Revista Anual del Centro de
Investigaciones en Estudios
Latinoamericanos para el
Desarrollo y la Integración
Aldo Ferrer y su contribución al desarrollo económico de América Latina: sus
principales aportes en el pensamiento latinoamericano
Autor(es): Ibañez Diosquez, Nattia
Fuente: Latitud Sur 17, Vol. 2, Año 2022. UBA-FCE, CEINLADI. (En línea) ISSN 2683-
9326. 33
Publicado por: Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas. Centro de
Investigación en Estudios Latinoamericanos para el Desarrollo y la Integración
(CEINLADI). Las opiniones y el contenido vertido en este trabajo son responsabilidad
exclusiva del autor.
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Nattia Ibañez Diosquez
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ISSN 2683-9326.
Artículo de investigación
ALDO FERRER Y SU CONTRIBUCIÓN AL DESARROLLO ECONÓMICO DE
AMÉRICA LATINA: SUS PRINCIPALES APORTES EN EL PENSAMIENTO
LATINOAMERICANO
12
Nattia Ibañez Diosquez
3
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES (ARGENTINA)
Resumen
El presente trabajo propone una relectura de las principales ideas del economista argentino,
Aldo Ferrer, con relación al desarrollo económico de América Latina. Ferrer es considerado
uno de los principales referentes del estructuralismo latinoamericano -formado en la matriz
de análisis promovida por Raúl Prebisch, y cuyo pensamiento fue evolucionando a lo largo
de su extensa carrera académica y, su acotada participación política.
Este trabajo efectúa un breve recorrido por la información biográfica de Ferrer, destacando
sus obras más relevantes y sus aportes al pensamiento económico latinoamericano. Se
enfatiza en las ideas que propuso Ferrer para promover el desarrollo latinoamericano y,
especialmente, argentino. Por otra parte, se contrastan algunas de esas ideas con las políticas
implementadas en Argentina, en las primeras dos décadas del siglo en curso.
De ese modo, el estudio busca incentivar la reflexión sobre la vigencia del pensamiento de
Ferrer, en una coyuntura en la cual la búsqueda de políticas para promover el desarrollo es
una necesidad crítica en la región latinoamericana. Además, se considera que sus
contribuciones para el pensamiento económico de esta región pueden y deberían servir para
la planificación de políticas de desarrollo, en los países de América Latina, en el siglo
veintiuno.
Palabras clave
Aldo Ferrer - Estructuralismo latinoamericano Desarrollo económico América Latina
1
El presente trabajo es parte de las investigaciones desarrolladas en el marco del Proyecto UBACYT “Cambios
domésticos (económicos y políticos) de Argentina vis a vis los cambios de paradigmas mundiales: actores de
poder, diplomacia, ciclos y restricciones estructurales (1989-2016)”, dirigido por la Prof. Dra. Priscila Palacio.
2
Fecha de recepción: 12/09/22. Fecha de aceptación: 27/10/22.
3
Maestrando en Procesos de Integración Regional de la Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias
Económicas. Licenciada en Relaciones Internacionales (Universidad Católica de Santiago del Estero).
Aldo Ferrer y su contribución al desarrollo económico de América Latina
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ALDO FERRER AND HIS CONTRIBUTION TO THE ECONOMIC
DEVELOPMENT OF LATIN AMERICA: HIS MAIN CONTRIBUTIONS TO THE
LATIN AMERICAN THINKING
Abstract
This paper proposes a review of the main ideas of the Argentine economist, Aldo Ferrer, in
relation to the economic development of Latin America. Ferrer is considered one of the main
references of the Latin American Structuralism -formed under the analisis promoted by Raúl
Prebisch, and whose thought evolved throughout his extensive academic career and his
limited political participation.
This article takes a brief tour of Ferrer's biographical information, highlighting his most
relevant works and his contributions to Latin American economic thinking. Emphasis focuses
on the ideas that Ferrer proposed to promote Latin American and, especially, Argentine
development. Furthermore, some of these ideas are contrasted with the policies implemented
in Argentina, in the first two decades of the current century.
In this way, the study seeks to encourage reflection on the validity of Ferrer's thought, in a
situation in which the search for policies to promote development is a critical need in the
Latin American region. In addition, it is considered that their contributions to the economic
thought of this region can and should serve for the planning of development policies, in the
countries of Latin America, in the twenty-first century.
Keywords
Aldo Ferrer - Latin American Structuralism - Economic Development - Latin America
"Lo más importante que se puede hacer hoy en Argentina es pensar el país”
(Ferrer, 2009, pág. 16)
Introducción
El economista argentino Aldo Ferrer (1927-2016) se encuentra entre los intelectuales más
destacados de la Argentina y de América Latina en relación con el pensamiento del desarrollo
económico de los países. Como uno de los principales referentes del estructuralismo
latinoamericano, Ferrer fue influenciado por otro argentino, de quien fue alumno en una
materia de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y con
quien, posteriormente, mantuvo contacto, el economista Raúl Prebisch.
En el transcurso de su prolífica carrera académica, Ferrer desarrolló sus ideas económicas
con perspectiva histórica y dimensión internacional, ya que abordó el desarrollo de los países
atrasados teniendo en cuenta el recorrido histórico de estos, así como su inserción
internacional. Sus ideas trascendieron las fronteras y el tiempo, y continúan vigentes en la
actualidad.
Nattia Ibañez Diosquez
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El desarrollo de este trabajo comienza con un breve recorrido biográfico y sus aportes al
pensamiento económico de la región latinoamericana. Luego, en la siguiente sección, se hace
hincapié en sus ideas para promover el desarrollo latinoamericano y, especialmente,
argentino. Finalmente, se contrastan algunas de esas ideas con las políticas económicas
implementadas en Argentina durante las dos primeras décadas del s. XXI.
Ferrer: breve recorrido biográfico y sus aportes al pensamiento económico
latinoamericano
Aldo Ferrer (Buenos Aires, 1927-2016) fue un economista estructuralista, afiliado a la Unión
Cívica Radical (UCR), que se desenvolvió durante la mayor parte de su vida profesional en
la academia y, menos, ocupando cargos públicos (Visión Desarrollista. a, 2016).
Cursó sus estudios de Contador Público y Doctor en Economía en la Universidad de Buenos
Aires (UBA), mientras rechazaba activamente al gobierno de facto instalado con el golpe de
Estado de junio de 1943, reclamando por el retorno de la Democracia. En dicha casa de
estudios, tuvo de profesor a Raúl Prebisch, lo que le permitió interiorizarse del enfoque
centro-periferia que éste estaba elaborando. Una vez recibido de contador, y luego de
terminar de cursar las materias del doctorado, fue reclutado por la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) para, finalmente, ser incorporado al plantel permanente al cabo de
dos años; en ese contexto, mantuvo contacto con Prebisch y con economistas
latinoamericanos, como Celso Furtado, Víctor Urquidi y Horacio Flores de la Peña, mientras
el estructuralismo latinoamericano se iba formando (Rougier, 2016).
Ya en Argentina, en 1956 publicó su primer libro El Estado y el Desarrollo Económico, que
recopilaba una actualización bibliográfica, revisando los documentos de la ONU, de la
CEPAL
4
, y de los principales teóricos que trataron los problemas del desarrollo en los países
atrasados, al tiempo que plasmaba gran parte de los pensamientos que sostuvo a lo largo de
su carrera. En la cada del sesenta publicó La Economía Argentina, influenciado por el
estructuralismo latinoamericano y, sobre todo, por Celso Furtado -en su abordaje de etapas
históricas como marco de análisis-, obra que fue reeditada con actualizaciones contextuales
y conceptuales, siguiendo la coyuntura nacional e internacional (Rougier, 2016).
En los setenta, Ferrer escribió Tecnología y Política Económica en América Latina (1975),
Crisis y alternativas de la política económica (1976) y una serie de artículos que fueron
publicados como Nacionalismo y orden constitucional (1981). En los ochenta publicó La
posguerra (1982), Puede Argentina pagar la deuda externa (1983) y Vivir con lo nuestro
(1983), otra de sus obras sobresalientes, varias veces reeditada con actualizaciones.
Además, bajo el gobierno argentino de la Alianza, y dedicado a la vida académica, Ferrer
escribió sobre la globalización, redactando artículos y brindando entrevistas y conferencias.
En 2004, publicó La densidad nacional, donde plasmó el concepto homónimo, con
postulados que ya venía elaborando para el desarrollo de los países. Finalmente, en 2015
publicó La economía en el siglo XXI, la última de sus obras, abordando el problema del déficit
en el comercio internacional; y, bajo el gobierno de Mauricio Macri, poco antes de su
4
Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
Aldo Ferrer y su contribución al desarrollo económico de América Latina
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fallecimiento, el economista escribía su último artículo, en el que realizaba una revisión de
sus ideas y advertía sobre la alternancia de dos modelos económicos -uno de carácter
“nacional y popular” y otro “neoliberal”- como una dificultad para construir un proyecto de
desarrollo viable para Argentina (Rougier, 2016).
En cuanto a su carrera en el ámbito político, su primer cargo fue ministro de Economía y
Hacienda de la Provincia de Buenos Aires (1958-1960), durante la gobernación provincial
de Oscar Alende (Visión Desarrollista), cargo al cual renunció tras la derrota de la UCRI en
las elecciones legislativas de ese año. Posteriormente, en Washington se desempeñó como
asesor del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Durante los años sesenta, ya como referente del desarrollo estructuralista, Aldo Ferrer realizó
una amplia actividad política e intelectual, participando en encuentros y reuniones, y dictando
conferencias. Entre 1967 y 1979 se desempeñó como primer secretario ejecutivo del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y, por un período corto, fue ministro de
Economía y Hacienda de la Nación (1970 y 1971), durante los gobiernos de facto de Roberto
Levingston y Agustín Lanusse (Visión Desarrollista. a, 2016), para luego retomar sus tareas
como consultor. Durante el gobierno de Héctor Cámpora trabajó en la Comisión Técnica
Mixta de Salto Grande, al tiempo que se dedicaba a la actividad académica y la redacción de
libros (Rougier, 2016).
Con el retorno de la democracia, bajo el gobierno de Raúl Alfonsín se desempeñó como
presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires (hasta 1987). Durante los noventa, las
ideas de Ferrer quedaron al margen, hasta que se pudo organizar un espacio, a fines del
periodo, que cristalizó en la constitución del Plan Fénix
5
, durante el gobierno de Fernando
de La Rúa (Rougier, 2016). Además, durante el gobierno de De La Rúa, fue designado
presidente del directorio de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), entre 1999
y 2001. Finalmente, entre 2011 y 2013 cumplió funciones como Embajador argentino en
Francia (Visión Desarrollista. a, 2016), culminando así su carrera en el ámbito público.
Sus ideas para promover el desarrollo latinoamericano y argentino
Aldo Ferrer acuñó, en el marco del desarrollismo cepalino, una serie de postulados
económicos que continúan vigentes en la actualidad. Su pensamiento económico giró en
torno al rol del Estado, la estructura productiva equilibrada (que tomó de Diamand), la
industrialización y diversificación de las economías, la globalización y la relación científico-
tecnológica, las políticas de Estado y la estructura productiva. Además, desarrolló el concepto
de “densidad nacional” y de “vivir con lo nuestro”, y cuestionaba la perspectiva neoclásica y
los postulados teóricos ortodoxos, al tiempo que advertía sobre la alternancia de políticas
económicas “nacionales y populares” con las “neoliberales”, lo que, según él, impedía la
consolidación de un solo proyecto económico para Argentina, a largo plazo, dificultando el
desarrollo del país.
5
Dicho Plan provenía del Grupo Fénix, un grupo de economistas heterodoxos de la UBA, el cual tenía como
propósito plantear un modelo económico alternativo al trazado bajo las directrices del Consenso de Washington
y que fue impulsado durante la década del ’90 (Visión Desarrollista. a, 2016).
Nattia Ibañez Diosquez
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En sus obras abordó, también, el problema de la insuficiencia de divisas y la restricción
externa causada por el déficit en el comercio internacional de manufacturas de origen
industrial, al tiempo que postulaba un Modelo integrado y abierto para el desarrollo
tecnológico. Además, incorporó la dimensión histórica, como herramienta de análisis
indispensable. En 2007, publicó el artículo Globalización, Desarrollo y Densidad nacional
en el que desarrollaba estos conceptos. Sobre la globalización afirma:
LA GLOBALIZACIÓN CONSTITUYE un sistema de redes en las cuales se
organizan el comercio, las inversiones de las corporaciones transnacionales, las
corrientes financieras, el movimiento de personas y la circulación de información
que vincula a las diversas civilizaciones. Es, asimismo, el espacio del ejercicio
del poder dentro del cual las potencias dominantes establecen, en cada período
histórico, las reglas del juego que articulan el sistema global. (Ferrer, 2007, pág.
431)
Respecto del desarrollo, Ferrer afirma que
El desarrollo económico sigue siendo un proceso de transformación de la
economía y la sociedad fundado en la acumulación de capital, conocimientos,
tecnología, capacidad de gestión y organización de recursos, educación y
capacidades de la fuerza de trabajo, y de estabilidad y permeabilidad de las
instituciones, dentro de las cuales la sociedad resuelve sus conflictos y moviliza
su potencial de recursos. El desarrollo es acumulación en este sentido amplio, y
la acumulación se realiza, en primer lugar, dentro del espacio propio de cada país.
(Ferrer, 2007, pág. 432)
En otras palabras, el economista consideraba que el desarrollo económico depende de la
capacidad de cada país de participar en la creación y difusión de conocimientos y tecnologías,
así como de incorporarlos en la actividad económica y las relaciones sociales; lo que la
globalización no ha cambiado (Ferrer, 2007). En este sentido, que un país se desarrolle
depende principalmente de su propia capacidad.
En este orden de cosas, Ferrer destacaba que un país puede crecer de la mano de agentes
exógenos, pero eso no implica que se desarrolle, pues puede crecer sin desarrollo, es decir,
“sin incorporar los conocimientos científicos y sus aplicaciones tecnológicas en el conjunto
de su actividad económica y social” (Ferrer, 2007, pág. 433) y, en este sentido, sostuvo que
los países no crecen con crédito externo y con capital extranjero, sino que crecen con ahorro
interno y con recursos propios, complementariamente a los recursos del exterior, y es acá
donde reconoce al Estado en su rol de administrador, pues es el que administra los servicios
públicos y regula las tarifas, además del tipo de cambio (Ferrer, 2009).
El intelectual afirmaba que la globalización y el desarrollo económico de cada país guardan
estrechas relaciones, ya que aquella ofrece, tanto oportunidades, como riesgos y amenazas,
por lo que la globalización no es en misma ni buena ni mala, y la influencia de esta en el
desarrollo de cada país depende de las vías por las cuales éste se vincula a las redes de la
globalización; por lo tanto, si bien el orden global brinda un marco para el desarrollo de cada
país, son los factores endógenos de cada país los que van a determinar su forma de inserción
internacional (Ferrer, 2007). En este sentido, Ferrer identificaba que, para que los países
alcancen el desarrollo económico, deben darse una serie de condiciones internas que, en su
Aldo Ferrer y su contribución al desarrollo económico de América Latina
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conjunto, él denominó “densidad nacional”. Estas condiciones internas necesarias son: la
integración de la sociedad; liderazgos con estrategias de acumulación de poder fundado en
el dominio y la movilización de los recursos disponibles dentro del espacio nacional; así
como la estabilidad institucional y política de largo plazo y, finalmente, la existencia de un
pensamiento propio (Ferrer, 2007; Ferrer, 2009).
Así, el economista explicaba que, en los casos de países desarrollados, la totalidad o mayoría
de la población participó en el proceso de transformación y crecimiento y en la distribución
de sus resultados; además, contaron con liderazgos económicos y sociales que gestaron y
ampliaron su poder por medio de la acumulación basada en el ahorro y los recursos propios,
y de la preservación del dominio de la explotación de los recursos naturales y las principales
cadenas de agregación de valor, y finalmente, en todos los casos considerados, prevalecieron
reglas del juego político institucionales capaces de resolver los conflictos inherentes a una
sociedad en crecimiento y transformación (Ferrer, 2007).
En palabras del autor,
La densidad nacional resume el conjunto de circunstancias que habilitan a una
sociedad a movilizar el talento de sus miembros, arbitrar sus conflictos dentro de
reglas del juego respetadas por todas las partes, aprovechar sus recursos y
establecer con el resto del mundo relaciones compatibles con su propio
desarrollo, es decir simétricas y no subordinadas. (Ferrer, 2004, pág. 124)
De modo que, en el pensamiento de Ferrer, el Estado cumple un rol muy importante en el
desarrollo del país, pues es esencial en la vinculación con el contexto externo y el promotor
de las políticas para el desarrollo de los sistemas nacionales de ciencia y tecnología, a fin de
promover la innovación y la incorporación de conocimientos importados, así como también,
es responsable de los niveles educativos, mientras estimula al sector privado a realizar
actividades de investigación y desarrollo (Ferrer, 2007).
Para Ferrer, la industrialización es fundamental, pues el desarrollo es, básicamente,
industrialización, ciencia, tecnología y transformación; y la tecnología es -actualmente- la
informática y la electrónica (Visión Desarrollista, 2016). Pero, además, Ferrer hablaba del
desarrollo equilibrado, más específicamente, de la “estructura productiva desequilibrada”,
sobre la que aclaró que fue una idea elaborada por Marcelo Diamand, de la siguiente manera:
Es un elemento que desarrolló Marcelo Diamand. Argentina es un país con
grandes recursos naturales, un productor de bienes primarios muy competitivo.
Pero también tiene una base industrial que no goza de esas ventajas naturales y
que está subdesarrollada desde el punto de vista científico y tecnológico. Por lo
tanto, hay una industria que genera empleo pero tiende a ser deficitaria desde el
punto de vista de las divisas, porque depende mucho de los insumos importados.
Esa insuficiencia de divisas, esa restricción externa, que surge del subdesarrollo
industrial y del déficit en el comercio de Manufacturas de Origen Industrial
(MOI), se cubre con el superávit del campo. Esto da lugar a las necesidades de
las retenciones, y a todas estas tensiones de una economía subindustrial, que
genera un problema de falta de divisas y carece del impulso innovador propio de
una base industrial más desarrollada. Una estructura productiva desequilibrada
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es eso, una economía que tiene diversos niveles de productividad en los diversos
sectores. (Visión Desarrollista, 2016)
Otra de las cuestiones en que Ferrer insistía era en el análisis histórico de los problemas
económicos, pues consideraba necesario que, para brindar solución a los problemas
económicos, debían buscarse las “raíces históricas” del problema. Esto puede verse en su
libro “La Economía Argentina”, en cuyo prefacio a la primera edición, y en relación con
Argentina, decía:
el enfoque histórico es el único que permite una comprensión sistemática y global
de los problemas del desarrollo nacional y, consecuentemente, la formulación de
una política de fortalecimiento de la estructura económica, de aceleración del
ritmo de desarrollo y de elevación de las condiciones de vida de las mayorías del
país. (Ferrer, 2004, pág. 13, 14)
A lo que agregaba:
este tipo de enfoque tiene la inestimable ventaja de penetrar en profundidad en el
análisis de las causas de la situación presente y de ver cómo éstas se fueron
desenvolviendo, con el correr del tiempo, hasta llegar a la actualidad. De este
modo, los problemas, cuyo análisis de corto plazo ofrece respuestas limitadas,
surgen con mucha más claridad y se ubican en la perspectiva que les corresponde.
Finalmente, este método obliga al economista a considerar el comportamiento de
las fuerzas sociales en el proceso de desarrollo. Esta dimensión suele quedar fuera
del campo de problemas que el economista aborda y, sin embargo, es
indispensable incorporarla para interpretar correctamente la formación de una
economía. (Ferrer, 2004, pág. 15)
Como destaca Rougier (2016), Ferrer consideraba que la Industrialización por Sustitución de
Importaciones (ISI) estaba históricamente agotada a comienzos del siglo XXI y en
contradicción con las transformaciones del orden mundial; incluso, el concepto de ISI debía
ser abandonado porque reducía la industrialización a abastecer el mercado interno. Debido a
esto, retomó la idea del “modelo integrado y abierto”, un modelo de desarrollo que permitiera
exportar manufacturas en los sectores de mayor contenido de valor agregado y tecnología,
(y, sobre estas bases, profundizar las relaciones entre las políticas públicas, el sector
productivo y el sistema nacional de ciencia y tecnología) para lo que era necesario fortalecer
las empresas locales en el marco de un Estado que promoviese el ahorro interno y estimulase
la I+D, es decir, impulsar el aparato productivo y la industrialización (Rougier, 2016).
En relación a esto, en los últimos años de su vida, Ferrer advertía sobre la alternancia de dos
modelos económicos: uno de carácter “nacional y popular” (en el que el Estado asumía un
protagonismo destacado y enfatizaba la soberanía económica y la inclusión social,
predominando la ISI) y otro “neoliberal” (en el que la confianza estaba en las virtudes del
mercado y la apertura incondicional al orden mundial, enfatizando la producción y
exportación del sector primario y las finanzas), alternancia que refleja, en definitiva, la
fractura de la “densidad nacional” (Rougier, 2016). Según Ferrer, en nuestro país la
alternancia “nunca se planteó antes de 1945. El proyecto “nacional y popular” abarca el
primer peronismo (1946-1955) y el peronismo kirchnerista (2003-2015). El modelo
“neoliberal” incluye la última dictadura (1976-1983) y el peronismo menemista (1989-
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1999)”
6
(Ferrer, 2022, pág. 146) habiendo predominado en las demás experiencias
gubernamentales, una u otra, en grados distintos, y tanto en gobiernos democráticos como de
facto. Todo esto, refleja para Ferrer, la dificultad para construir un proyecto de desarrollo
viable y de largo plazo, sin que ninguno haya podido consolidarse y prolongarse en el tiempo
(Ferrer, 2022).
Claramente, las ideas de Ferrer son tan actuales como lo fueron en su momento, al decir que:
El tema hoy es debatir a fondo el tema del modelo, de la estructura, lograr los
consensos necesarios para sustentar políticas de largo plazo que permitan
conformar una estructura integrada y compleja de una ancha base agropecuaria y
de una amplia y diversificada base industrial, que es la única que va a permitir
generar empleo. Tener una estructura capaz de absorber y generar el
conocimiento, tener un estilo de inserción internacional simétrico y no
subordinado (Ferrer, 2009, pág. 14, 15)
El pensamiento de Ferrer iba más allá del ámbito económico, abarcando aspectos sociales,
históricos y hasta temporales, siempre teniendo presente el desarrollo endógeno, apostando
por la ciencia y la tecnología, con la presencia del Estado y produciendo ideas propias de
cada país o adecuadas al mismo, donde la estructura equilibrada de los distintos sectores
productivos es esencial, con miras al largo plazo; y para el caso argentino, buscaba mantener
un modelo de desarrollo estable, que no continúe con el péndulo de los modelos económicos
“nacional y popular” - “neoliberal”, lo que tira por tierra la densidad nacional.
Sus ideas y la política económica argentina, en las dos primeras décadas del siglo XXI
Luego de la crisis del año 2001, que afectó severamente a Argentina, ya que se sucedieron
varios presidentes en pocos días -denotando la inestabilidad del país- con indicadores que
tocaron cifras alarmantes tras la caída del gobierno del presidente De La Rúa (la pobreza y
la indigencia alcanzaron el 49.7 % y 22.7 % respectivamente, mientras que el desempleo
alcanzó el 21.5 % en mayo del 2002)
7
(Palacio, P. (2019-a)). Además, la ayuda internacional
quedó vedada tras la declaración del default, por lo que Argentina se encontraba librada a sus
propias fuerzas.
Ferrer (2009) destacaba que la propia crisis cambió las circunstancias, pues hubo, luego, un
buen nivel de exportaciones por los buenos precios internacionales; las importaciones
cayeron estrepitosamente, y apareció un gran superávit del balance comercial, dándose la
paradoja de que un país en default empezó a acumular reservas, produciéndose la pesificación
del sistema; se recuperó la política monetaria y se ajustó la paridad, y muchas actividades
que no habían podido competir con el uno a uno -porque todo lo importado era más barato-
empezaron a competir, y como se había preservado una cierta capacidad potencial de
producción, aumentó la oferta.
6
A la que luego se sumaría el periodo de gobierno de Mauricio Macri (2015-2019).
7
“En términos estadísticos, a comienzos del año 2002, casi uno de cada dos argentinos no alcanzaba a cubrir la
canasta básica de alimentos, bienes y servicios y casi uno de cada cuatro no alcanzaba a cubrir la canasta básica
alimentaria” (Palacio, P. (2019-a) pág. 7).
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El gobierno logró, recuperando la solvencia fiscal, cambiar la orientación de la política
económica y no se recurrió a la ayuda internacional; se comenzó a recuperar el manejo de la
macroeconomía y, a finales del 2002 y principios de 2003, aquella situación caótica empezó
a tener otro semblante, y es ahí cuando se produjo el cambio de gobierno, que avanzó en esta
misma línea y permitió que entre 2002 y 2007 se produzca un considerable repunte de la
actividad económica (Ferrer, 2009).
El producto bruto interno entre 2002 y 2007 aumentó como el 50 por ciento, la
tasa de inversión pasó del 12 al 24 porciento del PBI, apareció un fuerte superávit
fiscal, se resolvió el tema de la deuda con la negociación del 2005. La Argentina
pudo plantear sobre la base que estaba funcionando con propios recursos sin
pedirle nada a nadie, es decir, que se estaba recuperando con recursos propios y
con ahorro interno. Hace una oferta de canje de deuda que es aceptada por el 80
por ciento de los tenedores y permite ubicar el tema de la deuda en un nivel
manejable. (Ferrer, 2009, pág. 11, 12)
En este orden de cosas, se evidenció que utilizar nuestros propios recursos -tal cual lo pensaba
Ferrer- era viable, reflejando también que el rol del Estado y la idea de la densidad nacional
son acertadas, pues “la forma en que se salió de la crisis demostró [...] que es la forma en que
crecen los países” (Ferrer, 2009, pág. 12).
Rougier (2016) subraya que, ya con Néstor Kirchner en el poder, las ideas de Ferrer
encontraron en ese nuevo escenario la oportunidad para desplegarse y, desde la plataforma
del Plan Fénix, las voces críticas al neoliberalismo de los años noventa fueron retomadas,
parcialmente, en las definiciones de la política económica postcrisis, primero por Roberto
Lavagna y luego con los ministros de Economía subsiguientes de la gestión de Kirchner y
Cristina Fernández de Kirchner. Además, dice que Ferrer devino en palabra autorizada para
los funcionarios del gobierno y la opinión pública, que recogieron sus ideas; incluso, algunos
llegaron a identificarlo como el “padre del modelo” económico del kirchnerismo.
Sin embargo, el mencionado autor muestra que, para el año 2008, Ferrer ya advertía sobre la
apreciación cambiaria y la creciente restricción externa (escasez de divisas) que empezaba a
manifestarse en la economía; señalaba los mites de la expansión iniciada en 2003 y la
vulnerabilidad del sistema, derivada de la permanencia de una estructura productiva
desequilibrada y de bajos niveles de inversión, mientras el déficit del comercio internacional
de manufacturas industriales se duplicaba y el superávit energético devenía en déficit, todo
lo que llevó a que la economía del país pase a depender del superávit del comercio de
productos primarios (Rougier, 2016).
En los doce años que el kirchnerismo ocupó el poder nacional (2003-2015), Wainer identifica
dos grandes fases económicas: la primera con altos niveles de crecimiento y significativas
mejoras sociales (2003-2008), y la segunda con magros resultados económicos y menores
avances sociales (2008-2015) en el marco de la reaparición de la restricción externa al
crecimiento (2018). Al respecto, los indicadores entre los años 2003 y 2008 son: el PBI creció
a una tasa anual acumulativa de 8.4% (con un rol protagónico de las actividades industriales),
el desempleo se redujo de 17.3% a 7.9%, el salario real promedio se incrementó 17%, la
deuda pública pasó de 137% a 45% del PBI, las cuentas fiscales fueron excedentarias y la
inflación minorista se mantuvo en un nivel inferior al dígito, hasta 2006 (Wainer, 2018).
Aldo Ferrer y su contribución al desarrollo económico de América Latina
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Durante el mandato de Fernández de Kirchner, el país siguió insertándose internacionalmente
básicamente a partir de sus recursos naturales y algunos commodities industriales con escaso
valor agregado y/o contenido tecnológico; no hubo un avance significativo en la sustitución
de importaciones (por ejemplo el sector automotriz y la electrónica registraron un gran
porcentaje de componentes importados) y no fueron desarrollados nuevos sectores
dinámicos, ni se diversificó significativamente la economía, es decir, no hubo un cambio
estructural (Wainer, 2018).
Ferrer realiza un resumen de la etapa kirchnerista:
empezó ya con Duhalde: se pusieron límites, se sostuvo el tipo de cambio, se
acumularon reservas. Y sobre esa estela navegó Kirchner, que se planteó
recuperar la soberanía, pagar la deuda con el FMI y reestructurar la deuda sin
pedirle plata a nadie. Con todo esto, recuperó el Estado Nacional y la soberanía.
Y eso permitió nacionalizar YPF, el sistema jubilatorio, y le dio al gobierno un
poder político para confrontar los poderes fácticos de una manera extraordinaria.
Y no los pudieron bloquear. El tema de la ley de Medios. Hicieron una serie de
cosas realmente conmocionantes desde el punto de vista de la estructura del
poder. El gran aporte es la recuperación de la soberanía y del Estado Nacional,
pero quedan problemas sin resolver: la falta de dólares, la inflación. (Visión
Desarrollista, 2016)
Respecto de los gobiernos kirchneristas, Ferrer destaca también que el contexto del segundo
periodo
8
fue radicalmente distinto al del primero: las “tasas chinas” se convirtieron en un
crecimiento bajo o nulo, los controles cambiarios derivaron en una cotización informal,
mientras que la inflación se mantuvo en cifras altas (aunque controladas -según Ferrer-), para
finalmente resaltar que en las dos etapas del kirchnerismo no se lograron avances
significativos en la transformación de la estructura productiva, ni la resolución del déficit
industrial, ni tampoco la consecuente restricción externa (Ferrer, 2022).
Hubo un proceso de descapitalización de la industria, no se transformó la estructura
productiva y seguimos con los mismos problemas, en autopartes, en la industria electrónica,
en los bienes de capital, reapareció el problema energético; es decir, seguimos con el
problema de la estructura productiva desequilibrada (Visión Desarrollista, 2016).
Entonces, como destaca Rougier (2016), el triunfo de Mauricio Macri en las elecciones de
2015 -poco tiempo antes de la muerte del economista- lo puso en alerta, por lo que llegó a
advertir sobre la imposibilidad del país para lograr conformar un proyecto de desarrollo
viable y estable a largo plazo, ya que veía que las alternancias político-económicas iban a
continuar con la asunción al poder de Cambiemos, provocando una fractura de la densidad
nacional argentina.
Entonces, si bien el modelo económico kirchnerista tuvo una fuerte impronta de las ideas de
Ferrer (aunque ciertas políticas tuvieron el rechazo de éste -como el manejo de las estadísticas
en el INDEC-), resultó ser insuficiente para lograr el desarrollo nacional, pues la estructura
8
“En la trayectoria de los mandatos kirchneristas se configuran dos períodos, cuya línea divisoria coincide
aproximadamente con el momento de la transferencia de mando de Néstor a Cristina Kirchner” (Ferrer, A.
2022, pág. 148).
Nattia Ibañez Diosquez
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productiva no fue transformada, y si bien se registraron ciertos avances tecnológicos, no
fueron suficientes a nivel estructural y se siguió dependiendo del comercio de productos
primarios, por lo que la autonomía que Argentina había conseguido devino limitada.
Iniciado el mandato de Mauricio Macri, la respuesta del gobierno a la inestable situación
económica fue la eliminación del control de divisas (“cepo” cambiario)
9
, que significó una
devaluación que no estabilizó los precios y que impactó negativamente en el poder
adquisitivo de los argentinos, aumentando la inflación, por lo que el consumo -clave en la
última etapa del gobierno de Fernández de Kirchner- se desplomó, y sin consumo local
estable que pudiera generar negocios, las inversiones (que no llegaban desde antes) llegaban
ahora menos (Echaide, 2016). Al respecto, Palacio, P. destaca además que
pese a la creciente emisión de deuda, las políticas domésticas destinadas a
“normalizar” (reajustar) la economía, derivaron en una profundización de la
estanflación, fundamentalmente, debido al reajuste de las tarifas de servicios
públicos. Esas medidas tuvieron fuerte impacto negativo en importantes sectores
de la clase media, núcleo principal de apoyo electoral al gobierno Macri. (Palacio,
P. (2019-b), pág 206)
Echaide finalmente agrega que con Macri se dio una profundización de las dificultades que
el país tenía, ya que las medidas tomadas para responder a las limitaciones del modelo fueron
peores que la enfermedad (2016), además, añade que “[e]l “saneamiento de la economía” no
logra explicar el estancamiento en la que se encuentra, previéndose caídas del PIB [...] que
no logran explicarse a partir de la “pesada herencia” dejada por el kirchnerismo” (Echaide,
2016, pág. 2).
En materia de política exterior, se dio una vuelta de timón hacia una orientación
librecambista, sobresaliendo el reimpulso de las negociaciones por la firma de tratados de
libre comercio (TLC) y, con la política de “acercamiento al mundo” se llegó a un acuerdo y
posterior pago a los “fondos buitre”, a lo que se sumó una nueva declaración por pagar los
reclamos de bonistas italianos (cuando dichos reclamos aún no tenían monto en el CIADI) y
que acabaron por abonarse entre mayo y junio de 2016
10
(Echaide, 2016).
Con todo, el balance económico del gobierno de Cambiemos no fue bueno, la moneda
nacional se derrumbó frente al dólar, la deuda externa se multiplicó, la actividad económica
cayó, la inflación se disparó, así como la pobreza y el desempleo, y la economía entró en
recesión; y a pesar del optimista balance de gestión que Macri intentó hacer, insistiendo en
rescatar los puntos positivos de su gobierno (déficit bajo control, estadísticas fiables, bajada
de la presión tributaria y un tipo de cambio competitivo) (Rivas Molina, 2019), la economía
argentina no mejoró, es más, se puede decir que empeoró. Rivas Molina lo ejemplificó al
9
“[S]e liberalizaron los controles de cambios que el gobierno de Cristina Kirchner había endurecido desde el
año 2011, con la esperanza de que el país recibiría un ingente flujo de inversiones extranjeras y capitales
financieros (“lluvia de inversiones”)” (Palacio, P. (2019-b), pág 203).
10
De todas maneras, el mismo autor, siguiendo a La Nación, destaca que todas estas iniciativas no deben ser
interpretadas como una total ruptura respecto de los últimos dos años del manejo de la política exterior y
económica de Cristina Fernández, pues, ella ya había solventado cinco demandas en 2014 y 2015 en el marco
del acuerdo con el Club de París, y con la empresa Repsol por la expropiación del 51% del capital accionario
de YPF en 2012 (Echaide, 2016).
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decir que Macri heredó un PBI de USD 643.000 millones y entregará uno de USD 450.000
millones, mientras la actividad económica sufrió un recorte del 4,5% en cuatro años (con un
solo ejercicio positivo -2017-), y finalmente citando a la Universidad Católica, destaca que 6
de cada 10 menores de 18 años viven en hogares pobres (2019).
Entonces, al contrastar las ideas de Ferrer con las diferentes políticas implementadas en
Argentina durante las dos primeras décadas del presente siglo, podemos observar que después
de la crisis del 2001, y especialmente desde el gobierno de Néstor Kirchner, hasta el primer
mandato de Cristina Fernández, las ideas de Ferrer fueron implementadas -aunque no en su
totalidad- o mejor dicho, se vio un reflejo de las ideas del economista en dichas políticas.
Para el segundo mandato de Fernández de Kirchner, las políticas implementadas se fueron
alejando del pensamiento de Ferrer, y pasaron a responder, básicamente, a la urgencia de la
coyuntura, producto no sólo del contexto económico internacional y nacional, sino también
del proceso electoral y el posterior cambio de gobierno. Para el período de gestión de
Mauricio Macri, entre 2015-2019, el cambio de política económica no concordó con las ideas
elaboradas por el economista que nos ocupa, sino que más bien, estuvo en las antípodas de
su pensamiento. Pues si bien Ferrer hablaba de un modelo abierto, decía que debía ser
integrado, con una estructura productiva equilibrada donde la industrialización sea
primordial, basada en la densidad nacional y en la que no haya alternancia de modelos
económicos.
En los últimos 20 años, en Argentina no se desarrolló ni se crearon las bases para un modelo
de desarrollo estructural equilibrado; la industria -gran portadora de la ciencia y del avance
tecnológico- no ha alcanzado madurez en nuestro país y no ha sido alentada de manera
estructural, en cambio, se ha mantenido un modelo de desarrollo de producción primaria -
más allá de ciertos nichos en los que se cuenta con alta tecnología y desarrollo de primer
nivel- continuando con la dependencia y retrasando el desarrollo de una estructura productiva
equilibrada. Como el propio Ferrer dijo: “no hay ningún país que se haya basado en la
producción primaria que haya alcanzado nunca un nivel de país desarrollado. Porque la
producción primaria se fundamenta en la medida que forma parte de un sistema integrado”
(Ferrer, 2009, pág. 14), y “[a]cá lo que tenemos que definir es la estructura productiva. Hay
que plantearlo en términos de modelo y de estructura” (Ferrer, 2009, pág. 14).
Podemos observar que Argentina no ha podido desarrollar, y mucho menos sostener, la
“densidad nacional”, promovida por Ferrer, pues más allá de un corto período en el que se
buscó formar un pensamiento propio, este no fue producto de un consenso social y, por lo
tanto, no fue mantenido en el tiempo; tampoco se ha dado una integración de la sociedad en
la toma de decisiones, ni contamos con otro elemento de dicha densidad nacional, los
liderazgos con las características previamente expuestas. A todo esto, se suma, como el
mismo Aldo lo había advertido en el final de sus días, una alternancia en el modelo
económico argentino que pasa del tipo nacional y popular a otro neoliberal, lo que lleva a
romper la densidad nacional. “El tema que estemos discutiendo todavía en la Argentina
acerca del modelo, es revelador de una insuficiencia para conformar o terminar de conformar
una visión de un país integral” (Ferrer, 2009, pág. 4).
Nattia Ibañez Diosquez
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A modo de conclusión
Aldo Ferrer, uno de los economistas argentinos del pensamiento cepalino más destacado,
tuvo una amplia y variada carrera profesional, aunque con preeminencia en la academia,
desarrollando sus actividades como funcionario público en instituciones nacionales e
internacionales y una prolífica obra académica.
Sus obras e ideas fueron acordes al contexto en que las desarrollaba y, sin embargo, continúan
vigentes como el primer día, debido a los serios problemas de Argentina y la región
latinoamericana para alcanzar el desarrollo económico. Actualmente, sus ideas de la
"densidad nacional" y "vivir con lo nuestro" adquieren relevancia y es importante pensar el
contexto post pandemia con estos conceptos en mente.
Hemos visto que, en Argentina, en las dos primeras décadas del s. XXI, la inestabilidad del
modelo de desarrollo económico del país estuvo presente. Si bien una vez superada la crisis
del 2001 se logró conseguir estabilidad institucional, y por un periodo de doce años
consecutivos se mantuvo un mismo modelo de desarrollo económico -registrándose en los
dos primeros gobiernos kirchneristas un desarrollo económico estable, para comenzar a
decaer en el segundo mandato de Fernández de Kirchner y terminar estirando y haciendo
coincidir gracias a medidas paliativas, el tiempo económico con el tiempo político-, luego
devino la alternancia político-económica y con ella el modelo de desarrollo fue cambiado,
retornando el péndulo político-económico característico de Argentina, lo que para Ferrer
representa el quiebre de la densidad nacional.
Durante las gestiones kirchneristas se implementaron políticas que, en un principio, servían
para la coyuntura, pero no fueron pensadas para un desarrollo a largo plazo, mientras que, en
la gestión de Cambiemos, las políticas económicas viraron y la urgencia del momento
coyuntural dieron paso a que las políticas financieras tomaran preeminencia. Sin embargo, si
bien durante las dos primeras gestiones de gobierno kirchnerista la economía creció y se
registraron cifras que comenzaron a descender para el tercer mandato kirchnerista y se
profundizaron con la gestión de Macri, se debe destacar que en ninguno de estos gobiernos
se dio una transformación de la estructura productiva nacional, tan necesaria para el
desarrollo.
Los países de nuestra región -y Argentina en particular-, han sido escenario de constantes
cambios de gobierno, en los que se dio una alternancia entre políticas del tipo nacional y
popular a otra del tipo neoliberal, algo extremadamente preocupante ya que es reflejo de la
incapacidad de mantener un proyecto de desarrollo estable a lo largo del tiempo.
Por lo tanto, repensar, establecer y mantener qué tipo de modelo económico de desarrollo
queremos, es fundamental para comenzar a andar una economía estable. Ferrer marcaba que
la diversidad productiva, el desarrollo equilibrado de los distintos sectores productivos, el
desarrollo de la ciencia y las nuevas tecnologías, el rol del Estado como administrador sin
dejar de lado la iniciativa privada, y las políticas públicas pensadas con ideas propias o
acordes a nuestra propia situación, son necesarias si queremos transitar el camino del
desarrollo.
Ante esto, en nuestros días es indispensable que la academia, las universidades y los sectores
políticos y económicos se sienten a la mesa a pensar y diagramar, de una vez por todas, el
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modelo de desarrollo económico que vamos a sostener de aquí en más. Las ideas de Ferrer
no deben dejarse de lado y deben ser constantemente traídas a la mesa y debatidas, con la
finalidad de lograr un modelo de desarrollo e inserción internacional que realmente nos sirva
a largo plazo.
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Nattia Ibañez Diosquez
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