Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 56 1er. semestre de 2022
15
Agro, unidades familiares y programas diferenciales
en la Argentina.
Casos de proyectos de desarrollo rural en Neuquén.
Pedro Tsakoumagkos
1
y Mónica Bendini
2
Resumen
En este texto resumimos dos experiencias asociativas que combinaron los antece-
dentes de las propias organizaciones campesinas con las modalidades de imple-
mentación del PRODERPA (programa de desarrollo rural para la Patagonia) en la
provincia del Neuquén, Argentina
3
. Tras encuadrar la exposición dentro de las
políticas de desarrollo rural y en el lugar que llegó a ocupar la categoría agricul-
tura familiar en la institucionalidad, las políticas y los programas en la Argentina;
se presentan los elementos fundamentales del PRODERPA y de los crianceros
campesinos y las comunidades indígenas del Neuquén, protagonistas de las dos
experiencias mencionadas. Se trata de la ACCAN (Asociación de criadores de ca-
bras de angora del Neuquén) y la MAYAMA (Mesa de artes y artesanías Mapuce).
Finalmente, se formulan consideraciones finales referidas a los factores y lecciones
que operaron y surgen de ambos casos.
Palabras clave: Desarrollo rural - Agricultura familiar - PRODERPA - Neuquén -
Programas diferenciales - Experiencias asociativas - Trayectorias organizacionales.
1
Universidad de Buenos Aires, Argentina.
2
Universidad Nacional del Comahue, Argentina.
3
Para lo cual nos basamos en materiales de Bendini (coord.), 2015 y Tsakoumagkos, 2012.
16 Pedro Tsakoumagkos y Mónica Bendini
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Summary
Agriculture, family farms and differential programs in Argentina. Cases of rural
development in Neuquén.
In this text, we summarize two associative experiences that combined the back-
grounds of the peasant organizations with the implementation modalities of
PRODERPA (Rural Development Program for Patagonia) in the province of
Neuquén, Argentina
4
. After framing the exposition within rural development poli-
cies and the place that the category family farming has come to occupy in the
institutional framework, policies, and programs in Argentina, we present the fun-
damental elements of PRODERPA and the peasant graziers and indigenous com-
munities of Neuquén, who are the protagonists of the two mentioned experiences.
These experiences are the ACCAN (Association of Angora Goat Breeders of
Neuquén) and MAYAMA (Mapuce Arts and Crafts Table). Eventually, final con-
siderations are formulated regarding the factors and lessons that operated and
emerged from both cases.
Keywords: Rural development - Family farming PRODERPA - Neuquén - Differ-
ential programs - Associative experiences - Organizational trajectories.
4
Based on materials from Bendini (coord.), 2015 and Tsakoumagkos, 2012.
Agro, unidades familiares y programas diferenciales 17
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Nota preliminar
Escribimos este texto para presentarlo, como en efecto lo hicimos, en la Mesa
Redonda ―Cooperativas, prácticas asociacionistas y políticas agrarias en el contexto
latinoamericano actual‖ que co-organizamos con otros colegas para el Congreso de
la ALASRU en Montevideo, del 25 al 30 de noviembre de 2018. Estoy seguro que,
para publicarlo, hubiésemos actualizado y re-trabajado su contenido hasta último
momento, como siempre lo hicimos. Por tal razón, no estoy seguro de que Mónica
Bendini hubiese acordado conmigo en la decisión de proponerlo para este número
de la RIEA en recuerdo y homenaje suyo. No he modificado nada sustantivo de su
contenido, excepto los inevitables errores de tipeo, gramaticales o formales; y algu-
nas notas al pie sobre fechas.
Pedro Tsakoumagkos
Las políticas de desarrollo rural
En América Latina, se reconocen distintas formas históricas de acción del Es-
tado respecto de la ―cuestión‖ del desarrollo rural. Lattuada y otros (2012) periodi-
zan una serie de enfoques paradigmáticos desde los años ´30, que se corresponden
con contextos socio-históricos y visiones del agro y de las políticas públicas dife-
renciales, hasta arribar a formas definidas como modelos de Desarrollo caracteri-
zados por considerar las más recientes conceptualizaciones de Territorialidad, agro
y Ruralidad.
Nos limitaremos a mencionar el desarrollo de comunidades, las reformas
agrarias, los proyectos de desarrollo rural integrado y los programas de apoyo
integrados a demanda que fueron dándose en décadas sucesivas. Estos últimos
caracterizados por las compensaciones, la focalización y la asistencia técnica. Ex-
cluyendo, sin embargo, la cuestión del acceso a la tierra.
La mayoría de los programas de desarrollo rural en la Argentina se concibie-
ron en esta última etapa y fueron orientados prioritariamente desde esta perspecti-
va, con resultados limitados para compensar la magnitud de la crisis y la expulsión
del campo de pequeños y medianos productores que la reestructuración económica
trajo consigo. Predominantemente esos programas fueron financiados por orga-
nismos internacionales, y funcionaron con dos objetivos: la reconversión de los
productores pequeños y medianos, y, la superación de casos de pobreza rural y
desarticulación con los mercados. A pesar de las experiencias favorables en térmi-
nos de asociativismo de muchos de ellos, las acciones no dieron lugar a políticas
articuladas, sistemáticas y sustentables en el tiempo, sino que cada una ocupó el
lugar de una política de desarrollo rural ausente (Nogueira y Urcola, 2013).
Tres organismos centrales tuvieron incidencia en este sentido: el BM (Banco
Mundial), el FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola) y el BID (Banco
18 Pedro Tsakoumagkos y Mónica Bendini
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Interamericano de Desarrollo). En este marco, los pequeños productores eran con-
siderados la población meta de los programas de asistencia a la pobreza, y más
precisamente, como un segmento de beneficiarios focalizado en los pequeños pro-
ductores agropecuarios a los que se debía asistir técnica y financieramente. Duran-
te esa década de los ´90 se instalaron diversos programas de asistencia y desarrollo
de pequeños y medianos productores agropecuarios
5
, administrados por diferentes
agencias estatales (la actual Secretaría de Agroindustria
6
y el INTA -Instituto Na-
cional de Tecnología Agropecuaria-, principalmente); algunos de los cuales conti-
núan en vigencia
7
.
Hacia fines del siglo pasado, emerge en el país una nueva perspectiva: la
agricultura familiar en tanto sujeto del desarrollo.
En ese sector redefinido, se sitúan las nuevas orientaciones provenientes del
DTR (Desarrollo Territorial Rural), que influirían en la lógica de acción de los pro-
gramas de desarrollo hasta la actualidad (Schejtman y Berdegué, 2004; Piñeiro,
2004; Schejtman y Barsky, 2008; Di Filippo, 2008; Berdegué et al., 2011).
Con un enfoque territorial pero alternativo, se implementó también el DSTR
(desarrollo socio-territorial rural) (Barbetta et al., 2007; Pina Truant y Moreno, 2007;
Tutuy et al., 2011; Mançano Fernandes, 2013).
Aun sin llegar a acuerdos, algunos autores remarcan que en la Argentina el
surgimiento de las políticas de desarrollo rural, en general, no es consecuencia de
la demanda de las organizaciones de productores, sino que emanan desde el Esta-
do, y en particular, de los organismos de financiamiento internacional como el BM,
el BID, el FIDA y de cooperación regional como la REAF-MERCOSUR (Manzanal y
Neiman, 2010). Sin embargo, la apropiación por parte de las organizaciones socia-
les modifica la intervención de los colectivos sociales en la movilización de recur-
sos.
Entre 2000 y 2011 se incorporaron al menos ocho nuevos programas de desa-
rrollo a nivel nacional con diferentes fuentes de financiamiento, entre los que se
encuentra el PRODERPA
8
. Estos programas tendieron a señalar los déficits de las
reformas promovidas en la década previa y expresan el cambio de enfoque. Con
esta reorientación no sólo se caracterizan los nuevos programas, sino que aquellos
programas heredados de la década previa tendieron a modificarse y adecuarse en
el transcurso de la implementación de sus acciones (Nogueira y Urcola, 2013). Con-
sideran que el caso emblemático es el de los programas financiados por el FIDA
como PRODERNEA y PRODERNOA, gestados en la década de los ´90, ya que
presentan un cambio significativo en cuanto a su funcionamiento y direccionali-
dad; no obstante, Manzanal y González (2010) señalan que éstos no han logrado
5
Minifundio, Prohuerta, Cambio Rural (INTA); PRAT, PNEA, PROSAP, PSA, CAPPCA, Ley de Inver-
sión para Bosques cultivables, PROINDER, PRODERNEA, PRODERNOA (SAGPyA, actual Secretaría
de Agroindustria).
6
Cuya situación y denominación legal experimentó varias modificaciones durante estos años, actual-
mente es la Secretaría de Agroindustria. [Se refiere al año 2018. P.T.]
7
[Se refiere al año 2018. P.T.].
8
Entre estos programas y fuentes de financiamiento, se destacan: Ley Ovina, Ley Caprina, PRODERPA,
PAPyMP, PROVIAR, PRODEAR, PROFAM.
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conformar una cabal política para la agricultura familiar. En la búsqueda de una
estrategia de desarrollo rural común, las diferencias entre organismos técnico-
políticos y organizaciones de pequeños productores respecto del desarrollo rural y
de la agricultura familiar, pueden dificultar la implementación de acciones (No-
gueira y Urcola, 2013). Por ello, programas como el PRODERPA, se instalan en la
articulación institucional, y en la gestión territorialmente compartida.
La producción familiar en la agenda política
La ubicación de la agricultura familiar en las visiones sobre el desarrollo ru-
ral constituye un aspecto fundamental en el estudio de las políticas hacia el sector y
de los modelos de intervención. La ―agricultura familiar‖ como tema de agenda y
el ―agricultor familiar‖ como sujeto de política pública han tenido distintos alcan-
ces y profundidad en su tratamiento, de acuerdo a los contextos regionales y socia-
les.
En este sentido, si bien la agricultura familiar es una forma de producción
que se destaca por su importancia social y económica, reflejada en su tratamiento
en numerosos estudios académicos, no ha sido históricamente tema relevante de la
agenda política del sector agropecuario argentino, y el agricultor familiar ha sido
un agente residual del mismo (Nogueira y Urcola, 2013). Su proceso de legitima-
ción política es más bien tardío respecto de otros países como Brasil.
No obstante, entre fines del siglo pasado y principios del actual, la agricultu-
ra familiar y los agricultores familiares han aparecido crecientemente como pro-
blemas de agenda de las políticas públicas de desarrollo rural en el país (FONAF,
2006) y la región del Mercosur.
Existen tres grandes posiciones a la hora de considerar la agricultura fami-
liar: como agente residual, simultáneo o alternativo (Fernández Equiza, en Noguei-
ra y Urcola, 2013). En la primera, se la considera como la parte de las explotaciones
que han quedado afuera del proceso modernizador del agro. En las otras dos posi-
ciones se la reconoce como una forma de organización específica, no residual, sino
distinta; una (simultánea) sostiene la posible coexistencia entre agricultura familiar
y la agricultura industrial empresarial; y la otra (alternativa) pone de relieve la
contradicción que implica la sobrevivencia de la agricultura familiar frente a la
modernización de la agricultura industrial integrada.
La categoría empírica agricultura familiar está asociada a la creación de un
espacio de negociación entre el Estado y las organizaciones sociales y gremiales
que representan a los pequeños productores. Schiavoni (2010) pone de manifiesto,
por un lado, la diversidad de actores y problemáticas que convoca la categoría, y,
por otro, la vinculación con la cuestión agraria, ya que, mayormente, es promovida
por las organizaciones que luchan por la tierra y por las políticas diferenciadas. Por
otra parte, es menor la participación de organizaciones que nuclean a chacareros o
colonos, las que en momentos de crisis se identifican con las organizaciones de
otros subgrupos de productores familiares e integran alianzas.
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El alcance amplio de la definición de la agricultura familiar se condice con el
carácter que el Estado le reconoce, como concepto heterogéneo y genérico,
―…incluye a los pequeños productores minifundistas acomo a los emprendedo-
res, empresarios pequeños y rurales, y personas que trabajan fuera de las explota-
ciones, pero cuyos ingresos contribuyen a la economía doméstica‖ (Lattuada y
otros, 2012).
Algunos estudios sostienen que la agricultura familiar comienza a formar
parte de las políticas de desarrollo rural, como posibilidad productiva, recién en la
última década
9
(Nogueira y Urcola, 2013). Aunque el tema del desarrollo rural
tiene antecedentes incipientes en las regiones llamadas extra-pampeanas en déca-
das anteriores, se habría instalado en la Argentina a fines de los años ´90
10
cuando
se diagnostica que la mitad de las explotaciones agropecuarias del país desaparece-
rían (incluso las pampeanas) por las nuevas condiciones macroeconómicas. De
hecho, se registra una desaparición de casi un cuarto de las explotaciones agrope-
cuarias del país; la mayoría, de pequeño y mediano tamaño
11
.
Sin embargo, en ese período los programas de desarrollo rural sostenían una
visión residual de la agricultura familiar, según la cual los agricultores (campesinos
y minifundistas) eran caracterizados a partir de sus condiciones de pobreza e in-
serción periférica en la economía. En los últimos años
12
, las políticas enmarcadas en
las visiones del Desarrollo Territorial Rural o del Desarrollo Socioterritorial Rural
reflejarían una visión simultánea, poniendo especial énfasis en los sujetos que
componen la agricultura familiar y considerando que forman parte de esa política.
Con carácter de inclusión, el productor familiar habría pasado ―al plano de la solu-
ción, dejando de ser un problema‖ (Nogueira y Urcola, 2013).
Otros autores consideran que la agricultura familiar se instaló definitiva-
mente en las agendas de las políticas públicas de la Argentina desde el denomina-
do ―conflicto del campo‖ en el o 2008. Ese hecho social, que desveló modelos de
desarrollo en disputa, dio también visibilidad al heterogéneo sector de la agricultu-
ra familiar en el país (Arzeno y Ponce, 2013). Expresión de esta relevancia, en tanto
sujeto de agenda, es la creación de un registro institucional de agricultores familia-
res, cristalizado en el Registro Nacional de la Agricultura Familiar (RENAF).
Posteriormente se destacan los vaivenes de la institucionalización de la polí-
tica hacia el sector y la desjerarquización y los fuertes recortes humanos y financie-
ros bajo el gobierno de Cambiemos. De hecho, en la actualidad
13
, muchas áreas
estatales, programas y/o proyectos arriba mencionados han sido radicalmente
reorientados en términos neoliberales, vaciados o simplemente eliminados. La
Secretaría de Agricultura Familiar ha quedado subsumida en la Subsecretaría de
Agricultura Familiar, Coordinación y Desarrollo Regional, ha sido eliminado el
9
[Se refiere a la que culminaba hacia fines de 2018. P.T.].
10
En la región suramericana comienza a prevalecer el concepto de agricultura familiar a partir de las
luchas de los movimientos sindicales rurales y campesinos de Brasil en la década de 1990 (Schneider y
Escher, 2011).
11
Entre los CNA 1988 y 2002 desaparecieron el 22% de las EAP.
12
[Se refiere a los que culminaron en 2018. P.T.].
13
[Se refiere a fines de 2018. P.T.].
Agro, unidades familiares y programas diferenciales 21
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monotributo social al que tenían derecho los agricultores familiares y el personal
técnico de la ex-Secretaría y sus Delegaciones provinciales ha sido prácticamente
desmantelado. La UCAR ha sido transformada en DIPROSE (Dirección General de
Programas y Proyectos Sectoriales y Especiales) y la reciente inclusión de la Secre-
taría de Agroindustria en el Ministerio de Producción y Trabajo plantea interrogan-
tes acerca del futuro de esta Dirección. El PRODERPA Neuquén ha concluido su
implementación. En Neuquén se ejecutan actualmente el PISEAR (Programa de
inserción socioeconómica en áreas rurales - 12 proyectos), el PRODERI (Programa
de desarrollo rural incluyente - 19 proyectos); así como tendrán inicio en 2019 el
PRODECCA (Programa de desarrollo de la cadena caprina) y la Micro Región del
Norte Neuquino. En general, subrayamos que las actuales restricciones contradicen
la co-gestión organizaciones sociales/Estado que tiene que caracterizar al desarro-
llo rural.
Dado que el universo de las AF es desconocido y su definición misma pre-
senta algunas limitaciones o contradicciones (Soverna, Tsakoumagkos y Paz, 2008;
Tsakoumagkos y González Maraschio, 2009; Tort y Prividera, 2017) y que el acceso
a ellas queda entonces condicionado por el relevamiento del RENAF; existe ac-
tualmente un subconjunto de las EAP (explotaciones agropecuarias) a las que se ha
denominado "familiares" para aproximar su cuantificación (Obschatko, 2009).
Sintetizando esos datos (Tsakoumagkos, 2012) EAP familiares son aquéllas
en las que sus productores trabajan directamente en la EAP, su contratación de
trabajadores no familiares permanentes no excede de 2, su superficie cultivada y
sus existencias ganaderas no exceden de ciertos mites (25-500 ha. según regiones
o 500 cab.) y excluyen la forma jurídica de SA o SCA.
Las EAP familiares son ¾ del mero de unidades y pueden aportar ¼ del
valor agropecuario. Es pues un sector que, aunque en retroceso en las últimas dé-
cadas, conserva cierta significación social y económica que se pone de manifiesto
en la participación señalada, en su perfil productivo y en su heterogeneidad inter-
na.
Son determinantes en grupos de cultivos intensivos e industriales y signifi-
cativas en frutales y granos. Considerando especies individuales se muestra su
importancia en los cultivos industriales y presencias significativas en los cereales,
sin descartar otros de tipo intensivo. Yendo a su proporción en las existencias ga-
naderas nacionales, son determinantes en caprinos, camélidos y algunas especies
granjeras y tienen significación en bovinos y ovinos.
Ese perfil, considerado como promedio a nivel nacional, en términos compa-
rativos según tamaño, valor bruto de la producción y otros aspectos afines eviden-
cia algunos rasgos que, no por previsibles son menos significativos. En efecto, te-
nían dimensiones inferiores a las homólogas de las EAP no familiares en dos indi-
cadores importantes: ¼ de la superficie media y del valor bruto de la producción
por EAP. Sin embargo, casi las duplicaban en el valor bruto de la producción por
hectárea y abarcaban una mayor proporción en la superficie de servicios con ma-
quinarias de productores agropecuarios. Esto puede explicarse por el uso más in-
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tensivo de la tierra que llevan a cabo y considerando sus dotaciones de tractores y
su aporte a la prestación de servicios de maquinarias- por la búsqueda de utiliza-
ciones extraprediales de su equipamiento.
Finalmente, la imagen de su heterogeneidad viene dada considerando estra-
tos socioeconómicos y localizaciones regionales.
La mitad de las EAP del país se ubican en los dos estratos inferiores de EAP
familiares, dan cuenta de un 9% del valor bruto agropecuario y se localizan pre-
dominantemente en el norte del país.
Los estratos superiores de las EAP familiares tienden a localizarse en regio-
nes más desarrolladas, son una cuarta parte de las EAP del país y aportan un 18%
del valor bruto agropecuario nacional.
Los regímenes de tenencia de la tierra de las EAP familiares, considerando el
promedio del país, son: las diversas formas de la propiedad (74%); el arrendamien-
to, las aparcerías y los contratos accidentales (17%); y las variadas formas de ocu-
pación o posesión (9%).
Ahora bien, las situaciones problemáticas de tenencia de la tierra que com-
prenden las EAP sin límites definidos (un 14% de las EAP familiares), la ocupación
o posesión, algunas formas de aparcería precaria y aún ciertos casos de sucesiones
indivisas- se distribuyen diferencialmente según regiones, dando lugar a las cono-
cidas situaciones del norte, de la Patagonia y de otras regiones (Slutzky, 2008).
En suma, tenemos un subconjunto de EAP relativamente amplio, con un
grado de heterogeneidad mayor que el que cabe reconocer al campesinado y a la
pequeña producción familiar y, con todo ello, una inserción y variedad productiva
y tecnológica también amplias.
Lo que surge incluye pero al mismo tiempo excede largamente a la ima-
gen del campesino pobre, diversificado y dedicado al autoconsumo. En efecto, hay
además productores diversificados y especializados orientados al mercado con
perfiles, en la mayoría de las regiones del país, semejantes a la producción agrope-
cuaria en general. Al afirmar que la composición productiva de las EAP familiares
es semejante a la general, se alude tanto a una imagen nacional como a perfiles
regionales.
Lo anterior es relevante si se tiene en cuenta que se ha sostenido que hay ac-
tualmente una suerte de desdibujamiento o abandono de la categoría de campe-
sino. El argumento es atendible, más allá de las restricciones con las que se encuen-
tra el manejo de la información secundaria. Sin embargo, la heterogeneidad que
surge, aún con tales restricciones, indica que es imprescindible ir ―más allá‖ de una
dicotomización campesinos/agronegocios.
En ese sentido, la heterogeneidad socioeconómica y agroproductiva de estos
tipos de productores familiares se mantiene mientras se despliega en escalas y
énfasis variados. En suma, la diversidad productiva y tecnológica de las EAP fami-
liares, lejos de estar uniformemente fuera de la modernidad, presenta una signi-
ficativa heterogeneidad.
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El Proyecto de Desarrollo Rural para la Patagonia
El PRODERPA
14
se implementó en las provincias de Santa Cruz, Chubut,
Río Negro y Neuquén en el marco de los enfoques del Desarrollo Territorial Rural,
siendo esta región una de las más postergadas en cuanto a líneas nacionales de
desarrollo rural. Su objetivo es reducir las condiciones de vulnerabilidad económi-
ca y ambiental de la población rural pobre de la Patagonia y contribuir a la efecti-
va integración de varones y mujeres rurales en situación de vulnerabilidad, a la
vida social y económica del país, promoviendo la equidad de género y desarro-
llando capacidades tales que les permita administrar sus emprendimientos e in-
crementar sus ingresos reales, con participación en los procesos de desarrollo del
territorio y un uso sustentable de los recursos naturales‖
15
.
Una característica del Programa fue la articulación con otros organismos de
la administración central y administraciones descentralizadas del Estado en sus
distintas jurisdicciones. De hecho, los proyectos se orientaron, en una gran mayo-
ría, a poner en marcha o fortalecer, líneas de trabajo que ya se venían desarrollando
en organizaciones o grupos de productores, recuperando saberes y prácticas de las
propias organizaciones así como de los agentes y extensionistas en el acompaña-
miento técnico.
Su población meta estuvo integrada por la población rural mayor de 14 años,
que habitaba en alguna de las provincias que conforman el área del Proyecto, y que
se encuentra expuesta a riesgos productivos y climáticos, sin la capacidad para
enfrentarlos de forma adecuada o para adaptarse a ellos de forma activa.
Dos fueron los criterios fundamentales para la elegibilidad de los destinata-
rios/as:
a) Ingresos netos anuales inferiores o iguales a la línea de pobreza (LP) anua-
lizada.
b) Ingresos netos anuales entre 1 y 2,5 veces la línea de pobreza anualizada.
En el caso de personas que integran la categoría B, se definió y delimitó su
perfil. Si bien el trabajo familiar es la base de estas unidades agrarias, se reconoce la
multiocupación aunque no sea un rasgo nuevo, y se establecen ciertos criterios de
inclusión en los proyectos: 1) del total de ingresos familiares, un 50% o más deben
provenir de actividades prediales; 2) la cantidad de mano de obra familiar utiliza-
da en el predio deberá ser mayor al 50% de la mano de obra total empleada; 3) la
disponibilidad de capital familiar no debe superar 8 veces la línea de pobreza.
Dada la movilidad actual entre campo y pueblo en sus múltiples direcciones,
en el caso de ―residencia en el medio rural‖ se admitieron como destinatarios/as a
personas integrantes de familias cuyo ingreso principal proviniese de actividades
agropecuarias y/o agroindustriales, aunque no tuvieran residencia permanente en
el predio. El lugar de residencia de estas familias podía ser en aglomerados o pue-
blos cercanos al predio.
14
En adelante, el Programa que comprende 51 proyectos y 13 montos de contingencia.
15
PRODERPA, Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, www.minagri.gob.ar.
24 Pedro Tsakoumagkos y Mónica Bendini
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El financiamiento del Programa estuvo conformado por fondos del Estado
Nacional, del FIDA y de contrapartes provinciales. En total, el financiamiento ex-
terno alcanzó los 20 millones de dólares
16
y la finalización se prorrogó hasta sep-
tiembre de 2014.
Un elemento clave fue el factor asociativo/organizativo, integrándose tanto
asociaciones sociales y gremiales, cooperativas, como asociaciones no formales
coyunturales que el Programa permitía.
La canalización de los recursos estuvo orientada a colectivos sociales, y di-
reccionados a los siguientes destinos:
a) Financiamiento para organizaciones, destinado a organizaciones formales,
siendo su objetivo financiar con recursos no reembolsables inversiones cuyos bene-
ficios resultaran ser de apropiación colectiva y fortalecieran la organización.
b) Financiamiento para grupos asociativos, orientado a proyectos asociativos
(de tres o más personas que decidieran asociarse sin tener formalidad).
Estas líneas operaron con Aportes No Reintegrables (ANR) o con créditos,
según el perfil del destinatario/a. Los fondos estuvieron destinados a la adquisi-
ción de bienes y servicios para la producción y la comercialización, así como a la
prestación de servicios productivos y/o comerciales.
También se contemplaron Fondos de Capital Operativo para Organizaciones
Formales (FOCO) a los fines de capitalizar dichas organizaciones para llevar ade-
lante actividades, tareas y acciones que mejoraran sus ingresos.
Otra línea de financiamiento fue la de los Fondos de Contingencia para fi-
nanciar la recomposición de activos prediales u organizacionales afectados por
contingencias adversas (erupciones volcánicas, sequías, etc.).
Por último, fue prevista la financiación de Asistencia Técnica, tanto para la
formulación de los proyectos cuyas iniciativas expresadas en ideas o esbozos se
consideraron elegibles, como para el acompañamiento en su ejecución.
En la provincia del Neuquén, el PRODERPA comenzó formalmente a partir
de la aprobación por Ley Provincial
17
del Convenio de Préstamo Subsidiario el 15
de octubre de 2009, realizándose el primer desembolso en el mes de febrero de
2011.
Respecto del financiamiento, el convenio de préstamo con la Provincia con-
sistió en un crédito en dólares estadounidenses de un monto máximo de
U$S5.282.200, y U$S1.742.000 en concepto de contrapartida del préstamo.
Su implementación en Neuquén tuvo la particularidad de asumir, al imple-
mentarse efectivamente, el carácter de respuesta urgente a la emergencia debido a
cenizas por erupción del volcán Puyehue y a una prolongada sequía.
En ese escenario, se ubicaron los 51 proyectos aprobados, con modalidad de
gestión compartida, es decir, acciones financiadas y monitoreadas por el Estado, en
consenso y a propuesta de las organizaciones de productores/as y/o emprendedo-
16
Convenio de Préstamo 648-AR (FIDA), aprobado por Decreto PEN 1678/06, acordado entre el Go-
bierno Nacional y el Fondo Interamericano de Desarrollo Agrícola (FIDA), el 27 de Noviembre de 2006.
17
Ley Provincial Nº 2674.
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res/as. También se otorgaron 13 montos de contingencia para las emergencias ya
mencionadas.
―El Programa destinó en total $25.726.732 a 51 proyectos
productivos, turísticos y de agregado de valor, con un alcance
de 1790 familias destinatarias en 43 organizaciones. Asimismo,
se dictaron capacitaciones destinadas a 990 productores y
productoras (40% de la población rural de menores ingresos), y
otros 1.200 recibieron asistencia técnica puntual o en el marco
de sus proyectos productivos financiados […] Para afrontar la
emergencia, se distribuyeron $3.900.000 que fueron administra-
dos y su uso priorizado en los CLER (Comités Locales de
Emergencia Rural), lo que benefició a 3.017 familias (el 90% de
la población rural)‖
18
.
En esta estimación del PRODERPA se interpreta que tal porcentaje corres-
ponde a la población de la zona rural afectada por la ceniza y por la sequía.
En este artículo se resumen dos experiencias del Programa correspondientes
a cinco organizaciones o grupos de hecho:
1. Asociación de Criadores de Cabras de Angora del Neuquén (ACCAN).
2. Mesa de Arte y Artesanía Mapuce de Aluminé- MAYAMA.
Neuquén el norte de la Patagonia
La provincia de Neuquén comprende un territorio de unos 94.000 km2 de
superficie, con grandes extensiones de tierras áridas (70% del territorio), en las que
predomina la ganadería menor extensiva de base campesina
19
. En los oasis de riego
del Alto Valle y valles medios del río Limay y Neuquén se desarrollan actividades
agrícolas dinámicas, especialmente la fruticultura con orientación al mercado ex-
terno y en menor medida la horticultura. En los valles cordilleranos, la producción
agrícola está orientada al consumo local y a forrajes para suplementación de la
actividad ganadera.
18
Fuente: Proyecto PRODERPA I Resultados Concretos. Neuquén 2014.
19
Neuquén es la segunda provincia argentina en cantidad de cabezas de ganado caprino, con un total
superior a las 700 mil, y las Explotaciones Agropecuarias (EAP) de pequeños productores superan las
3000 unidades (3.308). Según define la publicación: ―Los pequeños productores en la República Argen-
tina. Importancia en la producción agropecuaria y en el empleo en base al Censo Nacional Agropecua-
rio 2002‖ (PROINDER. Los pueblos indígenas que viven en la Argentina. Informe de actualización 2002.
Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos. Buenos Aires) el pequeño productor agrope-
cuario es aquel productor que dirige una EAP en la que se cumplen las siguientes condiciones: 1) el
productor trabaja directamente en la explotación; 2) no se emplean trabajadores no familiares remune-
rados permanentes; 3) no tiene como forma jurídica la sociedad anónima o en comandita por acciones; y
agregamos una característica variable según estimaciones de INTA, Universidad Nacional del Co-
mahue, SENASA, Unidad Ejecutora Provincial Ley Ovina y Ley Caprina, y que podemos promediar en:
4) posee hasta 500 unidades ganaderas menores (UG).
26 Pedro Tsakoumagkos y Mónica Bendini
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El territorio provincial contiene tres áreas geográficas definidas por sus acti-
vidades productivas:
La zona oriental es predominantemente energética y de servicios, vinculada
a actividades de gran concentración económica y poblacional.
La zona sur se destaca, por tres sectores productivos: grandes explotaciones
ganaderas; zonas de lagos y paisajes cordilleranos que lo hacen fundamen-
talmente turístico, con elevado crecimiento poblacional y de inversión; y un
sector de pequeños productores con presencia significativa de comunidades
indígenas, mayormente localizadas en áreas naturales protegidas.
La zona central, norte y occidental es esencialmente ganadera extensiva, y su
sujeto identitario es el criancero campesino criollo e indígena.
De esta forma, se distinguen espacios y actividades caracterizados, unos por
la aridez y el pastoreo extensivo en la meseta y cordillera y otros por la producción
intensiva en áreas bajo riego. Ambos responden a la impronta agropecuaria de los
dos ámbitos fundamentales que caracterizan a la región patagónica: la ganadería
menor extensiva y la agricultura de oasis bajo riego; y es allí donde prevalece la
organización familiar de la agricultura.
En la zona árida, el stock ganadero suma unos 164.000 ovinos, unos 685.000
caprinos, y unos 187.000 bovinos (CNA, 2008). La forma de producción predomi-
nante es de tipo extensiva, sustentada en pastizales naturales. Por otro lado, la
disponibilidad de agua y pastizales condiciona el manejo ganadero: continuo o
discontinuo (trashumancia).
La trashumancia es un movimiento pendular horizontal y en altura entre
zonas de meseta (invernada) y de cordillera (veranada), dentro del mismo territo-
rio provincial.
La ganadería aporta el 26% del producto bruto sectorial, siendo en su mayo-
ría ganadería menor extensiva asentada sobre tierras fiscales. Actualmente, la ga-
nadería se articula con nuevas actividades que se desenvuelven en el mismo terri-
torio con distinto grado de tensión ambiental y social, entre las cuales se destacan
el turismo rural y de montaña, y la explotación hidrocarburífera y minera.
Los programas de asociación para la esquila, el acopio, la clasificación y la
comercialización de lanas y pelo fueron implementados a partir de la década de
1970, orientados a apuntalar la economía de los pequeños productores, los que
dieron lugar a la creación de las Asociaciones de Fomento Rural y de Cooperativas
de Acopio y Comercialización de Cueros y Lanas.
En tiempos recientes se destacan el Plan PROLANA, y los actuales Plan
Mohair, Plan Ovino-Caprino, y otras acciones coordinadas entre jurisdicciones, que
han derivado en Proyectos dentro del PRODERPA.
Existen limitaciones en el funcionamiento de las mismas, derivadas de la
dispersión de los crianceros, las diferencias socioculturales, las particulares estrate-
gias y trayectorias productivas, los diversos usos y costumbres.
Agro, unidades familiares y programas diferenciales 27
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El agro provincial de base familiar
Los crianceros campesinos
Los crianceros (Bendini, Tsakoumagkos y Destéfano; 1985; Bendini y Tsa-
koumagkos, 2003; Bendini, Tsakoumagkos y Nogués; 2004) son un amplio conjunto
de productores familiares, en el que predominan campesinos o productores con
rasgos campesinos, y ocupan un territorio que comprende valles de altura en la
cordillera sur y precordillera de los Andes, y monte y estepa áridos en la meseta
patagónica. El tamaño de sus rodeos (constituidos por majadas‖ de ovinos y ―pi-
ños‖ de caprinos, con algunos yeguarizos y/o vacunos) medidos en unidades ga-
naderas ovinas (UG) oscila en un rango variable de hasta 500 unidades, umbral
aproximado de capitalización; el valor modal se ubica en el estrato de 200-300 UG.
Ubicados en la meseta y en el área andina; se dedican fundamentalmente a
la cría de caprinos y ovinos para la venta de sus productos y subproductos. Ac-
tualmente
20
, la orientación principal es la venta de lana y pelo caprino (mohair y
cashmere) en el área Centro; venta de carne y algo de fibra en el Norte. Si bien va-
ría el porcentaje de producción que se comercializa, puede afirmarse que -en pro-
medio- más del 70% es destinado a la venta.
Según la dotación de recursos y el manejo ganadero, podemos distinguir -en
primer lugar- a los crianceros trashumantes, que desplazan sus animales desde
campos bajos áridos de invernada a los valles cordilleranos de veranada.
Aunque ellos son los que prevalecen, hay también -en segundo lugar- crian-
ceros sedentarios que realizan pastoreo continuo y -en tercer lugar- crianceros agri-
cultores, ubicados en pequeños valles, mallines y arroyos, en los que la ganadería
se complementa con algunos cultivos como pasturas, cereales y hortalizas.
Sin embargo, son los crianceros trashumantes quienes predominan por vo-
lumen y por cantidad de ganado. Son los sujetos identitarios del campo neuquino
árido. La mayoría son ocupantes precarios de tierras fiscales. Su producción puede
dividirse en dos grupos: lana ovina, pelo caprino y fibra (mohair o cashmere, este
último muy reciente), destinados a la exportación; y carne (chivitos y corderos),
destinada al mercado interno. Su participación en la producción y exportación
lanera argentina es marginal, pero es mayoritaria en la oferta de fibra.
En cuanto al acceso y tenencia de la tierra, entre los crianceros existen dos
modalidades de acceso al territorio y varios grados de formalización jurídica de la
propiedad:
1) las propiedades comunales indígenas, que se encuadran dentro de la le-
gislación de ―Reservas Indígenas‖ y que presentan diversos grados de formaliza-
ción del título de dominio;
2) los conjuntos de ocupantes de tierras fiscales o fiscaleros cuyo reconoci-
miento por parte del estado provincial adopta dos formas fundamentales: la adju-
dicación en venta y, mayoritariamente, los permisos de pastaje.
20
[Se refiere al año 2018. P.T.].
28 Pedro Tsakoumagkos y Mónica Bendini
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Esta práctica ganadera, entre la meseta árida y la cordillera de los Andes,
abarca en la provincia de Neuquén aproximadamente 3.500 productores criollos y
mapuces, en su gran mayoría ―fiscaleros‖ (ocupantes de tierras fiscales) o en co-
munidad (territorio de tenencia comunitaria) que con sus familias constituyen más
del 90% de la población rural del área (departamentos cordilleranos de Minas,
Norquín, Chos Malal, Loncopué, Picunches y Aluminé, y, los departamentos de
meseta de Pehuenches, Añelo, Zapala, Picún Leufu y Catan Lil).
Estos campesinos pobres conocidos como crianceros y puesteros (aparceros
en ganadería) constituyen un ejemplo de voluntad de reproducción campesina en
condiciones crecientes de pobreza y precariedad ecológica.
Tanto los crianceros fiscaleros como los crianceros de comunidades indíge-
nas constituyen sectores con fuertes lazos sociales, una de cuyas expresiones son
los usos y costumbres vinculadas al pastoreo común. Este aspecto es el que presen-
ta una significativa conexión con la gestión territorial y, por tanto, con la reciproci-
dad o acuerdos mutuos a escala local acerca del manejo ganadero.
Han surgido desde los años ´90 políticas de titularización de tierras fiscales
mayoritariamente ocupadas por pequeños productores crianceros; y se diseñan en
ese entonces cambios normativos que priorizan la incorporación de vastos territo-
rios al mercado de tierras por sobre el desarrollo rural campesino.
La multiocupación y la movilidad espacial son parte de las prácticas adapta-
tivas de estos productores. Cada vez más, los crianceros de origen criollo estable-
cen una segunda residencia y tienen su segunda ocupación en el rural aglomerado.
Allí viven frecuentemente hijos en edad escolar y la esposa del productor. Estas
familias perciben ingresos provenientes de la unidad doméstica de producción con
empleos agrarios o no agrarios en el campo o en el pueblo y/o combinan ingresos
prediales y no prediales.
Otro fenómeno es la multiinserción, combinación de fuentes de ingresos por
planes sociales, retribuciones no contributivas (pensiones a la vejez, discapacidad,
asignación universal por hijo, entre otros).
También aparecen otros ingresos indirectos tales como residencias estudian-
tiles, viviendas, comedores, etc.
En el campo predominan las familias monoactivas agropecuarias.
La pluriactividad crece, en forma paulatina, en el medio rural, aunque en la
mayoría de los casos se desarrolla sin abandonar el campo y con una nueva divi-
sión del trabajo en el seno de las familias.
Haciendo una revisión de las imágenes sociales e institucionales de estos
productores familiares, puede decirse que:
En los años ´70 y ´80 prevalecía la imagen de productores rurales pobres que
desarrollaban una actividad de subsistencia, con características extractivas y con
uso abierto y predatorio del territorio. La trashumancia era visualizada entonces
como problemática social y territorial de pobreza rural.
La imagen socio-institucional de los años ´90 reflejó su reducción a una cues-
tión ambiental: erosión del suelo, sobreuso, práctica predatoria y presencia campe-
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sina como obstáculos para usos alternativos del territorio por parte de otros actores
sociales.
La imagen en este nuevo siglo es la de la producción familiar, que va unida a
la reorganización de la estructura ocupacional y a una nueva división familiar del
trabajo junto a una revalorización de la actividad ganadera trashumante.
En ese marco, los nuevos posicionamientos jurídicos de las comunidades in-
dígenas, las nuevas dirigencias en las organizaciones rurales, la participación acti-
va en las decisiones colectivas, junto a prácticas adaptativas productivas y de orga-
nización del trabajo (Bendini y Steimbreger, 2013), propician y facilitan la cogestión
en el desarrollo rural.
Las comunidades indígenas
Las comunidades indígenas tienen una presencia importante en la provincia
de Neuquén, tanto en términos de población como de organización cultural y reli-
giosa.
Las agrupaciones mapuce constituyen actualmente el grupo étnico principal,
diferenciándose en el siglo pasado también grupos pehuenches, picunches, huili-
ches, entre otros. Constituyen familias asentadas en territorios de tenencia comuni-
taria, que reconocen a un jefe, lonco, que tradicionalmente asumía por linaje.
En este siglo, aparecen nuevas dirigencias, mayoritariamente elegidas por
los miembros de la propia comunidad, y asumen mandatos políticos en tanto ex-
presión de sus colectivos. Son el enlace con el Estado y con otras organizaciones
sociales.
La legitimidad formal de la ocupación territorial y la integración económica
y política es heterogénea entre las comunidades.
Un importante número están confederadas, conformando un sujeto colectivo
de derecho y de gestión para el acceso a los recursos económicos y al poder políti-
co, centrándose esta organización de segundo grado en la lucha por la tierra y en la
defensa de la identidad como pueblo mapuce.
En las últimas décadas, ha cambiado la inserción política y económica de las
comunidades, se profundiza el proceso de ciudadanización y, a la vez, de discipli-
namiento de la actividad ganadera, y como se señaló, cambia también su posicio-
namiento en la estructura agraria y en las relaciones sociales. Esto se traduce en
una mayor presencia política de las comunidades y un reconocimiento de las mis-
mas como sujeto económico, en una mayor visibilización y participación en las
relaciones mercantiles y en la gestión del desarrollo de los productores/artesanas
indígenas.
La ganadería extensiva es la actividad más arraigada en la cultura producti-
va de las comunidades, aunque los ingresos de la unidad doméstica se comple-
menten frecuentemente con ingresos en ocupaciones no prediales e ingresos por
seguridad social.
Las condiciones físicas y sociales adversas para la actividad ganadera, en es-
30 Pedro Tsakoumagkos y Mónica Bendini
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tos contextos de escasez y de precariedad, dan lugar a la demanda permanente de
tierras, principalmente de veranada, o a reclamos por los obstáculos en el circuito
ganadero.
Se plantean así conflictos en las rutas de arreo, debido a los cerramientos de
campos y de aguadas, a la estrechez de las huellas y a la ocupación privada de
campos de uso histórico de los crianceros indígenas, conformando una demanda
histórica y generalizada.
La información censal da cuenta de un total de 16.960 hogares indígenas y
una población de algo más de 43.000 personas. Según el INDEC, se considera po-
blación indígena a las personas que se auto reconocen como descendientes (porque
tienen algún antepasado), o pertenecientes a algún pueblo indígena u originario
(porque se declaran como tales)
21
.
El mayor porcentaje de hogares indígenas respecto del total de hogares se
encuentra en los departamentos de Cata Lil (50,2%), Huiliches (29,6%), Chos Malal
(29,8%), Aluminé (27, 8%), Loncopué (25,6%); siendo el valor provincial 9,8%
22
.
“Somos todos crianceros”:
Creación de un fondo rotativo permanente para los productores de la Asociación
de Criadores de Cabra de Angora de Neuquén (A.C.C.A.N.)
La Asociación de Criadores de Cabra de Angora de Neuquén (A.C.C.A.N.)
agrupa a pequeños productores, ―crianceros‖, que la definen como una asociación
campesina. Esta organización se gestó en los os ´90, a partir de la necesidad de
mejorar la producción principalmente caprina, y específicamente, la calidad del
pelo. Para ello, los productores que venían de otras experiencias asociativas enten-
dieron que para lograr esos objetivos era imperioso agruparse.
El grupo que originalmente conformó A.C.C.A.N. estaba unido por fuertes
vínculos de confianza y el ―saber hacer‖ de una práctica productiva: la ―esquila a
tijera‖. En este sentido, todos los años, al principio de la primavera, realizaban
actividades junto a productores que ya habían incorporado cabras angoras mejora-
das.
Durante la esquila fueron comprobando los resultados de la crianza de este
tipo de animales, los rindes económicos, e intercambiando información. Al cabo de
tres años, decidieron realizar la primera venta conjunta con otra organización de
Río Negro (Asociación Rionegrina de Caprinocultores de Angora A.R.C.A.N.). En
esta vinculación fue importante el rol desempeñado por uno de los técnicos exten-
sionistas del INTA y uno de los productores de referencia por su interés en la in-
novación productiva.
Posteriormente se fueron sumando productores de distintos parajes vincu-
21
Los datos surgen del cuestionario ampliado, que se aplicó a una parte de la población. Los valores
obtenidos son estimaciones de una muestra y, por lo tanto, contemplan el llamado ―error muestral‖.
Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010.
22
Censo Nacional de Población y Vivienda 1991, Instituto Geográfico Nacional y Coordinadora de
Organizaciones Mapuche (COM).
Agro, unidades familiares y programas diferenciales 31
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lados con los productores gestores de la Asociación, entre ellos, familiares directos,
hermanos o padres. Su interés los llevó a participar de diversos encuentros de ca-
pacitación, intercambio de información y de actividades como ferias de reproduc-
tores caprinos, con integrantes de A.R.C.A.N. y técnicos especialistas en extensión
y en caprinos de angora. Luego de adquirir conocimientos acerca de la producción
caprina de angora y de las ventajas que implicaba comercializar en conjunto y estar
organizados, definieron como una de sus prioridades contar con una figura legal
que les permitiera existir formalmente como organización y comercializar como tal.
A partir de allí avanzaron en la constitución de una organización que en el
año 2002, se registró como A.C.C.A.N. en la Dirección General de Personas Jurídi-
cas y Simples bajo el número 0716.
El grupo fundador interactuaba y era incentivado por integrantes de
A.R.C.A.N. y los técnicos de INTA que trabajaban en el programa Mohair de carác-
ter interprovincial. Este proceso fue liderado durante los primeros años por uno de
los productores con características reconocidas de líder. Luego, el liderazgo fue
compartido entre aproximadamente cinco productores que fueron parte de la co-
misión directiva y/o delegados de cada uno de los parajes. Con el transcurso del
tiempo, en un proceso virtuoso, la organización fue consolidándose, creciendo en
número de asociados, en conocimientos compartidos, y en cantidad de mohair
acopiado.
A.C.C.A.N. se compone por integrantes pertenecientes a comunidades indí-
genas y por crianceros criollos. Considerando datos de 2009, los productores del
primer grupo sumaban 32 y 38 los del segundo. No existe distinción entre ellos
dentro de la Asociación, ya que los identifica y congrega el tipo de actividad pro-
ductiva desarrollada. De allí surge el nombre de esta experiencia: Somos todos
crianceros.
Un elemento muy importante, como parte de la caracterización de esta orga-
nización y que define algunas de sus acciones, es la gran dispersión geográfica y
las zonas ecológicas tan dispares en las que se asientan y habitan los asociados de
A.C.C.A.N.
A partir de la actividad principal centrada en la cría de ganado caprino, se
genera la comercialización de mohair, de chivitos y en algunos casos de reproduc-
tores mejoradores. El total de animales caprinos de A.C.C.A.N., según registro
realizado por la Asociación en el año 2009, era de 9.666 cabezas, lo que significaba
un promedio de 150 animales por productor. Generalmente poseen un lote de ani-
males criollos para consumo y venta de chivitos, y el resto está compuesto por
caprinos de raza angora.
Uno de los principales objetivos que abordó la Asociación fue la de ampliar
la escala productiva, a fin de obtener volúmenes importantes de mohair, atrayendo
a mayor cantidad de compradores-exportadores, saltando eslabones de la cadena
comercial. En el mismo sentido, la oferta concentrada favoreció el desarrollo de la
capacidad de negociación, que se vio fortalecida por las alianzas con otras organi-
zaciones de pequeños productores. Esto permitió lograr mejores precios para su
32 Pedro Tsakoumagkos y Mónica Bendini
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producción, acomo también aumentar los recursos económicos y el poder de la
organización, y en consecuencia el de sus asociados.
En lo que se refiere a la incorporación de nuevos asociados, la Asociación re-
suelve abiertamente en asambleas si acepta o rechaza a los productores interesa-
dos. En general se le da más importancia a la opinión del productor del paraje
―más viejo en la Asociación‖, y los criterios establecidos conjuntamente son, ―parti-
cipar de todas las reuniones, capacitaciones o actividades acordadas colectivamen-
te y que no solamente debe vender el mohair en conjunto, sino también el resto de
las tareas que influyen sobre la calidad del mohair‖. En general, cuando se trata de
productores ―nuevos en A.C.C.A.N.‖, se acuerda que un ―productor viejo‖ cumpla
el rol de acompañarlo, informarlo y capacitarlo sobre todas las obligaciones para
con la Asociación.
En la actualidad
23
, la Organización ha decidido no incorporar asociados
nuevos, de nuevos parajes, hasta no resolver las formas de comunicación y articu-
lación, al considerar que no pueden resolver la atención y el seguimiento adecuado
si se amplían demasiado. Esta decisión estaría marcando el sentido de responsabi-
lidad de la Organización con los asociados. Paralelamente, los dirigentes trabajan
para resolver el problema de comunicación, para crecer en volumen de asociados,
y también en promover y fortalecer organizaciones similares para aumentar la
cantidad de productores que puedan ―estar organizados‖.
En los antecedentes del proyecto elevado a PRODERPA en 2012, la Asocia-
ción registró la ampliación de sus objetivos hacia el ―mejoramiento de la calidad de
vida de todos los integrantes a través de la valorización de la cultura rural, la mejo-
ra de la producción integral y el incremento de los ingresos por familia‖ (formula-
rio proyecto PRODERPA).
Los animales producen en promedio 1,5 kg. de fibra por esquila. El mohair
es una de las fibras especiales más largas, suaves, lustrosas y fuertes que se obtiene
de los caprinos de raza Angora. Para llegar a transformarse en prendas de vestir o
utilitarias tales como sacos, vestidos, y mantas, el mohair pasa por diferentes eta-
pas de procesamiento (Sapag, 2009).
En ese proceso agroindustrial, son importantes los parámetros de calidad
(largo de la fibra, finura, y porcentaje de Kemp)
24
. Los valores que éstos asumen
definen los usos que puede tener el mohair en su industrialización, así como el
precio que el productor puede obtener.
Para garantizar la calidad en la producción de fibra, la esquila debe ser ma-
nual y realizarse en lugares reparados como cobertizos o galpones, sobre madera,
lona o cualquier material que evite el contacto directo con el suelo. De esta manera,
se puede lograr un vellón más limpio. En forma simultánea a la esquila, se realiza
la preclasificación del mohair de acuerdo a los parámetros mencionados, y se lo
acopia en bolsones de polietileno identificados con el nombre del productor y el
nivel de calidad correspondiente. Las fechas de esquila son acordadas en la misma
23
[Se refiere al año 2018. P.T.].
24
Se refiere al pelo más delicado de la cabra de Angora.
Agro, unidades familiares y programas diferenciales 33
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Organización, generalmente en la primera quincena de mayo y en la primera quin-
cena de noviembre. La certificación del mohair se realiza en los galpones de acopio.
Una parte del ciclo productivo y comercial del mohair (producción, esquila y
preclasificación) se realiza en los parajes, de forma individual en los predios de
cada familia, incluyendo la producción, la esquila y la preclasificación. El resto de
las actividades, pesaje, reclasificación, certificación, prensado, embalaje y muestreo,
se realiza en forma conjunta como Organización y en el centro de acopio de Zapala.
El momento de carga en camión o contenedor se realiza en forma conjunta
con otras organizaciones de pequeños productores integrantes del Programa
Mohair, desde el mismo galpón de acopio. La posterior industrialización está des-
localizada, sin intervención de los productores.
Existe un ciclo alternativo ―artesanal‖ que se bifurca antes del enfardado,
que consiste en la selección, por parte de las artesanas, de las fibras de mohair de
mayor calidad con destino al hilado, teñido y confección de prendas de manera
totalmente artesanal. Si bien es poca la cantidad de producción destinada a este
circuito, la producción artesanal incluye actividades que se realizan en forma gru-
pal, en los parajes, y en su desarrollo se genera un cabal intercambio de saberes
entre las artesanas mayores y las más jóvenes. Estos productos (hilos y/o prendas)
son luego comercializados en ferias regionales o nacionales, significando un ingre-
so adicional para la familia.
En menor medida, los productores asociados crían ovejas cuyo principal
aporte es la venta de lana, y la carne para consumo familiar.
Además del ganado menor, que representa el 71% de sus rodeos en prome-
dio, el resto mayoritariamente corresponde a cabezas de ganado bovino (1.018
cabezas en 2009), principalmente de la raza Hereford.
A.C.C.A.N. ha desarrollado un largo proceso de conformación de acciones
colectivas que consolidaron un tipo de ―organización práctica‖, centrada en inicia-
tivas que procuran dar cobertura a las necesidades productivas y comerciales.
Entre los logros que la propia organización reconoce, se destacan:
mayor productividad (de 990 kg. en 1999 a más de 10.000 kg. en 2014, y de
332 kg. de fibra mohair en 1999 a 8.094 kg. en 2014),
mejoramiento del manejo ganadero (estacionamiento del servicio, sincroni-
zación de celos, implantación de pasturas e inseminación artificial),
fortalecimiento de la organización (organización regularizada impositiva y
legalmente, formación de productores, promotores del desarrollo productivo
en otras organizaciones) y
mejor comercialización (comercialización conjunta de fibra, de animales de
refugo y de reproductores mejoradores).
Estos avances les han permitido integrar el Comité Mohair desde 1998; par-
ticipar en diferentes programas nacionales y provinciales relacionados con la pro-
ducción agraria; compartir con otras organizaciones de productores en reuniones
de elaboración de propuestas para mejoramiento productivo; gestionar y obtener
créditos para prefinanciamiento; manejar fondos rotatorios; participar en ferias,
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exposiciones y disertaciones relacionadas con su producción; capacitarse en mejo-
ramiento genético (esquila, clasificación, tipificación y acondicionamiento), geren-
ciamiento y administración; construir cobertizos; implementar formas de comer-
cialización y de gestión de exportación.
El proceso asociativo permitió comercializar en forma conjunta el Mohair y
la lana a través de acuerdos y con la logística necesaria para grandes volúmenes de
producto, que resultan de interés para el comprador como también para la Coope-
rativa agroganadera y comercializadora de pequeños productores de la zona cen-
tro de Neuquén Ltda., integrada además por otras organizaciones.
Estos logros dan lugar a una dinámica continua orientada a la movilización
de recursos, entre los que se destaca la gestión de fuentes para el ―prefinanciamien-
to‖ de la esquila solicitado anualmente a la Subsecretaría de Agricultura Familiar y
el Centro PyME Adeneu de la provincia del Neuquén.
Como los referentes de la Organización manifiestan, esos fondos resultaban
insuficientes para la cobertura del conjunto de los productores, por lo que conside-
raron la oportunidad de requerir financiamiento a través del PRODERPA Neu-
quén.
La Cooperativa Agroganadera y Comercializadora de Pequeños Productores
de la Zona Centro de Neuquén Ltda. congrega 14 organizaciones de productores,
siendo A.C.C.A.N. la más importante.
A través del proyecto presentado se propusieron la generación de un ―fondo
rotatorio continuo y permanente‖ para el prefinanciamiento de distintas activida-
des y productos de los socios de A.C.C.A.N.; intentando superar las restricciones
en el acceso al crédito (costos de intereses y comisiones, condiciones de garantías,
plazos, montos). Asimismo, buscaron la promoción del fortalecimiento de los lazos
asociativos de los integrantes de la organización, y específicamente la participación
del conjunto en las decisiones sobre el destino de los fondos, la logística de imple-
mentación y la forma de recuperación de los mismos. Tal es el caso del prefinan-
ciamiento de reproductores mejoradores, con efectos en la calidad y el precio, así
como en la capacidad de negociación de los productores en la cadena comercial.
El proyecto PRODERPA promovió agregar la oferta para obtener un mejor
precio; esto fue posible con la realización de un acopio conjunto para disponer de
efectivo al momento de la entrega del mohair. Este mecanismo evitaría la venta
individual anticipada y a precios muy inferiores en el mercado local, superando los
canales tradicionales de organización.
El mecanismo que se propuso cuenta con antecedentes similares en las polí-
ticas provinciales del sector (programas de comercialización de lanas y asistencia
técnica de los años ´70).
A partir del monto disponible por el prefinanciamiento, se entrega al pro-
ductor el mismo monto que pagaría ―la barraca‖ y el saldo diferencial se efectiviza
a los 30 o 60 días después de concluir la venta conjunta. Es posible, de esta manera,
financiar los tiempos más extensos que implica la exportación, canal comercial en
el que se obtienen valores más elevados en la venta de la producción.
Agro, unidades familiares y programas diferenciales 35
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El monto de prefinanciamiento también abarcó actividades de esquila de la-
na, apuntando de igual forma a un acopio conjunto que elevara la capacidad de
negociación de la Asociación.
De este modo, el proceso que se habilitó a partir del proyecto PRODERPA
fortaleció el sistema de acopio, clasificación y enfardado conjunto, logrando ingre-
sos a nuevos mercados y superando los ingresos de la comercialización local.
Asimismo, el financiamiento les permite a los productores mejorar el manejo
de la trashumancia: preparar el equipamiento, disponer de productos de consumo
cotidiano y acondicionar los predios de veranada.
Las metas que se propusieron fueron:
incrementar en un 75% el precio de la fibra (con referencia al mercado local)
en el segundo año, aumentando en un 25% la calidad de la misma;
generar un recupero del 85% o menos del 25% de mora;
alcanzar un reglamento consensuado entre los productores para el manejo
del Fondo;
incrementar en un 50% el nivel de venta de reproductores; y
conformar una comisión administradora del fondo rotatorio.
Además, la Asociación se propuso la incorporación de un asistente técnico
que acompañara el manejo de los fondos, la elaboración de rendiciones, y otros
procesos afines.
El monto total solicitado al PRODERPA ascendió a $675.300.
Con el fondo rotatorio se prefinanciaron los gastos de esquila. La Organiza-
ción contaba ya con una comparsa de esquila de ovejas, con procedimientos dife-
rentes a la de cabras, ya que se produce un volumen mayor de lana y el enfarde
debe realizarse en el campo, mientras que la fibra mohair alcanza un volumen me-
nor y el enfardado se realiza en la localidad de Zapala.
El fondo rotatorio ha contribuido también al prefinanciamiento de las com-
pras de insumos destinados a la actividad.
Los problemas que caracterizan la actividad ganadera de los pequeños pro-
ductores de la zona Centro afectan a la Asociación tanto como a otras organizacio-
nes.
Viendo la necesidad de buscar conjuntamente la movilización de fondos,
crearon la ―Cooperativa Agroganadera y Comercializadora de Pequeños Producto-
res de la Zona Centro de Neuquén‖ Ltda.; e impulsaron el proyecto ―Mini Mills‖,
que fue presentado a PRODERPA, con el objetivo principal de obtener el equipa-
miento necesario para el procesamiento y clasificación de fibra. Buscaron, en ese
sentido, mejorar la cadena de valor textil, así como incorporar infraestructura,
equipamiento, asesoramiento técnico, comercialización conjunta y fortalecimiento
de los grupos.
Este proyecto Mini Mills alcanzó a 342 familias como destinatarias, las cuales
se agrupan en 14 organizaciones de base. El monto aportado por PRODERPA es de
$5.434.000.
El Proyecto generó una articulación institucional entre el Centro PyME Ade-
36 Pedro Tsakoumagkos y Mónica Bendini
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neu, INTA, INTI, Programa Mohair, y el Municipio local, fortaleciendo la capaci-
dad de gestión y de movilización de recursos en una actividad relevante en el agro
neuquino, tanto por los productores que involucra, como por el territorio que abar-
ca. En este sentido, se puede decir que algunos proyectos presentados refuerzan la
ejecución de otros, como puede ser el Programa Mohair y Ley Ovina y Caprina,
programas varios del INTA, entre otros.
En la actualidad
25
, la Asociación continúa buscando nuevos mercados y se
relaciona con diseñadores de indumentaria, así como asimismo intenta alcanzar la
certificación de producción orgánica.
Por otro lado, y tal como afirma uno de los dirigentes de la Organización, la
gestión de este tipo de proyectos (no sólo PRODERPA) y su posterior implementa-
ción, implica tareas identificadas como complejas ya que involucran decisiones,
participar de acciones comunitarias e integrar espacios colectivos.
En ese sentido, en el Taller de Cierre del PRODERPA Neuquén, se presentó
un nuevo proyecto de la Cooperativa de Productores del Centro, denominado ―Po-
sicionamiento de fibras animales neuquinas con valor agregado en origen‖
26
.
En esa misma oportunidad, A.C.C.A.N. y el Ministerio de Desarrollo Terri-
torial de la provincia de Neuquén firmaron un acuerdo para la comercialización y
desarrollo de productos con fibras textiles, con uno de los diseñadores nacionales
más reconocidos
27
.
El interrogante que surge se refiere al momento en que finaliza el financia-
miento de un determinado proyecto y la forma de sostenimiento en el tiempo de
las mejoras e inversiones logradas. Los avances implican nuevas tareas que la or-
ganización debe asumir con niveles de trabajo de mayor complejidad. Se visualiza
una cierta debilidad en la continuidad de la asistencia, lo cual repercute en el sos-
tenimiento de las acciones. Los referentes mencionan que, además, para la conti-
nuidad de los proyectos se requieren acuerdos que no son fáciles de obtener, debi-
do a la cantidad de productores que integran la Asociación y a la dispersión terri-
torial; sin embargo, existe un convencimiento de que puede lograrse, para lo cual el
acompañamiento técnico es fundamental.
Hay dos problemas centrales que reiteradamente los productores de la orga-
nización señalan como relevantes: los requerimientos rígidos de implementación
de los proyectos y la problemática asociada a la tenencia de la tierra.
Esta experiencia muestra que las organizaciones de base territorial, junto a
los técnicos e instituciones de extensión, pueden acercar iniciativas, formular pro-
yectos, gestionar fondos, e implementar propuestas con transparencia y control.
Puede ser un ejemplo de trabajo conjunto entre el estado y las organizaciones en la
configuración mecanismos, herramientas y modos de trabajo. Para dar sustento a
estas acciones, los distintos actores reclaman la continuidad del apoyo técnico y del
acompañamiento del Estado.
25
[Se refiere al año 2018. P.T.].
26
Relatoría del tercer Taller PRODERPA El Desarrollo Rural en la Patagonia‖. San Martín de los An-
des, Neuquén. Agosto de 2014.
27
https://www.youtube.com/watch?v=asXzC1eIbGg.
Agro, unidades familiares y programas diferenciales 37
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“Una trama de valores”:
Proyecto integral de la Mesa de Arte y Artesanías Mapuce
Uno de los grupos de hecho que recibió financiamiento del PRODERPA fue
la Mesa de Arte y Artesanías Mapuce (MAyAMA). MAyAMA reúne grupos de
artesanas organizadas de diferentes Comunidades mapuches del Consejo Zonal
Pewence (CZP), del departamento de Aluminé, y de diferentes instituciones vincu-
ladas al carácter de la Mesa, con el objetivo de revalorizar el trabajo y dar a conocer
el tejido, una de las artes que identifica al pueblo mapuche, transmitida de genera-
ción en generación.
Estuvo conformada por siete grupos de artesanas: 1. Newentuy Zomo, de
paraje Rukachoroi, Lof Aigo. 2. Amulei Kezao, de paraje Carri Lil, Lof Aigo. 3.
Aliwen Ce, de paraje Quillen, Lof Kurrumil. 4. Wiñotwy Raquizvam, de paraje Epu
Pewen, Lof Hiengeihual. 5. Wanglen, artesanas del pueblo de Aluminé, de diferen-
tes Lof. 6. Quimey Mapu, de paraje Loncoluan, Lof Catalan. 7. Küfike Kimun Wi-
xal, de paraje Langostura, Lof Puel.
Las instituciones vinculadas que acompañan son el CZP, la Asociación Civil
Propatagonia, el Parque Nacional Lanín Sede Aluminé, el Puesto de Capacitación
Agropecuaria 4, la Misión Católica Zona de misión Parroquia Aluminé, y el
Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) Sede San Martín de los Andes.
La estrategia asociativa se fundamenta en la búsqueda de alternativas de
desarrollo socioeconómico de las comunidades del departamento de Aluminé, y es
una propuesta significativa, en tanto constituye no sólo una iniciativa comunitaria
de creación de valor económico sino, al mismo tiempo, un mecanismo de revalori-
zación de su cultura.
Aspiran, desde su congregación, a fortalecer los lazos entre grupos locales y
a consolidar la organización y los valores culturales propios. Adicionalmente, la
actividad estimula la puesta en valor de los bienes, fortalece la identidad y dinami-
za su cultura.
Si bien la mayoría de las artesanas son mujeres y se dedican al tejido, hay
otros miembros de las familias, en particular hombres jóvenes, que se dedican a las
artesanías en madera, platería, cuero, o que elaboran alfajores con harina de piñón
y otros productos (como dulces y conservas) con frutos típicos de la zona
28
.
Este proyecto se localiza en los parajes de Ruca Choroi, Carrilil, Quillen, Epu
Pehuen, Lonco Luan y La Angostura.
El total de población del departamento Aluminé es de 8.306 habitantes, con
una densidad poblacional muy baja, de 1,8 hab./km2. Sin embargo, presenta una
tasa elevada de crecimiento poblacional, 30,8% entre 2011 y 2012.
La ruralidad es mayormente dispersa (campo abierto), ascendiendo a un
75% el total de la población rural; el restante 25% es población rural agrupada en
parajes y pueblos, donde se asientan comunidades mapuches y crianceros criollos.
El 60% corresponde a hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI);
28
UPE PRODERPA. Informes Trimestrales.
38 Pedro Tsakoumagkos y Mónica Bendini
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de ese total, el 90% corresponde a población rural dispersa, registrándose los valo-
res máximos en los hogares donde habita una sola persona (32%).
En la localidad de Aluminé, cabecera del Departamento, la vida rural preva-
lece aunque supera los 2000 habitantes.
El Consejo Zonal Pewence (CZP) transita, desde hace varios años, un proce-
so activo de organización comunitaria y política.
Uno de los hitos de su desarrollo tuvo lugar en el año 2004 cuando varias
comunidades del Departamento comenzaron a organizarse para implementar el
proyecto de Desarrollo de Comunidades Indígenas (CDI); otro es la conformación
del Consejo Zonal a fines del año 2006
29
.
Estas iniciativas demuestran la capacidad organizativa de base de estos gru-
pos, a la que se agregan los saberes y valores ancestrales, que comportan un capital
cognitivo-cultural que luego se integró a la Mesa.
La Mesa como tal surgió en el año 2009, en el marco de la búsqueda de alter-
nativas de desarrollo socioeconómico de las Comunidades, siendo el proyecto de
Ley Ovina uno de los motivos para empezar a congregarse.
El 11 de noviembre de 2009 se realizó la primera convocatoria de dicha Ley
en la zona de Aluminé, hecha por la mesa de vellones de Zapala, donde mayorita-
riamente participaron instituciones; el 3 de diciembre de ese mismo año concreta-
ron una convocatoria propia, en la cual participaron instituciones, artesanas, comi-
siones directivas de las Comunidades y del CZP.
En sus anales, es el 11 de noviembre el día de celebración como grupo orga-
nizado de artesanas. Al comienzo eran tres grupos de artesanas, siendo el de Ruca
Choroi el de más trayectoria, con antecedentes del año 2001.
Las Comunidades y los técnicos tuvieron conocimiento de PRODERPA des-
de sus inicios; cuando la Coordinación Provincial hizo una jornada de presentación
en Aluminé.
A principios del año 2011, y en el marco del trabajo intersectorial, se abrió un
espacio de coordinación, anclado en el CZP, para proyectos PRODERPA. El primer
proyecto de la zona aprobado por el Comité de Crédito, en mayo de 2011, fue el de
Aprovechamiento Forestal Comunidad Mapuce Currumil, fondos que fueron des-
embolsados en septiembre del mismo año.
El 3 de agosto de 2011, el espacio de coordinación se amplió con la participa-
ción de otros agentes del desarrollo local y regional, conformándose el Comité de
Desarrollo Rural Aluminé (CODRA)
30
.
Este nucleamiento estuvo impulsado por la impronta del PRODERPA refe-
rida a financiar aquellos proyectos de desarrollo territorial rural que estuvieran
avalados en espacios de discusión más amplios y participativos.
El CODRA sigue sosteniendo como principal objetivo, ―la articulación de ac-
ciones y recursos para promover el desarrollo productivo, económico y social del
29
CODRA. Documento Base (preliminar), 2012.
30
De aquí en más se referirá como CODRA.
Agro, unidades familiares y programas diferenciales 39
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departamento Aluminé‖
31
.
El Documento CODRA para el año 2013 enuncia el propósito de ―construir
de manera participativa con los actores involucrados, un plan estratégico de desa-
rrollo de la región con el fin de lograr la independencia económica de las comuni-
dades mapuce y pobladores criollos‖
32
.
El CODRA está conformado por las siguientes organizaciones, instituciones
y grupos: Consejo Zonal Pewence (CZP). La Mesa de Arte y Artesanías Mapuce
(MAyAMA). Productores de Kilka. Municipalidad de Aluminé. Instituto Nacional
de Tecnología Agropecuaria (INTA). Instituto Nacional de Tecnología Industrial
(INTI). Parque Nacional Lanín. Agencia de producción, Ministerio de Desarrollo
Territorial. Técnicos PRODERPA. Asoc. Civil Propatagonia. Corporación Interes-
tadual Pulmarí. Puesto de Formación Profesional Agropecuaria Nº 4.
La MAyAMA, para su funcionamiento, mantiene reuniones ordinarias men-
suales en las que participan las referentes o coordinadoras de cada grupo, y los
técnicos de las instituciones que acompañan. Al inicio de cada reunión, se compar-
te la situación de cada grupo, se establecen los temas a tratar, y se elaboran las
memorias o registro de la misma en el libro de acta del grupo anfitrión, ya que se
suele rotar el lugar de encuentro.
Las acciones propuestas en el espacio de la Mesa son tratadas luego en el lu-
gar de cada grupo para que se discutan las decisiones y miradas, las que luego son
llevadas a la Mesa por su referente. Si hay temas que exceden el ámbito de deci-
sión, se plantean al CZP o a la Comisión Directiva que corresponda
33
. Cada grupo
de artesanas está avalado por la Comisión Directiva de su Comunidad.
Esta organización se basa en acuerdos, ya que esas artesanas se asumen co-
mo parte del grupo y no como independientes. Si bien esos consensos no están
formalizados plenamente, se condicen con los rasgos culturales que priorizan el
valor de la palabra.
Es en junio del año 2011 cuando, a fin de realizar la presentación a PRO-
DERPA, la Mesa reformuló iniciativas previas para la elaboración específica del
proyecto MAyAMA
34
.
Los lineamientos estratégicos del Proyecto, sentados sobre la base participa-
tiva y a partir de la artesanía de tejido telar, fueron mejorar la capacidad organiza-
tiva, de comercialización, productiva y de calidad en el valor agregado de los pro-
ductos locales, y buscar otras actividades productivas.
Este Proyecto fue financiado por PRODERPA en dos etapas.
1º: El Proyecto Integral, evaluado por el Comité de Crédito el 17 de febrero
de 2012. Fue financiado por un monto de $130.506 en el marco de la línea Inversio-
31
CODRA. Documento Base (preliminar), 2012.
32
Idem.
33
UPE PRODERPA. Informes Trimestrales.
34
De aquí en s, la referencia al Proyecto incluye a dos proyectos presentados y financiados por
PRODERPA: Proyecto Integral de la MAyAMA y el Plan de capacitación de los grupos de artesanas de
Comunidad Consejo Pewence. Ambos enmarcados en el Plan Capacitación Proyecto Integral de los
grupos de artesanas de comunidades (Lofce) del Consejo Zonal Pewence que forman parte de la MA-
yAMA, Departamento Aluminé.
40 Pedro Tsakoumagkos y Mónica Bendini
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nes para Grupos Asociativos (IGA). Los fondos fueron desembolsados el 16 de
mayo de 2012, y administrados por la Comunidad Catalán.
El Proyecto contempló dos componentes:
Capacitación: en aspectos asociativos y organizativos, como también pro-
ductivos a través del rescate de saberes ancestrales; transparencia en la co-
mercialización, mejoramiento de la calidad y análisis de la fijación de los
precios;
Equipamiento: con el objetivo de dotar a las artesanas de medios materiales
para mejorar la capacidad productiva y comercial con la incorporación de
ruecas, cardadoras, balanzas electrónicas, muebles exhibidores, estufas, co-
cinas y un stand desmontable; para acondicionar tanto los talleres de cada
Comunidad como el espacio de encuentro y trabajo de las artesanas y de ex-
posición y venta de sus artesanías; como también adecuar un espacio con los
mismos fines en el Centro Intercultural Gvbmtwe Ruka, lugar donde circula
el Consejo y donde funciona el Programa de Comanejo con Parques Nacio-
nales.
2º: El Plan de Capacitación. Fue evaluado en el Comité de Crédito el 26 de
junio de 2012, y desembolsado el 7 de diciembre de 2012 por un monto de $163.343,
en el marco de la línea Inversiones para grupos asociativos (IGA). Adicionalmente,
hubo aportes del gobierno local
35
por un monto de $10.530, que fue desembolsado
en el año 2013. Contó con el aval del CODRA, siendo una de las acciones priorita-
rias que sus miembros ya venían trabajando.
Las áreas de trabajo que contempló fueron: fieltro; curtido cueros; platería
mapuche; producción de fibras de llamas; clasificación de hilados, protocolos y
trazabilidad; diseño, imagen identitaria; como así también capacitación en aspectos
de organización y economía social. Algunas de estas tareas fueron desarrolladas
con la asistencia del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
Los destinatarios de ambos proyectos han sido 110 artesanas/os de las dife-
rentes comunidades, quienes se apropian del Programa dados sus antecedentes de
experiencias previas y de acompaña-miento técnico.
En términos generales, las actividades se direccionaron a:
fortalecer los aspectos socio-organizativos de la Mesa y de los grupos de ar-
tesanas;
promover encuentros e intercambio entre artesanas (entre las artesanas de
los mismos grupos y con artesanas de la región, incluyendo Chile);
incentivar la participación en ferias (locales y regionales);
diversificar las posibilidades de comercialización;
aprovechar los vellones; conformar el banco de lana;
instrumentar capacitaciones específicas en el aspecto productivo para el me-
joramiento de la calidad y presentación del producto;
promover la incorporación de tecnología y capacitación en estas nuevas tec-
35
Dada la inflación, se autorizó desde el Programa el incremento del 10% con aportes de la UPEFE. UPE
PRODERPA. Informe de Seguimiento y Evaluación Primera Etapa, Marzo 2013.
Agro, unidades familiares y programas diferenciales 41
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nologías;
desarrollar un activo acompañamiento a jóvenes de las Comunidades;
acondicionar los talleres en cada Comunidad
36
y el espacio de Parques Na-
cionales, para funcionar como lugares de encuentro, trabajo, exposición y
ventas.
Por un lado, se puede mencionar aprendizajes vinculados con el tipo de per-
fil de intervención/mediación de la UPE PRODERPA. En especial aquellos deriva-
dos de la participación en el CODRA, tales como la disposición para adecuar los
procedimientos al territorio y la participación activa de los actores territoriales
involucrados en la formulación y ejecución de las propuestas.
Por otro lado, las Comunidades recuperan los aprendizajes surgidos durante
los encuentros y que tienen que ver con el intercambio de saberes, la valorización
del trabajo, la consolidación de los vínculos de confianza y con la ampliación de la
participación (―animarse‖) y el fortalecimiento de la propia organización.
En cuanto al mejoramiento de los aspectos específicos de la actividad pro-
ductiva, en vinculación a los aspectos socio-organizativos, se destacan
37
: la presen-
tación del producto; las mejoras en la rentabilidad de cada producto; la confección
de planillas grupales; los procedimientos acordados de selección de la lana para los
tejidos; la reducción de los tiempos y esfuerzos de trabajo por la incorporación de
equipamiento/herramientas; el mejoramiento en las condiciones de trabajo dado el
acondicionamiento y equipamiento de los talleres; la diversificación de la produc-
ción; la ampliación de las posibilidades de comercialización y mayor continuidad a
lo largo del año; la valorización del trabajo artesanal y de la propia cultura; el co-
nocimiento de otras experiencias de desarrollo y el accionar de otros grupos u or-
ganizaciones similares.
La organización del CODRA no queda limitada a un proyecto localizado
sino que trasciende las acciones de desarrollo puntuales, siendo esta una fortaleza
de este Comité de Desarrollo.
Consideraciones generales
Es importante considerar los antecedentes organizacionales de los grupos
incorporados al Programa en distintos campos y también tener en cuenta los tipos
de financiamiento. Experiencias previas, tales como PSA, Programa Mohair, PRO-
LANA, dieron lugar al desarrollo de capacidades y herramientas de gestión y ne-
gociación que priorizan los intereses de los colectivos para la movilización de re-
cursos. A su vez, algunas comunidades y grupos asociados contaban con capaci-
dades e iniciativas de organización local, como CODRA entre otros.
Los casos implican logros y aprendizajes a tener en cuenta.
El reconocimiento de la lógica de maximización del ingreso mediante la ma-
ximización del trabajo familiar de los productores/as y emprendedores/as,
36
En la comunidad de Hiengeihual, actualmente el taller está en etapa de construcción.
37
UPE PRODERPA. Informes Trimestrales.
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quienes ―ponen su vida‖, y son protagonistas de los resultados.
El cambio en la forma de inserción de los productores/as y de sus expresio-
nes colectivas en las acciones y programas de desarrollo rural: de sujetos-
objetos beneficiarios a sujetos destinatarios con cabal participación.
La importancia de la ejecución descentralizada
Las iniciativas y el ―control social‖ asumido por los propios producto-
res/emprendedores a través de sus organizaciones, con el acompañamiento
técnico interdisciplinario considerado necesario.
La visibilización social, técnica y política de los problemas de los pequeños
productores/as y de la naturaleza y alcance del desarrollo rural en su com-
plejidad e integralidad.
Las iniciativas de desarrollo generadas desde abajo, que siendo técnicamente
acompañadas, superan las acciones asistenciales y las decisiones verticales;
de allí la importancia del fortalecimiento organizacional.
La necesidad de conocer el territorio, de que los ejecutores y agentes del
desarrollo estén presentes, para entender lo que pasa en terreno, y la necesi-
dad de adecuar las herramientas a la especificidad local.
El reconocimiento de los productores de la necesidad de ―juntarse‖ para al-
canzar escala en la oferta de productos, para construir conocimiento en sus
áreas y rubros productivos, para incorporar nueva tecnología, y fortalecer la
capacidad de gestión y de negociación.
La búsqueda de articulaciones sociales amplias mediante negociaciones en-
tre la sociedad civil, el Estado y los mercados (de productos, de trabajo, de
insumos y de consumos). Una combinación singular de reciprocidad e inter-
cambio en el territorio.
Los proyectos tuvieron una característica abierta y flexible sobre la base de
alianzas estratégicas con otras áreas del Estado provincial, con la Secretaría de
Agricultura Familiar, con los municipios, y con otros organismos descentralizados
(INTA, INTI).
Son las organizaciones de productores/as quienes tienen la oportunidad de
generar otras líneas de trabajo conjunto, y extender la difusión de conocimientos y
de las experiencias como bienes intangibles. Además de los bienes de infraestruc-
tura financiados por los proyectos (alambrado, cobertizos, invernaderos, maquina-
ria, etc.) se construyen saberes en el campo de la producción, de la organización y
de la gestión misma. Tal es el caso del proyecto de artesanas, donde surgió el inte-
rrogante acerca del origen del precio de los productos que ponen a la venta, dando
lugar a debate y búsqueda de respuestas en conjunto.
Es decir, los cambios en el carácter que adoptan las políticas de desarrollo y
los cambios en la naturaleza de la vida rural son moldeados por las propias prácti-
cas productivas y organizativas de los productores/emprendedores, y por el ac-
cionar del Estado y de los colectivos sociales.
Los avances y aprendizajes han sido reconocidos desde la experiencia del
desarrollo y desde las trayectorias organizacionales como socialmente relevantes.
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El fortalecimiento organizacional y los avances en la cogestión, se estima pueden
contrarrestar las condiciones de vulnerabilidad de los sectores sociales destinata-
rios.
Por otro lado, el PRODERPA no aborda problemáticas estructurales, tales
como la situación dominial manifestada en reiteradas reuniones de productores y
técnicos y más aun de funcionarios.
Sin embargo, el Programa ha aportado recursos valiosos para avanzar en
nuevos modos de hacer desarrollo rural. En tal sentido, correspondería continuar
en esa perspectiva integrando la cuestión del acceso y uso de los recursos natura-
les, y extender en el territorio algunos de los logros alcanzados.
En síntesis, estas experiencias muestran cambios en la forma de relaciona-
miento entre el Estado y las organizaciones rurales.
Si bien estas funciones asumidas por las organizaciones las fortalecen, no
despojan al Estado de su responsabilidad primaria de planificar las políticas con
sentido universal y de monitorear el uso de recursos públicos.
Las organizaciones con mayor capacidad de construcción de poder y de pre-
sión logran acceder al poder político e instalar formas variables de implementación
y de derivación de demandas, pero difícilmente eso sucede con las organizaciones
incipientes o grupos asociados con escasa experiencia reciente.
Asimismo, el rol de los referentes de las organizaciones resulta clave y a la
vez controversial.
Por un lado, es relevante para el conjunto de la Organización, dado el papel
de promotor que asume, y también porque es ejecutor en situaciones de aislamien-
to, condiciones climáticas desfavorables, o baja disponibilidad de infraestructura y
equipamiento.
Pero, la invisibilidad social de su desempeño, sobre todo cuando la organi-
zación es nueva, puede llevar al descuido de sus propias actividades productivas,
en pos de mejorar la administración y la gestión de la organización.
Los procesos generados y la modalidad que asumieron los resultados del
Programa en Neuquén han dependido de la lógica y de la naturaleza de la inter-
vención específica de los organismos de desarrollo rural nacionales, provinciales y
locales, y de otras instituciones estatales u ONG que actúan en el territorio.
Pero también estuvieron condicionados por las especificidades sociales, eco-
nómicas y culturales de cada contexto, así como por las trayectorias y dinámicas
organizacionales de aquellos que participaron de las experiencias.
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Fecha de recepción: 12/05/2022
Fecha de aceptación: 28/06/2022