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Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 52 - 1er. semestre de 2020
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
Joaquín Cardeillac Gulla
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Resumen
En este artículo abordamos las transformaciones de la estructura agraria de Uru-
guay. Para ello, analizamos los datos censales de dos períodos: 1990 - 2000 y 2000
- 2011. El interés central del trabajo es mostrar que las transformaciones ocurridas
son más complejas y profundas de lo que sugiere la idea del acaparamiento de tie-
rras. En ese sentido, trabajamos tanto en un ejercicio de conceptualización como
de análisis, con el propósito de mostrar evidencia de varios procesos concurrentes
pero diferentes: el acaparamiento de tierras anteriormente en manos de productores
empresariales que ocurre como resultado de procesos de centralización de capital,
la descomposición de la producción familiar, generada por la sustitución del trabajo
familiar por trabajo asalariado entre las explotaciones familiares de mayores super-
cies y el acaparamiento de tierras por desposesión, que ocurre por el avance de las
empresas en tierras anteriormente controladas por la producción familiar. Conside-
ramos que el resultado de la investigación permite una comprensión más adecuada
de las consecuencias sobre la estructura agraria generadas por las transformaciones
estudiadas, y proporciona un marco para la interpretación del posicionamiento de
los diferentes tipos sociales.
Palabras clave: Estructura agraria - Acaparamiento de tierras -Descomposición -
Desposesión - Centralización de capital.
1 Profesor Adjunto (Dedicación Total), Núcleo de Estudios Sociales Agrarios (NESA), Departamento
de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República, Montevideo, República Orien-
tal del Uruguay. E-mail: joaquin.cardeillac@cienciassociales.edu.uy
La estructura agraria del Uruguay entre 1990 y 2011:
acaparamiento de tierras y descomposición de la producción
familiar
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Joaquín Cardeillac Gulla
Summary
The agrarian structure of Uruguay between 1990 and 2011: land grabbing and
decomposition of family production
In this article we address the transformations in Uruguay’s agrarian structure.
To do so, we analyze census data from two periods: 1990 - 2000 and 2000 - 2011. The
central interest of the work is to show that the transformations that have occurred
are more complex and profound than the idea of land grabbing suggests. In that
sense, we work in a conceptualization exercise as much as in one of analysis, with
the purpose of showing evidence of several concurrent but different processes: the
grabbing of land previously owned by business producers that occurs as a result of
capital centralization processes, the decomposition of family production, generated
by the replacement of family work by wage labor among the most capitalized family
farms and the grabbing of land by dispossession, which occurs by the advance of
business companies on lands previously controlled by family production. We con-
sider that the result of the research allows a more adequate understanding of the
consequences on the agrarian structure generated by the transformations studied,
and provides a framework for the interpretation of the positioning of the different
social types.
Keywords: Agrarian structure - Land grabbing - Decomposition - Dispossession -
Centralization of capital.
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La estructura agraria del Uruguay entre 1990 y 2011
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Introducción
La conceptualización sobre la estructura agraria es el primer paso para su-
perar tanto la visión de sentido común como la especializada en “temas agrarios”,
acerca del campo como un espacio “…socialmente indiferenciado, donde actúan los
‘productores agropecuarios’…” (Azcuy, 2012: 4). En esa línea y para delimitar lo que
entendemos por estructura agraria, podemos retomar una perspectiva clásica, que la
entiende como el resultado de la combinación de varios factores, a saber: “las formas
dominantes de propiedad y tenencia de la tierra y las relaciones de producción en
el campo.” (Stavenhagen, 1975: 82). Abordar el estudio de la estructura agraria en-
tonces, implica necesariamente realizar algunas distinciones conceptuales y una de
las más relevantes, consiste en identicar las posiciones sociales (tipos sociales) que
producen esa estructura -al tiempo que son producidos por la misma. Recorriendo
ese camino, los antecedentes han marcado la primacía teórica y conceptual de la or-
ganización social del trabajo, tal como se deriva de los aportes señeros de Chayanov
(1966[1925]). En ese sentido, la existencia de trabajo asalariado o no, se yergue como
criterio que antecede a todos los demás al momento de clasicar las explotaciones
agropecuarias, todo lo cual evidentemente, no impide luego sumar criterios adicio-
nales –importantes y subsidiarios- que permitan avanzar mejor en la comprensión
de las características concretas de los tipos sociales.
Con estos antecedentes como punto de partida, y para dar cuenta de los cam-
bios ocurridos en la estructura agraria y su correlato en la estructura social rural
del Uruguay, optamos por distinguir entre cuatro grandes Tipos Sociales Agrarios
(TSA). Para construir estos TSA se comenzó por movilizar el criterio conceptual de
mayor peso: la organización social del trabajo en la explotación. Así, se construyó
un umbral que separa a las explotaciones en las que al menos el 50% del trabajo total
es realizado sin remuneración del resto, en las que la mayoría absoluta del trabajo
es asalariado. Ese primer tipo de explotaciones, corresponderá en nuestro análisis a
formas productivas asociadas a la idea de producción familiar
2
, ya que resulta claro
que el aspecto denitorio de este tipo social agrario es la ausencia –al menos relati-
va- de relaciones de producción mediadas por el salario es decir, de las relaciones de
producción típicamente capitalistas. En contraposición, las explotaciones en las que
la mayoría del trabajo realizado en la explotación corresponde a trabajo asalariado,
corresponderán en nuestro análisis, al conjunto de explotaciones de tipo empresarial
–ya que al basarse en trabajo asalariado tienen como nalidad apropiarse de plus
valor (Chayanov, 1966; Mann & Dickinson, 1978; Deere & de Janvry, 1979; Archetti,
1981; Astori, Pérez Arrarte, Goyetche, & Alonso, 1982; Piñeiro, 1985; Murmis, 1986;
2 Decimos “formas asociadas a la idea de producción familiar” porque no es nuestro interés aquí pro-
poner “la” definición de producción familiar ni tampoco estamos en busca de la “producción familiar en
sentido estricto”. La idea es, más bien, aproximarnos con amplitud a este tipo social movilizando el crite-
rio crucial de delimitación de acuerdo a la discusión teórica que revisamos. En ese sentido, bien se podría
argumentar que explotaciones de más de 500 hectáreas no debería considerarse “producción familiar”
por ejemplo, o del mismo modo, las sociedades con contrato legal familiares, podrían no considerarse
“producción familiar”. Dado que los resultados se presentan desagregados cada lector/a puede agregar
esa/s restricción/es en su propia lectura. En cualquier caso, las grandes tendencias que nos ocupan, no
se alteran.
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Lamarche, 1993; Djurfeldt, 1996; Oya, 2004).
Luego, se realizó una distinción adicional entre las explotaciones, separando
aquellas en que la condición jurídica del productor corresponde a “Persona Física”
o “Sociedad de hecho”, de aquellas en las que corresponde a “Sociedades con Con-
trato Legal”. Esto es así, ya que de acuerdo al repaso de antecedentes este es un tipo
de gura jurídica asociada a una nueva lógica –empresarial- que se ha instalado en
el agro de América Latina y que suele describirse como “lógica del agronegocio” o
“modelo del agronegocio” (Arbeletche & Gutiérrez, 2010; Arbeletche, Coppola, &
Paladino, 2012; Bisang, Anlló, & Campi, 2008; Carámbula, 2015; Errea, Peyrou, Secco,
& Souto, 2011; Oyhantçabal & Narbondo, 2008; Piñeiro & Cardeillac, 2014) (Piñeiro,
2010; Piñeiro & Moraes, 2008; Gras & Hernández, 2013). Como consecuencia, tanto
en la producción familiar como en la empresarial se construyó un subtipo adicional:
uno que denominamos “Sociedades Familiares” y que corresponde a explotaciones
en las que al menos el 50% del trabajo total es realizado sin remuneración y otro que
denominamos “Sociedades Empresariales”, en las que el 50% o más del trabajo es
realizado por trabajadores asalariados, siendo en todos los casos, explotaciones en
las que la condición jurídica del productor es una Sociedad con Contrato Legal.
A continuación se presenta una gura que resume estos criterios:
Tabla 1. Tipos y subtipos sociales agrarios
Formas familiares de producción Formas empresariales de producción
Producción familiar
(PF)
Sociedad familiar
(SF)
Productor empresarial
(PE)
Sociedad empresarial
(SE)
La mitad o más de los
trabajadores/as de la
explotación no reciben
salario
La mitad o más de
los trabajadores/as
de la explotación no
reciben salario
Más de la mitad de los tra-
bajadores/as de la explo-
tación son asalariados/as.
Más de la mitad de los
trabajadores/as de la
explotación son asala-
riados/as.
Condición jurídica del
productor/a: Persona
Física o Sociedad de
hecho
Condición jurídica
del productor/a:
Sociedad con Con-
trato Legal
Condición jurídica del
productor/a: Persona Fí-
sica o Sociedad de hecho
Condición jurídica del
productor/a: Sociedad
con Contrato Legal
Fuente: elaboración propia.
Es necesario recalcar que las deniciones propuestas son una suerte de hipó-
tesis descriptiva (Gerring, 2012): luego será contrastada evaluando los procesos que
se observan en la estructura agraria, es decir entre los distintos TSA. Con esto en
mente, pasaremos a analizar ahora las tendencias más signicativas.
El análisis se presentará del siguiente modo. Para comenzar se analizará la
variación en el número de explotaciones, supercie promedio y supercie total, para
cada uno de los TSA, para más adelante abrir esa información por estratos de tama-
ño de las explotaciones dentro de cada uno de los TSA. El resultado nal de este
análisis constituye un intento por contribuir al estudio de los cambios en la estruc-
tura agraria, que trascienda las comparaciones agregadas en términos de número de
explotaciones y supercies promedio, descomponiendo los movimientos generales
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a partir de categorías conceptuales relevantes. Esto permitirá dotar de un signicado
más preciso a la extendida idea de “transformación de la estructura agraria”. Como
esperamos sea posible apreciar y conrmar, algunas transformaciones del agro uru-
guayo características del período 2000 – 2011 “vienen de antes”, y tampoco pueden
comprenderse bien si se acotan a un solo tipo social agrario o a cambios en la par-
ticipación de explotaciones por estrato de supercie. Comprender las “transforma-
ciones del agro” se mostrará, supone comprender las transformaciones –especícas-
que ocurrieron dentro y entre los diferentes TSA.
3
Una propuesta de conceptualización
Los resultados que analizaremos a continuación permiten apreciar la expre-
sión de procesos que consideramos analíticamente distintos. Por un lado, el avance
de las explotaciones de carácter empresarial de pequeña escala, sobre las explota-
ciones asociadas a formas de producción familiares, advierte sobre la posibilidad
de que se estén vericando procesos de descomposición de la PF (Murmis, 1986;
Archetti, 1981; Chayanov, 1966) es decir, procesos por el cual algunas explotaciones
de la producción familiar se transguran en explotaciones empresariales. Tal como
ya lo indicara Chayanov, estos procesos -que en su tiempo discutió en términos
de “diferenciación social”-, deben analizarse tomando indicadores directos de los
factores capitalistas, por ejemplo: la contratación de trabajo asalariado (Chayanov,
1966[1925]: 255). Aquí quizá sea necesario detenerse un poco. Un punto interesante
y sobre el que se puede debatir mucho es sobre el grado de contradicción (Bernstein,
2009; Shanin, 1982) o complementariedad (Archetti, 1981; Cortés & Cuéllar, 1986;
Murmis, 1986) que existe entre el planteo de Chayanov, (1966) y el de Lenin, (1972)
acerca del proceso de diferenciación del campesinado y de las formas de produc-
ción familiares. Al respecto, para nosotros resulta claro que el planteo de Chayanov
(1966) resulta complementario al de Lenin (1972), ya que nunca dejó de reconocer la
existencia de un proceso de diferenciación “social”:
“There is no doubt that some such social differentiation does
take place in the countryside, but more careful analysis of peas-
ant farm composition shows that the heterogeneity cannot be
fully explained by social differentiation. It depends not only on
dynamic development but also considerably on the effect of de-
mographic factors which follow from the nature of the peasant
farm.” (Chayanov, 1966[1925]: 245)
Así, y partiendo de lo que planteó explícitamente Chayanov hace más de un
siglo, consideramos que la forma más parsimoniosa de comprender el proceso de
transguración que estamos analizando aquí, está en el modelo propuesto por Mur-
3 En este trabajo hablamos de Tipos Sociales Agrarios como forma de aproximarnos empíricamente
a la estructura de clases en el agro uruguayo, reconociendo al mismo tiempo la situación liminar (La-
marche, 1993) que genera la producción familiar como tipo de explotación agropecuaria distinta de la
empresarial y de la campesina.
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mis (1986) a partir de las nociones de diferenciación, descomposición y descampesi-
nización. De acuerdo a su propuesta este tipo social bien puede:
“...aumentar su control de trabajo muerto y la escala de la reproducción
familiar, pero manteniendo el papel decisivo del trabajo familiar. Por
otro lado, también puede ocurrir el fenómeno opuesto con disminución
de escala y venta de trabajo afuera pero manteniendo la primacía del
trabajo familiar. Es en estos casos cuando más puede aplicarse los adje-
tivos ‘rico’ y ‘pobre’ a las unidades campesinas. Frente a esto tendría-
mos descomposición, en los casos en que los elementos no campesinos
adquieren preeminencia (...) y llegaríamos a la descampesinización, con
la emergencia de proletarios y capitalistas, despojados de todo elemento
campesino, aun cuando provengan de un origen campesino.” (Mur-
mis, 198: 59)
Consideramos pues, que para analizar y comprender de un modo heurística-
mente relevante esta parte de la transformación de la estructura agraria, que invo-
lucra a explotaciones agropecuarias de escala relativamente “pequeña” (familiares
que disminuyen y empresariales que aumentan), los conceptos más útiles son los
de diferenciación, descomposición e incluso el de “descampesinización”, si bien no
estamos hablando estrictamente de campesinos.
Por otra parte, hay otros procesos de transformación de la estructura, que se
dan entre explotaciones de supercies mucho mayores y derivan del intenso avance
de explotaciones empresariales que operan bajo la gura de Sociedades con Contra-
to Legal, dejando espacio para procesos de acaparamiento de tierras
4
. Al respecto
y en línea con algunas reexiones realizadas por autores como Bin (2018) o Hall
(2013), en el marco de la discusión y acumulación que se ha dado gracias a la catego-
ría de “acumulación por desposesión” propuesta por Harvey (2005), consideramos
que es necesario distinguir al menos dos situaciones.
Por un lado, el acaparamiento que se produce cuando las tierras anterior-
mente poseídas por productores empresariales, quedan en manos de sociedades con
contrato legal empresariales de mayor escala. Para estos casos, proponemos hablar
de un proceso de “acaparamiento de tierras por centralización de capital” (ATCC),
ya que no se produce un avance de formas empresariales sobre tierras que no es-
tuvieran antes en el mercado de tierras o que no fueran previamente explotadas
en base a trabajo asalariado, lo cual es prerrequisito de cualquier proceso de acu-
mulación (Bin, 2018; Bonefeld, 2011; Marx, 1965: 441-442). Y por otro lado, aquellos
procesos de acaparamiento de tierras que se producen por el avance de sociedades
con contrato legal empresariales, pero sobre tierras que previamente eran controla-
das por formas de producción familiar. En estos casos, consideramos que será más
apropiado hablar de procesos de acaparamiento de tierras por desposesión (ATD),
ya que sí se da una sustitución de trabajo no remunerado por trabajo asalariado, in-
4 En el caso de este trabajo, utilizamos el concepto para referir a lo que se ha estudiado y trabajado
extensamente en términos de un proceso de concentración y extranjerización (o “anonimización”) de la
propiedad de la tierra, conducido (o al menos acelerado) por el capital financiero y especulativo (Gómez,
2014; Piñeiro, 2014; Piñeiro, 2010; Carámbula, 2015; Oyhantçabal & Narbondo, 2018; Piñeiro, 2012).
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augurando así un proceso de acumulación de capital que antes no se daba (Bin, 2018;
Hall, 2013; Bonefeld, 2011; Harvey, 2005).
En este sentido, las reexiones anteriores dialogan con el diagnóstico de Ver-
gara-Camus y Kay (2017), en relación a que en el agro del cono sur a inicios del
SXXI, hay una coexistencia entre estrategias típicas de acumulación primitiva o por
desposesión y estrategias típicas de acumulación ampliada de capital, que además
se entrelazan y potencian (Vergara-Camus & Kay, 2017).
Habiendo realizado la disquisición anterior, así como avanzado en la pro-
puesta de algunos conceptos consistentes con las mismas, en el próximo apartado
procuraremos hacer funcionar esas categorías como herramientas de análisis.
Materiales y métodos
Para llevar adelante el trabajo que nos propusimos, utilizamos las bases de
datos de los Censos Generales Agropecuarios de 1990, 2000 y 2011. Los mismos
fueron llevados adelante por una ocina especializada del Ministerio de Ganade-
ría Agricultura y Pesca de la República Oriental del Uruguay. Cabe resaltar que
es una fuente de información muy conable y muy utilizada para el estudio de las
problemáticas agrarias y rurales. La unidad de análisis de los CGA es siempre la
explotación agropecuaria y se utiliza el criterio de incluir sólo aquellas que alcan-
zan una supercie mínima de una hectárea
5
. Para los análisis que se presentan aquí
utilizamos las bases de microdatos obtenidas del Banco de Datos de la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad de la República, en el caso de los CGA de 1990
y 2000. En el caso del CGA de 2011, la base fue obtenida directamente fruto de un
acuerdo especíco entre el Núcleo de Estudios Sociales Agrarios (NESA) y la DIEA-
MGAP
6
. Algunas consideraciones especícas relativas a desafíos y limitaciones que
nos plantean estas fuentes de datos en términos de comparabilidad, van realizándo-
se en la medida en que el análisis nos expone a los mismos.
El período 1990 – 2000: avance de las sociedades con contrato legal
empresariales y de la producción familiar
Como resultará claro enseguida, existen tendencias muy distintas en los dos
períodos que nos propusimos analizar. Con esto en mente, se presentará a conti-
nuación un apartado que profundice en los cambios ocurridos en el primero (1990-
2000), para luego avanzar en otro que se ocupe del período 2000 – 2011.
5 Los detalles sobre los CGA (formularios, manuales y metadatos) pueden consultarse en http://
www3.ine.gub.uy:82/Anda4/index.php/catalog/641
6 Esto nos permite trabajar sobre una base de datos anonimizada pero que no tiene las variables
agrupadas (recodificadas) sino tal como fueron relevadas, es decir, en su máximo nivel de desagregación
posible.
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Tabla 2. Tipos Sociales Agrarios (TSA): número de explotaciones, tamaño medio
de las explotaciones, supercie total ocupada y variación %. 1990 y 2000.
1990 2000 Variación % 2000 - 1990
Supercie
Supercie
Supercie
Media Suma Media Suma Media Suma
PF 40.399 105 4.224.230 44.696 104 4.644.745 11% -1% 10%
SF 694 408 283.102 973 384 373.683 40% -6% 32%
PE 10.538 744 7.839.112 8.693 821 7.134.729 -18% 10% -9%
SE 1.960 1.660 3.253.268 2.175 1.886 4.101.089 11% 14% 26%
Total
53.591 291 15.599.712 56.537 287 16.254.246 5 -1 4
Fuente: elaboración propia en base a los CGA de 1990 y 2000.
Los resultados que se obtienen para la década 1990 - 2000 permiten apreciar
un leve avance de la PF y esto tanto en términos del número de explotaciones –au-
mentó un 11%- como en términos de la supercie ocupada –aumentó un 10%
7
. Así,
la destrucción de explotaciones que dependían fundamentalmente de trabajo fami-
liar no remunerado que se observa entre 2000 y 2011 (Cardeillac & Piñeiro, 2017), no
es una tendencia que venga desde la década anterior: esa fue una década de estabili-
dad o incluso de expansión de las formas de producción familiares
8
.
Así, si bien varios estudios previos muestran como la tendencia de más largo
plazo es a la caída y desaparición de unidades de producción familiar (Alonso &
Arrarte, 1983; Piñeiro, 1985; Piñeiro & Cardeillac, 2017), no es eso lo que ocurrió
entre 1990 y 2000.
En el caso de las formas empresariales de producción, se observan dos reali-
dades un poco distintas. Por un lado, la PE evidencia un período de retirada y ajuste:
el número de explotaciones se redujo un 18% y la supercie total ocupada se redujo
un 9% al tiempo que la supercie promedio aumentó un 10%. En este sentido y
como veremos luego, la PE parece atravesar un proceso similar –aunque más leve- al
7 Como bien nos hizo notar un/a evaluador/a de este trabajo, hubo un cambio en el modo de registrar
el trabajo asalariado entre 1990 y 2000-2011. En el primer caso sólo se censó a los/as trabajadores/as de
la “última semana” mientras los otros casos incluyen los/as del año anterior. Esto puede conducir a un
sub-registro de asalariados/as para 1990 y luego, a una “sobre estimación” del número de explotaciones
de la producción familiar. Considero que la advertencia es pertinente y por eso explicito aquí esta lim-
itación. Al mismo tiempo, advierto que esa limitación no cuestiona la tendencia que aquí se destaca: una
sobre estimación del número de PF en 1990 implicaría que la tendencia al aumento de la PF entre 1990
y 2000 habría sido aun mayor que la reportada, fruto de estas limitaciones en la comparabilidad de las
fuentes.
8 Es importante marcar que entre el CGA de 1990 y el de 2000 hubo una diferencia metodológica al
definir las explotaciones a ser censadas. Así, mientras en 1990 las explotaciones “de autoconsumo” no
fueron incluidas, en 2000 sí lo fueron. En ese sentido, cabría la posibilidad de que el aumento real ocur-
rido haya sido menor que el registrado aquí. No obstante, frente a esta crítica debe anotarse lo siguiente:
1- aunque se prefiriera no hablar de un aumento, lo que resulta claro es que no hubo una desaparición
generalizada de explotaciones de la PF entre 1990 y 2000; 2- el análisis por rubro que realizamos en otro
lugar (Cardeillac, 2019), confirma que la tendencia al aumento sí existió, al menos en algunos rubros.
Adicionalmente, la sobre estimación de PF que se podría estar dando en 2000 (baja) va en un sentido que
compensa la eventual sobre-estimación de la PF en 1990 que podría estar generando el modo en el que se
registró al trabajo asalariado en ese año (trabajadores de la semana anterior), ver la nota a pie anterior. En
síntesis, ninguna de estas limitaciones a la “comparabilidad” cuestiona la tendencia o la interpretación
que aquí realizo.
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que en el período siguiente sufrirá la producción familiar.
Por último, podemos analizar las tendencias para las sociedades con contrato
legal. En el caso de las mismas, tanto las que usaban predominantemente trabajo
no remunerado (SF) como las que se basan en trabajo asalariado (SE) vieron incre-
mentar su número y su supercie en una magnitud signicativa. De hecho, entre
1990 y 2000 las sociedades con contrato legal vieron aumentar la supercie total
ocupada en más de 1 millón de hectáreas, lo que equivale a un 26% más de lo que
tenían en 1990. En consecuencia, en el caso de la expansión de las formas de produc-
ción empresariales que operan bajo la gura de sociedades con contrato legal (SE)
sí se puede hablar de una continuidad y profundización de una tendencia de más
largo plazo, ya que como veremos un poco más adelante, el proceso de avance se
profundizó en el período siguiente.
En suma, dado que no hubo en el período disminución del área controlada
por formas familiares de producción, puede sostenerse que el proceso de transfor-
mación dominante del período 1990 – 2000 fue uno de acaparamiento de tierras por
centralización de capital (ATCC), en el cual las formas empresariales ceden super-
cie a nuevas formas de producción capitalista de mayor escala (como queda claro en
la misma tabla, la supercie promedio de las explotaciones que operan bajo la forma
jurídica de sociedades con contrato legal, es muy superior a la de las explotaciones
de la PE).
A continuación veremos que sucedió dentro de cada uno de los TSA, según
estrato de supercie.
Tabla 3. Producción Familiar: número de explotaciones, supercie promedio,
supercie total ocupada y variación porcentual. 1990 y 2000.
Producción
Familiar
1990 2000
Variación porcentual
2000 - 1990
Supercie
Supercie
Supercie
Media Suma Media Suma Media Suma
Hasta 49 has 24.504 16 403.832 27.293 15 422.371 11% -6% 5%
50 a 99 has 5.448 73 397.171 5.768 73 422.569 6% 0% 6%
100 a 499 has 8.792 221 1.947.292 9.731 223 2.169.133 11% 1% 11%
500 a 999 has 1.247 680 848.028 1.487 681 1.012.686 19% 0% 19%
1000 a 1999 has 351 1.330 466.891 364 1.308 475.980 4% -2% 2%
2000 a 4999 has 56 2.763 154.705 52 2.610 135.706 -7% -6% -12%
5000 o más has 1 6.311 6.311 1 6.300 6.300 0% 0% 0%
Total 40.399 105 4.224.230 44.696 104 4.644.745 11% -1% 10%
Fuente: elaboración propia en base a los CGA de 1990 y 2000.
Como ya fuera comentado en general, el número de explotaciones de la PF
aumentó un 11% entre 1990 y 2000, al tiempo que la supercie total ocupada por este
TSA también lo hizo y en una proporción similar (10%). Si analizamos por estrato de
supercie, lo que vemos es que tanto las explotaciones más pequeñas (hasta 49 ha),
como las de 100 a 499 ha, son las que tienen aumentos porcentuales iguales al pro-
medio total para el tipo social. En cambio, las explotaciones de tamaños intermedios
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(50 a 99 ha) crecen un poco menos que el promedio (6%)
9
.
Si el análisis lo realizamos sobre las hectáreas totales acumuladas, el papel
dominante en términos absolutos corresponde al estrato de 100 a 499 ha, que aporta
un 53% del total de hectáreas adicionales que pasan a ser controladas por la PF en
el período, con lo que la mayoría de la supercie total aumentada por el tipo social
corresponde a lo que sucede entre los sectores más “ricos”.
Luego, si se analiza tomando como base la supercie controlada por cada es-
trato en 1990, aunque el estrato de menos de 49 ha es el que más explotaciones sumó,
no es el que más aumentó el número de hectáreas totales en términos relativos
10
. La
explicación de este hecho puede encontrarse en la variación del número de hectáreas
promedio: en el período 1990 2000 hubo una reducción de la supercie entre las
explotaciones de la PF de menos de 50 hectáreas de 6%.
A continuación analizaremos lo sucedido en el caso de la Producción Empre-
sarial.
Tabla 4. Producción Empresarial: número de explotaciones, supercie promedio,
supercie total ocupada y variación porcentual. 1990 y 2000.
Producción
Empresarial
1990 2000
Variación porcentual
2000 – 1990
Supercie
Supercie
Supercie
Media Suma Media Suma Media Suma
Hasta 49 has 2.023 19 38.635 1.671 18 30.776 -17% -6% -20%
50 a 99 has 720 75 54.129 539 75 40.486 -25% 0% -25%
100 a 499 has 3.297 273 900.597 2.448 281 688.999 -26% 3% -23%
500 a 999 has 2.050 730 1.496.437 1.745 726 1.266.413 -15% -1% -15%
1000 a 1999 has 1.500 1.423 2.135.053 1.403 1.419 1.990.344 -6% 0% -7%
2000 a 4999 has 844 2.925 2.468.847 769 2.935 2.256.719 -9% 0% -9%
5000 o más has 104 7.167 745.414 118 7.297 860.992 13% 2% 16%
Total 10.538 744 7.839.112 8.693 821 7.134.729 -18% 10% -9%
Fuente: elaboración propia en base a los CGA de 1990 y 2000.
Los resultados que se obtienen para la PE en este período contrastan con lo
que observaremos para el período siguiente. A modo de adelanto: entre los esta-
blecimientos de la PE de menos de 500 hectáreas, es justamente donde registra una
proporción mayor de las salidas en el período 1990 – 2000. Un 74% de los estableci-
mientos de la PE que desaparecen entre 1990 y 2000 corresponden a supercies de
hasta 500 ha, mientras que en el período 2000 – 2011 como veremos, la tendencia es
la opuesta.
En resumen, siendo el período 1990 – 2000 uno en el que la PE pierde explota-
ciones, lo hace sobre todo en los tramos de supercie menores. Este aspecto resulta
concurrente tanto con el proceso de acaparamiento de tierras por centralización de
9 Las explotaciones de 500 a 1000 hectáreas crecen por encima de la media (19%) pero es cierto que son
muy pocas y su ubicación como explotaciones de la producción familiar resulta de por sí problemática
en tanto ocupan superficies muy grandes. En ese sentido, posiblemente convendría realizar un estudio
específico de este tipo de explotaciones de superficies grandes y mano de obra familiar.
10 En términos absolutos el motivo es evidente: son explotaciones pequeñas.
11
La estructura agraria del Uruguay entre 1990 y 2011
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capital antes mencionado, como con el avance de la producción familiar o al menos
la estabilidad de la PF en términos de control de tierras. En ese sentido, es impor-
tante notar que este leve avance de la PF no se hizo en detrimento de la supercie
ocupada por explotaciones empresariales capitalistas. Si bien las explotaciones de
menos de 500 ha cuyos titulares son personas físicas y dependen mayoritariamente
de trabajo asalariado, perdieron supercie entre 1990 y 2000, la producción capita-
lista empresarial correspondiente a explotaciones cuyos titulares con personas jurí-
dicas, aumentaron su participación en el control de la tierra, y en una cuantía que
supera lo que perdió la PE.
En cuanto a las supercies promedio por estrato, en general se observa au-
mento de escala y disminución del número de explotaciones. Y esto es así para casi
todos los estratos. En consecuencia, el cambio que se observa en la supercie prome-
dio de los predios de la PE entre 1990 y 2000 expresa, fundamentalmente, el proceso
de desaparición de unidades de pequeña escala. Analizaremos ahora los datos para
la SF.
Tabla 5. Sociedades Familiares: número de explotaciones, supercie promedio y
supercie total ocupada. 1990 y 2000.
Sociedad Fami-
liar
1990 2000
Variación porcentual
2000 - 1990
Supercie
Supercie
Supercie
Media Suma Media Suma Media Suma
Hasta 49 has 158 19 2.979 247 19 4.760 56% 2% 60%
50 a 99 has 61 76 4.615 92 76 6.991 51% 0% 51%
100 a 499 has 282 265 74.857 379 267 101.350 34% 1% 35%
500 a 999 has 129 714 92.157 165 712 117.403 28% 0% 27%
1000 a 1999 has 49 1.318 64.573 77 1.322 101.801 57% 0% 58%
2000 a 4999 has 14 2.768 38.745 12 2.955 35.456 -14% 7% -8%
5000 o más has 1 5.176 5.176 1 5.922 5.922 0% 14% 14%
Total 694 408 283.102 973 384 373.683 40% -6% 32%
Fuente: elaboración propia en base a los CGA de 1990 y 2000
En el caso de las formas de producción familiares propiedad de sociedades
con contrato legal, se registra un aumento en el período 1990 – 2000, tanto del nú-
mero de explotaciones como de la supercie total ocupada. Al mismo tiempo, glo-
balmente se da una reducción de la supercie promedio, similar en magnitud a la
que se observa en los estratos más pequeños de la PF. Siendo así, más allá de que las
cifras son más elevadas, las tendencias son iguales a las que observamos entre las
explotaciones de la PF y marcadamente diferentes de las registradas en la PE, dónde
observamos una disminución del número y la supercie total y un aumento de la
escala promedio.
Si abrimos por escala de las explotaciones, es posible observar un marcado
gradiente, según el que a medida que aumenta la escala es menor el aumento del
número relativo de explotaciones y de supercie total controlada, con la excepción
del tramo de 1000 a 1999 ha en el que volvemos a encontrar los porcentajes más
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altos de aumento de número de explotaciones y supercie total controlada. Dado
ese gradiente de aumentos decrecientes del número de explotaciones por estrato de
supercie, el resultado global de la escala promedio de los establecimientos dismi-
nuye, por lo que a este respecto el movimiento tiene las mismas características que
el aumento de escala de la PE, aunque con el sentido contrario: mientras en la PE se
observa un aumento de la escala promedio debido a la desproporcional desapari-
ción de explotaciones de los estratos de tamaño más pequeños, en el caso de las SF
es posible observar una disminución de la escala promedio debido al ingreso de un
número desproporcionadamente elevado de nuevas explotaciones en los estratos de
menor supercie. Hasta que punto esto se debe a explotaciones de la PF que modi-
caron su condición jurídica o a PE que lo hicieron y adicionalmente modicaron
la proporción de trabajo asalariado empleado, resulta imposible de saber con estos
datos. Por último, analizaremos las Sociedades Empresariales.
Tabla 6. Sociedades Empresariales: número de explotaciones, supercie prome-
dio, supercie total ocupada y variación porcentual. 1990 y 2000.
Sociedades
Empresariales
1990 2000
Variación porcentual
2000 - 1990
Supercie
Supercie
Supercie
Media Suma Media Suma Media Suma
Hasta 49 has 131 19 2.499 172 22 3.747 31% 14% 50%
50 a 99 has 50 75 3.736 60 73 4.378 20% -2% 17%
100 a 499 has 339 314 106.287 360 314 113.190 6% 0% 6%
500 a 999 has 418 756 316.182 431 749 322.632 3% -1% 2%
1000 a 1999 has 502 1.445 725.532 547 1.444 789.947 9% 0% 9%
2000 a 4999 has 416 3.088 1.284.666 461 3.147 1.450.551 11% 2% 13%
5000 o más has 104 7.830 814.366 144 9.838 1.416.644 38% 26% 74%
Total 1.960 1.660 3.253.268 2.175 1.886 4.101.089 11% 14% 26%
Fuente: elaboración propia en base a los CGA de 1990 - 2000
En el caso de la SE, la principal tendencia en el período 1990 y 2000 radica en
los extremos de la distribución por tramos de supercie. Así, en el período 1990
2000 se registró un aumento del 11% de las SE, que en el caso de las de menos de 50
ha fue de 31% y en el caso de las de más de 5000 hectáreas fue de 38%.
En cuanto a las supercies promedio, el aumento general fue de 14% y nueva-
mente, solo los extremos de la distribución estuvieron en esa cifra o por encima: en
el caso de las SE de menos de 50 ha el aumento de supercie promedio fue de 14%
y en el caso de las SE de más de 5000 hectáreas casi se duplicó el aumento promedio
(26%).
En consecuencia, el análisis de la evolución del control de la tierra por las
sociedades empresariales en el período 1990 – 2000, muestra un acaparamiento de
tierras por centralización de capital (ya que aumentó tanto la supercie promedio
como la supercie total controlada avanzando sobre la producción capitalista em-
presarial y de menor escala) simultaneo a un proceso de “polarización”: aumento
de la participación de las explotaciones más pequeñas y más grandes sobre el total.
13
La estructura agraria del Uruguay entre 1990 y 2011
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Para terminar, es pertinente resaltar algunas tendencias que corroboran la
pertinencia de las herramientas conceptuales propuestas. En primer lugar, la divi-
sión entre formas de producción familiares y empresariales, permitió efectivamente
detectar tendencias distintas: tanto las explotaciones clasicadas como PF como las
clasicadas como SF, evidencian un comportamiento diferente a las empresariales
y similar entre sí. En los dos casos, hay una tendencia al aumento de la cantidad de
explotaciones y de la supercie total controlada. En este sentido podemos hablar de
un proceso de expansión de las formas familiares (o “campesinización”
11
) para el
período 1990 - 2000. De hecho la PF sumó 420.515 hectáreas y la SF 90.581 hectáreas
adicionales, lo que en conjunto representa un aumento del 11% comparado con la
supercie que acumulaban en 1990.
Si analizamos ahora lo que sucedió entre las explotaciones empresariales, el
panorama es bien diferente, especialmente en el caso de las PE. Allí, se da con clari-
dad un proceso de declive importante –disminución del número de explotaciones-
entre las explotaciones de menor escala e intermedias. Este proceso redunda, como
vimos, en un aumento de la escala promedio de las explotaciones. En el caso de las
SE en cambio, hay un avance o expansión y también un aumento de la supercie
promedio. A su vez, como el avance de las SE supera a la retracción de la PE, en sal-
do general para las formas empresariales también es de avance, aunque menor que
el de las formas familiares.
El período 2000 – 2011: “descampesinización” y avance de las formas
empresariales en el agro uruguayo
Este período ha sido bastante más trabajado que el anterior (Tommasino, Cor-
telezzi, Mondelli, Bervejillo, & Carrazzone, 2014; Piñeiro & Cardeillac, 2017; Car-
deillac, 2020; Cardeillac & Piñeiro, 2017; Carámbula, 2015; Riella & Romero, 2014) y
constituye también en nuestro caso, el centro del estudio. En términos generales, el
análisis será idéntico al realizado para el período anterior.
Tabla 7. Tipos Sociales Agrarios (TSA): número de explotaciones, tamaño medio
de las explotaciones, supercie total ocupada y variación porcentual. 2000 y 2011.
2000 2011
Variación porcentual
2011 - 2000
Supercie
Supercie
Supercie
Media Suma Media Suma Media Suma
PF
44.696 104 4.644.745 29.250 132 3.873.604 -35 27 -17
SF
973 384 373.683 873 514 448.592 -10 34 20
PE
8.693 821 7.134.729 10.536 560 5.897.192 21 -32 -17
SE
2.175 1.886 4.101.089 3.643 1.604 5.841.694 67 -15 42
Total 56.537 287 16.254.246 44.302 363 16.061.082 -22 26 -1
Fuente: elaboración propia en base a los CGA de 2000 y 2011.
11 Forzando un poco el concepto clásico de Murmis (1986).
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14
Joaquín Cardeillac Gulla
Las tablas anteriores permiten apreciar algunas tendencias muy claras y ge-
nerales. Por un lado, se observa una caída en las distintas formas de producción aso-
ciadas al trabajo familiar no remunerado: el número de explotaciones PF se reduce
35%, mientras que el número de SF lo hace 10%. Por otro lado, en el caso de las for-
mas empresariales –sociedades y productores empresariales- se observa lo opuesto.
El número de explotaciones clasicadas como PE aumenta un 21% mientras que el
número de SE aumenta un 67%
12
.
Así, en un contexto de reducción de número total de explotaciones que ronda
el 22%, se observa que las formas familiares son las que pierden, mientras que las
empresariales aumentan su participación en términos absolutos. Las formas familia-
res que en 2000 representaban más del 80% del total de explotaciones, llegado 2011
representan menos de 66%. Las formas empresariales por su lado, pasaron de repre-
sentar menos de un quinto del total, a representar casi un tercio (32%).
En cuanto a las variaciones en la escala, los cambios también están asociados de
modo diferencial a los tipos que distingue el clivaje trabajo asalariado / trabajo fami-
liar. Las formas familiares aumentaron su supercie signicativamente (27% la PF y
34% la SF). En contraste, las formas empresariales disminuyeron la escala promedio:
32% en el caso de la PE y 15% en el caso de las SE. Así, en un contexto marcado por el
aumento del tamaño promedio de las explotaciones (26%), las formas familiares de
producción registran aumentos similares o mayores, mientras que las empresariales
disminuyen la supercie su supercie promedio. Estos resultados son un tanto con-
tra intuitivos, e irá quedando más claro cómo se generan conforme avancemos en
el análisis. No obstante, es posible adelantar que mientras en la PF el aumento de la
supercie promedio se vincula a la desaparición desproporcionalmente elevada de
unidades pequeñas, en el caso de la disminución de la supercie promedio de la PE
lo que está por detrás es el ingreso de nuevas explotaciones de supercies pequeñas.
Si ahora analizamos los cambios en la supercie total controlada, las formas
de producción vinculadas a sociedades con contrato legal son las que aumentan su
supercie (42% las capitalistas y 20% las familiares), mientras que tanto la produc-
ción familiar como la producción empresarial pierden 17% respecto a 2000.
Ahora bien, estos diferentes movimientos entre los distintos TSA pueden des-
componerse en base a estratos de tamaño –supercie total de las explotaciones. Para
empezar tomaremos el caso de la PF, el tipo social que explica la disminución del
número de explotaciones total entre 2000 y 2011.
12 En este aumento puede estar incidiendo también el hecho de que en el CGA de 2011 sólo se consid-
eraban dos fracciones (o más) como parte de una misma explotación, aquellas que estaban en el mismo
departamento o uno lindero. Esta restricción no existía en el 2000 lo cual puede “inflar” el número de
explotaciones en 2011, especialmente en el caso de las SE.
15
La estructura agraria del Uruguay entre 1990 y 2011
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Tabla 8. Producción Familiar: número de explotaciones, supercie promedio,
supercie total ocupada y variación porcentual. 2000 y 2011.
Producción
Familiar
2000 2011
Variación porcentual
2011 - 2000
Supercie
Supercie
Supercie
Media Suma Media Suma Media Suma
Hasta 49 has 27.293 15 422.371 15.675 17 267.892 -43 10 -37
50 a 99 has 5.768 73 422.569 4.219 73 309.142 -27 0 -27
100 a 499 has 9.731 223 2.169.133 7.607 228 1.735.757 -22 2 -20
500 a 999 has 1.487 681 1.012.686 1.322 688 909.533 -11 1 -10
1000 a 1999 has 364 1.308 475.980 368 1.291 475.000 1 -1 0
2000 a 4999 has 52 2.610 135.706 54 2.685 144.992 4 3 7
5000 o más has 1 6.300 6.300 5 6.258 31.288 400 -1 397
Total 44.696 104 4.644.745 29.250 132 3.873.604 -35 27 -17
Fuente: elaboración propia en base a los CGA de 2000 y 2011.
Como puede observarse, entre 2000 y 2011 las explotaciones vinculadas a la
PF disminuyen en 15.446. A su vez, en el total de explotaciones se observó una dis-
minución de 12.235. Esto implica que la disminución de la PF fue aún mayor y luego
ese número resultó compensado por el aumento de explotaciones de otros tipos, en
particular PE y SE.
Ahora bien, analizando la información por estrato de tamaño se observa tam-
bién que un 75% de las explotaciones que se pierden entre 2000 y 2011 corresponde
a PF hasta 50 ha. Así, tres de cada cuatro explotaciones desaparecidas entre 2000 y
2011, corresponden a explotaciones en las que el 50% o más del trabajo total era tra-
bajo familiar no remunerado y que tenían como máximo 50 ha.
Realizando el análisis en términos de área controlada, las tendencias podrían
parecer en algún sentido distintas. Si observamos las diferencias 2000 – 2011, más
de la mitad de la supercie perdida por la PF, corresponde a predios de 100 a 500
hectáreas. No obstante, en términos relativos al total de tierra controlada en 2000,
siguen siendo los sectores de menor escala de la PF los que pierden más. Así, los PF
de hasta 50 ha pierden 37% de la supercie que controlaban en 2000, los de 50 a 100
ha pierden 27% y los de 100 a 500 ha pierden 20%.
Por último, analizaremos el cambio del número de hectáreas promedio de las
explotaciones de la PF. Como ya fue mencionado, la supercie promedio aumentó
27%. Ahora bien, una parte importante de ese cambio es, por decirlo de algún modo,
redundante con la información ya presentada: expresa la magnitud que tuvo la dis-
minución de explotaciones de menos de 50 ha. Al haber muchas menos explotacio-
nes chicas el promedio de hectáreas aumenta.
A continuación realizamos el análisis para las explotaciones de la PE.
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Tabla 9. Producción Empresarial: número de explotaciones, supercie promedio
y supercie total ocupada. 2000 y 2011.
PE
2000 2011
Variación porcentual
2011 - 2000
Supercie
Supercie
Supercie
Media Suma Media Suma Media Suma
Hasta 49 has 1.671 18 30.776 3.086 20 61.595 85% 8% 100%
50 a 99 has 539 75 40.486 1.099 73 80.641 104% -2% 99%
100 a 499 has 2.448 281 688.999 3.041 262 797.510 24% -7% 16%
500 a 999 has 1.745 726 1.266.413 1.489 726 1.080.448 -15% 0% -15%
1000 a 1999 has 1.403 1.419 1.990.344 1.170 1.404 1.642.911 -17% -1% -17%
2000 a 4999 has 769 2.935 2.256.719 571 2.951 1.684.831 -26% 1% -25%
5000 o más has 118 7.297 860.992 80 6.866 549.256 -32% -6% -36%
Total 8.693 821 7.134.729 10.536 560 5.897.192 21% -32% -17%
Fuente: elaboración propia en base a los CGA de 2000 y 2011.
Buena parte de los cambios observados en la PE son un espejo de los acae-
cidos en la PF. Así por ejemplo, el aumento de número más intenso entre los PE,
se da entre aquellos de menor tamaño. Casi 77% de las 1.843 explotaciones que se
suman entre 2000 y 2011 corresponden a explotaciones de hasta 50 ha. Además, si
analizamos el cambio del número de explotaciones considerando únicamente las de
menos de 500 ha, obtenemos 2.568 explotaciones adicionales. Este número supera el
aumento total de explotaciones de la PE, dado que en los tramos de supercie ma-
yores el saldo es negativo. Así, en clara contraposición a lo que sucedió para la PF,
el período 2000 – 2011 parecería haber sido un momento favorable para el ingreso
a la actividad por parte de explotaciones pequeñas de carácter empresarial –fenó-
meno que bien puede captar también la reconversión de PF a PE, por un proceso
de descomposición y transguración
13
. Por otro lado, se observa una disminución
importante del número de explotaciones empresariales en los estratos de supercies
mayores a 500 ha. Este movimiento termina por generar un saldo negativo en térmi-
nos de supercie total controlada por este TSA, aun en un contexto de aumento del
número de explotaciones
14
.
La tabla que sigue resume la misma información pero para el caso de las So-
ciedades con Contrato Legal Familiares (SF).
13 Tal como nos hizo notar uno/a de los/as evaluadores/as, entre 2000 y 2011 cambió la forma en la
que se registran las explotaciones: en 2000 una explotación podía estar integrada por fracciones de distin-
tos departamentos mientras que en 2011 sólo podían ser consideradas fracciones de la misma explotación,
aquellas que estuvieran en departamentos linderos. Esto puede generar que “aparezcan” explotaciones
en 2011 que en 2000 eran consideradas parte de la misma explotación. Si bien esta limitación existe,
considero que la magnitud de su impacto no cuestiona las interpretaciones que se realizan aquí, aunque
seguramente sí generan distorsiones un poco mayores en el caso de las Sociedades Empresariales, entre
las que es más frecuente esta situación (Ej: empresas forestales con tierras en varios puntos del país).
14 Si bien esta disminución del área controlada total ha sido discutida en la bibliografía antecedente
(Piñeiro, 2014; Carámbula, 2015; Arbeletche & Gutiérrez, 2010), no ha sido antes desarrollado con este
nivel de detalle ni atendiendo a las diferentes tendencias que se dan al mismo tiempo.
17
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Tabla 10. Sociedades con Contrato Legal Familiar: número de explotaciones, su-
percie promedio, supercie total ocupada y variación porcentual. 2000 y 2011
SF
2000 2011
Variación porcentual
2011 - 2000
Supercie
Supercie
Supercie
Media Suma Media Suma Media Suma
Hasta 49 has 247 19 4.760 141 21 3.007 -43% 11% -37%
50 a 99 has 92 76 6.991 92 77 7.071 0% 1% 1%
100 a 499 has 379 267 101.350 354 276 97.607 -7% 3% -4%
500 a 999 has 165 712 117.403 172 723 124.326 4% 2% 6%
1000 a 1999 has 77 1.322 101.801 78 1.380 107.653 1% 4% 6%
2000 a 4999 has 12 2.955 35.456 34 2.749 93.465 183% -7% 164%
5000 o más has 1 5.922 5.922 2 7.732 15.463 100% 31% 161%
Total 973 384 373.683 873 514 448.592 -10% 34% 20%
Fuente: elaboración propia en base a los CGA de 2000 y 2011
Es interesante resaltar que la disminución del número de explotaciones en los
estratos hasta 500 hectáreas supera la reducción total de explotaciones de este tipo,
lo cual replica lo encontrado en el caso del otro tipo agrupado en las formas familia-
res de producción, aunque evidentemente con números absolutos mucho más pe-
queños. Luego, si realizamos el análisis de la supercie promedio de las explotacio-
nes, encontramos nuevamente una tendencia en el mismo sentido que lo analizado
para la PF, ya que hay un aumento del 34% de la supercie promedio. Por último, es
necesario atender al único aspecto en el que los cambios acaecidos entre las SCL-F
son discordantes con los experimentados en la PF: la evolución de la supercie total
controlada. A diferencia de lo que sucede con la PF, que pierde área, las SF aumen-
tan la supercie total controlada en 20%. En relación a este punto, es importante
analizar por estrato de tamaño, ya que 77% de las hectáreas adicionales acaparadas
por este TSA en 2011 corresponden al estrato de 2000 a 5000 ha. Es decir, un estrato
de supercie bastante poco habitual para formas familiares de producción y que
muy posiblemente esté captando formas empresariales extremadamente extensivas
y no estrictamente PF.
Ahora, pasaremos a analizar los resultados para el último de los TSA distin-
guidos.
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Tabla 11. Sociedades Empresariales: número de explotaciones, supercie prome-
dio, supercie total ocupada y variación porcentual. 2000 y 2011.
SE
2000 2011
Variación porcentual
2011 - 2000
Supercie
Supercie
Supercie
Media Suma Media Suma Media Suma
Hasta 49 has 172 22 3.747 241 23 5.566 40% 6% 49%
50 a 99 has 60 73 4.378 157 77 12.040 162% 5% 175%
100 a 499 has 360 314 113.190 798 302 240.837 122% -4% 113%
500 a 999 has 431 749 322.632 776 722 560.396 80% -4% 74%
1000 a 1999 has 547 1.444 789.947 820 1.437 1.178.693 50% 0% 49%
2000 a 4999 has 461 3.147 1.450.551 606 3.068 1.859.055 31% -3% 28%
5000 o más has 144 9.838 1.416.644 245 8.102 1.985.107 70% -18% 40%
Total 2.175 1.886 4.101.089 3.643 1.604 5.841.694 67% -15% 42%
Fuente: elaboración propia en base a los CGA de 2000 – 2011
En el caso de las SE, resulta imprescindible comenzar destacando un fenóme-
no absolutamente característico y que por su magnitud e importancia, se imponNos
referimos al aumento del número de explotaciones de más de 5000 hectáreas (70%),
que aunque se acompañó de una disminución del promedio de hectáreas (18%), re-
dundó en un aumento del total de supercie acaparada (40%). Esta transformación
se enmarca claramente en el proceso de acaparamiento, concentración y extranje-
rización de la tierra trabajado por Piñeiro (2014), Piñeiro (2012), Piñeiro (2010) y
Carámbula (2015), que recientemente fuera actualizado y profundizado por Oyhan-
tçabal & Narbondo (2018) y es sin dudas uno de los componentes más relevantes de
las transformaciones de la estructura agraria. Al respecto, siendo indudable que una
parte mayoritaria de este proceso se gestó sobre supercies previamente poseídas
por PE, hemos propuesto considerar al proceso como un acaparamiento de tierras
por centralización de capital (ATCC), cualitativamente distinta a los procesos de
avance de las formas empresariales sobre las familiares, ya que mientras en el segun-
do caso la desposesión de formas de producción basadas en trabajo familiar amplía
las posibilidades de acumulación capitalista, en el primero se da básicamente una
captura de excedentes gracias a un proceso de concentración y centralización.
Más allá de esto, es interesante notar algunos aspectos que aun siendo menos
llamativos, son muy relevantes. Así, debe notarse que los estratos con el mayor cre-
cimiento relativo del número de explotaciones y de la supercie total acaparada son
los más pequeños. De hecho, mientras el conjunto de las explotaciones agrupadas
como SE aumenta 67%, el número de explotaciones de este TSA en el estrato de 50 a
100 ha aumentó 162%, el de 100 a 500 ha 122% y el de 500 a 1000 ha lo hizo en 80%
15
.
En este sentido, la tendencia replica lo que se observó para igual período en la PE y
va en el sentido opuesto a lo estudiado para el caso de la PF y las SCL-F, (entre los
15 Muy probablemente estos resultados estén influidos por un problema de comparabilidad entre los
datos del CGA de 2000 y 2011 que fuera advertido por uno/a de los/as evaluadores/as del trabajo. El
mismo se explica y explicita en las notas 11 y 12.
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que el saldo de explotaciones y supercie fue negativo en los estratos más peque-
ños).
Así, el período 2000 – 2011 no es sólo uno de acaparamiento por centraliza-
ción, es también uno de cuestionamiento de las formas familiares de producción,
especialmente de las de menor escala o supercie y de expansión de las formas de
producción empresarial tanto de pequeña escala, producto de un proceso de des-
composición y transguración de la PF, como las de gran escala, producto de dos
procesos de acaparamiento de tierra: por concentración de capital y por desposesión.
Por último, en términos de supercie total, entre 2000 y 2011 se evidencia una
profundización y aceleración del proceso de acaparamiento de tierras iniciado en el
período previo: mientras que entre 1990 y 2000 el área ocupada por las SCL-C se ha-
bía ampliado un 30% -lo cual equivalía a cerca de 1 millón de hectáreas-, entre 2000
y 2011 el aumento fue de un 42% -un aumento de 1.740.605 hectáreas adicionales.
Síntesis y conclusiones
Habiendo analizado la información de todos los TSA, es posible ahora profun-
dizar en la imagen de conjunto. Recapitulando y de acuerdo a los datos presentados
antes, consideramos que el análisis realizado contribuye a mejorar la comprensión
de algunos de los cambios que han sido identicados por la literatura, al precisar
de modo más adecuado los diferentes movimientos que han contribuido al cambio
agregado:
En cuanto a la disminución en el número de explotaciones cuyos titulares
eran personas físicas (Saavedra & Fagúndez, 2013), resulta claro que se debe a la
desaparición de explotaciones de la producción familiar y más concretamente, a la
desaparición de aquellas de menor tamaño, mientras que las explotaciones empre-
sariales con titulares personas físicas aumentaron su número. De hecho, si bien en el
CGA se registran 12.235 explotaciones menos en el 2011, lo cierto es que entre la pro-
ducción familiar (PF) la disminución fue aun mayor, alcanzando las 15.446 explota-
ciones y de esas, un 75% (11.618) correspondieron a predios con hasta 50 hectáreas.
Si se considera esto junto con el dato de la tendencia a aumentar las supercies pro-
medio, se comprende que una parte importante de la disminución del número de
explotaciones se explica por la desaparición de las explotaciones de menor escala de
la PF, en el marco de un proceso de expulsión y concentración es decir, en el marco
de un proceso que proponemos conceptualizar como “acaparamiento desde abajo”,
retomando la noción de “smallholder land grabbing” discutida por Hall (2013).
En cuanto al aumento del tamaño promedio de las explotaciones agropecua-
rias uruguayas entre el 2000 y el 2011, hemos establecido su concordancia con lo que
sucede a la interna de la PF. Así, mientras hubo una disminución de la supercie
promedio de las formas empresariales (especialmente de la PE), en el caso de la PF se
observa lo opuesto: las explotaciones en 2011 son 27% más grandes que las de 2000.
Por último, lo que se ha interpretado como una tendencia a la concentración,
extranjerización y anonimización de la tierra, debe desdoblarse en dos fenómenos
analíticamente distintos: un avance de las Sociedades Empresariales típicamente
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vinculadas al modelo del agronegocio sobre la Producción Empresarial tradicional,
que implicó que las segundas aun aumentando su número, perdieran 1.417.022 ha.
Proceso que hemos propuesto conceptualizar como acaparamiento de tierras por
centralización de capital (ATCC) un avance de las Sociedades Empresariales sobre
las formas familiares, que necesariamente deben haber cedido supercie a las SE
de gran escala, algo que no había pasado en el período 1990 – 2000, en el que las SE
ganaron supercie también, pero sin que hubiera un retroceso de la PF. Haciendo
un cálculo extremadamente conservador, al menos un 20% de las hectáreas perdidas
por las formas familiares producción fueron a parar a estas formas de producción
capitalistas de gran escala en el marco de un proceso que proponemos conceptuali-
zar como acaparamiento de tierras por desposesión (ATD).
Como corolario, el trabajo anterior permite alcanzar una conclusión general
relevante: la transformación de la estructura agraria uruguaya en el período 2000
– 2011, incluso si su análisis se focaliza en la distribución del control de la tierra,
implica procesos con signicados conceptuales e implicancias teóricas distintas. Las
formas de producción que perdieron fueron las familiares, producto de procesos de
expulsión y concentración (acaparamiento desde abajo), de descomposición
16
y de
acaparamiento de tierras por desposesión (ATD).
Por otro lado, entre los productores empresariales parece haberse dado un
movimiento doble: el orecimiento de emprendimientos de pequeña escala, que es
la contracara de la descomposición de la PF, y procesos de acaparamiento de tierras
por centralización de capital (ATCC), hacia explotaciones correspondientes a las
nuevas formas del agronegocio, en el caso de los establecimientos de mayor escala.
Si sumamos el análisis complementario del período 1990 - 2000 podemos al-
canzar algunas conclusiones aun más generales acerca de las transformaciones del
agro uruguayo a inicios de siglo. En este sentido:
La anonimización del territorio –avance de formas jurídicas asociadas al capi-
tal nanciero que en muchos casos operan de modo especulativo y acaparan tierras-
no es reciente o característica única del período 2000 – 2011. Es una tendencia de más
largo plazo que en todo caso se acelera o profundiza en el período 2000 – 2011, ya
que el aumento de supercie que fue de poco menos de 26% entre 1990 y 2000, pasa
a ser de 42% entre 2000 y 2011
17
. Entre las explicaciones de este proceso, sin duda
deben contarse los cambios normativos que habilitaron desde 1999 hasta 2005, la
participación de Sociedades Anónimas con cualquier n y sin ningún tipo de restric-
16 Estos resultados, que enfatizan la importancia que ha tenido el proceso de descomposición de la
PF en el proceso, son concordantes con la evidencia que hemos establecido en otros estudios, relativa
al aumento de la importancia de la mano de obra asalariada en el campo uruguayo entre 2000 y 2011
(Cardeillac & Juncal, 2017) y con otros que estudian la expresión territorial de los cambios en el número
de explotaciones por TSA (Cardeillac, 2020).
17 En términos del número absoluto de hectáreas esta profundización y aceleración se concretó en que
el aumento del período 2000 – 2011 fuera 1,9 veces mayor que el del período 1990 – 2000.
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ción, en el mercado de tierras
18
.
Este avance de las formas capitalistas asociadas al agronegocio y al acapara-
miento de tierras, ha tenido características muy diferentes en los dos períodos: mien-
tras entre 1990 y 2000 este avance pudo darse sin que se viera afectada la supercie
total ocupada por las formas familiares de producción (ATCC), en el período 2000
2011 es inevitable que al menos una parte del avance ocurriese sobre supercies
previamente controladas por la producción familiar (ATD).
El cambio estructural más relevante de la década 2000 – 2011 tiene que ver
con una recomposición inédita de la estructura agraria, derivada de la sustitución de
formas familiares de producción por formas capitalistas. Dicho de otro modo, no se
trata sólo del avance del capital nanciero y la anonimización de la propiedad de la
tierra, proceso que ya estaba bastante presente en el período 1990 – 2000 aun cuando
mucho menos discutido, sino del avance del capital nanciero y la anonimización
de la tierra sobre la PF, aunado a un proceso de descomposición que transgura
muchas explotaciones familiares hacia la producción empresarial.
El saldo general negativo del número de explotaciones agropecuarias en el
período inter-censal 2000 – 2011, está explicada únicamente por la disminución de
explotaciones vinculadas a formas familiares de producción. De hecho, el saldo ne-
gativo total de explotaciones agropecuarias, subestima el saldo negativo de explota-
ciones de la producción familiar.
La idea de que lo que se da en el período 2000 – 2011 es una disminución de
las explotaciones de poca supercie es al menos en parte, equívoca: la disminución
de explotaciones de escala pequeña es cierta para la producción familiar y para las
sociedades familiares, pero en el caso de la producción empresarial hay una expan-
sión de las explotaciones de menor escala.
Las transformaciones de la estructura agraria uruguaya en el período 2000 –
2011 corresponden fundamentalmente a tres procesos:
Un proceso de acaparamiento de tierras por centralización de capital (ATCC)
entre formas empresariales de producción que generó una concentración y centra-
lización de capital inédita en el agro uruguayo y que se expresa en el aumento del
número de explotaciones que operan como Sociedades con Contrato Legal.
Un proceso de descomposición de las formas de producción familiar hacia
formas de producción empresarial.
Un proceso de acaparamiento de tierras por desposesión (ATD), generado
18 Haciendo una muy apretada síntesis, podemos ubicar el punto de partida en 1964. Ese año, la ley
N°13.318 estableció que sólo personas físicas o sociedades personales podían ser titulares de tierras. Poco
después de un año, con la ley 13.420 ya hubo un cambio orientado a flexibilizar la restricción a las S.A.
como propietarias siempre que fueran en escalas “menores” y ya en 1967, con la ley 13.608, se levanta la
restricción para las Sociedades Anónimas siempre que fueran “nominativas” (integradas por personas
físicas). Un poco más adelante, las leyes N° 14.189 y N° 14.399 aprobadas entre 1974 y 1975 (plena dict-
adura) levantan la limitación a las S.A. para ciertos rubros que se buscaba promover (para generar ex-
portaciones “no tradicionales”). Y luego en 1987 la Ley N° 15.939, conocida como “ley forestal”, permite
ser propietarias de tierras a Sociedades Anónimas con acciones al portador, dedicadas a ese rubro. No
obstante, el cambio más dramático ocurrió recién en 1999, cuando bajo el gobierno del Partido Colorado
se probó la Ley N° 17.124, que levanta cualquier restricción a la participación de sociedades anónimas
en el mercado de tierras. Este cambio normativo se mantuvo en vigencia hasta que, recién en 2005 con el
gobierno de izquierda, se volviera a una situación similar a la que existía en 1967, es decir, una situación
de restricción de la participación de sociedades anónimas, salvo en el caso de excepciones expresas.
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por el acaparamiento de tierras previamente controladas por formas familiares de
producción, por parte de SE de gran escala.
Consideramos que el esfuerzo de análisis que permite la distinción de estos
procesos, constituye un punto de partida útil para análisis posteriores que profundi-
cen en los mecanismos que los desataron, así como de intervenciones que permitan
proponer alternativas a estas tendencias.
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Fecha de recepción: 22/01/2020
Fecha de aceptación: 12/3/2020