Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 56 1er. semestre de 2022
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Tramas sociales y nuevos territorios.
Aportes a la comprensión de las relaciones
entre actores institucionales, colectivos e individuales
en zonas de fruticultura de Brasil y Argentina
1
Josefa Salete Barbosa Cavalcanti
2
y Martha Radonich
3
Resumen
En las últimas décadas, en las regiones agrícolas que consideramos en el presente
trabajo Norte de la Patagonia argentina y Nordeste de Brasil- advertimos un pro-
ceso de reestructuración en la producción y organización de la agricultura y en el
nivel de posicionamiento de los actores insertos en la cadena. Se redefinen nuevas
configuraciones territoriales que dan cuenta de la heterogeneidad de esos procesos
sociales agrarios. Ante este nuevo y complejo escenario nos planteamos una serie
de interrogantes ¿Cómo se reposicionan los distintos actores? ¿Cuáles son sus es-
trategias? ¿Cómo se negocian y renegocian las relaciones intersectoriales? ¿Cómo
se construyen y expresan tales tramas sociales?
En este artículo planteamos que una forma de aproximarse al conocimiento de la
dinámica social que produce y redefine los espacios agrarios es a través de la con-
tribución teórico-metodológica del análisis de tramas sociales, perspectiva que
1
Este trabajo reúne materiales de los Proyectos del GESA: “Tramas sociales y organización de la agricul-
tura. Actores colectivos e institucionales en la fruticultura valletana(Secretaría de Investigación de la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNCo) y “Cambios en la cadena de valor agrícola y repo-
sicionamiento de productores familiares, empresas y trabajadores. El caso del sistema frutícola del norte
de la Patagonia” (PICT-ANPCYT), Argentina. Tramas sociales y dinámicas territoriales en regiones
frutícolas”, Convenio Marco CONICET-CNPq., Universidad Federal de Pernambuco/investigadores
do grupo de Estudios sobre Globalización y agricultura /CNPq coordinados por Mónica Bendini y
Josefa Salete Barbosa Cavalcanti. El artículo fue originalmente presentado en las V Jornadas Interdisci-
plinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales, CIEA-UBA, 2007.
2
Universidad Federal de Pernambuco. Apoyo CNPq-CONICET.
3
Grupo de Estudios Sociales Agrarios, GESA, Universidad Nacional del Comahue. Apoyo CNPq-
CONICET.
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permite focalizar el estudio en las relaciones entre actores individuales, colectivos e
institucionales, que otorgan especificidad al territorio. Es así que hay que focalizar
al movimiento de mercados y capitales, cadenas agroalimentarias, Estado, Agen-
cias de Investigación y Desarrollo, movimientos sociales, organizaciones campesi-
nas, estrategias de desarrollo local, productores, estrategias de comercialización,
asociaciones, cooperativas, trabajadores y sindicatos.
Palabras clave: Fruticultura - Tramas sociales - Territorios Agrarios - Patagonia
argentina - Nordeste Brasil.
Summary
Social networks and new territories. Contributions to the understanding of the
relationships between institutional, collective and individual actors in fruit
growing areas of Brazil and Argentina
In recent decades, in the agricultural regions that we consider in this work
Northern Argentine Patagonia and Northeastern Brazil- we have noticed a pro-
cess of restructuring in the production and organization of agriculture and in the
level of positioning of the actors inserted in chain. New territorial configurations
are redefined that account for the heterogeneity of these agrarian social processes.
Faced with this new and complex scenario, we ask ourselves a series of questions:
How are the different actors repositioned? What are your strategies? How are in-
tersectoral relationships negotiated and renegotiated? How are such social fabrics
constructed and expressed?
In this article we propose that one way to approach the knowledge of the social
dynamics that produce and redefine agrarian spaces is through the theoretical-
methodological contribution of the analysis of social fabrics, a perspective that
allows the study to focus on the relationships between individual actors, collective
and institutional, which give specificity to the territory. Thus, we must focus on the
movement of markets and capital, agri-food chains, the State, Research and Devel-
opment Agencies, social movements, peasant organizations, local development
strategies, producers, marketing strategies, associations, cooperatives, workers and
unions.
Keywords: Fruit growing - Social Networks - Agrarian Territories - Argentine
Patagonia - Northeast Brazil.
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Introducción
Los cambios en los sistemas agroalimentarios pueden ser interpretados co-
mo una compleja dinámica de controles y resistencias que continuamente se re-
nuevan y se transforman involucrando relaciones entre individuos e instituciones,
conformando las redes. Así, en un proceso de construcción continua de nuevas
conexiones en torno a esas redes en esta época de flujos de información, personas y
mercaderías (Appaduari, 1997 y 1999), se configuran nuevos territorios y se am-
plían las tramas sociales que reconocen la existencia de actores institucionales,
colectivos e individuales, como así también las relaciones de producción que se van
redefiniendo de acuerdo al campo de fuerzas en el cual participan.
Es así que desde la producción de las mercaderías (Tanaka y Busch, 2003;
Lara, Bendini et al. 2003) a su circulación, (Wilkinson, 2002; Marsden et al. 1998;
Stiglitz & Charlton, 2005), los estudios de caso aquí presentados revelan que las
experiencias locales están pautadas por una estrecha relación con una esfera global
en un marco de una compleja red de actores. El lugar de los diferentes actores que
participan en esa red, expresa la importancia de la comprensión de las experiencias
locales (Long, 1996) y de las intricadas relaciones de poder y control que se institu-
yen a través de las nuevas prácticas culturales en el campo de la globalización de
los alimentos. Por lo tanto, también los aspectos de los cambios en las prácticas
culturales y en las relaciones de poder que definen la ocupación y organización del
territorio merecen una continua investigación.
En este contexto y siguiendo a Murmis (2003), se plantea la necesidad de
evaluar la sociabilidad en las redes y organizaciones sociales. Como así también, en
un marco más amplio de la integración social, se deben tomar en consideración,
posiciones y comportamientos de los distintos actores incluidos en la resistencia a
la modernización homogeneizante.
Entendemos que la dinámica social produce y redefine los espacios rurales.
En este sentido, la contribución teórica y metodológica de “redes de actores” resul-
ta pertinente a nivel microsocial, al poner énfasis en las conexiones y discontinui-
dades que configuran la trama social, así como en los procesos por los cuales las
acciones sociales adquieren especificidad territorial y revelan desigualdades del
desarrollo regional y de la intervención del Estado en esos procesos (Grieco y
Ikenberry, 2003).
El estudio de las tramas sociales en las regiones frutícolas de Brasil y Ar-
gentina, aportan nuevos elementos para la comprensión del comportamiento del
sistema agroalimentario y del desarrollo territorial con interrogantes sobre las es-
trategias de los productores locales y empresas transnacionales, el rol diferencial
del Estado y de las demandas diseñadas por los consumidores del Norte, que tien-
den a incluir esas regiones entre aquellas llamadas regiones globales (Sadler, 1992)
generadas para la producción de bienes específicos. En estas regiones se torna sig-
nificativa la presencia de movimientos migratorios que son tal vez los más frecuen-
tes y constantes en todos los tiempos de la historia del desarrollo de esas regiones y
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merecen ser entendidos en sus aspectos étnicos, de clase, género, en diferentes
dimensiones de espacio y tiempo.
En las últimas décadas, en las regiones agrícolas aquí consideradas -Norte de
la Patagonia argentina y Nordeste de Brasil- se advierte un proceso de reestructu-
raciones en la producción y organización de la agricultura y en nivel de posicio-
namiento de actores insertos en la cadena; emergen nuevas configuraciones territo-
riales que manifiestan la heterogeneidad de esos procesos sociales agrarios; se re-
definen las tramas sociales en ellos. En este nuevo y complejo escenario emergen
interrogantes ¿Cómo se reposicionan los distintos actores? ¿Cuáles son sus estrate-
gias? ¿Cómo se negocian y renegocian las relaciones intersectoriales? ¿Cómo se
construyen y expresan tales tramas sociales?
En este trabajo consideramos que una forma de aproximarse al conocimiento
de la dinámica social que produce y redefine los espacios agrarios es a través de la
contribución teórico-metodológica del análisis de tramas sociales. Esta perspectiva
permite focalizar el estudio en las relaciones entre actores individuales, colectivos e
institucionales, que otorgan especificidad al territorio. Es así que hay que focalizar
al movimiento de mercados y capitales, cadenas agroalimentarias, Estado, Agen-
cias de Investigación y Desarrollo (INTA, EMBRAPA), movimientos sociales, or-
ganizaciones campesinas, estrategias de desarrollo local, trabajadores, productores,
estrategias de comercialización, asociaciones, cooperativas (de producción, comer-
cialización y de trabajo) trabajadores, sindicatos.
En relación con lo anterior, se plantea una breve reflexión sobre el bagaje
teórico y metodológico de las tramas sociales y su aplicación en un estudio de caso.
Para ello, se identifican y caracterizan los actores participantes en la organización
social de la fruticultura en áreas de expansión productiva tanto en el Norte de la
Patagonia argentina como del Nordeste de Brasil.
Algunos aportes para la reflexión sobre tramas sociales
Desde las últimas décadas del siglo XX se transita un proceso de reestructu-
ración productiva y comercial en las cadenas de valor agrícola caracterizado, entre
otros, por una creciente globalización del capital y del consumo, por la redefinición
de actores sociales agrarios y por la reconfiguración de los territorios. Esta dinámi-
ca socio-espacial resulta de condiciones globales que se materializan en un territo-
rio específico a través de cambios técnicos y organizacionales en la cadena produc-
tiva en tanto plataforma para una exportación de calidad (Cavalcanti, 1999; Días,
2006).
Se entiende que el territorio es el resultado de una construcción social y polí-
tica, en la cual los actores individuales y colectivos intercambian recursos, ejercen
poder y articulan intereses. Expresa en el devenir histórico las relaciones sociales
pasadas y las presentes, representa un campo de fuerzas de aceleración diferencial.
La construcción de territorios es la manifestación de un proceso histórico y socio-
cultural, con actores que le otorgan características particulares y distintivas, así, la
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funcionalidad territorial como categoría interpretativa requiere de la incorporación
de los actores sociales en el proceso de construcción. (Radonich, Steimbreger y
Kreiter, 2005)
Los actores sociales “son unidades reales de acción en la sociedad: tomado-
res y ejecutores de decisiones que inciden en la realidad local. Son parte de la base
social, son definidos por ella, pero actúan como individuos o colectivos que, ade-
más, están sometidos a otras condiciones -culturales, étnico-culturales, políticas y
territoriales” (Pirez, 1995: 10). Implica considerar tanto a los actores económicos -
individuales y colectivos- que reproducen su capital en función de relaciones loca-
les o extralocales (regionales, nacionales o internacionales) como a los actores polí-
ticos e institucionales que reproducen su poder en relación con los otros actores.
(Pirez, 1995; Bendini, 2003)
Cuando se analiza una acción, un comportamiento de un actor social no se lo
puede separar de su inserción en la estructura social; con intereses específicos y
con necesidades que están en relación con el lugar que dicho actor ocupa dentro de
esa estructura. Las relaciones sociales que se producen entre individuos son los
vínculos que se establecen entre los actores que ocupan diferentes posiciones socia-
les y que implican relaciones mutuas.
La acción social es explicada en términos de estrategia, partiendo de la hipó-
tesis de que según una lógica de costo-beneficio el actor social selecciona aquella
alternativa entre las que le brinda el sistema de relaciones y considere acorde a sus
intereses o necesidades ligados a su posición dentro de ese sistema de actores y
sobre la base del comportamiento de los otros actores sociales (Pirez, 1995). De esta
manera, se parte del presupuesto teórico que los comportamientos sociales tienen
lugar no sin condicionamientos estructurales y controles externos (Bendini, Caval-
canti y Tsakoumagkos, 2003).
Los territorios agrarios son producidos y redefinidos por la dinámica social,
en este sentido, consideramos que el análisis de tramas sociales resulta pertinente a
nivel microsocial, que permite comprender procesos más amplios en los cuales
están involucrados. En este sentido, este análisis focaliza en las conexiones y dis-
continuidades que expresan las relaciones entre actores individuales, colectivos e
institucionales, relaciones que se tejen y entretejen constantemente (Pritchard, 2000;
Bendini y Steimbreger, 2004) en lo global (Cavalcanti, Mota y Silva, 2002; Pedreño y
Quaranta, 2002).
Si bien los procesos de globalización de la agricultura (Cavalcanti y Neiman,
2005) están asociados a mecanismos de expansión y dominación, la utilización de
los conceptos de controles y resistencias permite identificar diversos y continuos
procesos de negociación y conflicto que dan cuenta de las dinámicas específicas
que adopta el proceso de mundialización en situaciones concretas. De esta manera,
los comportamientos sociales adquieren especificidad territorial a través de acuer-
dos, alianzas, compromisos en las negociaciones locales que se aprueban y nego-
cian en base tanto al consenso como al conflicto (Flora y Bendini, 2003).
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Partiendo de lo anterior, en este trabajo se considera que lo que ocurre en el
ámbito agrario es el resultado de procesos de interacción, de control y de resisten-
cia que se expresan en lo cotidiano de los territorios, en luchas y movimientos so-
ciales. Esas relaciones conforman la arena o campo de fuerzas en la cual los actores
logran conocer la realidad y así defender sus intereses. El conocimiento de una
realidad material implica el reconocimiento de un sistema de relaciones de poder
(Bourdieu, 1998). El poder no es una categoría espacial ni una categoría temporal,
pero está presente en toda producción de territorio en el devenir histórico de su
construcción (Raffestin, 1980). El territorio es el telón de fondo de las relaciones, de
la interacción humana, de los movimientos, esa dinámica es una forma de trasmitir
información con el propósito de controlar ideas, acciones y acceso a los recursos
(Sack, 1986).
El análisis de la trama social permite entender cómo diferentes actores socia-
les gestionan e interpretan los elementos de su entorno, cómo elaboran sus estrate-
gias, cómo crean espacios para llevar adelante sus proyectos, cómo pueden generar
comportamientos locales que son distintos y que pueden ser contradictorios a los
del Estado o de otros actores con otras estrategias de producción, de vida. Permite
además mostrar mo esos procesos organizacionales, estratégicos e interpretati-
vos pueden influenciar o ser influenciados por el contexto amplio de poder y ac-
ción social existente. Desde esta base será posible comprender los procesos de
cambios en la organización social de la agricultura que influyen no sólo en las rela-
ciones de subordinación y de dominación sino también en las acciones de negocia-
ción, resistencia y transformación. Asimismo, requiere identificar en primer lugar,
los actores -individuales, colectivos e institucionales- que intervienen en la produc-
ción-reproducción del territorio y en segundo lugar, las relaciones que se estable-
cen en función de las diversas estrategias que elaboran los actores participantes. De
esta manera se van conformando distintas redes sociales en un proceso de cons-
trucción permanente tanto individual como colectivo y al mismo tiempo, un inter-
cambio dinámico entre redes que potencian los recursos que poseen los actores
sociales. Así estas múltiples y complejas interacciones que se construyen a través
del tiempo le otorgan forma y contenido a la trama socioterritorial. Por consiguien-
te, las tramas sociales son concebidas como redes de relaciones dinámicas que se
van transformando a lo largo del tiempo como consecuencia de las interacciones
hacia el interior y exterior de la trama de territorios específicos (Radonich, Steim-
breger y Kreiter, 2005).
Las diversas relaciones de los actores sociales pueden variar de forma y con-
tenido. La forma se refiere a las peculiaridades de las relaciones entre los actores
sociales, independientemente del contenido. Los aspectos básicos de la forma de
relación son la intensidad o fuerza del vínculo y el nivel de compromiso en deter-
minadas actividades. En tanto que el contenido hace referencia a la función del
vínculo entre actores, que puede ser normativa y de intercambio (Requena Santos,
1996) como así también político-institucional, financiera, técnica, clientelar, de
reivindicación, de subordinación, entre otras.
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Para los objetivos de este artículo, se delinean las principales relaciones so-
ciales que se establecen en el marco de los procesos de integración/flexibilización y
de controles/resistencias, que configuran la trama social de las áreas de estudio
seleccionadas para propósitos comparativos.
Nuevos procesos agrarios en el norte de la Patagonia argentina
En las últimas décadas, en el Norte de la Patagonia, y en el marco de la rees-
tructuración de la fruticultura se produce la ampliación de la escala productiva por
parte de empresas agroindustriales líderes del tradicional Alto Valle de Río Negro,
este proceso implica la búsqueda de nuevos territorios para la producción en fres-
co. En este contexto, durante los años ´90, se revaloriza en la Provincia de Neuquén
el área que se extiende sobre el valle medio-inferior del o homónimo en el depar-
tamento Añelo
4
, ésta representa un avance continuo de la frontera agrícola para
exportación y constituye un caso de estudio relevante para comprender cómo se
modifica la configuración socioproductiva y territorial en términos de relaciones
entre actores. Es así que hacia fines del siglo XX en lo territorio de El Chañar se
asiste al pasaje de una fruticultura tradicional con énfasis en la producción familiar
a un modelo agrícola caracterizado por la concentración y centralización del capital
y la vinculación del sector empresarial con el sistema político-institucional.
La zona tiene una superficie aproximada de 7.200 ha., de las cuales el 52%
posee cultivos perennes, el 28% corresponde a superficies aptas no utilizadas, el
4,5% a tierra no apta, y apenas el 1,5% se encuentra abandonada. De las 3.727,2 ha.
con cultivos perennes, el 72,2% está implantada con fruta de pepita, el 11,9% de
carozo y a partir de la década del ´90 se introduce el cultivo de vid para vinificar,
que representa el 16,7%. Del total de explotaciones existentes, el 29% de las mismas
posee entre 10 y 19,9 ha.; el 32,9% entre 20 y 49,9 ha. y el 23,7% corresponde a ex-
plotaciones de 50 y más hectáreas, las cuales concentran aproximadamente el 80%
de la superficie total. Estos datos expresan la importancia que tienen las explota-
ciones medianas y grandes (CNA, 2002).
La década del ´70 resulta paradigmática para el Chañar, dado que a nivel
nacional el gobierno incentiva la inversión privada con intervención estatal para
productos agrícolas no tradicionales y orientados a la exportación. El estado neu-
quino adhiere a esos lineamientos políticos e instrumenta mecanismos para la ex-
pansión empresarial en zonas de frontera agrícola, es aque se inicia la vincula-
ción entre empresa privada y Estado. El Estado toma un rol de gestor de la política
territorial, es el promotor de la expansión. Los movimientos de expansión expresan
también las historias territoriales diferenciales. En ese sentido a cada expansión se
articula el nivel de la organización interna del territorio y de la sociedad en expan-
sión. Una cierta concentración previa de población, trabajo y recurso es una condi-
ción general de expansión (Moraes, 1987).
4
El área está ubicada al noroeste del tradicional Alto Valle, espacio en el que se desarrolla la actividad
frutícola para exportación desde 1930.
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Relaciones y configuración de la nueva trama social en El Chañar
En los ´90, el área emerge como potencialmente rentable para grandes inver-
sores, muy ligados al rol “promotor-facilitador” del gobierno provincial, que gene-
ra un nuevo dinamismo en la frontera agrícola regional. Hacia fines de la década,
un grupo inmobiliario adquiere 3.200 ha. con el propósito de desarrollar el proyec-
to El Chañar III Etapa. En el año 2001, la firma Gasparri Hnos. S.A. entra en quie-
bra y la mayor parte de las tierras en producción son adquiridas por la empresa
Expofrut S.A., del Grupo Italiano Bocchi y líder en el sector de frutas frescas.
A medida que se consolida el área productiva de El Chañar, se advierte un
avance continuo del proceso de transformación y valorización de tierras mediante
la construcción y ampliación de obras de regadío, tendiente a la incorporación del
área al sistema agroalimentario mundial. El área aparece como zona rentable para
grandes inversores lo cual sumado al rol facilitador del Estado generaron un nuevo
dinamismo en la frontera agrícola regional (Steimbreger, Radonich y Bendini, 2003;
Bendini, 2006).
El desarrollo histórico de la trama social del área presenta cambios significa-
tivos a partir de mediados de la década del ´90. Hasta ese momento, los actores
protagónicos tradicionales eran los pequeños y medianos productores y las empre-
sas de capital regional de larga trayectoria en la fruticultura valletana. La acción
del estado provincial se materializó en las obras de infraestructura necesarias para
la colonización privada del área -red vial, energía, telecomunicaciones- y orientó
las inversiones a través de líneas de créditos preferenciales para el desarrollo
agroindustrial (Ocaña, 2003). Se conformó un modelo productivo incluyente en
tanto se priorizó al mediano y pequeño productor.
A partir de los ´90 y en el marco del Proyecto Agroforestal Neuquén 2020 y
del Programa Provincial de Reconversión Frutícola de los Grandes Valles de la
Patagonia, se observa en El Chañar la presencia de nuevos actores agrarios que
redefinen las relaciones socioproductivas al interior de la trama social. Al amparo
de créditos blandos de la Provincia a través del IADEP, se concreta el proyecto
Emprendimiento Chañar III Etapa implementado por el grupo inmobiliario La
Inversora S.A. Inmediatamente se produce el arribo de inversores, algunos muy
vinculados al poder político provincial, que se orientaron al cultivo de vid para
vinificar y la producción de vinos para exportación. Dicha actividad se realiza a
partir de una fuerte inversión en tecnología de punta tanto en la producción pri-
maria como en la construcción de las bodegas.
“Para seguir en el camino del éxito es necesario continuar con
esta alianza estratégica entre los empresarios, el municipio y la
provincia. Porque ese es el único camino hacia una economía
real y sustentable, y un desarrollo duradero”. (Titular de la em-
presa, Clarín, 2003)
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Es importante resaltar el accionar del municipio de San Patricio del Chañar
en el dinamismo que le imprimió a este proceso, en el cual, se entretejen fluidas
relaciones principalmente entre el estado, las grandes empresas preexistentes y los
nuevos inversores. Adquieren mayor relevancia los acuerdos entre el sector priva-
do y el público -municipal/provincial-, lo que produce un quiebre en la trama so-
cial preexistente.
Se profundizan relaciones sociales de tipo político-institucional, financiera y
clientelar en el marco de los vínculos previos y de nuevas relaciones de carácter
“societario” entre el sector público y los grandes inversores privados. Al mismo
tiempo, se intensifican las relaciones de subordinación/ exclusión de los sectores
productivos autodenominados históricos” -pequeños y medianos productores-
respecto de las grandes empresas agroindustriales. Ejemplos de asociaciones mix-
tas entre el municipio y los inversores son: la Asociación para el Desarrollo Integral
de El Chañar -ADINEC- y la empresa Productos Patagónicos con participación
mayoritaria del Municipio y productores medianos, con inserción relevante y
competitiva en la producción primaria. (Radonich, Steimbreger y Kreiter, 2005)
Finalmente, el Municipio estimuló la conformación de Cooperativas de Tra-
bajo fomentando la tercerización de la mano de obra para las empresas estableci-
das en el área. En rigor de la verdad, los trabajadores no son socios de la misma
sino cuentapropistas, es aque las empresas no asumen los costos de los trabaja-
dores ni las posibles indemnizaciones por accidentes laborales o despido. Esta in-
tervención del poder político deja entrever cómo el propio estado municipal favo-
rece la flexibilización laboral y formas precarias de contratación.
Al analizar las relaciones Estado-capital privado, se debe incorporar el ac-
cionar del Instituto Autárquico de Desarrollo Productivo -IADEP- y del Banco
Provincia del Neuquén en tanto numerosas empresas vinculadas con el megaem-
prendimiento se vieron beneficiadas por esas relaciones al recibir créditos estatales
(Río Negro, 2001). El otorgamiento de estos créditos generó una fuerte polémica en
los productores pequeños y medianos, y en la sociedad en general, debido a la
vinculación explícita de varios de los titulares de las empresas con el poder político
provincial.
Otras firmas beneficiarias de los créditos del IADEP fueron: Neuquén Pro-
duce y Productos Patagónicos. En la actualidad, ambas firmas trabajan principal-
mente para firmas líderes como Expofrut, la firma Zoppi y otros productores de la
zona (Río Negro, 2004).
De esta manera, se configura una nueva trama social, muy jerarquizada, en
base a intensas relaciones de poder derivadas justamente de esa asociación cliente-
lar entre lo público y lo privado que brinda beneficios recíprocos y que por mo-
mentos, involucra prácticas partidarias. Se trata, al decir de Pírez (1995), de la utili-
zación de manera privada de los bienes públicos para garantizar, por un lado, el
apoyo político-partidario y por otro, la lógica de acumulación del gran capital pri-
vado.
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En esta nueva forma de asociación mixta, el Estado aparece como “facilita-
dor” de los grandes inversores privados y al mismo tiempo, ese mismo Estado -en
sus distintas jurisdicciones- tiene orientaciones diferenciales respecto a la organiza-
ción de pequeños y medianos productores y su inserción en el proceso de reestruc-
turación. En términos de poder local, la representación de la Cámara de Producto-
res y de los pequeños y medianos productores es asimétrica con respecto a la de los
empresarios.
La reconfiguración de la nueva trama de El Chañar constituye un proceso
heterogéneo, complejo y dinámico a lo largo del cual se van definiendo y redefi-
niendo relaciones entre los diferentes actores sociales. En este contexto, y a partir
de las modalidades diferenciales de acceso y puesta en producción de la tierra a lo
largo del tiempo, podemos sintetizar los siguientes procesos:
Despliegue de una diversidad de estrategias socioproductivas y de resisten-
cia por parte de pequeños y medianos productores.
Consolidación de grandes empresas integradas vinculadas al mercado glo-
bal con inserción en la producción primaria a escala mediante la propiedad y
la agricultura de contrato, incorporación de tecnología de punta y la confi-
guración de mercados laborales flexibles.
Afianzamiento de relaciones gran capitalestado, que beneficia la acumula-
ción concentrada del capital (Radonich y Steimbreger, 2007).
Nuevos procesos agroalimentarios en el Nordeste de Brasil
Considerada por sus especificidades territoriales y dimensiones físicas, geo-
gráficas y económicas, la región Nordeste de Brasil ha sido resignificada como
espacio de diversidad cultural, social y ambiental. A través de instrumentos de
políticas públicas que definen el papel y la singularidad como región que se ajusta
a los objetivos de desarrollo y de seguridad del país, en un contexto de globaliza-
ción, a como también de conflictos generados por las confrontaciones entre los
intereses de agentes económicos de diferentes facetas del capital y corporaciones
transnacionales- y los movimientos por el reconocimiento de las diferencias y los
derechos de sus poblaciones sobre los territorios y los usos de los recursos, actuales
y potenciales de su biodiversidad, se definen áreas de control y competencias que
marcan situaciones de dependencia que se extienden desde la colonización a nues-
tros días- considerada en sus especificidades para absorber los excesos y satisfacer
los mínimos de mano de obra, necesarios para el desarrollo del país y también por
el papel que en general se les atribuye, de solución para los problemas más urgen-
tes de la modernización del país y potencial de recursos a ser explorados.
De la plantación azucarera, a los programas de desarrollo rural, la expansión
de la fruticultura, en esa región viene siendo ajustada a los lineamientos de afuera,
al tiempo en que también se inscribe dentro de los espacios turísticos y de comer-
cialización de frutas, apreciadas por su exotismo y nuevas apelaciones de gustos,
estilos de vida (Featherstone, 1995) y cuidados del cuerpo, reconocidos por los
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agentes de la globalización. Esos nuevos elementos de desarrollo apoyado por el
Estado (Silva, 2001) y de acuerdo con las demandas diseñadas por los consumido-
res del Norte, tienden a incluir a esas regiones entre aquellas llamadas regiones
globales (Sadler, 1992) generadas para la producción de bienes específicos. Por otro
lado, es significativo el hecho de que los movimientos migratorios son tal vez más
frecuentes y constantes en todos los tiempos de desarrollo de las regiones y mere-
cen ser entendidos en sus aspectos étnicos, de clase, género, en diferentes dimen-
siones, para que puedan ser, también, explicitados al carácter de formación de co-
munidades (Castles y Millar, 1933), minorías y de las redes sociales y movimientos
que las sustentan. Hipotecar eso ya revelado en contribuciones puntuales sobre los
movimientos de resistencia cultural, de lucha por la tierra y otros espacios de tra-
bajo, producción y reproducción de poblaciones que requieren ser desdoblados.
El trabajo continuo de investigación sobre la región de fruticultura que se
define a fines de la década de 1970 en el semiárido del Nordeste, revela la impor-
tancia de los recursos públicos en la promoción de regiones agrícolas para produc-
tos de calidad. La participación de instituciones públicas como la Empresa Brasile-
ra de Investigación Agropecuaria -EMBRAPA- y la compañía de Desarrollo de los
Valles de San Francisco y Parnaíba CODEVASF- en los proyectos dirigidos para
ampliar los negocios de exportación revela los intereses de los gobiernos en ade-
cuar los proyectos de desarrollo regional a los cambios en los mercados globales
(Cavalcanti, 1999). En algunos momentos, esas instituciones están en general vin-
culadas a los mecanismos e incentivos destinados a la dinamización de ese sector.
Así, contando con la expectativa de aumento de la exportación de frutas en 2005, la
región ganó en 2004 la ampliación de la pista del Aeropuerto de Petrolina, posibili-
tando el decolaje de aviones cargueros, transformándose en una especie de aero-
puerto industrial. Las nuevas inversiones en transporte y ampliación o mejora de la
infraestructura de puertos revelan la importancia del sector para la economía re-
gional y nacional. El transporte ágil para retirar la producción del Valle posibilita-
ría la entrega de productos just in time y la conservación de la frescura de los pro-
ductos perecederos; reducción de las pérdidas y aumento de ganancias a los pro-
ductores.
La expectativa de aumento de las transacciones comerciales de los principa-
les productos de exportación del Valle -el mango y la uva-, contó también, s
recientemente, con el apoyo de la red minorista francesa Carrefour, que asociada a
la Agencia Promotora de Exportación (Apex) abrió sus establecimientos en 16 de
los 30 países donde mantienen unidades de comercialización de frutas brasileras,
pero en carácter experimental, que no alcanzó los resultados esperados. Los víncu-
los con grupos transnacionales no siempre alcanzan los resultados esperados; ante-
riormente, la expectativa seria mantener un vínculo firme con la demanda del gru-
po Ahold que en poco tiempo fue transferido al Wall Mart que, por su parte tenía
otra estrategia de relación con la producción local. La posibilidad de exportación
de mango para el mercado asiático se incluía entre las expectativas de los produc-
tores y exportadores locales, a pesar de que ese es uno de los más exigentes en
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relación a calidad y certificaciones. Los sellos o certificados
5
hacen de pasaporte
para los productos. Los patrones de calidad determinados para la obtención de los
sellos, como se mencionó arriba, varían conforme los compradores.
En el Valle de San Francisco, se observa cómo algunas empresas están inte-
grando al sistema productivo las exigencias de los patrones determinados por el
certificado EUREPGAP
6
. En atención a las nuevas certificaciones, se ha redoblado
el esfuerzo en cuanto a la necesidad de mejores condiciones de trabajo y construc-
ción de residencias para los trabajadores; el control biológico de plagas en el culti-
vo de mangos, y que según los mismos protocolos, todos los trabajadores estén
legalizados, esto porque esas certificaciones no intervienen en las normas laborales
nacionales. También es esencial el control biológico. Para el mercado japonés las
exigencias son de otro orden. Los productores brasileros de mangos, por ejemplo,
desean el mercado nipón, que está condicionando la adopción por parte de los
productores de tecnologías capaces de posibilitar la completa higienización del
producto. Es importante destacar que, la presencia de técnicos japoneses en Petro-
lina para supervisar directamente el tratamiento post-cosecha adoptados por el
consorcio exportador, no es una práctica aislada, pues los norteamericanos (a tra-
vés de técnicos de USDA) y representantes minoristas y distribuidores ingleses,
hacen visitas frecuentes a la región.
El trabajo requerido para atender esas exigencias es reconocido por aquellos
que lidian con los varios tipos de certificaciones; EUREPGAP, PIF, USGAP. Esa
dificultad en adecuar los productos a las diversidades de exigencias externas que-
da bien nítida en la expresión de un productor local cuando él argumenta que
“Usted tiene que trabajar con productos registrados en Brasil,
entonces cualquier protección, cualquier agrotóxico que sea
lanzado solo puede ser usado si tiene registro en la ANVISA, o
sea, las empresas... que venden, generalmente son multi-
nacionales, que venden los agrotóxicos tienen que tener hecho
todo el proceso de registro… austed tiene un producto regis-
trado y usted puede usar en esa cultura, mango o uva, por
ejemplo, solo que los países para los que la gente está vendien-
do tienen sus propias normas, a veces, el producto está regis-
trado en Brasil pero no en Holanda o Alemania y vamos a
5
El sello es un documento que permite al productor mostrar que es certificado y la licencia es una rela-
ción contractual, en la que la certificadora asegura que el productor o grupo de productores asociado
está cumpliendo con sus determinaciones.
6
El EUREPGAP tiene por objetivo establecer una gestión ambiental que garantice la minimización de
los impactos ambientales, incluyendo el aprovechamiento racional de los recursos naturales; la garantía
del uso y prácticas adecuadas de protecciones agrícolas; establecer una gestión ocupacional, supervi-
sando la reducción y control de los peligros y riesgos a los cuales los trabajadores están sujetos; y esta-
blecer una gestión de calidad del proceso productivo, garantizando una seguridad de los alimentos
producidos que es un sistema de gestión de calidad, con la finalidad de mejorar los patrones de los
productos de origen animal (carne), como así también de flores, frutas y vegetales frescos. Este fue
creado en Alemania en 1997 (www. gilgal.com.br/eurep/eurepgap.htm, 16/03/05). Para un análisis
más detallado, ver Van der Grijp, Marsden y Cavalcanti (2005).
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vender allá, entonces, usted no puede haber usado aquel
producto… la gente tiene que preocuparse más con aquello que
ellos aceptan en la realidad e intentar adecuar eso a lo que está
registrado en Brasily nunca es cil, a veces usted tiene una
plaga que aquello que esregistrado en Brasil no está aceptado
allá fuera... y viceversa”. (Productor de mango, 2004)
La palabra del productor revela la angustia de los productores al final del
año 2004 cuando la EUREPGAP se impuso. Esas determinaciones externas de pa-
trones de calidad estarían garantizando la inserción o la exclusión de determinado
productor en la cadena global de comercialización. Esa noción está basada en la
idea de una nueva división internacional del trabajo desencadenada por el actual
proceso de globalización, que bajo los auspicios del capital industrial e comercial,
tiene establecido, según Gereffi (1997), dos tipos distintos de redes económicas
internacionales en el primer tipo, según el autor, la coordinación de la red es asu-
mida por las industrias intensivas en capital y tecnología, como en el caso de las
industrias automovilísticas. En tanto en el segundo tipo, el poder de control de la
red es detentado por las empresas que comercializan los productos de las demás
empresas que componen la red. Así, el poder de insertar o de excluir productores
queda concentrado en las manos de los grandes distribuidores y designers de los
países desarrollados, que compran las mercaderías producidas por los productores
localizados en los países del Tercer Mundo (Gereffi, 1997).
A pesar de esas constataciones sobre las determinaciones externas en los
procesos productivos locales, hay una resistencia que permean los controles insti-
tuidos, las disputas tienden a expresarse cuando, por ejemplo, los colonos recla-
man de los rigores del control de calidad de sus mercaderías, estableciendo un
contraste entre lo que, según su evaluación, es un producto de buena calidad y el
tipo de evaluación que no acepta esa mercadería, porque no se encuadra en los
patrones de calidad requeridos. Para tales productores, como ya se mencionó pare-
ce que el suceso estaría en esos mercados formales. En tanto, viene siendo cada vez
más frecuente el surgimiento de mercados o estructuras de mercados alternativos,
como sugiere Bonanno (2003), tales mercados, orientados por movimientos sociales
llamado comercio justo (Renard, 2003) y otros en torno de los movimientos de slow
food o de apoyo a la agricultura orgánica, están atrayendo productores para el mer-
cado local, en términos de Brasil, las exigencias locales son menos rigurosas que las
externas.
Esa estrategia de comercialización en el mercado local es frecuentemente uti-
lizada por los productores del Valle de San Francisco, como estrategia cuando sus
productos están fuera del patrón de calidad internacional de los supermercados,
partes de cadenas globales, aun cuando esos supermercados admitan que no pue-
den mantener un comercio efectivo con pequeños productores familiares, por irre-
gularidades en la oferta de mercaderías, en los ejemplos encontrados en la investi-
gación realizada, se nota que los agricultores familiares reclaman por las exigencias
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impuestas por los supermercados; en general demandan mercaderías en un patrón
de calidad previamente definido, rigurosamente controlado en las centrales de
distribución; también, reclaman los productores, que el pago del transporte quita a
ellos la mayor parte de las ganancias de la venta de las mercaderías, como ya suce-
dió en otros momentos de la agricultura del Valle de San Francisco, dejan a los
productores familiares sin alternativas (Cavalcanti, 2006).
Se observa allí otro campo de poder en el cual se incluyen a los choferes y
otros trabajadores involucrados en lo que se convino llamar logística (Dias, 2005).
El transporte y distribución de los alimentos es realizado con significativos contro-
les sobre los varios trabajadores, incluyendo en estos a los trabajadores del campo,
de las transportadoras, de los supermercados, incluso a los gerentes.
La comercialización de esa producción pasa a ser realizada sobre todo vía in-
termediarios, principalmente aquellos instalados en el mercado del Productor de
Juazeiro. Aunque restringida, hay comercialización vía asociaciones -APROVALE
(Silva, 2001) para los pequeños productores y VALEXPORT para los grandes- y
cooperativas, de las cuales la CAJ (Pires, 2004), integrada por aproximadamente 30
medios productores, se destaca, con ventas superiores a R$50 millones anuales.
Ante la falta de cooperativas mejor estructuradas, los pequeños productores se
quejan del modo en que son comercializadas sus mercaderías, especialmente de las
formas de pago, bajo consignación y con plazos bien flexibles; y de la clasificación,
con selecciones bastante rigurosas, dejando descartes” voluminosos. Los riesgos,
de esas transacciones son, por lo tanto, transferidos a los productores. Los produc-
tores reclaman también por las fuertes oscilaciones de precios y demanda durante
el año de las packing houses.
Las exportaciones continúan, relativamente, con buen desempeño, reflejan-
do un gran esfuerzo de ventas en el mercado externo. En 2006, los exportadores
trabajaban con la perspectiva de por lo menos alcanzar números mejores. Una gran
preocupación en ese aspecto es con la ampliación de los tiempos de producción y
cosecha de México; los productores del Valle trabajaron siempre con la perspectiva
de aprovechar las “ventanas” ofrecidas por la exportación de aquel país. En la ac-
tualidad están descubriendo que México estaría invirtiendo en el cierre de tales
ventanas.
En general, existe el reconocimiento de los productores, como mencionamos
anteriormente, de que producir para el mercado interno sería más atractivo, por-
que son débiles los controles de los consumidores y también, los supermercados
que forman parte de las cadenas globales de alimentos están poco sensibles a ofre-
cer en sus góndolas un producto con una calidad reconocida internacionalmente.
En el contexto de esa cadena productiva del Valle de San Francisco, se desta-
ca el Mercado del Productor de Juazeiro/BA (Freire, 2004). En su configuración
actual, es el desdoblamiento del proceso de cultivo, en gran escala, implementado
en la región, por si se constituye en galpón comercial, en la cadena productiva para
el mercado interno, reforzando la polarización de Juazeiro/Petrolina en cuanto a
los municipios del entorno, dada su capacidad de almacenamiento de la produc-
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ción. Ese mercado se diferencia de los demás agentes exportadores de la región en
cuanto al establecimiento de patrones de calidad, especialmente por aceptar los
productos por debajo de los patrones exigidos para la exportación, observados por
las packing houses y aún aquellos que provienen de los pequeños productores fuera
del circuito exportador.
Localizada en la región metropolitana de Recife, una central de abasteci-
miento funciona de lunes a bado para atender al público, Allí, del lado de los
compradores para las ferias locales, se destacan aquellos distribuidores vinculados
a los supermercados
7
la tasa cobrada en la entrada de los cargamentos es única,
independientemente del volumen de las mercaderías traídas
8
. Se estima que existe
actualmente una media de 7.500 personas desarrollando algún tipo de actividad
profesional en la CEASA-PE, sea como permissionários fijos y no fijos, como trabaja-
dores formales institucionales formales directos, formales indirectos, informales
directos e informales indirectos.
Es digno hacer notar como bien registra Nascimento (2005) un galpón donde
los principales productos comercializados son los cereales y frutas de mesa. La
mayoría de las tiendas que allí funcionan, principalmente las que comercializan
frutas de mesa, cuidan mejor los productos que llegan generalmente en camiones
con temperatura controlada, acomodados generalmente en cajas de cartón, donde
se ve impresa su procedencia; siendo cargados por empleados de la misma empre-
sa hasta las cámaras de frío existentes en su interior; sus empleados también son
entrenados para definir la calidad de los productos a partir de criterios como el
tamaño, el peso, la apariencia, el olor y la temperatura del producto
9
. El número de
pérdidas de productos en ese galpón es relativamente bajo. Próximo a la salida
lateral, un supermercado de tamaño medio, climatizado y con paredes de vidrio,
atrae gran cantidad de consumidores.
Esas diferencias entre los espacios ocupados por distintos compradores en la
CEASA son reveladoras de esas desigualdades que se manifiestan en las cadenas
agroalimentarias, en una misma central pública de distribución, en las cuales algu-
nos de los consumidores son también beneficiados, según los patrones locales.
Mientras tanto, aun siendo relativamente pequeño el número de permisionarios
relacionados a las grandes redes mayoristas, supermercados, principalmente los
locales y de tamaño medio, continúan siendo compradores importantes de los pro-
ductos de la CEASA, juntamente con las ferias y proveedores.
7
Debido a la rigidez en cuanto a los horarios de llegada de los cargamentos establecidos por las grandes
redes de supermercados, algunos comerciantes que mantienen vínculos con esos establecimientos son
autorizados, mediante la presentación previa de un pedido escrito en la Gerencia de Abastecimiento, a
entrar en la CEASA también los domingos o en los horarios en que la central se encuentra cerrada.
8
En la CEASA no existe una separación rígida entre establecimientos que comercializan diferentes tipos
de productos, después de todo, podemos encontrar espacios para el comercio de comidas (restaurantes
y kioscos), así como tiendas de pulpa de frutas, frigoríficos, mini-mercados.
9
En general, esos criterios varían de acuerdo con las exigencias del local para donde es destinado ese
producto.
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Algunas reflexiones finales
La conformación de la trama social constituye un proceso complejo y diná-
mico a lo largo del cual se van definiendo y redefiniendo relaciones entre los dife-
rentes actores sociales. La contribución teórica y metodológica de trama social per-
mite identificar los actores sociales y las relaciones diferenciales que se establecen
entre ellos: empresas regionales y trasnacionales, pequeños y medianos producto-
res, el estado en sus distintas jurisdicciones, asociaciones mixtas, cooperativas,
organizaciones no gubernamentales, entre otros. Las acciones de los actores indivi-
duales, colectivos e institucionales, y las negociaciones locales tienen lugar no sin
condicionamientos estructurales y controles globales.
En El Chañar, y a partir de los ´90, se observan cambios en el tipo de relacio-
nes establecidas al interior de la trama analizada: en el control de la trama -gran
capital privado-, en la composición y funcionamiento -complejas relaciones entre el
mercado y el Estado-, y en la participación de la inversión extranjera -presencia de
nuevos capitales agrarios y extra-agrarios transnacionales o en asociación con capi-
tales extranjeros-. En definitiva se trata del establecimiento de relaciones intensas
entre el Estado y el Mercado y débiles de la sociedad civil con estos actores.
En el valle de San Francisco las tramas tejidas entre los diferentes actores,
movidas por los poderes de los diferentes capitales aportan a la región un proceso
continuo de transformación de las relaciones sociales por el cual distintos partici-
pantes de las cadenas agroalimentarias, pasan a moverse de acuerdo con lo que
definen las certificaciones y no siendo así buscan encontrar salidas más adecuadas
a sus propias pautas e interese, respondiendo a los activos mecanismos de restric-
ción a las oportunidades que ofrecen en ese complejo campo de fuerzas que se
desenvuelve en la región. Se desarrollan en la actualidad, en las regiones estudia-
das, estrategias varias, buscando la legitimación de territorios y de modos de vida,
juntamente con la entrada de nuevos capitales que se vuelcan a la producción de
vinos que se encuentran en sus pasos iniciales tanto en el valle de San Francisco
como en la Patagonia ávidos por registrar las especificidades y exotismos de los
productos de esas regiones, de modo de incrementar la velocidad de rotación del
capital a través de las nuevas denominaciones, del exotismo y las historias locales.
La configuración de la trama social y su manifestación territorial es la expre-
sión tanto del accionar del gran capital privado como de la intervención diferencial
del Estado al incentivar la organización empresarial a escala. La lógica expansiva a
nivel territorial de grandes empresas integradas estaría acentuando la concentra-
ción económica y tal como menciona Joan-Eugeni Sánchez, “el espacio es el lugar
donde se desarrollan las estrategias del poder. por el hecho de que toda acción
social requiere un soporte físico (el espacio); conocer y dominar el espacio es im-
portante tanto para quienes quieren mantener su dominio como para quienes quie-
ren modificarlo” (Sánchez, 1981: 224).
Esta nueva red de relaciones en el proceso de organización y expansión fru-
tícola, reafirma la fuerza expansionista del capitalismo basada en un inexorable
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ciclo de reproducción ampliada cuyos principios son: incorporación selectiva de
tecnología cambios varietales, intensificación de la producción primaria, automa-
tización de la clasificación y del empaque, regulación internacional de los controles
de calidad-, producción agrícola de calidad para exportación, concentración y cen-
tralización del capital, internacionalización de la producción y precarización de las
formas de contratación laboral.
Al analizar las áreas estudiadas coincidimos cuando plantea Lara (1998) que
la intensificación de la globalización de los mercados representa para el mercado
agrícola la casi saturación de los espacios tradicionales. Este hecho mueve al sector
agrícola en la dirección de una reestructuración productiva que impulsa al sector
productivo hacia una agricultura flexible, con el surgimiento de nuevas tecnologías
y mecanismos de gestión flexible de recursos de la producción, ajustados a un nue-
vo contexto de crisis del mercado agrícola, marcado por una demanda fluctuante e
inestable. Con eso se asiste al surgimiento de lo que la autora llama demanda fabri-
cada, proceso que se concretiza con la constitución de los sistemas agroalimentarios
en cuanto cadena productiva y con la consecuencia en los cambios de la orienta-
ción de los principales agentes de ese sector y en las tramas sociales en las cuales
participan.
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Tramas sociales y nuevos territorios. Aportes a la comprensión de las relaciones entre
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Fecha de recepción: 22/04/2022
Fecha de aceptación: 29/06/2022