Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 55 – 2do. semestre de 2021
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Documentos
“Colonos”, “aborígenes” y el “latifundio argentino”
Los documentos que aquí reproducimos, dos columnas completas publicadas
en 1938 y 1940 en La Tierra, periódico de la Federación Agraria Argentina, expresan
la perspectiva oficial de la gremial chacarera sobre la presencia y significado del la-
tifundio en nuestro país y en discusión con aquellos que niegan su existencia.
Vale recordar que en esos años, en vísperas de la sanción de la Ley de coloni-
zación 12.636/40 y en momentos en los cuales se agudiza la conflictividad agraria,
el debate en torno a la propiedad de la tierra se va intensificar, sumándose a las ex-
presiones de quienes “combaten” el “latifundio argentino” (así se presenta a si
misma en uno de los documentos la FAA) las voces de la elite gobernante preocupa-
das por el orden social.
La situación de los colonos “explotados”, las amenazas de desalojo, las críticas
a quienes “usufructúan la tierra sin trabajarla”, además de las pocas referencias co-
nocidas de la perspectiva de los “chacareros federados” sobre la cuestión “abori-
gen”, son algunos de los temas abordados en estas fuentes.
“El latifundio argentino existe”
“Existe para todos los hombres de inteligencia y honestidad normales. Y todo
hombre que no sea pillo, bandido o anormal lo combate como nosotros lo combati-
mos. El latifundio argentino es una extensión de tierra de cinco, diez, veinte o cin-
cuenta mil hectáreas. de propiedad de un señor, de una señora, o de una familia
convertida en sociedad anónima, con el objeto de evitar el pago del impuesto a la
herencia al morir el padre. Esta extensión de tierra es subdividida superficialmente
en fracciones de cincuenta, cien, doscientas o más hectáreas y cada fracción es ocu-
pada por una familia de agricultores, que posee chapas de zinc para cubrir cuatro
paredes, máquinas y herramientas y animales de trabajo, alambre y postes para po-
trero y corral.
Para tener derecho a estar un año en la fracción de tierra el ‘colono’ debe pagar
del 20 al 40% de la producción según lugar y distancia de los puertos, libre de todo
gasto y depositado en estación del ferrocarril o galpón del latifundio.
82 Francisco Anzoategui
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 55 – 2do. semestre de 2021
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 81-82!
Esto cuando el arrendamiento es en especies. Cuando es en dinero se paga de
$20 a $60 por cada hectárea.
Y a este arrendamiento exorbitante, que influye sobre la economía de la cha-
cra, hay que agregar la tiranía vil que los propietarios de la tierra, y mucho mas sus
administradores, ejercen sobre la gente que la trabaja. En el latifundio del tipo men-
cionado, en el que acampan 50, 100 o mas familias, el latifundista o su administrador
es omnipotente.
Los agricultores, por temor a ser desalojados, empiezan a tolerar un poco; a
callar una vez; y así poco a poco renuncian hasta al último vestigio de altivez y dig-
nidad humana. Se dejan despojar y humillar, para evitar ser echados a la calle.
Hace medio siglo esto ocurría en las propiedades brasileñas que se hicieron
tristemente célebres con el nombre de FAZENDAS.
Hay plumíferos que niegan la existencia del latifundio argentino, porque,
para ellos, ‘latifundio’ es una gran extensión de tierra inculta. En nuestro país una
gran extensión de tierra inculta no es un latifundio.
La extensión de tierra por cada habitante es tan grande que es posible darse el
lujo de criar liebres en grandes porciones de tierra.
No: esos latifundios no nos interesan; los latifundios’ que nos revientan no
son los que son desiertos; sino los que a manera de campos de concentración de reos
políticos o prisioneros de guerra, son poblados por chacareros. Este es el latifundio
argentino, brutal y miserable, que, si hace medio siglo, tuvo su razón de ser y hon-
raba, hoy es una deshonra y solo tiene su razón de ser en el gobierno que el pueblo
merece.”
La Tierra. 4, octubre, 1938
“La eterna peregrinación”
“Ya se ha hecho común la peregrinación de aborígenes a la capital federal para
solicitar el amparo del gobierno de la Nación. Ahora se hallan en Buenos Aires alo-
jados en el Hotel de Inmigrantes, una veintena de aborígenes. Proceden de remotas
regiones de Chubut y Rio Negro. Piden que se les de tierra, pues están amenazados
de desalojo y representan a varios centenares de familias
Los aborígenes en regiones remotas tienen el problema que en la zona agrícola
del país hace padecer al poblador blanco, trabajador de la tierra durante lustros: el
desalojo. La tierra, de aquí y de allá, de todas partes, sea cual fuere la región, des-
pierta la codicia de los que la usufructúan sin trabajarla. Contrariamente a la opinión
interesada de algunos, el latifundio sigue siendo nuestro problema capital.
Los pobres aborígenes que han llegado, una vez más, a la gran metrópoli ar-
gentina, supondrán tal vez, que ellos, parias de la región de las nieves, son las únicas
víctimas. Si sus conocimientos fueran mas completos, advertirían que ellos, como la
inmensa mayoría de los que viven trabajando la tierra, son víctimas de un régimen
de explotación de la tierra que no beneficia sino a una minoría insignificante, perju-
dicando, en cambio, a los trabajadores y a la misma economía del país.”
La Tierra. 23, julio, 1940