Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 48 | 1er. Semestre de 2018
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 48 - 1er semestre de 2018
Los campesinos latinoamericanos frente
a la transición capitalista epocal:
¿hacia una salida autoritaria de la crisis?1
Blanca Rubio2
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Resumen
El objetivo del artículo consiste en analizar la fase de transición ca-
pitalista que transcurre del 2003 hasta la fecha, en particular la
etapa de salida de la crisis que inició en el año 2014 con el declive en
los precios de las materias primas. Se trata de una etapa en la cual
el capital transnacional busca superar la crisis del 2008, mediante
una estrategia que fortalece la explotación de la fuerza de trabajo y
el saqueo de los recursos naturales. Se indaga el impacto de dicho
proceso sobre los países latinoamericanos y los pequeños produc-
tores rurales.
Palabras clave: Transición - Crisis - Dominio - Despojo - Hegemonía
1 Una primera versión de este artículo fue presentada como ponencia en el XX En-
cuentro de Economía Mundial celebrado en la Universidad de Almería España el 10
de mayo de 2018. Agradezco el apoyo brindado por Jorge Tripp en la recopilación y
sistematización de la información utilizada.
2 Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, México. Correo
electrónico: blancaa@unam.mx
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Summary
The Latin American peasants facing the capitalist transition:
towards an authoritarian exit from the crisis?
This article aims to analyze the capitalist transition phase from
2003 to date, in particular the stage of the end of the crisis which
began in 2014, with the decline of raw material prices. It is a time
in which transitional capital seeks to overcome the crisis of 2008
through a strategy that strengthens the exploitation of labor and the
plundering of natural resources. We will investigate the impact of
this process in Latin American countries and small rural producers.
Key words: Transition - Crisis - Dominion - Dispossession - Hegemony.
Introducción
El capitalismo se encamina hacia una de las fases más oscuras de
su desarrollo: la salida de las crisis del régimen de acumulación y de la
hegemonía mundial.
Como ha ocurrido en otras etapas, el capitalismo atraviesa ac-
tualmente por una fase de transición, que implica la transformación del
régimen de acumulación neoliberal, pero también el declive del hege-
món mundial, con lo cual ha imperado a partir de 2003, un escenario
de turbulentos cambios de gran calado, que tienden a agudizarse con la
salida de la crisis y el ascenso hacia nuevas reconfiguraciones capitalis-
tas e inéditas formas de poder mundial.
Si quisiéramos hacer un paralelismo de la situación actual con la
transición de la hegemonía británica hacia la norteamericana, estaría-
mos ubicados en el período que transcurre entre principios de los años
treinta del siglo XX y el fin de la segunda guerra mundial en 1945, es
decir, la salida de la crisis de la gran depresión de 1929. Fueron, sin lu-
gar a dudas, los años más álgidos de dicha transición, en los cuales ocu-
rrió una conflagración mundial, como la única alternativa que encontró
el sistema para superar la crisis capitalista y el declive hegemónico de
Inglaterra.
En la actualidad, además de los avatares propios de la salida de la
crisis, el mundo enfrenta una gran debacle ambiental que otorga a esta
transición el carácter de una crisis civilizatoria (Bartra, 2013).
La fase de salida de la crisis es comandada por Estados Unidos,
a través de una estrategia autoritaria y neofascista encabezada por Do-
6 Blanca Rubio
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nald Trump, quien intenta con ello preservar el poder de Estados Uni-
dos ante la decadencia inminente de su poderío. Sin ánimos catastrofis-
tas, se trata de un proyecto muy agresivo tanto en el plano económico
como en el militar, que puede poner en peligro la propia sobrevivencia
de los habitantes del planeta.
De ahí la importancia de analizar la fase de salida de la crisis y
las implicaciones que trae consigo, así como las tendencias que se perfi-
lan en el corto y mediano plazo.
La etapa de salida de la crisis inició en 2014, a partir de la caí-
da de los precios de las materias primas en el ámbito mundial, y de
la incipiente recuperación económica de los países desarrollados. Por
ello constituye un fenómeno aun inconcluso, pero ya afianzado en un
conjunto de acontecimientos inscritos en la reconfiguración capitalista
mundial.
Estamos conscientes de los riesgos que significa analizar una eta-
pa que aún no culmina y que transcurre en el momento de realizar
el análisis. Sin desconocer la audacia de dicha empresa, consideramos
que resulta relevante conocer las tendencias mundiales actuales, para
encontrar la forma de enfrentar los filos más agresivos de la etapa que
nos tocó vivir.
En este contexto, el objetivo del artículo consiste en analizar la
fase de salida de la crisis mundial y su impacto sobre los países de Amé-
rica Latina y en particular sobre los pequeños productores rurales. Se
parte de la hipótesis según la cual, los campesinos ingresaron a una
etapa de precios altos de las materias primas agrícolas y mecanismos
incluyentes en algunos países, durante la primera fase de la transición
-2003-2014-, mientras que, en la salida de la crisis enfrentan procesos
de desestructuración de sus formas productivas, ante el declive de los
precios de las materias primas, el acaparamiento de sus recursos natu-
rales y el combate a la migración ilegal hacia los centros desarrollados,
principalmente por parte de Estados Unidos.
En la primera parte de la ponencia se analiza la fase de transición
capitalista mundial, mientras que en el punto dos se aborda la etapa
de salida de la crisis. En el punto tres se analiza el proyecto de Donald
Trump para recuperar la hegemonía mundial, mientras que en el punto
cuatro se aborda el impacto de dicho proceso sobre América Latina. En
el punto quinto se analizan las repercusiones de la actual etapa sobre
los pequeños productores rurales de América Latina y al final se propo-
nen algunas conclusiones.
Los campesinos latinoamericanos frente a la transicn capitalista 7
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1. La fase de transición capitalista mundial: 2003-
Las fases de transición constituyen procesos en el desarrollo capi-
talista en las cuales se fracturan los mecanismos para la continuidad de
un régimen de acumulación o bien de un dominio hegemónico mundial.
Constituyen por tanto un interregno en el cual aún son dominantes los
procesos previos, pero han entrado en decadencia, con lo cual ocurren
tanto los fenómenos de ruptura como los de emergencia en una amal-
gama abigarrada de transformaciones tumultuosas. Son a la vez declive
y reconfiguración del capitalismo, y por tanto suelen albergar procesos
de caos a todos los niveles del sistema. Se caracterizan por un cúmulo
de transformaciones que derivan en procesos violentos, ante la incapa-
cidad de los estados para sostener la institucionalidad construida, con
lo cual afectan gravemente la vida y la cotidianidad de la población
mundial.
En la historia del capitalismo reciente han ocurrido tres fases de
transición capitalista mundial. La primera ocurrida de 1918 a 1945, la
cual marca el declive del régimen liberal y la decadencia del imperio
británico, así como su sustitución por el imperio norteamericano. La
segunda transición ocurrió de 1973 a 1982, en la cual declinó el régi-
men de acumulación conocido como “sustitución de importaciones” y
se inició el declive hegemónico de Estados Unidos. La tercera transición
ocurre actualmente, a partir del 2003.
Las transiciones en las cuáles coinciden el agotamiento de un ré-
gimen de acumulación y de un imperio, suelen ser de gran profundidad
y transcendencia, como la que ocurrió en el período de entreguerras
a principios del siglo XX y la que actualmente transcurre en el ámbito
mundial.
Si bien la transición hegemónica actual se inició en los años se-
tenta, cuando Estados Unidos perdió el liderazgo mundial como gran
potencia productiva, al declinar el crecimiento de la productividad del
trabajo de este país en relación a Alemania y Japón, no es, sino hasta
la década de los años 2000, que dicha transición ingresa en una “crisis
de hegemonía”.
“Hablaremos de crisis de hegemonía para designar una situación
en la que el Estado hegemónico vigente carece de los medios o
de la voluntad para seguir impulsando el sistema interestatal en
una dirección que sea ampliamente percibida como favorable,
no solo para su propio poder, sino para el poder colectivo de los
grupos dominantes del sistema” (Arrighi, 2007:160).
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En este contexto, la transición capitalista y la crisis hegemóni-
ca mundial, atraviesan por tres etapas claramente diferenciadas hasta
donde ha avanzado el proceso. La etapa de emergencia de la transición
capitalista y de las condiciones para el estallamiento de la crisis que va
de 2003 a 2007; la etapa de crisis capitalista y valorización de las mate-
rias primas que abarca de 2008 a 2013 y la etapa de salida de la crisis
capitalista y de hegemonía mundial que inicia en 2014 y transcurre
hasta la fecha.
1.1 La emergencia de la transicn: 2003-2007
A partir del año de 2003 se generaron las condiciones para el
estallamiento de la crisis capitalista mundial y la crisis de hegemonía
de Estados Unidos.
En primer lugar, Estados Unidos emprendió la segunda guerra de
Irak con el fin de apropiarse del petróleo de este país, ante el declive
de las reservas probadas de su área de influencia en México y el mar
del Norte. Sin embargo, enfrentó una derrota virtual pues como dice
Jalife Rahme, “el ejército más poderoso del planeta no pudo derrotar
con sus 150 mil efectivos a 20 mil insurgentes sunitas, ni controlar sus
yacimientos petroleros (Jalife-Rahme, 2007:9).
Esta derrota marcó el inicio de la crisis de hegemonía de Estados
Unidos, en tanto el poder empezó a ejercerse ya no como consenso, sino
solamente como dominio. Como señala Arrighi:
“En resumen, lejos de servir para establecer los cimientos de un
segundo siglo americano, la ocupación de Irak ha socavado la
credibilidad del poder militar estadounidense así como la cen-
tralidad de Estados Unidos y su moneda en la economía política
global y ha fortalecido la tendencia hacia el surgimiento de Chi-
na como alternativa al liderazgo estadounidense en Asia oriental
y más allá” (Arrighi, 2007:222).
En cuanto a la transición del régimen de acumulación, esta se ini-
ció con la crisis asiática ocurrida en 2002-2003, llamada de las “punto.
com” en tanto tuvo su epicentro en los bienes electrónicos.
Con el fin de enfrentar los efectos de la crisis, Estados Unidos
redujo las tasas de interés, con el objetivo de impulsar la inversión pro-
ductiva. Este hecho, sin embargo, trajo consigo la devaluación del dólar:
“Desde enero del 2002 hasta mayo del 2008, el dólar se depreció en
relación al euro, al yen y la libra en 44%, 24% y 28% respectivamente”
(IICA-SELA, 2009:10).
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Dicha devaluación provocó el incremento en el precio del hidro-
carburo, toda vez que esta expresado en dólares. Al declinar el valor de
la moneda, los países productores, en este caso de la OPEP, tienden a
elevar el precio del petróleo para resarcirse de las pérdidas. Como re-
sultado, los precios del petróleo subieron hasta el pico de 132,55 dólares
por barril en julio de 2008, y se mantuvieron arriba de los 100 dólares,
con altibajos, hasta octubre de 2014. Con este aumento vino también
e de las materias primas agrícolas y los metales, pero sobre todo, se
generaron las condiciones para la financiarización de las commodities,
ante la incertidumbre que generó el incremento en el precio del crudo.
De esta suerte, durante el período de 2003 a 2007 se genera-
ron las condiciones para la crisis capitalista mundial y hegemónica: la
pérdida del control de los precios del petróleo por Estados Unidos, la
financiarización de las commodities y la pérdida del consenso mundial
por la primera potencia mundial.
1.2 La crisis capitalista: 2007-2013
El aumento en el precio del petróleo empezó a erosionar la cuota
de ganancia al elevar los costos de producción en todo el mundo; pero
además, abrió el flanco para que los flujos de inversión especulativa
se orientaron hacia el hidrocarburo como efecto refugio, echando más
leña al fuego en la hoguera de las cotizaciones del combustible. Dicho
aumento se conjuntó en 2007, con la crisis capitalista iniciada original-
mente en el sector inmobiliario de Estados Unidos. Toda vez que duran-
te el neoliberalismo imperó una forma de acumulación centrada en la
sobreacumulación, es decir, el sobrante de plusvalía sin posibilidades
de invertirse rentablemente en la esfera productiva, fue creciendo el
flujo de capitales hacia la esfera especulativa, fortalecida e impulsada
por los gobiernos de los países desarrollados. Se formó así una burbuja
de valor sin representación productiva que estalló en 2007 bajo la for-
ma de crisis inmobiliaria, la cual dejó sin hogar a miles de ciudadanos
norteamericanos. Cuando sobrevino la crisis, los fondos financieros in-
vertidos en este terreno fluyeron hacia las commodities, el petróleo y los
granos, lo cual generó el alza inédita de los precios de los alimentos. En
2008 estalló la primera fase de la crisis alimentaria. A fines de este año,
el 15 de septiembre, el “lunes negro”, estalló la crisis financiera con la
quiebra de la empresa Lehman Brothers, mientras que en el 2009, hizo
su aparición la crisis productiva, que afectó inicialmente a las empre-
sas automotrices de Estados Unidos y Europa. En el 2010-2011 se hizo
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presente la segunda fase de la crisis alimentaria, mientras que la Unión
Europea cayó en una profunda recesión en el 2013.
“La crisis financiera internacional de 2008-2010 debe ser vista
como expresión del agotamiento del neoliberalismo como régi-
men socio institucional e ideológico prevaleciente a escala inter-
nacional, así como el empoderamiento de las naciones ascenden-
tes en el escenario mundial” (Dabat et al., 2015:76).
2. La salida de la crisis capitalista y hegemónica mundial:
2014-
La etapa de salida de la crisis capitalista, constituye en primer
lugar, la última fase de la transición. Es aquel período posterior a la
crisis de fase en el que se logran imponer los aspectos regeneradores de
la transición, es decir el surgimiento de un nuevo régimen de acumu-
lación y de una nueva potencia hegemónica. Es, sin embargo, la etapa
más oscura, pues para lograr este salto, el capital de vanguardia echa
mano de mecanismos muy agresivos de subordinación de la clase traba-
jadora, para elevar la cuota de plusvalía y generar las condiciones para
la recuperación de la cuota de ganancia. Asimismo, el enfrentamiento
entre las potencias por la obtención del poder mundial compromete la
paz y puede desembocar en una guerra mundial.
La fase de salida de la crisis, no implica por tanto solamente, la
recuperación del crecimiento mundial y de las potencias principales.
Puede ocurrir en ella la recuperación e incluso otra recesión, o bien una
etapa de estancamiento, antes de consolidar cabalmente la expansión
capitalista basada en mecanismos inéditos de explotación del trabajo
sobre una nueva base tecnológica. Por tanto, las etapas de salida de
la crisis pueden ser prolongadas e incubar en ellas los monstruos más
funestos del capitalismo.
A diferencia de otras etapas similares, esta ha tenido un arranque
lento y farragoso, debido a la respuesta que dieron los gobiernos de los
países desarrollados a la crisis capitalista ocurrida en el 2008. En lugar
de regular el comportamiento del capital financiero que fue el factor
determinante, aunque no causal, en el estallamiento de la crisis, los
gobiernos impulsaron el rescate a las empresas financieras para detener
la escalada de quiebras bancarias.
Dicho rescate en su conjunto alcanzó cerca de 5.7 billones de
dólares a los que se agregaron 800 mil millones de dólares del Plan
Los campesinos latinoamericanos frente a la transicn capitalista 11
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de Recuperación y Reinversión del Presidente Obama (Marichal, 2010:
306). Este proceso incidió fundamentalmente en el ámbito financiero,
pues los créditos de la industria y el comercio no prosperaron. “Las
instituciones financieras primero y los bancos después utilizaron esta
liquidez para invertir en los mercados financieros” (Salama, 2010: 26).
Esto indica que el rescate significó solamente un paliativo que
permitió que la actividad capitalista continuara, pero sin enfrentar los
orígenes que provocaron la debacle: “Los bancos rescatados del naufra-
gio porque ‘eran muy grandes’, ahora protagonizan una nueva secuen-
cia de concentración financiera y centralización en las decisiones en un
puñado de ejecutivos” (Marichal, 2010: 7).
De esta manera, la recuperación inicial fue resultado de un pro-
ceso en el cual se generó una solución fortaleciendo los mecanismos
de dominio que se encontraban en decadencia, es decir, el del capital
financiero sobre el productivo y el rescate de las élites especulativas
que habían detonado la crisis. Por ello fue una salida falsa de la crisis
que no modificó un ápice la forma de funcionamiento del modelo neo-
liberal.
Aun cuando la crisis se amainó en 2010 y el sistema pudo conti-
nuar, el proceso recesivo continuó hasta el año de 2014, cuando cayeron
los precios del petróleo y las materias primas industriales y agrícolas.
El precio del hidrocarburo se desplomó en 2014 de un promedio
de 110 dólares que había alcanzado a partir de 2011, hasta 45 dólares el
tipo West Texas Intermediate (WTI). Dicho declive marca, desde nues-
tra perspectiva, el inicio de la salida de la crisis debido a que expresa el
hecho, según el cual, Estados Unidos retomó el control del hidrocarburo
a nivel mundial, con lo cual se establecieron de nuevo costos bajos para
el proceso industrial.
Este acontecimiento se logró, en primer lugar, a través del im-
pulso del gas y petróleo shale, que generó un aumento importante en la
oferta y convirtió a Estados Unidos en un exportador del hidrocarburo,
reduciendo significativamente sus importaciones:
“Derivado de importantes aumentos en productividad, apenas
en abril de 2015 EE:UU., consiguió producir más de 9,6 kbd (mi-
les de barriles por día) de petróleo crudo, el nivel más elevado
conseguido desde la década de los setenta” (Cardoso, 2015:155).
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Para 2015 había un exceso en la oferta mundial de 1,5 kbd, que
llegaa en 2016 a 400 kbd (Cardoso, 2016: 172), como resultado, ade-
más del impulso del fracking; de la negativa inicial de Arabia Saudita de
reducir la oferta para elevar el precio.3
El aumento en el precio del petróleo vino acompañado de dos
procesos importantes que marcan también el punto de inflexión de la
transición. Por un lado, la revaluación del dólar en relación con las otras
monedas de los países desarrollados:
“El dólar de EE.UU. se ha apreciado aproximadamente 6% en
términos efectivos reales desde la edición de octubre de 2014 del
informe WEO. El euro y el yen, por el contrario, se han deprecia-
do alrededor de 2 y 8%, respectivamente” (FMI, 2015:2).
Por otro lado, el inicio de una recuperación moderada en Estados
Unidos que partió en 2014, pues mientras el PIB de este país había caído
al -03 y -2,8% en 2008 y 2009, alcanzó tasas moderadas del 2,4% en
2014 y 2015, y llegó al 2,3% en 2017 (Bankinter, 2018: 4).
En cuanto a la econoa mundial el FMI prevé que el crecimiento
mundial aumente moderadamente desde 3,1% en 2016 hasta alcanzar
3,4% en 2017 y 3.6% en 2018 (FMI, 2017:1).
Este crecimiento, sin embargo, es muy moderado y puede toda-
vía enfrentar problemas para consolidarse como se verá más adelante.
Mientras en la década de los ochenta, la salida de la crisis del modelo
de sustitución de importaciones fue contundente, pues Estados Unidos
creció a tasas del 4,6% en 1983 y llegó a alcanzar hasta 7,3% en 1984
(BEA, 2015); 10 años después de la crisis actual la potencia del norte,
en cambio, continúa con tasas muy bajas de crecimiento.
En este contexto, considero que aunque se ha salido de la fase
aguda de la crisis, no se alcanza la recuperación cabal, porque como
señalamos, no se han resuelto las causas originarias de este fenómeno,
entre ellas el dominio del capital financiero sobre el productivo, que lle-
va a impulsar un modelo que tiene agotados sus motores de arranque.
3 En 2017 Arabia Saudita comandó el acuerdo para la reducción de la producción de
petróleo, con lo cual se logró el aumento de dichas cotizaciones, las cles rondan
para junio de 2018 entre 65 y 75 dólares el barril, debido al desplome de la produc-
ción en Venezuela.
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3. El proyecto autoritario de salida de la crisis: las políticas
de Donald Trump
El gobierno de Donald Trump es una clara expresión de la deca-
dencia del imperio norteamericano, en tanto encarna con sus políticas
delirantes la degradación política de una sociedad ahíta de poder.
Las declaraciones egocéntricas del mandatario, los continuos
cambios de los funcionarios de su gabinete, los esndalos familiares,
el nepotismo descarado, el agresivo lenguaje sin mediaciones que acos-
tumbra utilizar contra los países latinoamericanos, pueden dar la im-
presión de un gobernante en estado de locura que no tiene idea de cómo
conducir a la primera potencia mundial. Pero cabe entonces pregun-
tarse, más allá de contar con la mayoría republicana en el Congreso,
¿por qué sigue ahí?. Y aún más, ¿cómo es posible que se encuentre ya
preparando su reelección?
Lo que puede derivarse de lo anterior, es que el gobierno de Do-
nald Trump se ha afianzado porque es útil a la clase en el poder, fun-
damentalmente al capital financiero y corporativo norteamericano y
mundial (Chomsky, 2018).
Sus propuestas proteccionistas no deben confundirse con una es-
trategia de desarrollo de orden neokeynesiano, sino como señala Luis
Arizmendi:
“’Make America great again’ es un eslogan que representa un
proyecto, indudablemente confuso pero intransigente, de recon-
figuración del capitalismo estadounidense y de su poder geopo-
lítico para la disputa por la hegemonía mundial” (Arizmendi,
2016).
Se trata de una estrategia autoritaria de salida de la crisis capi-
talista y de sostenimiento y recuperación del poder mundial debilitado.
Pretende en primer lugar recobrar el liderazgo en la producción
industrial de vanguardia, para lo cual ha desplegado una política con-
sistente en hacer retornar a las industrias instaladas en países de bajos
salarios, sobre todo automotrices, bajo la amenaza de imponerles aran-
celes a las ventas dirigidas hacia Estados Unidos.
Junto con ello, ha impulsado la Reforma Fiscal con el fin de redu-
cir los impuestos fundamentalmente a las empresas, buscando impulsar
la inversión y el crecimiento del empleo. Aun cuando los analistas con-
sideran poco efectiva esta medida, ha sido bien recibida por el capital
financiero y corporativo, pues aunque no consiga elevar la inversión les
significa mayores ingresos.
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Pretende fortalecer la alianza con el sector obrero blanco que le
dio el voto, con el fin de contar con una base social importante para las
embestidas de poder y expansión militar, muy parecida a la alianza que
estableció Hitler con la clase obrera alemana.
El proyecto de fortalecimiento industrial y salida de la crisis pasa
por el impulso de la cuota de explotación en los sectores no blancos,
como los inmigrantes, a través de las políticas antinmigrantes, mani-
fiestas en el proyecto de construcción del muro con México y el incre-
mento en un 43% de los Inmigrantes ilegales detenidos en lo que va de
su gobierno (Notimex, 2017).
En cuanto a la geopolítica, pretende enfrentar a China como su
principal rival, primero con la fallida alianza con Rusia, al descubrirse
el contubernio para ganar las elecciones, y después a través de la guerra
comercial recién emprendida en la cual ha impuesto, un arancel de 25%
a la importación de acero y 20% a la de aluminio, en marzo del 2018,
con el fin de golpear a uno de sus principales abastecedores de estos
metales que es precisamente el gigante asiático (González y Alegría,
2018). En este mismo tenor, pretende golpear militarmente a los aliados
de China y Rusia como Corea del Norte e Irán con el fin de debilitarlos.4
En cuanto a su estrategia llamada “desglobalizadora”, con la sali-
da de Estados Unidos del TPP y la renegociación del TLCAN con México
y Canadá, se encuentra basada en una visión según la cual, los Trata-
dos Comerciales implican reglas espejo en el intercambio de mercancías
que impiden a Estados Unidos apropiarse directamente del excedente
producido. En el caso del TLCAN el país del norte pretende imponer
aranceles a los bienes exportados por México a la vez que dejar libres
de arancel los bienes exportados por Estados Unidos. Toda vez que las
exportaciones mexicanas a Estados Unidos representan el 80% del total
de sus exportaciones, México se encuentra en una posición frágil frente
al gigante del norte, quien pretende imponer un comercio desigual a su
favor por la vía de la superioridad comercial.
Si bien las políticas de Donald Trump constituyen una propuesta
falsa” para salir de la crisis, pues en lugar de fortalecer su poderío
industrial y recuperar su fuerza geopolítica mundial tienden a hundir-
lo más, constituyen formas autoritarias para restablecer su lugar en el
mundo.
Cabe hacer notar que las medidas impulsadas por Donald Trump
pueden llevar a una recesión, como es el caso de la guerra comercial,
4 Prueba de ello es el abandono por parte de Estados Unidos del Acuerdo Nuclear con
Irán el 8 mayo del 2018.
Los campesinos latinoamericanos frente a la transicn capitalista 15
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toda vez que la imposición de aranceles lleva a elevar los precios de los
productos, reducir los mercados y con ello declinar las ganancias, como
ocurrió con la Ley Hawley-Smoot en Estados Unidos que trajo consigo
el incremento de los aranceles de 890 artículos durante el gobierno de
Herbert C. Hoover. La guerra comercial no fue la causa de la gran de-
presión de 1929, pero si contribuyó a profundizarla pues los flujos del
comercio internacional se desplomaron de 5,3 a 1,8 millones de dólares
(Nadal, 2018).
En este contexto, las medidas impulsadas por Donald Trump para
recuperar el poder perdido, pueden resultar contraproducentes y pro-
longar la recesión y el estancamiento, ante lo cual podría recurrir a las
acciones militares para imponer sus decisiones, lo que convertiría inevi-
tablemente a la guerra mundial en la única alternativa para salir de la
crisis como ocurrió en 1939.
4. El impacto de la salida autoritaria de la crisis en América
Latina
En América Latina, la transición generó una oleada de gobiernos
antineoliberales que no ocurrió en ninguna otra región del mundo. Fue
en esta región donde surgió el neoliberalismo y donde también se frac-
turó tempranamente (Sader, 2009).
Mientras en los países desarrollados se hizo presente la crisis,
los países emergentes registraron una fase de expansión en gran parte
provocada por el incremento en el precio de las materias primas y por
la inversión de capital extranjero en sus territorios. Países comandados
por China e India con tasas de crecimiento anual del 10%; en América
Latina Argentina, Bolivia y Brasil registraron tasas por encima del 6%
anual durante el período de 2003 a 2013 (FMI, 2014: 142 y 145).
En este marco, ocurrió el ascenso de un polo contrahegemónico
en América Latina. Debido al declive de poder de Estados Unidos y su
orientación militar hacia Irak, se abrió un espacio de relativa libertad
política para un conjunto de países en la región, los cuáles a través de
la contienda electoral fueron cambiando los gobiernos alineados por
aquellos disidentes del neoliberalismo. Los llamados, por Emir Sader,
postneoliberales —Venezuela, Bolivia y Ecuador—, los progresistas —
Brasil, Argentina, Uruguay—, y los países centroamericanos como Ni-
caragua y El Salvador (Sader, 2009).
16 Blanca Rubio
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Figura 1. Precio internacional de granos básicos.
Enero 2000 - Enero 2017. Precios mensuales, USD tonelada métrica
0
100
200
300
400
500
600
700
800
900
1000
1100
0
50
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150
200
250
300
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400
450
500
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ene-01
ene-02
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ene-07
ene-08
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ene-14
ene-15
ene-16
ene-17
Figura 01
Precio internacional de granos básicos. Enero 2000 -Enero 2017
Precios mensuales, USD tonelada métrica
Maíz Arroz Soya Trigo Sorgo
Fuente: Elaboración propia con base en International Monetary Fund, IMF, http://ww w.imf.org
Actualizado el 24 de enero de 2017
Fuente: Elaboracn propia con base en International Monetary Fund, IMF, http://www.imf.
org. Actualizado el 24 de enero de 2017.
Dichos gobiernos impulsaron políticas que, sin modificar la es-
tructura de poder de las élites, fortalecieron la participación del estado
en la economía y en algunos casos establecieron mecanismos de control
sobre las empresas transnacionales. Asimismo incrementaron el gasto
social, nacionalizaron los recursos naturales, fundaron nuevas consti-
tuyentes, consolidaron políticas redistributivas del ingreso, elevaron el
salario y el nivel de vida de la población y redujeron sensiblemente la
pobreza. Dicho flagelo disminuyó en Brasil del 35,1% de la población
en 2002 al 15,1% en 2014, mientras que en Bolivia el tránsito fue del
66,4% en el año 2001 al 38,9% en 2014. En Ecuador pasó de 64,4% en
el 2000 a 22,5% en 2015 (BID, 2015); en el caso Argentina, el porcenta-
je de la población en pobreza pasó de 57,5% en 2003 al 26,4% en 2013
(BID, 2015 y CIPPES, 2013).
Sin embargo, el ascenso del polo contrahegemónico enfrentó una
situación adversa con el inicio de la salida de la crisis de los países de-
sarrollados. El declive en los precios del petróleo y las materias primas
en 2014 trajo consigo un cambio radical en las tendencias observadas
en América Latina. La fuerte orientación exportadora, tanto en los paí-
ses progresistas como en los neoliberales, asestó un golpe brutal a las
economías de la región. En 2014 los precios de las materias primas se
redujeron en un 10,5% (CEPAL et al., 2015:26). Como puede verse en
la figura siguiente, los precios de los granos básicos muestran una clara
tendencia al declive a partir de 2014, aun cuando fueron los metales
Los campesinos latinoamericanos frente a la transicn capitalista 17
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 48 | 1er. Semestre de 2018
como el cobre, el mineral de hierro y el oro, los que enfrentaron decli-
ves más pronunciados.
A esta situación se sumó el declive de la demanda de China, ante
la caída de su crecimiento; mientras la lenta recuperación de Estados
Unidos no fue suficiente para dinamizar el mercado mundial de las ma-
terias primas. Cabe señalar que China era el destino de entre el 15% y el
25% de las exportaciones de países como Brasil, Chile, Perú, Argentina,
Uruguay y Venezuela (FMI, 2016:25).
La contracción en los precios y los mercados redundó en un dete-
rioro de los términos de intercambio, el cual fue de alrededor de 2.6%
para el conjunto de las economías de la región. Como puede verse en la
gráfica siguiente, la mayoría de los países registraron tasas negativas en
la variación de los términos de intercambio en materias primas durante
los años de 2011 a 2014.
Figura 2. Variación del los términos de intercambio de materias
primas* 2011 - 2014
–12
–9
–6
–3
0
3
Junio de 2014 a diciembre de 2014
Junio de 2011 a junio de 2014
Total
AC
Caribe-
T
Caribe-
C
SA
URY
PRY
MEX
ARG
BRA
PER
BOL
CHL
COL
ECU
VEN
Fuente: Tomada de FMI (2015a: 18).
* Los términos de intercambio de materias primas se ponderan por la proporción de
exportaciones/importaciones de materias primas a PIB, por lo cual un aumento de 1 por
ciento se puede interpretar como una ganancia de ingresos de aproximadamente 1 por
ciento del PIB.
Los índices excluyen metales preciosos, excepto para Bolivia, Colombia y Perú. Véase
también el anexo 3.1 y Gruss (2014). AC=América Central; Caribe-T= países del Caribe
dependientes del turismo; Caribe-C= pses del Caribe exportadores de materia prima; SA=
América del Sur.
18 Blanca Rubio
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 48 | 1er. Semestre de 2018
Dicho proceso trajo consigo la devaluación de las monedas en la
región: “En términos bilaterales frente al dólar de EE:UU., las deprecia-
ciones en Brasil, Chile, Colombia y México, casi no tienen precedentes
en los últimos 20 años” (FMI, 2016:44).
Tal situación, aunada a la revalorización del dólar que hemos
mencionado, generó un fuerte incremento en los precios de los bienes
importados para los países de la región, así como de la deuda contrata-
da en la moneda verde, la cual se había incrementado en un 7,9% entre
2008 y 2015, con lo cual llegó a representar entre el 25% y el 45% del
PIB de los países de la región (OCDE et al., 2016:60).
El conjunto de situaciones que hemos narrado, llevó a que los
países latinoamericanos ingresaran en el ámbito de la crisis a partir
de 2014. Mientras en 2013, el PIB regional creció al 3%, en 2014 solo
alcanzó 1,3%, mientras que en 2015 declinó al -0,1% (FMI, 2016: 53).
La caída en los precios de las materias primas y la crisis que en-
frentaron los países trajo consigo que se resquebrajaran las bases eco-
nómicas sobre las que se había sostenido el bloque contrahegemónico
en América Latina.
El fortalecimiento observado en Estados Unidos al recuperar el
control de los precios del petróleo y la fuerza de su moneda, trajo consi-
go que “volteara los ojos” hacia América Latina con el fin de apropiarse
de los recursos naturales, contar con aliados regionales en su pugna
contra China y Rusia y generar condiciones para la expansión capitalis-
ta de sus empresas transnacionales.
Este nuevo sometimiento de la región, sin embargo, no es el de
una potencia en ascenso, sino en decadencia, y por ello cobra formas
muy agresivas. Como señala Jorge Beinstein,
“El actual sometimiento de Argentina a los Estados Unidos no
se corresponde con el auge del imperio sino con su decadencia,
su degradación económica y social, su retroceso geopolítico in-
ternacional que busca ser compensado mediante el control total
de su patio trasero latinoamericano, asegurando la super explo-
tación de recursos naturales decisivos pero también para intro-
ducir a la región como pieza propia de su juego global: como
señuelo para sus socios europeos en la OTAN. (Beinstein, 2016).
Los llamados golpes blandos, como la destitución de Dilma Rous-
seff y el nombramiento de Temer como Presidente en Brasil, la susti-
tución del Presidente de Paraguay por el Vicepresidente en un proceso
parlamentario exprés, así como el fraude perpetrado en Honduras y la
imposición de Juan Orlando Hernández, dan cuenta de la reversión del
Los campesinos latinoamericanos frente a la transicn capitalista 19
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 48 | 1er. Semestre de 2018
proceso antineoliberal por las oligarquías nativas, fuertemente apoya-
das por Estados Unidos. A estos golpes se suma la embestida contra el
Gobierno de Maduro en Venezuela, ante las pretensiones de la potencia
del norte de apropiarse de su petróleo y los intentos por desestabilizar a
Bolivia para apropiarse del litio que produce este país, pues se considera
que posee aproximadamente el 50% de las reservas mundiales de dicho
bien (Beinstein, 2018).
El ascenso de gobernantes de derecha como Macri en Argentina,
así como el ascenso de Lenin Moreno en Ecuador, abonan al debilita-
miento del polo contrahegemónico, abriendo paso al dominio irrestricto
de la región como un bastión importante para enfrentar el declive del
poder imperial.
De esta manera, los avances en la apropiación por el estado de los
recursos naturales y los logros alcanzados en el elevamiento del nivel
de vida de la población se han revertido claramente a pesar del poco
tiempo que tienen los gobiernos de derecha. En el caso de Argentina:
“Se ha producido en muy poco tiempo una fuerte reducción de
los salarios reales, causada entre otros factores por la megadeva-
luación, los aumentos del precio de los combustibles y de las tari-
fas de electricidad, gas y transportes, la eliminación o reducción
de retenciones y sus impactos inflacionarios a los que se agrega
la suba de las tasas de interés y los despidos masivos en la ad-
ministración pública (que empiezan a ser seguidos por el sector
privado), con lo que tenemos un panorama recesivo provocado
por el gobierno cuyo objetivo principal es reducir los salarios
reales y su valor en dólares” (Beinstein, 2018).
De esta suerte, la fase de salida de la crisis mundial ha traído
consigo una recesión en América Latina, que aunque se ha amainado
en 2017 con el moderado incremento en el precio del petróleo y de las
materias primas, no logra todavía el despegue de la región.5
Como señalaba Raúl Prébisch, los países desarrollados trasladan
la crisis a los subdesarrollados y esta fragilidad económica ha sido la
punta de lanza principal para recuperar el poder geopolítico de Estados
Unidos sobre América Latina.
5 Durante los primeros tres trimestres de 2017, la tasa de crecimiento regional mos-
tró un crecimiento del 1,2% respecto del mismo período del año anterior, frente al
-0,5% del PIB en el último trimestre de 2016”. (CEPAL, 2017: 27)
20 Blanca Rubio
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 48 | 1er. Semestre de 2018
5. El impacto de la salida de la crisis en los pequeños
productores rurales de América Latina
Durante las primeras etapas de la transición se generaron con-
diciones para una integración incluyente de los pequeños productores
rurales. El incremento de los precios de los granos básicos y materias
primas y las políticas de corte social de los gobiernos progresistas y
postneoliberales, transformaron las pautas de la exclusión económica
que había caracterizado al régimen de acumulación neoliberal durante
su etapa de consolidación.
Durante la crisis alimentaria 2008-2012, los precios de los gra-
nos tuvieron incrementos inusitados como resultado, entre otros proce-
sos de la financiarización de las commodities, con lo cual el arroz, el
trigo, el maíz y la soya alcanzaron cotizaciones inéditas en el período
reciente (Rubio, 2014).
La crisis alimentaria provocó dos procesos relevantes. En el ám-
bito mundial generó lo que llamamos el neocampesinismo oficial, que
consistió en una orientación de los organismos multilaterales interna-
cionales para fomentar la producción interna de alimentos en los países
del sur global, como una respuesta a los levantamientos que ocurrieron
en todo el mundo debido al alza de los precios. A través de la FAO se dio
la orientación a los países para que abandonaran las políticas que anti-
guamente habían proclamado, basadas en las ventajas comparativas, y
retornaran a impulsar la producción nativa, basada fundamentalmente
en los pequeños campesinos. La expresión más acabada de este proceso
fue el hecho de que la ONU llamara al 2014, como el año mundial de la
agricultura familiar.
En Latinoamérica, la crisis alimentaria generó que los gobiernos
como Bolivia y Ecuador, así como algunos centroamericanos que ha-
bían impulsado gobiernos progresistas como Guatemala, impulsaran la
soberanía alimentaria en sus países con el fin de enfrentar los elevados
precios internacionales.
Se impulsaron políticas en las cuáles la soberanía alimentaria
formó parte de los planes de gobierno e incluso de las estrategias de los
organismos regionales como el ALBA. Se impulsaron leyes de tierras
tanto en Venezuela como en Ecuador y Bolivia con el fin de repartir
aquellos terrenos que estaban ociosos o pertenecían al estado (Rubio,
2010).
En los países progresistas como Brasil, Argentina y Uruguay, que
son excedentarios en alimentos, se aprovecharon los elevados precios
Los campesinos latinoamericanos frente a la transicn capitalista 21
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 48 | 1er. Semestre de 2018
para impulsar las exportaciones y en el caso de Brasil, que tiene un
importante sector de pequeños productores rurales, se impulsaron las
compras gubernamentales para acopiar la producción de los pequeños
productores y colocarlas en escuelas, hospitales, cárceles etc., con el fin
de crear un mercado para la realización de sus mercancías.
“En la década del 2000, en general, el aumento en la demanda
de alimentos y de los precios agrícolas fue un factor decisivo
para la formulación de políticas públicas más favorables a la
agricultura en general y a la agricultura familiar en particular.
Con la crisis del mercado de granos básicos de 2007–2008, la
agricultura retoma importancia para asegurar una cierta segu-
ridad alimentaria y contribuir al financiamiento de la balanza
comercial y de los presupuestos de los Estados” (PIDAL, 2013;
citado por Sabourin et al., 2014:22)
Si bien estas políticas no lograron insertar a los campesinos como
los productores principales del abastecimiento del país, pues las empre-
sas agrícolas y las importaciones siguieron siendo los mecanismos fun-
damentales, se logró atemperar el duro proceso de desestructuración de
las unidades campesinas que venía con el régimen neoliberal.
Las políticas privilegiadas hacia los campesinos siguieron siendo
todavía de corte asistencialista, provenientes del gasto social, por lo que
se trató en realidad de un proceso de integración limitado, pero que en
cambio permitió elevar el nivel de vida de amplios núcleos campesinos
y como vimos antes, reducir la pobreza.
El proceso de integración limitado, sin embargo, fue contradicto-
rio, porque a la vez que se atemperaron los filos excluyentes del neoli-
beralismo en el ámbito productivo, se generó un proceso de expansión
del capital sobre los territorios de los campesinos y las comunidades
indígenas en la región.
La crisis ocurrida en los países desarrollados en 2008 generó un
sobrante de capital sin posibilidades de inversión rentable por lo que
grandes sumas de capital fluyeron a los países emergentes, muchos de
ellos latinoamericanos, ante los elevados precios de la soya, la palma
africana, la caña de azúcar, el maíz, es decir, los llamados cultivos co-
modines, que sirven tanto para la alimentación como para la producción
de agrocombustibles.
Este proceso trajo consigo el despojo de los recursos naturales, la
tierra, el agua, los yacimientos de los campesinos y comunidades indí-
genas por parte de grandes empresas transnacionales, en muchos casos
22 Blanca Rubio
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 48 | 1er. Semestre de 2018
apoyadas por los gobiernos, tanto los que continuaron con políticas neo-
liberales como los progresistas y postenoliberales.
Se calcula que para el período 2000-2012, más de 2,1 millones
de hectáreas de América Latina fueron adquiridas por inversores ex-
tranjeros con fines agrícolas, “lo que representó una tercera parte del
total de tierras adquiridas en la región” (CEPAL et al., 2015:57). En con-
secuencia, a la vez que se les apoyaba desde una perspectiva productiva
se les excluía desde la posesión de sus territorios y recursos naturales.
La salida de la crisis, a partir de 2014, marca un cambio radical
a lo ocurrido en la primera etapa de la transición pues ha reactivado
las más crudas políticas excluyentes del neoliberalismo, en el ámbito
productivo y, aunque la caída en los precios ha ralentizado la expansión
del capital, los gobiernos siguen impulsando la venta de los recursos
naturales como su última tabla de salvación.
Así, en el plano de la exclusión económica, durante el primer
año de Macri, en Argentina se impulsó Exención de impuestos a secto-
res del agronegocio. Desintegración de la agricultura familiar, falta de
presupuesto para los campesinos. Aprobación de nuevos transgénicos,
impulso de una nueva ley de semillas (en línea con el agronegocio) y
represión” (Aranda, 2017).
Mientras en Ecuador:
“ [El gobierno de Correa] al cerrar el año, militariza una región
de la Amazonía ecuatoriana, en la provincia de Morona, y persi-
gue a las comunidades en la zona de Panantza, en un conflicto
que involucra a la minera Explocobres que representa capitales
chinos […]
Y para completar el cuadro expide, el 16 de diciembre de 2016,
el reglamento a la Ley de Tierras que refuerza la normatividad
que castiga la invasión o toma de tierras y reafirma el articulado
a favor de empresas extranjeras públicas o privadas para compra
o arrendamiento de tierras” (Hidalgo, 2017).
En el caso de los países que continuaron con políticas neolibe-
rales como Colombia y México, la fase de salida de la crisis significa el
recrudecimiento de las políticas de exclusión, a través de la reducción
del presupuesto, o bien reformas estructurales que, como en el caso de
México, ponen el petróleo a la disposición del capital transnacional me-
diante la reforma energética aprobada en 2014, la cual se fundamenta
en un base legal que permite la expropiación de los territorios campesi-
nos e indígenas ya sea para la explotación del hidrocarburo o bien para
su traslado, con lo cual se atenta también contra los territorios rurales.
Los campesinos latinoamericanos frente a la transicn capitalista 23
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 48 | 1er. Semestre de 2018
6. Conclusiones
Las trasformaciones ocurridas en América Latina a partir de la
primera década del siglo XXI, trajeron consigo distintas interpretacio-
nes en el sentido de que se había iniciado un modelo primario expor-
tador, por el aumento en los precios de las materias primas, o bien, un
modelo desarrollista o neodesarrollista debido al impulso de los gobier-
nos antineoliberales.
En este trabajo sostenemos que se trata de una fase de transición
capitalista en la cual no pueden desarrollarse modelos de acumulación,
pues se trata de una etapa de ruptura y reconfiguración, en la cual to-
davía no emergen los nuevos procesos que definin una ola expansiva
del capital con un nuevo hegemón.
En la actual fase de transición han empezado a emerger los pro-
cesos germinales que caracterizarán a la nueva fase productiva, como
la cuarta revolución industrial basada en la interacción de la roboti-
zación/automatización de la producción, la interconexión mediante el
internet de las cosas”, el avance de la inteligencia artificial y el uso de
las big data y la impresión 3D, así como la nanotecnología (Steinberg y
Martínez, 2018).
En el ámbito productivo, las tendencias hacia la orientación de
los bienes al consumo interno y las estrategias proteccionistas podan
vislumbrar un régimen de acumulación “hacia adentro”, una vez que
se logre “domar” al capital financiero y poner en el centro al capital
productivo.
Estas tendencias, sin embargo, son aún muy incipientes, en tanto
lo que impera es lo que Jorge Beinstein llama un “capitalismo de desin-
tegración” basado en el saqueo de los recursos naturales, la especula-
ción financiera y la creciente marginación de la población. (Beinstein,
2018).
En este contexto, el declive de los gobiernos antineoliberales no
constituye el regreso del neoliberalismo o lo que se ha llamado la “res-
tauración neoliberal”, sino una salida catastrófica de la crisis, en la cual
el aspecto dominante lo constituye el incremento de la explotación del
trabajo y de la plusvalía como condición sine qua non para la recupera-
ción del capital.
Los campesinos de América Latina, enfrentan por tanto un pano-
rama desalentador, con la pérdida de las conquistas apenas alcanzadas
en los países del cono sur y el recrudecimiento de la subordinación ex-
cluyente en su calidad de productores.
24 Blanca Rubio
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 48 | 1er. Semestre de 2018
La etapa actual arranca además con una correlación de fuerzas
muy desfavorable para las clases subalternas, por lo que será necesario
una gran acumulación de fuerzas para remontar este escenario, con el
fin de aprovechar la transición para impulsar una fase “incluyente” del
capitalismo o bien un nuevo sistema social. Esto es lo que está por defi-
nirse en la fase de salida de la crisis.
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