La excepcionalidad del caso Toyota en la trayectoria reciente de la industria automotriz argentina (2002-2019)

 

The Exceptionality of the Toyota Case in the Recent Argentine Automotive Industry Trajectory (2002-2019)

 

 

Bruno Perez Almansi[i]

 

 

Resumen: El presente trabajo tiene como objetivo analizar la trayectoria de la empresa Toyota Argentina en el marco de los problemas que atravesó el complejo automotor en la etapa de la posconvertibilidad (2002-2015) y durante el gobierno de Cambiemos (2016-2019). Para ello, se reconstruye el recorrido general del sector y se compara el desempeño de las distintas terminales automotrices durante el período. El examen se realiza a partir del relevamiento de la bibliografía especializada y el análisis de bases de datos a través de la estadística descrip­tiva. En base al estudio se destaca el caso de Toyota por sus resultados positivos en la mayor parte de los aspectos analizados, resaltando entre éstos su forma de inserción internacional.

 

Palabras clave: Industria Automotriz; Empresa Multinacional; Cadenas Globales de Valor.

 

 

Abstract: The present paper aims to analyze the trajectory of the Toyota Motor Corporation Argentinian sub­sidiary in the context of the automotive sector problems during the post-convertibility stage (2002-2015) and the Cambiemos government (2016-2019). For this purpose, the main trends of the local automotive industry are described and the performance of the different automotive terminals is compared. The examination is con­ducted based on the survey of specialized bibliography and the analysis of several databases through descriptive statistics. The results of the study show that the case of Toyota stands out for its positive performance in most of the aspects analyzed, highlighting, among these, the features of its international insertion.

 

Keywords: Automotive Industry; Multinational Enterprise; Global Value Chains.

 

 

Recibido: 3 de abril de 2022

Aprobado: 6 de julio de 2022


Introducción

 

Argentina se encuentra dentro del grupo de 50 países productores de vehículos del mundo y es uno de los tres mayores fabricantes de América Latina. Este sector es uno de los más importantes dentro de la estructura económica y social del país por su participación en el empleo industrial, el valor bruto de producción y las exportaciones totales, entre otras con­tribuciones. Luego de la crisis del régimen de convertibilidad, la rama automotriz lideró el crecimiento industrial del país, mostrando un fuerte ritmo de incremento en el empleo, la producción, las exportaciones y la produc­tividad (Barletta et al., 2013). No obstante, a pesar de este auspicioso desempeño, se denotaron dificultades para la integración de eslabona­mientos productivos, evidenciado en los altos niveles de déficit comercial a partir de la cre­ciente importación de autopartes (Cantarella et al., 2017). Con la llegada de Mauricio Macri al gobierno nacional Argentina atravesó un giro hacia la apertura y la liberalización de su economía que llevó a la contracción de su mercado interno. En el sector auto­motor, estas políticas se sumaron a la crisis de Brasil e impactaron negativamente en la industria, gene­rando mayores déficits comerciales y una fuerte retracción de la producción entre 2018 y 2019.

Sin embargo, los vaivenes y problemas que enfrentó el complejo automotor argen­tino en las últimas décadas no fueron únicamente dificultades locales o coyunturales, ya que este sector sufre los dilemas propios de la manufactura de un país integrado periféricamente a las cadenas globales de valor –cgv(Mordue y Sweeney, 2020; Pavlínek, 2018). Al respecto, se pueden destacar ciertas limitaciones compartidas por los países del Sur Global, entre las que se encuentran: la extranjerización total de la rama terminal –dominada por un puñado de empresas multinacionales a nivel mundial–, la especialización en las actividades con menor valor agregado de la cadena, la dependencia de tecnología extranjera, las dificultades de las empresas autopartistas locales para competir internacionalmente, entre otras. A su vez, a este cuadro se le suma la acelerada transición tecnológica que atraviesa el sector a nivel global a partir de la digitalización, automatización y electrificación de los vehículos.

No obstante, las particularidades del complejo automotor argentino resaltan espe­cialmente en un aspecto, el tamaño relativo del déficit comercial. Esto puede evidenciarse, en primer lugar, en base a las dimensiones del déficit sectorial registrado entre 2002 y 2019, que alcanzó cerca del 60% del superávit comercial del total de la economía nacional para el mismo período. En segundo lugar, este dilema asume mayor importancia al agravar el histó­rico problema argentino de restricción externa por falta de divisas. Esta limitación fue larga­mente estudiada por la literatura local y refiere a la presión en la demanda de divisas que se genera en una economía con una estructura productiva desequilibrada en períodos de crecimiento económico e industrial debido al aumento de la importa­ción de bienes de capital e insumos intermedios requeridos para alimentar el proceso de creci­miento.[ii] Este problema ha sido central a lo largo de la historia económica argentina, representando una de las principales trabas para la concreción de procesos de desarrollo económico.

Sin embargo, a pesar de esta trayectoria general del sector, no todas las terminales automo­trices mostraron comportamientos y resultados homogéneos, destacándose el caso de Toyota Argentina, empresa japonesa radicada en Zárate, Provincia de Buenos Aires. A raíz de ello, el presente trabajo tiene como objetivo destacar el desempeño de esta firma a partir de la comparación con el del resto de las terminales automotrices. Cabe mencionar que no es objetivo de este artículo ahondar en cómo esta empresa logró tales resultados, sino más bien analizar esta trayectoria comparada en el marco de los dilemas del sector. Analizar los factores que hicieron posible este desempeño supera los límites del trabajo y deberán ser estudiados en futuras investigaciones.

En ese sentido, en el primer apartado se analiza el recorrido de la industria automotriz argentina desde la salida de la década de la convertibilidad, destacando las principales políticas sectoriales y los dilemas más importantes que atravesó el complejo en la etapa de la poscon­verti­bilidad y durante el gobierno de Cambiemos. Luego, se analiza el desempeño de las dis­tintas ter­minales automotrices durante el período bajo estudio, a través de sus niveles de producción, em­pleo, facturación, posición en la cúpula empresaria, volumen y diversificación de las exportaciones, saldos comerciales y contenido local de los vehículos producidos. El examen se realiza a partir del relevamiento de bibliografía especializada y el análisis de bases de datos a través de la estadística descriptiva. Entre las fuentes utilizadas se encuentran: Aso­ciación de Fábricantes de Automotores (adefa), Asociación de Fábricas Argentinas de Com­ponente (afac), Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (acara), Instituto Nacional de Estadisticas y Censos (indec), Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial (oede), comtrade, Aduana, Softrade, Revista Mercado, entre otras. Los resultados obtenidos representan una novedad ya que no se registran investigaciones precedentes sobre el desempeño de cada una de las empresas examinadas durante el período 2002-2019. En especial, escasean estudios sobre la diná­mica en el comercio exterior de cada firma debido a la dificultad para acceder a sus bases de datos. Además, el trabajo propone un método distinto de contabilidad del contenido importado en los vehículos producidos por cada empresa, en el cual se incluye, no sólo las unidades fabricadas, sino también los precios de ellas, con el objetivo de precisar el peso de las autopartes importadas en los distintos tipos de vehículos ensamblados en el país.[iii] A partir de este estudio se destaca el caso de Toyota por sus resultados positivos en la mayor parte de los aspectos analizados, evidenciando la excepcionalidad de esta empresa y la necesidad de seguir estudiando los factores que hicieron po­sible este desempeño para poder replicarlo a otras firmas y sectores productivos.

 

La trayectoria reciente de la industria automotriz argentina

 

Conformación del Mercosur y principales antecedentes de la década de 1990

Como parte de los cambios en la reestructuración del capitalismo mundial de finales del siglo xx se produjeron modificaciones en la organización de la producción que tuvieron como objetivo principal ganar competitividad reduciendo costos y aumentando la variedad (Gereffi et al., 2001, 2005). En el centro de estos cambios se encuentran las decisiones de ciertas empresas multinacio­nales de transferir algunas actividades –generalmente, las menos renta­bles y sofisticadas– del proceso productivo hacia otras empresas (out­source) y otros países (offshore) –mayormente de la periferia–. De este modo, las empresas tercerizaron los procesos productivos genéricos o de bajo valor, centrados en el volumen y en la competitividad-precio, pero retuvieron para sí los segmentos que más valor agregan –actividades core(Porta et al., 2017).[iv] Ello generó una interdependencia mayor en las redes comerciales internacionales dado que una parte importante del valor de las exportaciones contiene valor importado en más de un origen y es posible que circulen por más de un destino hasta llegar a los consumi­dores finales, conformando las denominadas cgv (Gereffi et al., 2001).

            Sin embargo, a pesar del proceso de reorganización mundial de la producción, la industria automotriz no se constituyó completamente como una cgv, sino que lo hizo con fuertes bases regionales (Rugman y Collinson, 2004; Sturgeon et al., 2009). En América del Sur esta forma de integración regional del sector se vio expresada en la Política Automotriz Común (pac) entre Ar­gentina y Brasil, establecida en el marco del recién conformado Mer­cado Común del Sur (Merco­sur). Durante su implementación en la década de 1990 las dis­posiciones más relevantes para la cadena automotriz eran el tratamiento de producto nacional para los vehículos y autopartes de ambos países en el mercado del socio comercial, la remo­ción de barreras para-arancelarias en el comercio bilateral, el intercambio bilateral libre de aranceles para un cupo determinado de vehícu­los[v] y el intercambio bilateral libre de aranceles para las autopartes, por un cupo que no debía superar el 15% de las exportaciones fob de vehículos de cada país, y bajo la condición de que se cumpla con los requisitos de contenido local exigidos en cada país, entre otras (Dulcich et al., 2020). Este acuerdo aún no regulaba el comercio extrazona de manera conjunta; y mantuvo la relevancia de los regímenes nacio­nales vigentes en cada país (Gárriz y Panigo, 2016).

Concomitantemente, durante la década de 1990 en Argentina se desplegó un proceso de profundización de las políticas implementadas a mediados de la década de 1970, las cuales se vieron complementadas y reforzadas con la conversión fija entre el peso y el dólar es­tadounidense por medio del plan de la convertibilidad (Nochteff, 1999).[vi] Durante este pe­ríodo el sector industrial resultó sumamente afectado, consolidándose la tendencia a la desin­dustrialización que se había iniciado a mediados de los años setenta (Azpiazu et al., 2001; Schvarzer, 1998). No obstante, el eslabón terminal del sector automotor no se vio perjudi­cado por las reformas estructurales de dicha década, ya que se benefició con un nuevo “Ré­gimen Automotriz” que comprendió una serie de decretos dictados entre 1990 y 1992 (Etche­mendy, 2001; Villalon, 1999). A su vez, las terminales automotrices extranjeras se vie­ron favorecidas por la Ley de Inversiones Extranjeras de 1993 (Ley 21.382), la cual no esta­blecía condicionamientos a la remisión de utilidades, tributación específica ni repatriación de capitales (Kosacoff y Porta, 1997).

En este nuevo entorno regulatorio, retornaron diversas empresas terminales que se habían retirado de la Argentina, e instalaron plantas distintas empresas que no habían tenido presencia productiva en el país con anterioridad. En 1995 Ford y Volkswagen retomaron el control de sus filiales en Argentina, al disolverse Autolatina (la empresa que desde 1987 es­taba constituida por ambas firmas en Argentina y Brasil). Un año después finalizó la expe­riencia de Sevel Argentina, y Citroën regresó al país para producir junto con Peugeot, en una fusión de alcance global (psa Peugeot-Citroën). Chrysler retomó la producción en Argentina en 1996, para dos años después fusionarse con Mercedes Benz en otra integración de carácter global (Daimler Chrysler). Por su parte, General Motors volvió a instalar una planta propia también en 1996, y un año después Re­nault recuperó el control de su producción en el país. De forma similar, en este contexto Toyota Motor Corporation inauguró el 21 de marzo de 1997 su planta de producción número 29 en el mundo, la cual se convirtió en la primera inversión de origen japonés en la industria automotriz de Argentina. De este modo, la em­presa inició la producción en la planta de Zárate, provincia de Buenos Aires, con un plantel de más de 400 trabajadores (adefa, 2010). En su primer año activa la firma fabricó 10.000 unidades de su producto líder, la camioneta pick up Toyota Hilux.

Por otro lado, a mediados de los noventa, el marco regulatorio local sufrió dos mo­difica­ciones significativas. Mediante el Decreto 2278/94 se otorgó la posibilidad de multipli­car por 1,2 a las exportaciones de autopartes para calcular las compensaciones, y se determinó que las impor­taciones de autopartes originarias del Mercosur serían consideradas nacionales en el cálculo del contenido importado de los vehículos. Por otra parte, el Decreto 33/96 determinó, entre otros, un esquema levemente decreciente del máximo contenido importado de los vehículos producidos bajo los beneficios del régimen automotriz, y un esquema análo­go para el caso de las autopartes para que fueran consideradas nacionales (Dulcich et al., 2020). A nivel bilateral con Brasil, con la implementación del Protocolo 28 del Acuerdo de Complementación Económica (ace) 14 en el año 1996, se incluyeron muchos de estos prin­cipios en la regulación regional y se ahondó en la liberalización del comercio bilateral, am­pliando el acceso argentino en el mercado de Brasil para intentar enmendar su creciente dé­ficit bilateral automotriz (Gárriz y Panigo, 2015).

De este modo, el segmento autopartista sufrió una enorme competencia importa­dora, pro­ducto de la apertura comercial de la rama, sus niveles de protección efectiva nega­tiva[vii] y la aprecia­ción cambiaria. Así, pese a las caídas debido a las crisis del tequila y la deva­luación del Brasil, las importaciones de autopartes y accesorios se multiplicaron práctica­mente por siete entre 1991 y el 2000, medidas en volumen, y por seis, medidas en valor. En tanto que la producción de vehículos poco más que se duplicó para este período, el volumen de importaciones de partes y accesorios por vehículo casi se duplica, pasando de usd1.870 en 1991 a usd3.400 en 2001 (Morero, 2013).

Asimismo, otra de las particularidades del período fue la fuerte regionalización del comer­cio del sector, con énfasis en la relación comercial de Argentina con Brasil, que creció como origen de importaciones y especialmente como destino de las exportaciones de vehícu­los (Dulcich et al., 2020). El aumento de las exportaciones de vehículos argentinos permitió una salida exportadora frente al estancamiento productivo de la década del ochenta a la vez que dio una respuesta a un problema sectorial que los distintos gobiernos desde fines de 1960 habían intentado abordar. Sin embargo, la regionalización del comercio y las modificaciones de esta etapa dieron como resultado final un creciente déficit comercial de la industria auto­motriz, motorizado tanto por el comercio con Brasil como con el resto del mundo, en el cual tuvo un importante papel la creciente impor­tación de autopartes (Perez Almansi, 2021).

A partir de la crisis del sudeste asiático de 1998 y la devaluación de 1999 de Brasil, Argen­tina empezó a encontrar dificultades en la obtención de financiación externa y, con el recurso de las privatizaciones agotado, el rígido régimen de la convertibilidad se topó con sus limitaciones hasta desembocar en una aguda crisis económica a fines de 2001, la cual implicó una caída del pbi del orden del 25% en tres años y niveles de desempleo y pobreza que rondaban el 25% y 50%, respectivamente, finalizando con la caída del gobierno de La Alianza y dando comienzo a una nueva etapa en la historia económica argentina.[viii]

 

La primera etapa de la posconvertibilidad (2002-2008)

A pesar del efecto expansivo que tuvieron los acuerdos del Mercosur de la década de 1990, durante los últimos años del período se registraron importantes caídas en la producción, exportación y ventas internas de vehículos en el marco de la recesión económica. A raíz de esta situación, en la Cumbre de Florianópolis de diciembre del 2000, los países miembros del Mercosur aprobaron el Acuerdo sobre Política Automotriz del Mercosur (pam), cuyos obje­tivos eran establecer las bases para la instauración de un libre comercio para los bienes auto­motrices en el bloque. En este tratado se fijó en 35% el arancel a los vehículos producidos fuera del Mercosur y se estableció un límite compensado al intercambio sectorial libre de aranceles entre Argentina y Brasil, denominado flex. Las disposiciones del acuerdo fueron de gran importancia para la industria y marcaron la dinámica del comercio exterior del sector automotor con Brasil durante los años siguientes (Gárriz y Panigo, 2016).

 

Gráfico 1: Producción y ventas en el mercado interno de vehículos (en unidades, eje izquierdo) y empleo registrado en el sector automotor (en promedios anuales, eje derecho), 1996-2019

 

 

Fuente: Elaboración propia en base a adefa (2020), acara (2020) y oede (https://www.argenti­na.gob.ar/trabajo/estadisticas/empleo-y-dinamica-empresarial/estadisticas-e-indicadores).

 

Luego de la crisis de 2001/2002 y la salida del gobierno de la Alianza se sucedieron distintos presidentes hasta consolidarse Eduardo Duhalde, del Partido Justicialista, al frente del Poder Eje­cutivo nacional. Este último llevó a cabo una serie de políticas que se centraban en las críticas al modelo de la convertibilidad y la reactivación de la economía a partir de un “tipo de cambio real competitivo y estable” y un orden macroeconómico estable (Ortiz y Schorr, 2007). En 2003 Néstor Kirchner, también del Partido Justicialista, asumió como pre­sidente de la nación, y éste continuó con ciertos vectores del esquema económico previo, como el mantenimiento del “dólar alto”, pero también comenzó una política de recomposi­ción de los ingresos de los sectores sociales medios y bajos, reactivando el alicaído mercado interno (Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino, 2010). De este modo, tras la rece­sión económica y productiva, en 2003 esta tendencia comenzó a cambiar y el ciclo económico rebotó. En el sector automotor la producción y las ventas en el mercado interno y externo se fueron recomponiendo rápidamente (ver Gráfico 1).

A su vez, en 2002 se modificó el acuerdo de complementación para el sector auto­motor del Mercosur con Chile (ace 35) y se firmó uno nuevo con México (ace 55). Además, en 2005 se realizaron otros acuerdos del Mercosur con Perú (aap.ce Nro. 58) y con la Co­munidad Andina que comprende a Ecuador, Colombia y Venezuela (aap.ce Nro. 59). Por otro lado, en 2006 se llevó a cabo un nuevo acuerdo bilateral entre Argentina y Brasil en el cual se redujo el máximo del valor protocolar del flex de 2,60 a 1,95, valor que se mantuvo hasta el 2014.

Además, durante estos años se impulsó la sustitución de autopartes importadas por otras de producción nacional con el Régimen de Incentivo a la Competitividad de las Auto­partes Locales (Decreto 774/2005) y se dispuso que el fisco reintegrase en cuotas a las auto­motrices las deudas acumuladas por el Plan Canje lanzado durante el gobierno de La Alianza. Por otro lado, la reacti­vación de la producción generó la puesta en marcha de una ola de inversiones de parte de las terminales, que ascendían a usd1.200 millones, a ejecutar hasta 2009 (“Autopartistas prevén nueva ola…”, 2006). En 2008 fue aprobada una nueva ley de incentivo al sector autopartista nacional (Ley 26.393) que, mediante estímulos impositivos, impulsaba a las terminales a utilizar partes y componentes producidos en el país.

 

Segunda etapa de la posconvertibilidad (2009-2015)

En 2009, a raíz de la crisis económica internacional, de la creciente fuga de capitales y del comienzo del deterioro de los resultados de la cuenta corriente de la balanza de pagos, se generaron distintas rupturas en el plano económico y político argentino (Centro de Estudios para el Desarrollo Ar­gentino, 2010; Gaggero et al., 2015; Kulfas, 2016). En el sector auto­motor, esto implicó caídas en la producción y ventas internas y externas (ver Gráficos 1 y 2), sin embargo, a fines de ese año los efectos de la crisis comenzaron a dejarse atrás a partir de las políticas de estímulo de la demanda interna y del crecimiento de Brasil y la valorización de su moneda, dando comienzo a un segundo ciclo de auge de la industria.

 

Gráfico 2: Producción de vehículos (en unidades, eje derecho) y saldo comercial de vehículos y autopartes (en millones de dólares, eje izquierdo), 1995-2019

 

 

Fuente: Elaboración propia en base a adefa (2020), afac (2020) y comtrade (https://comtradeplus.un.org/).

 

Luego de la reelección de Cristina Fernández de Kirchner en 2011, los problemas deriva­dos de la escasez de divisas, enmarcados en el problema de la restricción externa argentina, se agudi­zaron a raíz del aumento de la fuga de capitales de 2011, el déficit energético y la caída de los precios internacionales de los commodities (Gaggero et al., 2015; Schorr y Wainer, 2014). A nivel sectorial, el creciente déficit automotor, que aumentaba vis a vis la producción de vehículos, agra­vando el problema general externo (ver Gráfico 2). El mismo era explicado, principalmente, por el aumento de la importación de autopartes requeridas para la produc­ción local de vehículos. Por lo tanto, el gobierno argentino aumentó los controles a las im­portaciones en aras de reducir el creciente déficit de la industria automotriz. Entre 2008 y 2011 lo hizo aumentando las posiciones arancelarias del sector alcanzadas por los permisos de importación llamados Licencias No Auto­máticas (lna) y luego del 2012 con permisos más restrictivos denominados Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación –djai(Perez Almansi, 2020).

A fines de 2013 a partir de la retracción económica de Brasil y la caída de su demanda de vehículos, el ciclo ascendente comenzaba a agotarse. A ello se sumó la contracción del mercado local a raíz de aumentos de los precios internos, la devaluación de inicios de 2014 y la elevación de las tasas de interés. Frente a este contexto, en 2014 el gobierno argentino renovó su acuerdo bila­teral con Brasil, reduciendo el valor protocolar del flex de 1,95 que se había mantenido desde el 2006 hasta dicha fecha– a 1,50, bajando la cantidad de vehículos y autopartes que podían impor­tarse desde el país vecino. Asimismo, se estableció el plan Pro­CreAuto, el cual consistía en otorgar créditos de 60 cuotas a tasas subsidiadas para la compra de aquellos modelos de baja o media gama fabricados en el país.

En resumen, se puede establecer que durante esta etapa se llevó a cabo una fuerte expan­sión de la industria automotriz argentina impulsada por la demanda de Brasil y un mer­cado interno en ascenso luego de la crisis. Esto se vio evidenciado en el aumento de la pro­ducción, ventas, exportaciones y empleos en el sector. Sin embargo, el saldo comercial del complejo fue persisten­temente deficitario, lo cual es explicado principalmente por el au­mento de las importaciones de autopartes. A pesar de las políticas de incentivo a la compra de autopartes locales, las importaciones de estos bienes crecieron al ritmo del mayor número de vehículos producidos en el país. Ello se fue agravando continuamente luego de la crisis de 2008-2009 y contribuyó al creciente problema de falta de divisas en la economía argentina. 

 

El gobierno de Cambiemos (2016-2019)

La asunción de Mauricio Macri como presidente de la Argentina significó un punto de quie­bre en la orientación de la política macroeconómica y productiva. A partir de diciembre de 2015 la nueva administración implementó una política cuyos rasgos salientes fueron el avance en la apertura co­mercial y la desregulación financiera y cambiaria, marcando un notable giro con respecto a la etapa anterior (Burgos, 2017; Wainer y Belloni, 2017). A nivel macroeco­nómico, durante 2016 la deva­luación generada por la unificación del mercado de cambios, sumada al ajuste de tarifas, incrementó el proceso inflacionario, que no fue acompañado por los salarios, retrayendo el salario real y el consumo interno (Neffa, 2017). Complementaria­mente, las elevadas tasas de interés reales se de­mostraron inefectivas para desacelerar la in­flación y afectaron negativamente el volumen de inver­sión. A su vez, las nuevas políticas tuvieron un fuerte impacto en el retroceso del sector industrial general (Perez Almansi y Grasso, 2017; Santarcángelo et al., 2019).

En lo que respecta a la industria automotriz, se ejecutaron una serie de políticas pú­blicas que afectaron al sector. Entre éstas, se encuentran las referidas a la apertura comercial, como el reemplazo de las restrictivas djais, que habían recibido un fallo adverso a la Argen­tina en la Orga­nización Mundial del Comercio (omc), por el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (simi), el cual rigió para un número menor de las posiciones arancelarias. A su vez, los mencionados cambios macroeconómicos y de regulación sectorial, en el con­texto de recesión del mercado bra­sileño, dieron como resultado un fuerte aumento de la penetración importadora en el mercado interno de vehículos (ver Gráficos 2 y 3), así como un aumento de las importaciones de autopartes por vehículo producido a nivel nacional; todo ello en un contexto de fuerte caída de los niveles de producción de vehículos (ver Gráficos 1 y 2).

 

Gráfico 3: Ventas en el mercado interno de importados y nacionales y exportaciones de vehículos, 1997-2019 (en unidades)

 

 

Fuente: Elaboración propia en base a adefa (2020).

 

Por otro lado, en 2016 se dictó la Ley 27.263 de Régimen de Desarrollo y Fortaleci­miento del Autopartismo Argentino, a partir de la cual se otorgó un bono electrónico de crédito fiscal a las automotrices que compraran partes y piezas nacionales.[ix] A su vez, en 2017, único año de cre­cimiento económico de la gestión de Macri, se presentó el Plan Automotriz “1 Millón” que apun­taba a la fabricación de un millón de vehículos a partir de un acuerdo entre el Estado, empresas y sindicatos en el que se prometía mayor inversión, nuevas tecno­logías, nuevos convenios laborales y mejoras en el acceso a la compra de unidades.

En 2018, luego de la suba de las tasas de interés internacionales y la profundización de las inconsistencias internas, Argentina comenzó a quedarse sin fuentes de financiamiento externo, por lo cual recurrió al Fondo Monetario Internacional (fmi) quien le otorgó uno de los préstamos más altos de la historia del organismo. Esta crisis económico-financiera llevó a la devaluación del tipo de cambio local y al aumento de la recaudación impositiva del Es­tado.[x] Así, se reestablecieron impuestos de $3 por usd1 a las exportaciones de productos industriales, los cuales afectaron tanto a las terminales automotrices como a las autopartistas exportadoras. En 2019 la crisis económica se profundizó, agravándose la recesión a partir de las caídas en el consumo, la producción y el empleo, entre otros indicadores. Así, la produc­ción automotriz se desplomó llegando a casi 300.000 vehículos producidos, el valor más bajo de la década (ver Gráfico 1).

Ante el creciente déficit comercial del sector registrado en los últimos años de la gestión (ver Gráfico 2), el gobierno de Macri estableció un nuevo acuerdo automotor con el entrante go­bierno de Bolsonaro en Brasil. En el nuevo tratado se modificó el coeficiente flex de co­mercio sectorial entre los países, que se mantenía en 1,50. A partir del nuevo acuerdo, el valor protocolar se aumentó a 1,70 subiendo las cantidades de importación permitidas desde el país vecino hacia Argentina. Sin embargo, lo novedoso de este tratado, a diferencia de los anteriores, es que dicho flex se estableció con carácter retroactivo, con vigencia desde 2015. De este modo, se les perdonó a las empresas inscriptas en el régimen automotriz las multas por pérdida de preferencia arancelaria que les correspondía por haberse excedido en las im­portaciones a Argentina del valor protocolar fijado en 2016 con vigencia hasta 2020 (Perez Almansi, 2022).

Asimismo, en este contexto de depresión del mercado interno y regional, la industria au­tomotriz argentina ha ido cambiando su especialización productiva (ver Gráfico 4). La caída de la producción recayó principalmente en los automóviles, pero prácticamente no impactó en los vehículos comerciales –camiones, camionetas, etc., segmento dominado prin­cipalmente por las pick ups–, que ganaron participación en el total producido de la industria automotriz. En el mercado interno, la especialización en pick ups está incentivada por el nuevo impulso productivo a los sec­tores agropecuario y energético, fruto de cambios regulatorios sectoriales específicos implementa­dos por el gobierno argentino de 2015-2019 (Dulcich et al., 2020). Esta modificación fue aún más importante en la exportación de vehículos, donde a fines de la década de 1990 el 20% correspondía a vehículos utilitarios y el restante 80% a automóviles, mientras que para la segunda década del 2000 dicha proporción se invirtió (ver Gráfico 1 del Anexo Estadístico).

 

Gráfico 4: Producción de vehículos en Argentina por tipo, 1997-2019 (en porcentajes)

 

 

Fuente: Elaboración propia en base a adefa (2020).

 

Este cambio de especialización responde a un nuevo patrón de división de las termi­nales automotrices en los países productores de vehículos en América Latina, donde Argen­tina cumple cada vez más un rol de productor de pick ups medianas, Brasil de chicas y México de grandes (ver Cuadro 1). Como se verá en mayor detalle en el próximo apartado, en Ar­gentina esto se da a partir de la fabricación de los modelos: Ford Ranger (1996), Toyota Hilux (1998), Volkswagen Amarok (2010) y Nissan Frontier (2018). Las únicas pick ups medianas que siguen produciéndose en Brasil son la Chevrolet S-10 y la Mitsubishi L200 (ver Cuadro 1).

 

Cuadro 1: País de producción de América Latina de modelos de pick ups, 2019

 

 

Fuente: Elaboración propia en base a adefa (2020), anfavea (2020) y amia (2020).

 

En resumen, durante la etapa del gobierno de Cambiemos se llevó a cabo una fuerte re­tracción de la industria automotriz local que agravó los problemas presentes en la fase previa. Así, además de las agudas caídas en la producción de vehículos y la pérdida de puestos de trabajo en el sector, se profundizó el déficit del complejo automotor. Por un lado, se mantuvo un alto nivel de importaciones de autopartes, al mismo tiempo que caía la produc­ción de vehículos, pero, además, se sumaron crecientes déficits en las importaciones de vehículos terminados, agravando el cuadro de la industria. Sin embargo, este recorrido gene­ral del sector no fue homogéneo entre las 12 terminales del complejo automotor, entre las cuales resalta en particular la trayectoria desarrollada por Toyota Argentina.[xi]

 

Desempeño económico de cada terminal automotriz (2002-2019)

 

A pesar de este recorrido general de la industria automotriz en Argentina, no todas las ter­minales automotrices se desempeñaron de la misma forma luego de la crisis de la converti­bilidad. Dentro de este comportamiento heterogéneo, se destaca la auspiciosa performance de Toyota Argentina. Por un lado, en términos de producción de vehículos, mientras las terminales automotrices crecie­ron a un ritmo del 6%, la firma japonesa lo hizo al 19% entre 2002 y 2019. Desde su instalación en 1997, cuando se ubicaba en el séptimo lugar según la producción de cada terminal, escaló al cuarto en 2005, pasando al segundo en 2014 y llegando a ser el principal productor de vehículos entre 2016 y 2019.

Este desempeño resalta aún más al diferenciar la producción por tipo de vehículo, ya que desde sus inicios Toyota basó sus operaciones en la producción de la pick up Hilux, y luego en 2005 sumó la fabricación de la suv (Sports Utility Vehicle) SW4.[xii] De este modo, mientras la producción de vehículos de pasajeros en Argentina cayó constantemente luego de la contracción económica de Brasil en 2013 (ver Gráfico 1 del Anexo Estadístico), la de vehículos comerciales se mantuvo (ver Gráfico 5). Así, entre 2017 y 2019 los vehículos co­merciales explicaron la mayor parte de la producción de vehículos en el país. En este marco, el desempeño de Toyota se destaca todavía más, ya que pasó de explicar el 23% de la pro­ducción de vehículos comerciales en 2002 hasta el 49% en 2019 (ver Gráfico 5).

 

Gráfico 5: Producción por empresa de vehículos utilitarios en Argentina, 1997-2019 (en unidades)[xiii]

 

 

Fuente: Elaboración propia en base a adefa (2020).

 

Acompañando el nivel de producción, el empleo en Toyota creció sostenidamente desde el inicio de sus operaciones (ver Gráfico 6). La empresa comenzó explicando el 4% del empleo total en la rama, pasando al 10% en 2003, 14% en 2013, 17% en 2015 y finali­zando en 2019 con el 23% del trabajo en el sector terminal. Particularmente, el crecimiento del empleo en Toyota se dio de forma contracíclica con el movimiento del sector en su tota­lidad, ya que este cayó sosteni­damente a partir de 2013, con la recesión de Brasil, mientras que Toyota aumentó su número de trabajadores durante dicho período.

 

 

Gráfico 6: Empleo en el sector terminal de la industria automotriz de Argentina, 1997-2019 (en promedios anuales)

 

 

Fuente: Elaboración propia en base a oede (https://www.argentina.gob.ar/trabajo/estadisticas/empleo-y-di­namica-empresarial/estadisticas-e-indicadores), Revista Mercado distintos años (https://mercado.com.ar/tag/ ranking/) y ba­lance tasa (2017).

 

De forma similar se puede subrayar la trayectoria de la firma japonesa observando el valor de lo producido en el período, es decir, teniendo en cuenta el número de vehículos producidos y los precios de éstos.[xiv] Entre 2002 y 2019 Toyota acumuló una producción de usd55.263 millones, un valor considerablemente superior al alcanzado por la firma ubicada en el segundo lugar, Volks­wagen,[xv] que lo hizo por usd40.401 millones (ver Gráfico 7). A su vez, este recorrido se denota en el pronunciado ascenso en la cúpula económica argentina a partir de un aumento creciente de la proporción de las ventas de Toyota sobre las ventas de las 200 empresas más grandes de Argen­tina (ver Gráfico 8). En este aspecto, Toyota lidera a las terminales automotrices a partir de 2017. A su vez, ello se refleja en el vertiginoso ascenso de la firma en dicho ranking,[xvi] en el cual comenzó en el puesto 104 con el inicio de sus operaciones en 1997 y llegó a ser la tercera empresa más grande de la Argentina en 2019, ubicándose debajo de las estatales Yacimientos Petrolíferos Ar­gentina (ypf) y Banco Nación Argentina (bna) (ver Cuadro 2). De forma similar, en 2019 llegó a explicar el 31% de las ventas de todas las terminales automotrices y el 2,4% del total de las 200 empresas más gran­des de Argentina (ver Gráfico 8).

 

Gráfico 7: Valor de vehículos producidos por terminal automotriz, 2002-2019 (en millones de dólares corrientes)

 

Fuente: Elaboración propia en base a bcra (https://www.bcra.gob.ar/PublicacionesEstadisticas/) y adefa (2020), acara (2020).

 

Gráfico 8: Porcentaje de ventas de las terminales automotrices sobre las ventas de las 200 empresas más grandes de Argentina, 1997-2019 (en porcentajes)

 

Fuente: Elaboración propia en base a Revista Mercado distintos años (https://mercado.com.ar/tag/ranking/)

 

Cuadro 2: Posición de Toyota en el ranking de las 200 empresas más grandes de Argentina, años seleccionados

 

Año

Posición en el ranking

1997

104

2000

81

2005

16

2010

17

2015

17

2019

3

 

Fuente: Revista Mercado distintos años (https://mercado.com.ar/tag/ranking/).

 

Otro de los aspectos salientes de la trayectoria de Toyota es el referido al comercio exterior. Al respecto, la empresa fue la que más exportaciones produjo entre 2002 y 2019 llegando a colocar productos en el extranjero por usd24.252 millones (ver Gráfico 9). En segundo lugar, se encuen­tra Volkswagen que alcanzó usd22.094 millones y, en tercer lugar, Ford con usd15.680 millones. El resto de las terminales automotrices explican montos sig­nificativamente menores en exporta­cio­nes. En cuanto a la diversificación de sus mercados exportables a partir del índice de Herfindahl e Hirschman (ihh) en el Cuadro 1, Toyota no aparece como la empresa con mayor diversificación de destinos ya que entre los años 2009 y 2015 sus exportaciones estuvieron fuertemente concen­tradas en Brasil.[xvii] Sin embargo, en los últimos años generó nuevos destinos de exportación fuera del Mercosur tales como Perú, Colombia y Chile, respectivamente, diversificando en gran medida sus mercados.

 

Gráfico 9: Exportaciones de terminales automotrices, 2002-2019 (en millones de dólares fob)

 

 

Fuente: Elaboración propia en base a indec (https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel4-Tema-3-2-124) y Softrade (https://softrade.info/).

 

Cuadro 3: Índice ihh de concentración de destinos de exportación por terminal automotriz, 2002-2019

 

 

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015

2016

2017

2018

2019

iveco

8.153

6.159

3.957

3.930

5.509

3.882

4.688

3.547

4.891

4.756

4.678

4.367

4.120

3.455

4.992

7.092

7.639

8.451

fiat

6.986

6.950

6.414

4.347

5.100

6.565

7.360

9.472

9.292

9.612

9.093

9.637

8.842

3.484

8.730

9.701

9.765

9.569

ford

5.867

4.966

4.531

3.619

3.584

3.907

5.014

6.038

6.243

6.778

6.805

6.243

6.377

5.400

4.739

4.881

5.394

4.864

general

motors

3.485

3.844

4.331

3.064

3.854

6.794

8.752

9.128

9.006

8.803

9.579

9.621

9.908

9.773

9.837

9.715

9.772

9.670

honda

9.787

9.913

9.701

9.550

9.129

9.216

8.607

8.179

9.508

mercedes

benz

2.879

2.025

1.501

1.388

1.417

1.059

1.102

3.101

2.717

3.984

6.187

6.559

7.527

5.049

4.340

5.178

5.186

7.702

nissan

8.402

9.176

peugeot

citroen

4.760

2.647

2.760

2.737

3.879

4.495

4.799

7.939

8.423

8.243

8.498

9.382

9.355

3.255

8.325

7.852

7.861

6.085

renault

5.406

3.338

2.201

2.540

2.203

3.751

5.304

6.454

6.472

6.721

7.564

7.430

6.776

5.230

5.180

4.014

3.660

2.833

scania

4.869

5.257

9.367

9.715

9.050

8.827

9.165

9.426

9.630

9.491

9.165

9.686

9.261

6.308

6.738

7.548

8.428

7.653

toyota

8.360

5.356

3.730

3.384

3.625

3.809

5.891

7.736

7.653

8.448

6.260

7.361

7.541

7.517

6.593

3.653

3.494

3.610

volkswagen

3.587

3.569

2.724

2.592

3.128

3.532

4.292

6.672

3.682

6.580

3.441

3.357

3.086

1.982

1.702

2.529

3.040

3.751

 

Fuente: Elaboración propia en base a datos de indec (https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel4-Tema-3-2-124) y Softrade (https://softrade.info/).

 

Sin embargo, el rasgo más importante en el cual se destaca Toyota es su saldo co­mercial en comparación con el resto de las terminales automotrices (ver Gráfico 10). En efecto, la firma es la única que obtuvo un resultado superavitario en la diferencia entre sus exportaciones e impor­taciones entre 2002 y 2019 el cual alcanzó usd390 millones. El resto de las terminales obtuvieron resultados deficitarios que en su conjunto significaron usd59.690 millones, alrededor del 70% del déficit total del complejo automotor en dicho período. Este aspecto saliente se destaca aún más debido a la importancia macroeconómica que tiene para Argentina la disponibilidad de divisas dados sus crónicos problemas de res­tricción externa (Braun y Joy, 1968; Schorr y Wainer, 2014; Thirlwall, 1979).

 

Gráfico 10: Saldo comercial externo por terminal automotriz, 2002-2019 (en millones de dólares) *

 

 

Fuente: Elaboración propia en base a indec (https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel4-Tema-3-2-124) y Softrade (https://softrade.info/).

* Dólares fob para exportaciones y dólares cif para importaciones.

 

Estos resultados se explican, en parte, por el alto contenido local de los vehículos de To­yota. A partir de la medición de las importaciones de autopartes sobre el valor de los vehículos producidos se denota que Toyota utilizó en promedio un 26% de importaciones de autopartes en sus vehículos mientras que el resto de las terminales lo hicieron en 31%[xviii] (ver Gráfico 11). Las dos terminales que se colocaron por debajo de Toyota fueron Ford con un promedio de 23% de im­portaciones sobre el valor de la producción y Volkswagen con 25%. Estos resultados se combinan con las coincidencias entre estas empresas de ser las que más destinan su producción a la exporta­ción y en ser las tres principales productoras de pick ups en el país. Sin embargo, los resultados de saldo comercial entre ellas (usd390 millones Toyota, usd7.408 millones Ford y usd7.605 mi­llones Volkswagen) remarcan la singularidad del caso de Toyota, incluso frente a estas terminales en Ar­gentina. En parte, este sobresaliente resultado comercial de Toyota se explica por menores impor­taciones de vehículos de pasa­jeros al mercado argentino en comparación con la mayoría del resto de las terminales como Volkswagen, Ford, General Motors, Renault, Fiat y Peugeot-Citroen, res­pectivamente (ver Gráfico 3 del Anexo Estadístico).

 

Gráfico 11: Contenido importado de los vehículos en Toyota y promedio del resto de las terminales de Argentina, 2002-2019 (en porcentajes)

 

 

Fuente: Elaboración propia en base a adefa (2020), acara (2020), bcra (https://www. bcra.gob.ar/Publica­cionesEstadisticas/), indec (https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel4-Tema-3-2-124) y Softrade (https://softrade.info/).

 

            De este modo, a partir de la comparación del desempeño de cada una de las termi­nales automotrices se destaca el caso de Toyota Argentina en base a sus positivos logros. Este éxito sobresale, a su vez, teniendo en cuenta los problemas estructurales del complejo automotor vin­culados a su déficit comercial y el alto uso de autopartes importadas y la re­tracción de la industria entre 2016 y 2019. Este recorrido pudo evidenciarse en los niveles productivos de la firma, la contratación de trabajadores, sus ventas, su posición en la cúpula económica argentina y, sobre todo, sus resultados comerciales a partir de sus exportaciones, alto contenido local de sus vehículos y sus superavitarios saldos comerciales. En la única dimensión que no se halla un resultado superior al resto es en la diversificación de sus mer­cados de exportación, aunque se observa una ampliación de estos destinos en los últimos años del período bajo estudio.

 

Reflexiones finales

 

A lo largo de este trabajo se reconstruyó la trayectoria de la industria automotriz argentina durante las últimas décadas, haciendo énfasis en sus características generales y sus problemas estructurales. Al respecto, se señalaron los dilemas que enfrenta el sector en países periféricos bajo la articulación de cadenas globales de valor y las particularidades del caso argentino, fuertemente vinculadas al déficit comercial del complejo. En ese marco, y a partir del estudio del desempeño de cada terminal automotriz radicada en el país, el caso de Toyota emerge como una excepción al recorrido general del sector, siendo la empresa que más exportaciones generó, la única que registró un superávit comercial en el período y una de las que mayor contenido local incorporó en sus vehículos.

El análisis de los factores que posibilitaron esta trayectoria empresarial supera los límites de este trabajo, sin embargo, se puede vislumbrar que la especialización productiva en pocos mo­delos de vehículos, el establecimiento de plataformas exclusivas a nivel regional, la expor­tación de la mayor parte de la producción, la fabricación a gran escala y la mayor incorpora­ción de provee­dores locales son elementos importantes en este recorrido. El examen en pro­fundidad de estas causas deberá abordarse en nuevas investigaciones.

Por otro lado, este desempeño de Toyota Argentina parece haber impulsado la especiali­za­ción argentina en pick ups medianas en el marco de una redefinición del perfil productivo en vehículos comerciales livianos que las multinacionales automotrices asignan a los países de Amé­rica Latina. Así, las otras dos principales firmas productoras de pick ups del país, Ford y Volkswa­gen, también obtuvieron resultados positivos en base a sus niveles de exportaciones e incorpora­ción de contenido local, pero la alta importación de vehículos de pasajeros las convirtió en empre­sas altamente deficitarias en términos totales.

            De esta forma, se espera que el análisis realizado sobre la trayectoria de Toyota Ar­gentina haya contribuido en dos direcciones. Por un lado, pretende brindar un aporte al es­tudio de las estrategias empresariales de las firmas multinacionales de la industria automotriz. En relación a ello, se destaca que existen numerosos trabajos que estudian el recorrido To­yota a nivel interna­cional pero los casos latinoamericanos, y argentino en particular, se en­cuentran aún sub-explorados en la bibliografía. Además, el examen comparado de cada ter­minal automotriz a partir de nuevas metodologías y bases de datos arroja resultados originales que no habían sido examinados por la literatura especializada previamente.

Por otro lado, dados los problemas económicos y sociales que atraviesa el país, el trabajo realizado espera contribuir al desarrollo de sus fuerzas productivas. La fase actual del capita­lismo mundial impone fuertes restricciones a los países periféricos y a sus proyectos de desa­rrollo eco­nómico, reduciendo cada vez más los senderos orientados a cambiar la posición de estas naciones en el escenario internacional. En lo que respecta a la industria automotriz, todo indica que el con­trol de la cadena seguirá en manos de un pequeño grupo de empresas extranjeras, por lo tanto, encontrar la mejor forma de articulación parece ser una tarea inevi­table. Por ese motivo, entender el comportamiento, la trayectoria y los impactos de las dis­tintas firmas pretende aportar a la cons­trucción de una industria automotriz más próspera y sustentable.

 

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Villalon, R. (1999). Proteccionismo y política industrial en la Argentina de los ’90: La economía política de la reconversión del sector automotriz [Tesis de Licenciatura], Universidad Torcuato Di Tella.

Wainer, A. y Belloni, P. (2017). La solución de Cambiemos al estrangulamiento externo El remedio, peor que la enfermedad. Fundación Friedrich Ebert, Documento de Trabajo 18.

 


Anexo Metodológico

 

a-       Índice de Herfindahl e Hirschman

El Índice de Herfindahl o Índice de Herfindahl e Hirschman (ihh) es una medida que in­forma sobre la concentración económica de un mercado (Hirschman, 1964). El índice se calcula elevando al cuadrado la cuota de mercado que cada país posee (en este caso) y su­mando esas cantidades. El resultado máximo es 10.000, cuando un solo país opera en el mercado con una concentración total del mercado; por otro lado, el valor del índice se reduce conforme las cuotas de mercado se distri­buyen en forma más equitativa y cuando hay más países participantes. Es decir, el índice H es la suma de los cuadrados del porcentaje de mer­cado de cada uno de los N países que lo componen. El cálculo se puede expresar de la si­guiente manera:

 

Shape

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b-       Valor de vehículos producidos por terminal automotrices

El valor de venta de vehículo producido localmente por cada terminal automotriz se calcula a partir del valor en pesos de cada modelo producido por cada terminal en julio de cada año según la guía oficial de precios de acara (consultada a partir de web.archive.org), ajustado por el promedio anual del tipo de cambio promedio mensual del dólar estadounidense del bcra. A este resultado se suman las exportaciones de autopartes de todas las terminales au­tomotrices, ya que dos de ellas, Fiat y Volkswagen, producen cajas de cambio también en sus plantas que destinan a mercados de exportación.

 

c-        Contenido importado de los vehículos nacionales

La estimación de contenido importado se realiza a partir de las importaciones de partes y piezas en dólares de cada terminal según la clasificación de posiciones arancelarias realizada por Gárriz y Panigo (2014). Dichos valores se estimaron sobre el valor en pesos de cada modelo producido por cada terminal en julio de cada año según la guía oficial de precios de acara (consultada a partir de web.archive.org), ajustado por el promedio anual del tipo de cambio del dólar estadounidense del bcra, sumado a las exportaciones de autopartes de cada terminal automotriz argentina.
Anexo estadístico

 

Gráfico 1: Exportaciones de vehículos de pasajeros y utilitarios de Argentina 1996-2019 (en unidades)

 

 

Fuente: Elaboración propia en base a adefa (2020).

 

Gráfico 2: Producción de automóviles por empresas en Argentina 1997-2019 (en unidades)

 

 

Fuente: Elaboración propia en base a adefa (2020)

Gráfico 3: Importaciones de vehículos de pasajeros por terminal automotriz, 2002-2019 (en millones de dólares cif)

 

 

Fuente: Elaboración propia en base a indec (https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel4-Tema-3-2-124) y Softrade (https://softrade.info/).

 



[i] Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales, Universidad Nacional de San Martín. orcid 0000-0003-2142-7241. bperezalmansi@unsam.edu.ar

[ii] En Argentina ésta ha sido una limitación histórica al desarrollo en tanto el nivel de actividad y las tasas de crecimiento económico se han visto restringidas por la disponibilidad de divisas (Schorr y Wainer, 2014). Es decir, que en etapas de crecimiento industrial se generan “cuellos de botella” en la disponibilidad de divisas que dificultan avanzar hacia procesos de transformación y complejización productiva del sector. Los primeros “cuellos de botella” en el sector externo que vivió el país remiten a la década de 1930 y se hicieron manifiestos en diferentes momentos del modelo de sustitución de importaciones. El crecimiento extensivo y, sobre todo, intensivo de la industria dependía de la importación de bienes de capital e insumos intermedios, pero las divisas necesarias para financiar dichos requerimientos provenían fundamentalmente de las exportaciones del sector agropecuario, cuya oferta, especialmente la agrícola, se encontraba virtualmente estancada. A nivel teórico, los problemas de restricción externa fueron abordados en América Latina por las corrientes estructuralistas y dependentistas hacia mediados del siglo pasado. Entre los primeros estudios que relacionaron esta problemática con el comportamiento errático de la economía argentina se encuentran los trabajos fundacionales Braun y Joy (1968) y Diamand (1973). Luego, Thirlwall (1979) formalizó este proceso planteando que la tasa de crecimiento requerida para alcanzar el pleno empleo se encuentra por encima de aquella compatible con el equilibrio externo.

[iii] Es decir, con esta inclusión se trata de captar más precisamente cuánto representan las autopartes importadas en los distintos vehículos producidos. Por ejemplo, no es lo mismo contabilizar usd1.000 de autopartes importadas sobre un Renault Clio, uno de los vehículos más económicos durante el período revelado, que sobre una Toyota Hilux, un vehículo comercial de mayor tamaño y precio. Para ampliar, ver notas b y c del Anexo Metodológico.

[iv] Entre estos se destacan el diseño, innovación, I+D, logística, marketing y marca.

[v] Este debía crecer en el tiempo, comenzando en 1991 por una cuota de 10.000 vehículos para cada país.

[vi] Entre las medidas tomadas en la segunda mitad de los años setenta se pueden mencionar la liberalización comercial y financiera, “desregulación” de una amplia gama de mercados, privatización de empresas públicas, regímenes especiales de privilegio para ciertos sectores del poder económico, etc. (Nochteff, 1999).

[vii] Cantarella et al. (2008) estiman que oscilaba entre un 2% para conjuntos y sistemas, hasta un nivel de -23,50% para cojinetes, -21,30% para juntas y -17,50% para anillos sincronizados, manteniendo niveles en torno al -9% para discos de freno, sistemas de escape, campanas de freno y elásticos y niveles en torno al -4% para neumáticos y paragolpes.

[viii] El frente político-partidario “La Alianza para el Trabajo, la Justicia y la Educación”, conocida simplemente como “La Alianza”, fue una coalición política entre la Unión Cívica Radical (ucr) y la alianza Frente País Solidario (Frepaso), conformada en 1997 en la Argentina, que ganó las elecciones de 1999.

[ix] Dicho bono variaba del 4 al 15 % del valor de las partes y piezas adquiridas en el país.

[x] El cual pasó de $20 por usd 1 en 2017 a $60 por usd1 en 2019, incluyendo restrictivos controles cambiarios.

[xi] A las terminales automotrices ya instaladas antes de la crisis de la convertibilidad (Iveco, Fiat, Ford, General Motors, Peugeot-Citroen, Renault, Mercedes-Benz, Volkswagen y Toyota) se suman dos firmas japonesas: Honda en 2011 y Nissan en 2018. También se encuentra la sueca Scania con una planta en Tucumán pero se la excluye de los análisis ya que en Argentina la firma se dedica a la producción de sistemas de transmisión y no a la fabricación de vehículos.

[xii] Este vehículo es un subproducto de la Toyota Hilux ya que utiliza la misma plataforma productiva que la camioneta.

[xiii] Hasta 2018 adefa consideró a la Toyota SW4 como un vehículo utilitario. En términos de homologación e impositivos, la SW4 siempre fue un vehículo de pasajeros y adefa corrigió este error recién en 2018. En el Gráfico 5 y 1 del Anexo el autor corrigió este dato también para el año 2017, pero para los años previos no puede realizarse la corrección por falta de precisiones sobre los modelos producidos, por lo tanto, forma parte de la producción de utilitarios de Toyota Argentina incluida en ambos gráficos, tal como lo contabilizó adefa.

[xiv] El valor de vehículos producidos se estima a partir de calcular el precio en pesos de cada modelo producido por cada terminal en cada año según la guía oficial de precios de acara (consultada a partir de web.archive.org) ajustado por el promedio anual del tipo de cambio del dólar estadounidense del bcra sumado a las exportaciones de autopartes de cada terminal automotriz argentina. Para ampliar, consultar nota b del Anexo Metodológico.

[xv] Se tiene en cuenta la producción de cajas de cambio de Volkswagen en base a la suma de las exportaciones de éstas a lo producido en vehículos.

[xvi] Se trata del ranking de la Revista Mercado que conforma una base de las 200 empresas más grandes del país de acuerdo con sus respectivas ventas anuales (no se incluyen firmas del sector agropecuario, salvo las abocadas a la comercialización de granos).

 

[xvii] El ihh es una medida que tiene la propiedad de ponderar el peso de cada producto y país en el total del comercio, de modo que informa sobre la concentración económica de un mercado (Hirschman, 1964). Esto se identifica al tomar el cuadrado de las participaciones de cada país. Un índice elevado expresa un mercado muy concentrado y uno bajo uno diversificado. Para ampliar dicha metodología, ver la nota a del Anexo Metodológico.

[xviii] La estimación de contenido importado se realiza a partir de las importaciones de partes y piezas de cada terminal según la clasificación de posiciones arancelarias hecha por Gárriz y Panigo (2014) sobre el valor en pesos de cada modelo producido por cada terminal en julio de cada año según la guía oficial de precios de acara ajustado por el promedio anual del tipo de cambio del dólar estadounidense del bcra sumado a las exportaciones de autopartes de cada terminal automotriz argentina. Para ampliar consultar nota c del Anexo Metodológico.