Gustavo A. Báez Castillo
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Latitud Sur N° 17, Vol. 2, Año 2022. Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas, Centro
de Investigación en Estudios Latinoamericanos para el Desarrollo y la Integración (CEINLADI). (En línea)
ISSN 2683-9326.
Introducción
La trampa de Tucídides explica la relación entre una potencia hegemónica en declive y otra
potencia emergente en ascenso. La trampa está referida al viejo historiador griego de la época
clásica, quien en su obra “Historia de la guerra del Peloponeso” recuenta la historia de la
guerra entre Esparta y Atenas, Tucídides, considerado, por algunos, como el padre de la
historiografía científica y, también, como el padre de la escuela del realismo político, da
cuenta de las relaciones entre las naciones en función de su poder, y no, debido a la justicia.
Los objetos centrales de la disciplina de los Estudios Internacionales tratan acerca de los
asuntos de la guerra y la paz, los sentidos del poder, el realismo, los conflictos, el análisis del
sistema internacional y los fundamentos sobre los cuales este se sostiene. Las
transformaciones en la configuración del poder internacional de los últimos 30 años han
mostrado un cambio de orden estructural. La fuerza unipolar de EE. UU. finalizada la Guerra
Fría (Chang, B. 2015) posicionaba a Estados Unidos como la potencia que ostentaba la
supremacía hegemónica del poder militar, tecnológico, económico y político.
No obstante, las fuerzas dinámicas de la configuración internacional muestran, hace ya
muchos años, la fuerza en ascenso de China. En este escenario, la relación entre ambas
potencias se ha tensionado por la problemática relación entre China y Taiwán, dado que, para
aquella, esta corresponde a una provincia China, negando la posibilidad de soberanía e
independencia (Tunsjø, Ø. 2008). El conflicto se agudiza, dado que Taiwán está bajo el
espacio de influencia de EE.UU. (Clark, C. 1987) quien, a su vez, apoya política, económica
y militarmente a Taiwán (Cheng, T. 2001).
Este conflicto no solo afecta la situación del Este de Asia, sino que impacta en todo el mundo
y, desde luego, en América Latina y Caribe (ALC). La gravitación del conflicto entre EE.
UU. y China ha venido tensionando la política internacional de ALC, por cuanto es objeto de
presión de parte de ambos gigantes, para que favorezcan la posición de uno y otro, cuestión
que, probablemente, será llevado a instancias multilaterales.
Dado que el campo y estructura internacional siempre está cambiando en sus aspectos
sustanciales, también lo hacen los enfoques teóricos (Renouvin, P. y Duroselle, J. B. 2000)
y metodológicos (Wight, M. 2005) con los que analizamos e interpretamos los hechos. En
efecto, la historia de las teorías de los Estudios Internacionales da cuenta de una interacción
teórica entre distintas escuelas, y muchos de los estudios del área cruzan el análisis de los
fenómenos internacionales mediante la contrastación de los hechos con la teoría, en tanto
matriz explicativa de los mismos, es decir, teoría versus datos empíricos, en tanto partes de
una dicotomía presente de la evolución que transcurre en la construcción de la realidad y de
nuestras sociedades. Respecto de lo anterior, se observan distintos ángulos de aproximación
a la observación e interpretación de los fenómenos internacionales, es decir, un mismo hecho
tiene lecturas teóricas distintas (Allan, P. 2001).
¿Es la fuerza (Hobbes, T. 1992), la forma que debe regir el ordenamiento de los asuntos entre
las naciones, o bien, son las normas y las instituciones, las que establecen la cota de lo
posible, legítimo y aceptable, o máxime, la construcción de una visión mas idealista de una
paz perpetua (Kant, I. 2001)?