Avella Alaminos, Isabel. Génesis y configuración disciplinar de la historia económica en México (1927-1989). México: Universidad Autónoma de México[1] 

 

Un libro sobre el desarrollo disciplinar de la historia económica en México bien podría comenzar con la creación de las instituciones que típicamente legitiman los espacios disciplinares. En este caso, por ejemplo, se podría partir de la Asociación Mexicana de Historia Económica, creada en 1998, o, incluso, de la creación de la Revista de Investigación América Latina en la Historia Económica editada por el Instituto de Investigaciones Dr. José M. Luis Mora desde 1994. Sin embargo, la apuesta de Avella Alaminos es situar a la disciplina desde un origen mucho más distante en el tiempo. De allí que el texto se remonte hacia los años de 1920 para comenzar a reponer una historia disciplinar que no es solo una historia de las instituciones de la historia económica como disciplina.

El libro presenta muy nutrida información de fuentes para hacer una lectura sobre el surgimiento y desarrollo de lo que su autora denomina un “dominio disciplinar híbrido”: la historia económica, que combina elementos metodológicos y analíticos de la historia y de la economía, pero que es algo más, algo diferente a la suma de las partes. Porque, a su vez, las dos disciplinas estaban atravesando sus propios procesos de institucionalización y legitimación en el momento mismo que se identifica en el trabajo como inicio de la historia económica, lo que supone cambios constantes de los que el trabajo logra dar cuenta.

El texto se ordena cronológicamente y ubica los comienzos de la historia económica a partir del contexto posrevolucionario, cuando en 1927 Jesús Silva Herzog publicó Conferencias. Apuntes sobre la evolución económica de México. Esto llama la atención sobre una cuestión central que el texto trata muy logradamente: la relación de los saberes con los tiempos y repertorios políticos institucionales de los contextos nacionales, los que, por otro lado, nunca son nacionales en sentido estricto sino vinculados a otros procesos por fuera de los espacios locales. Es decir, queda en evidencia en el texto que el derrotero de una disciplina se relaciona tanto con el contexto internacional (geopolítico, aunque el libro no lo mencione de ese modo, pero también en el plano de la formulación de saberes en otros contextos) como con las condiciones políticas locales. Esto, a su vez, deja en evidencia los usos políticos de esos saberes. La historia económica se usaba, o se pretendía usar, para operar sobre la toma de decisiones de política económica, por ejemplo.

Pero la cronología propuesta en el trabajo también muestra la importancia de algunas figuras que a título individual o en pequeños grupos lograron impulsar el campo de estudios específico, o transformarlo luego. El caso de Daniel Cosío Villegas es emblemático, por su doble rol de funcionario y académico, pero también en tanto impulsor de proyectos editoriales que dieron forma al campo de la economía mexicana y regional, primero, y de la historia económica particularmente, según recupera la investigación.

La conjunción entre talente e iniciativa personal de algunos intelectuales con el contexto político local queda en evidencia en la primera parada de la cronología que propone el texto, el período de los “pioneros” entre 1927 y 1955. Mientras que, sostiene el texto, la revolución había definido el camino y la agenda de cuestiones a atender, algunas figuras como los mencionados Cosío Villegas y Silva Herzog dieron forma, a tientas, sin que eso fuera guiado por una intención clara, a un campo de estudios que contribuiría a dotar al Estado de nuevas herramientas conceptuales a través de un funcionariado capacitado.  Aquí se presenta el listado de instituciones universitarias, museos, revistas y editoriales creadas alrededor de la historia, de la economía y de eso que luego fue la historia económica. En este momento, la disciplina (o las disciplinas, la economía y la historia) cerraban filas detrás de cuestiones que serían identitarias a cada una de ellas, pero se topaban con el problema del dato: no había producción estadística, o no la suficiente, porque en esos momentos las oficinas de estadísticas también tomaban forma o actualizaban el tipo de información a relevar o las herramientas técnico-metodológicas para hacerlo. Es en este primer momento que el libro presenta tres tendencias que conviven dentro de los estudios de historia económica: la marxista, de la que Silva Herzog era un exponente; la liberal, con Cosío Villegas como figura, ambas, a su vez, presentes entre quienes provenían de la economía; y la institucional, más presente entre quienes tenían en la historia su arraigo inicial. El trabajo se hace cargo de la dificultad que trae aparejado este tipo de encasillamientos ideológico- metodológicos: Silva Herzog era marxista pero también muchas cosas más, como nacionalista, por lo que en su producción esas identidades estaban presentes, a veces en disputa, a veces acompasadas. De allí que el texto defina a este período como heterogéneo y autodidacta.

El segundo momento en el desarrollo de la historia económica es el que se define como “mexicanista”, entre 1956 y 1975. Aquí se recupera la tendencia a centrar la mirada en la historia de México, algo que es claramente posible de ser vinculado con el momento latinoamericano que vivió la economía de posguerra, con la identificación misma de América Latina como actor particular del mundo económico subdesarrollado. La investigación recupera la forma en que los tópicos del desarrollo y del tercer mundo organizaron buena parte de la agenda académica pero también política de este momento. Aquí, nuevamente, se presenta la creación de revistas, de carreras particulares que reavivaron los debates. Y el texto recupera la relación con lo extranjero: la publicación en revistas de textos internacionales, por ejemplo. En este momento sobreviven las diferencias, aun cuando no sea tajante, entre profesionales provenientes de la economía con una aproximación cuantitativa y matematizada, de aquellos y aquellas provenientes de la historia, de orden cualitativa, centrada en el método histórico y guiada por el marxismo, la teoría de la dependencia y la escuela de los Annales. Nuevamente, el contexto de la Guerra Fría adquiere particular presencia en el ámbito del conocimiento y a partir de la Revolución Cubana la geopolítica queda en evidencia. Las menciones a Cuba están más presenten en las entrevistas que incluye el volumen que en el repaso que ofrece el texto, aunque su presencia y efecto sobrevuela varios pasajes de manera tácita.

El último momento que recupera el trabajo es el que se inicia en 1976 y se extiende hasta 1989. Allí recupera la presencia de la “Nueva Historia Económica” proveniente de Estados Unidos y propagada a partir de reuniones académicas internacionales como una reunión de historiadores mexicanos y estadounidenses de 1969. En este punto se da también una marcada separación entre historiadores y economistas. Hecho que coincide, por otro lado, con el irresistible ascenso de los economistas que identificaron John Markoff y Verónica Montecinos. Es decir, con la economía legitimada como ciencia (crecientemente matematizada) capaz de explicar fenómenos por fuera de su campo específico de estudios, y de operar sobre ellos.

En suma, la investigación presentada en este volumen ordena un escenario siempre confuso, difícil de aprehender por su constante movimiento. Abre preguntas, reubica el plano institucional en tanto cierre de un proceso histórico que lo precede y sin cuyo análisis se pierde carnadura histórica. Al historizar el proceso de construcción disciplinar, el texto es también una herramienta metodológica útil en tanto modelo de análisis de los procesos históricos que intervienen al momento de los desarrollos disciplinares posible de ser extendido, al menos, para las ciencias sociales y humanidades.

 

Jimena Caravaca

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y

Técnicas- Centro de Investigaciones Sociales -

Instituto de Desarrollo Económico y Social

jimenacaravaca@gmail.com

 



[1] Libro digital de acceso libre. Disponible en: http://ru.atheneadigital.filos.unam.mx/jspui/handle/ffyl_ unam/2668