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Latitud Sur N° 12, Año 2017. CEINLADI, FCE-UBA. ISSN 1850-3659.
LECTURAS & COMENTARIOS
Mark Fisher, Realismo Capitalista. ¿No hay Alternativa?, Colección: Futuros Próximos.
Traducción: Claudio Iglesias. Prólogo: Peio Iglesias. Buenos Aires, Caja Negra Editora,
2017.
Reseña por Bernardo Levy
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Llegó a la Argentina el libro del profesor Mark Fisher, que lúcidamente analiza el
neoliberalismo en el marco de una tradición de varios cruces intelectuales, desde el marxismo
clásico, hasta pensadores como Foucault, Badiou, y en especial Zizek.
Realismo Capitalista. ¿No hay alternativa? Título y subtítulo, que van a orientar sobre el
contenido al lector. Amable en su formato, contundente en su contenido, como otras obras
de este tipo. Son nueve capítulos breves, y dos apéndices.
Como dice Slavoj Zizek: “A través de ejemplos de la vida cotidiana y la cultura popular, nos
entrega un despiadado retrato de nuestra miseria ideológica”.
Se enfoca en el diagnóstico del sistema capitalista en su fase neoliberal, no sólo como modelo
económico, sino como forma de interpretación del mundo actual.
Cuestionando lo que había propuesto Fredic Jameson en los años 90, el texto de Fisher
sostiene que el posmodernismo quedó superado por el realismo capitalista, fruto de la crisis
de la fe en una alternativa social: “capitalismo es lo que queda en pie cuando las creencias
colapsan”. O a esa otra frase: “es más fácil imaginar el fin del mundo, que del capitalismo”.
El texto de Fisher plantea un dato demoledor, la generación que nació después de la caída
del Muro de Berlín, no encuentra una referencia ideológica opuesta al capitalismo. El
sistema, puede funcionar, sin una contraparte. La mitad de los jóvenes de los países
desarrollados, promediando los 20 años, no cuestiona la no existencia de algún otro modelo.
No es un problema. En relación a los jóvenes, analiza lo que denomina “poslexia”, la
capacidad de obtener información a través de imágenes sin necesidad de leer. Reduciendo el
significado de las palabras, y con ello concentrando la comunicación a ordenes sencillas. El
sistema no requiera de justificaciones teóricas, como en otros tiempos.
En el recorrido histórico que hace el texto, diez años antes de la caída del muro, más
precisamente el 6 de octubre de1979 comenta Fisher, la Reserva Federal de los Estados
Unidos aumentaba la tasa de interés en 20 puntos. Es el comienzo de lo que denomina:
“realidad económica”. Hizo posible una completa reorganización de los medios de
producción y distribución. Dos términos se instalan en el entramado simbólico y real del
sistema capitalista: flexibilización y desregulación. El trabajo y el capital entran en una nueva
fase del realismo capitalista.
Es el punto de partida del posfordismo, el trabajo ya no se alterna con el ocio, sino con el
desempleo. Se acaba la planificación, el proyectar el futuro. Aquí radica uno de los méritos
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Doctor em Historia. Profesor de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires
(Argentina). Docente de Historia Económica y Social Argentina, de la Facultad de Ciencias Económicas de la
Universidad de Buenos Aires.
Bernardo Levy
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del libro, poder articular algunos datos empíricos, sobre áreas sensibles del entramado social
e ideológico. La educación, la salud, el consumo, los medios culturales, la burocracia. Realiza
un cruce muy interesante entre diversas películas, de distintos géneros y épocas, para
extrapolar un análisis de estas con aspectos filosóficos y económicos del capitalismo.
Toma la idea de “postergación indefinida”, para exponer un panorama de la vida laboral. El
tiempo laboral no tiene fin, prosigue luego de la jornada laboral. Por otra parte, un circuito
de normativas laborales, que se superponen temporalmente. Lo que en definitiva las hace
inútiles. El resultado es una burocracia densa, enmarañada, que hace poco viable la
realización de un sistema ágil y eficiente. Tanto para la vida personal, laboral, y las cuestiones
de Estado.
Dice Fisher, que uno de los principales objetivos del capitalismo, había sido superar el
entramado burocrático, característico del régimen stalinista. Pero en el neoliberalismo, no
existe tal prescindencia del estado, para una multiplicidad de actividades, de diferentes
orígenes y funciones. Utiliza una serie de ejemplos, del ámbito de la salud mental para
exponer el malestar social, que impone el realismo capitalista. Entre ellos, los desarreglos de
la memoria, para asociarlo al camino de la flexibilización indefinida.
A través de pasar por diversos diagnósticos, el texto de Fisher, se propone algunas líneas
novedosas para encaminar una respuesta social. Una posibilidad es promover un nuevo rol al
Estado. Implica subordinar al Estado a la voluntad general. Para ello dice Fisher- es
necesario revitalizar dicho concepto. Y por otro lado modernizar la idea del espacio público,
no reducible a una sumatoria de individuos con intereses particulares. Estas ideas no quedan
demasiado expuestas, más allá de las generalidades. Y también hay que considerar que fueron
realizadas, en el contexto británico, posterior a la crisis del año 2008.
El propósito de Fisher es superar el análisis que hizo el posmodernismo, reafirmando que, en
lugar de los problemas aislados, se trata de una totalidad de eventos, de una serie de efectos
concatenados, de una única causa sistémica: el capital.
El texto, interpreta que la crisis financiera del año 2008 no afectó al realismo capitalista. El
rescate a los bancos significó, la idea de que no hay alternativa. El colapso del sistema
financiero se convirtió en una especie de Estado de Bienestar al revés. Fisher aclara, que lo
sucedido en el año 2008, constituyó una crisis conceptual que sostenía la acumulación
capitalista, desde la década de 1970. Con el enorme aporte de flujos estatales, el
neoliberalismo se desacreditó. No quiere decir que el neoliberalismo desaparezca, pero sus
argumentaciones se encuentran a la defensiva.
El realismo capitalista puede no ser neoliberal. Como dice Badiou, un anticapitalismo
efectivo no debería ser una reacción al capitalismo, sino un rival suyo. Es imposible volver
a algún tipo de desterritorialidad precapitalista. El anticapitalismo debe oponerse al
globalismo del capital con una universalidad suya y auténtica”.
Si bien el texto puede parecer pesimista, deja entreabierto la posibilidad, de generar
estrategias para los sectores críticos, frente al sistema. Además, va dirigido a un público que
excede el marco de especialidades profesionales, para ubicarse en un radio más amplio, como
motivador de aquellas estrategias. En definitiva, escribir es organizar prejuicios.