Hernández Quiñones, Óscar Daniel. “La prodigiosa máquina que aún no aciertan á comprender”. Técnica, industria temprana y experiencias del tiempo. Colombia, 1880-1904. Universidad del Rosario, 2023. 275 pp.

 

Frente a los esfuerzos historiográficos que en algún momento se erigieron casi que como arquetipos investigativos para comprender la dimensión material de los últimos años del siglo XIX colombiano (Kalmanovitz, 1983; Safford, 1989; Mayor, 1997), Daniel Hernández ha logrado publicar un importante y elocuente libro sobre las experiencias del  tiempo en Colombia, el cual abre un nuevo camino para pensar el mencionado período finisecular del país desde su materialidad misma.

El autor centra su análisis en los años 1880-1904, época que se caracterizó por aceleraciones y desaceleraciones temporales que forman parte de una suerte de máquina generadora de preguntas sobre el porvenir de Colombia. Esas preguntas son los principales combustibles que impulsaron la investigación de Hernández.

No obstante, él aborda ese contexto centrándose en un aspecto fundamental muy poco explorado por las investigaciones que precedieron a la suya: los proyectos técnico-industrializantes privados y estatales. Específicamente, se centra en la perspectiva de algunos de los agentes nacionales e internacionales directamente afectados por el despliegue de esos mismos proyectos.

Por tal razón, la historia narrada por Hernández no se reduce a resaltar el protagonismo de personalidades políticas o ingenieriles (principales voceros de la industria temprana en Colombia); sino que en esa misma historia cobran preeminencia las voces de publicistas, ilustradores, clérigos, militares, burócratas, viajeros, entre otros notables agentes que, de algún modo, se preocuparon por los cambios materiales que sufría o que debería sufrir el país a finales del siglo XIX. Esto hace que el corpus de fuentes primarias del libro cobre un carácter variopinto y llamativo, locuaz y fecundo al mismo tiempo.

Ahora bien, el potencial investigativo que reviste a la obra aquí reseñada recae en el hecho de que su autor reconoce que estas últimas personas se preocuparon no solo por el presente de su contexto. Después de todo, ningún presente es comprensible dejando de lado el pasado ni viceversa (Bloch, 2001 [1949], p. 38). Y ninguna reflexión que tenga en cuenta la inevitable relación entre presente y pasado estará completa sin que agregue, a su estructura temporal analítica básica, el futuro (Gadamer, 2003, p. 43; Koselleck, 1997, p. 68).

Así que Hernández se ha esforzado por avanzar hacia una reconstrucción del componente historiográfico que faltaba en las interpretaciones previas sobre industria temprana en Colombia: el porvenir. Para ello se ha valido de conceptos contenidos en las fuentes que guían su investigación.

Tales conceptos dan cuenta de las preocupaciones presentes en sus artífices, de las figuraciones sobre el pasado que los condujo a ese presente vertiginoso, y de los anhelos que signaban el futuro ideal deseado por ellos. Tres términos, cuyo significado acotado unívocamente los convierte en conceptos (Gadamer, 2015 [1970], p. 87), estructuran la investigación de Hernández: redención, heroicidad e industrialización.

El primer capítulo del libro será dedicado al concepto de redención, proveniente de la teología cristiana y que se refiere a la posibilidad de lograr una salvación celestial eterna, a través de ciertas acciones humanas terrenales (Sabourin, 1969). Gracias al estudio de ese

 

concepto, el autor logra, casi al inicio de su libro, el desmonte de aquel lugar común que insiste en concebir como antinómicas las nociones de tradición y progreso.

Dicho desmonte le ha resultado posible debido a la lectura de fuentes que muestran la manera como el lenguaje teológico tradicional, en torno al fenómeno de la redención, fue apropiado por observadores y defensores de la esfera industrial colombiana de finales del siglo XIX.

Ellos acuñaron ese concepto no solo para explicar los avances materiales que tenían lugar en el país en ese entonces; sino que además lo usaron para presentar aquello que se materializaba en su contexto, en forma de máquinas, infraestructuras y experiencias todavía precarias, como una suerte de bien supremo redentor.

A lo largo del primer capítulo, expertos en industria supuestamente progresistas hablan como sacerdotes tradicionalistas, y sacerdotes aparentemente tradicionalistas hablan como expertos en industria progresistas. Quizá por ello los lenguajes se solapan lo suficiente como para romper con la insostenible antinomia rígida que confronta las nociones de tradición y progreso.

No obstante, se requería de alguien capaz de revisar, detenida y habilidosamente, tanto archivos como documentos específicos para sonsacar de allí lo que estaba detrás de ese solapamiento. A saber, los combates por las figuraciones en torno al pasado, el presente y sobre todo el futuro, durante los años finales del siglo XIX colombiano.

En el segundo capítulo, Hernández se centra en el concepto de heroicidad, partiendo de su unidad mínima de significado: la figura del héroe. Allí el autor muestra la coexistencia de dos arquetipos de héroes nacionales decimonónicos: el de origen independentista de la primera mitad del siglo, caracterizado principalmente por su vocación político-militar; y el de origen ingenieril de finales del siglo, caracterizado por su vocación técnico-industrial.

Una preeminente tesis de este acápite consiste en resaltar la manera como se adaptaron los rasgos épicos de los héroes independentistas a los emergentes héroes ingenieriles, quienes empezaron a ser considerados como “soldados” de un progreso en camino, dispuestos a sacrificarse por una emancipación económica todavía en ciernes.

Por consiguiente, en palabras del autor, “si el héroe militar había dado apertura a un nuevo horizonte político, con sus esperanzas y temores, el hombre de industria era heredero de su obra” (p. 132). En ese sentido, lo cierto es que los héroes ingenieriles, igual que cualquier otro ser humano (Arendt, 2021 [1964], pp. 179-180), carecían de una conciencia absoluta incluso en torno a sus acciones más colosales. De ahí que conservaran también diversos temores al respaldo de las esperanzas heredadas de sus predecesores militares.

Ello coincide con una tesis de Mijaíl Bajtín (1982) sobre la figura general del héroe que sostiene que, “si se reconstruyera con exactitud un mundo en que un acto se concientice y se determine, un mundo en que este acto sea orientado responsablemente, si este mundo pudiera ser descrito, carecería de héroes (de su valor temático, caracterológico, tipológico, etc.)” (p. 125). Y dada la imposibilidad fáctica de ese mundo, Hernández nos ha mostrado en el acápite central de su obra la dimensión objetiva de su investigación.

Finalmente, en el tercer capítulo, el autor se centra en aquello que me gusta llamar industrialización pacificante. Se trata de un proceso histórico que tuvo lugar en la Colombia de finales del siglo XIX y principios del XX, cuyo objetivo principal era acelerar la industrialización del país, bajo la premisa que suponía que, a mayor industrialización, mayores eran las posibilidades de conservar condiciones de paz duradera en el país.

En esta última parte del libro, Hernández muestra una Colombia decimonónica asolada por extremismos políticos, que eran impulsados continuamente por los dos partidos locales tradicionales: El Liberal y el Conservador. Luego, presenta esos extremismos, siguiendo los hallazgos de otros historiadores (Tirado, 1976; Uribe y López, 2006), como los causantes de numerosos enfrentamientos bélicos al interior del país, los cuales contribuyeron considerablemente a desatar un sentimiento de hartazgo de guerra y una serie de ansiedades por el futuro, en las esferas letradas del país.

Fueron ese sentimiento y esas ansiedades las responsables de que los intelectuales locales empezaran a buscar y a abogar por una alternativa distinta a la meramente política, para intentar mejorar las condiciones históricas de su contexto. A su modo de ver, explica Hernández, solo el mejoramiento de las condiciones materiales del país parecía ofrecer un camino adecuado para cambiar la historia prolongada de guerras y treguas temporales que atravesaba a todo el siglo XIX colombiano.

Por tal razón, distintas personalidades públicas del país, desde políticos hasta ingenieros, pasando por sacerdotes, publicistas, viajeros, etcétera, empezaron a encumbrar el conocimiento y la técnica como las únicas alternativas a un pasado marcado por la violencia bipartidista. Después de todo, conocimiento y técnica podían ser puestos al servicio del ideal de industrialización profundamente anhelado por los intelectuales locales.

De este modo, se evidencia cómo los intentos que apuntaban a la consolidación de la industria temprana en Colombia eran concebidos, por esos mismos intelectuales, a la manera de esfuerzos que apuntaban a la redención explicada en el primer capítulo del libro. Razón por la cual a ellos debían contribuir aquellos héroes ingenieriles que, como bien se explica en el segundo acápite de la obra, recibieron de las figuras heroicas militares la posibilidad no tanto de heredar un país ya consolidado; sino de construirlo a través de la producción misma de máquinas e infraestructura, destinadas a un supuesto mejoramiento definitivo de las condiciones históricas de Colombia.

Al final, se comprende de qué manera la industria fue el elemento historiográfico que le permitió a Hernández caracterizar la Colombia de 1880-1904 como un contexto de múltiples incertidumbres, atravesado por miedos y esperanzas provenientes de un futuro que aún no acertaba en su llegada.

 

Referencias

 

Arendt, H. (2021 [1964]). Labor, trabajo, acción. En J. Chamorro (Trad.), La pluralidad del mundo. Antología (pp. 161-180). Taurus y Penguin Random House.

Bajtín, M. (1982). Autor y personaje en la actividad estética. En T. Bubnova (Trad.), Estética de la creación verbal (pp. 13-190). Siglo XXI.

Bloch, M. (2001 [1949]). Apología para la historia o el oficio del historiador. Fondo de Cultura Económica.

Gadamer, H.-G. (2003). El problema de la conciencia histórica. Tecnos.

Gadamer, H.-G. (2015 [1970]). La historia del concepto como filosofía. En M. Olasagasti (Trad.), Verdad y método II (pp. 81-93). Sígueme.

Kalmanovitz, S. (1983). Los orígenes de la industrialización en Colombia (1890-1929). Cuadernos de Economía, 5(5), 76-126.

Koselleck, R. (1997). Histórica y hermenéutica. En F. Oncina (Trad.), Historia y hermenéutica. Paidós.

Mayor, A. (1997). Cabezas duras y dedos inteligentes. Estilo de vida y cultura técnica de los artesanos colombianos del siglo XIX. Instituto Colombiano de Cultura.

Sabourin, L. (1969). Redención sacrificial. Encuesta exegética. Desclee de Brouwer.

Safford, F. (1989). El ideal de lo práctico. El desafío de formar una élite técnica y empresarial en Colombia. Universidad Nacional.

Tirado, A. (1976). Aspectos sociales de las guerras civiles en Colombia. Instituto Colombiano de Cultura.

Uribe, M. T., y López, L. (2006). Las palabras de la guerra. Un estudio sobre las memorias de las guerras civiles en Colombia. La Cerreta, Universidad de Antioquia y Corporación Regional para el Desarrollo de la Democracia.


 

Paulo Córdoba[1]

 



[1] Universidad Nacional de Colombia, Sede Amazonía. ORCID 0000-0003-1808-7450, pcordobag@unal.edu.co