Adolfo Dorfman, forjador de los
estudios sobre la industria en la Argentina. Entrevista a Ariel
Dorfman
Adolfo Dorfman, Forger of the Studies on the Industry
in Argentina. Interview with Ariel Dorfman
Marcelo Rougier[i]
Tomás Nasra[ii]
Resumen: Esta
entrevista con Ariel Dorfman, destacado novelista y dramaturgo, tiene como
objetivo aportar información sobre su padre, Adolfo Dorfman (1907-2003), un
ingeniero nacido Ucrania, estudioso de la industria argentina y de apreciable
participación en las Naciones Unidas y la cepal. Los aportes que surgen de
esta pesquisa sobre su trayectoria vital permiten contextualizar de mejor
manera sus numerosas obras y publicaciones, el entramado de vínculos y redes
intelectuales, así como su intervención en los organismos en los que actuó.
Palabras clave: Intelectuales; Trayectoria; Industria.
Abstract: This interview
with Ariel Dorfman, a prominent novelist, and dramaturge, aims to provide information
about his father, Adolfo Dorfman (1907-2003), an engineer born in Ukraine who
studied the Argentine industry and had significant participation in the United
Nations and eclac.
The contributions that arise from this research on his life trajectory allow
contextualizing better his numerous works and publications, the intellectual
networks and links, and his intervention in the organizations in which he
acted.
Key words: Intellectual;
Trajectory; Industry.
Recibido: 13 de
septiembre 2022
Aprobado: 25 de octubre
de 2022
Presentación[3]
Adolfo Dorfman (1907-2003) fue un
destacado ingeniero industrial nacido en Ucrania,[4] vinculado durante las décadas de 1930 y 1940 al
Partido Comunista y con trayectoria luego en diversos y prestigiosos ámbitos
institucionales internacionales; fue también un testigo privilegiado del
despliegue de la economía y la industrialización en la Argentina durante el
transcurso del siglo xx,
tema al que le dedicó una profusa cantidad de artículos y libros. La vida de
Dorfman, sus estudios y formación en general, sus publicaciones, sus vínculos
personales, institucionales y políticos son poco conocidos y tienen valor en
sí mismos. Pero, además, de alguna manera, constituyen una fabulosa excusa
desde la cual puede abordarse el estudio del pasado industrial argentino y
latinoamericano en sus múltiples dimensiones (en el plano de las ideas, del
desarrollo de un campo intelectual, de la gestión de las políticas, del
análisis de la estructura productiva, etc.). La presente entrevista fue
realizada con el propósito de recuperar la figura de Dorfman a través de una
suerte de biografía intelectual y de esta forma poder contextualizar más
cabalmente su pensamiento y praxis. Este abordaje requiere, precisamente, un
contexto de vida, más allá del análisis de sus obras, de sus publicaciones. De
este modo encaramos el intercambio con Ariel, que además de ser su hijo es un
destacadísimo novelista y dramaturgo, con la finalidad específica de
reconstruir el entorno familiar y cultural de sus años de juventud, los
avatares que lo llevaron al exilio luego del golpe militar de 1943, su paso por
las Naciones Unidas y la cepal,
en Santiago de Chile (que incluyen un vínculo estrecho con Raúl Prebisch) y su vuelta definitiva al país tres décadas
después de su partida (que concuerda con la caída de Allende en el país
trasandino y el convulsionado retorno del peronismo al poder en la Argentina.
Ariel Dorfman Zelicovich (en adelante ad): Déjenme que les diga que a la familia
entera, a Angélica [esposa de Ariel] y a mí nos emociona enormemente que se lo
reconozca a mi papá.[5]
Pensamos que no se le ha dado el reconocimiento que él merece. La verdad es
que su legado son las personas a las que él fue formando, eso es lo que más le
enorgullecía, más que los libros, eran las personas con las cuales trabajaba. Yo
creo que estaría sonriendo, siendo ateos él y yo. No creo que esto sea literal,
pero de todas maneras le daría mucha alegría esta conversación, así que yo soy
el agradecido por la entrevista. Hay varias cositas que contarles, tengo muchas
anécdotas que he ido armando, que pueden ayudarles para esto o para lo otro en
su proyecto. Lo primero, es el amor entrañable por la Argentina, la idea de
servicio al país, etc. La otra es que evidentemente tenía un manejo de idioma
bastante grande, e incluso un manejo del castellano muy pulcro, muy especial.
Recién estaba releyendo un escrito suyo y me volví a sorprender de su capacidad
de escritura, como si estuviera regocijándose con el idioma.
Marcelo Rougier (en adelante mr): ¿Y esa
fuerte impronta cultural de dónde venía? ¿Era propia de su formación, o estaba
anclada en su entorno familiar?
ad: Yo creo que viene del entorno, tenía una mamá [Raisa
Libov] que fue la que lo introdujo a la Argentina y
al castellano. Una mujer extraordinaria, intérprete de Trotsky en Brest-Litovsk y traductora de Ana Karenina al castellano,
escribía cuentos infantiles y crónicas en un periódico argentino que, si mal
no recuerdo, pudo haber sido en el diario La
Razón. Y un padre, que, aunque estuvo ausente bastante durante su infancia
y en plena adolescencia, era muy culto. La casa estaba llena de libros y
siempre estaba puesta la radio clásica de Buenos Aires. A cada lugar que iba,
lo primero que hacía era ir a los museos de arte y comprar sus catálogos.
También tenía una colección de discos de miles y miles de ejemplares, que era
básicamente lo que yo le decía que comprara. Pero también yo creo que hay que
poner el contexto generacional, y es que esta era una generación muy dedicada a
la cultura en América Latina. Pensemos que se empieza a formar al calor de la
revuelta de Córdoba [Reforma Universitaria de 1918]. Mal que mal, su editor es
Gregorio Weinberg, que va a ser el director de la Biblioteca Nacional. Lo que
les quiero decir es que hay que poner en contexto a toda una generación que
estaba muy interesada en eso. Además, mi papá era comunista, y como tal, su
creencia por la cultura era total. Los comunistas estaban obsesionados por la
cultura, Stalin escribió sobre la lingüística, sobre el lenguaje, sobre la
cultura, etc.
mr: Acá en la Argentina, particularmente,
el Partido Comunista proveía de intelectuales vinculados a la literatura, al
periodismo, etc. Las secciones culturales de los mismos estaban generalmente
cubiertas por marxistas, por comunistas en particular.
ad: Así es. Quiero decir que hay un contexto en general desde el punto
de vista de su política, de la idea de que para ellos la cultura era
fundamental. En Chile, por ejemplo, Luis Recabarren lo que hizo en las
salitreras fue crear diversas prensas, bibliotecas populares, etc., y esa es
una de las razones por las cuales se desarrolla la clase obrera chilena de la
manera en que lo hizo, fue un enorme acervo cultural.[6] Pero
más allá de eso, a lo que iba yo respecto de su enorme contacto con la cultura,
era esta capacidad lingüística que tenía mi padre y su amor por la Argentina.
Cuando tenía un año y medio, dos años, se trasladó con su mamá a la Argentina,
a juntarse con el papá, esto fue alrededor del 1908-1909. Y tenemos unas fotos
suyas, siendo él muy pequeño, pasando por Londres, y cuando llegaron a la
Argentina pasó tres años allí. Los rumores de la familia son que mi abuelo
tenía otra mujer ahí, y que mi abuela finalmente dijo “basta” y se fue con el
niño Adolfo de vuelta a Odesa, donde los pilló en 1914 la Primera Guerra
Mundial. Menciono esto no para meternos en temas escabrosos, sino que en esos
tres años tuvo que haber tenido una influencia muy grande en él en cuanto al idioma,
porque él no aprendió el idioma cuando llegó aquí en 1920 a los trece años,
sino que lo aprende de niño chico, se enamora de joven del castellano. Cuando
llegó para radicarse, no llegó enteramente extranjero acá, a Buenos Aires.
mr: Él viene de Odesa, vuelve, y luego
otra vez regresa a Buenos Aires. Ese es el recorrido, entiendo.
ad: Exacto. Lo interesante en eso, es que configura un patrón, un
esquema que se repite. Él se va de la Argentina y vuelve a la Argentina,
siempre quiso volver a la Argentina.
Hay que pensar que después esto va a volver a suceder cuando él tiene
que exiliarse. Y después ocurre de nuevo en una anécdota que les voy a contar
de cuando estábamos en Chile, quería volver a la Argentina, pero sólo retornó
definitivamente debido a Pinochet, pero siempre debido a la historia que lo
presionaba desde fuera de sus querencias. Este patrón quería señalarlo porque
tiene que ver con este amor a la Argentina, la idea de que él quiere volver, siempre quiere volver. Y si no puede volver, tiene
los ojos fijos en la Argentina, y siempre está escribiendo sobre eso, pensando
sobre eso, y preparándose básicamente para volver a instalarse. Ahí hay un
movimiento en su vida.
mr: Pero siempre se sintió como un
extranjero, como un exiliado en algún punto. Siempre con esta idea de volver a
la Argentina, aun cuando estaban en Chile, tantos años y tan comprometido.
ad: Es interesante esto, porque él como creyente en el internacionalismo
proletario no debía haber pensado en el nacionalismo como un valor en absoluto,
lo que pasa es que una cosa son las teorías que uno tiene, y otra cosa son los sentimientos,
la realidad afectiva, histórica, verdadera. Me parece muy interesante porque
esto yo creo que era parte de su vida, el ir de una teoría muy abstracta a
cosas muy concretas: qué dice la estadística, qué dice esto, qué dice lo otro,
en qué momento estamos, cuál es la coyuntura verdadera. Y yo creo que se movió
constantemente, como su maestro Karl Marx, entre la teoría y la observación
concreta de la realidad, la praxis digamos. Tal vez, la hubiera llamado praxis,
yo diría más bien compromiso afectivo y real con un lugar. Y ese lugar, sin
duda era Buenos Aires, aunque él amaba a toda Argentina y viajó mucho por ella.
mr: Vos decís que él vuelve a los trece
años, ¿entonces hizo el secundario aquí?
ad: Así es. En el colegio Mariano Moreno, según me dijo. Y ahí lo toman
preso por primera vez por hacer bochinche en la calle.
mr: Así que ya tenía un compromiso
estudiantil militante de algún modo. Y ahí es donde se vinculó políticamente a
partir de la movilización estudiantil, ahí ya en el secundario es probable que
se haya vinculado con jóvenes del Partido Comunista…
ad: Yo creo que sí, fue en ese momento. Como tantos intelectuales, pero
especialmente intelectuales judíos diría yo, querían inventar una clase
obrera. No lo digo con frivolidad, pero lo que pasa es que da la impresión que cuando tú piensas además que gran parte de la clase
obrera argentina es también inmigrante, estaban los cabecitas negras, estaban
los otros, los que venían de Europa, y esos traían consigo las ideas marxistas
y anarquistas, etc. Yo creo que él se encontró con quienes podían llegar a
representar a esa gente, yo creo que él sintió que necesitaba anclarse en algún
movimiento concreto, real, y por eso empezó a estudiar a los marxistas.
mr: Es un momento de mucha movilización
estudiantil porque sí él vuelve a los trece, son los años veinte y están muy
presente las ideas vinculadas a la “reforma” que invaden, que inundan también
a los secundarios y obviamente a la Universidad. Y ahora él vuelve a vivir otra
vez con el padre, toda la familia junta…
ad: Si, ahora no hay ningún problema con el padre.
mr: ¿Y dónde viven? ¿Te acordás del lugar o la zona?
ad: Eso debe estar en alguna parte de los apuntes.
Finalmente terminó en la calle General Urquiza en 1941, al lado de Plaza Once.
Ahí en esa casa yo conozco a mis abuelos, los conocía antes, pero la primera
vez que los vuelvo a ver es a los siete años cuando volvemos a la
Argentina. Quiero decir algo respecto a
esa época de movilizaciones estudiantiles, porque es ahí que él conoce a los
de su generación, los cuales van a ser tan importantes, incluyendo a los dos
Frondizi: a Risieri y a Arturo, y eso tiene una
importancia muy, muy grande para algo que les voy a contar después.
mr: Él se vincula al Colegio Libre de
Estudios Superiores (cles),
ahí estaba Arturo Frondizi y otros intelectuales destacados.[7]
ad: Eran muy amigos con Frondizi, tenían ideas muy
similares; antiimperialistas, desarrollo de la industria, mantenimiento de los
recursos nacionales de soberanía argentina, una serie de proyectos de reforma
agraria que tenía Frondizi con los que mi papá estaba totalmente de acuerdo. De
hecho, Frondizi estaba cerca del Partido Comunista.
mr: Absolutamente. Esto es en los años
1930, por eso el Colegio Libre de Estudios Superiores donde él estaba y
participaba…ahí publica tu papá la obra de Historia
de la Industria Argentina, primero en fascículos.[8] Y
bueno, están muy vinculados a las ideas de esa línea del radicalismo y al grupo
forja también en algún punto.
ad: Les quiero decir, eso sí: hay un librito,
fascículo, que ustedes no tienen en ese listado bibliográfico que armaron y me
pasaron. Es un opúsculo sobre el materialismo dialéctico sumamente teórico,
abstracto y filosófico. Y que debe ser del año 1930-1931, hay un ejemplar nomás.
mr: Muy temprano, porque no tenemos
registro de nada que haya publicado antes de 1936.
ad: Eso es lo primero que publica, lo publica
incluso con un seudónimo, pero es de él. Les prometo que lo voy a encontrar. No
entiendo por qué no lo puedo encontrar, pero le decía a Angélica: busca, busca
que tiene que estar…y ella tampoco lo pudo encontrar.
Tomás Nasra (en adelante tn): Respecto
de esta cercanía con el Partido Comunista, ¿él efectivamente está afiliado de
manera oficial? ¿Cómo es su vínculo con el Partido?
ad: Él era
militante, militante. Era miembro suplente en el Comité Central, llegó a tener
un alto puesto y era muy importante en el Partido Comunista. Él estuvo siempre
en una línea muy dura, muy ortodoxa, lo cual uno no podría pensarlo viendo sus
escritos. Pero desde el punto de vista ideológico…le decían “cemento armado”,
así le decían porque no se movía de sus decisiones. Después del xx Congreso,
él siguió siendo de ideas parecidas.[9] Él
se desvinculó del partido Comunista, pero no lo expulsan, lo cual indica que
le tenían mucho aprecio.
mr: Ahora bien, él no escribe como
marxista dogmático, eso le dio quizás una flexibilidad absoluta ¿no? No tiene
un relato ortodoxo, stalinista, ni mucho menos. Es
muy creativo.
ad: Totalmente. No obstante, en él aplica la idea de que la clase obrera
debe aliarse con la burguesía nacional para llevar a cabo la revolución, que
permitirá llevar al proceso, por etapas, hacia la construcción del socialismo.
Esa era la teoría famosa de Stalin. En ese sentido, él proponía que había que
mancomunar los esfuerzos de todos los sectores progresistas, etc. Estaba
inventando una clase media en ese sentido, no está en la teoría del desarrollo
y subdesarrollo, no andaba en esas cosas. Pero en todo caso, él aplica esa
teoría, escribe en un lenguaje para que la gente lo pueda entender de otra
manera… me parece un logro.
mr: Por eso digo que es muy creativo, en
la forma que presenta los problemas, esto le abriría otras puertas también para
que otra gente lo leyera, y lo convocará también.
ad: Sí, así es.
tn: En tu libro (1998), decís que su
desvinculación del pc no se debió
a una cuestión ideológica sino por la falta de democracia interna.
ad: Sí, no estoy seguro si es porque quería menos democracia o quería
más, No tengo la menor idea, no lo sé. Es posible que él dijera: “no, aquí
están permitiendo demasiadas fracciones”. Lo que es seguro es que él creía
mucho en la participación, pero era un hombre que escuchaba menos de lo que
hablaba, en el sentido que tenía una tendencia un tanto autoritaria en su modo
de ser. Cuando tú lo conociste Marcelo, seguramente no era así ya.
mr: Definitivamente no. Justamente, te iba
a preguntar cómo describirías su carácter, su personalidad, su relación con
los demás. Y bueno, después te voy a preguntar más por los amigos, pero yo ya
lo conocí, te estoy hablando del año 1998, primero cuando fue jurado de mi
tesina de Especialización en Historia Económica y luego porque comenzamos a
trabajar juntos en un proyecto, y claro…probablemente esos rasgos más duros de
su personalidad ya estuvieran algo diluidos por lo años.
ad: Siempre
fue un hombre muy tierno y que tenía problemas con mostrar esa ternura, la
emoción, etc. Él tenía una tendencia a tener la razón, cien por ciento. Ahora,
a partir del nacimiento de Rodrigo [nieto] y de la entrada de Angélica en su
vida, cambió mucho. Fue capaz de demostrar un poco más sus emociones. Yo creo
que había ahí un problema de expresión, de expresarse frente a un mundo que era
complicado para él, con tantas pérdidas y cosas, ¿no? Mi mamá era pura
extroversión, pero él se puso muy, muy afable en la medida en que pasaban los
años, y muy cariñoso. Le gustaba recibir visitas, le gustaba su círculo, a él
le gustaba ser el centro de la mesa, captar la atención de los demás. Es muy
interesante porque él no cedía respecto a ciertas cosas. Con respecto al
lenguaje sí, él sostenía que había que escribir de una manera que la gente lo
entienda, pero desde el punto de vista ético era de una línea recta que
verdaderamente para mí, es de admirar.
mr: Vayamos un poco a sus años en la
facultad. Nosotros identificamos su probable tesis, creemos que la publicó
después en el centro de estudiantes de la Universidad de La Plata (1939). ¿Recordás que te haya contado algo de su vínculo con la
institución?
ad: Yo la verdad que sé muy poco de eso, no me hablaba mucho de esos
años, yo estaba más interesado en cómo la había conocido a mamá, por los
amigos, que se juntaba con una barra, remaba en el Tigre. Era campeón de remo,
entiendo que estaba en la segunda categoría del remo nacional. Era muy
deportista.
mr: Y eso lo desarrolla durante los años
que va a la facultad.[10]
ad: Sí, en esos años lo hacía. Participaba de un
grupo con estudiantes que no eran solamente marxistas, había de todo. Era un
grupo de doctores, abogados. Aldo Pellegrini era muy amigo de él, el poeta. Así
que tenía de todo ¿No? Mi mamá era de Letras. Ella me puso Ariel por José
Enrique Rodó y por Shakespeare.
mr: Pero vos te llamas Vladimiro, también.
ad: Claro, Vladimiro por Lenin. En nuestro paso por Estados Unidos
durante la Guerra Fría, mis padres me decían que cuando me preguntaran por mi
nombre que yo dijera que se debía a Horowitz [pianista
ucraniano-estadounidense]. Y a mi hermana la nombró Eleonora por la hija de
Marx. Él pensaba que sus vástagos debían seguir siendo marxistas.
mr: ¿Y ahí él conoce a tu mamá, en la
Universidad?
ad: Tanto mi padre como mi madre contaban el cuento de que fueron al
Tigre. Mi madre iba con un grupo, y él venía por su cuenta, la vio desde su
bote, y le dijo: - te vienes conmigo-, y se fue con ella. Él era muy decidido,
y además daba la impresión de que no dudaba de nada, de que estaba
absolutamente seguro de sí mismo, no era un hombre que se dedicara a la
introspección.
mr: Era quizás una coraza que tenía también
él… cambiando de tema, respecto a su relación con la Universidad de La Plata,
nosotros identificamos que él estaba trabajando allá, o al menos publicó varias
cosas en la Universidad. ¿No sabés si se vinculó ahí
con alguien o tenés algún dato sobre eso?
ad: No tengo datos sobre eso, porque digamos lo siguiente: era tan
dramático el modo en el cual se fue, que siempre nos centramos en eso ¿no es
cierto? El hecho de que lo expulsaran; él dijo: “A mí no me expulsan, yo me
voy”. Y ahí escribió la carta, pero me acuerdo que se
la mostró a Arturo Frondizi, la carta se la mostró a él porque Arturo era
abogado, entonces era como el abogado de la familia. Pero Arturo le dijo: “No
mandes esta carta Adolfo, porque va a haber mucho lío”. Pero a la vez: “Mandá la carta porque todo lo que dice es cierto”.
mr: Lo estaban echando de la Universidad.
ad: Lo estaban echando de la Universidad, exactamente.
mr: Sí, ese es el contexto de intervención
de la Universidad, 1943-1944, luego del golpe militar. Él se va concretamente
en qué fecha ¿tenés idea?
ad: A ver, te voy a decir: él se va en el… debe haber sido… él se fue a
Estados Unidos en enero de 1944, te voy a decir por qué, eso lo sé seguro.
Porque le querían quitar la nacionalidad a inicios de 1944 debido a lo que
había escrito seguramente en 1943, octubre o noviembre de 1943. Tiene que ver
con el Golpe ¿no es cierto? Entonces, él renunció y lo juzgan, le hicieron un
juicio para quitarle la nacionalidad. Fue ahí cuando aparece esa cosa más
pesada: el “perro”, el “perro judío” le dicen, o el “perro judío rabioso”, no
recuerdo exacto como le decían. En alguna parte debe estar todo eso.
mr: Él hace una crítica al Golpe Militar.
ad: Una crítica feroz. Es poco lo que no dice.
mr: Es increíble, porque precisamente
todos los industrialistas que venían discutiendo con él, aquellos vinculados
al grupo de Alejandro Bunge, tenían más o menos la misma línea y todos, todos
se meten en el Gobierno, y ahí hay de todo: nacionalistas, ultracatólicos,
fascistas, etc. también son industrialistas, pero claro, el que queda relegado
y apartado es Adolfo por su posición ideológica.
ad: Él tenía mucha visión de que ese no era un golpe cualquiera, esto
era un reordenamiento. Y lo extraño es que después Perón llevó a cabo varias
políticas que son muy parecidas a las que mi papá proponía. Pero él estaba en
contra de Perón. Es extraño, esto lo conversaba una vez con Cortázar, que era
muy amigo mío y yo le decía: “Julio, te tiene que haber afectado mucho el hecho
de que el movimiento popular en Argentina era proto fascista”. Por lo tanto,
suponte en los cuentos de Cortázar, constantemente hay algún otro, otros que se
van a hacer cargo de la realidad cotidiana, como en “Casa tomada”, que vienen
de alguna parte oscura, que van a tomarse eso y que no hay que tenerles
confianza. A la vez es liberador, y a la vez represor. Son dos cosas
diferentes. Mi papá estaba en la misma línea, yo creo que estaba muy
influenciado por lo que estaba pasando en Europa porque, claro, era la época
del nacionalsocialismo ¿no? O de la idea de política industrial de Mussolini,
etc. Pero él entendía, y creo que tenía razón, de que eso venía a parar la
revolución y no a permitirla. Porque claro, Bunge y compañía no querían la
revolución, por lo tanto, él ataca en nombre del futuro, digamos. Y por eso se
entiende que se vaya al país imperial, porque en ese momento Alemania ya había
invadido la urss,
por lo tanto, ya no tenía problema con Estados Unidos, él podía ser parte de
esa alianza. Él hacía en Estados Unidos cosas por radio, transmitía por radio,
y luego Woodrow Borah lo metió en lo que era el
organismo anterior a la cia.[11]A
su vez, Adolfo era miembro del Instituto de Estudios Avanzados en Princeton;
allí conoció a Albert Einstein, fue a su casa a tomar té cuando una vez por semana
el sabio recibía a los condiscípulos.[12]
mr: ¿Adolfo estaba en ese momento en una
dependencia de Naciones Unidas, o estaba con la beca?[13]
ad: Él estaba con la beca.
mr: Entonces estaba con la beca y le
ofrecen un trabajo en este organismo, previo a la cia.
ad: El trabajo era doble, por una parte, en el
Departamento de Estado, y por otra parte en este otro organismo, donde se
trataba básicamente de lograr que América Latina no se volviera aliada de
Hitler y de Mussolini. Algo que él quería evitar, obviamente, y se dedicó a eso
durante todo ese tiempo.
Cuando nosotros llegamos en 1945 a Estados Unidos, habrá sido en
enero o febrero. Viajamos casi un año más tarde, la razón por la cual yo sé
que fue en febrero de 1944, es porque cuando hicieron ese juicio dijeron: “Los
Tribunales paran de trabajar en febrero, antes de febrero, antes de que te
quiten la salida y te metan preso”, y al rato se fue. Lo que no sabía es que el
juez que le tocó, no solamente iba a sobreseerlo, sino a felicitarlo. A raíz de
ello, al juez también lo echaron. Pero ustedes podrán ver, en algún lugar debe
ver algún registro donde esté archivado ese expediente. Pero es muy interesante
ver que alguien que uno nunca hubiera pensado lo defendió.
tn: Tenemos una duda: cuando él llega a
Estados Unidos, estuvo cerca de ser enlistado para la guerra. Ahora mencionas
que estuvo en peligro de que le quiten la ciudadanía aquí en la Argentina ¿en algún
momento adoptó la nacionalidad estadounidense?
ad: No, nunca, nunca. Mi mamá estuvo a punto de
hacerlo, pero después vino lo del Macartismo. Y a propósito, el que lo
perseguía era [Pat] McCarran, otro senador que estaba metido en el Comité de
Relaciones Exteriores del senado y que estaba tratando de joder a los
populistas, a los comunistas, o izquierdistas.[14] Pero claro, él como
funcionario internacional, él estaba bien, pero cada vez que volvía a Estados
Unidos en los años macartistas le hacían la vida
imposible.
mr: Y en ese contexto, Ariel ¿dónde está
trabajando, en qué oficina sigue trabajando?
ad: Él tenía una oficina, el puesto que tenía era muy, muy importante
porque él veía la posibilidad de que las Naciones Unidas (onu) propusiera un tipo de
desarrollo alternativo al dominante en ese momento. Y
como tal él está metido con todo en la idea de los No Alineados. Sus grandes
aliados son los rusos, los de la India, los de Ghana, los de México. Es decir,
se iba conformando de a poco un esquema en el cual él intentaba introducir una
teoría de cómo se podía crear una forma diferente de desarrollo. Él pensaba que
era importante crear centros regionales de la onu en pos
del desenvolvimiento industrial, fundamentalmente en América Latina. En 1949
viajó a Sudamérica, él iba a Argentina cada dos años. También pasó por Chile.
Es la primera vez que voy a Chile fuera de cuando estuve un par de días de muy
pequeño. Vale aclarar que donde se desempeñaba en ese momento era el Consejo de
Desarrollo Económico y Social.[15]
mr: Perfecto. Él está proponiendo desde
esa oficina de Naciones Unidas, de alguna manera, la creación de la Comisión
Económica para América Latina, o de organismos similares, y lo está
proponiendo también para otros países subdesarrollados en otras regiones.
Finalmente, es un poco lo que surge después.
ad: Creo que él en 1949 cuando va para allá para la oficina central, me
dijo “Yo fui el creador de la cepal antes de Prebisch”.
mr: Ah, bueno, ¡Ariel, tenemos un título! (risas)
ad: Él se llevaba bien con Prebisch,
pero tenían distancias. Distancias de rivalidad, distancia de envidias, de
recelos. Se necesitaban el uno al otro y se reconocían los dos como brillantes.
Hay problemas personales como que “él se está llevando laureles que debería
tener yo”. Había un poco de eso. Mi papá no era un envidioso, no era resentido.
Pero él sabía muy bien que en la historia los vencedores son los que lo
escriben, y él había decidido no ponerse de ese lado.
mr: Claro, pero generacionalmente estaban
ahí.
ad: Era un poco mayor Raúl.
mr: Sí, poquito. Cinco, seis años.
ad: Seis
años… tenía un avance, en el sentido de que había hecho cosas que mi papá no
había podido hacer. Pero si vieras en la onu al principio, mi papá tenía
un puesto muy superior al de Prebisch. Él volvía a
casa de las misiones de distintas partes del mundo y armaba una red de
personas de todo el mundo, y después claro, se desbarató la red producto de las
persecuciones anticomunistas. Pero estos eran los años 1945, 1946, 1947,
parecía que era otro tipo de mundo el que venía: de la onu, de la paz, de la prosperidad,
en el Tercer Mundo empezaba a levantarse el anticolonialismo, todo eso. De paso
les comento que en 1961 cuando estuvo en Cuba, estuvo con el Che Guevara,
largamente tuvo una reunión con el Che, durante dos o tres horas.
mr: ¿Y eso en carácter de qué, de
visitante o alguna misión semi oficial?
ad: Él fue a Cuba, pero no era para juntarse con el Che, era para ver
qué estaba pasando. El Che era presidente del Banco Central, del Banco Central
sabía muy poco él, entonces debe haberle preguntado muchas cosas a mi papá, y
él siempre se enorgulleció mucho de eso. No conoció a Fidel, solo estuvo con
el Che. En todo caso, vuelvo con esto: yo creo que en 1949 él puso las bases,
los cimientos para ver qué posibilidades había en Chile de llevar adelante transformaciones
estructurales. Era el país más estable que había en América Latina en ese
momento, aún con todos los problemas que tenía. Chile también era un revoltijo
comparado con Argentina, pero en algunos aspectos era un país más estable. De
paso, yo tengo la impresión de que hubo personas de la campaña de Perón en
1946… Yo creo que alguien de la campaña de Perón se acerca a mi papá en Estados
Unidos para preguntarle si él quería participar en algún ministerio, creo que
de economía o de industria, pero mi papá les dijo que no. Pero él pensaba que
Perón iba a perder las elecciones. En esa época en la onu, estaba ahí su gran amigo en
ese momento en Estados Unidos, que era Isidro Ódena.
mr: Sí, que después estuvo con Frondizi.
Ellos estaban en una oficina de traducciones de la ONU, me parece, Sergio
Bagú, Ódena, inicialmente.
ad: Él era muy amigo de Bagú. Mi papá se había encargado de llevar
adelante misiones de Naciones Unidas, pero en toda América Latina. Por ejemplo,
fue a Guyana; allí se encontró con el Premier comunista-socialista [Cheddi Jagan]. Sin embargo, lo
que pasaba era que él, como funcionario de las Naciones Unidas… mira, por ahí
me equivoco, pero creo que estaba prohibido hacer estudios sobre su propio
país. No sé si era cierto o no, pero tengo la impresión de que él no podía
dedicarse plenamente en la Argentina, pero él se aliaba con otros con una serie
de gente, para que se pudiera hacer eso.
tn: Respecto de eso y de lo que vos ponés en el libro, mencionás cómo
Adolfo les va dando asilo en su propia casa a colegas suyos que luego van a ser
los futuros exonerados de la onu, en algún punto siempre intentaba encontrar la
forma de mantener sus propias convicciones. En definitiva, terminaba apoyando a
toda persona de su entorno que se encontrara en peligro.
ad: Le dijeron en inglés: “No estás dispuesto a aceptar las reglas del
juego”, y él solamente no quería eso, sino que metía el dedo en el ojo,
directamente a los represores. Él se iba a la cafetería y se sentaba al lado de
ellos [los futuros expulsados por las políticas Macartistas].
Ya se encontraba solo cuando lo estaban por echar. Le mandaban notas de despedida,
y les decía: “que les vaya muy bien”, o algo así. No puedo acordarme del nombre
del segundo de él, creo que se llamaba [Sidney] Weintraub.[16]
Es muy interesante, creo que las Naciones Unidas le dieron una visión muy
abarcadora, por el hecho de que la Argentina no era un caso único, sino que él
vio cómo se abría el mismo tipo de problemas al resto del mundo. Yo creo que
eso fue muy fundamental para él, para su aporte a la Argentina concretamente,
y para otros países también. Una cosa a la que él se dedicaba, y que yo después
le tengo críticas, eran las centrales hidroeléctricas.
mr: Ah, sí, le apasionaban esos temas,
porque eran centrales en la discusión de la promoción de las industrias
básicas.
ad: Es extraño, porque él era muy ecologista, decía: “hay que cuidar
mucho a la naturaleza, etc.”, pero él pensaba, y esto lo digo en una novela
que está por salir el año que viene, que la naturaleza está ahí para dominarla.
Esta es una postura que comparten marxistas y capitalistas por igual, ambas
corrientes salen de la ilustración, de la idea de que el dominio de la
naturaleza es lo que a la humanidad le corresponde. Pero claro, las centrales
hidroeléctricas es cierto que han arreglado muchos problemas, pero también han
creado una enorme cantidad de problemas ¿no es cierto? Él pensaba que, teniendo
los Andes ahí, las represas eran un eje central para la transformación de la
estructura productiva latinoamericana, no había otra alternativa. Él estaba
muy decidido a tratar de tener autonomía energética. De hecho, en 1962 viajó
por Salta, Tucumán y Jujuy con el Ingeniero Sosi por
motivos afines, para construir centrales en esas regiones. Yo lo acompañé en
ese viaje, por eso me acuerdo. La idea era la hidroeléctrica como motor central
del desarrollo. De nuevo, piensen que ahí están los Andes.
mr: Sí, porque él lo vinculaba
estrictamente a la cuestión industrial, es decir esa energía eléctrica era para
el desarrollo manufacturero, por eso después los últimos estudios en la
facultad de Ciencias Económicas tienen que ver con el coeficiente de
electrificación de la industria, etc.[17]
Pero antes había hecho estudios para definir la mejor localización de centrales
hidroeléctricas en la Argentina. Hay algunas cosas qué él hizo, que yo conozco
específicamente previas al Chocón, para ese contexto ¿no?
ad: En todo caso, esta tesis de la electrificación
es algo que viene de Lenin, él lo comienza, pero Stalin lo instala. La
electrificación de la urss.
La única manera de industrializar un país en subdesarrollo.
tn: Justamente, hemos encontrado muchas
fuentes que hacen referencia a su estancia en cepal y, justamente, hay una
marcada referencia a la centralidad que Adolfo le otorgó a la cuestión
energética, a partir de llevar adelante distintas iniciativas.[18]
ad: Una vez yo le pregunté: “¿Por qué aceptaste la cepal, ser el
director de recursos naturales y energéticos?” Y él dijo: “eso es lo
fundamental”. Le dije: “¿Por qué no industria, por qué no subdirector?” le
pregunté una vez. Porque me parecía que era un puesto menor. Y me dijo: “Este
es el puesto más importante, porque de este dependen todos los demás: recursos
naturales y energía”.
tn: Te queríamos hacer una consulta
respecto de este viaje por Europa que haces mención, es un viaje bastante
extenso, creo que es entre 1951 y 1952…, es un viaje de varios meses… ¿Sabés cuál era la misión que estaba haciendo ahí?
ad: Es en 1951 seguro, creo que debe haber sido en
junio de 1951, y volvemos recién a Estados Unidos a fines de diciembre de ese
año. Yo tenía nueve años de edad a esa altura, y nos
vamos a Londres. Estamos en Londres una o dos semanas, todo por razones de
trabajo de él. Nos vamos a París, donde se compró un autito. Luego pasamos casi
todo el verano en Ginebra para después irnos a Italia y por último subimos a
Austria. No tengo en claro qué es lo que hacía, lo fundamental es que era una
misión de él. Yo creo que era para ir armando lo de la cepal, y él tenía aliados en
Europa que no tenía ya en Estados Unidos, lugar en el cual cada vez estaba más
pesada la cosa. De Italia fuimos a Austria, luego dejamos el auto en París y
tomamos el tren a Madrid. Mi papá dijo: “Aquí es donde los aliados traicionaron
la República”, en la frontera, donde se cambiaba de tren. Él había jurado no
ir a la España franquista, pero por algún motivo tenía que ir. No sé si España
a esta altura no estaba por juntarse con Naciones Unidas a ser admitida porque
era un país fascista, por lo tanto, no había estado originalmente en Naciones
Unidas. Estuvo una semana en Madrid, cruzó a Barcelona, ahí tomamos un barco y
nos fuimos a Buenos Aires, y de ahí volvimos a Estados Unidos a fines de
diciembre.
mr: Y acá en Buenos Aires fue que
visitaste a los abuelos.
ad: Exactamente. Por segunda vez, en 1951, ya
habíamos vuelto antes en 1949. No sé en qué conspiraciones andaría, pero estaba
conspirando siempre, para él lo fundamental era crear redes con colegas de
diversos países. Quiero contarles una anécdota, tiene que ver con su vínculo
con Frondizi. El 23 de febrero, Frondizi… digamos, antes… él escuchaba la radio
en Estados Unidos pensando que Perón iba a perder. Y gana Perón, se queda en Estados
Unidos. En Chile escucha la radio pensando que Frondizi iba a ganar: el 23 de
febrero de 1958 Frondizi gana la elección. Nosotros estábamos en Las Rocas de
Santo Domingo, en la playa, veraneando. Quince años tenía yo en ese entonces,
estábamos muy felices ahí. Al día siguiente le llega un telegrama de Frondizi
diciendo: “Adolfo vente inmediatamente a que conversemos sobre el ministerio
que vas a ocupar”. Se fue el 25 de febrero para allá y volvió una semana más
tarde. Yo no tenía ninguna gana de irme de Chile, estaba feliz allí, pero
bueno, si había que irse, había que irse. Mi mamá tenía ganas de irse, él también
tenía ganas de volver a la Argentina. Cuando regresa, mi madre le pregunta: “¿Y
cómo te fue?” y dice: “No, nos quedamos en Chile, porque este hijo de puta va a
vender el petróleo, va a entregar el petróleo. Y yo no me voy a hacer cargo de
Energía para entregar el petróleo, por el cual he peleado toda mi vida por ypf (Yacimientos Petrolíferos Fiscales)”.[19]
Es una anécdota muy interesante.
mr: Muy buena, muy potente, sí. Porque ahí detrás está toda la relación que Frondizi y Frigerio
construyeron previamente, y que permaneció oculta para la mayoría, incluso para
los más cercanos colaboradores del partido que seguían los lineamientos del
Programa de Avellaneda y las posturas más nacionalistas.
ad: Es una muestra de que él pudo haber sido un
funcionario de primera línea, él siempre quiso tener un cargo que fuera tan
grande como sus ambiciones y su capacidad intelectual.
mr: Eso te íbamos a preguntar. Llama la atención
que, más allá del papel que jugó en distintos organismos internacionales de
mucho prestigio, ¿nunca estuvo tentado? ¿no le interesaban los cargos de
gestión a nivel nacional? Si bien es verdad que pasó mucho tiempo fuera del
país, quizás no tuvo realmente las oportunidades, pero por lo que decís, sí la
ambición o el deseo de ocupar esos lugares. Después él volvió en los años
setenta a la Argentina, pero ya está en otro momento de su vida.
ad: Cuando vuelve a la Argentina, ya no tenía edad como para gestionar
un ministerio, ahí fue consultor y tenía la oficina en la Casa Rosada.[20]
mr: Eso ya con Alfonsín.
ad: Él tenía una oficina, yo fui a esa oficina en la Casa de Gobierno a
visitarlo alguna vez.
mr: Él se habrá sumado al grupo de
asesores con Prebisch, supongo.
ad: Creo que no, creo que Alfonsín lo tenía en otra parte. Porque Prebisch era de una línea un poquito más moderada.
Entonces, yo creo que Alfonsín quería a alguien más de izquierda que le fuera
dando consejos respecto a eso. Y él decía siempre: “No me hace caso pero me está escuchando”.
mr: Y él estuvo ahí entre 1983 y 1986, o
hasta el Plan Austral, por ahí debe haber estado.
ad: Exactamente, yo creo que ahí ya se va. No estoy
seguro si se fue antes o después, pero por ahí.
mr: Bueno, pero es algo que tendremos que
averiguar. Es un muy buen dato el que nos aportás
también aquí. Ahora Juan Carlos Torre (2021) acaba de publicar un libro bastante
polémico de acuerdo con la gestión sobre todo ahí, en Economía. Y nombra a
varias personas, pero no recuerdo que lo nombre a Adolfo. Y más si me decís que
estaba en otra oficina en Casa de Gobierno.
ad: La única vez que él estuvo deprimido en toda su vida, extrañamente
fue durante los primeros meses de la Unidad Popular. Porque él pensaba que lo
iban a llamar para que formara parte de ese Gobierno. Él conocía a muchos de
los integrantes de la administración, y además nosotros en Chile recibimos,
como en Estados Unidos, a los exiliados marxistas e izquierdistas en nuestra
casa, como por ejemplo [Jacobo]Arbenz, [Paul] Sweezy,
[Leo] Huberman, etc. Y él conocía mucho a Pedro
Vuskovic, que era el ministro de Economía de Allende. Y resulta que Vuskovic
no le dio un lugar, y yo creo que se deprimió con eso porque acababa de
jubilarse en Naciones Unidas, en contra de su voluntad, él no tenía ningún
deseo de hacerlo. Porque había funcionado durante todos estos años con
secretarías e infraestructura ahí, en la sede de Naciones Unidas. Y de a poco
le fueron dando más misiones, con lo cual fue saliendo de su depresión. Y ahí
se volvió a vincular con la Argentina, y trabó una amistad muy, muy especial
con Julio Castellanos. Él falleció hace muchos años atrás, se convirtió en algo
así como un hijo adoptivo de él. Era miembro de la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura, (onuaa).[21] Mi
padre conocía a toda la gente de las Naciones Unidas, había una serie de
intelectuales.
mr: Cuando él vuelve se vincula a toda la
gente de Realidad Económica del
Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (iade), que son comunistas o
excomunistas, digamos. Es como que vuelve otra vez a ese núcleo de relaciones
previas a su partida en 1943, tendría amigos, ahí ¿no?[22]
ad: Yo creo que eso fue lo más importante que le pasó en su vida después
de retornar a la Argentina. El más importante de todos sus vínculos, él siente
que el iade era un refugio, que allí lo apreciaban
y que era parte de una generación que podía vincularse con gente más joven. Y además, después consigue lo de la ingeniería ¿no es cierto?
Le gustaba muchísimo el hecho de que él tenía una cátedra ahí y que enseñara la
profesión. Aunque él había pasado de la ingeniería a la economía, pero nunca se
graduó de economista. Siempre se refirieron a mi papá como “el economista
Adolfo Dorfman”.
mr: Pero es un recorrido similar a otros
ingenieros que estudian cuestiones industriales y que realmente saben más de
economía que muchos economistas. Y él va a la cátedra, no sé qué cátedra: eso
tendremos que averiguarlo, en Ingeniería. Debe ser Economía Industrial en el
Departamento de Economía.[23]
ad: Se va allá, él está en dos dependencias de la Universidad de Buenos
Aires diferentes: la que está por ahí, por la calle Córdoba [Facultad de
Ciencias Económicas], y otra que está por Las Heras [Facultad de Ingeniería].
mr: Exactamente. Sí, sé que tenía vínculo
con Osvaldo Mermoz, no sé si vos lo llegaste a
conocer, que era un ingeniero que estaba en el Departamento de Economía, porque
ellos tienen el Departamento de Economía en Ingeniería, que cuando tu papá
regresa lo dirige Jorge Schvarzer, que lo había leído
mucho y le tenía gran admiración. A mí me mandaba a verlo a Mermoz, ya un hombre grande también, de la edad de él, un
poquito menos quizás, para que nos ayudara en algunos estudios estadísticos que
estábamos haciendo sobre el sector industrial.
ad: A mi papá le gustaba mucho recibir en la casa, y a mi mamá le
gustaba mucho preparar esa recepción, le encantaba, por lo tanto, siempre tenía
gente a cenar, a tomar el té…
mr: A tomar el té, a mí me invitaba a
tomar el té. Pero ya tu mamá no vivía.
ad: No, ya no. Te perdiste a una gran persona, lo tengo que decir. En
todo caso, él sentía que había un ambiente verdaderamente extraordinario,
porque era un hombre que tenía setenta y algo de años y que va a vivir hasta
los noventa y cinco, que está en pleno uso de sus facultades, y que nadie le
llevaba el apunte, es decir, nadie le decía “ven para acá a entregar todo lo
que sabes”. Ese recorrido de la Ingeniería a la Economía era algo que él quería
que se repitiera en los jóvenes, especialmente en los que él estaba formando,
porque pensaba que era eso lo que le hacía falta al país.
mr: Si, él, por su trayectoria y
sabiduría, atraía a varios jóvenes, que lo iban a visitar, que estaban
vinculados a iade
o no, pero sí interesados en la industria y el desarrollo. Por ejemplo,
recuerdo a Martín Schorr o Matías Kulfas,
el actual ministro de Desarrollo Productivo de la Nación.[24] La
verdad es que irradiaba entusiasmo, a su edad seguía pensando en hacer cosas o
nos proponía proyectos de investigación “para el largo plazo”.
ad: Él sentía que su vocación se trataba del poder de las ideas, del
poder de la educación. Y es algo que, mal que mal, lo hizo toda su vida,
porque nunca ocupó un puesto grande o importante en gestión, y no sé cómo lo
habría hecho en realidad, porque era muy buen gestor, era muy organizado, así
que capaz que lo hubiera hecho extraordinariamente bien. Pero claro, la
historia decidió otra cosa, y además, éticamente, él
decidió otra cosa también.
Referencias
Dorfman, A. (1936). ¿Qué caracteres posee la economía argentina? Revista del Centro de Estudiantes de
Ingeniería, 45.
Dorfman, A. (1939). Transporte de líquidos viscosos industriales. Revista del Centro Estudiantes de
Ingeniería de La Plata. xv(62).
Dorfman, A. (1942). La
Evolución Industrial Argentina, Losada.
Dorfman, A. (1942). La Historia
de la Industria Argentina, Escuela de Estudios Argentinos.
Dorfman Zelicovich, A. (1971). Para leer al Pato Donald, Siglo XXI.
Dorfman Zelicovich, A. (1990). La muerte y la doncella, La Flor.
Dorfman Zelicovich, A. (1998). Rumbo al sur, deseando el norte: un romance
en dos lenguas, Planeta.
Dorfman Zelicovich, A. (14 de agosto de
2005). El violinista en el tejado del cosmos. Página 12. https://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-55052-2005-08-14.html
Rougier, M. y Odisio, J. (2017). “Argentina
será industrial o no cumplirá sus destinos”. Las ideas sobre el desarrollo
nacional (1914-1980), Imago Mundi.
Torre, J. C. (2021). Diario de
una temporada en el quinto piso, Edhasa.
[i] Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Centro de Estudios de
Historia Económica Argentina y Latinoamericana, Instituto Interdisciplinario de
Economía Política, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires. orcid 0000-0002-7742-9222. marcelorougier@yahoo.com.ar
[ii] Centro de Estudios de Historia
Económica Argentina y Latinoamericana, Facultad de Ciencias Económicas,
Universidad de Buenos Aires. orcid
0000-0002-1328-6971. tomasnasra@gmail.com
[3] Esta entrevista forma parte de un proyecto
de investigación que se encuentra radicado en el Centro de Estudios de
Historia Económica Argentina y Latinoamericana (ceheal), sobre los aportes intelectuales de Adolfo Dorfman y
otros pensadores argentinos y latinoamericanos vinculados a la problemática del
desarrollo económico. Se reproducen aquí fragmentos de la entrevista realizada
el 16 de abril de 2022. Las
expresiones entre corchetes corresponden a agregados de los autores.
[4] En Odesa, que por ese entonces formaba parte del Imperio Ruso.
[5] (Vladimiro) Ariel Dorfman Zelicovich (6 de mayo de 1942) es
licenciado en Literatura Comparada por la Universidad de Chile, una de las
tantas casas de estudios superiores donde se ha desempeñado como docente. Junto
a Armand Mattelart, escribió el libro Para
leer al Pato Donald (1971), en el cual analiza los elementos ideológicos de
los dibujos animados de Walt Disney. La obra marcó el inicio de una serie de
investigaciones sobre diversas manifestaciones de la cultura de masas y su
impacto en las infancias. En su faceta como dramaturgo, su trabajo más famoso
es La muerte y la doncella (1990),
que se estrenó en Broadway dirigida por Mike Nichols y fue filmada por Roman
Polanski. Tiene como tema central la compleja transición democrática de Chile.
Justamente, durante el gobierno de Unidad Popular, colaboró con Salvador
Allende y después del golpe de Estado de Augusto Pinochet se exilió en Francia,
Holanda y posteriormente en los Estados Unidos, país donde actualmente es
Profesor Distinguido Emérito en la Universidad de Duke. Sus libros (novelas, cuentos,
poesía, memorias, ensayos) han sido traducidos a más de 50 idiomas y sus obras
teatrales montadas en más de 100 países. Contribuye regularmente a los
periódicos más importantes del mundo.
[6] Luis Emilio Recabarren Serrano (1876-1924) fue un obrero tipógrafo y
uno de los pioneros en introducir el pensamiento y la acción política de corte
marxista en Chile.
[7] Durante los años 1938 y 1939, Dorfman dictó un curso titulado “La
evolución de la industria argentina” en el cles.
Si bien los miembros de esta
institución no conformaron un grupo uniforme en términos ideológicos, una
significativa porción de su Consejo Directivo a principios 1940 pertenecía al
universo de las izquierdas, tal era el caso de José Luis Romero (1909-1977),
Jorge Thenon (1902-1985), Ricardo Ortiz (1891-1961) y el mismo Dorfman. Confluían
en una postura liberal y por la oposición a los gobiernos de la década del
treinta, y posteriormente, en su identidad antiperonista. Si bien el cles no se conformó como un espacio
enfocado únicamente en el estudio de la economía y la industria, varios de sus
miembros han aportado su mirada sobre esas temáticas. A principios de la década
de 1940, la entidad avanzó en su institucionalización gracias a la obtención de
la personería jurídica. El Colegio alentó la circulación de economistas,
ingenieros y empresarios, creando un nuevo espacio para el debate como la Cátedra
Lisandro de la Torre de Economía Argentina. Por cierto, la distancia que
tuvieron sus participantes respecto de los equipos económicos del Estado les
permitió conservar el papel de analistas durante los avatares sucedidos en la
década de 1940.
[8] Las obras La Evolución
Industrial Argentina (1942) y La
Historia de la Industria
Argentina (1942),
caracterizadas por el tratamiento en perspectiva histórica de la
cuestión manufacturera y la amplia base empírica que contienen, enunciaron una
serie de hipótesis que constituyeron el sustento de las explicaciones sobre la
industria casi únicas hasta prácticamente los años setenta, década en la cual
ambos títulos fueron reeditados en un solo tomo. A los libros recién
mencionados, debe sumarse “La Intervención del Estado y la Industria” y el
curso dictado en el Colegio Libre de Estudios Superiores; estos estudios
constituyen un potente conglomerado de las primeras aproximaciones sistemáticas
del proceso de industrialización argentino y un insumo ineludible durante décadas
para un amplio espectro de cientistas sociales que se adentraban en el abanico
de temas y problemas afines (Rougier y Odisio 2017).
[9] El xx Congreso del
Partido Comunista de la Unión Soviética tuvo lugar en febrero de 1956. Fue el
primero que se celebró después de la muerte de Joseph Stalin y se transformó en
el punto de partida de las primeras críticas directas al culto a la
personalidad y autoritarismo político del estalinismo.
[10] Adolfo llevó a cabo sus estudios de grado en la
Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (uba).
[11] La Oficina de Servicios Estratégicos fue el servicio de inteligencia
de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Está considerada la
antecesora de la Agencia Central de Inteligencia o CIA. Woodrow Borah
(1912-1999) fue un historiador estadounidense abocado a la demografía, economía
y estructura social del México colonial.
[12] En uno de sus relatos, Ariel Dorfman Zelicovich (2005) menciona el
comentario de su padre sobre Einstein: “El ser más ilustre de nuestro siglo”
–me informó mi padre con solemnidad―. Y yo alterné con él varias veces, cuando
estaba de profesor visitante en Princeton hace unos años. Hasta me invitó a su
casa, me sirvió té. ¡Y con qué maestría tocaba el violín!” Y eso fue suficiente,
la veneración que trasuntaban aquellas palabras de mi padre, ¡con qué maestría
tocaba el violín!, para que yo creyera durante muchos años que al más eminente
físico del mundo se lo conocía
fundamentalmente por su habilidad para extraer de un pedazo de madera una serie
de notas musicales”.
[13] Adolfo huyó de la Argentina con una beca otorgada por la Fundación
Guggenheim hacia Estados Unidos, con la cual realizó estudios en la New School
for Social Research de New York. En 1944 se desempeñó como Asesor de la
Comisión Argentina de Fomento Interamericano y del Consejo Permanente de
Asociaciones Americanas de Comercio y Producción, en esta última además estaba
encargado de la Encuesta Continental sobre Fomento y Coordinación de
Industrias.
[14] Patrick
(Pat) McCarran fue un político demócrata que representó a Nevada en el Senado
de los Estados Unidos desde 1933 hasta su muerte en 1954. McCarran fue un
declarado anticomunista hasta el punto de apoyar a los gobiernos fascistas para
limitar su expansión internacional. En 1950, patrocinó la ley de Seguridad
Interna, que requería que el Partido Comunista y las organizaciones afiliadas
se registraran ante la fiscalía general, y estableció la Junta de Control de
Actividades Subversivas para investigar posibles subversiones comunistas y
organizaciones de fachada comunista. La ley también otorgó al gobierno el poder
de encarcelar a personas “probablemente” espías, saboteadores y “subversivos”
sin juicio (los encarcelados podían apelar a una junta de revisión) si el
presidente declaraba una emergencia nacional. Dos años después impulsó la ley
de Inmigración y Nacionalidad que se debatió y aprobó en el contexto de los
temores y sospechas de la era de la Guerra Fría sobre la infiltración de espías
y simpatizantes comunistas y soviéticos dentro de las instituciones
estadounidenses y el gobierno federal. McCarran propuso la ley con el propósito
de salvaguardar al país del comunismo, los “intereses judíos” y los indeseables
considerados amenazas externas a la seguridad nacional. Su proyecto incluía
medidas restrictivas como una mayor revisión de inmigrantes potenciales,
deportaciones intensificadas y procedimientos de naturalización más estrictos.
[15] Entre los años 1946 y 1953 Dorfman participó en la Subcomisión de Desarrollo
Económico dentro del Consejo Económico y Social. Allí ejerció el rol de
secretario técnico y traductor. En simultáneo, fue parte del staff del
Departamento de Asuntos Económicos, también dentro del mismo Consejo. La
naturaleza de las inversiones de los Organismos multilaterales de crédito en
países en desarrollo, su industrialización y la maximización del uso de sus
recursos naturales disponibles fueron algunos de los temas centrales que se
trabajaban en esos organismos.
[16] Sidney Weintraub (1914-1983) fue un prestigioso economista graduado
en la New York University. Se desarrolló inicialmente en la New Schoolfor
Social Research ―donde probablemente haya entablado vínculos con Adolfo― pero
en 1952 se trasladó a la Universidad de Pennsylvania en la que permanecerá el
resto de su carrera. Weintraub fue fundador y co-editor del Journal of Post Keynesian Economics
junto con Paul Davidson.
[17] Los trabajos destinados al coeficiente de electrificación fueron
publicados a fines de los años noventa en el Instituto de Investigaciones
Económicas, Facultad de Ciencias Económicas, uba.
[18] Algunas de las actividades que realizó en la cepal vinculadas con la temática: dictado del seminario de
“Problemas de la Industria y la Energía” (1958), creación de la Revista Latinoamericana
de Electricidad (1963), coordinación y dirección del Programa de Energía y
Recursos Hidráulicos (1961-1965), dirección del Programa de Recursos Naturales
y de Energía (1965-1967). Además, durante su instancia en cepal, formó parte del Instituto
Latinoamericano de Planificación Económica y Social prácticamente hasta su
vuelta a la Argentina (1963-1972).
[19] En 1958, luego de la disolución definitiva de la Dirección Nacional
de la Energía, el Poder Legislativo creó la Secretaría de Estado de Energía y
Combustibles, ubicándola bajo la órbita del Ministerio de Economía.
[20] Dorfman retorna definitivamente a la Argentina en 1973, luego de su
larga estancia en Chile, país que tuvo que abandonar luego del golpe de
Pinochet.
[21] Además de haber pertenecido a la onuaa,
organismo especializado de la onu
abocado a erradicar el hambre a nivel internacional, hemos rastreado que Julio
Castellanos ha participado en la elaboración de distintos documentos de trabajo
en cepal Chile a mediados de la
década del sesenta.
[22] Durante las décadas de 1980 y 1990, la mayoría de sus escritos
fueron publicados en Realidad Económica,
revista perteneciente al iade. La
relación con esta institución se fortaleció aún más cuando lo nombraron
presidente honorario y finalmente, con un número de homenaje para sus noventa
años, que tenía en la portada una caricatura suya realizada por Hermenegildo
Sábat.
[23] Uno de estos ingenieros que estudiaron cuestiones industriales
durante el período de entreguerras fue Ricardo Ortiz, especializado en obras
portuarias y graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Fue profesor en
esa universidad y funcionario estatal desde 1918 hasta 1946. Ortiz, al igual
que Dorfman, participó también en diversos emprendimientos culturales y
políticos del Partido Comunista. Desde 1937, ambos participaron de la
Asociación del Profesorado Industrial, una entidad vinculada al Centro
Argentino de Ingenieros y a la uia
que tenía como objetivo promover la enseñanza industrial. Junto a Ortiz,
Dorfman participó de diversos proyectos e iniciativas profesionales durante los
años siguientes. Es interesante destacar que los estudios de historia económica
realizados por jóvenes ingenieros ligados al Partido Comunista Argentino, como
Dorfman, Ortiz u Horacio Giberti (1918-2009), conservaron cierta distancia o
diferían notablemente respecto a la caracterización oficial que el Partido
Comunista Argentino mantenía. Entre otros ingenieros destacados que se
dedicaron a la economía y al estudio de la industria pueden mencionarse a
Alejandro Bunge, Marcelo Diamand y Jorge Schvarzer.
[24] Al momento de realizar la entrevista, Matías Kulfas aún se
encontraba en funciones en el mencionado Ministerio.