Eirini Paraskeva
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Latitud Sur N° 18, Vol. 1, Año 2023. Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas, Centro
1de Investigación en Estudios Latinoamericanos para el Desarrollo y la Integración (CEINLADI). (En línea)
ISSN 2683-9326.
violencia, los cambios sociales y los desafíos globales del futuro, entre otros, que tienen un
firme pretexto sociocultural. Los estrechos lazos que existen entre literatura y sociedad se
ponen de manifiesto en la narrativa de la escritora argentina Claudia Piñeiro y, más
específicamente, en su novela Las viudas de los jueves.
Como apunta Efthimia Pandis Pavlakis (2021), la novela de Piñeiro se enfoca en una etapa
histórica de la Argentina marcada por los errores políticos y económicos heredados de la
dictadura militar de Jorge Rafael Videla (1976-1981), destacando aspectos como la deuda
externa y la intervención del Fondo Monetario Internacional (Pandis Pavlakis, 2021, pág.
37). Cabe mencionar que, en la Argentina, la dictadura fue el punto de partida para una
profunda transformación de las relaciones económicas, cuyos efectos repercutieron
significativamente en la configuración social y económica del pas; en este perodo “se
interrumpe la industrialización sustitutiva y se impone un nuevo comportamiento económico
y social basado en la valorización financiera” (Basualdo, 2002, pág. 13). Esta época precede
a la presidencia de Raúl Alfonsín (1983-1989), quien, a pesar de sus esfuerzos por
democratizar a la Argentina, se vio obligado a priorizar la resolución de una severa crisis
económica, descrita como “el pas estaba en quiebra” (Rojas, 2003, pág. 92). Para abordar
esta crisis, Alfonsn implementó el “Plan Austral”, que incluyó la introducción del austral
como nueva moneda, reemplazando al peso argentino (Rojas, 2003, pág. 92). Sin embargo,
el manejo fiscal inadecuado por parte de los gobiernos provinciales, caracterizado por un
endeudamiento creciente, no solo falló en solucionar los problemas económicos, sino que
también propició una inflación descontrolada en 1989 (Rojas, 2003, pp. 92-94). Los últimos
meses del gobierno de Alfonsín estuvieron marcados por una devastadora hiperinflación, lo
que llevó a su salida anticipada del poder, faltando ciento ochenta días para completar su
mandato legal (Zicolillo, 2010, pág. 41). En este contexto de crisis económica, en 1989,
asumió la presidencia Carlos Menem (1989-1999) con la promesa de superar la crisis,
mediante políticas neoliberales centradas en la reforma del Estado, la desregulación
económica y el ajuste fiscal (Castro, 2001). Llairó y Palacio (2009) trazan los componentes
clave de la reforma implementada en el período menemista:
Las condiciones para el desarrollo de la política económica del gobierno menemista tuvieron
su origen en los efectos generados por el abrupto final de la confrontación ideológica
Este-Oeste y la consolidación de los principios de libertad económica, propios del
modelo de libre mercado.
La reforma económica que consolida el modelo de economía de mercado (instaurado
parcialmente ya desde mediados de los años setenta) comenzó luego de las dos
hiperinflaciones que azotaron los primeros años del gobierno menemista, llevándose
consigo la gestión de dos ministros de economía: Néstor Rapanelli (18/07/89-
18/12/89) y Erman González (19/12/89-04/02/91). Fue con Domingo Cavallo, en el
ministerio de Economía (01/03/91-04/08/96), que se inició el proceso de vaciamiento
y minimalización del Estado argentino, mediante la aplicación a ultranza de las
recetas ortodoxas impartidas por organismos internacionales de crédito (Fondo
Monetario Internacional y Banco Mundial). Los pilares de estas reformas económicas
–pero también políticas y sociales– fueron:
a. Frenar el proceso inflacionario
b. Reducir el déficit fiscal del Estado