La complejidad del trabajo de software en
Argentina. Un análisis comparativo con Estados Unidos e India
Argentina’s
Software Labor Complexity. A Comparative Analysis with the United States and
India
Florencia Podestá[1]
Resumen: El artículo se
propone analizar la inserción internacional de la producción de software y
servicios informáticos de Argentina a partir del concepto de complejidad del
trabajo. Recurrimos a una comparación con Estados Unidos e India, dos países relevantes en su
producción mundial de software. Los países en comparación se insertan de manera diferente en la división
internacional del trabajo: Estados Unidos como país central, India como
productor de manufacturas de origen industrial de bajo valor en base a mano de
obra barata, y Argentina produciendo manufacturas de origen agrario e
industrial de bajo valor agregado. Introducimos esta diferenciación bajo la
hipótesis de que la forma en que se inserta la región a la que pertenece cada
uno de los países en comparación influye en sus trayectorias como proveedores
de software. Se busca comprender qué software es producido en la Argentina y en
base a qué condiciones de valorización.
Palabras clave: Programa de ordenador;
Internacionalización; Desarrollo de la capacidad.
Abstract: The purpose of the
article is to analyze the international insertion of
Argentine software and computer services production based on the concept of labor complexity. We make a comparison with the United
States and India, two relevant countries in terms of global software and
computer services production. The countries in comparison are inserted in a
differentiated way in the new international division of labor:
the United States as a central country, India as a producer of low-value industrial
manufactures based on cheap labor, and Argentina
producing agricultural and industrial manufactures with low value added. We
introduce this differentiation under the hypothesis that the way in which the
region to which each of the countries in comparison belongs is inserted
influences their trajectories as software suppliers. We seek to understand what
type of software is produced in Argentina and under which valorization
conditions.
Key words:
Computer software; Internationalization; Capacity building.
Recibido: 23 de Agosto de 2021
Aprobado: 15 de diciembre de 2022
Introducción
El artículo se
propone analizar la inserción internacional de la producción de software y servicios
informáticos (ssi)
de Argentina, un sector que ha crecido en las últimas dos décadas con altos
niveles de exportación. Dado que su producción global está fragmentada internacionalmente,
abordamos el análisis sectorial tomando en consideración su inserción a partir
de un concepto que organiza la producción internacional: la complejidad del
trabajo. Lo hacemos a partir de la comparación
con Estados Unidos e India, dos países relevantes en la producción mundial de ssi.
En el próximo apartado presentamos la perspectiva
de la internacionalización de la producción, la conformación de cadenas
globales de valor y de la nueva división internacional del trabajo, destacando
el lugar de la complejidad del trabajo en estos procesos. A continuación,
planteamos su aplicación para el caso del software. En el cuarto apartado,
comparamos la complejidad del trabajo de software de Argentina con la de
Estados Unidos e India. Las reflexiones finales recogen los principales
resultados de la comparación en relación a la ubicación de los tres países en
la nueva división internacional del trabajo.
La
internacionalización productiva
Desde fines de la
década del sesenta el capitalismo atraviesa un proceso de transformación que
configura
una nueva etapa caracterizada por la internacionalización de la producción. La misma
se define por la fragmentación de los procesos productivos –de bienes o
servicios– en diferentes etapas, llevadas a cabo por diversos capitales y en
distintas localizaciones geográficas (Fröbel
et al., 1980; Gereffi, 2005; Hirsch, 1999;
Hirsch y Wissel, 2011). Si bien la circulación de
mercancías, presente desde los orígenes del capitalismo, no deja de ser
relevante, ésta es sólo un momento de un proceso más complejo de
internacionalización del capital, en el cual el proceso de producción
también se fragmenta (Palloix,
1973). Por lo tanto, la actual etapa de
internacionalización se inscribe dentro de una etapa más amplia de expansión de
las relaciones capitalistas, profundizando la interdependencia a nivel global.
El
impulso a una nueva forma de organización de la producción mundial debe encontrarse
como respuesta al agotamiento de las condiciones de acumulación de la segunda
posguerra, que llevó a la caída de la productividad en los países centrales y
la consiguiente erosión de los Estados de Bienestar. Éstos estuvieron
sostenidos hasta entonces por un acuerdo entre organizaciones obreras y
patronales para mantener las demandas de los trabajadores dentro de ciertos
límites compatibles con el aumento de las ganancias, agudizando la lucha de
clases en los países centrales (Lapavitsas,
2013; Piva, 2020; Poulantzas, 1974). La diferenciación internacional de los
salarios aumentó la tasa de explotación al incorporar nuevas regiones para la
producción y ante la amenaza de las empresas de deslocalizarse a otros países,
posibilidad profundizada en los noventa con la caída del bloque soviético (Katz, 2011; Robinson, 1996).
La
nueva organización de la producción fue analizada por la literatura de las
cadenas globales de valor (cgv)
en los años noventa (Milberg, 2004;
Milberg y Winkler, 2018). Consideran las actividades para la
producción mercantil de forma amplia: insumos, componentes, producción
propiamente dicha, diseño, distribución, marketing, actividades de
postventa, en donde cada “eslabón” de la cadena –producido por distintas
empresas y en diversas localizaciones– produce una parte del valor
total contenido en el producto final, volviendo difuso el origen de cada
mercancía (Gereffi, 1999;
Porta et al., 2017). Las empresas multinacionales (emns)
coordinan y controlan las cadenas de proveedores sin ser sus propietarias.
Dado
el carácter descriptivo de gran parte de estos trabajos, diversas corrientes
retoman el concepto. La literatura neoliberal propone a los países emergentes
insertarse en las cadenas mediante la liberalización comercial, la
flexibilización laboral y la creación de condiciones óptimas para la inversión
extranjera (World Bank,
2019).
En
cambio, otros trabajos incorporan las problemáticas sociales que genera la
inserción en cgv
en los niveles de empleo y la organización sindical de los trabajadores (Cumbers, et
al., 2008; Porta et al., 2017; Rainnie, 2011; Smichowski et al., 2016). Destacan el rol del estado para
condicionar las estrategias de las emns y favorecer el desarrollo local (Fernández, 2014), así como de instituciones, ongs y sindicatos
(Henderson et al., 2002; Rainnie, 2011; Yeung, 2015).
Si
bien estas críticas son pertinentes, los autores de cgv no analizan estos fenómenos
dentro de las transformaciones históricas del modo de producción capitalista y
sus causas. Al centrarse en la firma, las condiciones fundamentales para
mejorar la posición en la cadena dependen de su competitividad, mientras que el
desarrollo regional es sólo un contexto, ajeno al análisis de las posibilidades
–y limitaciones– del escalamiento (Bair, 2005). En consecuencia, sus
“recomendaciones” para los países que se insertan en los eslabones de menor
valor son poco realistas. En la literatura de las cgv subyace la noción de que las
firmas que concentran mayor tecnología logran imponer precios de monopolio que
les permiten captar el valor producido, mientras que la mayor dispersión entre
los proveedores promueve la competencia, que deriva en menores precios (Milberg, 2004).
Al
respecto, es necesario señalar dos objeciones a la noción de valor que subyace
en la literatura de cgv.
En primer lugar, no todas las actividades que se realizan en la cadena producen
valor –como el marketing o el comercio– sino que captan el valor
producido y lo redistribuyen (Marx, 2011). En esta línea, autores marxistas
advierten que los eslabones de la manufacturación o ensamblaje originan valor,
ya que allí se concentra la mayor cantidad de tiempo de trabajo necesario para
la producción de una mercancía, por lo que la superexplotación de la fuerza de
trabajo en los países periféricos es la base del plusvalor que luego será
apropiado por actividades como la financiera o de innovación que se llevan
adelante en los centros (Smith, 2011; Swuandi y Foster, 2016).
Sin
embargo, en segundo lugar, aquí retomamos una interpretación distinta de los
autores marxistas referidos acerca del origen del valor en la cadena, a pesar
de coincidir en que no todos los eslabones producen valor. No sólo la actividad
manufacturera intensiva en mano de obra produce el valor, sino que, además,
otras producciones típicas de los países centrales, como la producción de
tecnología o los servicios complejos, producen valor, originado en el trabajo
complejo realizado. Es necesario destacar la diferenciación que Marx (2010) establece entre trabajo simple y
complejo:
El carácter del trabajo
medio simple varía, por cierto, según los diversos países y épocas culturales,
pero está dado para una sociedad determinada […] Se considera que el trabajo
más complejo es igual sólo a trabajo simple potenciado o más bien multiplicado,
de suerte que una pequeña cantidad de trabajo complejo equivale a una cantidad
mayor de trabajo simple. La experiencia muestra que constantemente se opera
esa reducción. [negritas en el original] (Marx, 2010, p. 54).
Siguiendo
estas consideraciones, actividades más complejas actúan como trabajo potenciado,
creando en su proceso de trabajo más valor en el mismo tiempo. Por lo tanto, la
producción de valor no solamente se lleva adelante en los países
ensambladores o con una producción manufacturera intensiva, basados en trabajo
simple, sino también en aquellos que se realizan en los centros mediante
trabajo complejo. Adicionalmente, los países centrales obtienen ganancias
extraordinarias a partir de las diferencias de valor de las mercancías producidas
en espacios cuyo valor de la fuerza de trabajo es menor y los espacios de valor
en las cuales se venden las mercancías producidas en esas condiciones (Astarita, 2004).[2]
Una
mayor complejidad del trabajo se basa en las capacidades y condiciones de la
fuerza de trabajo, que permiten a su vez trabajar con medios de producción y en
ramas de la industria más complejos. Marx señala en el pasaje citado la
existencia de distintos grados de complejidad de los trabajos realizados en
diversos países, ya que el avance de la producción en general se produce
desigualmente. Por lo tanto, este abordaje permite anclar la producción y
distribución de valor en una cadena de producción internacionalizada en base a
los niveles diferenciados de desarrollo entre países, convirtiendo a la
complejidad del trabajo en una característica que organiza la producción, tanto
en lo referente a los eslabones dentro de una rama como entre países. A pesar
de no referir a la producción de plusvalor, estas ideas están presentes en Sztulwark
(2020). En lo que denomina el nuevo
capitalismo, el centro se caracteriza por la existencia de trabajo complejo y,
por lo tanto, mayor potencial de acumulación, mientras que la periferia realiza
trabajo simple, sin disputar el dinamismo de la producción mundial. El proceso
diferencia además a los trabajadores, entre un núcleo altamente calificado,
por un lado, y trabajos monótonos de organización taylorista, por el otro.
Los
procesos de internacionalización y organización de la producción descritos configuraron
una nueva división internacional del trabajo (Fröbel
et al., 1980). Esta transformación fue posible debido
a la fuerza de trabajo barata disponible en los países en desarrollo; la
posibilidad de que ésta realice tareas de baja calificación como consecuencia
de la fragmentación de los procesos de producción que simplifica muchas de las
tareas; y debido al desarrollo del transporte y las comunicaciones. Estas
condiciones en su conjunto ocurrieron recién en los setenta, y permitieron
obtener por primera vez ganancias de la producción industrial para el mercado
mundial en países que carecían de una producción industrial competitiva. En
los nuevos emplazamientos de las industrias manufactureras y ensambladoras, los
trabajadores carecen de los derechos adquiridos por la clase obrera en los
países centrales.
El
análisis pionero de la nueva división internacional del trabajo señala cómo las
transformaciones a nivel global aumentan la dependencia de los imperativos del
mercado mundial para los países que reciben estas inversiones, obstaculizando
un desarrollo industrial complejo, ya que éste se organiza desde los centros de
decisión. Por eso, posteriormente fue discutida a partir del crecimiento de los
“tigres asiáticos” y más recientemente de la experiencia de China (Starosta y Caligaris, 2017). Sin embargo, las distintas regiones
subdesarrolladas fueron diferenciándose regionalmente. Por un lado, países de
industrialización más nueva, con mucha población y escasa sindicalización,
donde predomina un trabajo más simple; y por otro, los países proveedores de
materias primas. Es decir, la tesis de la nueva división internacional del
trabajo subestima la persistencia de la división internacional del trabajo clásica
para ciertas regiones, como América Latina, y no explica aquellos casos en que
países manufactureros complejizaron parte de su producción (Starosta y Caligaris, 2017). En este aspecto, sin embargo, autores
contemporáneos señalan que a pesar del aumento de las exportaciones en los
países de manufacturación intensiva, no hubo un aumento del valor agregado
(Astarita, 2004; Pinazo, 2017, 2019).
Asistimos,
por lo tanto, a una regionalización de los desarrollos desiguales entre estados
nacionales (Meiksins
Wood, 2002). Las emns explotan las diferencias de
las condiciones de acumulación de los distintos países (Picciotto,
1991), condiciones provistas por los estados.
Sin embargo, también los capitales locales dependen de estas diferencias.
Muchos sólo podrían sobrevivir empleando fuerza de trabajo extremadamente
barata debido a su incapacidad de desarrollar las fuerzas productivas o
adquirir el tamaño necesario para ser competitivo.
El software como producción
internacionalizada
La industria del software surgió en los
Estados Unidos en la década del cincuenta y sus procesos se fueron estandarizando
y abaratando, permitiendo progresivamente la fragmentación internacional de su
producción. De esta manera fue posible deslocalizar a partir de los noventa
aquellos procesos que no se consideran centrales para sostener las ganancias y
que, a partir de la diferenciación internacional de costos y salarios y el
desarrollo de las comunicaciones, resultan menos costosos fuera de Estados
Unidos (Campbell-Kelly, 2008;
Feuerstein, 2013; Friedenthal y Starosta,
2016; Robert y Moncaut, 2020). Es decir, la producción se deslocalizó
a diversos países y regiones, conformando cgv controladas por Estados
Unidos, destino mayoritario de las exportaciones de todos los países que
exportan software. Dicho desarrollo determinó que distintas regiones, como
Asia, América Latina y los países que habían conformado el bloque soviético
produjeran software para la exportación.
Ahora bien, como
indica Sztulwark
(2020), formar parte de la producción de un sector de punta no
implica necesariamente tener funciones de centralidad o realizar trabajo complejo.
Este es el caso de las tareas simples en la periferia en industrias de alta
tecnología, entre las que se encuentra la producción de software. Para analizar
de qué manera se inserta la producción de SSI argentina, en el siguiente apartado analizaremos
grados de complejidad en el trabajo del software sobre los cuales opera la
producción en cgv.
Un
análisis comparativo de la complejidad del trabajo de software en Argentina
El objetivo de
esta sección es aproximarnos al estudio de la inserción de la Argentina en la
producción internacionalizada de ssi a partir de un análisis comparativo de su
complejidad con la de Estados Unidos e India. Estados Unidos es el país que ha desarrollado inicialmente esta industria
y es aún el líder mundial de su producción e innovación.
India es uno de los
primeros países a los que Estados Unidos deslocalizó ssi en los noventa,
específicamente aquellos trabajos más simples (testing
y escritura de código), en base a los bajos salarios, y una tradición de
conocimiento matemático y del idioma inglés en la región (Arora y Gambardella,
2005). El estado intervino con
diversas iniciativas a finales de los noventa para impulsar tanto las
exportaciones como el consumo doméstico, y crear infraestructura física y
educativa, además de proveer incentivos fiscales para impulsar la inversión,
junto a la devaluación de la moneda que disminuyó el salario en dólares. Es
señalado como un caso “exitoso” del desarrollo de software, desde el punto de
vista de la contribución al pbi, aumento de exportaciones, creación de empleo
calificado y de polos tecnológicos. Muchos trabajos plantean que la producción
de software en India se ha complejizado en las últimas décadas a partir de las
políticas públicas referidas, la conformación de clusters
de innovación y el aprendizaje producto de la transferencia de conocimiento y
la instalación de diversos centros de investigación y desarrollo (i+d) en el país (Parthasarathy, 2010;
Kumar y Joseph, 2005). Aquí, en cambio, en línea con las lecturas que plantean
una mejora en alguno de dichos indicadores, pero con una enorme fragmentación
de su estructura producto del desembarco de grandes emns para la producción global (Chaminade y Vang, 2007; Ilavarasan,
2007, 2011), partimos de la hipótesis de que, si bien complejizó sus servicios
y mejoró su producción, ofreciendo en la actualidad soluciones tecnológicas más
desarrolladas, India resulta aún competitivo en los eslabones más bajos de la
cadena. Es decir, si bien toda la producción de software se complejizó –ya que
es una industria en crecimiento– relativamente India aún se mantiene en los
eslabones más bajos de la cadena de exportación para el mercado mundial y con
baja integración con su industria local.
En Argentina, la
industria de ssi
tomó impulso a partir de la devaluación de 2002 y sus exportaciones crecieron
más de un 600% entre 2006 y su pico en 2017, la creación de empresas aumentó un
37% entre 2007 y 2016 (opssi,
2019), casi tres veces el
promedio del sector privado (Artana et al., 2018), y el empleo un 300% entre 2002 y 2017 (Zukerfeld y Rabosto,
2019). El crecimiento fue
posibilitado por los bajos salarios en dólares de la posconvertibilidad, la
disponibilidad de trabajadores calificados para estas tareas con conocimiento
del idioma inglés, su falta de sindicalización y el hecho de que los costos
están conformados predominantemente por salarios, mientras que la importación
de maquinaria es muy baja y no tiene costos de transporte. Por eso, para
generar empleo de calidad y divisas en Argentina, se ha planteado desde el
ámbito académico y político la necesidad de impulsar selectivamente ciertos
sectores con dichas potencialidades –entre los que se destaca la industria de
ssi–
insertándose en cgv.
Por eso, frente a la necesidad argentina –planteada desde el ámbito académico y
político– de impulsar de manera selectiva ciertos sectores para insertarse en
el cgv
en función de su capacidad para generar empleo y calidad de divisas, se destaca
la industria de ssi
(cepal,
2017; Dosi y Cimoli, 1994;
Ministerio de Desarrollo Productivo, 2021; Motta et al., 2017; Serrani, 2012). La producción de ssi
local se inserta en cgv,
en base a exportaciones que se basan en trabajo calificado y se venden
predominantemente a empresas de ssi de Estados Unidos (Carreras Mayer y Rapetti, 2018; cepal, 2017; López y Ramos,
2008; Moncaut et al., 2017; opssi, 2019). La exportación de ssi
es una excepción en la canasta exportadora de Argentina, en la que predominan
las manufacturas de origen agrario e industrial de bajo valor agregado,
mientras que la producción de ssi es un caso de inserción en base a la nueva
división internacional del trabajo.
Es decir, el país
asiático tiene en común con Argentina la presencia de emns de software
estadounidenses, con una amplia base de empresas locales que exportan, la mano
de obra barata y el conocimiento del idioma inglés como causas de la
deslocalización sin una tradición previa en hardware relevante. La dinámica del
sector local en ambos países se encuentra especialmente ligada a la
subcontratación de tareas y la competencia global entre proveedores.
Pero, además, la
comparación corresponde a tres países de distinta inserción en la división
internacional del trabajo: Estados Unidos como país central, India como país
productor de manufacturas de origen industrial (moi) de bajo valor en base a
mano de obra barata, y Argentina, como productor de manufacturas de origen
agrario (moa)
y moi
de bajo valor agregado. Introducimos esta diferenciación bajo la hipótesis de
que la forma en que se inserta la región a la que pertenece cada uno de los
países en comparación influye en sus trayectorias como proveedores de ssi.
La metodología
comparativa permite diferenciar entre tendencias propias de esta industria a
nivel global de las características que asume localmente y observar similitudes
y diferencias para realizar un análisis más profundo del sector en Argentina y
caracterizar su complejidad de manera relativa a países relevantes en la
producción de software mundial que participan en cgv. Si bien existen análisis
del ssi
para cada país, no hemos identificado trabajos que comparen específicamente
estos tres casos. Las comparaciones entre distintos países en la producción de
software trabajan casos en función de otras consideraciones distintas a la
perspectiva marxista de la complejidad del trabajo aquí adoptada,
principalmente los clusters y sistemas de
innovación relativos al software en distintos países (Moncaut
et al., 2018; Gonzalo et al., 2018), o analizan los países de mayor producción
en sus similitudes y diferencias, útiles por su desarrollo histórico, pero con
datos que han quedado desactualizados (Arora y Gambardella, 2005).
Las dimensiones de la comparación fueron
seleccionadas siguiendo el análisis de producción capitalista de mercancías de
Marx (2010), orientada a
la producción de valor y plusvalor que requiere de una fuerza de trabajo y
medios de producción apropiados, y las mercancías producidas permiten dar
cuenta de distintos aspectos involucrados en la complejidad del trabajo de
manera directa o indirecta. Sin embargo, la ausencia o falta de comparabilidad
de datos sobre los procesos de producción en los tres países y la imposibilidad
de recurrir a variables proxi nos obligó a dejar de lado esa dimensión del
análisis.
Asimismo, dependemos de la disponibilidad de la
información y la comparabilidad que permiten las fuentes, sujetas a diversas
limitaciones. Las mismas están dadas por la dificultad de delimitación del
sector y de la obtención de información de la totalidad de sus ventas, y por la
elevada agregación de los datos disponibles, que a veces incluye al ssi en el
“sector tecnológico” o la “tecnología de la información y comunicación”. En
consecuencia, trabajamos con los últimos datos disponibles de organismos
internacionales que abarcan los tres países en base a las mismas fuentes y
definiciones. También se utilizan estadísticas oficiales e informes
provenientes de las cámaras empresarias y otras instituciones. El trabajo de
campo consistió en entrevistas a dos informantes clave del sector: trabajadores
de software en posiciones de coordinación o dirección, uno de ellos con
experiencia en la gestión educativa en el ámbito terciario y universitario.
Cuando los datos disponibles no permitan la comparación entre los tres países
recurriremos a datos alternativos. De esta manera, la comparación será más
débil, pero aportará a la comprensión del problema.
Las
características de la fuerza de trabajo impactan en la complejidad que pueden
alcanzar sus tareas, que en gran medida depende de la formación y capacitación,
y en sus costos, motor del proceso de subcontratación y deslocalización
productiva, especialmente en las producciones en las que los salarios corresponden
a una parte importante del valor total.
Salarios
El cuadro 1
muestra una brecha salarial significativa entre Estados Unidos (100%) respecto
a Argentina e India.
Cuadro 1: Salario de trabajadores de
software en Estados Unidos, India y Argentina (Estados Unidos 100%), en dólares
Estados
Unidos |
India |
Argentina |
|
Salario
2019 |
100% |
10% |
20% |
Fuente: Elaboración propia en base a
Observatorio de Empleo y Dinámica
Empresarial (oede,
2019), u.s. Bureau of Labor Statistics (2019) y StackOverflow (2020). Para Argentina, se tomó el
promedio de variación del precio del dólar en Banco Nación en 2019 ($50,80).
Los altos salarios en Estados Unidos
son indicativos de su capacidad para agregar mayor valor y desarrollar tareas
más complejas que aún no se han deslocalizado a la periferia. Argentina e India
proporcionan mano de obra barata para emns, con salarios altos en relación
al resto de los trabajadores de sus propios países, pero no en relación a los
trabajadores de las mismas actividades y/o
ocupaciones en Estados Unidos. En segundo lugar, los trabajadores de software
argentinos tienen salarios más altos que los indios, lo que propicia la
subcontratación de Argentina a India.
Costos
laborales
La
ocde
brinda los datos de la composición del valor agregado de las actividades de
tecnología de la información (it, por sus siglas en inglés), entre las cuales el ssi se
encuentra incluido como un sector importante, junto a las telecomunicaciones,
la manufactura it,
y la i+d, entre otras actividades.[3]
Cuadro 2: Valor agregado it y otros en
Estados Unidos, Argentina e India, 2015 (en millones de dólares y en porcentaje
del valor agregado total)
Estados Unidos |
Argentina |
India |
||||
%
del total |
Valor |
%
del total |
Valor |
%
del total |
Valor |
|
Compensación a los empleados |
79% |
295.720,3 |
65% |
1.877,3 |
25% |
19.660,5 |
Otros
impuestos, excepto subsidios a la producción |
1% |
3.501,5 |
2% |
71,7 |
2% |
1.981,4 |
Superávit
operativo bruto e ingresos mixtos |
20% |
74.944,1 |
32% |
935,0 |
73% |
58.015,2 |
Total |
100% |
374.165,9 |
100% |
2.884,1 |
100% |
79.657,1 |
%
del Valor agregado IT y otros en el valor agregado total 2015 |
2,1% |
0,5% |
4,1% |
Fuente: Elaboración propia en base a
ocde: Input-Output
Tables 2018 edition, Value Added y Gross Domestic Porduct (GDP), https://stats.oecd.org/.
En la composición del valor
agregado, Argentina tiene un esquema que se acerca más al de Estados Unidos que
al de India, nuevamente en un lugar intermedio. Además, el cuadro 2 muestra un
mayor peso del valor agregado del sector it en India que en Estados Unidos –de producción más
diversificada– y Argentina, que no se especializa en dichas producciones.
Nivel de educación
La
capacitación de la fuerza de trabajo puede medirse mediante el nivel de
educación formal alcanzado. Si bien no disponemos de datos comparables para los
tres países, comparamos Estados Unidos y Argentina (Gráfico 1), mientras que
aportamos datos de la India de otras fuentes, aunque no permiten una
comparación.
Gráfico 1: Nivel de educación alcanzado
por los trabajadores de software en Argentina (2013) y Estados Unidos (2012)
Fuente: Elaboración propia en base a
opssi (2014) para los trabajadores de SSI de
Argentina y Sentz
(2012) para los programadores en Estados
Unidos (el sector que más demanda programadores en el país es el software).
Nota: El redondeo lleva a que el
total sea 101% pero no se encuentran disponibles los datos exactos. Para hacer
comparables los niveles educativos, se incluyó en terciario/diplomado y
tecnicatura el nivel Associate Degree estadounidense.
En Argentina la proporción de
trabajadores del sector con título de grado se reduce, debido al abandono de
los estudios, del 75% que ha ingresado a una carrera universitaria al 34% ( opssi,
2014).
Esta enorme deserción a partir de un temprano ingreso al mercado laboral
contrasta con el 82% de los trabajadores de software en Estados Unidos que han
finalizado sus estudios. Además, Estados Unidos tiene 30 puntos porcentuales
más de trabajadores del software con título de posgrado. Sin embargo, los
modelos educativos de ambos países son diferentes. Argentina cuenta con una
educación superior pública de calidad que brinda una formación sólida a bajo
costo, mientras que en Estados Unidos es predominantemente arancelada. Además,
en Argentina los estudios de grado son más extensos e incluyen un tramo
específico de la disciplina, en cambio, en Estados Unidos el título de grado (bachelor) es una formación universitaria más
general.
La deserción en los estudios de
grado en la Argentina, que es destacada por los empresarios del sector como
una de las principales dificultades que afrontan, resulta un obstáculo para su
complejización, que deriva en menores requisitos de
experiencia en la contratación y mayor capacitación en las empresas (Carreras
Mayer y Rapetti, 2018).
El informe Territorio, infraestructura y economía en
la Argentina (cepal, 2017) relaciona estas
dificultades con los obstáculos para complejizar la producción local. Las
empresas de productos de software –a diferencia de aquellas que se dedican a
servicios– requieren estudios de grado o posgrado ya que dichos conocimientos
resultan en mejores rendimientos para la empresa pero, al ser minoritarias, los
trabajadores calificados son suficientes para la demanda existente, aunque
podrían escasear si creciera esta producción (cepal, 2017).
En este sentido, tanto trabajadores como empleadores dan escasa importancia a
las titulaciones académicas, mientras que la educación informal es la más
valorada (Dughera et al., 2012).[4] Del
mismo modo, Barletta et al. (2013)
encuentran que la productividad de las empresas de software aumenta en aquellas
en que la cantidad de profesionales es mayor que la media, y más aún en
aquellas firmas con posgraduados.[5]
Además de la falta de titulación por
la alta demanda de trabajadores, Zukerfeld y Rabosto (2019)
encuentran que los rendimientos salariales de los títulos universitarios en
Argentina –en qué proporción aumenta el salario al conseguir los títulos de
grado y posgrado– son muy bajos respecto a Estados Unidos (un 1% promedio de
aumento por título de posgrado en el sector de software argentino, frente a un
60% en Estados Unidos), lo que podría explicar también los pocos incentivos
económicos para obtener títulos universitarios.
Utilizamos una entrevista a un
trabajador del software, investigador, profesor y ex director de una carrera
terciaria en el área de informática para explorar este problema: “Cuando el
empresariado te reclama ingenieros, en realidad te está reclamando otra cosa
[…] quieren que programen” (Luciano Straccia,
comunicación personal, 19 de marzo 2021), e indica que para eso existe la
formación terciaria:
Si uno va formando gente mucho más técnica, como estos que
se podrían subcontratar, en algún momento te quedas sin formación más de
resolución de los problemas, más integral, más ingenieril […] perdemos el valor
del ingeniero, que en ese sentido tiene un diferencial, no solo con América
sino también con Europa. Yo he hablado con gente en Europa que sigue valorando
cierta formación analítica que tenemos en la Argentina. Hay un dicho que me
quedó, que obviamente es una exageración, que dice que los europeos son buenos
para aplicar procesos, pero cuando se sale todo de lo normal, ahí llamen al
argentino. Hay algo de esa competencia para resolver los problemas que la
tenemos en la sangre. (Luciano Straccia, comunicación
personal, 19 de marzo 2021).
La entrevista surgiere que los
empresarios están demandando recursos de formación más técnica y menos
profesional. El informe de Argencon (2020),
cámara empresaria de los servicios basados en el conocimiento, plantea que se
requieren ambos, tanto especialistas con mayor nivel de conocimiento, como
generalistas formados en menos tiempo.
Una entrevista a una trabajadora de
inteligencia artificial indica que la diferenciación entre trabajadores surge
debido a que los asiáticos trabajan en escala, así como en el tipo de
formación: “Al de Singapur no lo van a contratar para un proyecto chiquito así,
esa gente está en grandes empresas que hacen y hacen y hacen. Yo la gente que
conozco en esos países está prestando servicios para empresas grandes”
(Florencia Pollo, comunicación personal, 23 de marzo de 2021). Además, sostiene
que Argentina no cuenta con recursos técnicos superiores a los del sudeste
asiático.
En conclusión, dado que los
empresarios del sector plantean que hasta ahora la demanda más compleja puede
cubrirse con los trabajadores más capacitados, esto indica que el grado de complejidad
de la industria de ssi
local no es tan alto, por lo que está creciendo con una mayoría de trabajadores
sin título de grado. También implica que, si el sector buscara desarrollar
producción más compleja, los niveles educativos constituirían un obstáculo.
De India no disponemos de datos
comparables, pero varios informes sostienen la baja calidad de la educación
allí. Vijayabaskar y Babu (2014)
sostienen que en 2012 el 83% de los ingenieros graduados en India no eran
empleables, mientras que un estudio de 2011 mostró que el 75% de los graduados
de tecnologías de la información en India no están preparados para un trabajo
en dicho sector. Malik
y Velan (2020) resaltan que las firmas de it en India
contratan personas con títulos de comercio, a quienes se les brindan
capacitaciones cortas para trabajar en la producción de software. Mientras que
un informe del gobierno de India (Government of India, Ministry of Skill Development
& Entrepreneurship & National
Skill Development Corporation) sostiene que una gran cantidad de graduados no
están capacitados para producir servicios nuevos o más complejos debido a la
baja calidad de los institutos y cursos, por lo que requieren de entrenamiento.
Finalmente, señala que los costos se sostienen mediante la devaluación de la
moneda india, aunque con una presión creciente de la inflación, y que se
trabaja mucho y de forma flexible.
En este punto, interpretamos
nuevamente una complejidad intermedia de Argentina, con una formación que aún
se destaca en lo profesional, pero con cada vez menos graduados y un sector
empresario reclamando la formación rápida de programadores. Estados Unidos se
caracteriza por una alta proporción de trabajadores graduados y posgraduados,
mientras que India tiene trabajadores en cantidad, de formación técnica, de
bajo rendimiento.
Las
diferencias en las mercancías producidas permiten establecer distintos grados
de complejidad del trabajo, aunque de forma limitada debido a su diversidad.
Esto se debe a que gran parte del software demandado es a medida de las
necesidades del cliente, otra parte se encuentra incorporada en máquinas o
paquetes más extendidos. Hacemos hincapié en aquello que se exporta o se
subcontrata, para analizar la inserción internacional de estas producciones y
la conformación de cgv.
Exportación
e importación de ssi
Considerados
de manera conjunta, los datos de exportaciones e importaciones que se muestran
en el Cuadro 3 dan cuenta de que Estados Unidos funciona como centro del
comercio mundial de SSI, con India como uno de sus principales proveedores de
servicios y Argentina insertándose en esta misma función, aunque en una escala
mucho menor. Estados Unidos exporta a su vez predominantemente a países centrales,
como aquellos de la Unión Europea, especialmente licencias, por las que cobra
la utilización de tecnologías ya desarrolladas.
Cuadro 3: Exportaciones e
importaciones de ssi
de Estados Unidos, Argentina e India (2019), en millones de dólares.
|
Estados Unidos |
Argentina |
India |
||
Exportaciones
de servicios de informática |
36828 |
1787 |
61748,7 |
||
Total
exportación de servicios (%) |
4% |
13% |
29% |
||
Total
exportaciones (%) |
1% |
2% |
11% |
||
Principal
destino de exportación de SSI |
Reino Unido en servicios de informática y Unión
Europea en licencias (Irlanda particularmente) |
Estados Unidos |
Estados Unidos |
||
Volumen
de las importaciones |
34519 |
953,3 |
7871 |
||
Total
importación de servicios (%) |
6% |
5% |
4% |
||
Total
importaciones (%) |
1% |
1% |
1% |
||
Principal
origen de las importaciones de SSI |
India y Canadá en servicios de informática. La
Unión Europea en su conjunto tiene una participación importante |
Estados Unidos |
|||
Fuente: Elaboración propia en base a
omc: Merchandise
exports by product group y Commercial services exports by sector and partner, unctad: Exports and imports
by service-category and by trade-partner anual; Gayá (2019); indec (2020).
Nota:
El total de exportaciones abarca los servicios de informática, ya que son
relevados en los tres países. Sin embargo, deja afuera la exportación de
licencias. Argentina: según indec (2020), los datos refieren al rubro "telecomunicaciones,
informática e información", cuyo principal rubro en las importaciones es
el de Informática (77% del total).
En cuanto a las exportaciones, India
tiene el mayor volumen, casi duplicando al de Estados Unidos, mientras que las
exportaciones argentinas son marginales.[6] En India
tienen un peso mucho mayor que en Estados Unidos y Argentina, tanto en el total
de exportaciones como en las exportaciones de servicios, constituyéndose en un
sector fundamental en la entrada de divisas del país. Sin embargo, esto no
implica que la producción de SSI estadounidense sea menor, sino que el perfil
de India en SSI está fuertemente dirigido al mercado externo.
Cuadro 4: Ventas para exportaciones
y mercado interno en Estados Unidos, Argentina e India, en porcentaje de las
ventas totales
Estados Unidos (2015) |
Argentina (2019) |
India (2014-2015) |
|
Exportaciones |
13,40% |
66% |
82% |
Mercado interno |
86,60% |
34% |
18% |
Fuente: Elaboración propia en base a
opssi (2020) para Argentina, de software y
servicios informáticos; Gayá (2019) para Estados Unidos de “Demanda de it y otros
servicios de información” y Ministry of Communications & it (2016) para India, correspondiente al
software.
La diferencia en la distribución
entre las ventas al mercado interno y externo en Estados Unidos respecto a
Argentina e India que se observa en el Cuadro 4 se puede explicar debido a dos
consideraciones. La primera es la subestimación del peso de las ventas al mercado
interno en India y Argentina producto de la subvaluación de sus monedas
respecto al dólar. Las dificultades para la medición de cantidades producidas
en el sector impiden controlar la comparación en términos de valor con índices
de cantidades. La segunda es que el cuadro indica una menor demanda de software
por parte de los mercados internos de la periferia. Sin embargo, el mercado
interno argentino demanda un mayor porcentaje del ssi producido que el indio.
Los datos de exportaciones
presentados en el Cuadro 3 relevan solamente la exportación de servicios de
software y permiten la comparabilidad con Argentina e India. Pero la Oficina de
Análisis Estadísticos de Estados Unidos aporta también los datos de las
licencias. Éstas muestran la capacidad de la producción del país norteamericano
para obtener ganancias continuas por parte de los productos y servicios vendidos
bajo esta modalidad. La mayoría de los productos de software –de mayor
complejidad– se venden bajo licencias. Sin embargo, no existe información sobre
la exportación de licencias de software específicamente en Argentina e India,
si bien ninguno de los dos países se destaca por licenciar.[7]
El cuadro 5 divide las exportaciones
en productos y servicios. Esta división es un primer acercamiento a las
diferencias en las mercancías exportadas, ya que los productos de software son
más complejos que los servicios (Motta et al., 2013;
Naciones Unidas, 2012)
y permiten el cobro sistemático por su uso.[8]
Cuadro 5: Mercancías de ssi
exportadas por Estados Unidos, Argentina e India (en porcentaje del total)
Estados
Unidos (2017) |
Argentina (2019) |
India (2018-19) |
|
Productos
o licencias* |
62% |
20%
productos propios, 6%
venta de productos de terceros |
5% |
Servicios |
38% |
74% |
95% |
* Productos y licencias no son lo
mismo, pero los productos pueden licenciarse más fácilmente y las licencias
corresponden en su mayoría a productos de software. Dado que cada fuente
informa de manera distinta lo que exporta, aquí los agrupamos.
Fuente: Elaboración propia en base a
Reserve Bank of
India (2019); opssi, (2019) y Gayá
(2019).
Estados Unidos tiene un peso muy
importante en sus exportaciones de las licencias por el uso de software en el
exterior, mientras que las exportaciones de servicios de software son
predominantes en la periferia. Argentina se ubica en un lugar intermedio, ya
que tiene mayor proporción de exportación de productos de software que India,
cuya especialización es la de servicios.
Si avanzamos en la diferenciación de
las mercancías producidas, la comparación se dificulta ya que cada categoría
del software (software enlatado, procesamiento de datos, servicios web, etc.)
no tiene un correlato directo con determinado nivel de complejidad. De todas
formas, realizaremos algunas consideraciones de Argentina e India que delinean
un perfil exportador.
Gráfico 2: Participación de las
distintas actividades en las exportaciones de ssi de Argentina, 2017-2018 (en
porcentaje del total)
Fuente: Elaboración propia en base a
opssi (2019).
Como se desprende del Gráfico 2,
Argentina se especializa en la exportación de desarrollo de software (58%). Le
sigue en importancia la venta de productos propios y servicios asociados (20%),
de mayor complejidad. Sin embargo, el conjunto de las actividades de menor
complejidad asciende al segundo lugar en importancia para la exportación de ssi, con el
36% de las ventas: la venta de productos de terceros y servicios asociados (es
decir, la venta de productos realizados por otras empresas y consultorías y
capacitaciones para utilizarlos), la provisión de recursos y otros (distintas
partes del desarrollo de software, como por ejemplo el testeo) y las
actividades de soporte (Motta
et al., 2013; Vijayabaskar y Babu,
2014).
Segura
et al. (2011)
asocian el tamaño de la empresa al tipo de software producido en el país.[9]
Encuentran que las microempresas unánimemente desarrollan herramientas web,
“[d]esde aplicaciones elementales a complejas
plataformas e incluso hosting, pero siempre a través de internet” (Segura
et al., 2011, p. 5).
Casi todas las microempresas exportan alguna proporción de sus producciones, y
es usual la subcontratación de trabajadores –como programadores en la India–
así como de capacidad de almacenamiento en servidores norteamericanos. Por el
contrario, en emns
se dan los procesos más complejos, complementando la venta de productos con
servicios tales como la administración de bases de datos, alquileres de
servidores, servicios de telefonía e internet y consultorías (Segura et al., 2011).
Es decir, en Argentina las
microempresas están exportando mayormente software de baja complejidad. Las
pequeñas y medianas empresas (pymes) producen mayormente software a
medida, caracterizado por su heterogeneidad. Dado que las grandes empresas se
especializan en la venta productos estandarizados, las pymes
aprovechan el nicho de la personalización, en especial para los clientes
locales, aportando soluciones a problemas específicos del ámbito local que
requieren de su conocimiento, así como los costos y la flexibilidad de las
formas de pago y la cercanía (Castro,
2019).
Pero muchos desarrollos de las grandes empresas corresponden fundamentalmente
a emns,
por lo que los productos vendidos por sus filiales en Argentina son también
realizados en sus casas matrices, predominantemente en Estados Unidos (Gayá, 2019).
Es necesario indagar en la
deslocalización de la producción argentina a India, ya que da cuenta de
distintos grados de complejidad o especialización del trabajo. Un entrevistado
plantea las diferencias en la formación y en los derechos laborales:
Allá va lo muy técnico, el desarrollo concretamente y poco
proceso ingenieril, poco de pensar las tecnologías. India tiene una formación
en tecnología muy básica, incluso formación rápida a la gente para que puedan
producir. Son mano de obra barata con una calificación medianamente baja comparado
con Argentina […] hay una especie de producción a granel allá, que en Argentina
hay toda una complicación vinculada a la parte de derechos […] Veo muy difícil
una relación directa de una empresa internacional con su proyecto completo en
la India. Entonces es usar a la Argentina, y tercerizar aspectos más técnicos.
(Luciano Straccia, comunicación personal, 19 de marzo
2021)
En la entrevista aparece claramente
el hecho de que, para llegar a producir como en India, deben flexibilizarse las
leyes laborales.
Respecto a los motivos por los que
se subcontrata en Argentina, otra entrevista sostiene que son los bajos costos
de mano de obra los que impulsan la subcontratación (Florencia Pollo,
comunicación personal, 23 de marzo 2021). El informe Territorio,
infraestructura y economía en la Argentina (cepal, 2017)
plantea que Argentina es elegida para la deslocalización de la producción por
calidad, ya que puede competir con países de menores costos, aunque las emns
mantienen el comando de la cadena, la relación con el cliente, la
comercialización y la propiedad intelectual.
Robert
et al. (2020)
analizan la producción para la exportación de Argentina desde el punto de vista
de su inserción internacional:
Hoy la fortaleza del sector es la exportación de servicios
estandarizados de desarrollo de software. Esto es: tareas de codificación que
se comercializan como horas hombre de programación en diferentes tecnologías
(Java, .net, Android) para
proyectos de desarrollo de software comandados por empresas globales. En otros
casos se comercializa como desarrollos a medida […] lo que implica un mayor
agregado de valor, pero en uno u otro caso, la propiedad intelectual será del
cliente. Esta especialización lograda de la mano de los incentivos de la lps [ley de
software] y de bajos salarios en dólares, marcó la trayectoria tecnológica a
seguir: desarrollo de software para terceros bajo estándares de calidad que
garanticen el cumplimiento de objetivos y tiempos.
El texto citado trae nuevos
elementos en la caracterización de la inserción del sector ssi en el mercado mundial. En
primer lugar, la contratación de horas hombre de programación se basa
únicamente en la capacidad de los programadores locales de escribir códigos sin
que se desarrolle todo el producto o servicio, por lo que el trabajo realizado
es menos complejo. En segundo lugar, plantea las limitaciones de la
exportación de software a medida. Sin embargo, el Cuadro 5 muestra que el
desarrollo de servicios de software es una de las producciones más frecuentes
a nivel mundial, debido a la demanda de soluciones personalizadas, también en
Estados Unidos.
En cuanto a la producción de India,
los análisis sugieren que la especialización es en software personalizado y
procesos de negocios, cuyo motor de crecimiento son servicios basados en la
digitalización de las empresas. Es decir, actividades de bajo valor agregado y
fáciles de aprender (D’Costa, 2011).
Sin embargo, los datos no permiten una estricta comparación.
Los
bienes relacionados con el desarrollo de ssi pueden impulsar la
producción “embebida”, incorporada en los mismos (D’Costa y Sridharan, 2004):
computadoras y dispositivos periféricos, equipamiento tic, equipamiento de comunicación, equipo de electrónica,
componentes electrónicos y otros.
Cuadro 6: Exportación de bienes tic de Estados Unidos, Argentina e
India, 2019 (en miles de dólares)
Estados
Unidos |
Argentina |
India |
|
Exportación
total de bienes tic |
143.744.414 |
47.179 |
6.477.916 |
Exportación
de bienes tic en total de exportación
de bienes |
10,05% |
0,07% |
2,00% |
Fuente: Elaboración propia en base a
ocde BTDIxE Bilateral Trade in Goods by Industry
and End-use, ISIC Rev.4, https://stats.oecd.org/
El Cuadro 6 muestra la enorme brecha
de las exportaciones de bienes en Estados Unidos, por un lado, con Argentina e India, por el otro, tanto en el volumen de las exportaciones
de bienes tic (Estados Unidos
exporta 22 veces más de estos bienes que India, mientras que la brecha con
Argentina es aún mayor), como en el porcentaje en las exportaciones totales de
bienes (10% en Estados Unidos, mientras que en India es del 2% y en Argentina
menos del 1%). Si comparamos
los dos países periféricos, vemos que India exporta una proporción mayor de
bienes tic que Argentina, en
línea con la posición del país asiático en la división internacional del
trabajo como productor de manufacturas de origen industrial, mientras que estas
exportaciones en Argentina son marginales, dada su especialización en la
producción agroindustrial. Si bien la utilización de software para la industria
permitiría una mayor complejidad debido a sus aplicaciones específicas en la
producción –especialmente aquellas que demandan software más complejo y
preciso, como puede ser su aplicación en la agricultura de precisión, la
robótica, la electrónica, etc.– la mayor parte de la demanda de ssi alrededor
del mundo proviene del propio sector it y el sector financiero y el bancario. Esto es así
tanto en Argentina (33%) como en Estados Unidos (76%) e India (59%). En los
tres casos corresponden a la demanda mayoritaria. Es decir, la demanda de la
industria manufacturera es poco importante (5% en las ventas totales en
Argentina y 4,1% en Estados Unidos, y en India alcanza el 17%), aunque puede
estar subestimado por la producción propia de software al interior de las
empresas manufactureras (Gayá,
2019; nasscom,
2020; opssi,
2019).
Intentamos demostrar la
importancia de analizar el sector de ssi inserto en la dinámica de la internacionalización
productiva, para comprender qué eslabones son producidos en la Argentina y en
base a qué condiciones de valorización. Considerando el papel que el trabajo
complejo tiene en la valorización, éste es la base teórica para la comparación
de distintas dimensiones que consideramos dan cuenta del aspecto central del
trabajo realizado en Argentina, Estados Unidos e India, países de relevancia
en la producción mundial de ssi y
pertenecientes a distintas regiones de la nueva división internacional del
trabajo.
El
análisis arrojó una primera diferenciación fundamental en la producción de ssi entre el
centro (Estados Unidos) y la periferia (Argentina e India), que produce para el
mercado estadounidense. Es lo que sugiere la brecha de entre 80 y 90 puntos
porcentuales en los salarios de los trabajadores de Estados Unidos respecto a
los de Argentina e India y en la mayor calificación de los trabajadores del
centro. También lo demuestra la gran demanda de ssi del mercado interno
estadounidense, mientras que Argentina e India producen predominantemente para
la exportación; y el hecho de que la periferia exporta a Estados Unidos como
principal cliente, el cual incorpora estos desarrollos intermedios para
producir ssi
y exportarlo a su vez a otros países centrales. Señalamos también que Estados
Unidos exporta una mayor proporción de productos de software y licencias,
mientras que Argentina e India tienen enormes dificultades para licenciar, y la
exportación de productos es marginal. Finalmente, en la vinculación con la
producción de bienes tic, que
demandan software específico, hay una brecha importante entre Estados Unidos,
por un lado, y Argentina e India, por otro.
Sin
embargo, no toda la periferia se inserta de la misma manera en la producción
mundial de ssi.
Las distintas
dimensiones analizadas dan cuenta de que Argentina produce SSI de una complejidad
intermedia respecto a Estados Unidos e India. En cuanto a la fuerza de trabajo,
los salarios de los trabajadores argentinos de
ssi son tan sólo un 20% de los estadounidenses,
pero el doble que los indios. La composición del valor agregado del sector it muestra
que Argentina tiene un esquema similar al de Estados Unidos, en el cual el 65%
del valor constituye la compensación a los empleados. Los niveles educativos
muestran que en Argentina hay altos niveles de educación universitaria en el
sector –característica común a los tres países– pero que Argentina tiene un
altísimo porcentaje de trabajadores que abandonan los estudios
universitarios, indicativo de la baja complejidad de su producción e impulsado
por el bajo incentivo económico a finalizar los estudios. En cambio, la
producción de Estados Unidos se sostiene con trabajadores graduados y
posgraduados, mientras que India basa la producción en su cantidad de
trabajadores adecuados para las tareas que realizan, de producción intensiva
más simple. La formación aún profesional en Argentina –aunque en declive– es
indicativa de una mayor complejidad que la predominantemente técnica de India.
En
cuanto al producto de trabajo, la posición intermedia de Argentina entre
Estados Unidos e India la encontramos en las ventas al mercado interno y el
tipo de producción, el cual en todo el mundo se orienta principalmente a los
servicios, pero en Argentina hay porcentajes más altos de productos de
software que en India, aunque sin llegar a la gran proporción de productos de
software exportados por Estados Unidos. Finalmente, un aspecto fundamental de
la inserción internacional de Argentina en la producción de SSI es la subcontratación
de parte de la producción a India. Desde grandes empresas hasta microempresas locales
subcontratan parte de las tareas en el país asiático en base a los bajos
costos.
Por
lo tanto, el análisis sugiere que en algunas ramas encontramos en la periferia
producciones más calificadas, como es el caso del ssi. Las diferencias de complejidad
en las tareas de la producción de software muestran que la mayor complejidad en
los países centrales no se diferencia por el tipo de productos exportados
únicamente, sino que una misma mercancía se divide en eslabones de diferente
complejidad producidos en diversas localizaciones, esto es, existe una
división entre tareas más simples y complejas, fragmentada internacionalmente,
que permite comprender la inserción y ciertas características de la periferia
en estas producciones. Esto determina, además, que la producción de ssi estadounidense predominantemente no
compite con la de India o Argentina, sino que se complementa.
Las
condiciones de acumulación diferenciadas entre regiones y países son la base de
la diferenciación en la complejidad del trabajo realizado, condiciones que en
parte se relacionan con el lugar de cada región en la nueva división
internacional del trabajo. Las diferencias entre Argentina e India en la
división internacional del trabajo pueden explicar en parte sus modos de inserción
en la producción de ssi
mundial. India se inserta en base a la producción de manufacturas industriales
de bajo valor, producidas a gran escala por mano de obra barata y numerosa,
donde el ssi
no es la excepción. Sin embargo, la región a la que pertenece –el sudeste
asiático– produce bienes tic y
electrónica. Ello constituye una posibilidad de ampliar aún más el mercado (de
hecho, vimos que India es, de los tres países comparados, aquel que más vende a
la industria manufacturera). Si bien ello no implica que necesariamente en
India haya una integración industrial, ya que hemos visto que el software
producido es de exportación, sí plantea otras posibilidades para la
integración o ante un cambio en el escenario mundial.
Por
su parte, Argentina se inserta en la división internacional del trabajo
mediante la producción de moa
y moi
de bajo valor agregado. En este sentido, la exportación de ssi resulta una excepción, basada en la enorme proporción de
capital variable y los bajos costos de transporte y maquinaria, además de las
características requeridas de la fuerza de trabajo. La escasez de producciones
que requieren software en la estructura económica local constituye una
limitación para la complejización de la producción y
la ampliación del mercado. Dichas limitaciones no dependen solamente de que los
estados realicen esfuerzos de vinculación entre sectores, sino que son propias
del lugar que asume la región a la que cada país pertenece en un contexto de
desarrollos divergentes y diferenciación regional. Es decir, son limitaciones
basadas en la acumulación más general de la región. Otra diferencia relativa a
la nueva división internacional del trabajo radica en los volúmenes de
producción de ssi,
en donde el Sudeste Asiático tiene los volúmenes más altos de exportación,
asimilando este aspecto a la producción de Estados Unidos y diferenciándose
claramente de Argentina.
Estas
consideraciones llevan a que Argentina se inserte como proveedor más pequeño
de servicios especializados de complejidad intermedia, sostenidos por la
calificación profesional de su fuerza de trabajo a bajo costo que no se
encuentra en India. Sin embargo, si bien no es el objetivo del presente trabajo
avanzar en los límites y posibilidades de crecimiento del sector en Argentina,
el análisis presentado indica que de perder esta calificación por la cual
Argentina produce SSI de complejidad intermedia, esa producción puede ser más
rentable en países como India. En este sentido destacamos la mayor interdependencia
de los procesos productivos como consecuencia de su fragmentación a escala
global.
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[1] Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas. Instituto de Economía y Sociedad en la
Argentina Contemporánea, Universidad Nacional de Quilmes. orcid 0000-0002-7829-565X. flopodesta@hotmail.com
[2]Aquí nos diferenciamos de los
diversos abordajes que explican la acumulación de ganancias centralmente en el
poder de monopolio, especialmente en lo que refiere a los sectores
tecnológicos, tales como el capitalismo cognitivo, el trabajo informacional, o
las teorías sobre los monopolios intelectuales (Castells, 1999; Levin, 1994;
Míguez, 2013; Milberg y Winkler, 2018; Pagano, 2014; Zukerfeld, 2020, entre otros).
Estos autores sostienen que en dichos sectores los activos más valiosos son
intangibles o contienen un trabajo “inmaterial”, por lo que la forma de captar
renta de una producción que carece de valor es mediante el patentamiento y el
control de tecnologías y marcas.
[3] En la contribución del sector
tecnológico al pbi
estadounidense, software y servicios informáticos constituyen el sector
mayoritario –33%–, seguido de las telecomunicaciones –32%– (Gayá, 2019).
[4] Toman una muestra no
representativa de 25 casos –privilegiando su heterogeneidad– en el año 2010.
[5] A partir de una encuesta de 189
casos hecha en 2010.
[6] Cabe aclarar que una gran parte
de las exportaciones de Argentina a los Estados Unidos corresponde al comercio
intrafirma.
[7] Argentina es deficitaria en la
balanza de pagos de las licencias, pero no desagrega cuáles corresponden al SSI
(indec,
2013).
[8] Los productos de software
permiten licenciarse más fácilmente y suelen requerir procesos más complejos.
Sin embargo, muchos servicios pueden ser más complejos, debido a la enorme
heterogeneidad de la producción (Melamud et al., 2016).
[9] En base a una muestra intencional
a partir de entrevistas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.