menos capitalizados están en condiciones desventajosas para asumir los cambios tecnológicos necesarios y el recambio en las fuentes de energía y aplicación de las denominadas “buenas prácticas” (inym, 2013: 23).

Las innovaciones tecnológicas y la necesidad de producir más cantidad en menor tiempo incitan a las empresas yerbateras, las cooperativas y los grandes molinos a inclinarse por el uso del sistema a cinta y cámaras de secado con regulador de temperatura. Los cambios conducen a un aumento sideral en el volumen de secanza de yerba mate, al tiempo que se acortan lo tiempos de estacionamiento, promoviendo la llegada del producto final a los consumidores en un año, cuando la elaboración en sistema barbacuá demanda dos. El director de Yerba Mate y Té del Ministerio del Agro y la Producción de Misiones, José Semeguen afirma

Con los nuevos sistemas para el secado y las cámaras para estacionar se logra procesar muchos kilos de hoja verde. Además, las grandes empresas y molinos cuentan con varios depósitos, hecho que posibilita mayor acumulación de stocks, como de salida de yerba en menos tiempo. Sin embargo, el sistema barbacuá logra una calidad distinta, el proceso de secado lleva más o menos 12 horas y aunque no pueden competir de ninguna manera con las empresas grandes ofrecen un producto noble que cada vez tiene más aceptación. Desde este Ministerio colaboramos con los pequeños productores y alentamos la producción de yerba bajo el sistema barbacuá, que se desarrolla sobre todo en la zona centro de la provincia.[ix]

 

Además, el proceso de concentración descripto contribuye al debilitamiento de las formas tradicionales de producción. Los pequeños productores entienden que resulta más rentable entregar la hoja verde a las empresas o las cooperativas de la zona, dado los altos costos de mantener un sistema que no cubre los gastos demandados para secar y almacenar la yerba mate. Una de las consecuencias es el abandono de las explotaciones económicas y la dispersión de las familias rurales, tanto de productores como de obreros. Se registra un considerable flujo migratorio hacia los centros urbanos, contribuyendo al aumento de los barrios de emergencia con las necesidades propias en cuanto a salud, educación y seguridad (Dos Santos, 2013: 10).

Para revertir esta situación se proyecta la reactivación del sistema, bajo el lema “Rescate y Valorización de la Yerba Mate producida por pequeños productores de la zona centro de Misiones en secaderos tipo barbacuá como un producto diferenciado”. El mismo lo emprenden dos ingenieros agrónomos del inta Oberá: Osvaldo Sforza y Luis Bárbaro. Entre los principales objetivos del proyecto se encuentran contribuir al desarrollo económico, social, cultural, ambiental y humano de medio centenar de familias de pequeños productores de yerba mate en tres municipios pertenecientes al Departamento de Oberá: Los Helechos, Ameghino y Guaraní (inta, 2010). En este sentido se espera (Dos Santos, 2013: 8):

v  Que 60 productores fortalezcan sus vínculos y se organicen a través de una asociación recientemente formada (Asociación de Productores de yerba Mate en Sistema Barbacuá).

v  Que cien familias de obreros rurales tengan trabajo y estén afincados en la zona.

v  20 secaderos barbacuá recuperados y mejorados.

v  20 sistemas de calefacción y combustión mejorados con consumo reducido de leña.

v  10 marcas de yerba mate barbacuá posicionadas y reconocidas y una marca colectiva de yerba mate tipo barbacuá en el mercado.

 

La necesidad de reactivar este sistema radica en la situación socioeconómica de los productores rurales. Un diagnóstico elaborado por los ingenieros nombrados refleja que en la zona existen muchos barbacuás que presentan un estado de abandono desde hace muchos años, otros recientemente, pero que pueden readecuarse. Al mismo tiempo, se encuentran con que unos pocos funcionan adecuadamente vendiendo su producción con marca propia o abasteciendo a otros molinos. Además de reactivar el proceso de secado, el proyecto se propone industrializar y comercializar un producto diferenciado de mayor calidad, catalogado como premium para el que existe un gran mercado potencial. La puesta en funcionamiento de los barbacuás promueve, también, la persistencia de numerosas explotaciones familiares y genera puestos de trabajo en cada localidad, ya que los barbacuás demandan al menos dos o tres trabajadores durante los meses de cosecha (inta, 2010). Uno de los ingenieros del inta y responsable del proyecto rescate del sistema barbacuá, Luis Bárbaro explica

Recorriendo las chacras de los productores observamos la existencia de las instalaciones para el secado en barbacuá, pero los mismos estaban abandonados y en desuso. Entones consideramos necesario reactivar este sistema de secado y producción. La postura de los productores era recurrir nuevamente a las instalaciones cargada de historia porque muchos de los barbacuás pertenecían a los abuelos o padres de los actuales barbacueros. Hay que destacar que la mayoría fueron reactivados por jóvenes y las personas grandes mucho no estaba de acuerdo, pero apoyaron. Entonces desde el inta estábamos atendiendo a una demanda, pero que no apuntaba a la yerba mate, sino a generar mecanismos para que los productores se queden en las charas y a su vez que las mismas les permitan un rédito económico.[x]

 

Al compás de la propuesta del inta, se generan estrategias de acción colectiva y agrupamiento de los actores involucrados. Así, los productores impulsan la creación de la Asociación de Productores de Yerba Mate en Sistema Barbacuá; quienes solicitan al gobierno provincial fondos para una prefinanciación de la cosecha. Cómo eran necesarios un mínimo de cincuenta productores se incorporan a la solicitud a aquellos que proveían hoja verde a los barbacuás llegándose a los sesenta y dos productores. A partir de entonces el foco de la asociación se puso en la recuperación y mejoramiento de este sistema de secado. La recuperación implica trabajos de reconstrucción de dichas instalaciones. Entonces, los productores deciden destinar el dinero del crédito para la restauración de los distintos barbacuá que se encontraba inutilizado (Forni, 2016; 60).

Con respecto a las estrategias de acción colectiva, la conformación de una cooperativa no es el objetivo común de los productores. Muchos desestiman esa posibilidad, dada la mala experiencia de asociaciones cooperativas que integraban antes de decidirse a volver a utilizar el sistema barbacuá. El descontento con esta forma a asociacionismo es manifestado a los ingenieros responsables del proyecto: “Muchos productores no quieren saber nada de las cooperativas, nos dicen que en las otras cooperativas los productores más grandes salían beneficiados y no quieren repetir la misma historia. Si se hace una cooperativa debe ser de libre acceso y eso de nuevo va a llevar a que haya disgustos y enfrentamientos”.[xi]

Un aspecto fundamental para comprender el escenario de los productores de sistema barbacuá es que la capacidad de industrialización y comercialización no pueden compararse a los grandes molinos, y aunque los costos de elaboración son más altos que con el sistema de cinta, el precio final al público no refleja esta disparidad, puesto que se busca equiparar los importes con el objetivo de atraer consumidores. Las marcas que elaboran los productores del sistema barbacuá no se encuentran en las góndolas de los supermercados, sino que la distribución se realiza a través de mercados solidarios y ferias.

Con respecto a la producción, en total, poseen una capacidad instalada para producir 7.000 toneladas, pero por los problemas de infraestructura están elaborando solamente 2.000. De allí se envasan 200 mil kilogramos en 8 marcas distintas. La mayoría de los barbacuá están situados en la zona de Los Helechos, Guaraní y Oberá. En total involucran a unos 100 productores de yerba (Dos Santos, 2013: 7).

La materia prima elaborada por los barbacuás proviene -principalmente- de yerbales propios o de productores cercanos al secadero, hecho que posibilita la calidad del producto sin el deterioro propio del transporte de grandes distancias. La Asociación de Secaderos de Yerba Mate en Barbacuá actúa también como agente de control interno (más allá de las constantes visitas y controles de organismos como el inym), a fin de vigilar la buena calidad, la cantidad adecuada de secado, de palo y de estacionamiento

Como productores de barbacuá sabemos que tenemos un producto distinto y mejor, por eso nos cuidamos entre nosotros de no cometer errores. Ya descubrimos algunos que se hicieron pasar por productores de barbacuá e ingresaron a la Asociación, pero en realidad tenían el sistema de secado a cinta, a ellos se les pidió que abandonen la Asociación. Así sabemos cómo producimos y preferimos tener un mercado no muy amplio, pero vender buena yerba.[xii]

 

Una de las críticas que recibe el sistema es la utilización de madera nativa para leña, dado que es el principal elemento de combustión para los barbacuás. Al mismo tiempo la exposición al fuego y a las altas temperaturas afecta la salud de los operarios, aspecto que es fuertemente cuestionado. Para resolver este problema, desde el inta se prevé la incorporación de control de temperaturas, como así también la reforestación con madera destinada exclusivamente a los secaderos barbacuás. En este sentido, existe un trabajo en conjunto entre el inta y la Facultad de Ciencias Forestales de la unam. Uno de los inconvenientes radica en el costo económico, como así también la correcta capacitación para los productores y toda la familia. “Queda también un aspecto melancólico, dado que se prioriza lo natural y muchos estiman que la tecnología los acerca más a los molinos y secaderos modernos que a las prácticas de sus antepasados”.[xiii]

Entre el 2010 y 2011, los secaderos reciben subsidios por parte del Estado para reactivarse, con la premisa de que continúen con los sistemas productivos tradicionales, generen factores de producción y sean rescatados y valorizados por su historia y permanencia en los márgenes de la Argentina rural (Dos, Santos, 2013: 7). El objetivo por parte de los productores es lograr cierta independencia de los créditos y subsidios por parte del Estado o entidades privadas. Así, el sistema barbacuá pretende auto sustentarse y transformarse en herramienta de crecimiento para los sujetos sociales que le dan vida.

Este sistema ancestral de secado tiene numerosas ventajas: la calidad de la hoja verde como materia prima, debido a la proximidad de las plantaciones a los pequeños secaderos distribuidos en el interior de las áreas rurales, y la logística sencilla, sin intermediarios. […] el trabajo artesanal de este sistema incluye a las familias rurales en gran parte del proceso productivo y de elaboración. Además, permite el desarrollo económico zonal -que involucra a pequeños productores minifundistas y a los propietarios de las pequeñas plantas elaboradoras- y por ser un reservorio cultural.[xiv]

 

Un aspecto destacado en la recuperación del sistema barbacuá es la labor de los “jóvenes productores”, en tanto son ellos quienes impulsan la puesta en marcha de los antiguos secaderos que pertenecen a sus padres o abuelos. Los técnicos del inta destacan este rol y detallan que cuando inician las gestiones y reuniones para poder reactivar los barbacuás “lo que más nos llamó la atención fue la presencia de los más jóvenes, eran ellos lo que más fuerza ponían para poner en funcionamiento los secaderos que eran de sus familias”.[xv]

La presencia en las unidades productivas y el diálogo con los productores permiten reconocer (además de la estrategia económica) un aspecto simbólico en la recuperación del sistema tradicional de secado, en tanto supone un aspecto cultural que desarrolla y comunica un conocimiento de la vida (Geertz, 1991), al tiempo que perpetua tradiciones, en este caso vinculada a la yerba mate:

Nuestra idea es recuperar una forma de producir y elaborar yerba como lo hacían nuestros padres y abuelos. Así no sólo buscamos un beneficio económico, sino es saber que cuando obtenemos el producto final hay sabores que son propias del sistema barbacuá de antes, un producto que además tiene un fuerte componente familiar, el esfuerzo de todos y la satisfacción de recuperar la memoria de nuestros padres y abuelos.[xvi]

 

Consideraciones finales

 

En el contexto actual, los colonos con cierto potencial de acumulación ya no constituyen la expresión característica de la pequeña producción de la economía yerbatera (Schiavoni, 2008) -aunque en el imaginario social prevalece dicha connotación- y, lejos de manifestar un modelo cerrado, presenta ciertas heterogeneidades: algunos alcanzan niveles más próximos al campesino; mientras que otros, logran capitalizarse y mantener su posición (Baranger, 2008). Las alteraciones se deben a las modificaciones del contexto socioeconómico, particularmente a las transformaciones estructurales que se desarrollaron a partir de la década del setenta y que se consolidaron en la década del noventa con las políticas neoliberales, que alcanzan también a la economía yerbatera, que encuentra su núcleo en Misiones.

Ante la crisis del sector agrario en general y el yerbatero en particular, los sujetos sociales que dan vida al sector rural misionero emprenden estrategias de reproducción y permanencia en sus unidades económicas. La crisis de las cooperativas clásicas -dado el aumento del gerencialismo y el discurso empresarial- aleja a muchos productores de estas entidades. La premisa del asociacionismo continúa vigente y el escenario registra nuevas expresiones de asociación para la agricultura familiar. Unas estiman al cooperativismo, pero adoptan prácticas adecuadas para el sector, reformulando sus estatutos y reafirmando la noción de reciprocidad y solidaridad. Otras emplean nuevas formas de vinculación y asociación, conformando un mosaico heterogéneo para la agroindustria yerbatera misionera.

La situación adversa y la brecha cada vez más amplia entre grandes y pequeños productores, condiciona a estos últimos a generar estrategias de producción, industrialización y comercialización renovadas. Entonces, nuevas formas de acción colectiva y la recuperación de prácticas ancestrales (rodeado de un halo simbólico) posibilitan la supervivencia de los sujetos sociales en los márgenes de la Argentina rural.

 

 

Bibliografía

 

Baranger, Denis. “La construcción del campesinado en Misiones: de las Ligas Agrarias a los sin tierras.” Campesinos y agricultores familiares. La cuestión agraria en Misiones a fines del siglo xx, compilado por Gabriela Schiavoni, ciccus, 2008.

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Cooperativa de Minifundistas Río Paraná. Estatuto. 1994.

Dos Santos, Valeria. Problemática de sistemas productivos tradicionales: abordaje sociológico de secaderos barbacuá en las colonias de zona centro de la provincia de Misiones orientados al turismo. Tesis de Grado, fhycs, Universidad Nacional de Misiones, 2013.

Feito, María Carolina. Ruralidades, agricultura familiar y desarrollo. Territorio del Periurbano norte de la provincia de Buenos Aires. La Colmena, 2014.

Forni, Pablo. “La recuperación de una tecnología tradicional: ¿una alternativa para la agricultura familiar? La Asociación de productores de yerba mate en sistema barbacuá del centro de la provincia de Misiones, Argentina.” Redes. Revista do Desenvolvimento Regional, vol. 21, no. 3, 2016, pp. 48-65. http://dx.doi.org/10.17058/redes.v21i3.7043

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Gortari, Javier. “Economía regional yerbatera: acumulación de capital con exclusión social.” Dinámica Agraria y Políticas Públicas. Desigualdades Sociales y Regionales, compilado por Javier Gortari, Víctor Rosenfeld, y Alejandro Oviedo, Universidad Nacional de Misiones, 2016.

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Lattuada, Mario, Susana Márquez y, Jorge Neme. Desarrollo rural y política. Reflexiones sobre la experiencia argentina desde una perspectiva de gestión. ciccus, 2012.

Lattuada, Mario. Acción colectiva y corporaciones agrarias en la Argentina. Transformaciones institucionales a fines del siglo xx. Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes, 2006.

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Rodríguez, Lisandro. “Producción y comercialización yerbatera en los márgenes. La provincia argentina de Misiones (1991- 2014).” Revista Iberoamericana de Viticultura, Agroindustria y Ruralidad, vol. 3, no. 9, 2016, pp. 50-74. http://www.revistarivar.cl/images/vol3-n9/RIVAR_9_Lisandro_Rodriguez.pdf

Sarasola, Rodolfo. Las voces de la yerba mate. Breve vocabulario ilustrado. Universidad Nacional de Misiones, 1998.

Schiavoni Gabriela. “Repensar la reproducción. Del campesinado a la agricultura familiar” Campesinos y agricultores familiares. La cuestión agraria en Misiones a fines del siglo xx, compilado por Gabriela Schiavoni, ciccus, 2008.

Schiavoni, Gabriela. Colonos y ocupantes. Parentesco, reciprocidad y diferenciación social en la frontera agraria de Misiones. Universidad Nacional de Misiones, 1995.

Schvorer, Esther. Etnografía de una Feria Franca. Tesis de Maestría en Antropología Social. Universidad Nacional de Misiones, 2003.

 

 

Sitios de internet

 

Clarín Rural. “Barbacuá: Recuperan el sabor ancestral de una yerba mate”, 2 de agosto de 2017. https://www.clarin.com/rural/productores-misioneros-rescate-yerba-estilo-barbacua_0_BJl1jye8b.html

Infoleg:

http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/4102/norma.htm, fecha de consulta 31 de agosto de 2015.

http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/20000-24999/22268/norma.htm, fecha de consulta 31 de agosto de 2015.

Entrevistas realizadas

 

Entrevista a Miguel González, presidente de la cooperativa Río Paraná, julio de 2015.

Entrevista a María, productora y feriante de Oberá, Misiones, diciembre de 2014.

Entrevista a Eugenio Kasalaba, dirigente del Movimiento Agrario de Misiones, presidente de las ferias Francas y vicepresidente de la Cooperativa Río Paraná, julio de 2015.

Entrevista a José Semeguén, director de Yerba Mate y Té del Ministerio del Agro y la Producción de Misiones, mayo de 2017.

Entrevista el Ing. Luis Bárbaro, inta Oberá, mayo de 2017.

Entrevista a Guillermo, productor sistema Barbacuá, Guaraní, Misiones, mayo de 2017.

Entrevista al Ing. Osvaldo Sforza, inta Oberá, mayo de 2017.

 



i Becario Postdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (conicet) - Centro de Estudios de la Argentina Rural, Universidad Nacional de Quilmes (cear-unqui) - Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Misiones (unam).

[i] Esta realidad demanda la intervención estatal, con el objetivo de regular la actividad y, en particular estabilizar los precios de la materia prima. Ejemplo de dicha injerencia fue la Comisión Reguladora de la Yerba Mate crym (1935- 1991), que estipulaba para el sector un precio sostén, donde actuaban además el Mercado Concentrador y el Banco de la Nación Argentina.

[ii] Para un análisis sobre postulados y doctrinas cooperativas ver Kaplan de Drimer y Drimer (1981).

[iii] La yerba canchada es el producto elaborado (secado y molienda gruesa) que pasará a estacionamiento y luego se molerá y envasará (Sarasola, 1998: 23).

[iv] Las ferias son mercados locales donde los agricultores comercializan directamente artículos antes destinados al autoconsumo: hortícolas, frutales, lácteos y carnes, panificados, dulces, encurtidos. Los rasgos centrales de estos mercados son la venta directa y la eximición de impuestos. Constituyen espacios de discusión en los cuales se abordan temas referidos a la agricultura familiar, la soberanía alimentaria, la biodiversidad, el trabajo asociativo, el cuidado de los recursos naturales, la valoración del rol de la mujer agricultora, la dignificación del trabajo a través del precio justo y la visualización de los agricultores familiares como productores de alimentos (Schvorer 2003).

[v] Entrevista a Miguel González, presidente de la Cooperativa Río Paraná, realizada en julio de 2015.

[vi] Entrevista a Miguel González, presidente de la cooperativa Río Paraná, realizada en julio de 2015.

[vii] Entrevista a María, productora y feriante de Oberá, Misiones, realizada en diciembre de 2014.

[viii] Entrevista a Eugenio Kasalaba, dirigente del Movimiento Agrario de Misiones, Presidente de las ferias Francas y Vice Presidente de la Cooperativa Río Paraná, realizada en julio de 2015.

[ix] Entrevista al director de Yerba Mate y Té del Ministerio del Agro y la Producción de Misiones José Semeguén, realizada en mayo de 2017.

[x] Entrevista el Ing. Luis Bárbaro, inta, Oberá, mayo de 2017.

[xi] Entrevista al Ing. Luis Bárbaro, mayo 2017, Oberá, Misiones.

[xii] Entrevista a Guillermo, productor sistema Barbacuá, Guaraní, Misiones, mayo de 2017.

[xiii] Entrevista al Ing Osvaldo Sforza, inta Oberá. Mayo de 2017.

[xiv] “Barbacuá: recuperan el sabor ancestral de una yerba mate”, Clarín, 2 de agosto de 2017.

[xv] Entrevista al Ing. Luis Bárbaro, Oberá, Misiones, mayo de 2017.

[xvi] Entrevista a Guillermo, productor sistema barbacuá, Los Helechos, misiones, junio de 201.