Desarrollo inicial del Banco Industrial del Perú, 1937-1956

 

Initial Development of the Industrial Bank of Peru, 1937-1956

 

 

Franco Lobo Collantes [i]

jflobo@colmex.mx

 

 

Resumen

El artículo tiene por objetivo analizar en qué medida el Banco Industrial del Perú contribuyó con el desarrollo de la industria peruana en sus primeros veinte años de constitución. El enfoque de análisis va más allá del volumen de capital prestado y hace hincapié en la forma cómo se dirigió los recursos a las empresas fabriles. En ese sentido, el artículo plantea que la contribución de este banco al desarrollo industrial fue limitada, debido a la carencia de una estrategia crediticia coherente con impulsar una diversificación industrial más profunda en el país. Por el contrario, tuvo un comportamiento muy cercano a la banca comercial, asumiendo un papel subsidiario de las industrias tradicionalmente establecidas y, por ende, alejándose de su rol de fomento.

 

Palabras clave: banco industrial; estrategia crediticia; industria peruana.

 

 

Abstract

This article aims to analyze to what extent the Industrial Bank of Peru contributed to the development of Peruvian industry in its firsts twenty years of constitution. The analysis approach goes beyond the volume of borrowed capital and emphasizes how resources were directed to manufacturing companies. In this sense, the article states that the contribution of this bank to industrial development was limited, due to the lack of a credit strategy coherent with promoting a deeper industrial diversification in the country. On the contrary, it behaved very close to commercial banking, assuming a subsidiary role for traditionally established industries and, therefore, moving away from its role of promotion.

 

Keywords: industrial bank; credit strategy; peruvian industry.

 

 

Recibido: 31 de agosto de 2018.

Aprobado: 19 de diciembre de 2018.

 

 

 


Introducción

 

El crecimiento económico basado en la primaria-exportación que caracterizó a América Latina durante las primeras décadas del siglo xx fue interrumpido por la crisis mundial derivada del crac de 1929. La depresión de los años treinta generó fuertes fluctuaciones en el mercado internacional, lo que llevó a la región latinoamericana a crear algunos instrumentos que fomenten el mercado interno y reduzcan la dependencia del mercado internacional. La banca de desarrollo fue uno de estos instrumentos, creados con el objetivo de transferir recursos públicos hacia sectores económicos que se consideraban estratégicos para cada país. En el caso peruano se creó el Banco Industrial del Perú (bip de ahora en adelante) en 1936. A pesar de que el Perú tuvo una recuperación relativamente rápida a la crisis y, por ende, la estrategia de promocionar la industria para el mercado interno fue de corto alcance, sí hubo una mayor participación del Estado en la economía que promovió actividades económicas de manera diversificada (Drinot y Contreras, 2015).

Recientemente ha aparecido una historiografía en la región interesada en comprender los desempeños de estas instituciones, liderada por el investigador argentino Marcelo Rougier, que tuvo su primer esfuerzo conjunto en el libro La banca de desarrollo en América Latina. Luces y sombras en la industrialización de la región (2016). Esta historiografía se ha caracterizado por un manejo acucioso de fuentes y una perspectiva analítica alejada, por un lado, del entusiasmo que caracterizó las décadas de mayor impulso industrial en la región (1950-1980) y, por otro lado, de los fundamentalismos de mercados que desprestigiaron las instituciones de fomento en las décadas de 1980 y 1990. En esa línea se enmarca el presente trabajo, analizando el bip y su carrera por promocionar la industria peruana, en un periodo donde la estrategia de industrialización era incipiente comparado con lo que se vio a partir de los años cincuenta en la región.

El artículo argumenta que, durante sus primeros veinte años de existencia, el bip tuvo una contribución limitada a la promoción de la industria peruana, debido al contexto coyuntural de crisis en el que apareció la institución y a la carencia de una clara estrategia crediticia. Debido a ello, el comportamiento del bip estuvo alejado de su rol de fomento, convirtiéndose en un subsidio de las empresas industriales tradicionalmente establecidas en el país, por lo que su contribución se limitó a permitir afrontar problemas coyunturales de liquidez de algunas ramas industriales y a apoyar a la pequeña industria.

 

La temprana industrialización y el Banco Industrial del Perú

 

Bértola y Ocampo (2013) bautizaron el periodo que cubre la Gran Depresión de los años treinta y la Segunda Guerra Mundial como un periodo de tránsito, ya que se inscribió entre el auge exportador latinoamericano previo a la crisis de 1929 y el predominio de la industrialización dirigida por el Estado entre 1945 y 1980. En ese sentido, los años treinta y cuarenta los presentan como una primera fase de industrialización, inducida por la variación de los precios relativos y las respuestas de la política económica ante los choques externos, lo que generó los primeros planes para promover la industria y reducir la dependencia externa.

En el caso peruano, la historiografía ha generado algunos estudios clásicos pero que aún son limitados, a los que haremos mención para contextualizar el desarrollo industrial en el que apareció el bip. El primero en abrir el debate fue Caravedo (1976), quien analizó al gremio industrial entre 1933 y 1945 con el objetivo de comprender su composición y su importancia política, económica y social en el Perú. En términos de política económica, Caravedo postuló que los industriales tuvieron una influencia directa para defender sus intereses, como la política cambiaria, arancelaria y financiera (bip), capacidad de influencia que fue alcanzada por la legitimidad que les dio el contexto de crisis, pero que estuvo limitada por la pugna con otros sectores como hacendados y grandes comerciantes. Posteriormente, Thorp y Bertram (2013), en un texto que ha tenido una gran influencia en la historia económica peruana del siglo xx, argumentaron que durante este periodo no hubo incentivos significativos hacia la diversificación.[2] En primer lugar, durante la década del treinta, el golpe de la crisis mermó la capacidad de acumulación y diversificación de parte de los sectores exportadores, así como el poco impulso a la demanda ante la política fiscal contractiva y la poca profundidad en los cambios de los precios relativos. En segundo lugar, durante la década del cuarenta, a pesar de que se implementaron algunas políticas de promoción industrial, no respondieron a una estrategia coherente de desarrollo hacia adentro. Por el contrario, las principales características de la década fueron la fuerte inflación y los problemas derivados del contexto de guerra. En tercer lugar, en 1948 ingresó al gobierno el general Manuel Odría, quién orientó la política económica hacia la exportación de recursos naturales aprovechando la coyuntura de la Guerra de Corea. Solo al final del gobierno hubo una reorientación hacia el mercado interno, básicamente por el término del conflicto en Corea y las nuevas demandas urbanas. Más recientemente, Durand (1995) identificó en la década de 1940 una coyuntura de desarrollo industrial que no observó en las décadas previas. Para este autor, ni la Primera Guerra Mundial ni la crisis de 1929 generaron incentivos reales para impulsar la industria en el Perú, pero la coyuntura bélica de los años cuarenta sí lo hizo debido a los acuerdos entre el gobierno peruano y el estadounidense, de manera que Perú proveyó de materia prima para la guerra a Estados Unidos y este, en contra parte, promovió la inversión extranjera directa por medio del establecimiento de grandes fábricas norteamericanas en territorio peruano.

Estos tres estudios clásicos dominaron el breve debate sobre la industrialización peruana en este periodo, a lo que se han sumado en el último lustro algunos estudios que permiten ampliar la perspectiva y encontrar un punto medio entre el impacto de los choques externos en el Perú y la capacidad de generar incentivos para el desarrollo industrial. En un estudio previo analizamos la aparición de medidas de promoción industrial en los años treinta, como respuesta a la depresión originada de la crisis internacional. En base al análisis del diseño de medidas proteccionistas, de ampliación del mercado interno y de la aparición del bip, concluimos que estas medidas respondieron a la coyuntura específica de crisis generalizada, sin responder a un programa articulado de diversificación económica, lo que limitó sus alcances (Lobo, 2013). De igual manera, el estudio de Drinot y Contreras (2015) sobre los efectos de la Gran Depresión en Perú plantea que, si bien no existe un plan concreto de diversificar la estructura económica del país, sí existen efectos en la participación del Estado en la economía, ampliando sus funciones de regulador y supervisor. Consideramos que, desde este enfoque, es decir, un contexto propicio para crear ciertas instituciones que permitan enfrentar la coyuntura de crisis, se puede comprender el nacimiento del bip, no como un instrumento que promueva una franca industrialización del Perú, sino como la institución encargada de reducir los riesgos que enfrentaba el sector industrial en la década de 1930.

En ese sentido, la crisis de los años treinta generó incentivos para crear un banco especializado en el sector industrial, tanto por el lado del impacto en el mercado como en la política económica que se dio como respuesta. Por el lado del impacto en el mercado, la coyuntura de crisis y los niveles de riesgo redujo al mínimo muchas de las facilidades que la banca privada le daba a la industria para proveerse de crédito, como la libertad para descontar sus letras o adelantos en cuenta corriente con la garantía del mismo establecimiento o los propios productos elaborados. Por el lado de la respuesta de la política económica, la nueva ley de Bancos, creada por recomendación de la misión Kemmerer, tuvo como objetivo la especialización bancaria, lo que incentivo a los bancos privados a dedicarse a operaciones a corto plazo. Sobre ello, la primera memoria del bip explicaba el nacimiento de la institución en esta coyuntura de dificultades:

 

Los Bancos comerciales han ayudado constantemente a las industrias dentro del marco de sus posibilidades; pero el crédito bancario, aparte de estar sujeto a los tipos de intereses ordinarios, no puede ser otorgado, conforme a la ley de Bancos, por plazos mayores a un año. Y el crédito particular, por lo general, demanda intereses altos que suelen resultar demasiado onerosos para quienes lo reciben. Las industrias, en cuya situación peculiar son más necesarios que en ningún otro caso los créditos a plazo largo y la sujeción de éstos a un tipo de interés reducido, sufrían constantemente los efectos desfavorables de esa situación (bip, Memoria de 1937).

 

El proyecto del bip fue presentado al Parlamento en diciembre de 1932, donde resaltó el amplio consenso sobre la importancia de desarrollar una industrial local. El debate se expandió por unos días, debido a las diferencias sobre la forma como se iba acumular el capital que proveería al bip al iniciar sus funciones. Este capital se formaría con un impuesto ad-valoren de 1% a todas las mercaderías importadas, las cuáles eran transferidas al Banco Central y este a su vez al bip. Para algunos parlamentarios, comprometer al Banco Central era muy riesgoso para la estabilidad macroeconómica del país, que de por sí ya era frágil por el contexto internacional. A pesar del debate, la mayoría aprobó el proyecto en esencia, incluyendo la formación del capital señalado y el objetivo de “proteger la producción de los artículos que se importen y que técnica y económicamente se puedan producir en el país”. Entre 1933 y 1936 se deliberaron los pormenores de la reglamentación, así como la acumulación de capital, ya que, según la nueva ley de bancos vigente, para que un banco inicie sus operaciones se necesitaba un capital mínimo de dos millones de soles. Finalmente, el Banco fue inaugurado en octubre de 1936, lo que hace difícil usar dicho año en la estadística comparada, por lo cual el presente artículo iniciará la comparación de los ejercicios anuales a partir de 1937 (Lobo, 2013).

            El contexto al que nos referimos sobre el nacimiento del bip, con objetivos más coyunturales y alcances más mesurados, tiene una mayor correlación con el desarrollo del sector industrial en este periodo de tránsito. Algunos estudios previos desarrollaron una base estadística que usualmente se presentaron fragmentadas, como el número de fábricas y trabajadores en el sector de Caravedo (1976) o la identificación de ciertos contextos de sustitución de importaciones de la rama textil en el análisis de Thorp y Bertram (2013). Sin embargo, los recientes hallazgos sobre la producción del país de Seminario (2015) permiten análisis con mayor precisión el desempeño del sector industrial y su impacto en la economía peruana. De las cifras de Seminario se marcan dos subperiodos dentro del contexto de los primeros veinte años del bip. El primero fue de 1936 a 1945, caracterizado por un lento crecimiento en la producción industrial, con un promedio anual de 2.1%, aumentando ligeramente la participación de la industria en la economía de 11.1% a 11.8%. De hecho, Perú fue de los países con menor crecimiento de la producción industrial en la región entre 1929 y 1945. El segundo subperiodo correspondió de 1946 a 1956, con un crecimiento del sector industrial más acelerado, que logró un promedio anual de 6.7%, y elevó la participación de la industria en la economía peruana de 11.8% a 14.2%. Esto posicionó a Perú como el segundo país andino con mayor participación industrial en sus economías en 1950, aunque aún estaba lejos de países más industriales de la región como Brasil, México o Argentina (Bértola y Ocampo, 2013).

            Este contexto de desarrollo industrial nos permite inferir que, en los primeros veinte años del bip, la industria peruana tuvo un crecimiento limitado en sus primeros años, mientras duraron los efectos de los choques externos, pero que tuvo una mayor vitalidad en los años cincuenta. Este fenómeno corrobora el planteamiento de Thorp y Bertram (2013) sobre la coyuntura pro industrial que presentó el fin de la Guerra de Corea y el crecimiento de la demanda interna por la construcción de grandes obras de infraestructura y el crecimiento de las nuevas clases urbanas.

 

Desempeño crediticio del Banco Industrial del Perú

 

El bip nació durante el gobierno del general Oscar Benavides (1933-1939), quien apoyó en todo momento el proyecto, aunque la institución no sufrió ninguna modificación significativa desde su inauguración en 1936. Este panorama cambiaría en la década de 1940 con la presidencia de Manuel Prado (1939-1945), cuando inician algunas modificaciones y ampliaciones a la institución. La modificación más importante fue en 1941, cuando por ley se identificó por primera vez ciertos sectores prioritarios como cemento, siderúrgicas, beneficio de petróleo, productos químicos básicos y generación de energía eléctrica. A pesar de la extensión de las prioridades, hubo sectores con potencial de encadenamiento como el siderúrgico o el de generación de energía (como base del desarrollo de otras industrias). Para fomentar dichos sectores se creó la modalidad de “créditos extraordinarios”, que tuvieron un plazo de 10 años (los ordinarios tenían un máximo de 5) y a un máximo de 0.5% de interés (Ley 9361). Además de este substancial incentivo, justificándose en el contexto de guerra, el gobierno dispuso de los tres bancos de desarrollo (industrial, agrícola y minero) para gestionar algunas obras públicas necesarias (Ley 9577). Finalmente, la última modificación fue sobre las tasas de interés. Según la ley de creación del bip, la tasa de interés para las industrias ya establecidas era de 6% y para las nuevas de 5%. Sin embargo, con la nueva modificación se pasó a 5% y 4%, respectivamente. Además, para promover la pequeña industria, aquellos que no tuvieron capacidad de brindar garantías suficientes y que sus préstamos no excedieron los 10 mil soles, el interés pasó a 3% (Ley 7695).

A pesar de que estas tres medidas generaban mayor incentivo en los usuarios del bip, también se podría ver las contradicciones sobre los sectores prioritarios, evidenciándose la poca claridad en la estrategia de desarrollo industrial. En 1942, un año después de crearse la modalidad de créditos extraordinarios, se emitió la ley 9584 por la cual se amplió este régimen especial a las industrias de alimento y de explotación pesquera. Mientras la primera no se caracteriza por su capacidad de encadenamiento con otras ramas, la segunda ni siquiera era una rama industrial, lo que tergiversa el propio sentido del bip (Ley 9584). Durante los años posteriores, no hubo modificaciones significativas en el bip, pero las medidas mencionadas fueron suficientes para darle un fuerte impulso en los primeros años. El Cuadro 1 muestra el incremento importante del capital del bip, con sus efectos en el crecimiento del monto total prestado al sector industrial, el número de préstamos y el número de fábricas beneficiadas. Sin embargo, de igual modo se advierte un estancamiento y retroceso al finalizar la Segunda Guerra Mundial. El Gráfico 1 permite visualizar con más claridad la tendencia descrita en base al volumen de la cantidad prestada en el periodo de análisis.

 

Cuadro 1: Capital recaudado, cantidad total prestada, número de préstamos y número de fábricas beneficiadas del bip, 1937-1956 (en soles constantes de 1979)

Año

Capital

Variación

Cantidad prestada

Variación

Préstamos

Variación

Fábricas

Variación

1937

1,293,483,212

-

1,125,162,478

-

78

-

-

-

1938

1,701,922,382

31.6%

2,176,253,224

93.4%

137

75.6%

110

-

1939

2,030,654,480

19.3%

2,946,158,776

35.4%

189

38.0%

151

37.3%

1940

2,220,187,646

9.3%

3,614,582,669

22.7%

246

30.2%

198

31.1%

1941

2,414,851,518

8.8%

4,199,379,557

16.2%

280

13.8%

234

18.2%

1942

2,449,105,683

1.4%

4,410,226,042

5.0%

298

6.4%

249

6.4%

1943

2,680,580,065

9.5%

5,945,794,186

34.8%

353

18.5%

313

25.7%

1944

2,896,775,843

8.1%

6,196,054,496

4.2%

463

31.2%

404

29.1%

1945

2,993,271,945

3.3%

6,525,562,497

5.3%

525

13.4%

461

14.1%

1946

3,322,577,352

11.0%

7,384,238,610

13.2%

597

13.7%

525

13.9%

1947

2,857,897,439

-14.0%

6,993,045,350

-5.3%

650

8.9%

559

6.5%

1948

2,415,592,453

-15.5%

6,084,112,989

-13.0%

675

3.8%

569

1.8%

1949

2,503,394,887

3.6%

6,209,730,167

2.1%

664

-1.6%

555

-2.5%

1950

2,274,073,737

-9.2%

6,114,231,094

-1.5%

667

0.5%

544

-2.0%

1951

2,086,665,888

-8.2%

6,445,882,696

5.4%

660

-1.0%

550

1.1%

1952

1,990,912,521

-4.6%

6,377,910,687

-1.1%

674

2.1%

531

-3.5%

1953

1,842,461,127

-7.5%

6,208,657,318

-2.7%

645

-4.3%

481

-9.4%

1954

1,767,672,225

-4.1%

6,973,212,608

12.3%

660

2.3%

475

-1.2%

1955

1,695,741,133

-4.1%

7,196,121,753

3.2%

681

3.2%

486

2.3%

1956

1,633,241,836

-3.7%

7,528,010,875

4.6%

676

-0.7%

477

-1.9%

Nota: cantidades vigentes a diciembre de cada año.

Fuente: elaboración propia a partir de datos de bip, Memorias, 1937 a 1956.

 


 

Gráfico 1: Evolución del total de los montos prestados por el bip, 1937-1956 (en miles de soles constantes de 1979)

Fuente: elaboración propia a partir de datos de bip, Memorias, 1937 a 1956.

 

La disociación entre el desempeño crediticio del bip y el crecimiento del sector industrial es notable si contrastamos los datos de Seminario (2015) con nuestra propia elaboración del bip. El crecimiento extraordinario del bip fue acompañado de un lento crecimiento de la producción manufacturera en los primeros diez años; sin embargo, entre 1946 y 1956, el estancamiento del bip contrasta con el crecimiento acelerado de la producción industrial. Este fenómeno se explica por la nueva coyuntura al finalizar la Segunda Guerra Mundial. En primer lugar, como hemos venido señalando, el nacimiento del bip se enmarco en una lógica de crear instrumentos que logren enfrentar en mejores condiciones la coyuntura de crisis e inestabilidad externa, por lo que el final de la Segunda Guerra Mundial y la mayor estabilidad en el globo redujo la participación de estos instrumentos en la política económica. En segundo lugar, el ingreso al gobierno de Manuel Odría (1948-1956) implicó un impulso al modelo tradicional de exportaciones mineras y agrarias, lo que redujo los incentivos de diversificación hacia el mercado interno. Este último proceso queda en evidencia cuando observamos la prioridad que se dio a los otros bancos de fomento, como el agrícola y el minero, para promover dichas actividades hacia el mercado externo, pero que implicó la reducción relativa del capital del bip.

El Gráfico 2 permite visualizar el proceso descrito, ya que, a partir de 1950, el capital del bip pierde importancia frente al extraordinario crecimiento del Banco Agrario. A pesar de que el banco minero también sufrió un estancamiento relativo, el retroceso del bip es más significativo, ya que pasó de participar con aproximadamente 40% del capital de la banca de fomento en el Perú en 1948, a sólo un poco más de 10% en 1956.

 


 

Gráfico 2: Distribución porcentual del capital de la banca de fomento en el Perú, 1940-1956

Fuente: elaboración propia a partir de datos de bip, Memorias, 1937 a 1956.

 

En suma, consideramos que el alejamiento del periodo de convulsiones desde 1945 y la política económica primario-exportadora implementada desde 1950, redujeron la importancia del bip en las prioridades de los gobernantes, limitando su capacidad de impulsar la diversificación industrial. Sin embargo, consideramos como elemento fundamental comprender la estrategia crediticia del bip en el periodo, es decir, la forma como se asignó el capital a las diferentes industrias, lo que permitirá observar su real impacto.

 

Estrategia crediticia

 

Uno de los problemas de los Bancos de fomento en América Latina fue la poca claridad en la forma como se desarrollarían los objetivos entorno a la promoción industrial, como en los casos estudiados en México y Argentina (Rougier, 2011). Una estrategia clara para alterar la estructura productiva de un país pasaría básicamente por dos ejes: primero, el fomento de sectores industriales prioritarios, en base a sus efectos multiplicadores en otros sectores (potencial den encadenamiento); segundo, desarrollar una industria descentralizada impulsando polos de desarrollo en mercados regionales en base las posibilidades particulares de cada localidad (Rougier, 2001).

Por ello, se considera como pieza fundamental en nuestro análisis que el solo hecho que el bip transfiera capitales al sector industrial no significa que el sector se potenciaría con una verdadera capacidad de diversificación. Para que ello se logre, se tendría que identificar sectores prioritarios y descentralizados según las necesidades del país, así como un seguimiento sobre las inversiones de dichos capitales. Sin embargo, esto no ocurrió en este primer periodo, por lo que la influencia del bip en la mayoría de los casos no pasó de sostener el desenvolvimiento natural de las fábricas, mas no potenciarlas para elevar su productividad a largo plazo.

Entorno a las ramas industriales beneficiadas durante este periodo inicial, se puede observar cómo los sectores de bienes de consumo y en menor medida los intermedios son los que predominaron la asignación crediticia. El Cuadro 2 muestra como las ramas de alimentos y vestimenta tuvieron los porcentajes más elevados, seguidos de algunos insumos químicos y minerales no metálicos, para finalmente dar paso a la producción metalmecánica y la de generación eléctrica con una mínima participación. Como observamos en el apartado anterior, la selección de sectores prioritarios para otorgar créditos extraordinarios desde la década de 1940 fue bastante diversa, lo que no permite ver con claridad alguna estrategia concreta en los préstamos del bip. En consecuencia, esta carencia de estrategia de sectores prioritarios generó que las ramas más beneficiadas del bip fueron aquellas que dominaban el mercado de la industria peruana. De acuerdo con los datos de Seminario (2015), las ramas de alimentos y textiles predominaron la producción industrial entre 1936 y 1956, seguida de la de productos químicos, materiales de construcción y, con la participación más reducida, la industria metalmecánica. Por ello, el bip tuvo un desempeño adaptado al mercado industrial peruano, pero alejado de su rol de fomento y de asumir el riesgo de invertir en ramas con potencial de desarrollo y que no eran apoyadas por la banca privada.

Además de ello, la falta de prioridades en las asignaciones de ramas industriales indujo al bip muchas veces a apoyar a todo tipo de negocios, algunos no industriales, que son catalogados como “industrias diversas”, pero que en realidad se trata de actividades que no corresponden a los objetivos que dio origen a la institución, y que con el paso de los años van creciendo en términos relativos. A pesar de que la mayor amplitud de actividades del bip puede fortalecer la salud financiera de la institución, desvirtúa los objetivos de promocionar la industria y lo deja sin un norte claro de utilidad. El hecho que la rama “industrias diversas” crezca en términos relativos evidencia la poca inclusión del desarrollo industrial en los gobiernos de turno y la poca claridad de los objetivos del bip.


Cuadro 2

Distribución del crédito asignado por el bip según ramas industriales, 1937-1956

Año

Alimentos y bebidas

Textiles y confecciones

Cuero y calzado

Muebles y madera

Papel e imprenta

Industria Química

Minerales no metálicos

Productos metálicos

Mecánica de transformación

Generación de energía

Servicio de transporte automotor

Industrias diversas

1937

13.21

45.53

6.39

0.04

8.64

17.16

1.20

6.60

0.20

0.00

0.00

1.02

1938

9.71

35.22

8.69

5.54

6.16

14.03

2.48

4.92

7.40

5.32

0.00

0.53

1939

13.61

32.45

6.73

6.86

5.55

12.81

5.88

4.22

5.66

4.25

0.00

1.98

1940

15.05

30.07

7.30

7.82

6.21

10.97

7.53

3.48

5.32

3.35

0.00

2.91

1941

17.62

25.70

6.85

11.22

5.18

11.56

9.28

2.36

4.28

3.24

0.00

2.71

1942

13.87

20.07

5.11

12.21

6.69

19.60

8.08

2.48

4.37

4.92

1.09

1.50

1943

14.02

14.59

6.15

14.23

6.97

13.96

7.23

3.42

2.25

4.57

7.44

5.17

1944

16.79

12.54

7.64

14.59

7.22

12.61

7.51

4.21

2.30

4.48

9.30

0.81

1945

15.99

20.47

6.84

16.65

6.44

13.30

7.14

4.48

2.26

4.69

0.70

1.04

1946

17.33

18.76

7.31

12.71

7.68

12.52

9.48

5.57

1.91

4.49

0.56

1.66

1947

18.99

17.47

3.50

11.58

8.00

10.36

8.70

5.04

1.64

4.49

7.24

3.00

1948

13.28

23.80

4.79

9.89

6.85

12.41

7.17

5.26

1.51

5.00

6.12

3.91

1949

16.84

18.63

5.09

9.08

6.32

10.86

7.41

4.94

2.17

4.27

9.78

4.60

1950

17.74

19.92

5.08

8.06

7.33

9.68

8.00

5.27

1.79

4.09

8.80

4.22

1951

18.39

19.76

5.11

7.65

7.88

11.54

6.83

6.55

1.63

3.61

7.55

3.51

1952

18.04

19.80

5.84

6.59

9.84

12.30

7.09

7.71

2.34

3.35

3.35

3.74

1953

18.19

18.69

6.91

6.32

9.72

12.95

6.22

8.46

2.41

3.27

3.14

3.71

1954

14.76

17.67

6.71

6.32

9.61

11.76

5.25

7.77

2.15

3.33

10.65

4.02

1955

13.97

18.90

7.45

5.79

9.58

11.34

6.10

8.51

2.13

2.82

9.84

3.58

1956

8.79

12.12

4.71

3.68

7.16

6.77

3.73

5.80

1.61

36.40

5.80

3.43

Fuente: elaboración propia a partir de datos de bip, Memorias, 1937 a 1956.


El segundo elemento de la estrategia crediticia tiene que ver con la capacidad de generar una descentralización en los préstamos, lo que permitiría desarrollar polos industriales a nivel regional. En el caso peruano, desde finales del siglo xix y principios del siglo xx, el desarrollo industrial del Perú tuvo una fuerte reconcentración en Lima (Lobo, 2012), tendencia que se observa marcadamente en la década de 1930 en el con el sistema financiero (Bardella, 1989). Esta realidad, empero, no fue contrarrestada por el bip, sino que la institución se adaptó. No hay registro en la ley de creación, en las modificaciones posteriores o en las mismas memorias del bip sobre algún intento por descentralizar la asignación crediticia. El Gráfico 3 evidencia como Lima y Callao tuvieron un fuerte predominio en la concentración crediticia, logrando acaparar entre 70% al 80% de los préstamos.

 

Gráfico 3: Relación porcentual entre Lima y provincias en la asignación crediticia del bip, 1936-1956

Fuente: elaboración propia a partir de datos de bip, Memorias, 1937 a 1956.

 

Dentro de los limitados préstamos que llegaron a provincias, algunos departamentos destacan sobre otros, como se observa en el Cuadro 3. El caso de Arequipa es destacable en la zona sur del país. Desde la década de los veinte Arequipa tuvo un crecimiento industrial basados en capitales con una nítida procedencia nacional y que entre los treinta y cuarenta le permitió convertirse en el eje industrial del sur, y aparentemente con una mayor capacidad de diversificación que en la zona norte. Este mayor peso industrial se hacía sentir en la creación de movimientos como el Partido Descentralista o la Liga Autonomista, que reclamaban por reducir la concentración en Lima. Según la burguesía industrial arequipeña, el mismo Estado central estaba frustrando más y más el desarrollo de las regiones al apoyar la concentración del aparato productivo y el poder político en Lima (Caravedo y Vellinga, 1989).

 


 

Cuadro 3: Distribución del crédito asignado por el bip en las provincias fuera de Lima y Callao, 1936-1956

Año

Amazonía

Ancash

Arequipa

Cuzco

Junín

Huánuco

Ica

La

Libertad

Piura

Otros

(*)

1938

0.00

0.00

25.43

0.00

40.83

3.13

0.00

3.48

14.61

0.00

1939

0.00

0.00

18.87

5.18

37.97

3.36

5.64

2.59

14.34

0.00

1940

0.00

0.00

25.46

4.20

31.86

3.15

6.76

5.45

13.13

0.00

1941

0.16

0.00

27.30

3.99

21.40

4.19

9.27

5.19

15.09

1.60

1942

10.46

0.00

27.26

3.44

18.79

3.61

8.48

3.79

19.83

1.72

1943

11.68

3.94

21.74

2.83

15.95

8.02

15.92

3.72

12.95

3.89

1944

10.69

4.28

18.92

0.47

15.91

10.11

22.23

1.60

12.18

4.01

1945

8.06

3.05

16.93

0.33

19.52

10.81

17.96

1.73

18.37

3.19

1946

9.41

2.19

19.85

0.00

18.66

11.29

15.33

3.55

16.55

3.38

1947

8.85

7.63

4.76

0.00

21.01

10.22

18.23

7.64

16.17

3.30

1948

8.64

3.04

20.74

2.88

25.00

5.96

9.95

6.00

13.96

2.76

1949

8.54

4.93

23.47

9.95

20.55

6.64

8.00

4.64

10.67

3.18

1950

8.23

4.46

30.78

11.60

17.84

5.07

8.47

4.44

5.31

3.34

1951

10.65

4.66

28.01

11.04

15.64

3.84

10.20

7.42

5.52

2.89

1952

6.87

4.05

29.52

8.88

13.47

6.46

9.93

6.20

5.24

2.93

1953

7.91

6.88

25.15

7.13

13.84

3.95

10.52

5.39

10.96

3.82

1954

15.19

6.25

26.27

7.90

12.89

2.53

10.41

4.15

11.16

7.64

1955

16.24

4.54

28.66

9.81

14.22

2.63

9.57

2.53

8.11

8.82

1956

10.73

3.27

29.65

8.44

15.85

3.59

8.19

5.18

9.00

7.48

Nota (*): “Otros” incluye a Apurímac, Ayacucho, Cajamarca, Huancavelica, Pasco, Puno, Tacna, Tumbes.

Fuente: elaboración propia a partir de datos de bip, Memorias, 1937 a 1956.

 

Esta relación conflictiva también se visualizaba en las nuevas orientaciones entre las industrias de Lima y provincias. Mientras que Lima se orientó poco a poco hacia el monopolio, en provincias se hizo más competitiva, por lo que a medida que las grandes empresas limeñas compraban materias primas en provincias e imponían precios y ritmo de trabajo, se iban perfilando las contradicciones entre Lima y provincias (Caravedo, 1976). De todos modos, el peso de Arequipa como provincia con potencial industrial se evidencia en la asignación crediticia del bip, debido a la propia demanda de sus fábricas y el peso político que iba teniendo la región, pero no por una política de descentralización industrial planificada.

Además del análisis de las ramas industriales y el destino geográfico de la asignación crediticia, un tercer indicador para observar una estrategia de desarrollo de parte del bip es el uso que se les daba a los créditos en las fábricas. Según la clasificación propuesta por Rougier (2001), dentro de la inversión del crédito recibido existen hasta tres modalidades: créditos de fundación, créditos de evolución y créditos de extensión. Basados en esta clasificación creamos una propia, donde juntamos los créditos de fundación y extensión, relacionados con la compra de maquinaria o de inmuebles, que tienden a elevar la producción, al que denominamos de productividad. Otro apartado en la clasificación son los créditos de evolución, donde se han ubicado los costos propios de la misma actividad industrial, como materia prima o capital para la mano de obra. Finalmente, está la sección créditos particulares, que fueron las obligaciones de los usuarios del bip con otros bancos u otros particulares. Teóricamente este último punto debería estar dentro de evolución, pero lo separamos por su relevancia en las fuentes. De este modo tenemos el Gráfico 4, donde podemos observar el predominio de los créditos de evolución y particulares, mientras que los de productividad tienen una minoría, con tendencia al crecimiento.

 

Gráfico 4: Estructura de los préstamos del bip según el uso, 1937-1956

Fuente: elaboración propia a partir de datos de bip, Memorias, 1937 a 1956.

 

Al iniciar sus operaciones, los créditos del bip fueron usados básicamente para refinanciar sus obligaciones con otros bancos, pasando sus créditos de corto plazo a largo plazo, y también costeando pagos sobre materia prima o mano de obra, lo que evidenciaba sus problemas de liquidez, mientras que la inversión para un real crecimiento era mucho menor. Sin embargo, a partir de 1943 hubo una mayor inversión en maquinaria e inmuebles, llegando a 40% del total en los años finales del periodo analizado. Este fenómeno respondió al crecimiento que tuvo la industria por los factores que mencionamos en el anterior apartado, pero no como una política deliberada del gobierno o del propio bip. Es decir, la mayor inversión en productividad de parte del bip fue una consecuencia del crecimiento industrial, no al revés.

Con todo, este apartado demostró que el bip carecía de una estrategia clara en la asignación crediticia y que su evolución estuvo relacionada con la evolución del mercado industrial, alejado de un rol de fomento o promotor de alternativas industriales distintas. Las industrias más apoyadas fueron las ramas que tradicionalmente estuvieron establecidas en el país, el crédito estuvo reconcentrado en Lima y Callao básicamente, y el uso de los créditos fueron en buena parte para sostener los niveles de producción, mas no para elevarlos significativamente.

 

El apoyo a la pequeña industria

 

Uno de los objetivos que se trazó el bip a medida que pasaban los años fue el apoyo al pequeño industrial, dándole las posibilidades de un crédito que muchas veces era imposible conseguirlo en la banca privada, básicamente por la falta de garantías. Debido a esa lógica se dio una de las medidas que mencionamos durante el gobierno de Manuel Prado, la de establecer una garantía sobre la prenda industrial y conceder préstamos al 3% de interés para los pequeños industriales.

Se considera que el aporte del bip a la pequeña industria fue significativo, siendo el principal sector de la industria que fue beneficiado por el bip y en concordancia con su rol de fomento, aunque ello no significó un aporte suficiente como para convertirla en mediana empresa. En general, la mayoría de los créditos brindados por el bip no eran suficientes para realizar inversiones que reestructuren la capacidad productiva de las pequeñas fábricas.

Aparentemente en la década de los treinta los cambios en los precios relativos producto de la crisis no fueron sólo aprovechados por las grandes industrias sino también para los pequeños industriales y artesanos. Entre 1933 y 1942 hubo un crecimiento importante de la mediana y pequeña empresa, especialmente en provincia. A través de análisis de la producción de tejidos de punto se identifica un crecimiento importante del número de fábricas acompañados de una disminución del promedio de obreros y del capital promedio por fábrica. Por ello la aparición de la pequeña y mediana industria, así como la reconversión de artesanos a manufactureros podría explicar la disminución de los promedios mencionados (Caravedo, 1976).

La ley 7695 describe que los beneficiados con el 3% de interés y catalogados como pequeña industria, son aquellos que no demandan más de 10,000 soles. Basados en dicha referencia elaboramos el Cuadro 4, donde se muestra el número de créditos que no excedían dicha cantidad y el porcentaje que representa en el total de las asignaciones. El análisis sólo llega hasta 1945, debido a que la fuerte inflación iniciada en el gobierno de Bustamante y Rivero a partir de 1946 distorsiona la referencia seleccionada.

 

Cuadro 4: Número de créditos del bip asignados a la pequeña industria, 1937-1945

Año

Pequeña industria

Total de

créditos

Créditos

Porcentaje de total

1937

38

48.72

78

1938

69

50.36

137

1939

93

49.21

189

1940

120

48.78

246

1941

135

48.21

280

1942

143

47.99

298

1943

163

46.18

353

1944

220

47.52

463

1945

234

44.57

525

Fuente: elaboración propia a partir de datos de bip, Memorias, 1937 a 1956.

 

El aporte a la pequeña industria representó entre el 45% y el 50% del número de créditos asignados por el bip en estos primeros años. Eran cantidades que para los industriales podrían haber sido significativas para realizar algunas pequeñas inversiones, pero que no eran suficientes para elevar la productividad. En el reglamento establecido en la creación del bip se argumenta que para que una fábrica realmente haga una inversión capaz de ensanchar la producción mediante la compra de maquinaria o grandes inmuebles, la inversión mínima debía ser 100,000 soles (Lobo, 2013). En función esta referencia elaboramos el Cuadro 5, donde se visualiza como los préstamos que no superan los 100,000 soles oscilan entre el 85% y 90%, lo que implica que sólo entre el 15% y 10% de los préstamos del bip en sus primeros años tuvieron la capacidad de elevar la productividad de las empresas usuarias.

 

 

Cuadro 5: Clasificación de créditos asignados por el bip según montos, 1937-1945

Año

Menores a 100,000

Mayores a 100,000

Créditos

Porcentaje

Créditos

Porcentaje

1937

68

87.2

10

12.8

1938

117

85.4

20

14.6

1939

165

87.3

24

12.7

1940

219

89.0

27

11.0

1941

251

89.6

29

10.4

1942

260

87.2

38

12.8

1943

298

84.4

55

15.6

1944

400

86.4

63

13.6

1945

450

85.7

75

14.3

Fuente: elaboración propia a partir de datos de bip, Memorias, 1937 a 1956.

 

Esta es una razón más para medir el impacto del bip en la industria manufacturera, por lo que se reafirma que aunque la pequeña empresa fue apoyada con un número de créditos importantes y les dio la posibilidad de acceder a créditos que la banca privada les negaba, las cantidades en promedio no fueron suficientes para incrementar su productividad general, ya que al acceder sólo a créditos menores de 100,000 soles, son incapaces de invertir en maquinaria o inmuebles significativos que denoten una expansión de la producción.

 

El Banco Industrial del Perú en el sistema financiero

 

Comparado con otras latitudes, la crisis de 1929 no golpeó de manera tan severa al sistema financiero peruano, con excepción de la quiebra del Banco de Perú y Londres. La elevada capitalización de los bancos en años anteriores amortiguó la crisis e hizo posible que la ayuda crediticia otorgada a la economía del país siempre superara el importe de los depósitos, además de superar con tranquilidad la exigencia del encaje legal de la ley de Bancos del 15% (Bardella, 1989). En ese contexto, los vínculos entre el sistema financiero y la industria continuaron la tendencia de los años veinte. Por ejemplo, el Banco italiano, líder del sistema, financió el monopolio eléctrico Empresas Eléctricas Asociadas, el monopolio telefónico Cía. Peruana de Teléfonos y varias industrias oligopólicas en manos de la primera o segunda generación de italianos (Quiroz, 1993).

Durante los años cuarenta existieron dos periodos marcadamente diferentes. En la primera mitad de la década se caracterizó por una contracción de la liquidez en la banca comercial, donde los depósitos igualaban a las colocaciones. Esto se debió a que la banca privada realizó grandes préstamos al gobierno central a un bajísimo interés, por lo que se redujeron el tipo de descuento y los intereses de las operaciones de crédito en cuenta corriente. Pero en la segunda mitad, a causa de que el gobierno de Bustamante y Rivero intentó estabilizar los desequilibrios de las finanzas mediante préstamos del Banco Central, la expansión del circulante se incrementó significativamente entre 1945 y 1948. Esto incrementó los depósitos bancarios en 57% y las colocaciones en 103%, pero ello no podía ser utilizado por la actividad agroexportadora debido a la contracción mundial al culminar la Segunda Guerra Mundial, por lo que los exportadores fusionaron sus intereses con otros sectores (Bardella, 1989). Esto significó que los grupos de élite y los nuevos capitalistas ahora controlaban la producción industrial, por lo que la asignación de créditos a los nuevos sectores era la política más importante de las instituciones bancarias (Quiroz, 1993).

Finalmente, entre finales de los años cuarenta y la primera parte de los cincuenta existen dos eventos importantes en el sistema financiero. Primero, una nueva expansión de las colocaciones del sistema bancario debido la cuantiosa expansión del circulante a causa de la financiación de los déficits fiscales y la reconstitución de las reservas de divisas del Banco Central. Segundo, la modernización del sistema financiero. Esto fue consecuencia de la renovada confianza en el Perú ante la recuperación en el comercio internacional (Guerra de Corea), lo que generó que en el país se desarrollen departamentos de cobranzas extranjeras, de cambio, atendiendo toda gama de operaciones de las operaciones comerciales y financieras de sus clientes. Esto influenció en las operaciones del sector interno, logrando un afinamiento de los métodos de trabajo y la reestructuración de los departamentos de cobranza que, junto al crecimiento de la competencia entre los bancos, mejoraron y profundizaron el accionar financiero en las diferentes actividades económicas comerciales (Bardella, 1989).

La expansión del sistema financiero en las actividades económicas junto con la merma que experimentó la asignación crediticia del bip desde 1946, que observamos en el segundo apartado, generó un retroceso relativo de los montos asignados por el bip con respecto al financiamiento de la banca privada en el sector industrial, lo que se muestra en el Cuadro 6.

 

Cuadro 6: Préstamos al sector industrial de la banca comercial y del bip, 1947-1956 (en soles corrientes)

Años

Banca Comercial

Banco Industrial

Total

% del bip

1947

235,115,921

51,453,136

286,569,057

18

1948

269,131,722

60,912,367

330,044,089

18

1949

370,341,661

72,014,877

442,356,538

16

1950

444,626,305

80,027,818

524,654,123

15

1951

634,561,239

93,335,158

727,896,397

13

1952

779,268,231

98,948,137

878,216,368

11

1953

821,160,664

105,498,838

926,659,502

11

1954

913,752,181

124,939,712

1,038,691,893

12

1955

1,069,050,538

135,138,140

1,204,188,678

11

1956

1,196,645,185

149,363,977

1,346,009,162

11

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la Superintendencia de Bancos y Seguros, Memorias, 1947 a 1956.

 

La caída de 18% a 11% entre 1947 y 1956 sobre la participación de los créditos del bip en los préstamos al sector industrial no debería llevarnos a concluir que la participación del bip fue poco relevante, al contrario, lograr un promedio de participación alrededor de 14% resalta si se tiene en cuenta que el tiempo de asentamiento de esta banca privada databa de finales del siglo xix, comparado con los pocos lustros que el bip tenía en los cuarenta y cincuenta. Ahora bien, teniendo en cuenta que el 85% de los préstamos a la industria estaba en manos de la banca comercial y que la industria con mayores beneficios y, por ende, de menores riesgos, fue la de textil y alimentos, ¿por qué los créditos del bip se dirigieron a las mismas ramas que ya estaban financiadas por el sector privado? Consideramos que la respuesta está en los dos puntos que hemos desarrollado a lo largo del artículo: el contexto coyuntural de política económica en que nace el bip y la carencia de una estrategia de desarrollo. El aspecto coyuntural de la crisis internacional evitó desarrollar una estrategia de promoción de diversificación económica a largo plazo, ni por el lado de los mecanismos de industrialización ni por el lado de la estructura financiera. En consecuencia, el bip se desarrolló en una estructura financiera neutra, es decir, que promueve la canalización de recursos a las actividades dominantes desde la perspectiva de la rentabilidad y las posibilidades de expansión, pero sin cambiar las características del patrón de crecimiento. Para que el bip cumpla su rol de fomento habría sido necesario estar cerca de una estructura financiera desarrollista, caracterizada por cumplir un papel activo en la asignación de recursos, dirigiendo fondos hacia fines considerados prioritarios según el efecto que tienen en el desarrollo económico y social (cepal, 1971, citado en López y Rougier, 2011).

            En suma, el sistema financiero fue una expresión de una política económica poco cercana al desarrollismo, por lo que el bip respondió a un comportamiento ligado a la evolución del mercado industrial más que a un instrumento de fomento, lo que a la larga lo llevó a convertirse en un subsidio de las empresas tradicionalmente ya establecidas en el país, ya que les permitió cubrir sus costos en ciertos contextos de crisis general o insolvencia financiera.

 

Conclusiones

 

El análisis del bip en sus primeros veinte años de vida nos permite acercarnos al poco compromiso del gobierno peruano y su política económica con el enfoque desarrollista e industrial, como un ejemplo latinoamericano que matiza y amplía los diferentes caminos que optaron los gobiernos de la región para enfrentar los efectos de los choques externos y los cambios de paradigmas de los años treinta y cuarenta.

            El nacimiento del bip permite entender el contexto de las medidas pro-industria en el Perú en los años treinta, como un grupo de medidas que intentaban enfrentar la coyuntura de crisis y donde la mayor participación del Estado buscaba cubrir la caída de la participación privada en la economía. En ese sentido, la creación del bip respondió a una coyuntura específica de crisis de financiamiento del sector industrial, pero no de un programa de industrialización articulado que buscaba generar cambios en la estructura productiva de la economía peruana.

            Esta respuesta coyuntural se evidenció en el desempeño crediticio del bip en el largo plazo, ya que luego de un fuerte crecimiento de su capital y algunas medidas adicionales a principios de los cuarenta, el crecimiento del total de los montos asignados al sector industrial, el número de préstamos y el número de fábricas beneficiadas creció extraordinariamente. Sin embargo, a partir de 1946, el final de la coyuntura bélica redujo la relevancia del bip como instrumento de urgencia coyuntural, a lo que se sumó una política económica orientada hacia la exportación de productos primarios desde 1950, lo que finalmente estancó el crecimiento del bip en los indicadores que mencionamos.

            Adicionalmente a la coyuntura de crisis y de política económica, las limitaciones del bip la asociamos con la incapacidad de generar una estrategia crediticia coherente con su rol de fomento. Al analizar la forma como asignó el crédito durante el periodo estudiado, identificamos que el bip respondió a las lógicas del mercado industrial, otorgando la mayoría de los créditos a las industrias tradicionalmente establecidas, reconcentrando el crédito en Lima y permitiendo que el uso de los créditos se dirija a cubrir los costos de la evolución de las propias empresas, sin capacidad de elevar significativamente su producción.

            Uno de los sectores más beneficiados del bip fue la pequeña industria, que recibió cerca del 50% del número de préstamos asignados por la institución, y que les permitió acceder a pequeños créditos que eran de poca accesibilidad en la banca privada por la falta de garantía. Sin embargo, el análisis de los montos prestados nos permitió observar que estos préstamos no fueron suficientes como para elevar su producción significativamente, por lo que estos microcréditos sólo les permitieron continuar su funcionamiento, pero no potenciarlos para convertirse a largo plazo en empresas medianas.

            Otro factor limitante para el bip fue la estructura financiera. Del análisis que realizamos, identificamos que buena parte de los préstamos al sector industrial fue de la banca privada, por lo que inferimos que las ramas menos riesgosas fueron las más beneficiadas por este crédito, como la rama de alimentos y textiles. Sin embargo, el bip tuvo un comportamiento similar, prestando predominantemente a esas mismas ramas, cuando estas ya tenían acceso al crédito en la banca comercial. Consideramos que esto se explica por la estructura financiera, que estuvo orientada hacia la maximización de recursos en base a la perspectiva de la rentabilidad, pero no desde el enfoque del desarrollo económico y social integral, por lo que el bip replicó las necesidades del mercado, alejándose de su rol de fomento.

            En suma, el bip tuvo un comportamiento de subsidio de las industrias tradicionalmente establecidas y de la pequeña industria, reduciendo el riesgo de su evolución al brindarles créditos que sostengan sus costos en determinadas coyunturas. Consideramos que el rol de fomento del bip en sus primeros veinte años fue casi inexistente, y su contribución a la industria, limitada. A partir de la segunda mitad de los años cincuenta, el enfoque industrial tuvo mayor relevancia en la política económica peruana, lo que pudo generar mayor expectativa para el bip.

 

 

Fuentes

 

Archivo Digital de la Legislación del Perú: Leyes citadas. http://www.leyes.congreso.gob.pe/

Archivo de la Superintendencia de Banca y Seguros del Perú: Superintendencia de Banca y Seguros del Perú. Memorias, 1937 a 1956.

Biblioteca del Banco Central de Reserva del Perú: Banco Industrial del Perú. Memorias, 1936 a 1956.

 

 

Bibliografía

 

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[i] Doctorando en Historia, El Colegio de México. El presente artículo es una versión revisada y mejorada del primer capítulo de la tesis de Maestría en Historia de la Pontificia Universidad Católica del Perú, defendida en junio de 2018 con el título de “Desarrollo inicial, crecimiento y crisis del Banco Industrial del Perú, 1936-1991”.

[2] La primera versión de este trabajo apareció en inglés en 1978.