La cúpula empresarial en el gobierno de Cambiemos: concentración económica y dinámicas heterogéneas en una fase recesiva

 

The Business Leadership in the Cambiemos´ Government: Economic Concentration and Heterogenic Dynamics in a Recessive Phase

 

Gustavo García Zanotti[i]

gustavo.zanotti@fcecon.unr.edu.ar

Martín Schorr[ii]

schorr.mar@gmail.com

 

 

Resumen: El trabajo analiza la trayectoria del poder económico de la Argentina durante la presidencia de Mauricio Macri (2015-2019). El foco analítico se pone en las 200 empresas de mayores dimensiones de la economía real. Y se las aborda desde perspectivas complementarias: la dinámica de la llamada concentración económica global y sus principales elementos explicativos, los movimientos verificados al interior del panel de firmas líderes, los cambios en el perfil de especialización sectorial y la evolución de los distintos tipos de empresas según los accionistas predominantes. La principal conclusión remite a que bajo el último experimento neoliberal en el país se asistió a un salto notable en materia de concentración económica, en paralelo al despliegue de desempeños heterogéneos entre los distintos segmentos del capital más concentrado.

 

Palabras clave: Cúpula empresarial; Poder económico; Concentración económica.

 

 

Abstract: The paper analyzes the trajectory of the economic power in Argentina during the presidency of Mauricio Macri (2015-2019). The paper focuses on the 200 largest companies in the real economy. The approach was made through complementary perspectives: the dynamics of the global economic concentration and its main explanatory elements, the movements verified within the panel of leading firms, the changes in the sectoral specialization profile and the evolution of the different types of companies according to the predominant shareholders. The main conclusion refers to the fact that under the last neoliberal experiment in the country there was a notable increase in terms of economic concentration, in parallel with the deployment of heterogeneous performances among the different segments of the most concentrated capital.

 

Key words: Largest Companies; Economic Power; Economic concentration.

 

 

Recibido: 23 de noviembre de 2020

Aprobado: 15 de marzo de 2021


 

Introducción

 

En este trabajo se busca poner en evidencia los principales cambios registrados en la cúpula empresarial de la Argentina durante el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019). La focalización en este universo de actores es relevante dada su influencia decisiva sobre, entre otras cuestiones, el perfil de acumulación predominante, las modalidades de inserción en la división internacional del trabajo y la trayectoria de un conjunto importante de variables económicas.

Dada la indudable centralidad estructural de estos núcleos del capital, no llama la atención la existencia de un número considerable de investigaciones que procuraron determinar el ciclo reciente en nuestro país desde diversas aproximaciones analíticas.

Así, un primer grupo de estudios buscó establecer la presencia de cuadros orgánicos de los sectores dominantes en distintos espacios del organigrama estatal (Canelo, Castellani y Gentile, 2018; cifra, 2016; Nercesian, 2020). En segundo lugar, se destacan aquellas indagaciones que reflexionaron sobre el carácter de clase y las disputas y las coincidencias en torno del esquema socioeconómico desplegado (Cantamutto y López, 2019; Piva, 2017; Varesi, 2018; Wainer, 2019). Finalmente, se cuenta con investigaciones que hicieron foco en las lógicas de acumulación jerarquizadas por las diferentes fracciones del poder económico local a partir del seguimiento de las fuentes y el destino de los excedentes internalizados por las grandes corporaciones (Cassini, García Zanotti y Schorr, 2019 y 2021).

En ese marco, existe una suerte de “área de vacancia” en tanto no se dispone de trabajos que identifiquen las transformaciones más salientes verificadas en los últimos años en el seno del capital concentrado interno. Precisamente a eso nos abocamos en este artículo, para lo que se toma como unidad de análisis al panel conformado por las 200 empresas de mayor facturación anual con actividad en diferentes sectores económicos (con la excepción del financiero y el agropecuario, salvo las firmas que se dedican a la comercialización de granos, que sí están contempladas en los rankings).

En una fase de crisis económica aguda y bastante difundida a lo largo del espectro económico, la pesquisa que sigue apunta a caracterizar las trayectorias heterogéneas que se pueden reconocer al interior de esa cúpula o elite empresarial y a elucidar las líneas de continuidad y de ruptura con otros períodos históricos.[3] Para la concreción de este propósito el texto se ordena en base a cuatro secciones.

En el primer apartado se aborda la evolución del peso relativo de la cúpula en el valor de producción global y se busca discernir los factores que concurren a explicar el comportamiento de la concentración económica en el gobierno de Cambiemos. El segundo apartado busca arrojar luz sobre la rotación de firmas que tuvo lugar al interior del panel de firmas líderes, así como la redefinición de liderazgos que se asocia a ese movimiento. Posteriormente la mirada se posa sobre las modificaciones más importantes verificadas en términos de la inserción sectorial de las grandes firmas, mientras que en el cuarto apartado se indaga en la trayectoria seguida por los diversos tipos de compañías según la naturaleza de los accionistas predominantes. Cierran el trabajo unas breves conclusiones.

 

La creciente concentración económica

 

En el Gráfico 1 queda plasmada la evolución entre 2001 y 2019 de la denominada concentración económica global, es decir, de la gravitación de la elite empresarial local en el valor bruto de producción total.[4] Desde este enfoque se comprueba que en la gestión gubernamental de Macri tuvo lugar una suba de relevancia en el indicador: al final de la serie la incidencia de las 200 compañías líderes en el conjunto de la producción nacional fue del 27,9%, lo que supone un aumento de más de 6 puntos porcentuales respecto de 2015 y de casi 7 puntos si el cotejo se realiza con el año 2001.

 

Gráfico 1. Evolución de la participación de la cúpula empresarial* en el valor bruto de producción total de la Argentina, 2001-2019 (en porcentajes)

* Se trata de las 200 empresas más grandes del país según sus respectivas ventas anuales (no se incluyen firmas del sector financiero y el agropecuario, salvo las abocadas a la comercialización de granos).

Fuente: Elaboración propia en base a balances empresarios, revistas Mercado - https://mercado.com.ar/- y Prensa Económica - https://prensaeconomica.com.ar/-, años 2001, 2007, 2015, 2018, 2019 e indec (Cuentas Nacionales serie 1993 Y 2004: https://www.indec.gob.ar/indec/web/nivel4-tema-3-9-47).

 

Ese peso elevado y creciente de este núcleo del poder económico local soslaya un fenómeno de larga data en la Argentina y en la región: el control de un número importante de las principales firmas por parte de holdings o grupos nacionales y extranjeros (Azpiazu et al, 1986; Gaggero et al, 2014; Lanciotti y Lluch, 2021; Ortiz y Schorr, 2006; Rougier y Raccanello, 2021; Peres, 1998). De modo que el indicador presentado no refleja en toda su intensidad, en rigor, subestima el grado de oligopolización real que existe en el país.

Dado el notable salto de nivel que se experimentó en materia de concentración económica global entre 2015 y 2019, vale la pena indagar en algunos de los factores que, en distintos momentos, pueden haber influido en semejante fortalecimiento estructural de las grandes empresas. Al respecto, las evidencias disponibles permiten identificar los siguientes elementos:

·         la pronunciada redistribución regresiva del ingreso que tuvo lugar, fundamentalmente por efecto de una drástica reducción de los salarios reales, lo que favoreció sobre todo a los estamentos capitalistas de mayores dimensiones;

·         el despliegue de un proceso intenso de quiebras y cierres de micro, pequeñas y medianas empresas con actividad en una amplia gama de rubros económicos (problemática que también se dio en algunas grandes compañías). Esto fue especialmente agudo en numerosas actividades orientadas al mercado interno y expuestas en mayor o menor medida a la competencia de bienes importados en un contexto de liberalización comercial, subas importantes de costos (de servicios, logísticos, de insumos intermedios de uso difundido, etc.) y la vigencia de tasas de interés “prohibitivas” para la concreción de casi cualquier proyecto tendiente a renovar, ampliar o diversificar las capacidades tecno-productivas domésticas;

·         el manejo de la política cambiaria en un escenario de supresión o reducción brusca de las retenciones a las exportaciones, lo que propició una importante transferencia de ingresos, en particular a la elite exportadora[5];

·         la capacidad de muchas empresas líderes de captar excedentes de manera diferencial. Ello, en el marco de: (a) el abandono en los hechos de instrumentos de seguimiento y control de precios, como el programa de “precios cuidados” diseñado y puesto en marcha en el ciclo kirchnerista, (b) los efectos inflacionarios de los sucesivos episodios mega-devaluatorios que tuvieron lugar (por ejemplo, en los inicios mismos de la gestión y en el bienio 2018-2019, ya bajo el tutelaje del FMI)[6], y (c) el impulso oficial a incrementos significativos de diferentes precios regulados ligados a grandes corporaciones (tarifas de servicios esenciales, combustibles, etc.);

·         los sesgos ostensibles en la aplicación de la regulación de “defensa de la competencia” en lo que se asocia con el comportamiento de los capitales concentrados (formación de precios, relaciones con proveedores, clientes y competidores), así como con los procesos de centralización del capital (adquisiciones, absorciones, fusiones);

·         la vigencia de “ámbitos privilegiados de acumulación” (Castellani, 2009) en sectores con una presencia destacada de grandes empresas (petróleo y derivados, servicios públicos, etc.); y

·         la participación de algunas corporaciones líderes –sea en forma directa o a través del conglomerado económico al que se integran– en distintos nichos de ganancias extraordinarias que se generaron en diversos pasajes de la etapa estudiada (especulación e internacionalización financiera, prestación de servicios públicos, producción hidrocarburífera, agri-business).[7]

 

En suma, en el transcurso del último ensayo neoliberal en la Argentina se recrudeció fuertemente la concentración global de la producción (lo que contrasta con la relativa estabilidad, no exenta de vaivenes, del período kirchnerista). En una economía que transitó por un sendero crítico, esa expansión del poder económico da cuenta del carácter profundamente regresivo del planteo desplegado, al tiempo que expresa la existencia de suertes dispares entre los distintos segmentos del capital según el tamaño y la realidad estructural de los mismos. Los desarrollos que anteceden sugieren que tales discrepancias no se deberían atribuir al despliegue de conductas microeconómicas (in)adecuadas, como suelen plantear los epígonos de la ortodoxia (Delgado y Sguiglia, 1994; Kosacoff y otros, 2001; Llach, 1997), sino centralmente a las acciones y las omisiones estatales en diferentes planos en un cuadro de morfologías empresarias y trayectorias previas muy disímiles.

 

La rotación de firmas y la redefinición de liderazgos en la cúpula

 

De modo similar a lo acontecido en otros ciclos económico-políticos, la fase 2015-2019 se caracterizó por un proceso, en este caso bastante dinámico, de movimientos al interior de la elite empresarial de la Argentina. En la explicación de ese fenómeno confluye una multiplicidad de cuestiones estrechamente relacionadas, entre las que sobresalen la orientación y las repercusiones de las políticas económicas implementadas, el comportamiento de los precios relativos y los diferentes desenvolvimientos sectoriales e intersectoriales.

Para dimensionar los alcances de este proceso se procedió a clasificar a las firmas integrantes del panel de 200 líderes según su situación en 2015 y 2019, como resultado de lo cual quedaron delimitadas cuatro categorías: las empresas estables con mayor peso relativo (se trata de aquellas que formaron parte de los rankings en ambos años y aumentaron su ponderación en las ventas totales), las compañías estables con menor peso relativo (integraron ambos listados y redujeron su gravitación en la facturación global), las salientes (firmas que por distintos motivos no formaron parte del panel en 2019 y sí lo hicieron en 2015) y las ingresantes (empresas que no integraron la cúpula en 2015 y sí en 2019). Los resultados de este ejercicio analítico se vuelcan en el Cuadro 1.

 

Cuadro 1. Evolución de la presencia de las firmas de la cúpula empresarial argentina* según la condición de estabilidad, 2015-2019 (en valores absolutos y porcentajes)

Condición

Cant. de empresas

% en las ventas totales

2015

2019

Principales empresas**

Estables

148

82,9

85,8

-

- con mayor peso relativo

77

37,9

53,6

Toyota, adm Agro, Cencosud, Oleaginosa Moreno, Pampa Energía, Bunge, Edenor, Pan American Energy, Monsanto, Irsa, Tecpetrol, Telecom, Edesur, Metrogas, Aerolíneas Argentinas, Molino Cañuelas, Aceitera General Deheza, tgs, Droguería Suizo Argentina, Siderca, Central Puerto, Syngenta Agro, Telefónica Móviles, Juncadella-Prosegur, Molfino Hnos., Vicentín, pbb Polisur, Industrias John Deere, Total Austral, Pecom Servicios de Energía, chs, Oroplata, Kimberly Clark, Halliburton, Gador, Aeropuertos Argentina 2000, Loma Negra, Rafael Albanesi, Benito Roggio e Hijos, Iatec, Cía. Industrial Cervecera, Profertil, Amaggi, Asoc. de Coops. Argentinas, Aluar, Minera Andina del Sol, Wintershall, Cerro Vanguardia, Arcor, Techint, A-Evangelista, Droguería del Sud

- con menor peso relativo

71

45,0

32,2

ENARSA, Molinos Río de la Plata, Ford, Carrefour, Galeno, Unilever, Garbarino, Newsan, Peugeot-Citroën, Claro, Walmart, Nestlé, Coto, Volkswagen, Sancor, Importadora y Exportadora de la Patagonia, Danone, Coca Cola, Cargill, San Antonio, Quilmes, Raizen (ex Shell), Frávega, Renault, Massalin Particulares, Procter & Gamble, Telefónica de Argentina, Brightstar, Supermercado Día, Mondelez, Mercado Libre, Electronic System, SC Johnson & Son, General Motors

Salientes

52

17,1

-

Esso (Axion Energy), Telecom Personal, Petrobras, Cablevisión, Nidera, Mirgor, Noble, Clisa, bgh, Megatone, ccu Argentina, dls, Isolux, Alto Paraná, Omint, Aguas Danone, Iveco Argentina, Deheza, Agea, Pirelli Neumáticos, Juan Minetti, Cía. Hidrocarburos No Convencionales, Papelera del Plata, Siat, Chevron San Jorge, Pepsico, Securitas, Casino Buenos Aires, Wild, oca, Fate, Bridgestone Firestone

Ingresantes

52

-

14,2

Cofco International, Molinos Agro, Empresa Distribuidora de Energía Sur, Trafigura, Epec, Naturgy Ban, Aysa, Automóvil Club Argentino, Cía. General de Combustibles, Camuzzi Gas Pampeana, Correo Oficial de la Rep. Argentina, Granja Tres Arroyos, Capsa, Petroquímica Cuyo, Diarco, Camuzzi Gas del Sur, Femsa, Nissan, Maxiconsumo, Renova, Vista Oil & Gas, Niza, Globant, Nutrien AG Solutions, Adeco Agrop., Dapsa, T6 Industrial, Finning Soluciones Mineras, tgn, cmpc, Los Grobo Agropecuaria, Yamana Gold, Enel (ex Endesa), Vestas

Total

200

100,0

100,0

-

* Se trata de las 200 empresas más grandes del país según sus respectivas ventas anuales (no se incluyen firmas del sector financiero y el agropecuario, salvo las abocadas a la comercialización de granos).

Fuente: Elaboración propia en base a balances empresarios y revistas Mercado y Prensa Económica, años 2015 y 2019.

 

Como surge de los datos presentados, de las empresas estables (148), un total de 77 aumentó de modo prominente su incidencia en las ventas generales de la cúpula entre los años señalados (del 37,9% al 53,6%). Una revisión de las compañías que se posicionan en este ámbito permite identificar tres grandes grupos de firmas.

El primero está conformado por capitales que se desenvuelven en sectores vinculados con las ventajas comparativas estáticas del país y que, por diferentes razones (discurrir de la política cambiaria, captación de distintos tipos de subvenciones estatales, etc.), tuvieron una expansión estructural más o menos destacada durante el gobierno de Cambiemos. Se trata de varias empresas de la actividad agropecuaria y agroindustrial, otras abocadas a la producción hidrocarburífera (con eje en los desarrollos no convencionales de Vaca Muerta, con fuerte subvención estatal) y, en menor medida, la explotación minera a gran escala. En este estrato aparece además un conjunto de firmas que prestan diferentes servicios para las producciones primarias aludidas (sobre todo para el petróleo y sus derivados y para el agro).

El segundo grupo está conformado por un número importante de prestatarias privadas de servicios públicos que en el período de referencia integraron el núcleo de ganadores de la “carrera por el excedente” a partir de los sucesivos “tarifazos” que se concretaron en el marco de ciertas redefiniciones de los marcos normativos que, en la generalidad de los casos, resultaron ampliamente funcionales a los intereses privados (Cassini, García Zanotti y Schorr, 2019).

En tercer lugar, se cuenta un puñado de oligopolios productores de insumos de uso difundido que en 2015-2019 aumentaron su presencia en el sector manufacturero doméstico (acero, aluminio, cemento y algunos segmentos de la rama química) y unos pocos fabricantes y comercializadores de automóviles, en especial de alta gama, pickups y utilitarios.

Dentro del elenco de las estables de la cúpula se destacan también 71 empresas cuya contribución conjunta a las ventas totales declinó en forma considerable (del 45% al 32,2%). En su mayoría se trata de firmas que se desenvuelven en ámbitos que resultaron más o menos afectados por la retracción que sufrieron durante la presidencia de Macri los salarios reales y otros ingresos fijos. En este sentido, cabe traer a colación los ejemplos de compañías elaboradoras de distintos alimentos (golosinas, productos lácteos, bebidas, etc.), de cigarrillos, de calzado deportivo y de diversos artículos de farmacia, higiene, cosmética y tocador. En esta categoría quedan además involucradas las principales cadenas supermercadistas, comercializadoras de electrodomésticos, ensambladoras de bienes electrónicos de consumo y prestadoras privadas de servicios médicos. Finalmente, entre las estables con menor peso relativo aparece una parte central del oligopolio automotriz (entre 2015 y 2019 la producción sectorial declinó más del 26%, casi el doble de la caída experimentada por toda la industria manufacturera).[8]

La información que brinda el Cuadro 1 permite concluir que en 2015 las corporaciones salientes fueron 52 y que su participación conjunta en la facturación global de la elite ascendió en ese año al 17,1%. El egreso de la mayoría de estas firmas obedece a que sus respectivos niveles de ventas en 2019 fueron inferiores al monto correspondiente al puesto 200 del ordenamiento. En gran medida, se trata de compañías cuyo ciclo de negocios resultó perjudicado por una demanda interna retraída o por formar parte de complejos productivos que afrontaron una crisis aguda (neumáticos, autopartes). Asimismo, sobresale el caso de algunas unidades cuya salida de la cúpula se deriva de la reestructuración (achicamiento, disolución) de los grupos económicos propietarios.

A su vez, dentro de esta categoría aparecen varias empresas encumbradas del ranking, cuya salida del panel se asocia a un reordenamiento de la propiedad del capital que tuvo lugar entre los años bajo estudio. Entre las operaciones más salientes sobresalen la adquisición y posterior absorción de Esso (Axion Energy) por parte de Pan American Energy, la compra de Petrobras Argentina y su integración al holding Pampa Energía, la fusión entre Telecom, Telecom Personal y Cablevisión con base en una asociación entre el grupo local Clarín y el mexicano Fintech, y la toma del control accionario de Nidera y Noble por parte del conglomerado estatal chino Cofco.[9]

Por último, cabe focalizar la indagación en las ingresantes. En 2019 las 52 compañías que cayeron dentro de esta tipología dieron cuenta de algo más del 14% de las ventas de la cúpula. Los datos presentados dan cuenta de una presencia determinante de empresas que se desempeñan en actividades ligadas a la explotación de recursos naturales (sobre todo agro e hidrocarburos) y a la provisión de servicios públicos.

En definitiva, en el transcurso del experimento neoliberal más reciente en la Argentina se asistió a una intensa movilidad interna de la elite empresarial. En términos generales, dicho proceso acarreó una importante reprimarización y terciarización de la cúspide del poder económico doméstico. En tal sentido, se evidenciaron dos dinámicas contrastantes. De un lado, la expansión estructural de sectores anclados en ventajas comparativas (motorizada por su extraordinaria rentabilidad “natural” y ciertas singularidades del accionar estatal), lo mismo que la de los abocados a la prestación de servicios básicos (uno de los rubros de la economía real más favorecidos por la redefinición de la estructura de precios y beneficios relativos que promovió de manera decidida la política económica). Del otro lado, la retracción experimentada por un número considerable de firmas insertas en actividades que resultaron más o menos afectadas, en especial por una demanda interna alicaída.

 

La elite empresarial en materia sectorial

La movilidad interna de la cúpula que se verificó en 2015-2019 invita a indagar las principales transformaciones que tuvieron lugar en la cima del poder económico local en función de la actividad principal de las firmas (Cuadro 2).

 

Cuadro 2. Distribución de las empresas y las ventas de la cúpula empresarial* según la actividad principal de las firmas, 2001, 2015 y 2019 (en valores absolutos y porcentajes)

2001

2015

2019

Actividad principal

Empresas

Ventas

Empresas

Ventas

Empresas

Ventas

Industria

97

41,9

100

47,2

96

46,5

Alimentos y bebidas

35

18,6

30

18,5

34

21,8

Productos de tabaco

2

0,7

2

0,7

2

0,5

Productos textiles

0

0,0

3

0,6

2

0,3

Cuero y derivados

2

0,3

0

0,0

0

0,0

Madera y derivados

0

0,0

0

0,0

0

0,0

Papel y derivados

5

0,8

4

0,9

5

0,9

Edición e impresión

4

1,0

2

0,4

0

0,0

Industrias refinadoras

4

4,1

3

4,1

3

2,6

Sustancias y prod. químicos

24

6,6

23

5,8

25

6,7

Prod. de caucho y plástico

1

0,1

3

0,6

0

0,0

Minerales no metálicos

2

0,5

3

0,7

3

0,8

Metales comunes

5

3,4

6

3,0

6

3,3

Industria metalmecánica

0

0,0

0

0,0

0

0,0

Máquinas y equipos

2

0,6

3

0,7

1

0,4

Máq. de oficina, contab. e inf.

1

0,2

0

0,0

0

0,0

Maquinaria y aparatos eléctricos

2

0,5

1

0,2

1

0,1

Equipos de radio, tv y comunic.

0

0,0

5

1,9

4

1,1

Industria automotriz

8

4,5

12

9,1

10

8,0

Servicios

50

23,1

44

19,8

54

24,8

Servicios públicos**

25

12,9

13

5,6

26

12,8

Servicios privados

25

10,2

31

14,2

28

12,1

Hidrocarburos

12

13,3

14

14,3

14

13,5

Comercio

35

18,9

32

16,4

27

13,0

Minería

1

0,5

4

1,2

6

1,6

Construcción

5

2,3

6

1,1

3

0,6

Total

200

100,0

200

100,0

200

100,0

* Se trata de las 200 empresas más grandes del país según sus respectivas ventas anuales (no se incluyen firmas del sector financiero y el agropecuario, salvo las abocadas a la comercialización de granos).

** Incluye los servicios de electricidad, gas, agua, correo postal, telefonía fija, recolección de residuos y la aerolínea de bandera.

Fuente: Elaboración propia en base a balances empresarios y revistas Mercado y Prensa Económica, años 2001, 2015, 2019.

 

Desde esta aproximación, la desindustrialización de la elite empresarial al cabo de la gestión de Macri emerge como una primera conclusión relevante. En 2019 hubo dentro del panel una cantidad menor de oligopolios fabriles que en 2015 (96 contra 100), los que de conjunto dieron cuenta de algo más del 46% de la facturación total de la cúpula. Se trata de una ponderación ligeramente inferior a la del último año del ciclo kirchnerista, aunque no se debe soslayar que la menor incidencia fabril es una tendencia que se venía desplegando desde 2007 (Schorr, 2021).

En términos del perfil de especialización predominante en el ámbito manufacturero no se observan cambios estructurales de peso en relación con la “foto” final del kirchnerismo, en tanto una proporción considerable de la participación se estructura alrededor de grandes corporaciones agroindustriales, como Cofco, Aceitera General Deheza, Bunge, Vicentín, Cargill, Asociación de Cooperativas Argentinas, Arcor, Oleaginosa Moreno, Louis Dreyfus, Molinos Agro, Cervecería Quilmes, Mastellone Hermanos, Molino Cañuelas y Molfino Hermanos, entre las más gravitantes.[10] Bastante por debajo de la industria alimenticia se ubican la actividad automotriz (Volkswagen, Toyota, Ford, Fiat, Mercedes Benz, General Motors, Renault, Peugeot-Citroën, etc.), diversos rubros de la producción química (Monsanto, pbb Polisur, Unilever, Syngenta Agro, Kimberly Clark, Unipar Indupa, Gador, etc.) y el núcleo de la industria metálica básica (Siderar, Siderca, Acindar, Aluar, Gerdau y Acerbrag).

La segunda comprobación importante pasa por el notable avance estructural de las empresas que proveen servicios públicos. Ello se expresa en un aumento pronunciado en la cantidad de firmas que aportan al panel (de 13 en 2015 a 26 en 2019), lo mismo que en su gravitación en las ventas agregadas (incremento superior a los 7 puntos porcentuales). Con respecto a esta trayectoria, plenamente consistente con el señalado protagonismo de las privatizadas en la “carrera por el excedente” bajo Cambiemos, vale la pena destacar que al final de la serie la incidencia de la actividad al interior de la cúpula es casi idéntica a la de 2001, momento de culminación de una etapa histórica en la que la prestación de servicios públicos constituyó uno de los ejes centrales de la acumulación del capital en la Argentina (Azpiazu, 2003).[11]

Una tercera corroboración remite a la leve contracción que transitó en los años estudiados el sector hidrocarburífero: su peso relativo en las ventas totales descendió poco menos de un punto porcentual. Las evidencias disponibles indican que a partir de 2015 se asistió a una merma en el peso de las firmas controladas por el Estado nacional (Enarsa, ypf) y un avance prominente de corporaciones privadas, principalmente a instancias de emprendimientos subvencionados por el Estado en la formación Vaca Muerta (Pan American Energy, Tecpetrol, Compañía General de Combustibles, Total Austral, Wintershall, Vista Oil & Gas).[12]

Una cuarta constatación pasa por la retracción del segmento comercial, que en 2019 aportó al panel menos empresas que en 2015, al tiempo que su contribución a la facturación agregada cayó 3,4 puntos porcentuales. En esa dinámica sectorial resulta posible identificar dos situaciones disímiles. Por un lado, la menor incidencia relativa de empresas que, como se apuntó, resultaron afectadas por el retraimiento de la demanda interna (Carrefour, Garbarino, Walmart, Coto, Importadora y Exportadora de la Patagonia, Frávega, Supermercados Día, Mercado Libre, Makro, Maycar y Libertad). Por otro lado, la mayor presencia estructural de varias ligadas al negocio agropecuario (adm Agro, chs, Adeco y Los Grobo Agropecuaria) y una empresa abocada a la venta de vehículos de instalación reciente en el medio doméstico (Nissan).

Finalmente, cabe hacer referencia a la situación de las dos actividades con, por lejos, la menor significación relativa dentro del panel de las 200 líderes: la minería y la construcción. En el primer caso se destaca que entre 2015 y 2019 aumentó levemente su gravitación vía emprendimientos ligados a capitales transnacionales, mientras que en el segundo se verificó un declive en su participación.

En síntesis, desde la mirada sectorial, la trayectoria de la cúpula empresarial durante el gobierno de la alianza Cambiemos da cuenta del despliegue de tres procesos que constituyen denominadores comunes con otras fases de neoliberalismo extremo en el país: desindustrialización, reprimarización y terciarización.[13]

 

La elite empresarial desde la perspectiva de los distintos tipos de firma

 

La última dimensión de análisis a priorizar en la caracterización de la trayectoria de la elite empresarial de la Argentina entre 2015 y 2019 es la que procede de escrutar el desempeño de los diferentes tipos de firma que conviven dentro del panel en función del accionista principal: empresas extranjeras, privadas nacionales, asociaciones y compañías de propiedad estatal (Cuadro 3).

 

Cuadro 3. Distribución de las empresas y las ventas de la cúpula empresarial* según el tipo de accionista predominante de las firmas, 2001, 2015 y 2019 (en valores absolutos y porcentajes)

2001

2015

2019

Empresas

Ventas

Empresas

Ventas

Empresas

Ventas

Principales empresas (2019)**

Estatal

1

1,6

3

3,2

6

3,4

enarsa, Aerolíneas Argentinas, Epec, Aysa, Correo Oficial, Austral Líneas Aéreas

Privada nacional***

59

25,3

64

28,2

57

27,3

Aceitera General Deheza, Vicentín, Osde, Asoc. de Coop. Argentinas, Arcor, Pampa Energía, Ternium (Siderar), Swiss Medical, Molinos Agro, Siderca, Coto, Irsa, Tecpetrol, Imp. y Exp. de la Patagonia, Drog. del Sud, Molino Cañuelas, Aluar, Galeno, Iatec, Farmacity, R. Albanesi, Molinos Río de la Plata, Garbarino, Automovil Club Argentino, Cía. General de Combustibles, Pecom Servicios de Energía***

Privada extranjera

93

55,2

112

50,1

104

47,8

Toyota, Raizen, Cofco, Bunge, Cencosud, Volkswagen, Telefónica Móviles, Cargill, ADM Agro, Carrefour, Oleag. Moreno, Claro, L. Dreyfus, Ford, Monsanto, Quilmes, PBB Polisur, Walmart, FCA (Fiat), Día, Telefónica de Arg., M. Benz, G. Motors, Acindar, Renault, Trafigura, Directv, Oroplata, Juncadella-Prosegur, Unilever, Loma Negra, Molfino Hnos., Minera Andina Gold, Syngenta Agro, Peugeot-Citroën, Total Austral, Ind. John Deere, Halliburton, Wintershall, Kimblerly Clark, CHS, Makro

Asociación****

47

17,9

21

18,6

33

21,4

YPF, Telecom, Pan American Energy, Edenor, Edesur, Edes, Drog. Suizo-Argentina, Metrogas, Mastellone Hnos. TGS, AA 2000, Central Puerto, A-Evangelista, Naturgy Ban, Camuzi Gas Pampeana, Mercado Libre, Monroe Americana, Bagley, Profertil, Camuzzi Gas del Sur, Renova, Vista Oil & Gas****

Total

200

100,0

200

100,0

200

100,0

-

* Se trata de las 200 empresas más grandes del país según sus respectivas ventas anuales (no se incluyen firmas del sector financiero y el agropecuario, salvo las abocadas a la comercialización de granos).

** Las empresas se ordenan de modo decreciente en función del monto de sus ventas en 2019.

*** Las firmas resaltadas pertenecen a grupos económicos.

**** Las compañías resaltadas integran, junto con otras, el “holding ypf” (con mayoría accionaria del Estado argentino).

Fuente: Elaboración propia en base a balances empresarios y revistas Mercado y Prensa Económica años 2001, 2015, 2019.

 

Desde este encuadre resulta, en primer lugar, que bajo la presidencia de Macri tuvo lugar una leve declinación en el peso del capital extranjero en seno del poder económico local; declive de escasa significación relativa como para alterar la elevada gravitación estructural de esta fracción del capital. Al respecto, basta con mencionar que en 2019 esta tipología aportó al ranking un total de 104 empresas que, tomadas en conjunto, dieron cuenta de aproximadamente la mitad de la facturación total. Como se abordó en otras investigaciones (Azpiazu et al, 2011; Schorr, 2018), el peso de los oligopolios foráneos en la cúpula y en el conjunto de la economía doméstica es considerable, en especial en los sectores que definen el perfil de especialización prevaleciente y las formas de inserción internacional del país, lo que les confiere a estos capitales una centralidad decisiva para la apropiación y la internacionalización de los excedentes a instancias de una multiplicidad de mecanismos.

Asimismo, cabe consignar que en la etapa estudiada se afianzó un marco normativo claramente funcional a los intereses y la operatoria de las empresas transnacionales radicadas en el ámbito doméstico. Entre otras cosas, esto remite a que sigue en vigencia el corpus legal cuya génesis histórica se remonta a la última dictadura militar (Ley de Inversiones Extranjeras y normas complementarias), la suscripción de nuevos tratados bilaterales de inversión (que se suman a los más de 50 existentes desde el decenio de 1990), la celebración de acuerdos de libre comercio (como el firmado con Chile y el intensamente buscado entre el Mercosur y la Unión Europea), la liberalización de capitales y financiera que se aplicó, y el mantenimiento, la ampliación o la conformación de nuevos “ámbitos privilegiados de acumulación” en rubros con una participación extranjera más o menos relevante (servicios públicos, hidrocarburos, mega-minería, automotor).

De los datos que contiene el cuadro de referencia se desprende, en segundo lugar, el retroceso que sufrieron las grandes empresas privadas nacionales: entre 2015 y 2019 decayó la cantidad de compañías que este segmento aportó al panel (7 menos), lo mismo que su contribución a las ventas agregadas (pasó del 28,2% al 27,3%).

Se trata de un hecho que amerita ser resaltado en tanto expresa la reversión de una tendencia que se había iniciado en el transcurso del segundo kirchnerismo (Kulfas, 2016) y que se materializó en una expansión importante de un puñado de grupos económicos “viejos” y de un conjunto de holdings “nuevos” (en este último caso, a favor de su presencia en muchas “áreas de negocios” que se habilitaron desde el sector público en distintos frentes: obra pública, medios de comunicación, juegos de azar, ensamblado de bienes electrónicos de consumo en Tierra del Fuego, etc. –Gaggero y Schorr, 2017–).

Las evidencias sistematizadas para este estudio permiten colegir que durante la gestión de Cambiemos la retracción en la presencia de estos capitales al interior del panel de firmas líderes se debió a la concurrencia de varios elementos, entre los que vale apuntar la disminución, por diferentes razones, de los niveles de actividad de muchos de los grupos “nuevos” (incluso el desmembramiento de un par de ellos) y de algunos de los “viejos”. A ello habría que adicionar la inserción de varias de las empresas que conforman este estrato en sectores que resultaron en mayor o menor medida afectados por la situación económica interna y/o la vigente en los mercados externos.

Ahora bien, en ese comportamiento general no se debería soslayar los casos de compañías líderes, pertenecientes en su mayoría a conglomerados, que en 2015-2019 mejoraron por distintos motivos su posicionamiento relativo dentro del panel (Pampa Energía, Irsa, Tecpetrol, Aceitera General Deheza, Siderca, Vicentín y Pecom Servicios de Energía, entre las más importantes) y de otras corporaciones que pasaron a formar parte del ranking en buena medida por su inserción en producciones primarias (Compañía General de Combustibles, Los Grobo Agropecuaria, Molinos Agro, Niza).

La tercera conclusión que surge de la información presentada remite a la mayor incidencia de las asociaciones: en 2019 fueron 33 compañías que concentraron más de la quinta parte de las ventas totales de la cúpula (en ambas variables se trata de registros superiores a los de 2015). La trayectoria de esta fracción empresaria se explica centralmente por el referido desempeño expansivo de las prestadoras de servicios públicos, la gran mayoría de las cuales es propiedad de varios accionistas.

En relación con el devenir de las asociaciones en tiempos de Cambiemos, corresponde agregar que al final de la serie la participación de esta tipología en la facturación agregada se ubicó en un nivel próximo al promedio de la década de 1990 (Basualdo, 2006), etapa en la que fueron uno de los segmentos más dinámicos de la elite empresarial. Y que en la composición accionaria de muchas de estas firmas aparecen con lugares importantes algunos de los principales capitales de base nacional que crecieron de modo destacado durante el gobierno de Macri y, en algunos casos, también en el ciclo kirchnerista (Clarín, Pampa Energía, Eurnekian, Macfarlane, Pagano, Reca, Brito, Techint, Urquía).[14]

 

Reflexiones finales

 

Al igual que en períodos anteriores signados por una impronta similar en lo que concierne al “proyecto de país” jerarquizado y los marcos conceptuales ordenadores de la praxis estatal, el último huracán neoconservador que asoló nuestro país entre 2015 y 2019 motorizó, entre muchas otras cosas deletéreas, una doble transferencia de ingresos: del trabajo al capital y, dentro de éste, desde los segmentos de menores dimensiones hacia los núcleos oligopólicos. De allí que no sorprenda el notable aumento que durante el gobierno de Macri experimentó la concentración económica global. En una economía inmersa en una crisis pronunciada, ello denota una vez más el carácter profundamente regresivo del neoliberalismo.

En ese comportamiento agregado resultó posible establecer dinámicas heterogéneas al interior de la elite empresarial. En el marco de una importante movilidad dentro de la cúpula, se constató la incidencia creciente de corporaciones con operatoria en actividades en las que confluyen el aprovechamiento de la dotación local de recursos naturales y ciertas –importantes– prebendas estatales (principalmente agroindustrias e hidrocarburos, más algunos servicios asociados), de otras ligadas a “ámbitos privilegiados de acumulación” (en especial en el campo de la prestación de servicios públicos) y, finalmente, de un puñado de compañías cuyo ciclo de negocios se potenció por algunas de esas razones y el despliegue de procesos de centralización del capital con consecuencias relevantes sobre la estructura de los mercados involucrados.

Esa expansión es la contracara de la retracción relativa de numerosas grandes empresas que resultaron en mayor o menor grado perjudicadas por el comportamiento de la demanda interna (caída pronunciada de los salarios y de otros ingresos fijos mediante).

 

Referencias

 

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[i] Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Universidad Nacional de Rosario.

[ii] Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Universidad de Buenos Aires.

Se agradecen los aportes de Francisco Cantamutto y Andrés Wainer a una versión preliminar, lo mismo que las observaciones realizadas por dos evaluadores anónimos. Todos ellos quedan eximidos de cualquier responsabilidad por los errores y las omisiones que pudieran existir.

[3] Entre 2015 y 2019 el pbi total se retrajo cerca del 4%, con ostensibles disparidades inter e intrasectoriales (Cassini et al, 2020; Costantino, 2019).

[4] Para el armado del indicador se tomaron en cuenta los relevamientos del valor bruto de producción que realiza en forma periódica el indec y los ingresos por ventas de las firmas de la cúpula (en ambos casos a precios corrientes). Ello no implica desconocer la existencia de discrepancias entre el valor bruto de producción y las ventas (asociadas, por caso, a la variación de stocks). Sin embargo, como surge de un estudio anterior, esas eventuales diferencias no son significativas y no alteran los resultados ni las conclusiones a las que se arriba (Schorr, 2004).

[5] La oferta exportadora de la Argentina presenta un alto nivel de concentración: las 200 firmas de mayores dimensiones dan cuenta de alrededor del 65% de las ventas externas totales.

[6] En la evolución de los precios mayoristas en el período estudiado asumieron un rol destacado varias ramas altamente concentradas (Azpiazu, 2011). Entre diciembre de 2015 y el mismo mes de 2019 el índice de precios al por mayor de productos manufacturados creció el 334%, proceso que fue liderado, entre otros renglones industriales, por distintos segmentos de la producción químico-petroquímica, diversos minerales no metálicos, vehículos automotores, derivados de minerales ferrosos y no ferrosos, aceites y grasas vegetales, azúcar, materias primas textiles, tabaco, celulosa y papel, productos de la refinación de petróleo, maquinarias agrícolas, farináceos y cervezas. Véase https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel4-Tema-3-5-32 (recuperado el 11/11/2020).

[7] Sobre las distintas cuestiones aludidas se remite a Barrera y Pérez (2019), Basualdo y Wainer (2020), bcra (2020), Cassini et al (2021), cepa (2019), cifra (2019) y Mercatante (2019).

[8] En el caso de la estatal enarsa, la menor incidencia relativa de la empresa en la cúpula se debe a varios motivos, entre los que resaltan dos. En primer lugar, a una caída en las cantidades de gas comercializadas por la compañía básicamente por efecto de un menor nivel de consumo interno (crisis económica y “tarifazos” mediante) y de la mayor oferta local a partir de la entrada en producción de varios emprendimientos en Vaca Muerta. En segundo lugar, a la venta a mediados de 2019 de dos centrales termoeléctricas (Ensenada-Barragán y Brigadier López).

[9] Lógicamente, todas las unidades económicas resultantes de estas operaciones siguen formando parte del ranking de 200 líderes. Por ejemplo, en 2019 Telecom Argentina (absorbente de Cablevisión y Telecom Personal) ocupó el tercer puesto del ordenamiento, Pan American Energy el quinto, Cofco International Argentina el sexto y Pampa Energía el vigésimo.

[10] De los datos presentados surge que en el cuatrienio 2015-2019 la producción de alimentos y bebidas incrementó en más de 3 puntos porcentuales su ponderación en la facturación total de la cúpula (en el último año analizado representó aproximadamente la mitad de la presencia manufacturera en el panel).

[11] Entre 2015 y 2019 tuvo lugar una caída en el peso relativo de las empresas de servicios privados. La presencia en la cúpula de estos capitales se ordena, en lo sustantivo, alrededor de la telefonía celular, la medicina privada, los servicios petroleros y para el sector agropecuario, y la logística.

[12] En relación con las subvenciones estatales hacia el sector privado en Vaca Muerta, vale traer a colación el ejemplo de Tecpetrol: según surge de su balance contable, en 2018 los recursos estatales transferidos a esta empresa del grupo Techint llegaron a representar casi el 20% de la facturación. Sobre el particular, Barrera (2021) demuestra que sobre todo a partir de 2018 el gobierno nacional orientó los subsidios a la producción no convencional hacia las empresas privadas, “con una marcada caída de la participación de ypf. Con una transferencia de recursos de 621 millones de dólares, en 2019 la compañía de mayoría estatal percibió apenas el 7,5% [de los subsidios], lejos del 58% de 2016. En este marco, y luego del frustrado llamado del gobierno al capital extranjero para que invirtiera en Vaca Muerta, los grupos económicos locales, con Tecpetrol (Techint) a la cabeza y Compañía General de Combustibles (Eurnekian) en segundo lugar, percibieron casi el 60% de los subsidios. Las empresas extranjeras mantuvieron la misma participación tomando los años 2016 y 2019, aunque durante 2017 y 2018 llegaron a captar el 27%”.

[13] Un abordaje de estos rasgos en otros períodos se puede encontrar en Azpiazu (1996), Azpiazu y Schorr (2010), Basualdo (2000) y Schorr (2005).

[14] En lo que refiere a la presencia estatal en la cúpula, entre 2015 y 2019 no se observan alteraciones en el peso de esta categoría en las ventas totales (en torno del 3%). Pero no se debería obviar la presencia del Estado nacional en muchas asociaciones a partir del control que ejerce sobre ypf (la propia ypf, A-Evangelista, Metrogas, Refinor, Profertil, Mega).