Fajardo, Margarita. The World That Latin America Created: The United Nations Economic Commission for Latin America in the Development Era. Harvard University Press, 2022. 296 pp.

Odisio, Juan y Marcelo Rougier (eds.). El desafío del desarrollo. Trayectorias de los grandes economistas latinoamericanos del siglo XX. Ediciones Universidad de Cantabria y Editorial Universidad del Rosario, 2022. 398 pp.

Rougier, Marcelo. El enigma del desarrollo argentino: biografía de Aldo Ferrer. Fondo de Cultura Económica, 2022. 646 pp.

 

¿Qué hay de nuevo respecto de la CEPAL, la teoría de la dependencia y la figura de Aldo Ferrer? Tres historias del pensamiento económico latinoamericano

Imagino que para un iniciado en la historia del pensamiento económico o la historia de la economía como disciplina ellas se les presenta como una sucesión de libros e intelectuales fundamentales, que ejercieron su influencia en la academia y la política a través de teorías universalistas. Probablemente, haciendo doble clic, aparecerán grandes trazos de la historia del pensamiento latinoamericano, primero con los nombres propios y sus textos, situando sus problemas, además, con la complejidad de sus instituciones. Así y todo, más allá de los clics que hagamos, nuestras historias resultan incompletas cuando se compara con la tarea reali­zada en los países centrales.

La historia del pensamiento económico en América Latina es también una actividad poco practicada, pero incluso, algunos de los esfuerzos historiográficos desde las periferias frecuentemente son desperdiciados en la hacienda de historias centrales. No es de extrañar, hacer historias dominantes a veces entrega prestigio, pero, además, al hacer historia de aquí, desde América Latina, falta de todo: faltan archivos, financiamiento, medios de difusión, registros, cátedras, proyectos de investigación y, por supuesto, falta poder y visibilización. Desde aquí, hacer historia cuesta más y entrega menos; este toma y daca académico ciertamente no favorece a la producción. No descubro nada nuevo; estamos inmersos en estructuras académicas dependientes, lo que refuerza el estancamiento relativo.

Lo primero que hay que decirle a quienes lean las tres obras que nos ocupan aquí: The World That Latin America Created de Margarita Fajardo, El desafío del desarrollo. Trayectorias de los grandes economistas latinoamericanos del siglo XX coordinado por Juan Odisio y Marcelo Rougier y El enigma del desarrollo argentino: biografía de Aldo Ferrer de ―nuevamente― Marcelo Rougier es que valoren, además de los argumentos y el trabajo editorial, el esfuerzo académico y po­lítico que subyace. Hacer historia del pensamiento económico periférico requiere un com­promiso emancipatorio, para nada menor.

Asimismo, las historias del pensamiento económico en la periferia tienen otros dife­renciales adicionales a todos los recursos que nos faltan: aquí se indaga sobre la producción y uso de teorías adaptadas creativamente a espacios sociales subdesarrollados. ¡No es un cliché! No sólo son los niveles de riqueza y pobreza generales, las dimensiones de los mercados y las organizaciones, la maduración de las instituciones, las jerarquías de los mercados de capi­tales, los factores de poder evidenciados en la diplomacia económica mundializada y, por supuesto, el gobierno del comercio exterior, aquellos que entregan productividades diferen­ciadas. La lista de factores estructurales puede seguir, aquí se nombraron algunos sólo a los efectos de dejar expresado lo que estos tres libros tienen como preocupación principal: la superación del subdesarrollo, en rigor, cuál fue el devenir de los esfuerzos intelectuales orien­tados a comprender y accionar sobre el subdesarrollo latinoamericano.

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Al comparar estos tres libros publicados en el año 2022 lo más llamativo es que se ubican en tres niveles de análisis distintos: que van desde el sujeto, las instituciones y la sociedad. Se combinan, con diverso énfasis, momentos destinados tanto a los individuos, como a sus redes y a los condicionantes estructurales. Estos niveles de análisis no son compartimentos estancos; por caso, cualquiera podría involucrarse leyendo la biografía de Aldo Ferrer en los acontecimientos más importantes del devenir económico argentino, así como registrar la re­lación entre las personas e instituciones con las que se vinculó, como sus mismas ideas. Es que, según su autor, la biografía es la “excusa” para hacer una contribución a la historia de las ideas. Yo agregaría (si es que no lo hizo Rougier en alguna ocasión ya), que la figura de Aldo Ferrer es muy útil a esos fines. Ferrer se formó y fue formador durante el auge de los economistas en la región, tuvo contacto con muchas personas con poder (intelectuales, po­líticos, empresarios, sindicalistas, etc.). Fue hacedor experimentado de políticas económicas y ocupó importantes cargos en la gestión pública nacional e internacional, así como fue pro­fesor e investigador y hasta pionero de la consultoría económica privada. Sobre todo, un creador de instituciones e ideas. Todas estas credenciales le valieron para ubicarse muchas veces –para bien y para mal– en el ojo de la tormenta. Según el autor, la combinatoria de las tres dimensiones: 1) desarrollo de teoría, 2) difusión de ideas y 3) aplicación pública, puso a Ferrer en un lugar único en la historia de la Economía Política, como el gran economista de la Argentina.

Como señala Bourdieu (1984), un indicio claro de constitución del campo es la apa­rición de conservadores de vida y de obras, y la biografía es un indicio de potencia de un campo aca­démico, como tal, un dispositivo de influencia.[1] Con la biografía de Ferrer, Rougier lleva al campo de juego a un economista que confrontó con las ideas del mainstream, literal­mente hasta su último día.[2] En varios sentidos la biografía es un aporte político también, no sólo para leer la economía argentina desde sus orígenes hasta principios del siglo xxi (como se titula el clásico libro de Ferrer ampliado con colaboración del propio Rougier), sino para orientar lo que nos queda del siglo xxi.

En este caso, la conexión del biógrafo con el biografiado alimenta la veracidad del trabajo. También evidencia un acceso excepcional al material y, de alguna manera, registra la perspectiva del propio economista, con quien colaboró en los últimos años de su vida. La gran extensión del libro, en sus 646 páginas (me consta que originalmente eran unas cuantas más) y quince capítulos más el epílogo, permite describir distintos niveles de contextos, desde los políticos y económicos hasta los académicos y cotidianos que describen la complejidad epocal donde se desarrollaron las ideas de Ferrer, principalmente sobre la Argentina. A dife­rencia de otros libros sobre ideas, Rougier no se propone realizar un catálogo o menú para que cada uno elija la novedad teórica que crea más relevante, como es costumbre en la his­toria de las ideas; por el contrario, quien quiera encontrar dicho menú, deberá hacer un re­corte del extenso libro, y para ello habrá aprendido unas cuantas cosas más en relación con las ideas de Aldo sobre el desarrollo económico.

Ferrer tiene un espacio también en otro proyecto editorial, el segundo libro que nos convoca, titulado El desafío del desarrollo. Trayectorias de los grandes economistas latinoamericanos del siglo xx, coordinado por Odisio y Rougier con la colaboración de once intelectuales más y donde se encuentra una síntesis de los espacios y redes académicas y políticas, así como de las ideas fuerzas estructuradas en diversos textos. Asimismo, este segundo libro, tiene la par­ticularidad de estudiar trayectorias de diversos economistas de Argentina, Brasil, Chile y Mé­xico para entregar una historia social de las ideas (al igual que la biografía de Ferrer), una historia que reconozca los condicionamientos sociales, culturales y materiales en el desarrollo e impacto de las ideas sobre el desarrollo económico y social de América Latina, lo que ambos autores denominan “la realidad de las ideas”. La obra resulta principalmente en la historia de un “cuerpo de élite” sobre el desarrollo económico, según los coordinadores, un “núcleo duro generacional” cuyos participantes contribuyeron tanto con sus estudios de casos nacio­nales (principalmente Aldo Ferrer en Argentina, Celso Furtado en Brasil, Anibal Pinto en Chile, Victor Urquidi en México) como regionales (Osvaldo Sunkel y Pedro Paz) y que ofi­ciaron en vínculo estrecho con la cepal.[3]

Esta historia comparativa permite encontrar grandes similitudes en sus ideas, así como en sus propias trayectorias personales. No resulta sorprendente que diversas institu­ciones e intelectuales del Norte hayan combatido con poco éxito las ideas de este núcleo duro y su compromiso político. Aunque también permite evidenciar que las posibilidades de crear un discurso crítico se dieron principalmente desde instituciones vinculadas a los Esta­dos en un período concreto y, en este sentido, la obra contribuye a pensar los límites de dichos espacios cuando mandan intereses opuestos. De hecho, se destacan algunos conflictos en la señalada “comunidad epistémica”, derivados principalmente de las conclusiones políti­cas de los involucrados, como el informe de Urquidi sobre México, el estudio de la economía cubana de Noyola Vázquez o las ideas sobre la inflación estructural de Furtado, Sunkel y Noyola Vázquez en relación con las del propio Prebisch. Mostrar conflicto en una obra que busca cohesión parecería algo difícil de lograr si no fuera porque la historia social de las ideas esta plagada de conflictos, en cualquier nivel, época, región o institución. La historia tradi­cional de las ideas tiende a negar el conflicto y a premiar la idea evolutiva del conocimiento, sin embargo, este libro no trata de hacer una historia tradicional.

El desafío del desarrollo…se ocupa de los referentes del cepalismo, al hacerlo destaca en cada intelectual las ideas políticas opuestas a las difundidas desde el mainstream angloparlante. El hecho de que tanto las ideas de derecha y de izquierda, monetaristas (vinculadas al Fondo Monetario internacional y a los economistas de Chicago) como dependentistas (principal­mente de orientación marxista) respectivamente, hayan dirigido su resistencia contra los ce­palinos, da cuenta del lugar predominante que estos ocuparon y la relevancia para la función pedagógica que trae dicho libro en el abordaje de los problemas económicos latinoamerica­nos de la posguerra.

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Aunque no es evidente, mucho se ha escrito sobre la cepal, el estructuralismo y las teorías de la dependencia, generalmente a través de historias del pensamiento económico, concen­tradas en sus ideas-fuerza. Es más común el vínculo entre las ideas y las trayectorias perso­nales de quienes las crearon, y menos común la combinación de estos elementos con los procesos políticos locales e internacionales: lo que la literatura separa analíticamente contexto interno y externo. Los libros analizados arriba utilizan un balance contextual partiendo de los sujetos pero The World That Latin America Created: The United Nations Economic Commission for Latin America in the Development Era de Margarita Fajardo –para su beneficio y el nuestro– toma un punto de partida diferente pues usa las trayectorias y las microhistorias como com­plemento. En este sentido, se ubica como un texto excepcional en la historia intelectual de América Latina, no sólo porque plantea una tesis polémica y sumamente difícil de defender, sino porque para defenderla da cuenta de un inventario de recursos novedosos que da cierta pena tener que adelantar algunos al lector de esta reseña.

Fajardo realiza una investigación histórica que culmina con el reconocimiento de la difusión de ideas desde la periferia hacia el centro; de forma inversa a la que la historiografía sobre estos temas nos acostumbra a observar. Como su autora señala, “En lugar de Washing­ton, Londres, o Moscú, el mundo que creó América Latina mira la construcción de una cos­movisión del desarrollo desde la intersección de Santiago y Río de Janeiro, México y La Ha­bana”. América Latina es creada desde los debates locales y nacionales, puestos en relación con procesos globales, utilizando distintos dispositivos de influencia: desde las instituciones de gobernanza internacional vinculadas a la Organización de las Naciones Unidas hasta los espacios de la política y la academia.

En el libro se recorre el argumento de que las ideas creadas desde América Latina formularon una agenda para transformar la región, y a través de eso, la economía global; ya sea a partir de la acción de los cepalinos con su impronta internacionalista orientada a la construcción del orden económico global de posguerra, o por el enfoque de la economía mundial y la mirada sobre el Tercer Mundo de los dependentistas. Esta idea no es compartida por las publicaciones anteriores, donde se evidencia en las trayectorias personales que la construcción de capital simbólico se realizó desde los espacios nacionales, hasta los latinoa­mericanos y recién consagrados en sus carreras, sobre los procesos globales.

Si bien el trabajo de Fajardo se estructura en seis capítulos a los que se adiciona un epílogo y supera las 200 páginas, resulta un libro breve, cuyas notas y referencias situadas al final hacen que se favorezca la lectura rápida pero que se contrapone con la lectura investi­gativa. Recién cuando se incorpora a la lectura las fuentes es posible tener una dimensión completa de la cantidad de recursos utilizados en su construcción (entre los que hay que destacar las imágenes), aunque para ello haya que ir y volver desde los capítulos a las notas. Aquí se indaga sobre las acciones económicas en las esferas intergubernamentales, construi­das sobre la visión de la relación entre el centro y la periferia y presentes en la circulación de ideas, personas, publicaciones, cursos, programas de desarrollo (principalmente en Brasil y Chile) y espacios donde se desarrollaron las ideas estructuralistas y dependentistas con mayor fuerza y oposición, según Fajardo.

La autora nos recuerda la fragilidad originaria de la que salió victoriosa la idea de centro-periferia a través la creación de la cepal, donde en los inicios de la Guerra Fría tanto ee.uu. como la urss. se opusieron a su creación. A pesar de ello, la nueva institución de­pen­diente de Naciones Unidas logró desplegar una plataforma de desarrollo para países lati­noa­mericanos. La narrativa histórica más común encuentra a la cepal como una institución opuesta y combatiente de las ideas del fmi, salvando las distancias de la asimetría de fuerzas que pueden usar en ese combate –como muestran los libros de Rougier y Odisio–, pero notablemente Fajardo destaca puntos en común de la relación originaria entre la cepal y el fmi en el estudio de la inestabilidad financiera a partir de la caída de los términos de inter­cambio.

También es destacable otro desvío de la historia aceptable sobre cepal, de los mitos fundantes, se podría decir. Aquel que puso a Prebisch a la cabeza de casi todo el proyecto y a partir de quien se creó la institución a imagen y semejanza. Al contrario, la trayectoria desde las ideas del desarrollo cepalinas hasta las dependentistas parecen ocurrir a pesar de Prebisch (aquí tal vez estoy exagerando un poco, pero ir a leer el libro para descartar esta idea no le hará mal a nadie). No solo por sus recomendaciones entre 1955 y 1956 al gobierno de facto en Argentina, también por su oposición a las teorías de la inflación estructural de Noyola Vázquez y Sunkel, por su negativa política a involucrar a cepal en la revolución cubana y probablemente también por la opción burguesa de la unctad en el contexto de las múltiples dependencias. La figura de Prebisch en este libro es tal vez la del intelectual más conservador del progresismo diplomático latinoamericano. Una imagen no siempre compartida por los intelectuales cercanos a la cepal.

También indaga acerca de la estructuración alrededor de procesos políticos reales, no sólo ideales. Muestra espacios de la injerencia de Estados Unidos en la región y los vínculos entre la diplomacia y el poder, por caso, en las presiones ejercidas en el marco de la Alianza para el Progreso y la revolución cubana. Así se exponen los desarrollos teóricos pero imbri­cados con la política real y en línea con la integración regional. Recoge un elemento tan importante como olvidado de nuestra historia económica, la propuesta de una Unión de Pagos Internacionales en América Latina. Aquí se destaca que la cepal se propuso como una agencia de compensación de pagos para facilitar intercambios, iniciativa que fue recha­zada por el fmi, haciendo visible la disputa jurisdiccional sobre el sector externo y sus aspec­tos monetarios. Sin embargo, no fue sólo un conflicto temático, sino operacional, definiendo una división internacional del trabajo de los organismos internacionales que dejaba a la cepal como organismo informativo, a lo sumo indicativo y al fmi como ejecutivo con injerencia directa sobre las acciones de gobierno. La ocupación de las agendas de ambos organismos mostraba jerarquías ciertamente distintas, así, más allá de la difusión de las ideas cepalinas en América Latina, el triunfo en este aspecto fue del fmi.

No obstante, un ámbito en donde el fmi estuvo a la defensiva respecto a la cepal fue en relación a las causas de la inflación. El libro hace un recorrido por el debate interno que se dio entre varios autores de la cepal y que expresó un contrapunto entre las ideas más conservadoras de Prebisch (que conducían a limitar el incremento de los salarios y el crédito) y las que luego se conocieron como las explicaciones de la inflación estructural, principal­mente vinculadas a Noyola Vázquez y Osvaldo Sunkel, conflicto que puede encontrarse tam­bién en las páginas de El desafío del desarrollo....

En las lecturas tradicionales el término estructuralista refiere a una mirada sobre los conceptos, mientras que lo cepalino se vincula con una construcción institucional de cierta forma de pensamiento y acción, sin embargo, aquí el término estructuralista no sólo hace referencia a una aproximación teórica (depositada en el debate sobre los planes estabiliza­ción) sino fuertemente vinculada a las propuestas surgidas desde la cepal y en directa opo­sición al fondomonetarismo. Esta manera de verlo tiene el atractivo relacionado a la acción política nacional e internacional, pero en el texto, también funciona como un elemento de diferenciación hacia las ideas de Prebisch, que, si bien están claramente desarrolladas, es de dudosa conveniencia su separación. Vale preguntarse si efectivamente el estructuralismo nace a fines de los años cincuenta a pesar de las ideas de Prebisch o si efectivamente pertenece a los orígenes del pensamiento cepalino ubicados hacia 1949, como la literatura tradicional­mente lo trató y en donde se inscriben los otros libros reseñados.

La heterodoxia del texto de Fajardo también se transmite en el tratamiento de la teoría de la dependencia, ya que, a diferencia de la tradición clasificatoria de enfoques en su interior, realiza un recorrido ideario, político y geográfico desde sus orígenes brasileños (entre Brasilia y San Pablo) relacionados con la figura de André Gunder Frank y Fernando Henrique Cardoso, donde más notoriamente la perspectiva mundial del sistema capitalista cobra rele­vancia. La centralidad que la autora otorga a los debates ocurridos en Brasil y Chile y sus implicancias en las revoluciones cubanas y chilenas, contrasta con la ausencia notable en esta historia, sin la cual, no creo posible tener una imagen completa del poder dependentista: lo ocurrido en México, en particular, el despliegue de las ideas dependentistas hacia la Univer­sidad Nacional Autónoma de México a partir de los exilios latinoamericanos.

Fajardo formula sus argumentos con observaciones políticas, diplomáticas, interna­cionales, editoriales y académicas, aunque en menor medida económicas, en contraste con los otros dos trabajos aquí estudiados, cuya concentración en las ideas económicas predo­mina por sobre otros recursos. Debo reconocer que estaba acostumbrado a leer (y conven­cido) de que la hegemonía latinoamericana había sido creada para y utilizada casi exclusiva­mente en nuestra región, y tomé con cierto excepticismo el argumento central de libro, que logró persuadirme de su validez solo recién después de haberlo terminado. Sin duda estas tres obras serán de usos múltiples para las ciencias sociales en nuestra región y definitiva­mente resultan fundamentales para la construcción de nuestra historia del pensamiento eco­nómico.

 

Referencias

 

Bourdieu, P. (1984 [1976]). Algunas propiedades de los campos. En P. Bourdieu, Sociología y Cultura (pp. 135-141). Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes / Editorial Grijalbo.

Ferrer, A. (2016). El regreso del neoliberalismo. Le Monde Diplomatique, 201.

Mariano Arana

arana.mariano@gmail.com

Facultad de Ciencias Económicas

Universidad de Buenos Aires


 



[1] ¿Biografías sobre economistas argentinos? Alejandro Bunge, Federico Pinedo y Raúl Prebisch seguro, agreguemos a Ferrer. ¿Indagaciones biográficas?, hay varias más.

[2] Recuerdo haber comprado en el quiosco de revistas de la estación de subte al salir de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, donde Ferrer se formó y enseñó muchos años, el número de Le Monde Diplomatique por su nota de tapa “El regreso del neoliberalismo” (2016), donde denunciaba las primeras medidas del gobierno de Mauricio Macri. El periódico salió en marzo, el mismo mes de su fallecimiento.

[3] Muchos economistas estudiados en el libro de Odisio y Rougier también han tenido impacto produciendo una imagen latinoamericana sobre los procesos globales, notablemente en los casos de Raúl Prebisch, Aldo Ferrer, Celso Furtado y Maria da Conceição Tavares.