El origen de la nueva etapa democrática argentina: una evaluación en su 40 aniversario. Su naturaleza dependiente y su carácter pendular

Resumen

Este artículo pretende mostrar la imposibilidad de hacer compatible la consolidación de la democracia con el establecimiento de sistemas económicos, como el neoliberalismo, que acentúan las desigualdades, promueven la exclusión social y fomentan la marginación política. Para ello, analiza el caso de Argentina al cumplir 40 años de vigencia de la democracia. Se procura demostrar la paradoja de adoptar, simultáneamente, las recetas del llamado Consenso de Washington junto al restablecimiento de las libertades civiles y políticas, en medio del sobreendeudamiento externo y del deterioro del aparato productivo y la inversión, heredados de la dictadura. En suma, la extraña combinación de estancamiento económico y libertades políticas, común a las democracias pobres de América Latina. Del gobierno de Raúl Alfonsín al actual de Javier Milei, han transcurrido cuatro décadas y varias administraciones, bajo una dinámica pendular: la prevalencia del Estado o del mercado en la orientación de la política y la economía. Con foco en el análisis del escenario internacional y regional en que se desenvolvió el primer gobierno de esta etapa democrática de la Argentina, y al examinar los cambios que originaron la caída del Muro de Berlín y el colapso de la URSS, desde 1989 hasta el presente, se comprueba un claro debilitamiento de los valores, los derechos y la justicia social, como elementos constitutivos de la democracia. La coalición que llevó al poder a Javier Milei, un outsider de la política, como Bolsonaro, Trump, Salvini, Orbán, Melloni, Kacynsky o Jeanine Añez, expresan ese debilitamiento y el peligro de que la democracia, vaciada de su contenido de desarrollo, justicia y libertad, se convierta en una forma sin sustancia, que encubra la hegemonía del mercado sobre la voluntad popular. Tanto para elegir los gobernantes como para gobernar.