Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
Agronegocios, tecnologías y consenso hegemónico.
Análisis de las representaciones de los actores
agropecuarios de dos partidos bonaerenses
(Ayacucho y Baradero)1
María Dolores Liaudat2
.....
Resumen
En las últimas décadas ha avanzado un modelo de producción en
el agro pampeano denominado “agronegocios” que tuvo profundos
impactos sociales. En la esfera pública prácticamente no tienen lugar
voces críticas que propongan un modelo agropecuario alternativo,
constituyéndose el discurso ideológico de los agronegocios como he-
gemónico. Su tópico principal es la defensa del cambio en la forma de
producción a partir de la promoción de un paquete tecnológico inte-
grado por tres componentes: siembra directa, semillas transgénicas
y agroquímicos. Si bien esta forma de producir ya es predominante
en términos materiales, nos preguntamos si existe un consentimiento
1 Este artículo sintetiza una parte de los hallazgos de una investigación más amplia
sobre hegemonía, discursos e identificaciones en el agro pampeano, plasmada en la
tesis doctoral presentada y defendida en la Universidad Nacional de Quilmes para
optar por el título de Doctora en Ciencias Sociales.
2 CONICET, Centro IESAC-Universidad Nacional de Quilmes (Argentina) doloresliau-
dat@yahoo.com.ar
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 - 1er semestre de 2019
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activo de los sujetos rurales en torno a los sentidos que el discurso
de los agronegocios construyó sobre el nuevo modelo tecnológico.
En este marco, el objetivo de este trabajo es indagar en la eficacia
interpelativa de este discurso en las representaciones sobre el pa-
quete tecnológico de los actores del agro pampeano. La estrategia
metodológica para la recolección y construcción de datos, consistió
en 42 entrevistas realizadas entre el 2016 y el 2018 en dos partidos
bonaerenses con características agroecológicas muy distintas (Bara-
dero y Ayacucho). Mediante este alisis buscaremos profundizar en
la capacidad hegemónica del discurso de los agronegocios y en las
tensiones que emergen respecto al mismo entre los actores agrope-
cuarios.
Palabras clave: Discurso; Agronegocios; Tecnologías, Hegemonía,
Interpelación.
Summary
Agribusiness, technologies and hegemonic consensus. Analysis
of the agricultural actors of two Buenos Aires counties (Ayacu-
cho and Baradero) representations
In recent decades, Pampa´s agricultural model production, called
“agribusiness”, has advanced with profound social impacts. In public
sphere there are practically no critical voices proposing an alter-
native agricultural model, constituting the agribusiness ideological
discourse as hegemonic. Its main topic is the defense of the change
in the form of production from the promotion of a technological
package composed by three components: direct sowing, transgenic
seeds and agrochemicals. In this paper we analyze the interpella-
tive effectiveness of this discourse in the representations about the
technological package” of the agricultural pampa´s actors. The
methodological strategy for collecting and constructing data con-
sisted of 42 interviews carried out between 2016 and 2018 in two
Buenos Aires counties with very different agroecological character-
istics: Ayacucho (predominantly livestock) and Baradero (predomi-
nantly agricultural). Through this analysis, we are going to look into
the hegemonic capacity of the agribusiness discourse and the ten-
sions that emerge from it among agricultural actors.
Key words: Discourse; Agribusiness; Technologies, Hegemony, In-
terpellation.
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A modo de introducción: agronegocios, revolución
tecnológica y subjetividades interpeladas
El proceso de reestructuración global del capitalismo desde los
años ’70 y el impacto de las políticas neoliberales en nuestro país, ge-
neraron el avance de un modelo de producción en el agro pampeano,
al que gran parte de la literatura especifica ha denominado “agronego-
cios, que tuvo profundos impactos sociales (Giarraca y Teubal 2005;
Gras y Herndez, 2016; Pengue 2000). La expulsión de pequeños
productores, el aumento de la concentración, la pérdida de soberanía
alimentaria y la contaminación, son algunas de las consecuencias de
las transformaciones en la forma social de producción agropecuaria.
A pesar de estos fuertes impactos, en la esfera pública prácticamente
no tienen lugar voces críticas que propongan un modelo agropecua-
rio alternativo, constituyéndose el discurso de los agronegocios como
hegemónico en los medios masivos de comunicación (Carniglia, 2011;
Balsa, 2012).
El principal tópico del discurso de los agronegocios es la defensa
a ultranza de las nuevas tecnologías agropecuarias y el cambio en la
forma de producción. Este tópico se basa en una visión del desarrollo in-
fluenciada por el paradigma neoliberal de la sociedad del conocimiento
y el empowerment, que comprenden la perspectiva de que más tecnolo-
a es sinónimo de progreso y que la responsabilidad en la innovación
es del individuo. Si bien los cambios se han producido tanto en la ga-
nadería como en la agricultura, el discurso tecnológico de los agrone-
gocios se centra especialmente en esta última. El modelo agrícola que
promueve se basa en la aplicación de un paquete tecnológico integrado
por la siembra directa, los cultivos transgénicos y los agroquímicos (es-
pecíficamente el glifosato).
Newell (2009) plantea que en la Argentina las nuevas tecnologías
agropecuarias –en alusión principalmente a la biotecnología- se desa-
rrollaron con enorme velocidad como consecuencia de la escasa resis-
tencia que tuvieron a diferencia de lo sucedido en otros países (como
México, Perú o Brasil). Pero todas estas innovaciones tecnológicas han
recibido críticas en nuestro país por sus impactos en la salud y el am-
biente, tanto por parte de movimientos sociales (urbanos y de campe-
sinos extra-pampeanos) como de grupos académicos que sostienen un
discurso socioambiental. Por estos motivos la defensa de los componen-
tes del paquete tecnológico ha ocupado un lugar central en las estrate-
gias discursivas de los impulsores de los agronegocios.
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En la búsqueda por convertir este paradigma tecnológico en he-
gemónico entre los sujetos3 del agro pampeano, los voceros del modelo
han utilizado diferentes operaciones discursivas. Entre ellas, se desta-
can:1) una operación de deslizamiento, al sobrevalorar el conocimiento
frente a los otros recursos claves en el sistema capitalista y presentar los
beneficios productivos de las nuevas tecnologías, evadiendo enunciar
sus límites o consecuencias, 2) la construcción de un interés particular
como general, al sostener que estas nuevas tecnologías benefician al
medio ambiente, permiten construir un modelo agropecuario más jus-
to y ayudan a combatir el hambre en el mundo, 3) la recuperación de
algunos planteos críticos sobre los impactos de las nuevas tecnologías
pero cambiándole su valencia (el ejemplo más paradigmático es la recu-
peración de una versión diluida del discurso del desarrollo sustentable),
4) la disputa por la legitimación de los enunciadores, al denigrar a los
representantes políticos y académicos de los discursos críticos (a partir
de su supuesto “desconocimiento”, sus “intereses ocultos” o rotundo-
los directamente como “ecologistas” y “fundamentalistas”) y 5) la ad-
judicación de la responsabilidad de los impactos sociales de las nuevas
tecnologías al mal uso de algunos productores (Liaudat, 2015; Cáceres,
2018).
No obstante, no podemos conocer la real capacidad hegemónica
del discurso de los agronegocios sin estudiar las subjetividades de sus
destinatarios. En este trabajo indagamos en la eficacia interpelativa de
estas operaciones discursivas sobre las representaciones que los actores
del agro pampeano tienen respecto al paquete tecnológico. Es impor-
tante destacar que este análisis se realiza en un contexto en que estas
nuevas tecnologías ya son dominantes en términos productivos en dicha
región del país.4 Ahora bien, aquí nos preguntamos si esta predominan-
cia en términos materiales del modelo tecnológico de los agronegocios
3 Siguiendo a Azcuy Ameghino (2012) utilizamos la noción de “sujeto” o “sujetos so-
ciales” con fines literarios en calidad de un genérico para distinguir un aglomerado,
según el caso, de todas, alguna o algunas de las clases sociales, fracciones y capas
sociales que conforman la estructura de las explotaciones agrarias. Por otro lado,
utilizamos la noción de “actor” u “actores, para referirnos a las organizaciones, indi-
viduos o grupos informales que expresan a las diversas clases, fracciones o sectores
sociales.
4 Diversos estudios han dado cuenta de cómo la combinación del proceso de aburgue-
samiento del mundo chacarero con una serie de estrategias de las multinacionales
en alianza con el Estado neoliberal en los años ’90, generaron las condiciones mate-
riales para el avance a una gran velocidad de una nueva forma de desarrollar la pro-
ducción en el agro pampeano. Ver: Gras y Herndez, 2016; Newell, 2009; Liaudat,
2018, entre otros.
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y en términos de los discursos en la esfera pública, expresa un consen-
timiento activo de los sujetos rurales en torno a los sentidos que esta
discursividad construyó sobre el mismo, o si por el contrario podemos
encontrar visiones que los cuestionen, e incluso actores que se atrevan a
pensar/proyectar/imaginar formas de producción alternativas.
La mayoría de los estudios sociales críticos sobre el modelo tec-
nológico de los agronegocios se han centrado en los impactos sociales,
ambientales, económicos y/o políticos del mismo (Boy y Rulli, 2007;
Cáceres, 2015; Díaz Röner, 2013; Domínguez y Sabatino, 2010; Pengue,
2000; Rodríguez, 2010). Por otra parte, una serie de académicos han
prestado atención a los discursos ideológicos, aportando en la caracteri-
zación de la concepción del mundo que se divulga en torno a las nuevas
tecnologías (Carniglia, 2011; Folguera; 2011; Gras y Hernández, 2016;
Hendel, 2011; Liaudat, 2015 y 2018). Estos estudios han echado luz so-
bre el rol protagónico que tienen las denominadas “entidades técnicas
(especialmente AAPRESID y AACREA) y las empresas multinacionales
en la difusión del discurso de los agronegocios en Argentina a través del
desarrollo de técnicas educativas (entre las que se destacan la creación
de formaciones académicas en agronegocios) y de comunicación.
Sin embargo, pocos estudios aún han abordado la eficacia de este
discurso sobre los actores del agro pampeano; y los que lo han hecho,
se han centrado en las representaciones de actores sociales específicos
y cómo estas han impactado en la adopción por parte de los mismos de
las nuevas tecnologías. Entre estos se encuentran los análisis de Carni-
glia (2011b) y de Cáceres et al. (1999) sobre las representaciones tecno-
lógicas de los pequeños productores cordobeses, el estudio de Muzlera
(2014) sobre las motivaciones para la capitalización de los contratistas
de la región pampeana, y el estudio exploratorio de Hendel (2009) so-
bre los sentidos que los productores sojeros de San Andrés de Giles le
dan a su actividad, y cómo estos expresan un cambio en la relación
entre sociedad y naturaleza. Los únicos abordajes que proponen una
mirada de mayor alcance, estudiando los efectos de las distintas discur-
sividades públicas sobre los productores agropecuarios a partir de los
datos de una encuesta realizada en la provincia de Buenos Aires, son los
estudios realizados en el marco del grupo de investigación coordinado
por Javier Balsa (Balsa, 2017; Balsa et al, 2017).
Aquí nos proponemos profundizar esta línea de trabajo, abordando
la eficacia interpelativa del discurso de los agronegocios sobre el paquete
tecnológico, no solo entre los productores, sino intentando contemplar
a la diversidad de actores que componen el agro pampeano. La fuente
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de recolección y construcción de datos que utilizamos son entrevistas
a actores agropecuarios de dos partidos bonaerenses: Ayacucho
(predominantemente ganadero) y Baradero (predominantemente
agrícola). Operacionalizamos el estudio de la eficacia interpelativa a
través de dos dimensiones de análisis sobre los principales tópicos y las
estrategias discursivas utilizadas por los entrevistados. Por un lado, las
formas de decodificación (dominante, negociada y/o de oposición) del
discurso hegemónico en la esfera pública; y por otro lado, las formas
de aceptación del mismo (inevitabilidad, adaptación, representación y
resignación).
Este trabajo se ordena de la siguiente manera. En primer lugar,
realizamos una serie de consideraciones sobre las herramientas teóricas
para analizar hegemonía, discursos y eficacia, y presentamos la meto-
dología utilizada. En segundo lugar, analizamos las representaciones
de los actores agropecuarios sobre cada uno de los componentes del
paquete tecnológico. Por último, en las reflexiones finales construimos
una mirada de conjunto sobre el consentimiento que los sujetos agrope-
cuarios expresaron acerca de los tópicos analizados.
Consideraciones teóricas:
hegemonía, discursos y ecacia interpelativa
En esta investigación buscamos profundizar en el análisis de la
eficacia interpelativa del discurso de los agronegocios en las represen-
taciones de los sujetos del agro pampeano. El alisis la eficacia del
discurso de los agronegocios sobre sus principales destinatarios, no sig-
nifica que sostengamos una mirada unidireccional de la construcción
de hegemonía. Por el contrario, partimos de la concepción gramsciana
de la misma entendiéndola como un proceso social de carácter dimi-
co. En diversos fragmentos de su obra, Gramsci sostuvo que es posible
identificar relaciones hegemónicas cuando las formas de dominación
involucran no solo mecanismos de coerción o de consenso pasivo, sino
que se expresan subjetivamente como un apoyo de manera activa, es
decir como adhesión.5 En este sentido, hablamos de “eficacia interpe-
lativa”, para dar cuenta que la capacidad de adhesión de cualquier dis-
curso ideológico depende de que los actores interpelados se reconozcan
5 Ver por ejemplo, Gramsci, Cuadernos de la Cárcel, Edición Era, 1987, 15 (10), pp
186 y 357.
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en el mismo. El concepto de “interpelación” lo tomamos de Althusser,
cuando plantea que “los individuos son siempre ya interpelados por la
ideología como sujetos ()” (1970:57). Para el autor no existen sujetos
pre-ideológicos, la existencia de la ideología y la interpelación de los
individuos como sujetos son una sola y misma cosa.
Las interpelaciones ideológicas que realizan los agronegocios re-
definen a los protagonistas del sector agropecuario como “empresarios
innovadores” y al modo de realizar la actividad agropecuaria concibién-
dola como un negocio. En esta “interpelación, las innovaciones tecno-
lógicas ocupan un lugar fundamental no solo como una descripción de
un proceso material, sino cómo una disposición subjetiva y un impera-
tivo actitudinal (Gras y Hernández, 2016: 167). Reconocerse en el lugar
de aquél a quien se le habla es también reconocerse en la descripción
que de éste se propone: reconocer que se me habla a mí, que el saber
que se propone me concierne, pero también reconocer que yo soy ese a
quien se le habla, con los atributos y los modos de actuar que se le asig-
nan. Este reconocimiento tiene efectos materiales, ya que en tanto esas
ideas me “interpelan” se transforman en marco para mi acción.
Para indagar en la subjetividad de los actores agropecuarios,
analizamos las “representaciones sociales” de los mismos sobre las
transformaciones tecnológicas y las formas de producción. Recupera-
mos la definición de Van Dijk (1999) sobre el concepto de “represen-
tación social”, porque consideramos que incorpora una visión general
del término articulándolo con la noción de ideología. Para este autor,
las “representaciones sociales” son conjuntos de creencias socialmente
compartidas localizadas en la memoria social y que constituyen la base
de la ideología.6 A partir de esta noción, en nuestro trabajo considera-
mos los relatos de los actores como indicadores de “representaciones
sociales, es decir nociones que estos han estructurado como expresión
de la interpretación de diferentes dimensiones de la realidad con cargas
valorativas espeficas. La representación sobre determinados hechos
(eventos, objetos, personas) parte de la reorganización de nociones pre-
vias (“modelos mentales” en términos de Van Dijk), que a su vez influi-
n a las asimilaciones cognoscitivas posteriores.
6 Si bien no compartimos, en términos generales, la definición del concepto de ideo-
logía que realiza Van Dijk -ya que no la asocia necesariamente a relaciones de domi-
nación-, acordamos con que él en que la base de la misma son creencias generales
(descriptivas o evaluativas) sobre el orden social, que se encuentra ubicada en la
memoria social y cuya expresión es principalmente discursiva.
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Antes de que un discurso pueda ser apropiado, e incorporado
como marco de acción de determinadas prácticas productivas de los
actores, tiene que ser interpretado significativamente, es decir tiene que
ser decodificado. Para analizar las formas en que los actores agropecua-
rios interpretan el discurso de los agronegocios y la profundidad de la
aceptación al mismo, articulamos los aportes teóricos de Hall (1980) so-
bre las diferentes maneras de decodificación de los mensajes mediáticos
y de Therborn (1991) sobre las formas de aceptación de la dominación.
Hall sostuvo la existencia de tres formas de decodificación/interpre-
tación de un discurso con fuerte presencia en la esfera pública: 1) do-
minante: cuando el actor comparte plenamente los valores semánticos
predominantes inscriptos en el mensaje, 2) negociada: cuando el actor
comparte la representación general del orden social que propone el dis-
curso, pero propone excepciones a la regla (es un tipo de interpretación
que amalgama sentidos dominantes y alternativos), y 3) de oposición
(u oposicional): cuando el actor rechaza los significados dominantes y
propone una interpretación diferente. Este último tipo de declaración
plantea una crítica directa al orden propuesto por el discurso predomi-
nante en la esfera pública, pero no necesariamente propone un orden
alternativo.
El alisis de las formas de decodificación del discurso de los
agronegocios lo hacemos a partir del estudio de los principales tópicos
por su reiteración y de las principales estrategias discursivas utilizadas.
Siguiendo la tradición del Alisis Critico del Discurso, entendemos a
las estrategias discursivas como formas sistemáticas de usar el lenguaje.
Estas constituyen un conjunto de prácticas más o menos intencionadas
que un agente adopta con el fin de alcanzar un objetivo. Según Wodak
(2003), existen diferentes tipos de estrategias discursivas con diversos
fines (de referencia, de predicación, de argumentación) que involucran
a su vez diferentes figuras retoricas (metáforas, concesión, compara-
ción, etc). A su vez para comprender las maneras de decodificar el dis-
curso dominante en la esfera pública, se presta especial atención a los
usos de la intertextualidad (Fairclough, 1992), es decir a qué voces son
explícitamente recuperadas por los actores agropecuarios y cuáles no, y
de qué manera se lo hace.
Sin embargo, para analizar la obediencia a la dominación, es ne-
cesario centrarnos no solo en la reproducción de una concepción del
mundo, sino en “lo ausente” en los discursos de los actores. Como plan-
tea Therborn (1991), aquí los modos de interpelación se paralizan y ex-
perimentan una dicotomía según respondan sí o no la pregunta: ¿existe
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una alternativa posible mejor al régimen actual? A partir del cruce de
estas dos dimensiones, el autor determina seis formas de obediencia a
la dominación por parte de los sectores subalternos, entre las cuales
nos interesa destacar cuatro: el sentido de la inevitabilidad (no ven la
dominación ni la posibilidad de un orden alternativo), la adaptación (no
ven la dominación, conocen la posibilidad de construir otro orden, pero
valoran otras dimensiones del orden social vigente), el sentido de la re-
presentación (ven la dominación, saben que es posible otro orden, pero
defienden el orden dominante y a sus representantes como el mejor
posible), y la resignación (ven la dominación, la juzgan negativamente,
pero sostienen la imposibilidad práctica de una alternativa mejor).7
Con estas herramientas, que empleamos con cierta flexibilidad
conceptual, intentamos indagar en el nivel de consenso que tiene la for-
ma de producción promovida por el discurso de los agronegocios en los
actores agropecuarios. Si bien la predominancia que alcanzó esta lógica
de producción en los últimos veinte años nos orienta sobre el grado de
aceptación que tiene la misma, nos interesa conocer la fuerza que tiene
su consentimiento y si existen actores que expresen en sus discursos la
resistencia a la transformaciones tecnológicas promovidas por los agro-
negocios y/o se atreven a pensar modelos alternativos.
Metodología
Desde un enfoque metodológico esencialmente cualitativo, la
fuente de recolección y construcción de datos consistió en 42 entrevistas
en profundidad con actores agropecuarios de Ayacucho (predominan-
temente ganadero) y Baradero (predominantemente agrícola) llevadas
a cabo entre los años 2016 y 2018. La elección de los partidos corres-
ponde no solo a que poseen características ambientales y productivas
muy diferentes lo que nos permite ganar en cierta representatividad de
la muestra, sino también a las diversas formas históricas de apropiación
de los territorios, y por ende, de las características que en cada espacio
7 En este trabajo excluimos los modos de aceptación de la dominación por “deferen-
cia” y por “miedo”. En relación a la “obediencia por deferencia”, la hemos dejado
fuera porque, como destaca Therborn, es una forma de dominación precapitalista
basada en la concepción por parte de las clases o fracciones de clases subalternas
sobre las clases dominantes como casta aparte poseedora de cualidades superiores.
Por otro lado, en relación a la “obediencia por miedo” la hemos excluido, porque no
consideramos que actualmente en el agro pampeano la dominación este basada en
el uso de la fuerza (o por la amenaza sobre el uso de la misma).
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Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
asumió la estructura social agraria. Mientras en Ayacucho han predo-
minado históricamente las explotaciones de gran extensión trabajadas
principalmente en régimen de propiedad; en Baradero -un partido de
fuerte tradición chacarera- han imperado las explotaciones de menor
tamaño, teniendo mucho mayor peso el alquiler de tierras a terceros.8
El criterio de construcción de la muestra consistió en entrevistar
a la diversidad de sujetos del agro pampeano que viven en los territorios
locales donde a su vez desarrollan su actividad ligada al sector agrope-
cuario. El objetivo de la muestra fue ganar en profundidad en el alisis
sin intención de realizar generalizaciones estadísticas (Yin, 1984), en
pos de realizar un estudio centrado en las estrategias discursivas de los
diferentes tipos de actores y no tanto en la representatividad del núme-
ro de cada categoría social. Realizamos un muestreo por cuotas a partir
de contactos personales e informantes claves (asesores, representantes
del INTA y de las sociedades rurales locales) y se entrevistó a los si-
guientes tipos de sujetos en cada partido: 1) pequeños rentistas, 2) em-
presarios medianos-grandes, 3) empresarios medianos, 4) empresarios
pequeños,9 5) empresarios contratistas, 6) contratistas familiares, 7)
productores familiares, 8) productores unipersonales, 9) trabajadores
de dirección, y 10) asesores profesionales.
La mayoría de las entrevistas fueron individuales, salvo en al-
gunas pocas ocasiones (una vez en Ayacucho, tres en Baradero) donde
las esposas de los entrevistados compartieron el espacio y realizaron
comentarios pertinentes durante el desarrollo de la misma (principal-
mente incorporando algunos datos históricos que atravesaban sus his-
torias productivas). Gran parte de las entrevistas se llevaron a cabo en
las casas de las familias, otras en los lugares de trabajo, en oficinas del
INTA, en las sociedades rurales de Ayacucho y Baradero, y en confi-
terías de las ciudades. A pesar de algunas interrupciones propias del
8 Para más información sobre las caractesticas sociales y productivas de Ayacucho
y Baradero y las zonas agroeconómicas a las que pertenecen, se recomienda leer
los documentos del INTA elaborados por Mosciaro y Dimuro (2009) y Álvarez et al.
(2009).
9 Realizamos la distinción entre empresarios medianos-grandes, medianos y peque-
ños a partir de dos criterios: las hecreas que trabajan y el cálculo del ingreso neto
de las explotaciones. Esta decisión se debe a que el valor de la tierra es muy diferente
en ambos partidos, y a que comparamos a empresarios de Ayacucho que poseen en
propiedad la mayor parte de la tierra que trabajan con empresarios entrevistados de
Baradero que casi no tienen tierra en propiedad. El ingreso neto de cada productor
lo obtuvimos a partir de calcular el margen agrícola o ganadero de cada región
menos los costos indirectos (alquileres de campo para los arrendatarios, y costos en
impuestos y amortizaciones para los propietarios).
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devenir cotidiano de las familias y de los lugares de trabajo se logró
propiciar un ambiente de confianza, en el que los entrevistados se ex-
playaron con bastante comodidad acerca de prácticamente todos los
temas abordados.
En la etapa de procesamiento analítico final de los datos se siguie-
ron, en términos generales tres pasos. En primer lugar, la codificación
según los principales tópicos. En segundo lugar, la codificación según
la valoración y las estrategias discursivas; y por último, hemos señalado
cuando encontramos relaciones muy claras entre los posicionamientos
discursivos y determinados tipos de actores o partidos de procedencia.
Solo destacamos los casos en que las relaciones son marcadas porque la
muestra de las entrevistas no tiene carácter probabilístico.
¿La receta mágica? Representaciones de los actores
agropecuarios sobre el paquete tecnológico
El paquete tecnológico es presentado en el discurso dominante
en la esfera pública como una “receta mágica” que llegó para simplificar
la producción. En este apartado analizamos la eficacia del discurso de
los agronegocios sobre las representaciones de los sujetos agropecuarios
acerca de cada uno de los componentes del mismo. A partir de un con-
junto de preguntas que realizamos en las entrevistas buscamos indagar
en qué opinaban nuestros interlocutores sobre las semillas transgénicas,
la siembra directa y el glifosato, registrando las estrategias discursivas
utilizadas por los actores para fundamentar sus posiciones.
Representaciones sobre las semillas transgénicas
Las representaciones de los entrevistados de Ayacucho y Bara-
dero sobre las semillas transgénicas son, en términos generales, muy
positivas. Si bien el número de las entrevistas no nos permite realizar
generalizaciones, es un dato relevante que cerca de las tres cuartas par-
tes de los entrevistados (30 de un total de 42 actores) resaltaron solo
beneficios al referirse a los transgénicos sin realizar ninguna crítica a
los mismos. Al ser un número tan importante, es difícil encontrar una
asociación directa entre quienes defienden a los transgénicos y deter-
minado sujeto social, de hecho se incluyen todos los diferentes tipos de
actores entrevistados. Sin embargo, sí podemos destacar que todos los
trabajadores de dirección (6 en total), casi todos los asesores profesio-
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nales (7 de los 8 entrevistados) y los contratistas empresariales y fami-
liares (5 de 6 entrevistados) se ubicaron en esta postura, al igual que
los actores entrevistados en Baradero (16 de 19 entrevistados). Entre los
actores que solo resaltaron aspectos positivos de los transgénicos, casi
un tercio (9 de 30 entrevistados) expresó una adhesión muy fuerte, ca-
racterindolos como extraordinarios, revolucionarios, excelentes, entre
otros adjetivos. Por otra parte, alrededor de un quinto de los entrevis-
tados (8 de los 42) señalaron algún elemento crítico o dejaron abierta
la sospecha sobre los posibles efectos de los transgénicos. Sin embargo,
solo lo hicieron, luego de destacar dimensiones positivas de los mismos.
En las entrevistas nadie se refirió de forma meramente crítica acerca de
las semillas transgénicas, y solo cuatro entrevistados no se refirieron al
tema.
Más allá de los posicionamientos más o menos favorables, entre
los principales argumentos utilizados por nuestros interlocutores para
resaltar los rasgos positivos de los transgénicos encontramos varias de
las operaciones discursivas de los agronegocios (expresando formas de
decodificación dominante). Por un lado, la definición de los transgé-
nicos a partir de la atribución de sus supuestos beneficios técnicos y
económicos para todos los productores. Estas estrategias discursivas las
podemos encontrar en las afirmaciones que plantearon que:1) los trans-
génicos aumentan el rendimiento de la producción y 2) los transgénicos
han logrado expandir la frontera productiva. En el siguiente testimonio
de un asesor de Ayacucho, podemos ver como se articulan ambas es-
trategias discursivas en la explicación sobre los aportes de las innova-
ciones tecnológicas en semillas. En este relato observamos la creación
de un cadena equivalencial que define a las nuevas semillas a partir
de la enumeración de una serie de atributos por medio de una relación
aditiva expresada en el uso de la conjunción “y” (“ha logrado explorar
ambientes inimaginables”y “ha ampliado las fronterasy “está re-
sistiendo los avatares del clima”y “hoy cualquier hibrido te da 7000,
8000 de maíz), al mismo tiempo que la construcción de una relación
contrastiva con el modelo de producción previo al uso de estas innova-
ciones tecnológicas (“que antes te daban 7000 como potencial”):
“Está sirviendo para dar alimento a mucha más gente, aunque
acá no se alimenten, pero o sea, ha crecido, ha logrado explorar
ambientes inimaginables. Nosotros hace 20 años no pensábamos
que íbamos a estar sembrando los lotes que estamos sembrando
hoy, o sea, ha ampliado las fronteras, y de a poco de alguna ma-
nera también está resistiendo a los avatares del clima porque ya
se esn introduciendo genes para el estrés hídrico, y sin duda
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ha avanzado tanto la genética y la selección de que hoy cualquier
brido te da 7000 kilos, 8000 kilos de maíz y si lo ponés como
en términos potencial, te dan 15.000 kilos, que antes te daban
7000 como potencial” (Lucas, asesor, Ayacucho).
Por otro lado, varios entrevistados identificaron a los transgé-
nicos a partir de la definición de “lo que es posible”, planteando que:
3) la agricultura actual sería imposible sin los transgénicos y que: 4) los
transgénicos son la única forma de responder a la demanda mundial de
alimentos. En los siguientes testimonios podemos observar la utilización
de esta última estrategia discursiva, por medio de la cual se proponen
soluciones de tipo tecnológico a problemas que en realidad tienen una
naturaleza no tecnológica. En ambos relatos la principal justificación
de los transgénicos es el aumento de la producción de alimentos (expre-
sado claramente en la frase “todo lo que se está haciendo es que haya
mayor cantidad de alimentos para la población”):
“La parte de las semillas es impresionante lo que invierten las
empresas para ir agregando tecnologías [] Y en definitiva, con
todo esto, lo que se está haciendo, como fue en la Revolución
Verde con el trigo, todo lo que se está haciendo es que haya ma-
yor cantidad de alimentos para la población. Eso es lo que se está
buscando [] La verdad es que es impresionante el avance que
hay [] para poder ir aumentando la producción, o sea, tenemos
una cantidad finita de hectáreas. Por lo tanto, tenemos que tra-
tar de que esas hecreas rindan cada vez más” (María, asesora,
Baradero).
“Si vos no querés producir con transgénicos, hoy somos 7500
millones de habitantes arriba del mundo, hace diez años éra-
mos seis mil millones, si no querés los transgénicos vos me tenés
que decir a qué dos mil millones de habitantes querés matar,
no treinta mil desaparecidos, no, dos mil millones de habitantes
querés matar de hambre! []he leído los libros que salieron en
contra, pero una guarangada, una falta de...cuando vos a la gen-
te le hablas de enfermedades, de que aquello te va a hacer mal
y es tan fácil, yo ante las dudas si vos me decís que esto puede
estar feo y no lo comes, viene un boludo, porque es más yo un
día escuche uno que decía que los ambientalistas[] eran todo
lo contrario, eran un lucifer disfrazado de corderos diciéndote
que no hagas eso pero en realidad lo que buscan es al revés, bus-
can al caos, matar de hambre a la gente” (Agusn, empresario
mediano-grande, Baradero).
Agronegocios, tecnologías y consenso hegemónico 39
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
En estos testimonios aparece de forma más o menos implícita
el tópico del “hambre en el mundo” y la preocupación neomalthusia-
na por el crecimiento de la población propio de la discursividad de lo
agronegocios (Liaudat, 2015:9-10), que se expresa en frases como “hoy
somos 7500 millones de habitantes arriba del mundo, hace diez años
éramos seis mil millones. Esta estrategia discursiva da cuenta de un
“optimismo tecnológico” (Cáceres, 2015; Basiago, 1994) basado en la
confianza ilimitada en la capacidad de la ciencia y la tecnología para
solucionar los problemas de la humanidad. Al mismo tiempo ubica a
quienes se oponen a los transgénicos como opositores del “bien común”,
manifestado en el enunciado “si no querés los transgénicos vos me te-
nés que decir a que dos mil millones de habitantes querés matar. En
las palabras del empresario de Baradero hay una utilización constante
de la intertextualidad con las voces críticas sobre los transgénicos, para
intentar refutar el contenido de las mismas (“he leído los libros que
salieron en contra, pero una guarangada…”) o a sus enunciadores (“los
ambientalistas…eran un lucifer disfrazados de corderos”).
Varios de los entrevistados hicieron uso de la misma estrategia,
lo que da cuenta del peso que alcanzaron en la esfera pública los cues-
tionamientos a los organismos genéticamente modificados por parte de
las organizaciones socioambientales. En lugar de debatir lo que ellos
dicen, nuestros interlocutores disputaron la legitimidad de los enun-
ciadores, incorporando la misma operación discursiva que utilizan los
voceros del discurso público dominante. Las estrategias argumentativas
más utilizadas por los entrevistados con el objetivo de deslegitimar a los
discursos críticos fue que sus enunciadores:1) tienen otros intereses de
fondo y que 2) tienen un desconocimiento total del tema. Entre quienes
plantearon estos argumentos, algunos identificaron en el flanco de sus
críticas al accionar de los ambientalistas y otros sostuvieron que las
críticas provienen de una disputa geopolítica entre la Unión Europea y
Estados Unidos. Estos argumentos han sido reproducidos en la esfera
pública por diferentes entidades y fundaciones donde participa Mon-
santo (entre las que se encuentran las entidades técnicas y por cadena
del sector) y por los medios masivos de comunicación.
En el siguiente testimonio, podemos identificar la apropiación
por parte de un contratista de esta explicación geopolítica. Su relato
comenzó negando la equivalencia que el discurso crítico establece entre
los transgénicos y determinados efectos negativos (esta operación se
expresa en el enunciado “en 30 años todavía no se descubrió que un
transgénico le haga mal a alguien” y “no hay pruebas que los transgé-
40 María Dolores Liaudat
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
nicos hagan mal en algo”), para luego centrar su estrategia discursiva
en la disputa de la legitimidad de los enunciadores de las críticas. En el
ejemplo podemos ver que nuestro entrevistado asimila las voces críti-
cas a los “ecologistas”, una operación discursiva que se repite en varias
respuestas más, excluyendo a todo otro conjunto de actores que han
hecho públicos sus posicionamientos en contra de los transgénicos (pe-
riodistas, científicos, campesinos, etc.). Al mismo tiempo que les quita
autonomía a los mismos sosteniendo que fueron impulsados por las em-
presas europeas en la competencia global por el monopolio del mercado
de semillas:
“[] es lo mismo que la campana que hay en favor o en contra
de los transgénicos, en 30 años todavía no se descubrió que un
transgénico le haga mal a alguien, esta es la realidad, la realidad
es eso, la verdad es que …Estados Unidos por un lado, Europa
por el otro, lo que era Dupont y Syngenta, no Bayer y Syngenta,
por el otro lado, trataban de descubrir el ADN de la soja...cuando
compiten entre Europa y Estados Unidos por el descubrimiento,
entre las empresas europeas y las empresas americanas, las que
ganan la carrera son las empresas americanas, la gana Monsan-
to. Monsanto lo descubre y lo patenta, entonces toda la inversión
que habían generado los otros quedo en la nada, entonces estos
compitieron fomentando a los ecologistas…pero todos estaban
tratando de fomentar los transgénicos, pero si era al revés los
movimientos ecologistas hubiesen venido de Estados Unidos con-
tra los europeos” (Luis, empresario contratista, Baradero).
Por otra parte, en los siguientes ejemplos de dos actores agro-
pecuarios de Ayacucho es posible ver la deslegitimación de los enun-
ciadores del discurso crítico sobre los transgénicos a partir de adjudi-
carles intereses ocultos (“habría que ver cuáles son los intereses no?,
“probablemente hay gente que pone dinero para que fogueen que los
intereses de este lado tengan peso”) y/o desconocimiento sobre el tema
(estrategia que podemos visualizar en la metáfora “Es como que yo sal-
ga hablando que la soja transgénica es mala porque me creció la panza,
no eran muy sustentables”).
“El punto es que es hay un desconocimiento, asocian la trans-
génesis pero lo asocian directamente al glifo, ¿no hay otra cosa
para asociar? [] Aparecen grandes empresas como puede ser
las que se vinculan al campo, como Monsanto, que aparecen y
traen algo y tenés por otro lado gente ambientalista que tienen
el gran tiempo del mundo para dedicarse todo el día y hablar
de eso y bueno, contra eso es complicado. Tenemos poco tiempo
porque trabajamos tranqueras adentro [] Yo creo que hay un
Agronegocios, tecnologías y consenso hegemónico 41
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
gran desconocimiento y hay intereses, por supuesto. Habría que
ver cles son los intereses ¿no? Habría que ver cuáles son los
intereses. Pero el mundo se mueve por intereses, y bueno, pro-
bablemente hay gente que pone dinero para que fogueen que los
intereses de este lado tengan peso y los de este lado no” (Manuel,
asesor, Ayacucho).
“El otro día estaba viendo en netflix un documental sobre la soja
transgénica, y la verdad que me aburrió y deje de verlo, hacían
entrevistas y planteaban cosas que son pocos serias. Es como
que yo salga hablando que la soja transgénica es mala porque
me creció la panza, no eran muy sustentables. Yo no escuche a
nadie serio de la soja transgénica hablando de por qué es mala,
y sí escuche gente de ciencia hablando de que no es mala, por lo
menos te dan un respaldo científico, una razón científica de por-
que no hace nada, en programas y en charlas. Lo mismo pasa con
el tema del glifo. Yo a toda charla que voy de aplicaciones, por
ejemplo de CASAFE, tipos que no tienen ninguna doble inten-
ción ni son pagados por Monsanto, son tipos que eran del Estado
que están dedicados a instruir, y te presentan que el glifosato
esta la altura del cigarrillo en el nivel de toxicidad” (Julián, em-
presario contratista, Ayacucho).
En ambos relatos aparece claramente la dimica del procesa-
miento mental de los discursos que circulan en la esfera pública. Pode-
mos observar qué información los actores incorporan como científica y
cuál no, en función de la valoración de los enunciadores. Como plantea
Van Dijk son las interpretaciones subjetivas del contexto lo que influye
en la credibilidad de lo que el receptor escucha, y en si lo incorpora en
esta caso como un hecho científico (que describe la realidad y se ar-
chiva en la memoria episódica) o solo como opiniones sin fundamento
(1999: 111). En el caso del asesor, es el conocimiento científico (por su
formación agronómica) y la experiencia en el sector, lo que le permitiría
decir como “son” los transgénicos. En el caso del contratista es impor-
tante destacar la valoración positiva de a quienes considera los “tipos de
ciencia”, entre los que se encontraan los representantes institucionales
de CASAFE (la cámara empresarial de las multinacionales proveedoras
de agroquímicos) a la cual caracteriza como una entidad compuesta por
gente sin intereses económicos, dedicados solamente a informar (“no
tienen ninguna doble intención ni son pagados por Monsanto, son tipos
que eran del Estado que están dedicados a instruir”).
Una estrategia diferente que también apareció en los entrevista-
dos para responder a las visiones críticas es la concesión. Varios resal-
42 María Dolores Liaudat
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
taron aspectos positivos de los transgénicos pero sostuvieron que ellos
no pueden asegurar que los transgénicos no tengan aln efecto nocivo.
Utilizaron el recurso de la concesión, en este caso a la sospecha de que
puedan generar algún impacto los transgénicos, pero para después re-
saltar sus beneficios. En los siguientes ejemplos, visualizamos el uso de
este recurso en enunciados que se unen de modo adversativo a través
del “pero” (“la transgénesis…habría que ver si tiene algún problema…
pero la producción…aumentó, “no tengo idea si son productos contami-
nantes…pero yo soy productory mis hijos comen maíz transgénico”).
La contrariedad entre los dos enunciados es solo de carácter parcial,
ya que expresa una restricción posible, de carácter hipotético (“habría
que ver”, “no tengo ni idea”) a un juicio que viene después sobre los
atributos positivos de estas semillas que adquiere el carácter de verdad
comprobada empíricamente tanto en el aumento de la producción como
en la inocuidad sobre la salud de los hijos del entrevistado que consu-
men transgénicos:
“La transgénesis para mí, habría que ver si tiene algún proble-
ma, si está comprobado o no, pero la producción agropecuaria
aumentó. En agricultura fue un avance, por ejemplo, el trigo que
tenía esta altura se modificó para que tuviera esta altura, eso es
Norman Bourloug, la Revolución Verde, aumentó la altura del
trigo que le dio de comer a gente en India, en China o en México
también, hay que ver lo genéticamente modificado a donde se
apunta. Con respecto a la agricultura, es espectacular porque lo-
gramos tener limpios los lotes para tener el cultivo que nosotros
queremos” (David, trabajador de dirección Ayacucho).
“Entonces, yo no los voy a defender, no tengo ni idea si son pro-
ductos contaminantes digamos hoy, pero yo soy productor agro-
pecuario y mis hijos comen trigo o soja transgénica digamos,
que si yo considerara que, que son perjudiciales, no se lo daa.
Comen cualquier cosa y no pasa nada. Es más la tapa del diario,
muchas veces las cosas están muy mal comunicadas” (Joaquín,
trabajador de dirección, Ayacucho).
Mediante estas estrategias discursivas -a diferencia de los que
analizamos antes- estos trabajadores de dirección le otorgaron cierta
credibilidad a los planteos críticos, pero sin que afecte sus argumentos
propios (sobre los beneficios e incluso la inocuidad de los organismos
genéticamente modificados). Es en términos de Balsa, una especie de
“retirada táctica” (2011:78), se cuida la imagen del otro (o mínimamen-
te no se lo ataca a diferencia de los entrevistados que citamos antes) y
al mismo tiempo se construye una imagen positiva de dicha tecnología
Agronegocios, tecnologías y consenso hegemónico 43
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
y de quienes la usan. Pero, a su vez, expresa la eficacia del discurso de
los agronegocios para el cual no importa el cómo de aquello que se rea-
liza; y donde el discurso científico (financiado por las multinacionales)
luego de haberse apropiado de los conocimientos de los productores,
oculta la clave de aquellas tecnologías que promueve. Hendel (2009)
denomina a estas prácticas científicas y al discurso que las sostienen
como “reduccionistas”.10 Estos discursos se fundan en el postulado de
la homogeneidad, al ver a todos los sistemas fundados por los mismos
componentes básicos, separados, sin relación entre ellos y atomizados,
y parte de la base de que todos los procesos básicos son mecánicos. Al
plantear los actores agropecuarios que es lo mismo sembrar con una
semilla u otra, estaría aplicando este tipo de “reduccionismo”.
Por último, el principal argumento crítico de los actores entre-
vistados fue que los transgénicos te dan más rendimientos pero son más
costosos. En el siguiente testimonio de un empresario mediano-grande
podemos observar el uso de esta estrategia (expresada en los enuncia-
dos: “no toda esa diferencia va al productor” y “se avanzó mucho pero
no sé si a favor del productor”) en clara tensión con el discurso de los
agronegocios que plantea que las innovaciones tecnológicas trajeron be-
neficios a todos los sujetos agropecuarios:
“Un maíz que antes te daba 1700 kilos te dejaba plata, hoy te da
6000 kilos pero la necesitas para los gastos. Se avanzó mucho
en tecnología pero se lleva mucho de la ganancia, y no toda esa
diferencia va al productor, mucho se lo lleva la tecnología, hoy
apuntamos a un maíz de diez mil kilos pero ¿te queda más? No.
Tengo amigos chacareros, es mucho lo que te jugas, les cuesta,
gente que trabaja bien. Se avanzó mucho pero no sé si a favor
del productor” (Carlos, empresario mediano-grande, Ayacucho)
Si el resto de las interpretaciones decodifican el discurso de los
transgénicos en términos de sus significados dominantes (o hegemóni-
cos en la esfera pública), este último argumento se ubica en un tipo de
“decodificación negociada” ya que comparte en términos globales los
beneficios de estas semillas, pero emite una excepción a la regla (en
este caso que son beneficiosas para todos), a partir de sus propias posi-
ciones económico-corporativas.
10 Hendel sostiene que este tipo de prácticas científicas“() han reducido la capacidad
humana de conocer la naturaleza al excluir otras personas y otras vías de conoci-
miento y la capacidad de la naturaleza para regenerarse y renovarse creativamente,
manipundola como materia inerte y fragmentada” (2009: 13).
44 María Dolores Liaudat
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
En resumen, el discurso de los agronegocios posee una fuerte
eficacia interpelativa sobre las representaciones que los entrevistados
de Ayacucho y Baradero tienen sobre los transgénicos. Estos se apropian
de los significados dominantes, y reproducen varias de las operaciones
discursivas de los voceros del modelo para defender sus beneficios y
desacreditar las voces críticas. No obstante, es importante resaltar la
presencia de algunas interpretaciones negociadas sobre los organismos
genéticamente modificados, que dan lugar a la duda sobre sus efectos
o directamente señalan el efecto negativo en la rentabilidad económica
por el aumento del costo de la producción. A pesar de la existencia de
algunas voces críticas, nadie planteó la posibilidad de una agricultura
sin transgénicos. En este sentido, siguiendo a Therborn (1991), nos en-
contramos con dos formas de obediencia: los que defendieron la pro-
ducción con transgénicos como la mejor y la única posible (obediencia
por sentido de la representación), y quienes realizaron algunas críticas
pero no ven otra forma de producción posible (obediencia por sentido
de la inevitabilidad o por resignación).
Representaciones sobre la Siembra Directa
Las representaciones de la mayoría de los actores consultados
sobre la siembra directa (SD) son altamente positivas. Al igual que con
el tema de los transgénicos, tres cuartos de los entrevistados (31 de
42 en total) defendió las bondades de la siembra directa, sin esbozar
ninguna crítica en toda la entrevista. De la misma manera que en el
tópico anterior al ser un número tan importante es difícil encontrar una
relación directa con determinado tipo de actor o con los partidos donde
viven los entrevistados. De hecho, en este conjunto de actores se inclu-
yen de modo parejo todos los diferentes tipos de actores entrevistados,
con porcentajes similares de ambos partidos. Casi un tercio de los que
valoraron positivamente a la siembra directa (9 de los 31 entrevista-
dos), mostraron un consenso especialmente fuerte caracterizando a la
SD con etiquetas como excelente, fabulosa, extraordinaria, entre otras.
Entre quienes sostuvieron este tipo de adhesión se destacan los traba-
jadores de dirección y los asesores. Por otra parte, menos de un sexto
de los entrevistados plantearon que la siembra directa tiene aspectos
positivos y negativos (6 en total), solo uno sostuvo aspectos meramente
negativos al referirse a la SD, y cuatro no se pronunciaron en las entre-
vistas respecto a este tema.
Agronegocios, tecnologías y consenso hegemónico 45
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
Independientemente de los diferentes posicionamientos, encon-
tramos entre los principales argumentos utilizados para defender los
beneficios de la siembra directa varios de los planteos sostenidos por
el discurso de los agronegocios en la esfera pública, y específicamente
por el gran defensor de la SD: la Asociación Argentina de Productores
en Siembra Directa (AAPRESID). El principal argumento utilizado por
los entrevistados –que expresa una forma de decodificación dominan-
te- fue que la siembra directa ayuda a conservar los recursos naturales
y el medio ambiente. En el siguiente relato de un empresario mediano-
grande de Baradero observamos la atribución a la siembra directa de
una serie de etiquetas positivas, centradas principalmente en los bene-
ficios ambientales:
“Es muy bueno porque se usa menos combustible, menos perjui-
cio a la capa de ozono, mejoramiento de la capa orgánica, todo
positivo. La siembra directa o labranza cero es muy buena, gene-
ra carbono, un montón de cosas que hacen bien. Toda la vida se
fue degradando el suelo. A partir de la siembra directa se empe-
zó a recuperar, estas reconstruyendo el suelo en contra de antes
que era todo degradación” (Tomás, empresario mediano-grande,
Baradero).
En este testimonio identificamos la enumeración de las conse-
cuencias positivas que la SD tendría para el conjunto de la sociedad
(“menos perjuicio para la sociedad, mejoramiento de la capa de ozo-
no”). Esta estrategia discursiva es utilizada por varios de los entrevis-
tados, presentando un interés particular (beneficios productivos de la
SD) como beneficio para toda la población (a través de la protección del
medio ambiente). La mayoría se refirió específicamente al cuidado del
suelo y del agua, que tienen la doble cara de ser dimensiones sentidas
para los productores en términos productivos y para el conjunto de la
sociedad por ser recursos esenciales. No obstante es importante desta-
car que ningún entrevistado utilizó el concepto con el que los voceros
de los agronegocios se refieren a este tema: el desarrollo sustentable
(Liaudat, 2015: 14).
El resto de los argumentos que emplearon nuestros interlocuto-
res para resaltar las bondades de la SD (expresando también una for-
ma de decodificación dominante) refieren meramente a los beneficios
económicos y productivos que esta trajo a los actores agropecuarios,
planteando que la siembra directa: 1) abarata costos, 2) simplifica la
producción y aumenta los rindes, 3) permite la expansión de la fronte-
ra agrícola, y 4) es mucho mejor que la siembra convencional que tiene
46 María Dolores Liaudat
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
una cantidad de impactos negativos sobre el ambiente y el suelo. En los
siguientes testimonios, de un empresario contratista y un trabajador
de dirección de Ayacucho, podemos observar cómo se encadenan estas
estrategias discursivas al momento de explicar los beneficios de la SD.
En ambos relatos visualizamos la atribución de rasgos positivos a la SD
a partir del uso de la comparación con la forma de producción tradicio-
nal (sistema de labranza convencional), la que no solo es caracterizada
como menos eficiente sino que afectaría al suelo y al medio ambiente:
Y es más fácil. Imagínate que antes teníamos que disquear todo
lo que sembrabas, teníamos el arado que hacías quince hecreas
por día, después pasamos a que disqueabamos treinta o cuaren-
ta, y hoy con la siembra directa, directamente fumigas y sem-
brás, o sea que es más fácil, se gasta mucho menos combustible,
necesitas menos cantidad de herramientas porque con la sem-
bradora y un tractor ya está” (Facundo, empresario contratista,
Ayacucho).
“Primero una cuestión de costos, una cuestión de conservación
del suelo y también una simplificación de la producción. Antes
para sembrar un potrero tenías que pasar cuatro o cinco veces
por arriba con distintas maquinarias y eso hace un desgaste del
suelo y hacías un desgaste de combustible, es decir, para el me-
dio ambiente, es distinto sembrar que pasar una vez o dos, que
pasar cinco o seis veces. Gastas cinco o seis veces más combusti-
ble [] Y yo creo que también de la mano de la siembra directa
ha incorporado a la agricultura muchas hecreas que antes no
eran agrícolas, sobre todo en estas zonas” (Joaquín, trabajador
de dirección, Ayacucho).
En estos fragmentos distinguimos la influencia de la operación
discursiva basada en la contrastación de los sistemas de siembra, que
frecuentemente realiza AAPRESID en sus publicaciones. Este discurso
logra su eficacia a partir de su efectividad en términos materiales en el
corto plazo (simplificación de las labores, utilización de menos combus-
tibles y de menos cantidad de herramientas), trayendo soluciones a pro-
blemas que el sistema tradicional no estaba pudiendo resolver. Cáceres
et al. (1999) plantean que el mundo de los productores agropecuarios
es un mundo fenoménico y concreto regido por hechos y sucesos tangi-
bles, observables y distinguibles unos de otros. Es así que en los discur-
sos de estos actores parecería importar poco si el cambio en el sistema
de siembra puede generar algún efecto no deseado en otros componen-
tes del agrosistema, si produce respuestas inmediatas a problemáticas
productivas concretas.
Agronegocios, tecnologías y consenso hegemónico 47
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
Siguiendo con las estrategias discursivas que expresaron una de-
codificación dominante, varios entrevistados respondieron a las críticas
a la SD apropiándose de varias operaciones realizadas por los voceros
de los agronegocios en la esfera pública. Entre ellas la más utilizada
fue que la SD es buena pero que el problema es el mal uso del hombre.
Esta estrategia discursiva se basa en la utilización del instrumento re-
tórico de la concesión, por el cual se le otorga la razón a los discursos
críticos sobre la existencia de algún problema con la siembra directa
pero lo hacen sin afectar los argumentos propios sobre las bondades de
este sistema de siembra. En los siguientes ejemplos, podemos observar
la utilización de esta estrategia discursiva, por medio de la cual se le
atribuyen valoraciones meramente positivas a la SD (“Muy buena, la
siembra directa fue un avance extraordinario”, “vos sembrás en directa
y los resultados son que anda bien”, “Mejoró el rinde y los lotes que eran
malos”) y se orientan los cuestionamientos a las acciones de “algunos
productores” (los otros) que: no realizan rotación de cultivos (responsa-
bilidad que en muchos casos es adjudicada a la política de retenciones
del gobierno anterior); hacen un mal uso en las zonas ganaderas porque
andan los animales y compactan la tierra; y/o han abusado del uso del
glifosato por lo que hoy este ya no mata toda las malezas y tienen que
volver al uso de la siembra convencional:
“Muy buena, la siembra directa fue un avance extraordinario,
muy bueno, la convencional la vi poco, tengo 34 años. Pero hay
que saber manejarla, en cuanto a la rotación de cultivos que es
lo que está pasando, se hace soja sobre soja y no se oxigena la
tierra y utilizas los mismos productos y no podes combatir las
malezas que deberías combatir, yo creo que haciéndole rotación
es extraordinaria, es muy buena” (Cesar, asesor Baradero).
“[] pero vos sembrás en directa y los resultados son que anda
bien...pero la directa en esta zona no es directa, porque andan
los animales ¡y te piden que le siembres en directa!” (Néstor,
contratista familiar, Ayacucho).
“Mejoró el rinde y los lotes que eran malos de seis puntos, cin-
co puntos. La siembra directa los llevo a acomodarse, siempre
y cuando se hicieran las cosas bien. Pero se está volviendo a la
labranza convencional se está volviendo por las malezas resis-
tentes, hay productos que son costosos y nos los mata” (Marn,
empresario mediano, Baradero).
En estos relatos podemos ver la eficacia de esta operación dis-
cursiva de los voceros del modelo, que explica los problemas de la SD
48 María Dolores Liaudat
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
a partir de la responsabilidad individual de algunos productores que
no comprenden a la misma como un sistema. En reiteradas ocasiones,
AAPRESID sostiene que la SD no es solo una técnica de producción sino
que es un sistema que implica además de la labranza cero, la realización
de “buenas prácticas agrícolas” como el manejo eficiente, la rotación de
cultivos, la nutrición y el uso eficiente de los agroquímicos.11 A partir
de esta concepción, responsabilizan a los productores que no aplican la
SD adecuadamente.
Otra estrategia que los entrevistados utilizaron para responder a
las críticas a la siembra directa, consistió directamente en la deslegiti-
mación de los enunciadores que las realizan. El planteo se basó, princi-
palmente, en que las críticas a la SD son un absurdo, fruto de gente que
desconoce. La cantidad de actores que hicieron uso de la intertextuali-
dad manifiesta (Fairclough, 1992:85), mediante la cita directa de otras
voces, la negación o el uso de presuposiciones, es menor que el que el
que observamos con los transgénicos. La menor aparición de esta es-
trategia discursiva puede deberse a que es menor también el peso que
alcanzaron en la esfera pública los cuestionamientos a este sistema de
siembra. Aquí podemos observar cómo utilizan esta estrategia discursi-
va dos actores agropecuarios:
“Entonces no te podes poner en contra del tipo que produce ali-
mento. Me parece a mí. Porque viste que es absurdo lo que la
gente dice. El otro día un periodista de fútbol hablando que por
la siembra directa se inundaban los campos. No tiene ni idea, es
como si yo me pongo a opinar de fútbol [] Yo no tengo acceso
a donde él estaba en la radio, para decirle «flaco esto no es así».
Entonces ellos te convencen, te convencen. Cualquiera opina de
cualquiera. Mañana salen a hablar de economía y yo salgo ha-
blando de economía y no tengo ni idea” (Facundo, empresario
contratista, Ayacucho).
“Un desconocimiento y una boludez grande como un casa, lo
dice la bibliografía no lo digo yo, hay cosas que son de sentido
común [] la directa es un sistema, vos lo podes hacer bien o
hacer mal, lo que pasa que normalmente por una cuestión de
11 El desarrollo de las “buenas prácticas agrícolas” no se fundamenta en el discurso
de los agronegocios únicamente en sus beneficios para el medio ambiente sino en
la búsqueda del aumento de la rentabilidad para el empresariado a través de la cer-
tificación de las mismas. Cáceres (2018) critica a este mecanismo de certificación
porque desconoce las asimetas de poder entre los actores sociales, sugiere que
el mercado puede regularse a sí mismo, y sitúa el problema de la sustentabilidad
en el campo técnico, ignorando las razones económicas y políticas del problema
(2018:47).
Agronegocios, tecnologías y consenso hegemónico 49
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
rentabilidad se termina haciendo mal, la soja sobre soja no es
bien, ahora decir que la directa infiltra menos agua es todo men-
tira [] en el común de la gente se cree que un suelo que esta
movido absorbe agua[] en la directa hay aire, porosidad, es
demostrado, esta estudiado, el que te discute, se tenda que po-
ner a leer que se yo, te lo digo desde el sentido común y desde lo
técnico” (Agustín, empresario mediano-grande, Baradero).
En los planteos de estos actores la autoridad de quienes realizan
críticas es impugnada desde una serie de referencias y predicados más
o menos explícitos. Por un lado, podemos ver etiquetados desaproba-
torios sobre los enunciadores de las críticas como “el tipo que no tiene
ni idea”, “el tipo que sabe de futbol”, “el tipo que tendría que ponerse
a leer” o “el común de la gente”, en contraposición al lugar desde el
que opina “el tipo que produce alimentos” y/o el que “ha leído biblio-
grafía al respecto”, que tiene “sentido común y saber técnico”. Van Dijk
plantea que una operación básica que estructura a la ideología es cómo
nos evaluamos a nosotros mismos y a los otros (1999:95-96). Asociadas
con tales representaciones polarizadas sobre nosotros y ellos, están las
representaciones de acuerdos sociales, de aquellos tipos de cosas que
encontramos mejor a otras (en este caso saber producir alimentos ver-
sus tener otros saberes). A su vez, la evaluación subjetiva de la situación
(el evento comunicativo) en que se produce determinado discurso, el
modelo de contexto en términos de Van Dijk, opera en la identificación
de un discurso como opinión a contraposición de otro que se incorpora
como saber (por la experiencia, por la formación científica).
Entre los escasos argumentos críticos esbozados en contra de la
SD por parte de nuestros entrevistados, los siguientes son los más rele-
vantes: 1) la SD impacta en las inundaciones porque el agua no penetra en
la tierra con este sistema y 2) la SD va ligada al uso de más agroquímicos.
En los testimonios que presentamos a continuación visualizamos la uti-
lización de estas estrategias discursivas que han ganado cierta presen-
cia en la esfera pública de la mano del discurso socioambiental:
“Eso es terrible, inclusive dicen que el agua cuando llueve en
un lugar alto como Tandil y va bajando el agua hasta el mar. Al
hacer siembra directa el agua corre, no penetra, entonces corre
y hace desastres, te llueve 100 milímetros y corre, dicen que la
tierra no absorbe. Esto viene a raíz de los costos, es un número,
el chacarero te hace números” (Marcela, pequeña rentista, Aya-
cucho).
“La siembra directa tiene sus beneficios que movés poco la tie-
rra y se desgasta menos, pero los perjuicios más grandes es que
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Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
usas mucho agroquímicos, esta discutido todavía si el glifo es
toxico o no, hay argumentos que sí y que no, se presentan estu-
dios y vos decís ¿a quién le creo?”(Nicolás, productor uniperso-
nal, Ayacucho).
En estos relatos distinguimos la atribución de rasgos negativos
a la SD (“al hacer siembra directa el agua corre, no penetra, entonces
corre y hace desastres”, “los perjuicios más grandes es que usas mucho
agroquímicos”), expresando una forma de decodificar el discurso de la
siembra directa en un sentido de oposición al discurso de los agronego-
cios. Mientras los principales argumentos a favor de la siembra directa,
como ya hemos analizado, refieren a sus beneficios ambientales (entre
ellos el cuidado del agua y la reducción de agroquímicos), esta es una
interpretación globalmente contraria.
En síntesis, es posible sostener que las caracterizaciones sobre
la siembra directa propias del discurso de los agronegocios tienen una
fuerte eficacia interpelativa en las representaciones de los actores agro-
pecuarios entrevistados, que interpretan a la SD tal como ha sido sig-
nificada de manera hegemónica en la esfera pública. Pero, al mismo
tiempo, es relevante señalar la existencia de, por un lado, algunas “de-
codificaciones negociadas”, que identifican ciertos límites de la SD a
partir del mal uso que ha hecho el hombre; y por otro lado, algunas
“decodificaciones oposicionales” que expresan una mirada totalmente
distinta a la de los agronegocios al señalar impactos ambientales nega-
tivos de este sistema de siembra. Por último, a diferencia del caso de
los transgénicos, la SD no aparece como la única forma de producción
agrícola posible. Si bien la SD se transformó en el sistema de siembra
predominante y existe un consenso muy alto sobre sus beneficios (ex-
presando formas de obediencia por representación y adaptación que
justifican a la SD como la mejor técnica), a partir de la aparición en la
práctica de ciertos límites algunos productores y empresarios sostuvie-
ron la vuelta al sistema de siembra convencional.
Representaciones sobre el glifosato
De los 42 actores entrevistados, un poco más de la mitad (23 en
total) resaltaron aspectos positivos y muy positivos respecto del princi-
pal agroquímico utilizado en el agro: el glifosato. En este sentido, la ad-
hesión sin críticas es un poco menor que la expresada en el caso de los
Agronegocios, tecnologías y consenso hegemónico 51
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
transgénicos y la siembra directa.12 Se destaca que casi todos los traba-
jadores de dirección (5 de 6 entrevistados), dos tercios de los contratis-
tas empresariales y familiares y de los empresarios medianos-grandes
(4 de 6 en cada actor) y la mitad de los asesores profesionales (4 de 8
entrevistados) asumieron esta posición. A su vez, al interior de este
grupo que resalta solo rasgos positivos del glifosato, más de un tercio (7
actores) demostraron una fuerte adhesión al glifosato caracterizándolo
como extraordinario, excelente y/o revolucionario entre otras dimensio-
nes. Por otra parte, un poco más de un cuarto de los entrevistados (11
en total), afirmaron que existen aspectos positivos y negativos en el uso
de dicho agroquímico. Por último, solo cuatro actores describieron al
glifosato meramente en términos negativos. En estas dos últimas posi-
ciones de carácter más crítico, se resalta la predominancia de actores
de Ayacucho (casi la mitad de los actores entrevistados de dicho partido
sostuvo esta postura). Por último, dos entrevistados directamente no
hablaron del tema.
Entre las estrategias discursivas que resaltaron aspectos positivos
sobre el glifosato –decodificándolo en términos dominantes-, las que
más fuerza presentaron son que este: 1) permitió aumentar exponencial-
mente la producción, 2) permitió hacer la agricultura más fácil, y 3) es
inocuo. Este último predicado sobre el glifosato, apareció en gran parte
de las ocasiones justificado por los actores agropecuarios por el lugar
de autoridad que les da su práctica. En los siguientes ejemplos, nuestros
entrevistados afirman la inocuidad del glifosato en función de su expe-
riencia laboral, expresada en frases como “yo he visto gente convivir
con el glifosato durante veinte años y no le ha pasado nada, “he estado
siempre en contacto directo” o “desde los 17 años trabajo en un fumiga-
dor”. Desde este lugar buscaron desacreditar los discursos críticos, a los
cuales, al mismo tiempo, acusaron por su contenido político (expresado
por ejemplo en la frase “el tema del glifosato está metido en la grieta”
“es una bandera política”):
“Hay muchas millones de cosas que son tan malas como el gli-
fosato y que las estamos consumiendo a diario y no nos damos
cuenta. Nada más que es una bandera política o ideológica, me
parece el glifosato más que otra cosa. Yo he visto gente convivir
12 No obstante puede deberse a que a diferencia de las tecnologías anteriores, esta
refiere a un producto químico, con cierto nivel de toxicidad. Por lo que más allá de
que después identifiquen muchos beneficios en el glifosato, aparecen en varios pro-
ductores las dudas sobre sus efectos, pero parecería ser en el mismo sentido que si se
le preguntara por otros productos químicos como los insecticidas.
52 María Dolores Liaudat
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
con el glifosato durante veinte años y no le ha pasado nada” (To-
s, empresario mediano-grande, Baradero).
“No me consta lo malo que son para la salud los agroquímicos,
parece una barbaridad lo que digo, porque he estado siempre en
contacto, conozco un montón de gente que ha estado en contacto
directo, casi con descuido. Puede que algo haya, esta magnifica-
do por una situación política, sin duda creo que es así, porque
creo que hay tendencia a que la SD y el uso de agroquímicos se
este, no sé cómo explicártelo, pero yo percibo que hay un movi-
miento político y social que está en contra de esto. No me cabe
duda, hasta activistas y si vos escuchas los fundamentos de ellos,
a la mayoría de la gente común convence pero a los que estamos
muy compenetrados en el tema este no tiene asidero [] con el
glifosato, el famoso glifosato, esa es una grieta más que tenemos,
el tema del glifosato que está metido en la grieta, porque dicen
que es cancerígeno” (Alfredo, empresario pequeño, Baradero).
“No es tan así como se habla. Hay cosas mucho más tóxicas que
el Roundup, por ejemplo un insecticida que se tira en una acelga
que estamos comiendo a los 4 o 5 días, un insecticida para las
moscas y cerrar la habitación es diez veces más tóxico que el
Roundup, es más fácil decir prohíbanlo. No te digo que es bueno
pero yo, para que tengas una idea, desde los 17 años trabajo en
un fumigador. La dosis diaria es alta y vos andas ocho o nueve
horas arriba del fumigador, mínimo un mes al año, precauciones
uno toma los recaudos, mucho menos de lo que debe ser, si fuera
tan tóxico…” (Francisco, productor familiar, Baradero).
En estos testimonios registramos dos operaciones que son utiliza-
das en reiteradas ocasiones en los discursos institucionales de entidades
como AAPRESID y AACREA (especialmente en sus proyectos educati-
vos y campañas comunicacionales) y de las empresas multinacionales
proveedoras de insumos: la comparación con otros productos que serían
más nocivos y la intertextualidad con el discurso socioambiental, bus-
cando desacreditar a sus enunciadores y al contenido de ese discurso.
El uso de la estrategia de la comparación tiene el propósito de
convencer sobre la inocuidad del glifosato. Especialmente dos compara-
ciones (que expresan formas decodificación dominante) fueron utiliza-
das en reiteradas ocasiones por los actores con los que hemos trabajado:
1) hay productos que se usan en los hogares que son muchos más nocivos
que el glifosato, y 2) el glifosato es uno de los productos menos nocivos
a comparación de otros productos que se usan en el campo. En estos ar-
gumentos se reconoce implícitamente algún efecto negativo, pero se
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Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
resalta que existen productos peores. En este sentido, es una forma de
concesión porque se recupera muy sutilmente que el agroquímico es
nocivo, pero finalmente se lo rescata como el mejor o el único posible
para este modelo de producción agropecuaria.
En los siguientes fragmentos visualizamos ambas estrategias dis-
cursivas. Por un lado, el reconocimiento de algunos problemas vincu-
lados al glifosato (“más allá de esas pruebas de si es cancerígeno o no”,
“si bien hay malezas que ya se hicieron resistentes”), seguidos de su
recuperación como uno de los mejores productos en el mundo agrícola
(“el glifo en la agricultura general debe ser uno de los productos más
degradables”, “pero te ayuda un montón”); y por otro lado, la compara-
ción con otros productos que se usan de manera cotidiana en las casas
(“mucho más más tóxico tirar raid en tu casa”, “el cutracap que se utili-
za en las casas es mucho más áspero que el glifo”, “y las mujeres andan
todo el día matando cucarachas, y es veneno y lo estás tirando dentro
de tu casa”):
Yo soy de los que defienden al glifo, más allá de esas pruebas de
si es que cancerígeno o no, el glifo en la agricultura debe ser uno
de los productos más degradables, llega al suelo y se degrada,
comparado a otros productos, por ejemplo los productos que se
usan en huertas, montes de durazno son productos muchos más
tóxicos y eso va a consumo directo. No logro entender, se habló
del glifo en su momento, Monsanto y medio que los ambienta-
listas se agarraron de eso para ponerse como bandera en contra
de la agricultura [] hay productos más fuertes, sobre todos los
viejos insecticidas trabajan a nivel del sistema nervioso de los
insectos, y vos sentís el olor y te hace doler la cabeza, entonces
mucho peor es un insecticida, por ejemplo, el cutracap que se
utiliza en las casas, es mucho más áspero que el glifo” (Emiliano,
trabajador de dirección, Baradero).
“[] después existen la parte política, se lo ataca el glifosato
porque era una pieza clave de la agricultura, cuando hay pro-
ductos mucsimos más tóxicos. De hecho, todos sabemos bien, y
hay mucha propaganda sobre todo eso, que es mucho más tóxico
tirar raid en tu casa y vos meterte adentro de tu casa, que des-
parramar agroquímicos en el campo y andar en el campo, vos
en el campo andas al aire libre. Entonces hay gente que se queja
de eso pero le manda raid cuando ve un mosquito, entonces hay
toda una campaña que se hizo, simplemente, políticamente, para
tratar de atacar en su momento al sector” (Luis, empresario con-
tratista, Baradero).
54 María Dolores Liaudat
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
“Hoy el glifosato con toda la mala propaganda que le hacen es
la solución porque vos pasas el glifo, y si bien hay malezas que
ya se hicieron resistentes, pero te ayuda un montón [] algún
interés hay. Para mí no es tanto como dicen que el glifosato es
cancerígeno esto y lo otro, yo no soy técnico pero el glifo según
dicen toca la tierra y se degradada [] o sea partamos de la base
que cualquier insecticida que se usa en la casa tienen en algunos
casos la misma base en pequeña cantidades, y las mujeres andan
todo el día matando cucarachas, y es veneno y lo estás tirando
dentro de tu casa” (Ricardo, contratista familiar, Baradero).
En estos relatos, vemos como se encadena el uso de la compara-
ción con la utilización de la intertextualidad, recuperando las críticas
al glifosato en función de refutarlas. De todos los planteos del discur-
so socioambiental, los cuestionamientos al glifosato caracterizándolo
como agrotóxico (por su efecto principalmente cancerígeno) son los que
más relevancia ha tenido en la esfera pública de la mano de la lucha de
movimientos sociales, ecologistas, académicos y campesinos. Estos dis-
cursos han llegado a los actores agropecuarios en la mayoría de las oca-
siones mediados por toda una serie de estrategias de deslegitimación de
los voceros de los agronegocios, que son apropiadas y reproducidas por
los mismos.
Entre las estrategias discursivas que buscaron disputar la autori-
dad de los enunciadores (expresando una forma de decodificación do-
minante), destacamos en primer orden, el planteo de que las críticas al
glifosato responden a intereses políticos. Entre quienes plantearon este
argumento, algunos asociaron estos intereses de fondo con el rol de
los activistas ambientales y otros lo vincularon con el uso político que
habría hecho del glifosato el gobierno kirchnerista para deslegitimar
el sector agrario. En segundo orden, se destaca la estrategia discursiva
que sostuvo que la sociedad –y especialmente los comunicadores- hablan
del tema con total desconocimiento. En el siguiente fragmento, por ejem-
plo, observamos la utilización de esta última estrategia discursiva enca-
denada al descredito de los enunciadores caracterizándolos como voces
sin autoridad para hablar del tema (expresado en la frase “me daba risa
porque hablaban muchos sin tener idea”) y a la utilización de la estrate-
gia de la comparación con otros productos que serán más nocivos:
“Con el tema del glifosato... a mí me da risa porque la otra vez
en Intratables estaban tratando el tema del glifo y me daba risa
porque hablaban muchos sin tener idea. Hay productos mucho
s nocivos para el ambiente y para nosotros que el glifo y nadie
les da pelota, al glifo lo asocian a Monsanto, Monsanto malo y
Agronegocios, tecnologías y consenso hegemónico 55
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
no pasa por ahí. Se ha agrandado mucho el abanico de productos
que se usa. Yo creo que se está trabajando cada vez mejor con ese
tema” (Julián, empresario contratista, Ayacucho).
Por otro lado, nos encontramos con actores que reprodujeron las
estrategias de los agronegocios para disputar el contenido de la crítica
socioambiental. Específicamente fueron flanco de los cuestionamientos
dos tipos de textos que han incomodado a los defensores de los agrone-
gocios: las legislaciones que regulan el uso de los agroquímicos,13 y los
informes científicos (de investigadores del CONICET y universidades
públicas) donde se corroboran los efectos cancerígenos del glifosato.
Específicamente las estrategias discursivas que utilizaron para negar
el valor de dichos documentos son que: 1) la distancia que plantea la
ley de uso de agroquímicos es un disparate; y que 2) las críticas académi-
cas al glifosato son poco serias. En este último predicado, es importante
resaltar el peso que tuvo el cuestionamiento a las investigaciones del
investigador de CONICET Andrés Carrasco,14 quien fue objeto de los
más variados ataques por parte de las grandes empresas proveedoras
de insumos, entidades técnicas y los medios masivos de comunicación.
Principalmente se buscó desacreditar su investigación mediante diver-
sas operaciones discursivas como la cita de otros informes científicos
internacionales, la ridiculización del estudio (a través de la utilización
de comparaciones y metáforas) o la crítica por no haberlo publicado en
una revista científica (Liaudat, 2018:202). A continuación, visualiza-
mos tres ejemplos que dan cuenta de la eficacia de este discurso de los
voceros de los agronegocios sobre los actores agropecuarios, quienes se
apropiaron de las estrategias discursivas que estos utilizan en la esfera
pública y las enriquecieron:
13 En provincia de Buenos Aires regula la Ley 10699 y su decreto reglamentario 499/91,
que establece que las empresas aplicadoras aéreas deben operar a una distancia no
menor a 2 kilómetros de los centros poblados. Esta ley en la mayoría de las ocasiones
no se cumple, regulando cada municipio su área con decretos del distrito. Al cierre
de este artículo, el Ministerio de Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires apro-
bó una resolución (246-MAGP-18) que autoriza la fumigación sin especificar ningún
tipo de distancia mínima a zonas residenciales y plantea que el único límite es el
horario escolar. Diversas organizaciones sociales, vecinos y gremios han presentado
como respuesta una acción legal ante la Suprema Corte de Justicia de Buenos Aires.
14 A partir del estudio del impacto del glifosato en embriones de anfibios Carrasco de-
terminó que concentraciones ínfimas de este agroquímico son capaces de producir
efectos negativos en la morfología del embrión. Organizaciones sociales, campesinas,
familias fumigadas y activistas tomaron el trabajo de Carrasco como una prueba de
los efectos que vean denunciando hace años en los territorios. Ver: http://www.
centromandela.com/documentos/Carrasco-Informe%20sobre%20glifosato.pdf
56 María Dolores Liaudat
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
“El tema del glifosato es una discusión muy compleja. La mitad
del libro de la escuela que dice que afecta y la otra mitad dice
que no afecta. Yo estoy por el lado de que no afecta. Un estudio
muy grande que se hizo en aln momento que le aplicaba el
glifo a los embriones, claro si le aplicas nafta también lo vas a
matar. El glifo dentro de todo se degrada en las primeras porcio-
nes del perfil del suelo, en lo que es la parte orgánica del suelo”
(Manuel, asesor, Ayacucho).
“[] dicen que el glifosato causa cáncer! a ver, si vos haces una
prueba poniendo renacuajos adentro del glifosato, es lo mismo
que hagas una prueba poniendo renacuajos adentro de la lavan-
dina, y yo la lavandina la uso todos los días en casa. Entonces,
me parece que tiene que hacerse de una forma más seria ¿sí? O
sea, cualquier producto si vos a un microorganismo o a un orga-
nismo grande como un renacuajo lo tiras ahí adentro, yo creo
que no va a vivir [] hay muchos otros de los que no se habla,
que son muchísimo más perjudiciales, o que pueden llegar a ser
perjudiciales, como es un insecticida. De hecho el Raid que usa-
mos todos los días es mi casa es mucho más perjudicial que el
glifosato” (Maa, asesora, Baradero).
“[] yo estaba haciendo un curso en la rural de posgrado y es-
cuche la discusión, que estaba como moderador Víctor Hugo Mo-
rales, un tipo de Greenpeace, el de AACREA y el de AAPRESID
y esto debe haber sido en el 2011 y fue toda una campaña que
hubo en contra del sector agropecuario fomentada por el gobier-
no, porque el flaco de CONICET que metió embriones de anfibio
en una solución de glifosato, si esos embriones de anfibio lo me-
as en gasoil directamente no eran que era cancerígeno ¡se mo-
rían! en una solución salina también ¡es un locura! de ahí se aga-
rraron muchos para demonizar al glifo [] un día un boludo que
dijo en la radio que por el glifosato se puede morir un pescado
es tener un desconocimiento, es lo mismo que yo te digo ¡voy a
salar el rio! voy a tirar un kilo de sal en un rio en San Nicolás y el
rio Baradero se va a transformar en un mar, es más o menos así
la proporción, para que puedas ver el disparate que puede decir
un pelotudo” (Agustín, empresario mediano-grande, Baradero).
En todos los ejemplos identificamos la utilización de metáforas
para desacreditar las investigaciones científicas que argumentan en
contra del glifosato (expresadas en frases como “es lo mismo que de-
cir que yo te digo voy a salar el rio, voy a tirar un kilo de sal en un
rio en San Nicolás y el rio Baradero se va a transformar en un mar” o
“si vos haces una prueba poniendo renacuajos adentro del glifosato,
Agronegocios, tecnologías y consenso hegemónico 57
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
es lo mismo que hagas una prueba poniendo renacuajos adentro de la
lavandina”). Ninguno de los entrevistados había leído el informe del
Carrasco, sin embargo repitieron la misma cadena equivalencial utili-
zada por las usinas ideológicas del modelo: los resultados del informe
del investigador de CONICET son los mismos que lograría si meto un
embrión en un cualquier otro producto tóxico de uso cotidiano (nafta,
gasoil, lavandina). Bajo la forma de una descripción, se introduce una
metáfora que produce un deslizamiento, que evade la rigurosidad de
la lógica. Esto da cuenta de cómo se pueden imponer determinadas
significaciones (en este caso sobre el trabajo de Carrasco, ya que la le-
gitimidad del enunciador no puede ser disputada al ser un investigador
científico y miembro de un organismo público) a través de una serie de
frases cristalizadas.
Las estrategias discursivas de la comparación y la desacredita-
ción de los discursos críticos y sus enunciadores, en muchas ocasiones
aparecieron encadenadas, con la utilización de la misma estrategia ar-
gumentativa que identificamos con la siembra directa: el problema no
es de la tecnología, sino del mal uso que el hombre hace de ella. Como
analizamos en el caso anterior, a través de este recurso se reconoce la
existencia de algún problema, pero se le quita la responsabilidad al pro-
ducto, para trasladarla al uso que hacen “algunos productores”. En este
sentido, es una decodificación dominante, porque esta es una estrategia
utilizada por los voceros del modelo en la esfera pública, quienes en su
vocación hegemónica recuperan algunos planteos críticos pero trasla-
dan la responsabilidad al mal uso de la tecnología. Algunos adjudicaron
esta mala praxis a la falta de control estatal, otros (específicamente los
asesores) criticaron a los chacareros por no pedir asesoramiento.
Entre los que señalaron que el problema era el mal uso del agro-
químico en cuestión por parte de algunos productores, varios entrevis-
tados dijeron que esto desencadenó que el glifosato empieza a mostrar
sus límites porque hay muchas malezas que ahora le son resistentes. Esta
estrategia argumentativa, que había aparecido en el análisis de los dis-
cursos sobre la siembra directa, expresa una forma de decodificación
negociada, pues no pone en cuestión el significado dominante del gli-
fosato (todas sus bondades) pero remarca excepciones desde una pers-
pectiva local. La otra decodificación negociada que identificamos entre
los actores consultados, con mucho menor peso, fue que el glifosato es
bueno, pero su costo es muy alto.
En una enunciación contraria encontramos a muy pocos entre-
vistados que resaltaron aspectos meramente negativos del glifosato
58 María Dolores Liaudat
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
mediante la utilización de dos estrategias discursivas que decodifican
al agroquímico en un sentido opuesto al dominante en la esfera públi-
ca nacional. Por un lado, nos referimos a la estrategia argumentativa
que sostuvo que el glifosato genera contaminación en el medio ambiente.
Nuestros interlocutores se refirieron principalmente al efecto sobre el
suelo, sobre la fauna, la huerta y los frutales. Por otro lado, el argumen-
to de que el glifosato es cancerígeno, sostenido por una sola entrevistada,
una pequeña rentista de Ayacucho. Como podemos ver en los siguientes
ejemplos, estos planteos críticos se justificaron desde diversas experien-
cias personales que los corroboran (“nos han quemado los arboles”, “Yo
por ejemplo en el campo tenía unas plantas de durazno, damasco y
cuando pasaron las quemaron”, “tengo casos reales de que si…de un fa-
miliar que falleció a los 18 años de una leucemia fulminante que traba-
jaba en el campo”). Al mismo tiempo, expresaron un descontento con la
situación que es procesado de manera individual a través de sentimien-
tos como el miedo o el enojo (“yo reniego”, “uno lo deja a conciencia y
a veces habría que quejarse”, “le fumiga hasta el alambre y yo les digo
no salgan afuera, creo que son tres días, yo vivo con eso”). En ninguno
caso se hizo referencia a los tópicos del discurso socioambiental con
presencia en la esfera pública -ni a los colectivos sociales o referentes
que los divulgan-, expresando un nivel importante de resignación:
“Con los arboles hemos tenido problemas, nos han quemado los
árboles, pasan el fumigador que tienen alas anchas y a veces
se van sobre los alambrados y nos han matado arboles de som-
bra que teníamos para la ganadería. Somos todos amigos y viste
como que no se hace nada, uno lo deja a conciencia y a veces
habría que quejarse. En las huertas también eso se ve afectado
cuando pasan los fumigadores, depende donde está el viento, y
afecta también todo lo que sea fumigación. Estamos rodeados de
campos agrícolas y en donde hay soja es imposible no fumigar
(Marta, productora familiar, Baradero).
“[] no está bien aclarado ni demostrado que son tan inocen-
tes, por ejemplo los matayuyos vos tenés que avisarles a los que
tienen abejas cuando se va a fumigar el campo porque corres el
riesgo que no queda ninguna abeja, se ve que no son tan...y son
de matar determinadas plagas pero otras que no. Yo por ejemplo
en el campo tenía unas plantas de duraznos, damascos y cuando
pasaron las quemaron y el ingeniero que me había vendido me
dijo sacarla todas porque ‘vas a tener un discapacitado para toda
tu vida’” (Ignacio, pequeño rentista, Baradero).
Agronegocios, tecnologías y consenso hegemónico 59
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
“[] se usa mucho no les importa y tengo casos reales de un
familiar que falleció a los 18 años de una leucemia fulminante,
que trabajaba en el campo, y los médicos del Hospital Fernández
donde lo trataron, nos explicaban porque tenían más pacientes
del área rural de la provincia y no de la ciudad de Buenos Aires
que tiene una contaminación altísima. Algo hay, los productores
te siguen diciendo que no pero yo creo que sí, se han hecho es-
tudios en otros lados. En Tres Arroyos había gente que se moría
de cáncer que trabajaba en el campo, donde vive Matías mi otro
hijo, él está en la casa, y viene el chacarero y le fumiga hasta el
alambre y yo les digo no salgan afuera, creo que son tres días, yo
vivo con eso” (Marcela, pequeña rentista, Ayacucho).
Es interesante destacar que tanto los actores que plantearon que
el glifosato es inocuo como quienes sostuvieron que tiene efectos no-
civos sobre el medio ambiente y/o la salud apelaron a su experiencia
personal para justificar lo que dicen. El primer argumento fue sostenido
principalmente por productores arrendatarios agrícolas y contratistas
(mayormente de Baradero), mientras que la segunda estrategia discur-
siva fue esbozada principalmente por pequeños rentistas y producto-
res diversificados y ganaderos (principalmente de Ayacucho). Van Dijk
(1999) sostiene que la ideología puede operar en la activación selectiva
en los discursos de las personas de los episodios de los que los actores
han sido testigos o sobre los que han escuchado o leído (los cuales el
autor encuadra como modelos mentales, específicamente en este caso
“modelos de acontecimientos”) (1999:116). Las personas tienden a ac-
tivar en sus discursos las representaciones sobre episodios (las fumi-
gaciones con glifosato en este caso) cuyas opiniones son consistentes
con aquellas actitudes del grupo que ellos conforman. Inversamente
se pueden “olvidar” o, de otro modo, suprimir, las narraciones (de la
experiencia propia o de lo que han leído o escuchado) que conforman
proposiciones negativas sobre su propia grupo y su accionar. En este
caso, podemos inferir que existe una apelación selectiva de la experien-
cia en función de los intereses personales que están atravesados por su
posición de clase. Por un lado, los arrendatarios y contratistas buscan
justificar una práctica que esta movida principalmente por el interés del
aumento de la rentabilidad en las condiciones actuales del capitalismo
agropecuario pampeano. Por otro lado, los pequeños rentistas y los pro-
ductores ganaderos y diversificados, sostienen sus críticas a partir del
interés por el cuidado de la tierra, la flora y la fauna de sus campos o la
salud de los trabajadores rurales.
60 María Dolores Liaudat
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 50 | 1er. Semestre de 2019
A diferencia de las representaciones sobre los transgénicos y la
siembra directa, varios entrevistados interpretaron a las fumigaciones
con glifosato en términos negociados y de oposición. Sin embargo, de-
bemos destacar que en todas las entrevistas fue descripto el uso del
mismo como “lo único posible”, distinguiéndose al interior de este plan-
teo dos tipos de estrategias discursivas. Por una parte, quienes identifi-
caron sus efectos negativos (codificándolo de manera oposicional) pero
plantearon explícitamente que si no utilizan el glifosato quedan fuera de
la producción. Este tipo de estrategia argumentativa expresa una forma
de “obediencia por resignación” que deriva de la concepción de la im-
posibilidad práctica de una alternativa mejor. Por otra parte, quienes
plantearon que si producimos sin glifosato no se pueden garantizar los
alimentos que necesita el mundo. Esta estrategia discursiva expresa una
forma de “obediencia por sentido de representación” ya que sostiene a
las fumigaciones con glifosato como las únicas posibles para garantizar
los alimentos para el mundo, uno de los principales núcleos argumenta-
les sostenidos por el discurso hegemónico en la esfera pública. Solo en
el caso de los pequeños rentistas y algunos productores y empresarios
de Ayacucho, apareció como una proyección de deseo que no pierda te-
rreno la ganadería frente a la agricultura porque esta es más saludable
en términos ambientales (específicamente para el cuidado del suelo).
Pero en cuanto se piensa desde la actividad agrícola, ningún testimonio
refirió a la posibilidad real de producir de otra manera.
Reexiones nales
Los actores del agro pampeano adoptaron la lógica de produc-
ción de los agronegocios y su modelo tecnológico con una velocidad
sin precedentes en la historia de las transformaciones productivas del
sector. Existen dos grandes dimensiones –que se encuentran articula-
das- desde las cuales podemos intentar explicar esto. Por un lado, las
estrategias de las empresas multinacionales en alianza con el Estado
neoliberal, en una nueva etapa del capitalismo mundial, y por otro lado,
las transformaciones en la subjetividades de los actores agropecuarios
que impactaron en sus formas de producción. Como plantea Cáceres
(2015), las tecnologías no solo refieren a instrumentos tangibles, sino
que existe un vínculo material y simbólico, las elecciones tecnológicas
en particular y del modelo de producción en general, parten de de-
terminados supuestos sociales (2015:2). Estas representaciones están
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influenciadas por los cambios en los modos de vida de los productores,
pero también por los discursos ideológicos que logran interpelarlos. A
su vez, los efectos de las elecciones tecnológicas no son neutrales. Al
tiempo que los actores van incorporando nuevas tecnologías, van mo-
dificando tanto las formas en que se relacionan con la naturaleza -y sus
representaciones respecto a la misma- como los vínculos sociales que se
entretejen en la producción.
A partir del trabajo de campo con actores agropecuarios de Aya-
cucho y Baradero pudimos dar cuenta del gran consenso entre los mis-
mos del discurso de los agronegocios sobre el paquete tecnológico. Si
bien mediante las entrevistas no buscamos medir la extensión de la
aceptación por la falta de representatividad de la muestra, la contunden-
cia de las respuestas frente a cada uno de los componentes del paquete
tecnológico nos permite realizar algunas reflexiones en este sentido. En
relación a las semillas transgénicas y la siembra directa, alrededor de
las tres cuartas partes de los entrevistados se apropió de los significados
del discurso de los agronegocios respecto a estos elementos. En relación
al glifosato, aunque el apoyo fue un poco menor, siguió siendo muy alto
ya que más de la mitad de los entrevistados defendió este producto con
los argumentos del discurso dominante.
Si bien no identificamos asociaciones muy fuertes con el tipo de
actor y/o el partido de procedencia, entre quienes sostuvieron posicio-
namientos positivos frente a los tres componentes del “paquete” sobre-
salen los trabajadores de dirección y los asesores en un primer lugar, y
los empresarios medianos-grandes y los contratistas, en segundo orden.
Estos actores, entre todos los entrevistados, son quienes acceden asi-
duamente a los congresos de las entidades técnicas, a los cursos que
brindan las empresas multinacionales proveedoras de insumos o a las
formaciones académicas donde se entreteje el discurso de los agrone-
gocios. A su vez, en este grupo se destacan levemente los actores de
Baradero en relación a los de Ayacucho. Esta cuestión puede ser asocia-
da sencillamente a que la principal actividad productiva de la primera
localidad es la ganadería, por lo cual preservan –por su menor involu-
cramiento- cierta distancia crítica sobre los cambios en el modelo de
producción agrícola.
Por otra parte, es importante destacar la presencia de algunas
interpretaciones negociadas e incluso opuestas al discurso de los agro-
negocios, como la denuncia de situaciones de desigualdad en el acceso
a las tecnologías, sus límites o los efectos contaminantes de las mismas
para el ambiente y la salud. Sin embargo, no registramos en los dis-
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cursos de los actores agropecuarios que las enuncian la posibilidad de
pensar un modelo tecnológico y de producción diferente al que propo-
nen los agronegocios. Es que los otros discursos que disputan la repre-
sentación de los sujetos agropecuarios en la esfera pública no expresan
alternativas que logren interpelarlos. Nos referimos principalmente a
las entidades gremiales clásicas del sector, las cuales en sus interven-
ciones públicas no proponen otro modelo tecnológico. Por ejemplo, la
Sociedad Rural Argentina (SRA) y Confederaciones Rurales Argenti-
nas (CRA) no defienden una forma diferente de realizar la producción
sino que centran sus intervenciones fundamentalmente en la crítica a
la intervención del Estado en el sector (Balsa et al, 2017:140). Por otro
lado, la Federación Agraria (FAA) oscila en los últimos años en sus in-
tervenciones entre un discurso que defiende las bondades de las nuevas
tecnologías, al mismo tiempo que critica la desigualdad en su acceso sin
proponer ningún paradigma alternativo (Liaudat, 2018:89).
Pero tampoco, más allá de los límites de las construcciones ideo-
lógicas de las entidades clásicas, estos actores agropecuarios consiguen
constituir un discurso propio. Las tensiones que emergen en sus testi-
monios, son expresadas como lecturas individuales del proceso social
y no logran articularse en un discurso coherente, que dispute la hege-
monía a los agronegocios a partir de la proposición de otro modo de
realizar la actividad agropecuaria. Por todo esto, consideramos que el
discurso de los agronegocios tienen una enorme capacidad hegemónica
entre sus principales destinatarios, porque existe un apoyo importante
a su tópico principal (la defensa del modelo tecnológico), pero prin-
cipalmente, por la dificultad de los actores -que desde sus prácticas
cotidianas identifican tensiones- de representarse, de estructurar inter-
pretaciones propias y de realizar reclamos o peticiones colectivas.
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Agronegocios, tecnologías y consenso hegemónico. Alisis de las representaciones
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Fecha de recepción: 10/02/2019
Fecha de aceptación: 10/09/2019