Sobre la
influencia de Karl Polanyi en Arthur Okun y otros economistas keynesianos
Karl Polanyi's influence on Arthur Okun
and other keynesian economists
Recibido 16/9/2020
Aceptado 25/10/2021
ABSTRACT
This
article examines the influence of the author of The Great Transformation (1944)
on Arthur Okun. Polanyi's explicit influence on Okun is reflected in his
discussion on the desirability of limiting the role of the market in a
democratic society and guaranteeing a minimum level of welfare for the entire
population in Equality and Efficiency: the Big
Tradeoff. It is also argued that Okun’s distinction in Prices and
Quantities: A Macroeconomic Analysis, between auction markets and customer
markets, is strongly reminiscent of Polanyi's similar classification in Trade
and Market, and The Livelihood of Man, because of the
importance Okun assigns to fairness as an explanatory factor of price rigidity,
which refers to the embedded character of exchanges as proposed by Polanyi. The
importance of fairness in the explanation of price (and wage) rigidity is later
taken up by other Keynesian and behavioral economists such as George Akerlof, and Daniel Kahneman, Jack Knetsch
and Richard Thaler, largely under the influence of Okun.
Códigos JEL: B11, B22, D9, E7
Palabras clave: Historia del pensamiento económico, keynesianismo, fundamentos
microeconómicos de la macroeconomía, economía conductual
1. Introducción
El presente artículo examina la
influencia del autor de The Great Transformation (1944)
sobre Arthur Okun, uno de los economistas keynesianos más destacados en las
décadas de 1960 y 1970. Entre 1947 y 1953, Karl Polanyi enseñó Historia
Económica General (a nivel de postgrado) en
Arthur Okun estudió en
La influencia explícita de Polanyi en
Okun se ve reflejada en la discusión que éste desarrolla en Equality and Efficiency: the
Big Tradeoff sobre la conveniencia de limitar el
rol del mercado en una sociedad democrática y garantizar un nivel mínimo de
bienestar para toda la población, un tema de gran actualidad. Se postula además
que la importante distinción que propone Okun en Prices and Quantities: A Macroeconomic
Analysis, al clasificar los mercados de bienes en
mercados de subasta y mercados de clientela, tiene fuertes reminiscencias del
Polanyi de Trade and Market, y
de The Livelihood of Man, especialmente por la importancia que Okun le
asigna a la equidad como factor explicativo de la rigidez de precios en los
mercados de clientela, que remite al carácter enraizado (embedded) de los intercambios
basados en lo que Polanyi llamaba “equivalencias”. La importancia de la equidad
en la explicación de la rigidez de precios (y de salarios) es retomada luego
por otros economistas keynesianos y conductuales como George Akerlof, y Daniel Kahneman, Jack Knetsch
y Richard Thaler, en buena medida, por la influencia
de Okun.
2. La influencia explícita de
Polanyi en Okun: Igualdad y Eficiencia,
las tensiones de una democracia capitalista
En
su célebre obra Equality and Efficiency: the Big Tradeoff,[3]
Okun (1975) discute la conveniencia de limitar el rol del mercado en una
sociedad democrática y garantizar un nivel mínimo de bienestar para toda la
población. El propósito central del libro es la
fundamentación de políticas que reduzcan la desigualdad y eliminen la pobreza
sin un costo excesivo en términos de eficiencia.
Okun
comienza examinando las tensiones que originan en una democracia capitalista
como la de Estados Unidos, el imperio del principio de la igualdad en el
sistema político, y el imperio del principio del mercado en el sistema
económico con su secuela de generación de grandes desigualdades de ingresos. El
capítulo I, titulado “Derechos y dólares” plantea la contradicción mencionada
en los siguientes términos:
Tal
es la doble vara de una democracia capitalista: profesar y perseguir un sistema
político y social igualitario y generar simultáneamente disparidades enormes en
el bienestar económico. … En la medida que el sistema tiene éxito, genera una
economía eficiente. Pero la persecución de la eficiencia necesariamente crea desigualdades.
Y en consecuencia la sociedad enfrenta una disyuntiva [tradeoff]
entre igualdad y eficiencia. (p. 1).
La
distribución igualitaria de derechos sociales y políticos entre los ciudadanos
y habitantes de una democracia, impone en sí misma
límites al rol del mercado ya que los mismos no deben comprarse ni venderse por,
dinero. ¿Cuál es el fundamento de esta distribución igualitaria de derechos inalienables?
Según Okun hay tres motivos que la justifican: la libertad, el pluralismo y el
humanismo. Al analizar el pluralismo, Okun formula la primera referencia a
Polanyi basada en “Our Obsolete Market
Mentality” (1947):
Otro
camino hacia el dominio de los derechos, que enfatiza el pluralismo y la diversidad,
puede esbozarse siguiendo los lineamientos desarrollados por mi maestro, Karl
Polanyi. Tal como él lo percibió, la red de relaciones en una sociedad viable
debía descansar en una amplia base de motivos e intereses humanos. La ganancia
material es (a lo sumo) uno de los muchos motivos que impulsan la actividad económica.
A su vez, la economía es solo una de las dimensiones de la sociedad y debe
estar “enraizada” [“embedded into”]
en una sociedad exitosa. Polanyi deploraba la “sociedad de mercado” en la cual
todas las otras relaciones estarían subordinadas al mercado.
Los derechos pueden verse entonces como una protección contra la dominación
del mercado que surgiría si todo pudiera ser comprado o vendido por dinero. (p. 12).
Más
adelante advierte contra:
El imperialismo
de la valuación de mercado da cuenta de su contribución, y de su amenaza a otras instituciones.
Puede destruir todos los otros valores a la vista. Si los votos fueran canjeados
al mismo precio que las tostadoras, no valdrían más que las tostadoras y perderían
su significación. (p. 13).
Poco
después afirma de manera rotunda:
La sociedad
necesita mantener al mercado en su lugar. El dominio de los derechos es parte
de los frenos y contrapesos al mercado diseñados para preservar valores que no
están denominados en dólares. (p. 13).
Luego
de mencionar otros mecanismos extra-mercado (premios
no monetarios, convenios voluntarios basados en el afecto y la fraternidad),
además de la igualdad de derechos, concluye que:
Estos
diversos mecanismos mantienen al mercado
en su lugar y evitan que la sociedad se convierta en una gigantesca máquina expendedora.
Son el aglutinante que mantiene unida a la sociedad. (p. 14).
La
segunda referencia de Okun a Polanyi (1944) se relaciona con la problemática de
las leyes de pobres y aparece en el contexto de una enérgica defensa del
derecho a la supervivencia[4]:
a una
existencia decente−a un mínimo de nutrición, cuidado de la
salud y otros elementos esenciales para la vida” (p. 16), “… cuya satisfacción [Okun
consideraba] un paso urgente y conveniente hacia la igualdad económica… (p. 18).
La
tercera mención a Polanyi se produce al fundamentar la conveniencia de imponer
restricciones al intercambio para prohibir contratos hechos en condiciones de extrema
necesidad que puedan comprometer la dignidad humana de aquellos individuos que
obren por desesperación. Los ejemplos ofrecidos incluyen la prohibición del
trabajo infantil y de los contratos de trabajo de largo plazo, y la conveniencia
de establecer leyes del salario mínimo y de seguridad laboral.[5]
La idea se redondea con la siguiente afirmación:
De este modo, la prohibición de ciertos intercambios
protege a una serie de derechos e instituciones de la contaminación por el
mercado. (p. 20).
A
continuación, sin embargo, Okun advierte que las prohibiciones:
… también pueden ser manipuladas para
aislar instituciones inequitativas, opresivas y jerárquicas de la ventilación por
el mercado. [tal como ocurrió con] … el régimen de castas, las obligaciones feudales,
la inalienabilidad de la tierra combinada con el mayorazgo [entailed
land] y la membrecía gremial … que servían para
promover tanto la desigualdad como la ineficiencia económica. (p. 20).
En
esta línea, Okun interpreta que las discusiones sobre arreglos sociales del
pasado de Polanyi ilustran que, en las sociedades primitivas, antiguas, medievales
y modernas, el mercado ha sido restringido más frecuentemente para preservar el
poder desigual y la jerarquía de los menos que para garantizar los derechos de
los más, aunque aclara que dudaba que Polanyi concordaría con su generalización
(p. 20-1). La sección concluye con una advertencia de resonancia actual:
Que las consecuencias sociales de mantener
el mercado en su lugar sean positivas o negativas depende de lo que se coloque
en los otros lugares. La decisión de llenarlos con igualdad de derechos es solo
característico de la democracia. (p. 21).
La última referencia a Polanyi aparece en
la discusión crítica del tema de los incentivos en el capítulo II titulado “Los
argumentos a favor del mercado”. Okun plantea que no está claro que:
… los incentivos para el esfuerzo de producir
bienes vendibles deban tomar la forma de poder adquisitivo sobre bienes vendibles.
(p. 43).
y citando “Our
Obsolete Market Mentality”
señala que otras sociedades pueden proporcionar incentivos de otros tipos. La
discusión concluye con la siguiente provocación:
Que la economía capitalista avanzada utilice
principalmente incentivos pecuniarios para el esfuerzo productivo… ¿es un progreso
o un retroceso?” (p. 44).
Creemos que las referencias mencionadas, que
forman parte del eje central de los argumentos de Equality and Efficiency, y fueron escritas más de
dos décadas después del encuentro entre Polanyi y Okun, dan testimonio cabal del
profundo impacto que el profesor había causado en su estudiante.
3. La influencia probable de Polanyi en Okun: Prices and Quantities
3.1 Las innovaciomes de Prices and Quantities
En Prices and Quantities: A Macroeconomic
Analysis (1981), su obra cumbre y póstuma, Okun se
propone la ambiciosa tarea de desarrollar la función de oferta agregada a fin
de entender el nuevo problema de la inflación persistente. Este proyecto implicaba
fundamentar la oferta agregada a partir de una profunda revisión y análisis del
funcionamiento de los mercados de trabajo, productos y activos, en una línea
diferente a la seguida por la literatura neoclásica de los microfundamentos
de la macroeconomía, anticipándose en buena medida a los “nuevos keynesianos”.[6] El libro retoma la visión
de la economía esbozada en “Inflation: Its Mechanics and Welfare Costs” (1975) donde
predominan mercados que no ajustan sus excesos de oferta o demanda vía ajustes
de precios, a saber, customer markets en el
caso de productos y career markets en el
caso del trabajo.
En relación a los mercados
de productos, Okun introduce una importante distinción en el capítulo 4: los mercados
de subasta (auction markets) contrastan
con los mercados de clientela (customer markets). Los mercados de subasta corresponden al caso típico
de los manuales de microeconomía, es decir, a aquel cuyos precios (flexibles)
se determinan por el libre juego de la oferta y la demanda. En contraste, los
precios de los mercados de clientela son rígidos, o sea, poco sensibles a las
variaciones de la demanda que se traducen más bien en variaciones de las cantidades
vendidas que en fluctuaciones de precios; en otras palabras, los precios de
estos mercados no son market clearing. Esta distinción tiene por
supuesto antecedentes; quizás el más conocido sea la diferenciación establecida
por John Hicks (1974) entre los mercados de bienes de precios flexibles (Flexprice goods) y los mercados
de bienes de precios fijos (Fixprice goods).
Sin embargo, la discusión que desarrolla
Okun (1981) sobre las razones que llevan a que los precios sean rígidos en
algunos mercados es superlativa e innovadora especialmente por la introducción
de elementos institucionales al análisis y las consideraciones de justicia y equidad
(fairness),
yendo así más allá de las consideraciones relativas a la estructura y
concentración de los mercados. En palabras de Okun:
La visión del mercado de clientela no
considera que la inflexibilidad de los precios sea una consecuencia
necesariamente adversa del oligopolio. Por el contrario, reconoce que el vínculo
entre el comprador y el vendedor es un arreglo institucional inherentemente
deseable que economiza los gastos de ir de compras, probar productos y otros
costos de transacción. Esta visión sugiere que muchas firmas que han formado
una clientela lo han logrado valorando que los clientes las consideren confiables
y equitativas [fair][7]
(p. 178).
Antes, Okun había explicado que los
precios de los mercados de clientela sí suelen reaccionar ante aumentos de
costos, generando una asimetría en la flexibilidad de los precios que surge, en
parte de:
… contratos implícitos o convenciones que
introducen un concepto de equidad en las relaciones entre oferentes y clientes
según los cuales los aumentos de precio basados en aumentos del costo son aceptados
generalmente como equitativos, mientras … los que podrían basarse en aumentos
de la demanda se descartan por inequitativos. (p. 170).
3.2 Los probables antecedentes
en Trade and Market y Livelihood of Man
Conjeturamos que la clasificación de los
mercados de productos, el enfoque institucional y el énfasis en la equidad en relación a los mercados de clientela tienen antecedentes
claros en la obra de su profesor Karl Polanyi, especialmente, “Aristotle Discovers the Economy” (1957), “The Economy as Instituted Process” (1957) y Livelihood of Man (1977).
En el artículo sobre Aristóteles aparece el intercambio según equivalencias, es
decir, el “precio justo” enraizado (embedded) en
relaciones sociales más amplias (por ejemplo, redistributivas) que es luego
retomado por los escolásticos de
3.2.1 Set-price markets y price-making markets
En The Economy as an Instituted Process, Polanyi
plantea que las economías adquieren unidad y estabilidad a través de la
combinación de unos pocos patrones que él llama “formas de integración”. Los
principales patrones que habrían existido son: la reciprocidad, la
redistribución y el intercambio. La reciprocidad se vincula con agrupamientos
simétricos, la redistribución supone un centro y el intercambio (como forma de
integración), implica un sistema de mercado (1957: 250).
En términos más generales, el intercambio
(sea o no una forma de integración) no es lo mismo que el mercado. El
intercambio es un movimiento de apropiación mutua de bienes que cambian de manos.
Puede darse a tasas o equivalencias fijadas o negociadas. El último caso se
limita a un tipo definido de institución de mercado, el mercado formador de
precios (price-making markets). Las
instituciones de mercado comprenden una multitud de oferentes y/o una multitud
de demandantes. El intercambio a tasas fijadas ocurre bajo formas de
integración basadas en la reciprocidad o en la redistribución; si además
existen multitudes de oferentes y de demandantes, tenemos un mercado de precios
fijados (set-price
markets). El intercambio a través de mercados
formadores de precios, constituye otra forma de
integración. (1957:266-7).
Los sistemas de precios pueden contener a
medida que se desarrollan en el tiempo capas de equivalencias originadas
históricamente bajo diferentes formas de integración. Max Weber señaló que
debido a la falta de una base de costeo el capitalismo occidental no se habría
desarrollado de no ser por la red medieval de precios estatuidos y regulados,
las rentas consuetudinarias, etc., un legado del gremio y el feudo. (1957: 269)
3.2.2 Aristóteles y el precio justo
La interpretación de las observaciones
económicas de Aristóteles (Política, Ética Nicomaquea)
han sido víctimas, según Polanyi, de un malentendido originado en la
extrapolación de las características de los mercados actuales a
Así Aristóteles distinguió entre el
comercio que servía para restaurar la autosuficiencia de los oikós, que “acordaba
con la naturaleza”, y el que perseguía otros fines, que era contrario a la
naturaleza. Los precios deberían servir para reforzar el vínculo de la
comunidad, pues en caso contrario el intercambio no continuaría y la comunidad
cesaría de existir. Este precio o “equivalencia” no se determinaba en el
mercado. El concepto mediador en ambos casos es la autosuficiencia de la
comunidad. Aristóteles no intentó ofrecer en su Ética Nicomaquea una teoría de la determinación
de precios de mercado que igualaran oferta y demanda (1957: 82).
Charles Gide destaca que para Aristóteles
el intercambio es justo si ninguna de las dos partes es más rica ni pobre
después del acto que antes (1941: 8). Según Polanyi, en la percepción del Estagirita,
el precio negociado en el mercado podría beneficiar a una de las partes a
expensas de la otra y minar así la coherencia de la comunidad. El comercio
lucrativo era antinatural y la fluctuación de precios indeseable. En cambio, el
precio natural, generado por costumbre, ley o proclamación, lejos de ser una
valuación impersonal de los bienes intercambiados, expresaba una estimación
mutua de los status de los productores (1957: 88-9).
Schumpeter reconoce que Aristóteles buscó
sin duda un canon de justicia en la determinación de los precios y lo encontró
en la “equivalencia” entre lo que el hombre da y recibe. Tras mencionar la
condena de Aristóteles del precio de monopolio por “injusto”, conjetura que ese
canon de justicia conmutativa era el precio normal de competencia (1954: 61).
Es claro que Schumpeter cae en el error de extrapolación antes mencionado. Por
otra parte, considera que el maestro de Alejandro además de preocuparse por la
ética de los precios, intentó sin éxito analizar los mecanismos
reales de mercado (1954: 60n). Más adelante examinaremos esta oposición entre
“ética de los precios” y “análisis de los mecanismos reales de los mercados”.
El experto argentino en ética
aristotélica, Osvaldo Guariglia, coincide en lo
esencial con la interpretación de Polanyi (apoyada también por el conocido estudioso
de la economía de la antigua Grecia, Moses Finley), tanto respecto al carácter
de la economía antigua como del problema que trató de resolver el filósofo. Guariglia precisa que la perspectiva desde la cual
Aristóteles considera el valor de cambio es moral:
… Aristóteles pretende
establecer un criterio objetivo que presida el intercambio justo y lo busca en dos
criterios coadyuvantes: (a) una forma de proporcionalidad, …, que en este caso
debe tener en cuenta no el mérito sino el status
digamos profesional de cada una de las partes involucradas. … (b) Una exigencia
de control de sí por parte de cada uno de los miembros que realizan el intercambio
que se centra en la necesidad… (1997: 277-8).
3.2.3 Los escolásticos y el precio justo
Los escolásticos retomaron y
desarrollaron la noción de precio justo esbozada por Aristóteles. Basándose en
aquél, Tomás de Aquino consideró que el precio justo es el que asegura la
equivalencia de la justicia conmutativa. Introdujo la distinción entre precio y
valor (quantitas valoris) que corresponde
a la distinción entre el precio pagado en una transacción individual y el
precio que consiste en la evaluación que el público hace de la mercancía (justum pretium… in quandam aestimatione consistit). Retomaremos
más adelante el importante concepto del precio justo como “evaluación del
público”. En ausencia de tales evaluaciones, Tomás de Aquino reconoció que
dentro de su concepto de precio justo debía considerarse el elemento de valor
subjetivo del objeto para el vendedor, pero no el elemento de valor subjetivo
del objeto para el comprador. Duns Scotus relacionó el precio justo con el costo, es decir, el
gasto en dinero y esfuerzo de los productores o comerciantes (expensae et labores) (Schumpeter, 1954: 93).[8]
Charles Gide clarifica el concepto. Para
los escolásticos, en todo intercambio hay un precio razonable, un precio justo,
basado en los gastos incurridos por el vendedor o la privación sufrida por la
cesión de la cosa, pero que no debe basarse en las necesidades del comprador.
El vendedor no debe abusar de las necesidades del comprador, de su indigencia (indigentia) para
aumentar el precio en consecuencia. Hacerlo sería un pecado. Los escolásticos
condenaron la tesis según la cual el precio pagado libremente por el comprador
es necesariamente justo y rechazaron el adagio “toda cosa vale la suma pagada
por ella”. El hecho de que la víctima de una injusticia la consienta no alcanza
para justificarla. El precio corriente o “natural”, es un hecho, pero en una
esfera superior existe otro precio, un precio justo dictado por la moral, la
religión y que debería ser el mismo que el de la ley. (1941: 11-2).
Hay dos puntos claves que nos interesa destacar
de esta breve revista del precio justo para los escolásticos: (i) la idea de
que existe una “evaluación del público” de lo que es el precio justo, que
reaparecerá modernamente como “estándar comunitario”; (ii)
el rechazo al abuso de la necesidad del comprador, que puede generar rigidez de
precios frente a variaciones de la demanda[9].
3.3.4 La funcionalidad del precio justo
Adelantaremos una proposición. Creemos
que hay una confusión alrededor del concepto de “precio justo” entre lo
normativo y lo positivo. La interpretación usual, basada en una concepción de
mercados desenraizados de la sociedad donde los intercambios son de carácter impersonal
y esporádico, suele considerar la noción de precio justo como puramente
normativa y, a menudo, ingenua y hasta ignorante, cuya aplicación o bien es
inocua o bien perjudicial. Si en cambio se considera que los intercambios
ocurren en contextos donde las personas interactúan de manera repetida, es
decir, insertas en una red de relaciones sociales, el concepto puede
interpretarse en un sentido positivo que describe una condición de legitimidad
que permita dar continuidad a los intercambios.[10]
En esta última concepción, el precio
justo permite la continuidad y la expansión de los intercambios. Esta es la
visión desarrollada por Polanyi en Livelihood of Man (1977). En la sociedad Nuzi
(Mesopotamia) del siglo V antes de nuestra era, se practicaba el ditennutu, el
libre intercambio del uso de tierra, personas, ganado, dinero, vehículo u otros
bienes, por cualquiera de estos bienes, bajo la condición de que el uso de las
dos partes pudiera considerarse igual. La condición vital era la ausencia de ganancia de una de las partes a
expensas de la otra. Las implicancias de este pensamiento antiguo son cruciales
para comprender el desarrollo temprano de la institución del “precio justo”, el
precursor del precio. Las equivalencias entre unidades de diferentes bienes
debían expresar proporciones que resultaran de las condiciones existentes en
tal sociedad y que contribuyeran a mantenerlas. La justicia expresada en la
equivalencia refleja cuán justa es la sociedad. Esta es la lógica del precio
justo postulado por los escolásticos y determinado por la autoridad municipal o
los gremios. El rol económico de la justicia en los imperios antiguos consistió
en remover la prohibición tribal sobre las transacciones a través de la
eliminación del estigma de la ganancia con sus implicancias disruptivas. Se
libera así una fuerza económica que multiplica la productividad del trabajo en
la agricultura basada en el control de las inundaciones. La proclamación de las
equivalencias es una de las funciones principales del rey antiguo, la cual
provee una sanción semi-religiosa de las
transacciones que regulaba (1977: 70-74). Polanyi concluye así:
Desde las primeras colonias comerciales de Asiria,
las leyes de Eshunna, el Código de Hammurabi, hasta
la Mishná y el Talmud de Babilonia 2500 años después; en realidad, hasta la
época de Tomás de Aquino o tal vez bastante después, el precio justo fue el
único precio al cual las transacciones se consideraban legítimas. (1977:74)
4 Del just price al fair price y
la herencia de Okun
Volveremos a Okun a través de sus
herederos contemporáneos. Pero antes, un breve párrafo sobre el paso de just price a fair price y
su significado. Un examen exhaustivo demandaría un artículo entero. Just se origina en el latín y fair tiene origen anglosajón. En inglés,
las palabras provenientes del latín suelen aparecer en el lenguaje académico y
el jurídico-político. Las palabras de origen anglosajón son de uso más
coloquial y popular. El diccionario provee acepciones similares para just y fair, pero hay quizás dos matices sutiles.
En primer lugar, just
parece más correlacionado con lo legal legítimo. En segundo lugar, otro matiz
aparece si vinculamos just
con justice
y fair con fairness; fairness
suele traducirse como equidad, que es un criterio de justicia, pero no el único;
entonces, fair puede interpretarse
como equitativo.[11]
Estos giros sutiles del sentido se corresponden con los cambios históricos producidos:
homo aequalis
privilegiará la equidad como criterio de justicia, las normas sociales de la
sociedad civil no necesitan sanción de las autoridades legales para ser
operativas. Un punto especialmente notable que aparece en los herederos de Okun
es el de la fuerza de la reciprocidad (aquella forma de integración
predominante en las sociedades tribales simétricas) como explicación del fair price en
las transacciones económicas contemporáneas.
4.1 Akerlof, Yellen y la
hipótesis del salario justo (fair wage)
George Akerlof[12] desarrolla en “Labor contracts as a partial gift exchange” (1982) una teoría alternativa
del contrato implícito laboral con un énfasis sociológico que se centra en el
carácter de “intercambio de dones” del contrato de empleo donde el intercambio
se basa parcialmente en normas de conducta endógenamente determinadas. El autor reconoce explícitamente su
filiación:
La dependencia de los contratos implícitos
de normas de conducta (en lugar de la distribución del riesgo)[13]
capta aspectos importantes de la descripción de Okun (1975, 1981) que no han sido
analizados en el marco [teórico] de Azariadis-Bailey.
(1982: 544-5).
El artículo explica el desempleo
involuntario, el punto ciego de la teoría neoclásica, en términos de la
respuesta de la firma a la conducta del colectivo de trabajadores, ya que el
esfuerzo de los trabajadores depende de las normas determinantes de un día de
trabajo justo (fair days’
work). Para afectar tales normas, la firma puede
pagar más que el salario que vacía el mercado (market-clearing wage). El
colectivo de trabajadores, a su vez, responde ante el “don” de un salario mayor,
con el “don” de un mayor esfuerzo aumentando su productividad. Así se introduce
una rigidez en el salario real y, como consecuencia, desempleo involuntario. Las
ramas de actividad y/o firmas que pagan consistentemente un salario que mayor
que el que vacía el mercado, constituyen el denominado segmento primario del
mercado de trabajo, mientras que las que pagan el nivel de salario que vacía el
mercado constituyen el llamado segmento secundario del mercado de trabajo
(1982: 543-4 y 560), lo cual explicaría el mercado dual de trabajo descripto por
Peter Doeringer y Michael Piore
(1971). Akerlof toma el concepto de intercambio de
dones del clásico antropológico “Essai sur le don” de
Marcel Mauss, que enfatiza la importancia de la reciprocidad en las sociedades
llamadas “primitivas”. Akerlof y Janet Yellen (1988, 1990) reformulan el modelo anterior
postulando la hipótesis del salario-esfuerzo justo (fair wage-effort hypothesis)
basándose en la teoría de la equidad (equity)
de la psicología social y la teoría sociológica del intercambio social. Según
esta versión, los trabajadores tienen una concepción de lo que es un salario
justo y regulan su esfuerzo de acuerdo a la relación
entre salario efectivo recibido y el salario justo deseado. Estos modelos de
salarios de eficiencia[14] basados en el intercambio
de dones y consideraciones de equidad han sido muy influyentes y han inaugurado
una enorme literatura.
4.2 La equidad como restricción a la búsqueda de ganancias
En “Fairness as a Constraint on Profit Seeking:
Entitlements in the Market” Daniel Kahneman[15], Jack Knetsch
y Richard Thaler[16] (1986), retoman explícitamente
la idea de Okun (1981) de que la equidad estaba detrás de la rigidez de precios
y salarios, pero la llevan más lejos aun al ofrecer evidencia de que también
actúa como restricción a la maximización de beneficios (1986: 728-729). La
consecuencia no es menor, como lo señalan los mismos autores, ya que Akerlof y Yellen (1985) habían demostrado que pequeños
desvíos respecto a la maximización de beneficios en la fijación de precios y
salarios, generan grandes fluctuaciones en las cantidades reales de empleo y
producción con poco efecto sobre los beneficios (desvíos de segundo orden
respecto al beneficio máximo). Los autores resumen el contenido del artículo en
los siguientes términos:
Por medio de encuestas telefónicas se obtuvieron
pautas comunitarias de equidad en la determinación de precios y salarios. En
los mercados de clientela y de trabajo es aceptable que una firma aumente los
precios (o recorte los salarios) cuando peligran los beneficios y que mantengan
los precios cuando bajan los costos. No se considera equitativo explotar
desplazamientos de la demanda aumentando los precios o recortando los salarios.
Varias anomalías de mercado se explican al suponer que las pautas de equidad
influyen en la conducta de las firmas. (1986: 728)
Nótese: (a) son las pautas de
equidad-justicia de la comunidad las que influyen sobre la fijación de los
precios, (b) el rechazo a aumentar las ganancias a expensas de los clientes
(aumentando el precio cuando sube la demanda del bien) o de los trabajadores
(recortando los salarios cuando sube el desempleo). La afinidad de fair price or fair wage behavior con la noción de just price es evidente, así como también su
relevancia como concepto de la economía positiva.
5 Conclusión:
la resonancia actual de Polanyi y Okun
Desde Akerlof
(1982) y Kahneman et al (1986) la literatura económica, teórica y
empírica, que incluye los temas de fairness, equity y reciprocidad ha explotado. Estamos lejos del reino
absoluto del homo economicus,
y buena parte de la investigación de frontera de los últimos treinta años se
desarrollado en esta dirección a lo largo de la llamada economía conductual (behavioral economics) y
de la economía experimental[17][18].
Polanyi le dedicó un gran esfuerzo al
estudio de las instituciones de la economía a lo largo de la historia y en
distintas sociedades con el fin de entender mejor nuestra sociedad y
desnaturalizar las categorías del análisis económico de la corriente principal.
En tal sentido, su iluminación de la importancia de las formas de integración
distintas al mercado como la reciprocidad y la redistribución en las sociedades
precapitalistas ha sido un aporte fundamental. La crisis del 2008 ha probado
que su crítica de la utopía del mercado autorregulado basado en la codicia y el
hambre, desarrollada en
Referencias
[1] Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Económicas. Buenos Aires, Argentina.
CONICET-Universidad de Buenos Aires. Instituto Interdisciplinario de Economía Política de Buenos Aires (IIEP), Argentina.
Universidad Nacional de Tres de Febrero. Centro de Investigación y Docencia para la Economía del Desarrollo, Argentina.
[2] En “The Economy as Instituted Process” (capítulo XIII de Trade and Market), Polanyi distingue entre dos significados del término “económico” que se han combinado pero que tienen raíces diferentes. El significado sustantivo de “económico” deriva de que para vivir el ser humano depende de la naturaleza y sus semejantes, y se refiere a la interacción del primero con su entorno natural y social para proveerse de los medios de satisfacción de sus necesidades materiales. La definición formal del término “económico” es la más familiar para los economistas y corresponde a la “relación entre fines y medios escasos que tienen usos alternativos” para expresarlo en las palabras de Lionel Robbins (1932). Según Polanyi, el enfoque sustantivo se aplica a todas las sociedades mientras que el formal solo a la sociedad de mercado.
[3] En el prólogo de la reedición de esta obra en 2015, Lawrence Summers subraya la vigencia de su filosofía económica y destaca el cuidado y rigor en la formulación de la visión de Polanyi sobre los sistemas sociales más amplios en los cuales deben residir los mercados.
[4] Ante el agravamiento de la situación social en las zonas
rurales de Inglaterra causada por los cercamientos de campos y ejidos (commons), la inestabilidad del comercio internacional
y la declinación de la producción artesanal debido a la incipiente Revolución
Industrial, los jueces del condado de Berkshire reunidos en Speenhamland
el 6 de mayo de 1795 reinterpretaron la antigua Ley de Pobres y decidieron otorgar
subsidios que garantizaran el “derecho a la vida” no solo a los enfermos y
ancianos sino también a los desocupados, los ocupados que no ganaran lo suficiente
y a sus familias. Estos subsidios fueron legalmente prohibidos por la reforma a
la Ley de Pobres sancionada en 1834, que solo autorizó las ayudas “puertas
adentro” en las infames casas de trabajo (workhouses),
crudamente descriptas por Charles Dickens en Oliver Twist. Según Polanyi
(1944, capítulo 7) esta reforma, que jugó un papel crucial en la constitución
del mercado de trabajo en Inglaterra, tuvo consecuencias sociales devastadoras
por la abolición del “derecho a la vida”.
[5] Hay aquí una gran afinidad con el análisis de las consecuencias de la constitución del trabajo en “mercancía ficticia” (Polanyi, 1944, capítulo 14) aunque sin mención explícita del mismo.
[6] Véase Mankiw y Romer (1991) para una compilación comprehensiva de esta literatura.
[7] La sección 4 fundamenta la traducción de fair.
[8] Schumpeter
(1954: 93) interpreta que el precio justo de los escolásticos no puede ser otro
que el precio normal de competencia. Pero ¿qué sentido tiene hablar de precio
normal de competencia en
[9] Un árbitro anónimo señaló que un antecedente de la “evaluación del público” y del “estándar comunitario” aparece en el concepto de communis estimatio desarrollado por el legista Paulus del Imperio Romano en el siglo III y recuperado luego por los escolásticos de la baja Edad Media (Haberfeld 2021).
[10] Jean Gerson, canciller de
[11] John
Rawls (1971, 2001) propone justice as fairness como el criterio a adoptar en materia de
justicia distributiva.
[12] Ganador del premio Nobel de Economía del año 2001 junto con Joseph Stiglitz y Michael Spence.
[13] Azariadis y Bailey explicaban la rigidez salarial como resultado de un contrato implícito entre un trabajador adverso al riesgo y un empresario neutral al riesgo, por medio del cual el trabajador aceptaba un salario fijo pero inferior al promedio que habría obtenido con un salario flexible.
[14] Las teorías de salarios de eficiencia proponen una asociación positiva entre el salario recibido por el trabajador y su esfuerzo. Yellen (1984) resume diversos modelos de salarios de eficiencia. Akerlof y Yellen (1986) ofrece una selección de artículos de esta literatura.
[15] Ganador del premio Nobel de Economía del año 2002 con Vernon Smith.
[16] Ganador del premio Nobel de Economía del año 2017.
[17] Para
dos exposiciones accesibles véase, por ejemplo, la sección sobre “Fairness and Social Preferences”
de Camerer, Loewenstein y
Rabin (comp.) (2004) y el capítulo 2 de Akerlof y Shiller (2009).
[18] Una muestra pequeña de trabajos recientes en esta literatura incluye Bowles 2017, Bruhin et al 2019, Cappelen y Tungodden 2019, DellaVigna etal 2019, Fehr y Schurtenberger 2018, y Gintis 2016.