Este libro traducido por Rossana Reyes Vega y escrito en conjunto por Stephen Haber, Armando Razo y Noel Maurer, investigadores y docentes de la Universidad de Stanford, obedece a una rigurosa investigación plasmada en el año de 2003, que dio fruto a la obra titulada en su versión en inglés The Politics of Property Rigthts. Political Instability, Credible Commitments, and Economic Growth in Mexico, 1876-1929, y traducida al idioma español en el 2015, se adscribe en la corriente neo-institucionalista donde la influencia de autores como Douglass North, William Summerhill y Barry Weingast son importantes para el análisis; cabe señalar además la crítica implícita realizada a la cliometría presentando alternativas para el estudio de datos estadísticos principalmente cuando no se tienen registros, ni bases seriales constantes. Así pues, este trabajo es una novedosa investigación sobre los factores que incidieron en el crecimiento económico de un país como México, donde los autores pretenden romper con la idea acotada por la historiografía donde se liga la inestabilidad política con el estancamiento económico.
Para llevar a cabo su investigación Haber, Razo y Maurer hacen uso de tres ramas de estudio: ciencia política, economía e historia, proponiendo con esto la comunicación interdisciplinar; de igual manera, como fuentes de análisis se proponen en un primer momento la lectura cuidadosa de la producción historiográfica existente sobre la historia política y económica de México tanto en inglés como en español, para después proceder con el acopio de un cúmulo importante de fuentes de diversos archivos dentro de los que se encuentran el Archivo General de la Nación y el Archivo Histórico del Banco Nacional de México, así como también documentación de otras compañías bancarias, industriales y gubernamentales, dentro de las cuales se recogieron documentos como boletines financieros, actas de consejo, correspondencia, balances e informes económicos, permitiéndoles con esto hacer un análisis detallado de los derechos de propiedad y cuantificar el desempeño económico de sectores como las finanzas, la industria, el petróleo, la minería y la agricultura.
La periodicidad trabajada en el libro obedece a la necesidad de analizar el desempeño económico y el cambio institucional a lo largo del tiempo, buscando comparar el crecimiento producido entre los años de 1876 y 1910, siendo este un periodo de estabilidad política encabezado por el porfiriato y los años de 1911 a 1929 caracterizados por múltiples confrontaciones armadas (revoluciones, guerras civiles), lo que ocasionó una gran inestabilidad política que debió ser sorteada no sólo por los individuos a cargo del poder político y económico, sino también por los dueños y los poseedores de la inversión económica.
Para desarrollar sus objetivos los autores parten de tres hipótesis: 1) la inversión y el rendimiento no debieron haber crecido en términos absolutos después de 1911 (y posiblemente se redujeron); 2) la inestabilidad debió haber hecho más lenta la tasa de crecimiento de ese sector económico en relación con la década anterior a 1911 y; 3) las tasas de crecimiento de inversiones y crecimiento permanecieron altas en relación con el periodo anterior a 1911, aunque fue un crecimiento lento relación con las que México hubiera alcanzado si no hubiera sido una entidad política inestable.
Estas presunciones serán resueltas a lo largo del texto, el cual se encuentra dividido en nueve apartados, los cuales se pueden agrupar en dos grandes secciones: la primera parte comprende la introducción, el capítulo dos y tres arman la estructura teórica del trabajo, los capítulos cuatro al ocho presentan el análisis histórico de cada uno de los sectores más importantes de la economía mexicana y, para finalizar, se presentan las conclusiones obtenidas, así como las referencias utilizadas para la investigación. Se debe señalar además la pertinencia a lo largo de todo el libro de los mapas, los cuadros y las gráficas, herramientas que sirvieron a los autores para sustentar sus hipótesis.
Así pues, la primera parte ofrece al lector un análisis de varias cuestiones; en primer lugar se habla de los problemas de compromiso asumidos por los gobiernos tanto estables como inestables a la hora de ofrecer una credibilidad a sus pobladores, entendiéndose por estos no sólo a pequeños propietarios con pocos recursos económicos sino también a un cumulo de empresarios y grandes inversores que se interesaban por inyectar recursos en el país, esto se tradujo en garantías que les permitieron conservar sus derechos de propiedad vinculados no sólo a la tierra sino también a inversiones de capital, fabricas, maquinaria, etc., para los gobiernos inestables esta tarea pudo provocar problemas de incertidumbre en el futuro y la disminución de las actividades económicas, sin que esto significara el estancamiento financiero.
Por otra parte y relacionado con lo anterior, se plantea cómo estos compromisos generan acuerdos entre los diferentes actores, y para comprobarlo Haber, Razo y Maurer aplican el modelo de análisis denominado Integración de Políticas Verticales (ipv), este método se redefine la interacción entre tres agentes: gobierno, titulares (integrado por instituciones privadas dentro de las que se pueden mencionar compañías, industrias y bancos) y un ejecutor vigilante, el cual garantiza los acuerdos pactados entre los dos primeros. Estos pactos surgen para mitigar las inestabilidades políticas, y se caracterizan porque los gobiernos tratan a la propiedad como un bien privado, los titulares buscan el bienestar individual, la base es el crecimiento fiscal y el despojo es limitado por parte del gobierno titular, puesto que existe el compromiso de cumplir un contrato ya establecido con múltiples consecuencias en caso de romperse.
Siguiendo este recorrido y poniendo a prueba la teoría ipv se integran al discurso las coyunturas políticas de México en dos periodos que van del año de 1976 a 1910 y el periodo de 1911 a 1929, donde se plantea como en ambos momentos los titulares tenían interés en obtener protección para sus derechos de propiedad y seguir obteniendo ganancias por periodos de tiempo prolongado a pesar de las diversas crisis atravesadas; se sustenta además que aunque existiera un desequilibrio entre los gobiernos, esto no necesariamente interfirió con la economía de sus entidades; las negociaciones entre los agentes ayudaron a estabilizar los recursos tanto de los empresarios y compañías como de los entes estatales, relacionándolo con un juego de estrategias que se iba creando y descifrando a medida de las circunstancias.
Ahora bien, para tener un panorama claro de todo lo que comprendió este periodo a nivel económico en México los capítulos cuatro al ocho presentan un análisis histórico de los sectores económicos más representativos, para lo cual se hace un análisis en tres pasos. En un primer momento, se discuten los arreglos institucionales y el crecimiento obtenido antes de 1910, luego se procede a debatir cómo los arreglos con las entidades políticas solventaron la inestabilidad política en los períodos de guerra civil y de posguerra, finalizando con un análisis sistemático donde se utilizaron herramientas microeconómicas para observar los comportamientos económicos antes y durante los años de inestabilidad.
Los análisis de estos autores nos muestran varias dinámicas, en primera instancia manifiestan cómo el sector más vulnerable a los problemas de inestabilidad política en México fue el bancario, el cual sufrió múltiples saqueos monetarios. No obstante, este desequilibrio en términos de tiempo fue momentáneo, pues los gobernantes garantizaron la obtención de recursos y créditos para financiar su estancia en el poder, por lo cual intentaron sostener los derechos de propiedad. La ecuación básica antes y después del periodo en tensión fue dar poder a los políticos poderosos, los cuales recibían rentas de los bancos o se convirtieron en banqueros.
Al igual que con el sector financiero, la producción agrícola sólo presentó -según los autores- un desequilibrio moderado durante la época de inestabilidad política, esto debido en parte a que los bandos en confrontación intentaban mantener y sacar a flote los cultivos expropiados, pues esto les garantizaba la subsistencia de sus tropas; las ipv en este campo sólo vendrían a ser efectivas después de acabada la guerra, pues ayudó a fortalecer y a aumentar la producción con miras a la diversificación de los mercados locales, además de la incursión a los canales de exportación que tras la guerra revolucionaria empezaron a ampliarse.
Así mismo, los campos de la industria, el petróleo y la minería, que se estudian de forma separada, presentan un indicador en común, a pesar de atravesar los procesos del porfiriato, la guerra civil y la posguerra, no fueron afectados de forma directa a nivel económico, esto debido a múltiples factores, dentro de los que se encuentran la ipv, que garantizó en las industrias el desarrollo de sus operaciones donde los principales ejecutores vigilantes fueron las organizaciones gremiales. Por su parte, el petróleo y la minería, al ser recursos naturales, se vieron afectados principalmente por la posibilidad de agotamiento de estos, pues muchos de los yacimientos explotados por décadas disminuyeron la producción y en ocasiones se secaron de forma definitiva, afectando en su mayoría a los empresarios extranjeros dado que éstos ejercían el principal control sobre este rubro financiero; sin embargo, y según las cifras presentadas por los investigadores, éste fue el sector que sufrió la menor alteración de sus dinámicas económicas durante el período de inestabilidad, lo cual no dependió únicamente de la riqueza natural, pues también estuvo atravesado por unas buenas bases de ipv donde el manejo del riesgo fue negociado de tal manera que no se vio el sector afectado.
Además, se debe señalar la importancia de este estudio no sólo para el análisis de las dinámicas económicas durante los periodos de inestabilidad política en México, sino también para Latinoamérica, donde la historiografía clásica ha relacionado los conflictos bélicos y de guerra civil con problemas financieros, el desmonte de compañías y la ruina económica de los países. De este modo, los tres autores nos brindan una nueva mirada a estos procesos y nos llaman la atención sobre el análisis detallado de cada renglón productivo por separado para vislumbrar las dinámicas particulares en cada campo. La investigación a fondo, la observación de todos los actores involucrados en los procesos y la forma en que estos sortearon las diferentes crisis políticas serán cruciales para ofrecer análisis profundos a procesos por estudiar y para replantear las teorías ya establecidas.
Julieth Johanna Batero Portilla
iihs-dher, Universidad Veracruzana