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Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 51 - 2do. semestre de 2019
ISSN 1853 399X E-ISSN 2618 2475
no valgan nada y que es un deber seguir consteándoles el lujo y paseos extraordi-
narios a expensas del hambre y la desnudez de sus propios hijos.
Al parecer, estos grandes propietarios de campos, siguen viviendo en las nubes; no
entienden o mejor dicho, no quieren entender, ni ver, que las cosas han cambiado
fundamentalmente, que los productos que sus arrendatarios extraen de sus tierra
se han desvalorizado a un límite que no tiene nombre; lo que se paga por ellos ya
no responde para pagar esos arrendamientos elevados ni mucho menos. Esto sería
pedirle peras al olmo, que no las puede producir.
Entonces, es de preguntarse: ¿Por qué motivo se obstinan estos señores terratenien-
tes en querer que se les pague lo que la tierra ya no les produce? ¿No piensan, que a
más del arrendamiento, el colono tienen que trabajar todo un año y que de allí debe
salir para herramientas, animales de trabajo, semilla, gastos de cosecha, vestir, com-
er, para doctor y botica? ¿Cómo es posible que no reexionen siquiera unos instantes
y no vean todo esto?
En Bombal, hoy no puede pagarse ya esos arrendamientos elevados que se ha veni-
do pagando hasta ahora; creemos con fundamento y por propia experiencia, que el
precio máximo a pagarse, no puede ser más que el 20% de la producción en especie,
en parva o troja, o bien sea 15 pesos por hectárea. Asimismo, le sería difícil la vida al
colono, si no se arbitra algún recurso que cambie la situación actual, valorizando los
productos que de la tierra extrae.
Comparen los compañeros los precios pedidos y lo que en realidad puedan pagar.
Vean después lo que les conviene, pero no se engañen”.
La Tierra, 3/1/1933, p. 6.
Los agrarios resolvieron en Las Rosas no cosechar ni arar
El momento de angustia económica y moral de los hombres del campo impone una
acción conjunta que ponga término a la incertidumbre de la chacra.
El clamor de la multitud: ¡a la huelga!, ¡a la huelga! Si los poderes públicos no tratan
y resuelven la situación.
“Según lo prometiéramos en nuestra edición de ayer al nal de la crónica de los actos
realizados el domingo último en Las Rosas, damos hoy en sus más amplios detalles
una relación del desarrollo de la magna asamblea vericada en el amplio salón de la
Sociedad Española y de las conclusiones a que arribaron los entusiastas asambleís-
tas, entre los que guraban en crecida proporción los agricultores representantes de
cuarenta Secciones y Clubs de la Federación Agraria Argentina, destacados elemen-
tos del comercio de la industria y de los obreros de la campaña de muchas leguas
a la redonda de la localidad de Las Rosas. Por las vastas proporciones alcanzadas
por la asamblea en lo que a número de concurrentes y a la enorme importancia de
las resoluciones adoptadas se reere, la del domingo en Las Rosas ha de constituir
la piedra de toque de una nueva era de la organización campesina forjada por la
Federación Agraria Argentina.
Conforme se había dispuesto al pasar a cuarto intermedio a las 12 horas, a las 14:30
se inicio la asamblea con la presencia de más de 2.500 personas, número quizás su-