Revista Anual del Centro de Investiga-
ciones en Estudios Latinoamericanos
para el Desarrollo y la Integración
Consideraciones: del porvenir de nuestras instituciones educativas, a Schopenhauer como
educador
Autor(es): Velasco Caicedo, Edwin Javier
Fuente: Latitud Sur N° 15, Año 2020. CEINLADI, FCE-UBA. (En línea) ISSN 2683-9326.
(Impresa) ISSN 1850-3659.
Publicado por: Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas. Centro de
Investigación en Estudios Latinoamericanos para el Desarrollo y la Integración (CEIN-
LADI). Las opiniones y el contenido vertido en este trabajo son responsabilidad exclusiva
del autor.
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Artículo original de investigación
CONSIDERACIONES: DEL PORVENIR DE NUESTRAS INSTITUCIONES
EDUCATIVAS, A SCHOPENHAUER COMO EDUCADOR
1
Edwin Javier Velasco Caicedo
2
ALBERT-LUDWIGS-UNIVERSITÄT FREIBURG (ALEMANIA)
Resumen
En las conferencias del periodo de Basilea que llevan por título “Sobre el futuro de nuestras
instituciones educativas”, Nietzsche reflexiona sobre el estado de la educación en la
Alemania de su época y se arriesga a diagnosticar el futuro de las instituciones educativas al
considerarlas como lugares en los que se privilegia la educación de la masa por encima de la
formación del genio, tópico que Nietzsche aborda en la tercera consideración intempestiva
“Schopenhauer como educador”. Un enfoque que privilegia la masificación del saber por
encima de las capacidades individuales tiene como consecuencia la implementación de
instituciones de cultura serviles al Estado, con estándares educativos mercantiles que rinden
culto a la facilidad y velocidad con la que se produce. Estándares en los que se prioriza la
especialización y la erudición dejando de lado, por completo, la vida y la reflexión filosófica.
El diagnóstico hecho por Nietzsche es doblemente intempestivo, primero porque denuncia la
decadencia cultural de las instituciones educativas de su época y, segundo porque dicha
denuncia aplica también para la nuestra. En la actualidad el panorama educativo es bastante
desalentador puesto que, no solo en América latina, sino en el mundo, abundan las
instituciones cuyo único objetivo es la formación de autómatas y en lo que respecta al futuro
no parece ser posible vaticinar nuevos vientos.
Palabras clave
Educación – cultura – filosofía – capitalismo – sociedad contemporánea
MEDITATIONS: ABOUT THE FUTURE OF OUR EDUCATIONAL
INSTITUTIONS, TO SCHOPENHAUER AS EDUCATOR
Abstract
In the Basel period entitled conferences “On The future of Our Educational Institutions”,
Nietzsche reflects on the state of education in the Germany of his time and risks diagnosing
the future of educational institutions for considering them as places that privilege mass
education over the formation of genius, a topic that Nietzsche tackles in The Third untimely
Meditation "Schopenhauer as Educator". One approach that privileges the massification of
1
Fecha de recepción: 03/12/20. Fecha de aceptación: 25/01/21.
2
Magister en filosofía contemporánea (Universidad de San Buenaventura, Bogotá). Candidato Dr. Albert-
Ludwigs-Universität Freiburg (Alemania). Miembro del grupo de apoyo Centro Internacional de Estudios sobre
el Nihilismo Contemporáneo (CeNic). https://orcid.org/0000-0002-0098-2476. edwinjvelascoc@gmail.com
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knowledge over individual capacities has as a consequence the implementation of institutions
of culture servile to the State with mercantile educational standards that worship the ease and
speed with it is produced. Standards in which specialization and erudition are prioritized,
leaving life and philosophical reflection completely aside. The diagnosis made by Nietzsche
is doubly untimely, first because it denounces the cultural decadence of the educational
institutions of his time and second because this denunciation applies to our time. Currently
the educational panorama is quite discouraging considering that not only in Latin America,
but also around the world, there are many institutions whose only objective is the automata
formation and about the future is concerned, it does not seem possible to predict new horizons
or changes.
Keywords
Education – culture – philosophy – capitalism – contemporary society
Nota metodológica para el lector
El presente artículo está dividido en dos partes. En la primera de ellas, no solo se rastrean los
elementos de la crítica que Nietzsche hace a las instituciones educativas de la Alemania de
su época en las conferencias de Basilea, sino que también se analiza la pertinencia de dicha
critica respecto a las instituciones educativas contemporáneas. A partir de lo anterior, se
plantean interrogantes tales como: ¿Qué se entiende hoy por filosofar?, ¿cuál es la tarea actual
del filósofo y cómo desempeña este su rol de educador en la sociedad?, ¿se puede considerar
hoy al filósofo como educador y en qué sentido? Todos estos interrogantes nacen de la
necesidad de pensar y repensar cómo es posible, en la actualidad, responder a los estándares
mercantiles en los que incluso, las ciencias humanas han caído sin que se desprestigie la
reflexión filosófica y el sentido de su cercanía con la vida misma.
En la segunda parte, se aborda la tercera consideración intempestiva en la que Nietzsche
describe los rasgos característicos del genio y plantea en qué medida este se distancia del
espíritu decadente de su época. Queda como tarea para los lectores y, sobre todo para los
pedagogos, reflexionar de qué modo es posible potenciar las capacidades individuales en los
sistemas educativos actuales, teniendo en cuenta que estos están inmersos en sociedades que
viven en medio de paradigmas mercantiles que privilegian la velocidad, la productividad,
la masificación, el cientificismo y el academicismo, por encima de la reflexión filosófica.
Preludio: Manual práctico para ser un filósofo exitoso en las sociedades
contemporáneas.
Tengo serias razones para creer que el planeta
de donde venía el principito es el asteroide B
612. Este asteroide sólo ha sido visto una vez
con un telescopio, en 1909, por un astrónomo
turco. El astrónomo hizo, entonces, una gran
demostración de su descubrimiento en un
Congreso Internacional de Astronomía. Pero
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nadie le creyó por culpa de su vestido. Las
personas grandes son así. Felizmente para la
reputación del asteroide B 612, un dictador
turco obligó a su pueblo, bajo pena de muerte,
a vestirse a la europea. El astrónomo repitió su
demostración en 1920, con un traje muy
elegante. Y esa vez todo el mundo compartió su
opinión. Saint-Exupéry (2016, pp.16-17).
a) Es un requisito fundamental nacer en un país desarrollado, y no necesariamente en Grecia,
nación para la que los días de gloria son asunto del pasado.
b) Si no se tiene la suerte de haber nacido en un país desarrollado, solicite una beca para
estudiar en una prestigiosa universidad del primer mundo, la solicitud puede hacerse ante una
institución católica o ante algún partido político.
c) Una vez inscrito en un programa de filosofía debe preocuparse por adquirir cierto aire
intelectual, el cual, se nota al caminar, en la postura erguida, y en esa cierta autoridad para
argumentar.
d) Aprenda algunas expresiones o conceptos de memoria, aun cuando no tenga ni idea de lo
que significa, a continuación, algunas sugerencias: „Ontología“, „ser“, „tiempo“ „ser
ahí“ „filosofía trascendental“, fenomenología“, „metafísica“, „estética trascendental“,
„lógica trascendental“, „analítica trascendental“, „dialéctica trascendental“, „filología“,
„conciencia“, „autoconciencia“, „revelación“, filosofía del espíritu“, „ocasionalismo“,
„epifenomenalismo“, „espíritu absoluto“, „ismos“, „mundo de las ideas“, „mundo sensorial“,
„mundo“, „voluntad“, „representación“ en resumen: „velo de maya“.
e) Publique libros y escriba montones de artículos en revistas filosóficas famosas y
reconocidas, no importa que no tenga tiempo para salir a tomar un café, pasear al perro, jugar
con sus hijos —si tiene, claro está — o hacerle el amor a su pareja —si tiene, claro está —.
f) Consiga una de esas actuales plataformas por medio de las cuales puedes descargar textos
de filosofía y buscar los conceptos por palabras claves, así no tendrá que leer todo el libro y
ganara tiempo para escribir sus propias reflexiones.
g) Compre una bonita agenda para anotar sus compromisos, inscríbase a numerosos
congresos en el año, preferiblemente internacionales y, por lo que más quiera, hágase amigo
de algún editor.
h) Postúlese para trabajar en una prestigiosa universidad de esas que tienen numerosos
programas de intercambio, una gran cantidad de proyectos y, que, por supuesto, están en el
ranking de las mejores universidades del mundo, cuyo modo de proceder curiosamente está
relacionado con la productividad.
i) Olvídese del latín y del griego y de todas esas lenguas muertas, la nueva tendencia es hablar
y publicar en inglés, idioma que por cierta casualidad es el idioma de los negocios. Las otras
lenguas como el alemán, el francés, el italiano, el español etc., son funcionales en otros
contextos, y sirven, aunque en un menor grado, al mundo de los negocios.
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g) Palabras más palabras menos, si tiene suerte será citado por sus amigos o por sus alumnos
y, así, después de haber entregado su vida entera a la productividad filosófica y, tal vez,
con un poco de suerte su nombre quedará inscrito en la historia de la filosofía
contemporánea.
I. Del porvenir de nuestras instituciones educativas
Primera conferencia
Nietzsche recurre a una anécdota de su vida, a partir de la cual, propone reflexionar acerca
del porvenir de nuestras instituciones educativas; dicha anécdota, posiblemente, tuvo lugar
en sus años juveniles, en el Estado federado de Nordrhein-Westfalen, en la localidad solitaria,
cerca de Rolandseck, a las orillas del majestuoso y gran amigo Rin, específicamente cerca
del Rin romántico, lugar donde en tiempo de verano se pueden observar con agrado las líneas
bellas y sinuosas del Siebengebirge, y sobre todo del Drachenfels (Nietzsche, 1977, p. 42),
lugar de la leyenda germana de Sigfrido el héroe Der Ring des Nibelungen .
Allí, en ese lugar de ensueño y tranquilidad se conmemoraría la fundación de una pequeña
sociedad, proyecto que surgió conjuntamente con Gustav Krug y Wilhelm Pinder en el verano
de 1860. El propósito de dicha sociedad era estimular la creatividad, a través de creaciones
poéticas, musicales, arquitectónicas y literarias, la crítica amistosa era bienvenida, tal y como
lo afirma el autor en su texto: De ese modo, vigilándonos mutuamente pensábamos
estimular, y al mismo tiempo refrenar, nuestros impulsos culturales (Nietzsche, 1977, pp.
38-39). En las líneas siguientes Nietzsche (1977) destaca que el verdadero propósito de dicha
asociación era la inutilidad:
Éramos conscientes de no haber pensado en la llamada profesión, gracias a nuestra sociedad. La
explotación casi sistemática de esos años por parte del Estado, que quiere formar lo antes posible a
empleados útiles, y asegurarse de su docilidad incondicional, con exámenes sobremanera duros, [...]
Y el hecho de que ninguno de los dos supiéramos con precisión todavía lo que seríamos [...]
demostraba lo poco que habíamos estado determinados por instinto utilitario alguno, [...] ¡Qué
inútiles éramos! Cada uno de nosotros habría podido disputar al otro el honor de ser el más inútil.
(pp.53-54).A partir de la anterior cita se evidencia el repudio de Nietzsche y sus jóvenes
compañeros respecto a un Estado cuyo propósito fundamental es utilizar las habilidades
individuales y usufructuarlas a partir de la explotación sistemática.
En el último de sus aniversarios, Nietzsche y uno de sus amigo regresan al lugar en el cual
tuvo origen su proyecto, con la idea de practicar el tiro de pistola y esperar la hora indicada
para el ritual de conmemoración de su club, los ruidos de sus disparos pronto causaron la
molestia de un viejo filósofo y su joven alumno, quienes por casualidad se encontraban en
el mismo lugar, pues el lugar pactado por los jóvenes para la conmemoración de su sociedad,
también había sido escogido por el filósofo para encontrarse con un amigo. Así las cosas,
luego de disertaciones y mal entendidos, llegaron al acuerdo de compartir el lugar con la
promesa de no interferir mutuamente en sus actividades.
Nietzsche y su amigo, un poco molestos por esa extraña coincidencia que suponía la
presencia del filósofo y su discípulo, sintiendo que ellos les habían robado la tranquilidad se
plantean el siguiente interrogante: ¿para qué sirve la filosofía, si nos impide estar apartados
y gozar de la amistad en soledad, si nos disuade de llegar a ser filósofos a nosotros mismos?
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Esa misma pregunta es reformulada por el viejo filósofo de la siguiente manera: ¿Teméis
que el filósofo os impida filosofar? [...] «Pero, ¿qué entendéis», preguntó, «por filosofar?
(Nietzsche, 1977, p. 51). Estos provocativos e irritantes interrogantes están dirigidos sin lugar
a duda a la sociedad alemana de su época, pero también, tienen una gran actualidad y es tarea
de la filosofía y de las sociedades contemporáneas repensarlos ¿qué se entiende hoy por
filosofar? ¿Repetición de ideas pensadas por otros, adoctrinamiento, servilismo,
productividad? ¿Cuál es la tarea del filósofo y cómo desempeña este su rol de educador en la
sociedad? ¿Se puede considerar en la actualidad al filósofo como un educador y en qué
sentido? Todos estos son interrogantes actuales y apremiantes por lo menos para quienes
pertenecen al ámbito de la filosofía, la pedagogía y en general de las ciencias humanas.
El punto central de la primera conferencia tiene lugar cuando Nietzsche escucha a hurtadillas
la conversación que tenían el viejo filósofo y su joven discípulo; en dicha conversación se
polemizan la cultura y la educación, el joven discípulo afirma que en lo que respecta a dicha
problemática: “En el momento actual, nuestras escuelas están dominadas por dos corrientes
aparentemente contrarias, pero de acción igualmente destructiva, y cuyos resultados
confluyen, en definitiva: por un lado, la tendencia a ampliar y a difundir lo más posible la
cultura , y, por otro lado, la tendencia a restringir y a debilitar la misma cultura(Nietzsche,
1977, p. 58). Las dos tendencias tienen como resultado una cultura que abandona sus
aspiraciones nobles para convertirse en una cultura servil del Estado. Nietzsche (1977)
diagnostica que el objetivo de difundir lo más posiblemente la cultura tiene su origen en las
pretensiones económicas de una época, es decir, responden a un principio de utilidad que
suele estar representado por el papel moneda:
Por eso, el auténtico problema de la cultura consistiría en educar a cuantos más
hombres «corrientes» posibles, en el sentido en el que se llama corriente a una
moneda. Cuantos más numerosos sean dichos hombres corrientes, tanto más feliz
será un pueblo. Y el fin de las escuelas modernas deberá ser precisamente ese: hacer
progresar a cada individuo en la medida en que su naturaleza le permite llegar a ser
«corriente», desarrollar a todos los individuos de tal modo, que a partir de su cantidad
de conocimiento y de saber obtengan la mayor cantidad posible de felicidad y de
ganancia. (p. 59).
La tarea anteriormente descrita de las escuelas modernas es la misma de las contemporáneas
y, me atrevería a afirmar que en cierta medida, más salvaje y premeditada por los modelos
socioeconómicos capitalistas y neoliberales en los que se encuentran inmersas las sociedades
de nuestro tiempo. Las instituciones educativas hoy privilegian la educación de la masa por
encima de la formación del genio, o de la formación humana, “se democratizan los derechos
del genio, para eludir el trabajo cultural propio y la miseria cultural propia. Cuando es
posible, todos prefieren sentarse a la sombra del árbol que ha plantado el genio” (Nietzsche,
1977, p. 56). Gran parte de los modelos educativos de nuestra época responden a estándares
productivos y están bastante lejos de incentivar el pensamiento propio, son modelos que
priorizan la producción de consumidores y súbditos, enemigos de la actividad del pensar o
de todo aquello que favorezca la reflexión individual, “está mal vista una cultura que
produzca solitarios, que coloque sus fines más allá del dinero y de la ganancia, que consuma
mucho tiempo. “A las tendencias culturales de esa naturaleza se las suele descartar y clasificar
como “egoísmo selecto”, “epicureísmo inmoral de la cultura” (Nietzsche, 1977, p. 59).
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En las sociedades contemporáneas no se incentiva la autonomía, la meditación, los paseos en
las tardes de verano, la lentitud, beber un café sin mirar el reloj, beber una copa de vino o
una cerveza a la orilla del río, o en la plaza del pueblo, la discusión con los compañeros sin
otro fin que el placer mismo de la discusión, la lectura de los clásicos bajo la sombra de un
árbol, la lectura de poesía, la contemplación de los atardeceres y en general, el ocio que
sirvió en otros tiempos de inspiración para los griegos, hoy apesta, de hecho, Grecia
actualmente en cierto sentido también apesta.
A partir de la perspectiva triunfante de educación para las masas se privilegia una cultura que
rinde culto a la velocidad, una cultura, “que capacite a los individuos deprisa para ganar
dinero” (Nietzsche, 1977, p. 59). Así las cosas, no puedo evitar pensar en los cursos
intensivos de idiomas o en los programas de formación, especializaciones y maestrías
virtuales que abundan en la Red, a propósito de ello en algunas plataformas se ofrecen
programas académicos tal y como si se tratase de una serie de Netflix.
Todas estas nuevas propuestas, tanto modernas como contemporáneas, las cuales han tomado
cada vez más fuerza dadas las condiciones actuales de confinamiento en las que el mundo
vive, tienen como objetivo, primero la producción de capital y segundo la masificación de la
cultura; y una cultura que se masifica y se globaliza se convierte en una cultura débil, que
abandona sus ideales más nobles, pienso, por ejemplo, en la posibilidad de tomar ayahuasca
en los bares europeos, o en la posibilidad de encontrar comunidades rastafaris en Ámsterdam,
todo esto, fruto de la llamada globalización.
En las sociedades contemporáneas la masificación, a veces se esconde bajo la pretensión de
la defensa de la diversidad cultural o de lo multicultural, pero ¿cómo hablar de esto sin antes
haber hablado del significado de cultura? Podríamos cuestionar, por ejemplo: ¿a qué se
refiere alguien cuando utiliza el término multicultural? ¿Tiene este término una posible
definición y en qué sentido? ¿Es lo multicultural acaso otra forma de barbarie? “La cultura
cuanto más universal posible' debilita la cultura hasta tal punto, que se llega a no poder
conceder ningún privilegio ni garantizar ningún respeto. La cultura común a todos es
precisamente la barbarie(Nietzsche, 1977, p. 60).
Si aplicamos la anterior reflexión nietzscheana a nuestra época cabe preguntarnos ¿cuánto de
barbarie hay en los modelos de “progreso” en los que se fundamentan nuestras sociedades?
Otro asunto importante que se destaca en esta primera conferencia y que tiene que ver con la
tendencia a la reducción de la cultura, es el de la especialización. ¿Quién es un especialista?
Para Nietzsche (1977) no es más que una especie de erudito, que, no obstante, pertenece al
vulgus:
Así, pues, dicho estudioso, exclusivamente especialista, es semejante al obrero de
una fábrica, que durante toda su vida no hace otra cosa que determinado tornillo y
determinado mango, para determinado utensilio o para determinada máquina, en lo
que indudablemente llegará a tener increíble maestría. (p. 62).
El diagnóstico de Nietzsche, respecto a lo anterior, es que en la modernidad el erudito gana
su fama y su vanagloria de manera injustificada, en la medida en que el camino de la
especialización no es s que una infinita repetición de actividades. Así las cosas, hasta el
más torpe en una actividad concreta llegará a desarrollar con el tiempo una gran habilidad y
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destreza, pero solo en su área específica, en todo lo demás seguirá siendo torpe, y en este
sentido perteneciente al vulgus.
Quizá las sociedades contemporáneas podrán argumentar que han dado un paso más lejos
con la idea de los programas transversales o integrados, me refiero en aquellos casos, por
ejemplo, en los que un estudiante de sociología puede asistir a cursos de filosofía o medicina,
sin embargo, esto no resuelve el problema, porque muchas veces esas intenciones de diálogos
interdisciplinares se dan en el terreno de lo superficial. En medio de este panorama, la
propuesta Nietzscheana consiste en pensar las instituciones educativas como lugares en los
que se forme al genio. Además de esto, propone retomar el modelo griego, al considerarlo
como la auténtica patria de la cultura (Nietzsche, 1977, p. 64)
3
. El pensador de Röcken,
manifiesta, empero, la dificultad de la instauración de dicho modelo en la modernidad, ya
que, con la aparición del periódico y el periodista, se privilegia el sensacionalismo y se
sustituye al gran genio, el guía para todas las épocas.
Cuánto más inútil podría resultar también en las sociedades contemporáneas el esfuerzo
aislado de un profesor que intenta hablar con sus alumnos de la gloria de los griegos, de
Homero, Hesíodo o Aristóteles, “cuando el mismo escolar una hora después coja un periódico
o una novela de moda, o uno de esos libros cultos cuyo estilo lleva ya en el desagradable
blasón de la barbarie cultural actual” (Nietzsche, 1977, pp. 64-65). Pienso en esas sagas como
“Harry Potter”, “Narnia” o “Las cincuenta sombras de Grey”, o en algunos de esos libros
que, por lo general, se convierten en “Best Seller”. En circunstancias parecidas, el mismo
escolar se sentará frente a su televisor a ver programas de espectáculos y farándula, por
ejemplo: ¿quién quiere ser millonario?, o el factor X, o junto con su Smartphone para
sumergirse en el mundo de las redes sociales o de las interminables horas de chat y no
precisamente con disertaciones filosóficas o con buenos amigos y, seguramente, tampoco con
Homero o Aristóteles. En este estado de cosas, el amor por el mundo griego desde la
modernidad solamente está representado en estatuas, sí, las mismas estatuas con las que los
turistas contemporáneos se toman selfis.
Segunda conferencia
En la segunda conferencia es el viejo filósofo quien toma la palabra para tratar de devolver
la esperanza a su joven discípulo, con este objetivo afirma que pronto llegaran a su final esos
tiempos de decadencia cultural caracterizados por “la pobreza espiritual de los profesores de
la época” (Nietzsche, 1977, p. 69). En la afirmación anterior se percibe una actitud
esperanzadora que confía en un movimiento de “revolución cultural”
4
. “Tendrá que llegar
por fin el hombre honrado que tenga esas ideas buenas y nuevas, y que para realizarlas se
3
La admiración de Nietzsche por el mundo griego se puede advertir en muchas de sus obras, de las cuales a
continuación se mencionan algunas: Homer und die klassiche Philologie (1869), Das griechische Musikdrama
(1870), Sócrates und die Tragödie (1870), Die dionysische Weltanschauung (1870), Die Geburt der Tragödie
(1872), Fünf Vorreden zu fünf ungeschriebenen Büchern. (1872), (Über die Zukunft unserer Bildungsanstalten.
Sechs öffentliche Vorträge (1872), die Philosophie im tragischen Zeitalter der Griechen, (1873).
4
En este caso es importante el uso de las comillas, puesto que es necesario matizar que el concepto de “revolu-
ción cultural” no se usa en el sentido tradicional de agitación política. Entiéndase entonces aquí dicho concepto
como la capacidad para proponer ideas a partir de las cuales es posible concebir nuevas perspectivas para el
horizonte educativo.
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atreva a romper con la situación actual” (Nietzsche, 1977, p. 70). Ese hombre nuevo del que
el viejo filósofo habla está en la capacidad de comprender que las cuestiones pedagógicas y
específicamente la filosofía “debe partir, no ya de la maravilla, sino del horror” (Nietzsche,
1977, p. 69)
5
.
En esta conferencia se desaprueba especialmente el instituto de bachillerato, puesto que, si
el mismo, en su modus operandi, es un desastre, entonces, lo serán también las demás
instituciones de la cultura como, por ejemplo: la universidad. El viejo filósofo puntualiza la
problemática con el ejemplo de la enseñanza del alemán y desarrolla su critica de la siguiente
manera: en primera instancia, señala “la ineptitud y la vulgaridad propias de una época que
aprende el alemán en los periódicos” (Nietzsche, 1977, p. 72), y que trata su lengua materna
como algo muerto, al privilegiar la formación histórica y erudita, en lugar de tratarla como
un organismo vivo que tiene relación con el presente y el futuro. En este mismo orden
argumentativo el viejo filósofo considera que la labor de quien enseña la lengua alemana
consistirá en despertar en los alumnos cierto placer ante la elegancia estilística de los clásicos
como Schiller o Goethe, y no como suele suceder: horas de aprendizaje de la lengua que
suelen convertirse en una carga insoportable cum taedio in infinitum(Nietzsche, 1977, p.
73).
En segunda instancia, en lo que respecta a la práctica y a los métodos en el instituto de
bachillerato el viejo filósofo critica la llamada composición en alemán” (Nietzsche, 1977,
p. 76), la cual, tenían que hacer los jóvenes bachilleres antes de obtener su título. Aunque el
objetivo de dicha composición era incentivar la originalidad y la individualidad, se exigía
demasiado pronto, esto, daba como resultado creaciones precoces sin estilo. En palabras de
Nietzsche (1977):
Nadie podrá dudar, abarcando con una sola mirada todas esas consecuencias, de que
en el instituto se inculcan continuamente a las nuevas generaciones todos los males
de nuestro ambiente literario y artístico, o sea, la tendencia a producir de modo
apresurado y vanidoso, la manía despreciable de escribir libros, la completa falta de
estilo, un modo de expresarse que no se ha refinado, que carece de carácter o
pobremente afectado, la pérdida de cualquier canon estético, el deleite en la anarquía
y el caos, en resumen, todos los rasgos literarios de nuestro periodismo y al mismo
tiempo de nuestro mundo académico. (pp. 79-80).
En el anterior pasaje Nietzsche describe los vicios del ámbito académico literario y artístico
de su época, vicios que en la actualidad son también evidentes, a saber: la producción y
publicación de modo apresurado de artículos y textos en muchos casos bajo el signo de la
vanidad, el aprendizaje de métodos y técnicas que aceleren la producción artística y con ello
la vulgarización del arte. Por su parte el viejo filósofo considera que una educación auténtica
5
Es importante anotar aquí respecto a la afirmación “las cuestiones pedagógicas y la filosofía deben partir no
de la maravilla, sino del horror” que el término que Nietzsche usa en alemán (Erschrecken), puede traducirse
como horror, pero también como sobresalto. A partir del anterior matiz cabe anotar que ante la experiencia del
horror son posibles por lo menos tres actitudes: la de aquel que se queda pasmado, la de quien emprende la
huida y la de quien hace frente a dicha experiencia. Esta última actitud entiende el horror como una experiencia
movilizadora, y es esta concepción la que aquí se pretende resaltar.
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debería reprimir con todos los esfuerzos las ridículas pretensiones de una independencia de
juicio, y habituar al joven a “una rígida obediencia bajo el dominio del genio(Nietzsche,
1977, p. 79)
6
.
A partir de la anterior afirmación se puede inferir que la disciplina y el hábito son
características esenciales para acceder a lo que en el texto se describe como cultura clásica,
en el sentido de aprecio por el modelo cultural helénico, pero, no solo aprecio, sino también,
conocimiento del citado modelo. El instituto de bachillerato está condenado al fracaso, puesto
que no incentiva la estima por la antigüedad clásica, ¿qué son los griegos para los estudiantes
de las instituciones educativas contemporáneas? Estatuas carentes de significado, eso y nada
más. La anterior es quizás una de las aristas del problema, no se lee con rigor a los clásicos
con la excusa de que son inaccesibles o aburridos, las sociedades contemporáneas están cada
vez más lejos de comprender a los clásicos y, por lo tanto, al servicio de la moda. “— No,
queridos estudiantes de bachillerato, la Venus de Milo no os importa para nada; pero
igualmente poco importa a vuestros profesores, y ésa es la desgracia, y ése el secreto del
bachillerato actual” (Nietzsche, 1977, p. 89-90).
Tercera conferencia
Aquí se resalta, nuevamente, la incapacidad de los profesores de la época para introducir
prácticas que permitan a los alumnos acceder a una cultura superior. Además, se agrega que
la cantidad de nuevos institutos y de nuevos profesores nada tienen que ver con el tema de la
calidad de la educación. La estrategia que consiste en abrir numerosos institutos de enseñanza
dotados con una gran cantidad de profesores no es otra cosa que la estrategia del Estado para
ampliar y difundir la cultura, pero, no una cultura que conserva sus ideales nobles, sino una
cultura para las masas. En medio de este panorama, la mayoría de los profesores “no tienen
nada que ver con la cultura, y, sólo porque se los necesita, han escogido ese camino
(Nietzsche, 1977, p. 107). En este sentido, cuando hablan de la cultura y del mundo griego,
el resultado es la desacralización de estos. En relación directa con lo anterior, en el texto se
crítica: “un comportamiento absurdo, o, mejor indigno, el de ocuparse de los griegos —como
si se tratara de un instrumento artesanal cotidiano por motivos profesionales y con el fin
de ganarse el pan, y el de tocar esas reliquias con manos de artesano, sin el menor respeto”
(Nietzsche, 1977, p. 108). Estos profesores a parte de la erudición no tienen nada más para
ofrecer y son incapaces, por ejemplo, de crear escenarios en los que el estudiante esté en
condiciones de leer por placer. En consonancia con lo anterior, Nietzsche (1977) plantea:
Así, pues, los institutos pueden ser también ahora lugares en que se siembre la
erudición, pero no esa erudición que es únicamente el efecto colateral—natural e
involuntario— de una cultura encaminada a los fines más nobles, sino esa erudición
que se podría comparar con la hinchazón hipertrófica de un cuerpo no sano. Los
institutos son los lugares donde se trasplanta esa obesidad erudita, cuando no han
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La expresión en alemán den jungen Menschen an einen strengen Gehorsam unter dem Scepter des Genius
gewöhnen”, debería ser traducida de la siguiente manera: acostumbrar a los jóvenes a una estricta obediencia
bajo el cetro del genio”. Desde mi perspectiva considero que el uso del término “dominio” en lugar del término
“cetro” en la traducción de Carlos Manzano, da lugar a cierta ambigüedad, pudiéndose interpretar el término
“dominio” como la ambición de convertirse en señor de otros, rasgo que en mi opinión no es característico de
la filosofía nietzscheana, ni siquiera en sus obras tempranas y menos aún en las de madurez.
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degenerado hasta el punto de convertirse en las palestras de esa elegante barbarie (pp.
114-115).
La tercera conferencia termina con una serie de interrogantes que, si bien están pensados en
el contexto y en la época en que Nietzsche dictó sus conferencias en la universidad de Basilea,
aun en la actualidad tienen resonancia, sobre todo, si se analiza cómo el Estado pretende
instrumentalizar la cultura y, por tanto, promueve para sus propios intereses la pseudocultura.
Nietzsche afirma que el Estado griego se ha mantenido alejado de la instrumentalización de
la cultura. Describe el Estado concebido por los griegos como inimitable y único y por ello
cuando se habla del legado griego es posible hablar de una cultura que:
Creció tan lozana precisamente bajo la protección primorosa y prudente de las
instituciones políticas destinadas a las necesidades y a la defensa. El Estado no era
para su cultura un guardián de fronteras, un regulador, un superintendente, sino un
compañero de viaje, un camarada sólido, musculoso, equipado para combatir, que
acompañaba a través de realidades rudas al amigo más noble, casi divino, y a cambio
recibía su admiración y su gratitud. (Nietzsche, 1977, p. 120).
Es importante matizar que cuando Nietzsche hace referencia al Estado griego, se refiere a la
polis griega, es decir, a la manera en la que estaba organizada la ciudad-estado de Grecia,
puesto que el concepto de Estado como lo conocemos actualmente no existía en aquel tiempo.
Ahora bien, es precisamente el quehacer del Estado moderno frente al ámbito de lo cultural
lo que al pensador alemán le parece reprochable. Cuestionemos entonces el modus operandi
de los actuales Estados desde la perspectiva Nietzscheana:
¿Por qué necesita el Estado ese número excesivo de escuelas y de profesores? ¿Con
qué objeto esa cultura popular y esa educación popular, tan ampliamente difundidas?
Porque se odia al espíritu alemán auténtico, porque se teme la naturaleza aristocrática
de la cultura auténtica, porque propagando y alimentando las pretensiones culturales
en la multitud se quiere incitar a los grandes individuos a buscar un exilio voluntario,
porque se intenta escapar a la severa y dura disciplina de los grandes guías, haciendo
creer a la masa que encontrará por sola el camino, guiada por el Estado, auténtica
estrella polar. (Nietzsche, 1977, p. 122).
Cuarta conferencia
La auténtica cultura es en cierto sentido “etérea, de pie ligero (Nietzsche, 1977, p. 129), pero
la cultura moderna y, más aún, la contemporánea no es más que una sierva y la consejera
intelectual de las necesidades de la vida, de la ganancia y de la miseria”
(Nietzsche, 1977, p.
129), por esto, gran parte de las instituciones modernas o contemporáneas están lejos de ser
instituciones de cultura y la única promesa que pueden hacer es la de formar “empleados o
comerciantes, médicos o técnicos”. Dicha urgencia de especialización y tecnicismo ha
ocasionado en el ser humano un cambio de actitud frente a la naturaleza, todo por la absurda
pretensión de dominarla e instrumentalizarla. Vivimos en tiempos en donde ha desaparecido
en el hombre, la actitud ingenua, llena de fe en la naturaleza (Nietzsche, 1977, p. 130), esa
actitud que le permitía contemplar la pluralidad, en la flor, la mariposa, la araña, el elefante,
la hormiga, el prado, la lluvia, la cascada y al mismo tiempo ser consciente de la unidad
metafísica de todas las cosas. Los escolares de la época moderna y contemporánea han
cambiado la actitud ingenua por una “actitud astuta, calculadora que intenta engañar a la
Consideraciones: del porvenir de nuestras instituciones educativas a Schopenhauer como educador
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naturaleza” (Nietzsche, 1977, p. 131), por ejemplo, en la apicultura actual se cortan las alas de
la reina para evitar que toda la colmena huya volando, en otras ocasiones la abeja reina es
sacrificada cada uno o dos años, ya que, después de ese periodo de tiempo disminuye su
capacidad de producción de huevos, de manera que la colmena se hace improductiva y no es
rentable. A partir de lo anterior, podríamos preguntarnos ¿es posible pensar en la existencia
de instituciones de cultura en las sociedades contemporáneas que no estén permeadas por el
excesivo tecnicismo y la demanda del mercado? O simplemente debemos limitarnos a repetir
la revelación de la cuarta conferencia Nietzscheana: “¡No tenemos ninguna institución de
cultura, no tenemos ninguna institución de cultura!”
(Nietzsche, 1977, p. 134).
Toda institución de cultura debería tener como objetivo principal abonar el terreno para que
surja el genio, esa especie de seres dotados por la naturaleza para obras grandes y duraderas.
No obstante, el genio no desempeña ningún rol importante en la modernidad y tampoco en
la actualidad, normalmente se le condena al aislamiento, dicha condena es perpetrada por la
masa e incluso por el Estado. El diagnostico de Nietzsche respecto a su época, es que está
lejos de ofrecer el ambiente propicio para el surgimiento del genio. El propio autor afirma en
lo que respecta al espíritu de su época: “Ahí abajo, sois servidores, auxiliares, instrumentos,
oscurecidos por naturalezas superiores, movidos por hilos, encadenados como esclavos o,
mejor, como autómatas” (Nietzsche, 1977, p. 150). El diagnóstico hecho por Nietzsche aplica
también para nuestra época. Desde la perspectiva expuesta nuestro panorama es bastante
desalentador, ya que, en las sociedades actuales abundan las instituciones creadoras de
autómatas.
Quinta conferencia
Quizá no todo está perdido, tal vez, podríamos considerar a la Universidad como institución
de cultura, sin embargo, el viejo filósofo se niega a aceptar esta afirmación porque considera
que la Universidad no es más que la continuación de la tendencia del bachillerato, tendencia
cuya promesa es incentivar la autonomía y la libertad, conceptos que si bien podrían ser
considerados loables, pierden su valor cuando se ponen al servicio del Estado; sobre todo, de
un Estado que no busca brindar las garantías para el surgimiento del genio, sino que busca
satisfacer sus viles intereses, los cuales, suelen resumirse en la palabra dinero. A partir de lo
anterior podríamos preguntarnos ¿En qué medida les interesa a los Estados y a las
instituciones actuales preparar el terreno para el surgimiento del genio?
Nuestros universitarios “independientes” viven sin filosofía y sin arte: por eso, ¿cómo
van a poder sentir la necesidad de ocuparse de los griegos y de los romanos, dado que
nadie tiene ya razón para simular una propensión hacia ellos, y dado que, además los
antiguos reinan en un alejamiento majestuoso y en una soledad casi inaccesible? […]
si elimináis a los griegos, con su filosofía y su arte, ¿por qué escala pretendéis todavía
subir hacia la cultura? En realidad, en el intento de trepar con la escala sin esa ayuda,
podría ocurrir que vuestra erudición —debéis tolerar que os diga esto—, en lugar de
poneros alas y elevaros hacia lo alto, presionara, en cambio, sobre vuestros hombros
como un peso molesto. (Nietzsche, 1977, pp. 170-171).
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II. De Schopenhauer como educador
¿Quiénes son los personajes que Nietzsche utiliza para el desarrollo de sus conferencias? Un
análisis de tal índole constituye una contribución interesante en el terreno literario y, aunque
dicho análisis no sea el objetivo del presente texto, quiero resaltar el papel del viejo filósofo
durante todo el diálogo, personaje que quizá estaría inspirado en la figura de Arthur
Schopenhauer por quien Nietzsche sentía una profunda admiración. Así las cosas, la
metafísica del genio nietzscheana está inspirada en la figura del genio Schopenhaueriana, de
la cual, el filósofo de Röcken se ocupa en la tercera intempestiva, titulada “Schopenhauer
como educador”.
Pero ¿cuáles son los atributos característicos del genio que Nietzsche vio en Schopenhauer?
En aras de la brevedad, mencionaré dos de los rasgos que desde mi perspectiva son
fundamentales y que, de una u otra manera, están presentes en las obras posteriores de
Nietzsche, así, este haya abdicado de su temprana admiración por el filósofo de Danzig. Los
rasgos que, a continuación, describo son: A-) el aislamiento como aspiración a la
independencia B-) el carácter intempestivo del genio para relevarse al espíritu decadente de
su época.
Dichas características y la manera en la que el autor del Zaratustra aborda el concepto de
genio en sus primeras obras, constituyen la intuición originaria para el posterior desarrollo
del concepto de superhombre. Claro está, no hay que perder de vista los matices introducidos
por el propio Nietzsche, ni el contexto en el que se desarrollan sus obras posteriores.
Analicemos, brevemente, los rasgos arriba mencionados.
A)- El aislamiento como aspiración a la independencia: Nietzsche usa la figura del viajero
en la tercera intempestiva, para afirmar que la mayoría de los pueblos “tienen tendencia a la
pereza” (Nietzsche, 2016, p. 759). Además, manifiesta que los hombres privilegian el instinto
gregario por encima de su individualidad. En este sentido, parece ser que la mayoría de esta
«bella» especie, tiene por «máxima» renunciar a la capacidad individual de asumir la propia
responsabilidad. Pero ¿qué es aquello que los seres humanos temen? Quizá las cargas que les
impondría su sinceridad. Cuán despreciables son los humanos que por su tendencia a la
pereza han renunciado a su individualidad para convertirse en mercancía de la masa. El
aislamiento es un rasgo que destaca en el carácter de Schopenhauer como educador, ahora si
bien en obras posteriores Nietzsche deserta de su admiración por el filósofo de Danzig,
aquello en lo que se quiere llamar la atención aquí, es en la importancia del aislamiento como
manifestación de independencia frente a la masa. En este orden de ideas, el talante del genio
no debe sucumbir ante el instinto “natural” de asociación: “Schopenhauer gasta pocos
cumplidos con las castas de doctos, se aísla, aspira a la independencia del Estado y de la
sociedad” (Nietzsche, 2016, pp. 768-769). En esa misma sintonía “Richard Wagner, muestra
cómo el genio no debe tener miedo de entrar en la contradicción mas enconada con las formas
y ordenes existentes, si quiere sacar a la luz el orden y la verdad superiores que viven en él
(Nietzsche, 2016, p. 769).
B)- El carácter intempestivo del genio para revelarse ante su época: Nietzsche se percata
de que la modernidad es una época decadente y considera a Schopenhauer como un hijo de
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esta, pero, sobre todo, como un hijo que lucha contra el espíritu de la decadencia de su tiempo
y, en este sentido, ya no es un hijo de su tiempo, por el contrario, es un hombre que se libera
de la decadencia:
Si a todo ser humano grande se lo considera, incluso de manera preferente,
precisamente como el hijo genuino de su época y, en todo caso, si sufre todos los
defectos de ésta de manera más intensa y más sensible que todos los humanos más
pequeños, entonces la lucha de uno de los grandes de tales características contra su
época no será, en apariencia sino una lucha insensata y destructiva contra sí mismo.
Pero eso es así, justamente, sólo en apariencia; pues de su época él combate aquello
que le impide ser grande lo cual, en su caso solo significa esto: ser libre y ser
plenamente él mismo. De aquí se sigue que su enemistad se dirigirá en el fondo
precisamente contra lo que sin duda está en el mismo, pero no es propiamente él
mismo, es decir, contra la confusión y la coexistencia impuras de aquello que es
reacio a las mezclas y eternamente incompatible con otras coas, contra la falsa
soldadura de lo tempestivo con lo que en él hay de intempestivo; y, al final, el
presunto hijo de la época se revela solamente como hijastro de la misma. Así es como
Schopenhauer se resistió, ya desde su temprana juventud, a esa falsa, vanidosa
indigna madre, su época, y al expulsarla, por así decirlo, fuera de él, purificó y curó
su ser y se encontró de nuevo a mismo en la salud y la pureza que eran propiamente
suyas. (Nietzsche, 2016, p. 776).
En esa lucha de los grandes (genios) contra su época, en el tomar distancia con respecto a su
propia decadencia, percibo una primera intuición para el desarrollo posterior del concepto
pathos de la distancia”. A este respecto en Ecce homo señala Nietzsche: “El pathos de la
afectación no corresponde a la grandeza; quien necesita adoptar actitudes afectadas, es falso
(Nietzsche, 2011, p. 60).
En este orden de ideas es válido preguntarnos ¿En qué medida los llamados filósofos
contemporáneos toman distancia de los acontecimientos de su época? Sin embargo, ese tomar
distancia no puede ser entendido como mirar a otro lado, sino que más bien significa pensar
los problemas y decadencia de su tiempo de manera independiente incluso, en contra de
mismos y de su época, coloquialmente hablando, pensar en contra de la corriente y, más aún,
contra el fluir de la decadencia.
A manera de conclusión, sostengo que en algunos casos el proceder de la filosofia hoy
responde a estándares comerciales y económicos, los cuales no son propios del quehacer
filosófico, por lo menos no como este se concibe originalmente. Siguiendo a Nietzsche en su
argumentación; primero porque en la modernidad y, más aún en la edad contemporánea se
ha relegado a los griegos y al pensamiento clásico. Una de las consecuencias de lo anterior
es que en numerosas ocasiones se desconoce que la filosofía constituye un intento por
responder los problemas más acuciantes de la vida misma y se inserta en la dinámica
capitalista. Y, en segundo lugar, porque la filosofia y las llamadas instituciones de cultura que
hoy abundan son siervas de los mezquinos intereses del Estado.
Las afirmaciones aquí hechas no son absolutas, ni definitivas, son parte de un proceso de
investigación que tiene su origen en el análisis y en la reflexión de la filosofia intempestiva
de Nietzsche, a saber: de sus escritos de juventud. Ahora bien, establecer diálogos con otras
épocas y reflexionar a propósito del alcance y de las implicaciones de los postulados
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filosóficos de grandes pensadores con respecto a la época en la que se vive, es una tarea
ineludible para quien quiere adentrarse en solitario por la senda del pensar.
En cuanto al quehacer pedagógico queda abierto el debate a propósito de ¿cómo es posible
educar hoy?, teniendo en cuenta que en su gran mayoría los modelos educativos actuales
privilegian la repetición sobre la creatividad, la esclavitud sobre la libertad, la velocidad sobre
la lentitud y la reflexión, la asimilación de matrices y directrices universales en lugar de la
formación de las capacidades individuales, la mediocridad por encima de la sensatez, la
producción de autómatas e individuos corrientes en lugar de la genialidad, la adquisición de
capital y recursos para sobrevivir en lugar de la formación humana. En resumen, la
vulgaridad por encima de la “grandeza”.
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KG. Nietzsche, F. (2019). Unzeitgemäße Betrachtung. SE, S. 335-427. KSA
1. Hrsg. Giorgio Colli und Mazzino Montinari. Walter de Gruyter GmbH &
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En castellano
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Barcelona: Tusquets Editores.
Nietzsche, F. (2016). Consideraciones intempestivas III, Schopenhauer como educador. En:
Obras completas. Volumen 1. Escritos de juventud. Ed. Diego Sánchez Meca.
Madrid: Tecnos.
Nietzsche, F. (2011). Ecce homo. Cómo se llega a ser lo que se es. Ed. A. Sánchez
Pascual. Madrid: Alianza.