Nattia Ibañez Diosquez
30
Latitud Sur N° 16, Año 2021. Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas, Centro de
Investigación en Estudios Latinoamericanos para el Desarrollo y la Integración (CEINLADI). (En línea) ISSN
2683-9326.
respondió en una oportunidad “que su gobierno es “un ejemplo para el mundo” en cuanto a
defensa ambiental, sin contar que los países que critican a Brasil sobre los incendios (“que
ocurren todos los años”) “ya quemaron todo”” (Gómez Muñoz, 2020).
La dificultad de avanzar en la negociación MERCOSUR-UE existió desde el primer
momento porque era evidente que se enfrentaban dos bloques con grandes diferencias
en el nivel de desarrollo económico […] cuyos intereses eran divergentes y los
objetivos que ambas partes buscaban no eran equivalentes. (Makuc et al., 2015, p. 2)
Makuc et al. (2015) destacan que, en el transcurso de los primeros años de negociación el
interés principal del MERCOSUR era el comercio de bienes, especialmente el comercio de
productos agropecuarios, más que los demás aspectos de la negociación; mientras que el
bloque europeo apuntaba parcialmente a la apertura del mercado de bienes industriales y se
centraba más en la liberalización del comercio de servicios y compras gubernamentales y en
la aceptación de nuevas reglas de protección de los derechos de propiedad intelectual.
Además, teniendo en cuenta la escasa flexibilidad mostrada por ambas partes en cuanto a los
objetivos buscados, los autores encontraron que este desequilibrio inicial va a estar presente
en todo el proceso de negociación del Acuerdo, e incluso que, en el transcurso de reuniones
entre las partes negociadoras tuvieron lugar acusaciones por medidas proteccionistas entre
ambos bloques y reticencias internas, todo lo cual provocaron un alto grado de tensión,
afectando el clima de las negociaciones.
Además, en relación con Argentina, se afirma que constituye un hito para su inserción
internacional, ya que consolida la participación de las empresas nacionales en cadenas
globales de valor, promueve las inversiones extranjeras, acelera la transferencia de tecnología
y aumenta la competitividad de la economía, generando un incremento del PBN y el empleo
de calidad (MERCOSUR, 2019a).
El acuerdo asegura los principales objetivos trazados por los Estados Parte del MERCOSUR,
mejora las condiciones de acceso a bienes y servicios para las exportaciones sudamericanas,
permite un tiempo de transición para la apertura comercial de los bienes y servicios europeos,
y preserva herramientas de desarrollo industrial en propiedad intelectual, compras públicas
y defensa comercial (MERCOSUR, 2019a). Además, el tratado:
[D]ará oportunidades para exportar a un mercado con más de 500 millones de
habitantes con un PBI per cápita promedio de USD 34.000 y [permitirá] acceder a una
oferta más diversa y de mayor calidad de productos a precios más competitivos para
nuestra industrias y consumidores. (MERCOSUR, 2019a)
Con el acuerdo se promueve el comercio tras la eliminación, de manera gradual, de los
aranceles de hasta el 93% de las exportaciones del MERCOSUR, y otorga un trato
preferencial para casi el 7% restante; genera reglas claras entre las partes, calidad
institucional, transparencia y previsibilidad (MERCOSUR, 2019b).
Si bien las negociaciones continúan, se hace difícil sostener que estas llegarán a buen puerto
en el corto plazo. A raíz de los planteos europeos, el MERCOSUR podría iniciar un proceso
de reformas relativas al medio ambiente y su conservación; tal vez con cambios en ese
sentido, sería posible un avance hacia la ratificación del dilatado tratado.