Revista Anual del Centro de
Investigaciones en Estudios
Latinoamericanos para el Desarrollo
y la Integración
La trampa de Tucídides o las dinámicas de una colisión en curso, entre los Estados
Unidos y la República Popular China
Autor(es): Báez Castillo, Gustavo A.
Fuente: Latitud Sur 17, Vol. 2, Año 2022. UBA-FCE, CEINLADI. (En línea) ISSN 2683-
9326. 33
Publicado por: Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas. Centro de
Investigación en Estudios Latinoamericanos para el Desarrollo y la Integración
(CEINLADI). Las opiniones y el contenido vertido en este trabajo son responsabilidad
exclusiva del autor.
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La trampa de Tucídides
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ISSN 2683-9326.
Artículo de investigación
LA TRAMPA DE TUCÍDIDES O LAS DINÁMICAS DE UNA COLISIÓN EN
CURSO, ENTRE LOS ESTADOS UNIDOS Y LA REPÚBLICA POPULAR CHINA
1
Gustavo A. Báez Castillo
2
UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE CHILE
3
(CHILE)
Resumen
El ascenso de la República popular China y la disputa por la hegemonía económica, a escala
global, plantean un interrogante acerca de los efectos de la emergencia del gigante asiático
como superpotencia. Esta interrogación interpela, no solo a los modelos de desarrollo
occidentales, sino también, a los ideales occidentales de democracia, derechos individuales
y libertad.
Palabras clave
Tucídides Estados Unidos República Popular China
THUCYDIDES' TRAP. OR THE DYNAMICS OF AN ONGOING COLLISION
BETWEEN THE US AND THE PRC
Abstract
The rise of the People's Republic of China and the dispute for economic hegemony, on a
global scale, raise the question about the effects of the emergence of the Asian giant as a
superpower. This interrogation challenges not only Western development models, but also
Western ideals of Democracy, Individual Rights and freedom.
Keywords
Thucydides USA - People's Republic of China
1
Fecha de recepción: 17/06/22. Fecha de aceptación: 16/09/22.
2
Licenciado en Filosofía. Universidad de Chile. Magister en Estudios Internacionales. Universidad de Chile.
Doctor en Estudios Americanos, especialidad de Estudios Internacionales. Universidad de Santiago de Chile.
https://orcid.org/0009-0001-9770-6258. Email: gustavo.baez@usach.cl
3
El presente artículo forma parte de un trabajo de investigación destinado a la construcción de la tesis doctoral
titulada “Estados Unidos y La República Popular China: Entre la Autonomía y Subordinación de Taiwán”, del
Doctorado en Estudios Americanos de la Universidad de Santiago de Chile.
Gustavo A. Báez Castillo
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Introducción
La trampa de Tucídides explica la relación entre una potencia hegemónica en declive y otra
potencia emergente en ascenso. La trampa está referida al viejo historiador griego de la época
clásica, quien en su obra Historia de la guerra del Peloponeso recuenta la historia de la
guerra entre Esparta y Atenas, Tucídides, considerado, por algunos, como el padre de la
historiografía científica y, también, como el padre de la escuela del realismo político, da
cuenta de las relaciones entre las naciones en función de su poder, y no, debido a la justicia.
Los objetos centrales de la disciplina de los Estudios Internacionales tratan acerca de los
asuntos de la guerra y la paz, los sentidos del poder, el realismo, los conflictos, el análisis del
sistema internacional y los fundamentos sobre los cuales este se sostiene. Las
transformaciones en la configuración del poder internacional de los últimos 30 años han
mostrado un cambio de orden estructural. La fuerza unipolar de EE. UU. finalizada la Guerra
Fría (Chang, B. 2015) posicionaba a Estados Unidos como la potencia que ostentaba la
supremacía hegemónica del poder militar, tecnológico, económico y político.
No obstante, las fuerzas dinámicas de la configuración internacional muestran, hace ya
muchos años, la fuerza en ascenso de China. En este escenario, la relación entre ambas
potencias se ha tensionado por la problemática relación entre China y Taiwán, dado que, para
aquella, esta corresponde a una provincia China, negando la posibilidad de soberanía e
independencia (Tunsjø, Ø. 2008). El conflicto se agudiza, dado que Taiwán está bajo el
espacio de influencia de EE.UU. (Clark, C. 1987) quien, a su vez, apoya política, económica
y militarmente a Taiwán (Cheng, T. 2001).
Este conflicto no solo afecta la situación del Este de Asia, sino que impacta en todo el mundo
y, desde luego, en América Latina y Caribe (ALC). La gravitación del conflicto entre EE.
UU. y China ha venido tensionando la política internacional de ALC, por cuanto es objeto de
presión de parte de ambos gigantes, para que favorezcan la posición de uno y otro, cuestión
que, probablemente, será llevado a instancias multilaterales.
Dado que el campo y estructura internacional siempre está cambiando en sus aspectos
sustanciales, también lo hacen los enfoques teóricos (Renouvin, P. y Duroselle, J. B. 2000)
y metodológicos (Wight, M. 2005) con los que analizamos e interpretamos los hechos. En
efecto, la historia de las teorías de los Estudios Internacionales da cuenta de una interacción
teórica entre distintas escuelas, y muchos de los estudios del área cruzan el análisis de los
fenómenos internacionales mediante la contrastación de los hechos con la teoría, en tanto
matriz explicativa de los mismos, es decir, teoría versus datos empíricos, en tanto partes de
una dicotomía presente de la evolución que transcurre en la construcción de la realidad y de
nuestras sociedades. Respecto de lo anterior, se observan distintos ángulos de aproximación
a la observación e interpretación de los fenómenos internacionales, es decir, un mismo hecho
tiene lecturas teóricas distintas (Allan, P. 2001).
¿Es la fuerza (Hobbes, T. 1992), la forma que debe regir el ordenamiento de los asuntos entre
las naciones, o bien, son las normas y las instituciones, las que establecen la cota de lo
posible, legítimo y aceptable, o máxime, la construcción de una visión mas idealista de una
paz perpetua (Kant, I. 2001)?
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Es decir, ¿Cuáles son aquellos valores que se juegan en el desarrollo de una sociedad
internacional en pugna?
Pues bien, las respuestas a estas preguntas se juegan, tanto, en las decisiones y en las acciones
de los Estados, como en las posturas institucionales de las Organizaciones Internacionales y
las crecientes opiniones de actores no tradicionales en torno a los fenómenos emergentes en
la arquitectura internacional. En efecto, estas y otras preguntas surgen de la problemática
relación triangular entre China, Taiwán y Estados Unidos.
El análisis de las tensiones desagrega elementos a considerar, desde la evolución histórica
(Ortiz, E. 2000), la geopolítica, soberanía, y la economía internacional en juego, y sus efectos
a nivel global, hasta las implicaciones teóricas (Hollis, M. Smith, S. 1990) y filosóficas, como
el debate y disputa acerca de los significados de la democracia, la libertad, sus límites y
alcances en el mundo moderno, o bien el debate acerca de la identidad cultural y los valores
propuestos por oriente y occidente. La identificación de las tensiones de la dinámica
triangular entre China y EE. UU por Taiwán, la contextualización de intereses nacionales, y
la estrategia para la consecución de sus objetivos y agendas, requiere de un análisis capaz de
ponderar los actores de una configuración cambiante de la arquitectura internacional.
El análisis preliminar ilustra no pocas contradicciones entre el discurso y las acciones
políticas, respecto de los fundamentos de las motivaciones de los Estados. Acomo también
ilustra las contradicciones e insuficiencias teóricas, al momento de analizar los hechos
internacionales en torno a la influencia de la República Popular China y la lucha por la
supremacía por Taiwán.
Pues bien, las respuestas a esta tensión triangular se juegan, tanto en las decisiones y en las
acciones que adoptan los gobernantes, así como en la interacción y despliegue de los distintos
estilos de política de los Estados que conforman esta triangulación.
Uno de los objetivos de este trabajo en curso, está orientado a aportar al entendimiento de los
efectos producidos en la interacción de una potencia emergente, frente a otra en declive, así
como también aportar luces acerca de los procesos intermedios de negociación realizados en
sus ámbitos de influencia por uno y otro Estado. Todo lo anterior, dado que las consecuencias
potenciales del choque entre la República Popular China y los Estados Unidos, es aún una
interrogante para los analistas acerca de la forma en que se resolverá el dilema planteado por
Tucídides.
El auge de la República Popular China y la lucha de Taiwán por su independencia
Finalizada la segunda guerra mundial, la revolución de Mao, en 1949, proclama el nacimiento
de la República Popular de China, y así la facción republicana derrotada de Chiang Kai Shek
se refugia en Taipéi, declarándola capital temporal de la Republica China. Desde aquel
entonces, Chiang Kai Shek presentó a su gobierno como la única autoridad legítima de China
(Davison, G. 2003).
Con posterioridad a 1971, la situación cambia radicalmente, dado que en ese momento
Estados Unidos y China compartían a la Unión Soviética como adversario, lo que facilitó el
acercamiento diplomático entre estos antiguos rivales y, en octubre del mismo año, las
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Naciones Unidas reconocieron a la República Popular de China, el Gobierno comunista de
Mao, como el único representante legítimo de China en la ONU. En 1979 Estados Unidos
reconoce al gobierno de Mao, pero al mismo tiempo seguía siendo el aliado más importante
de Taiwán, dado que los estadounidenses aseguraron el suministro de armas al Gobierno de
la isla y advirtieron que cualquier ataque por parte de Pekín constituiría una grave
preocupación para Estados Unidos, posición que Estados Unidos mantiene hasta hoy.
La República Popular China se embarca, entonces, en un programa de reforma económica
creando cuatro zonas económicas especiales (ZEE), zonas que podrán jugar con reglas
diferentes que el resto de la China comunista, aquí las fábricas podrán exportar bienes a
Occidente y los importadores podrán comerciar con países capitalistas, la idea era que estas
zonas captaran inversión extranjera (Jiantang, M. y Kwakwa, V. 2019) y sirvieran como
mini motores económicos para el resto del país, estrategia que hasta la fecha funciona
espectacularmente.
Una de las primeras zonas económicas especiales fue el pueblo pesquero de Shenzhen con
una población de 59,000 habitantes en 1980, el que aumentó su población a 12 millones en
2016, aumentando su PIB per capita exponencialmente (GCR. 2019), lo que explica por qué
en los siguientes 30 años China comenzó a definir más y más de estas zonas de desarrollo.
Estas primeras ZEE aprovechan la fuerza de trabajo masiva de China para producir grandes
cantidades de exportaciones de bajo costo, mientras la productividad se eleva exportando
miles de millones de dólares cada año; así China comienza a satisfacer la demanda de bienes
económicos de Occidente, mientras se acerca a Estados Unidos. Aunque China sigue siendo
una nación comunista, su transformación a una economía de mercado, a finales de 1990,
muestra las señales indiscutibles de éxito económico.
Taiwán, en este escenario, persevera en la búsqueda, tanto de su independencia y seguridad,
como de su identidad nacional (Brown, K. Wu, K. 2019) respecto de su relación con la
República Popular China (Bi-yu, C. 2015). No obstante, la búsqueda histórica de su
independencia, hoy Taiwán posee una estrecha interdependencia económica con la República
Popular China (Yun-Wing, S. 2005), así como con EE. UU. y el mundo, en tanto economía
abierta, lo que ha planteado desafíos de seguridad, pues, aunque China ha propuesto como
objetivo una unificación pacífica al tratar con Taiwán, la República Popular China nunca ha
renunciado al uso de la fuerza militar para evitar la independencia de la isla o el uso de la
fuerza para lograr la unificación.
Al comienzo de este siglo, persiste el peligro en el Estrecho de Taiwán, dada la posibilidad
de una guerra con China, conflagración que podría surgir de un error de cálculo, un
malentendido o un accidente.
La guerra con China por Taiwán puede ser inevitable o no. Sin embargo, la perspectiva da
forma al curso de las relaciones entre Estados Unidos y Taiwán, e influye significativamente
en las dinámicas de las relaciones internacionales. De manera similar, aunque el nivel de
tensión entre Washington y Beijing fluctúa, dependiendo de las preocupaciones de seguridad
y comercio, el dilema del futuro de Taiwán sigue siendo una constante y puede volverse
incendiario sin previo aviso.
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La tendencia a centrarse en el choque de intereses que rodean el estatuto y el futuro de Taiwán
deriva, naturalmente, de los peligros inherentes a la situación actual (Chen, D. 2017).
En los últimos años, las iniciativas de política exterior de Taiwán han puesto a la isla en curso
de colisión con China, y la observación, da muestra de un amplio abanico de factores. En
efecto, la bibliografía enfoca, tanto, aspectos estructurales del sistema internacional, su
configuración, normas y dinámicas de interacción, como, elementos intra estatales, formas y
sistemas de gobierno, formas de organización del estado, inclusive, analizando características
sociales y culturales.
El concepto de soberanía, fundamental para las relaciones Taiwán-China, ha sido
cuestionado en la teoría y en la práctica. Dado que la evolución de las relaciones
internacionales muestra el debilitamiento de la articulación teórica que ofrecía, tanto el
Derecho Internacional Público, como, los principios fundacionales de las Organizaciones
Internacionales en la mantención del orden mundial. El vínculo lógico que sostenía la
arquitectura construida post segunda guerra mundial se ha debilitado, dado que el entorno
contemporáneo ofrece muchos ejemplos de situaciones que no se ajustan al concepto
convencional de soberanía (Cheng-yi, L. Roy, D. Krasner, S. 2011).
El entorno internacional es tan complejo como dinámico, y las capacidades e intereses
pueden cambiar rápidamente. En tal escenario móvil o “líquido”, no existe un conjunto de
reglas, ni una institución específica que proporcione resultados óptimos en todas las áreas
temáticas. El poder y los intereses pueden, simplemente, resultar en coerción, si un actor usa
la fuerza o la amenaza de la fuerza para asegurar el resultado deseado.
Efectos hacia América Latina
La onda expansiva de las fuerzas en torno a la interacción de este triángulo (Paz, G. 2012) se
juega, también, en la preocupación de académicos, centros de investigación y estudio, acerca
de la influencia y efectos de esta tensión, respecto de una comunidad internacional cada vez
más interconectada, donde uno de esos espacios de influencia se proyecta hacia la Cuenca
del Pacífico.
La lucha por la supremacía, la declinación de algunos y el surgimiento de otros, muestra un
ejercicio dinámico de reconfiguración del poder (Ellis, E. 2011). Este doble movimiento
interroga a América Latina, respecto de la configuración de sus adhesiones y alianzas. La
preocupación por los alineamientos políticos de América Latina está presente en el debate
bibliográfico, con especial preocupación en los efectos de dependencia que pueden producir
los compromisos económicos. También destacan los temas de energía y recursos naturales
observan como ejes temáticos emergentes.
Si bien la variable económica juega un rol en el conflicto, la pregunta por la supremacía y el
poder añaden variables que van más allá de lo estrictamente económico. Lo anterior requiere
integrar en el análisis entre distintas disciplinas, en el ejercicio de relectura de los modelos
teóricos que utilizamos para la comprensión de una realidad cambiante y dinámica. La
relectura o reinterpretación de la teoría permite entender fenómenos emergentes que
plantean, potencialmente, nuevos y complejos escenarios futuros, interrogando la capacidad
explicativa de los modelos tradicionales.
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La configuración del escenario actual de la triangulación China, Taiwán, EE. UU. da cuenta
de un “hot spotrespecto de las acciones, los discursos, y la estrategia comunicacional (Mora,
F. 1999), las formas en las que estos Estados establecen sus relaciones con América latina y
sus efectos en la región. Evaluar las dinámicas de acercamiento o distancia de ambas
potencias respecto de la región permite caracterizar y comprender los efectos de la dimensión
militar y de seguridad, las derivadas comerciales del conflicto, así como los efectos de estos
en una economía interdependiente (Harris. R. 2015). Lo anterior, claramente, despierta la
preocupación por las formas de resolución de conflicto producidas entre las potencias en
confrontación, sea por medio del conflicto o bien por medio del consenso.
Si existe espacio para la paz, o bien esta se presenta como una ilusión, será una pregunta
tanto para los Estados, como para las teorías y explicaciones que construimos para intentar
comprender el comportamiento, dinámica y evolución del ordenamiento internacional.
¿Son los principios e instituciones internacionales de vocación universal los que auguran el
orden futuro? o bien ¿es la constatación de un mundo regido por la fuerza la que impondrá
la norma de la conducta de naciones que emergen, a la vez que otras declinan? Pues bien,
esta parece ser una pregunta que reflota un viejo problema que ya observara el historiador
griego Tucídides, de la colisión de una potencia emergente contra una potencia hegemónica
en declive.
Las relaciones de dependencia de la periferia latinoamericana, con respecto a los centros de
poder, van a determinar distintas respuestas de política, en relación con la influencia exógena
del poder hegemónico y la defensa de su autonomía, entendida como la capacidad de
defender la soberanía de sus decisiones, en términos de sus asociaciones y adscripción, sea,
ideológica, política o económica (Pereira, J. 2001). Lo anterior, sin duda condiciona las
adhesiones, la integración y participación del Sur Global en los procesos de integración y
posicionamiento internacional, la defensa de la soberanía nacional y la proyección
internacional de Latino América como naciones autónomas.
En el futuro, los problemas y desafíos de la relación entre Estados Unidos y China son tópicos
dominantes en la bibliografía especializada, siendo uno de los temas más importantes el tema
del conflicto por Taiwán (Hua, S. 2006), evidenciando las inconsistencias tanto teóricas,
como prácticas en el conflicto. Los estudios identifican los actores, sus interacciones,
intereses, y las presiones en la estructura internacional.
Por su parte, la distribución internacional del poder determina el comportamiento de los
Estados, lo que indica que un país está obligado a realizar una expansión externa cuando
aumenta su poder relativo. Sin embargo, esto no puede explicar por qué Estados Unidos no
persiguió mayores ambiciones políticas cuando su poder estaba aumentando rápidamente, en
la segunda mitad del siglo XX. Por otra parte, según el estándar neorrealista, el cambio de
poder nacional a nivel internacional puede no necesariamente resultar en la modificación de
la política exterior.
El concepto de interés nacional contiene dos componentes: uno que es lógicamente requerido
y, en ese sentido, necesario, y otro que es variable y está determinado por las circunstancias.
(Morgenthau, H. 1949) Más precisamente, el componente invariable del interés nacional es
proteger la entidad física, política y cultural, que el autor describe como las “características
mínimas” que no se verán afectadas por el tiempo y el lugar. Por lo tanto, es el núcleo
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fundamental de los intereses nacionales y goza del apoyo político en la elaboración de la
política exterior.
La descripción del componente invariable del interés nacional cubre, claramente, el concepto
actual de la seguridad nacional en un sentido amplio. En opinión de Morgenthau, este
componente es el interés más importante que todo país debe realizar.
Si el país está motivado por un deseo de seguridad, si la seguridad puede obtenerse y
mantenerse, entonces, tal deseo está determinado en términos relativos. Los países no tienen
necesidad interna de dominar a otros países, salvo que tengan una fuerte ambición de
maximizar su poder, ya que esta es la mejor manera de garantizar su seguridad y
supervivencia en un sistema internacional anárquico (Ortiz, E. 2000).
Desde el punto de vista de los realistas ofensivos, la seguridad es muy escasa y debe
reconocerse como un tema urgente, porque el país no puede perseguir ningún otro objetivo
si es conquistado por su enemigo. Por lo tanto, el concepto de interés nacional se refiere
principalmente a la seguridad nacional.
Desde el punto de vista del neorrealismo (Waltz, K. 1988), se sostiene que el país está
motivado por un deseo de seguridad, y si la seguridad puede obtenerse y mantenerse está
determinado por su poder relativo. De manera similar, el realismo defensivo también centra
una gran atención en la seguridad nacional, admitiendo que es un interés fundamental del
país e, incluso, implica que el Estado no tiene ambición de perseguir otros intereses, como
los beneficios económicos en el extranjero o el liderazgo en asuntos internacionales, una vez
que se haya garantizado su seguridad (Pereira, J. 2001).
En consecuencia, el sistema internacional a través de la historia muestra la existencia de una
jerarquía interestatal que no resulta exclusivamente realista, ni anárquica, sino que se observa
acciones inspiradas por la sustentación de principios, visiones e ideales, en algunos casos, y
en otros, la aspiración a construir nuevas formas de relación política. Lo anterior destaca uno
de los ejes polares entre realismo e idealismo que, también, ha quedado plasmado en las
principales corrientes de las relaciones internacionales (Carr, E. 1962).
¿Q podemos aprender de la guerra del Peloponeso, aplicado al conflicto entre China
y Estados Unidos?
Finalizada la guerra del Peloponeso, Grecia quedó en ruinas, y el vencedor Esparta no supo
organizar ni liderar políticamente a las ciudades, perdiendo inclusive la influencia ganada en
el mar Egeo. Lo que habían ganado Atenas y Esparta unidos contra los persas lo perdieron,
y la edad de oro de la Grecia clásica del siglo V a. c había desaparecido para siempre.
Cuando dos potencias buscan la supremacía, el resultado puede ser terrible para ambos, tanto
para el vencedor como el vencido, en tanto no exista especial atención a las formas de gestión
y negociación de este proceso. Así, la trampa de Tucídides es un concepto que nos sirve para
advertir lo que sucede cuando dos potencias compiten por el poder mundial.
Historiadores, cientistas políticos, especialistas en relaciones internacionales, y periodistas
expertos, citan cada vez con más frecuencia la llamada "trampa de Tucídides", refiriéndose
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a la tensión en la “estructura Internacional” producida por la emergencia de China y eventual
desafío de EE. UU.
Una de las cuestiones, sino “la cuestión central” de esta dinámica, radica en la cuestión acerca
del orden mundial, con la pregunta si China y Estados Unidos pueden evitar caer en la trampa
de Tucídides, o no.
Las formas de gestión del auge de la República Popular China y el declive de Estados Unidos
determinarán la forma, articulación y/o reconfiguración del balance de poder mundial, lo que
se traducirá en un impacto, tanto en la estructura, como en las reglas que rigen dentro de la
misma para los actores; en este sentido, nunca hubo un cambio tan veloz y trascendental
como el ascenso de China.
¿Estados Unidos y China ya han caído en la trampa de Tucídides? Aun no lo sabemos, la
historia está por ser escrita.
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