Documentos 91
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 56 – 1er. semestre de 2022
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 90-94
estar siempre a la orden del patrón o del mayordomo mismo. Esto hace que la ma-
jada a su cuidado con interés, sea mal atendida por las mismas exigencias de aque-
llos, lo que le sirve de pretexto para aplicarnos repetidas multas que dan por resul-
tado quedarse con nuestro trabajo, pues es evidente que ningún interesado saca uti-
lidad al fin de su contrato. En los puestos que se nos dan no se nos permite tener
unas cuantas vacas lecheras, ni más caballos que los indispensables para el servicio.
Si tenemos familia, con menores de ocho años, no permiten los estancieros que ellos
sean alimentados con el producto bruto de la majada que cuidamos, sino que se nos
hacen un enorme descuento. Si los mayores pasan de esa edad, nos obligan a que
éstos sean los cuidadores de las ovejas y dejando abandonadas nuestras familias va-
yamos a prestar servicio sin retribución alguna en las diferentes faenas de la estancia.
Como no contamos con ningún dinero, las cosas más indispensables para la vida las
tenemos que comprar al fiado, con un enorme recargo y de tan mala calidad que
hacen peligrar la salud nuestra, de nuestras esposas e hijos, si los tenemos. Socios
tauros o en condiciones leoninas, según la expresión de un conocido abogado, nues-
tros patrones ajustan las cosas de tal manera, que se quedan con todo el producto de
la sociedad, y nosotros poco menos que en cueros o en traje de nuestro padre Adán.
Y lo que sucede con los cuidadores de ovejas, es poco más o menos lo que acontese
con los demás trabajadores a quienes se les retribuye tan mezquinamente su trabajo
que jamás alcanza a subvenir a las más apremiantes necesidades de la vida, ni am-
pararnos en los beneficios de nuestras hermosas leyes, que tutelan a todas las perso-
nas para que puedan ser útiles a la sociedad y a la patria. Nuestros hijos careciendo
de hasta el abrigo que no podemos proporcionarles honradamente, mal pueden pen-
sar en ir a la escuela a fecundar inteligencia, por más que éstas se hayan desparra-
madas por todo el territorio de la Nación. Nuestras mujeres abandonadas casi siem-
pre por el alejamiento a que nos obligan nuestros patrones convertidos en amos, son
víctimas de las asechanzas de esto…”.
La Vanguardia (periódico del Partido Socialista), 9 de abril de 1904.
“…el patrón de la estancia, muy conocido en Córdoba acostumbrado como
está a tratar a sus pobres gauchos embrutecidos por el alcohol y el régimen teocrático
que aún perdura tierra adentro, es dueño de policías y de jueces, como todos los
demás patrones de estancia. Y de ahí, como ya lo hemos dicho, no salgan al campo
los trabajadores por nada, esto es; por no ser víctimas de la civilización argentina
ostentada por terratenientes y seídes”.
La vida del obrero en el campo. La Protesta (periódico anarquista), 24 de octubre
de 1903.
Un patriota me decía en una ocasión que la provincia de Entre Ríos, era sin
disputa, la más rica del mundo en donde el obrero era feliz (¿) pues se formaba una