Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
Visión de los sujetos acerca del vínculo
Producción y Ambiente. Reflexiones a partir de
experiencias en la Comunidad Gramajo
(Barda Negra, Neuquén, Patagonia Argentina)
Adriana Bünzli1 y Larry Andrade2
.....
Resumen
El artículo aborda la mirada que sobre el ambiente en general y las
plantas y vegetación nativa en particular tienen los integrantes de
la Comunidad Gramajo, que residen en un ambiente árido de la Pa-
tagonia Argentina. El vínculo ancestral que mantienen con la tierra
está seriamente afectado por el agudo proceso de desertificación que
impacta el área en que habitan y producen. Se recupera el uso histó-
rico y actual de plantas con fines medicinales en la voz de los propios
habitantes como así también la visión que tienen acerca de qué pudo
haber ocurrido para llegar a la frágil y precaria situación ambiental
1 Facultad de Ciencias Agrarias – Universidad Nacional del Comahue. C.C.: 85. (8303)
Cinco Saltos, Río Negro, Argentina. E-mail: adriana.bunzli@faca.uncoma.edu.ar
2 Departamento de Ciencias Sociales - Unidad Académica San Juln Universidad
Nacional de la Patagonia Austral. Sargento Cabral y Colón (9310) Puerto San Julián,
Santa Cruz, Argentina. E-mail: larry.andrade@conicet.gov.ar
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y social de la actualidad. Para trazar este panorama socio-histórico
se trabaja con dos tipos de fuentes. Por un lado, secundarias, donde
se revisan resultados de investigación acerca de la desertificación a
nivel internacional y local y, por otro lado, se recurre al registro de
la voz de los propios miembros de la comunidad, para lo cual inter-
calamos rrafos de las entrevistas realizadas con pobladores del
área observada. Por último, se reflexiona sobre los hallazgos reali-
zados y la importancia de considerar y comprender a los sujetos que
habitan un lugar determinado al momento de intervenir, diagnosti-
car y proponer planes de mejora.
Palabras clave: Ambiente – Cultura – Transculturación - Desertifica-
ción – Patagonia Argentina
Subjects´vision about the Production and Environment link.
Reflections from experiences in the Gramajo Community
(Barda Negra, Neuquén, Patagonia Argentina)
Summary
The article addresses the view that on the environment in general
and plants and native vegetation in particular have the members of
the Gramajo Community, that reside in an arid environment of the
Patagonia Argentina. The ancestral link that they maintain with the
earth is seriously affected by the sharp process of desertification that
impacts the area in which they inhabit and produce. The historical
and current use of plants for medicinal purposes is recovered in the
voice of the inhabitants themselves as well as the vision they have
about what might have happened to reach the fragile and precarious
environmental and social situation of the present. To trace this socio-
historical panorama we worked with two types of sources. On the
one hand, secondary, where research results on desertification are
reviewed at the international and local levels and, on the other hand,
the recorded voice of the members of the community is used, so for
we insert paragraphs of interviews done with residents of the area ob-
served. Finally, we reflect on the findings and the importance of con-
sidering and understanding the subjects that inhabit a certain place
at the time of intervention, diagnose and propose improvement plans.
Key words: Environment – Culture – Transculturation – Desertifica-
tion – Patagonia Argentina
6 Adriana Bünzli y Larry Andrade
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Desertificación como fenómeno socio-económico
La desertificación es un problema ambiental y socio-económico
de alcance mundial. En Patagonia Argentina, es un proceso específico
que se distingue de fenómenos similares en zonas húmedas del mun-
do, porque tiene lugar en condiciones climáticas áridas y/o semiáridas,
afectando negativamente áreas con limitada dotación de suelo, agua y
vegetación (PNUMA, 1991). Una tercera parte de las tierras emergidas
del planeta conforma las denominadas tierras secas, caracterizadas por
precipitaciones escasas e irregulares y un balance negativo de las pre-
cipitaciones y la evaporación (Abraham, 2002). El rasgo distintivo es
su inestabilidad en las condiciones para el crecimiento de vegetación y,
por consiguiente, también en cuanto a capacidad de carga demográfica
de los campos.
El mapa mundial de la desertificación advierte que esta amenaza
se cierne sobre el 74% de Australia, el 34% de África, el 31% de Asia,
el 19% de América y el 2% de Europa. Las tierras secas con riesgo de
degradación se extienden en 110 países, con una población afectada de
más de 900 millones de personas, altamente vulnerables a las fluctua-
ciones climáticas (Abraham et al., 2007).
Los procesos de desertificación implican un dinámico ciclo de
complejas interacciones naturales y sociales, que fue abordado, para
el clima árido frío de Patagonia, en investigaciones previas (Andrade,
2005 y Andrade et. al, 2010). La degradación del suelo y la vegetación
son factores que tienen consecuencias negativas para los habitantes,
especialmente los de menores recursos (tanto económicos como simbó-
licos) puesto que tienen escasas posibilidades de buscar alternativas y,
sobre todo en caso de hallarlas, de ponerlas en práctica. Con poco o nin-
gún excedente económico, con un bagaje escolar asentado en algunos o
ningún año de escolaridad formal, con una formación básicamente de-
sarrollada en la práctica, cuando las decisiones productivas no dan los
resultados esperados, las opciones se reducen a resolver la encrucijada
de migrar o continuar sobreexplotando los de por fgiles ambientes
en los que se encuentran asentados. La tercera opción resultaría ser
aquella que predomina en la Comunidad Gramajo: seguir viviendo en el
predio pero trabajando fuera de él.
En Argentina, y específicamente en Patagonia, según un infor-
me de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI, 1999), la de-
sertificación es el problema ambiental s grave. En Neuquén, existen
comunidades de pueblos originarios que habitan y desarrollan sus acti-
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vidades vitales en zonas áridas, ambientalmente frágiles y con visibles
signos de desertificación, tal es el caso de la Comunidad Mapuche Gra-
majo.
El proceso de desertificación
La Convención de Lucha contra la Desertificación y Mitigación de
los Efectos de la Sequía (CLD) define desertificación como la
“degradación de la tierra en las áreas áridas, semridas y sub-
húmedas secas, que resultan de varios factores, entre los que se
incluyen las variaciones climáticas y las actividades humanas
() la degradación de la tierra significa la reducción o pérdida
de la productividad y complejidad biológica o económica de las
áreas de cultivo de secano, de riego, pastizales, sabanas y bos-
ques de todo tipo en las áreas áridas, semiáridas y sub-húmedas
secas. Éstas últimas se agrupan bajo la categoría de tierras secas
en las que la relación entre la precipitación anual y la evapo-
transpiración potencial esentre 0.05 y 0.65 (CNULD, 1994).
(Abraham, 2008)”
De acuerdo con Sánchez Díaz (1994) la desertificación no es aún
un desierto, es un proceso en el que se está fabricando un desierto. Una
aproximación de este proceso es la degradación física y biológica de los
ecosistemas de tierras secas o áridas y semridas que conduce a una
disminución significativa y de difícil reversibilidad de la biomasa y su
productividad biológica. Las últimas etapas de este proceso pueden con-
llevar la instauración de condiciones próximas a las desérticas: biomasa
escasa, productividad muy baja y habitabilidad difícil para el hombre,
en sistemas que originalmente no presentaban estas características.
El proceso de desertificación es una herencia histórica de las ac-
tuaciones humanas sobre el territorio. Los cambios del uso del suelo
sin considerar la fragilidad de los ecosistemas áridos y semridos son
la causa principal de este proceso. Se trata de un fenómeno integral
producto de complejas interacciones de factoressicos, biológicos, polí-
ticos, sociales, culturales y económicos.
Desertificación en la Argentina
Argentina es el país de América Latina con mayor superficie
árida, semiárida y sub-húmeda seca, abarcando el 75% del territorio
8 Adriana Bünzli y Larry Andrade
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nacional. Dentro de esta vasta extensión se distinguen diferentes am-
bientes (bosques, estepas arbustivas y graminosas, desiertos de altura,
humedales) que fueron sometidas a diferentes usos agropecuarios ()
en las tierras secas de Argentina se obtiene el 50% de la producción
agrícola y el 47 % de la ganadera, y concentran aproximadamente el
30% de la población nacional (Corso et al., 2011).
Las zonas áridas de Argentina se encuentran en las regiones
Puna; Chaco (árido, semiárido y sub-húmedo); Valles Áridos; Centro
Oeste y Patagónica. Todas ellas presentan distintos grados de deser-
tificación, teniendo en común algunas o todas las características pre-
sentes en los procesos que desencadenan el deterioro de las tierras: a)
uso de tecnologías degradantes; b) avance de la frontera agropecuaria
sobre zonas marginales; c) intensificación de la agricultura de cultivos
anuales sin recaudos de conservación; d) sobrepastoreo y deforestación
descontrolada y e) planificación del desarrollo en el corto plazo (FAO,
Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable. s.f.).
Sobre un total de 228.179.000 hecreas (has) relevadas corres-
pondientes a 18 provincias (el 80 % del territorio nacional) 25 millo-
nes están afectadas por erosión hídrica y 21,4 por erosión eólica. En la
Primera Conferencia Regional para América Latina y el Caribe sobre la
Convención Internacional de Lucha Contra la Desertificación, realizada
en Buenos Aires en 1996, el documento nacional puntualizó respecto
de la Patagonia (780.000 km2) que: actualmentes del 30% de la su-
perficie de la región (o sea alrededor de 24 millones de has) se encuen-
tra afectada por procesos erosivos eólicos e hídricos severos o graves
(CNULD, 1996).
En esta región, la principal actividad agropecuaria es el uso ga-
nadero extensivo, donde los pastizales naturales son utilizados como
fuente de forraje -prácticamente exclusiva- para el ganado doméstico,
los cuales conviven con la fauna silvestre que utiliza la misma fuente
de alimentación. La excesiva presión de pastoreo es una de las princi-
pales causas de la desertificación de estas tierras (León y Aguiar, 1985;
Golluscio et al., 1998, citados por Gaitán et al., 2009). Si bien el sobre-
pastoreo ovino es un factor determinante de la desertificación, no es
desdeñable el alto impacto que la actividad de extracción de hidrocar-
buros trae consigo, como quedó demostrado en el estudio realizado en
el marco del Proyecto Provincia de Neuquén-PNUD ARG/024/ en 1997.
De acuerdo con Paruelo y Aguiar (2003)
“() en el caso de la Patagonia, es un conjunto de factores los
que aceleraron este proceso de degradación de los suelos. Toda
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la región patagónica es azotada por fuertes vientos que corren
de oeste a este. El sur de Chubut y el centro de Santa Cruz son
las zonas más castigadas. El incremento anual de la superficie
afectada por la erosión eólica se calcula en un promedio del 5%.
Sin dejar de lado la intensa erosión que producen el viento y los
ríos sobre un suelo con vegetación rala -típica de la estepa-, la
escasez de lluvias que no aportan la cuota de humedad necesa-
ria, o las bajas temperaturas que no permiten el desarrollo de
una micro flora y fauna del suelo -encargada de degradar la poca
materia orgánica y de ayudar a la formación de una superficie
resistente-, hay otra respuesta y es que un desierto es una suma
de intereses”.
Las consecuencias directas e indirectas s notorias de la de-
sertificación en los aspectos productivos, económicos y sociales son las
siguientes: 1) aumento en la frecuencia de tormentas de polvo y are-
na; 2) expansión del paisaje desértico en forma paralela al empobre-
cimiento de la flora, la fauna y la biodiversidad; 3) disminución de la
productividad ovina; 4) mortandad de hacienda; 5) disminución de los
ingresos y 6) migración de la población rural. Dadas estas circunstan-
cias, el proceso de desertificación modela un escenario que aleja de
los productores pecuarios pequeños y medianos la posibilidad de un
desarrollo autosostenible y el acceso a un nivel de vida sin necesidades
básicas insatisfechas.
Posibles desencadenantes del proceso de desertificación
En Patagonia, el sobreuso a que fueron expuestos los campos de
pastoreo a partir de la introducción masiva de ganado ovino (desde fi-
nes del siglo XIX) sumado a la inexistencia de criterios o técnicas orien-
tadas a preservar los recursos naturales, derivó en el desencadenamien-
to de la desertificación, por lejos el problema ambiental más serio en
esta extensa región.
Conforme a Paruelo y Aguiar (2003), la introducción del ovino
en Patagonia representó la incorporación de un herbívoro diferente a
los autóctonos, que no co-evolucionó con la flora patagónica. Los ovinos
tienen una dieta diferente de la de los herbívoros nativos y no necesaria-
mente incluye especies que antes hayan sido profusamente pastoreadas.
No obstante, la diferencia más importante no es el pastoreo en mismo
sino la forma en que el mismo se realiza. El forrajeo constante sobre las
especies preferidas promueve dos efectos a nivel de la planta individual:
10 Adriana Bünzli y Larry Andrade
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primero, reduce la producción de semillas, disminuyendo las posibilida-
des de reproducción o regeneración; segundo, promueve que las plantas
deban utilizar sus reservas para sostener la continua reposición de hojas
removidas por el pastoreo, lo que nalmente conduce a su muerte. En
situaciones extremas de sobrepastoreo, los animales van incorporando
a su dieta especies de menor valor forrajero lo que determina un proce-
so generalizado de denudación del suelo y erosión. Sin embargo, cuan-
do se habla de millones de ovinos conviviendo simultáneamente en el
territorio, no es desdeñable el alto impacto que también tiene el tránsito
de los mismos sobre un suelo fgil, provocando su remoción y voladura
por efecto del viento.
Prosiguen los autores indicando que:
“existe un conjunto importante de datos que apoyan la idea de
que los herbívoros son un agente de selección importante y que
las plantas han respondido desarrollando un conjunto de carac-
teres que reducen las probabilidades de ser pastoreadas. Una
lista incompleta de caracteres que reducen el pastoreo incluye
espinas, bajo porte de las plantas, presencia de taninos u otros
compuestos secundarios. En otros casos se ha encontrado que
hay caracteres que favorecen la tolerancia a la herbivoría, como
ser la acumulación de reservas o altas tasas de rebrote. El siste-
ma planta-herbívoro (al igual que el sistema planta-polinizador)
muestra evidencias de un proceso de co-evolución en el que am-
bos actores se han influido mutuamente a lo largo del tiempo
promoviendo cambios adaptativos.” Paruelo y Aguiar (2003).
Hasta el momento en que ocurre la introducción masiva de gana-
do, el suelo -cubierto por la vegetación y restos orgánicos del excedente
de forraje no consumido por los animales- se encontraba protegido de
los agentes naturales erosivos. El sistema suelo-planta-animal, aunque
frágil por sus características naturales, se encontraba en un equilibrio
estable, el cual se rompe con la introducción del ganado lanar (Gollus-
cio y Mercau, 1994). En el origen del fenómeno parece haber ocurrido
una sobrevaloración de la receptividad de los campos de pastoreo, lle-
vando a la sobrecarga de los mismos. Al respecto y reriéndose especí-
camente a la meseta central en Santa Cruz, Espina retoma la armación
de dos naturalistas de la época:
“() la colonización del área data de principios de siglo XX. Los
peritos que relevaron los recursos del área (Ley 4167) para la
división catastral, recomendaron la entrega de tierras con equili-
brio entre zonas altas y bajas, previendo la distribución de aguas.
Se alertaba sobre el peligro del sobrepastoreo. No obstante, esti-
Visión de los sujetos acerca del vínculo Producción y Ambiente 11
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maban una carga de 0.4 ovino/ha es decir, unos 8.000 ovinos
en 20.000 hecreas() los informes oficiales sobreestimaron
la capacidad receptiva de los campos (Sirven y Burmeister, 1904,
en Espina, 1994).”
Los actores sociales que habitan el ámbito rural observan estos
fenómenos y avizoran las modificaciones en el ambiente, ndoles di-
ferentes nombres y atribuyéndoles distintos orígenes. Coincidiendo en
que se registran cambios negativos en los campos y que afectan su pro-
ducción. Según una investigación realizada en la provincia de Santa
Cruz las expresiones que tratan de explicar la crisis giran en torno a
cuatro grandes temas: el cambio de clima, incidencia de los depredado-
res, el despoblamiento de los campos y la baja rentabilidad del produc-
to, especialmente en la caída del precio de la lana” (Andrade, 2005).
La visión de los pobladores rurales sobre el proceso de
desertificación
Existen antecedentes recabados por investigadores y técnicos en
distintos ámbitos que dan cuenta de que generalmente este daño am-
biental es reconocido por los productores aunque sus causas son adju-
dicadas principalmente a factores climáticos. Bendini y Tskoumagkos
(2004), en un estudio realizado en Neuquén, señalan que
“los crianceros no reconocen la denominación desertización ni
desertificación, no se refieren al ambiente en que desarrollan sus
actividades agropecuarias como desierto ni al proceso de degra-
dación y erosión como de desertización. Reconocen que existe un
“problema” pero lo atribuyen a condiciones naturales -empobre-
cimiento de los campos o menor disponibilidad de pastizales-”.
Andrade (2003) en un trabajo realizado en Santa Cruz, coincide
con el planteo precedente y concluye que
“el factor clima es el elemento en torno al cual giran casi todas
las explicaciones que los productores dan a la situación actual,
la mayoría coincide en adjudicarle gran influencia en el desenca-
denamiento de la crisis actual y en considerar simultáneamente
que es el factor de cuyo comportamiento depende la mejoría”.
Según esta investigación, ciertas reflexiones de los productores
muestran una des-responsabilización frente al problema: “(...) se
debe al invierno muy escarchador, el verano agarró la hacienda
flaca, flaca por completo, porque no había pasto y llegó el in-
vierno con escarcha, que no nevó, no nevó nada”. Es decir que
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“no son ellos quienes han hecho mal las cosas, eventos externos
afectaron de modo decisivo la forma de producción y los conde-
naron al fracaso”.
En una investigación realizada en Chubut, Todaro y Bottaro
(2003) relatan que la existencia de un médano originado por el de-
rrumbe del barranco del Arroyo Cushamen (que manifestaba un avance
en sentido ONO-ESE de unos 4.000 m, acumulaciones dispersas en una
amplia zona y otros procesos de degradación como mallines decapita-
dos, profundización de cauces, etc.) motivó la preocupación acerca de
la posibilidad de desarrollar trabajos de control por parte de técnicos
de la Unidad de Minifundios del INTA (Instituto de Tecnología Agrope-
cuaria). En entrevistas y encuentros realizados con los pobladores de la
zona, éstos expresaron reiteradamente que no tenían conciencia de que
fuera posible realizar obras de fijación sobre un médano como tampoco
relacionaban su existencia con procesos de degradación ambiental ori-
ginados a partir de la actividad ganadera. La percepción generalizada
era que el médano era un accidente geogfico más, con una determi-
nada dinámica.
No sólo los campesinos y productores locales tienen esta percep-
ción sino que en otros países, la opinión de la población rural coincide
con las recabadas en Patagonia. En un estudio realizado en el NE de
Islandia por Helldén y Olafsdóttir (1999) en un área que abarcó 20.000
km2, se realiun cuestionario entre 190 productores agropecuarios a
nes de 1997; entre las veinticinco preguntas que componían la encues-
ta figuraban varias concernientes a la edad, origen y crecimiento de los
parches de desierto existentes. Se incluyeron también preguntas referi-
das a la percepción por parte de los productores del problema desde un
punto de vista económico y del manejo de los campos. Sobre el 60% de
los productores que respond el cuestionario, se extrajeron los siguien-
tes resultados: algunos productores no tenían ninguna opinión acerca
de la edad de los parches de desierto. Muchos sostenían que algunos
de ellos se habían iniciado durante la segunda mitad del siglo anterior.
Otros creían que los parches se habían originado antes del estableci-
miento poblacional. La mayoría no habían notado cambios negativos
durante los últimos 50 a 100 años. Entre los entrevistados parecía exis-
tir una opinión generalizada acerca de que el origen y la velocidad de su
expansión están muy relacionados a factores climáticos. Los inviernos
secos con una limitada cobertura nívea, combinados con vientos del
SO durante la primavera temprana son considerados como factores que
favorecen su crecimiento. Además, tienen la fuerte convicción de que su
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desarrollo es discontinuo y relacionado a tormentas aisladas. Algunos
creen que la tradición de pastoreo invernal juega un importante papel
en el proceso de degradación, aunque la mayoría de los productores
parecen ser de la opinión de que el problema de la desertificación no es
significativo a nivel económico o de manejo.
La historia, el contexto cultural y social son características que
definen a cada grupo social e influyen sobre la percepción que tiene
del ambiente y por lo tanto condicionan las actitudes que manifiestan
hacia el mismo. En la Comunidad Gramajo, la modalidad de acceso a la
tierra y el grado de acceso al capital, condicionan significativamente la
percepción del ambiente, moderando la vinculación con la vegetación
nativa de los actores individuales y colectivos.
Paruelo y Aguiar (2003) interrogan
¿Hasta qué punto los cambios son promovidos por el pastoreo
o por la secuencia de años desfavorables? Muchas veces los pro-
ductores argumentan que la desertificación no es producto del
uso sino de contingencias climáticas. En buena medida este ar-
gumento confunde la causa, ya que si bien la mortalidad se ma-
nifiesta en los años más severos, las causas se originan antes y
por otro proceso”.
Si mueren s animales en años con sequía o frío, esta morta-
lidad se produce porque los animales se encuentran mal alimentados.
Con el correr del tiempo, la menor productividad vegetal promueve
cambios en la cantidad de animales. La progresiva pérdida de plantas
de las especies más pastoreadas por las ovejas empeora la alimentación
y ésta regula no sólo la cantidad de lana o pelo que producen las ovejas
o cabras sino también su dinámica poblacional. Además, la mala ali-
mentación reduce la supervivencia de corderos y chivos (palabra local
con la que se designa al ganado caprino) y, por otra parte, aumenta la
mortalidad de las categorías adultas. Estos fracasos “demogficos” son
más notables en los años secos en los que las escasas lluvias determinan
una baja productividad. Como consecuencia, los animales mal alimen-
tados tienen menor tolerancia a situaciones climáticas extremas tales
como las grandes nevadas (Paruelo y Aguiar, 2003).
La desertificación como síntoma de transculturación
El hombre “esen la cultura y, a través de ella se expresa, toma
conciencia de mismo y de su entorno, cuestiona sus realizaciones,
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busca nuevos significados y crea obras que le trascienden. Las proble-
máticas ambientales se encuentran íntimamente relacionadas con las
cosmovisiones presentes en las diferentes culturas, de allí que buscar
soluciones a las primeras exige comprender, a la vez, las segundas. Y
esto, porque compartimos con Geertz (1992) su concepción semiótica
de la cultura:
“creyendo con Max Weber que el hombre es un animal inserto en
tramas de significación que él mismo ha tejido, considero que la
cultura es esa urdimbre y que el alisis de la cultura ha de ser
por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino
una ciencia interpretativa en busca de significaciones. Lo que
busco es la explicación, interpretando expresiones sociales que
son enigmáticas en su superficie.
Siguiendo a Bourdieu, podemos afirmar que se trata de buscar
una lógica de las prácticas hasta el punto en que la insistencia puede
tornar i-lógica la búsqueda.
En general, con la llegada de los europeos a América se produce
una transformación en la gestión de los recursos naturales debido a que
éstos tenían una percepción distinta a la de los nativos. Argentina no es-
capa a esta situación. La visión autóctona resultó distinta a la de los con-
quistadores. Las clases dirigentes que emprendieron las campañas de
ocupación territorial en la Patagonia realizadas a fines de 1800, tenían
una percepción del espacio y sus habitantes que ni siquiera considera-
ba territorios habitados aquellos en los que desde hacía siglos residían
pueblos de diversas etnias. Patagonia fue, para estos grupos dirigentes,
considerada un “desierto” y por lo tanto la naturaleza preservada y ad-
ministrada por los nativos fue vista como hostil (Brailovsky y Foguel-
man, 1992) concibiendo la necesidad de su ocupación y “domesticación”
como una tarea impostergable e imprescindible para la construcción de
la Nación Argentina.
Los pueblos originarios tenían y aún conservan una cosmovisión
holística del hombre y su medio y los recursos naturales eran utilizados
de una manera racional. Radovich y Balazote (2005) explican la dispa-
ridad entre la cosmovisión occidental y la de los mapuches:
“las relaciones entre el orden económico y el orden cósmico es-
tablecidos por el dominio winka (según Wilhem de Moesbach,
[1987] significa extranjero: inca, español, alen, etc., todos los
que no son indígenas) centrados en la lógica reproductiva del
capital plantean una relación jerárquica entre el hombre y las de-
s ´fuerzas de la naturaleza´. Esta concepción antropocéntrica
resulta contradictoria con el ´orden de los pueblos originarios´
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basado en el equilibrio, la armonía y la simetría donde el mapu-
che es un newén (fuerzas o poderes del universo) s del Wall
Mapu (territorio del pueblo)”.
La llegada de colonizadores a América implicó importantes cam-
bios en la manera de relacionarse el hombre con su medio. En el deve-
nir, la modernización y la revolución verde contribuyeron enormemente
a que quedaran en el olvido las antiguas prácticas y cultivos tradicio-
nales. Las poblaciones rurales originarias de la Patagonia han sufri-
do sucesivos cambios socio-ambientales, transformaciones culturales y
ambientales debidas en gran parte a la influencia hegemónica de la so-
ciedad de mercado, con lógicas del uso del ambiente que en la mayoría
de los casos implicaron sobreexplotación o transformación completa del
mismo (Richieri, 2013).
Al finalizar la “campaña al desierto”, con la intención de conver-
tir a la Patagonia en una zona productiva se introdujo masivamente el
ganado lanar, sin previsiones del impacto que podría tener sobre los re-
cursos naturales. Tampoco se tuvo en cuenta la existencia de ambientes
diferentes, y, por lo tanto, su potencial natural fue desaprovechado y en
vastas extensiones, arrasado.
Gligo y Morello (1980) sostienen que la concepción ilimitada de
los recursos naturales presente en los españoles, no los predispuso para
proyectar a largo plazo el desarrollo y vislumbrar el deterioro a que se
les sometía. El desconocimiento de América Latina, de sus ecosistemas
y de sus funcionamientos diferentes y sensibles a la presión antrópica
aceleró procesos de deterioro que bien podrían haber sido aminorados
o evitados.
Lo que se define como “diálogo de saberes” entre conquistadores
y pobladores originarios de América no fue, en la prácticamente ma-
yoría de los casos, exitoso y encubre, además, las prácticas violentas
y de sometimiento que aquellos llevaron adelante desde su arribo al
continente. Finalmente, los inmigrantes se impusieron provocando nu-
merosas pérdidas de lenguas, conocimientos, tradiciones, costumbres y
cultivos precolombinos, dando inicio a un proceso de erosión genética y
cultural que continúa hasta nuestros días.
La introducción de cambios culturales, estilos productivos y es-
pecies animales exóticas en la Patagonia trajo consigo hibridación de
culturas y transculturación, procesos inevitables y resultados de la
creciente permeabilidad de las culturas y elocuente indicador del de-
bilitamiento de las anteriores culturas nacionales (Steingress, 2002).
Frente a este proceso, las culturass vulnerables desarrollan resilien-
16 Adriana Bünzli y Larry Andrade
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cia, definida como la habilidad de una población humana de absorber y
amortiguar los cambios en un sistema (Berkes y Folke, 1998; Begossi et
al., 2002, citados por Ladio y Lozada, 2004). Estos sistemas resilientes,
ante determinados cambios del entorno, contienen los componentes y
los mecanismos necesarios para que los saberes y prácticas (por ejem-
plo, sobre plantas) se reorganicen, se innoven, se renueven y se adapten
para el bienestar de la comunidad (Berkes et al. 2000; Ladio 2011, cita-
dos por Richieri et al 2013).
Área de estudio
La Comunidad Mapuche Gramajo habita un predio ubicado a 30
km al Sur de la localidad de Zapala (Mapa 1), ocupando la llamada
Meseta de la Barda Negra (Latitud: -39.1333; Longitud: -69.8333). El
paraje Barda Negra Oeste, corresponde a la Provincia Fitogeográfica
del Monte (Mapa 2), que desde el punto de vista florístico se caracteriza
por la presencia casi constante de especies arbustivas del género La-
rrea (“jarillas”) y Prosopis (“algarrobo” o “alpataco”). En general, esta
Provincia se distingue por poseer estepa arbustiva xerófila (vegetación
adaptada al ambiente xérico), samófila o halófila (vegetación adaptada
a suelos arenosos y salinos, respectivamente) como predominantes.
El paraje Barda Negra recibe su nombre debido a sus caracterís-
ticas geológicas:
“se la distingue por el tono oscuro, la superficie mayormente
plana y bordes nítidos que enlazan con escarpas de importantes
dimensiones y fuerte pendiente que muestran el espesor de la
cubierta basáltica. Esto permite inferir una posición elevada con
respecto al ambiente circundante” (Capua, 2012).
El clima predominante es árido, debido a la asociación entre
escasa precipitación y elevada evapotranspiración, acentuados por la
acción prácticamente constante del viento de dirección O-E. Las preci-
pitaciones varían entre 80 a 200 mm anuales concentradas en la época
invernal (Gandullo et al., 2004). La Provincia del Monte es la más árida
de la Argentina, por lo que sólo sustenta una precaria actividad ganade-
ra extensiva de vacunos, ovinos y caprinos de razas rústicas.
Visión de los sujetos acerca del vínculo Producción y Ambiente 17
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
Mapa 1. Provincia del Neuquén (Argentina), Departamento Zapala y
Meseta de la Barda Negra
Fuente: Elaboración propia a partir de http://www3.neuquen.gov.ar/copade/archivos/
mapapolitico.jpg,; del mapa del Departamento Zapala extraído del Atlas Neuquén desde el
salite LANTEL y de la Imagen Landstat de la Meseta de la Barda Negra (Atlas Neuquén
desde el satélite. LANTEL. Universidad Nacional del Comahue. Facultad de Humanidades.
Departamento de Geografía)
18 Adriana Bünzli y Larry Andrade
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
Mapa 2. Regiones fitogeográficas de la Argentina
Fuente: Gandullo, R.; Gastiazoro, J.; Bünzli, A.; Coscarón, C. 2004.
Visión de los sujetos acerca del vínculo Producción y Ambiente 19
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
Metodología
La metodología de trabajo seleccionada es cuali-cuantitativa y se
recurre a la triangulación de información a través de la utilización de di-
versas fuentes. Al hacer esto, se cree que las debilidades de cada estrate-
gia en particular no se sobreponen con las de las otras. (Okuda Benavides
y Gómez-Restrepo, 2005; Giddens, 1993, Vasilachis de Gialdino, 1992).
Se realizó una recopilación de información primaria y secundaria. La
informacn primaria, se obtuvo a tras de la realizacn de entrevistas
en profundidad (según Giddens, 1993 y Selltiz et al.,1980) y, semiestruc-
turadas realizadas a informantes clave e integrantes de la Comunidad
mayores de 18 años (de acuerdo a Schwartz y Jacobs, 1984). Se optó por
realizar entrevistas abiertas, con un bajo grado de estructuración, foca-
lizadas sobre aspectos relativos a las plantas nativas como la percepción,
por parte de los entrevistados de su variación y, la utilización anterior y
actual. Durante las entrevistas se estableció un diálogo fluido entre las
partes. Previo a la realización de las entrevistas se explicó el objetivo de
la investigación y se acordó que, una vez finalizado el trabajo se entrega-
ría una copia a la Comunidad, de acuerdo a lo establecido en el código de
ética de la ISE (International Society of Ethnobiology, 2006).
También se utilila metodología de observación no participante
(según de la Peña y Toledo Laguardia, 2010 y Mayntz et al., 2004) quie-
nes sostienen que la observación no participante facilita la estandariza-
ción de las situaciones sociales observadas y permite un ordenamiento
sistemático de la totalidad del fenómeno y el registro de los resultados,
porque el observador no es obligado a participar activamente en los
procesos sociales del campo observado.
La información secundaria se obtuvo a través de la revisión de
bibliografía sobre todo de autores latinoamericanos, aunque también
se consultaron fuentes de otros continentes. Finalmente, la informa-
ción obtenida se analizó bajo distintos aspectos, intentando lograr una
aproximacn compleja al tema de estudio, a fin de interpretar la vincu-
lación actual entre esta sociedad y su medio.
Relación de la comunidad con el entorno natural: el relato
de los pobladores
Entre las preguntas recurrentes y s interesantes que la etno-
botánica aporta a esta investigación está relacionada con los cuestiona-
20 Adriana Bünzli y Larry Andrade
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
mientos centrados en conocer qué piensa la gente de las plantas, cómo
las diferencian entre y cómo las clasifica según la cultura a la que
pertenece. En efecto, las decisiones humanas sobre la forma de esta-
blecer sus relaciones con el entorno, se basan en factores biofísicos y
socioculturales, los que a su vez están condicionados por el modo de
percibir el mundo natural que tiene cada grupo humano (Alcorn, 2001)
y es lo que, en este artículo, nos importa destacar.
En las entrevistas mantenidas con integrantes de la Comunidad
Gramajo con respecto a las características anteriores y actuales de la ve-
getación, todos los entrevistados, independientemente de la edad y del
género, opinaron que se observan cambios sustanciales en la cantidad
y calidad de las plantas:
Antes era más lindo porque era más verde, porque lloa más
(María, 45 años).
En algunos casos se reconoce la parte de responsabilidad que les
toca en la disminución de la vegetación:
Se han ido… se ha ido muy abajo, muy abajo, por el tema del
tiempo, del clima. Las plantas que había ayer hoy no hay por el
tema de la leña, se corta y habría que reponer. Como la gente no
tiene leña, porque a veces traen y a veces no traen, la gente tiene
que salir a romper el tema de las plantas nuevas que vienen salien-
do y el tema es que las plantas se mueren cada año más, se van
muriendo. Esa planta si no llueve y si no viene un invierno nevador,
se pierde” (Ariel, 25 años).
Este joven reconoce que se cortan plantas de una manera inade-
cuada, en muchos casos es porque no tienen otra opción debido a que
los pobladores necesitan calefaccionarse y la leña proveniente de los
arbustos nativos es el único recurso con el que cuentan cuando no se
les provee desde el ámbito oficial. La contracara es que tampoco tienen
los recursos para comprarla. Además, señala una falta de conocimiento
-que podría ser predominante en la Comunidad- acerca de las funciones
de las plantas en el ecosistema, con especial referencia al rol que des-
empeñan en la protección del suelo:
Claro, si, por ahí las cortan… pero bueno, yo pienso que esto tam-
bién tiene que venir con el tema de que la gente pueda entrar en
conocimiento y pueda valorar lo de la naturaleza, porque sin la
naturaleza, yo pienso que tenemos…la naturaleza es todo para
nosotros, el tema de que nos da vida... Decirle a la gente que si no
podemos encontrar la leña en el campo que no la saquemos y tra-
temos de plantar un árbol” (Ariel, 25 años).
Visión de los sujetos acerca del vínculo Producción y Ambiente 21
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
El entrevistado en cuestión es agente sanitario y tal vez por su
formación como tal o porque lo ha aprendido de sus padres, manifiesta
más conciencia en el cuidado ambiental que otros entrevistados. La pre-
sencia de este tipo de actores es fundamental para que los integrantes
de la Comunidad recuperen sus saberes, puesto que ejercen un papel
multiplicador al ir recorriendo los puestos (porciones de terreno ocupa-
do por las familias donde están emplazadas la vivienda, la huerta y el
corral con animales de granja) cumpliendo sus tareas -administrando
vacunas o controlando la tensión arterial- y conversando con la gente.
Otro entrevistado hizo referencia a la extracción de leña indis-
criminada y a su vez la vinculó con la desprotección del suelo que esta
originó y la posterior voladura por efecto del viento, con el agravante de
la falta de protección para los renovales:
“Realmente era una fuente de trabajo la sacada de leña, tanto en
Barda Negra, en zona de travea, donde habían plantas como ser
el ‘algarrobo’ [Prosopis alpataco], el ‘alpataco’ [Prosopis flexuo-
sa], el ‘molle[Schinus fasciculatus], había como 10 o 15 familias
sacando esa leña. Eso fue también un tema de que seguramente
ellos en el momento no se dieron cuenta de que esto iba a suceder
con el correr de los tiempos, de los años, entonces, como ser la plan-
ta más grande, esas que tenían las mejores leñas se fue explotando,
se fue sacando y fueron quedando la tierra, y la tierra, se fue, con
los vientos se fueron yendo, se fueron yendo y ya no tuvo el abrigo
ni tuvo la suficiente temperatura para poder renacer esa planta
(Luciano, 57 años).
Las personas mayores de 30 años que fueron entrevistadas tie-
nen una percepción más compleja que las menores de esa edad con
respecto a las causas de la disminución de la cobertura vegetal. Si bien
responsabilizan a la sequía y falta de nevadas por la disminución de la
vegetación, advierten el impacto del pastoreo en la generación de las
condiciones que llevaron a la situación actual.
La que se está terminando es la ‘chacaya’ [Grindelia chiloensis]
y la ‘zampa’ [Atriplex lampa] hay manchas de ‘zampa’ que se han
secado, ‘neneo’ [Mulinum spinosum], ‘solupe’ [Ephedra ochreata]
que reverdecía y daba fruto colorado y blanco. Esa es alimento
para los animales. El cabo come todo yuyo: ‘jarilla’, ‘molle’, ‘vi-
driera[Suaeda divaricata], ‘uña de gato’ [Chuquiraga erinacea
subespecie hystrix]. El cabo no respeta nada. El campo no da
para lanar porque busca el ‘pasto hebra’ [Poa lanuginosa] (Cefe-
riano, 46 años).
Otro anciano entrevistado indicó que:
22 Adriana Bünzli y Larry Andrade
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
Hay menos porque está muy seco, se secaron, no tienen agua, por
el viento que las secó… las arrancó el viento. Más que nada por
los yeguarizos, tiene tanto yeguarizo [hembras equinas] la gente
y todo eso es lo que ha raleado el pasto y como no llueve” (Juan,
71 años).
También coinciden con este pensamiento dos personas de me-
diana edad. Una señora sostuvo, al ser interrogada a qué se debería la
disminución de plantas, lo siguiente:
Y… yo no sé más será porque los animales tienen menos porque se
ha secado mucho monte, y vio que los animales tienen menos comi-
da entonces los animales lo van estropeando tanto que la planta se
seca.” (Domitila, 50 años).
El aumento en el número de personas que habitan la Comunidad
y, a la vez, el del número de animales son vistos como un componente
con impacto en el decaimiento de las especies vegetales, tanto en cali-
dad como en cantidad:
Esto fue un poco porque aumentó el número de gente dentro de la
Comunidad, si antes a lo mejor había por ejemplo 40 pobladores
que tenían animales y esos 40 pobladores el que más tenía eran
150 y hoy el que menos tiene son 150, entonces se fue ampliando
el número de personas y se fue ampliando la cantidad de animales
y eso fue lo que realmente, como se dice, verbalmente, los campos
se murieron… se van muriendo. Muy recargado y bueno, no sola-
mente es en la Comunidad Gramajo sino que creo que es a nivel
provincial.” (Elías, 71 años).
Hubo coincidencia también con respecto a las especies que han
disminuido, producto de la combinación de varios factores. Una de ellas
es el “molle”, una de las más referenciadas:
Porque se están secando por el tema de la sequía y muchas perso-
nas que no ven que tienen muchos animales, los animales pisotean
mucho. Están desapareciendo muchas plantas, como ser se es
secando el ‘molle’, se está secando el ‘pastito hebra’ [Poa lanugino-
sa], que viene saliendo, los animales lo van comiendo y no queda
nada. Encima no llueve, hay mucho calor, mucho viento (Gusta-
vo, 17 años).
Si, si el tema del ‘molle’. El ‘molle’ también ha desaparecido el
tema del ‘pasto fino” [Poa lanuginosa], se va secando y no hay
caso, hay mucha sequía, hay mucha vegetación que uno sale a ca-
minar el tema del campo y muchas flores le podemos llamar… en
el campo que están secas, que están secas de arriba del fruto a la
raíz.” (Luciano, 57 años).
Visión de los sujetos acerca del vínculo Producción y Ambiente 23
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
Antes había mucho más, usted vé que ahora la ‘chacaya grasienta’
se secó totalmente porque anteriormente, cuando llegaba la prima-
vera, póngale que llegaba en septiembre, era una mancha amarilla
¿vio que da una flor amarilla? entonces usted donde miraba era
puras flores. Mucho más y muy hermoso el campo, porque encima
de la barda bajaba un aroma, un perfume de las flores y hoy no,
hoy no se ve” (Domitila, 50 años).
El ‘coirón’ [Pappostipa speciosa] es rarísima la parte que Ud. ve
un ‘coirón’ verde o entreverado, hoy no se ven, se están perdiendo.
Las “zampas” estas naturales que tenemos… de la casa donde vive
Luciano para acá era todo ‘zampa’ y hoy ¿qué pasa? Queda ‘zam-
pa’ del puesto este que está aquí abajo una línea, para acá queda
‘zampa’, para allá no y había ‘zampa’ antes” (Maa, 45 años).
“Los pastos no alcanzan a semillar por falta de lluvia, yo veo eso,
el campo no da para una cantidad de animales porque el pasto sale
y el animal se lo va comiendo porque antes semillaban, los montes
semillaban, ahora no… son cuatro o cinco años que el pasto no al-
canza a semillar y el pasto no alcanza a crecer… se va secando más
por el asunto de la falta de lluvia” (Segundo, 52 años).
La visión de un poblador anciano tiene relación con el banco de
semillas del suelo en tanto que es una medida del potencial florístico
de un área, no obstante, observa que el cambio climático, referenciado
por todos los entrevistados, es el responsable de la disminución de las
plantas:
Las plantas están, y van a estar siempre toda la vida, eso no se
pierde, las semillas están ahí, pero falta la lluvia, falta la nieve. Si
viene una lluvia continuadamente ahí aparecen” (Elias, 71 años).
Al crearse las condiciones necesarias, las semillas o propágu-
los presentes en el suelo pueden generar nuevas plantas. De hecho, en
las áreas denudadas en las cuales la primitiva cubierta vegetal ha sido
destruida, por ejemplo en lugares erosionados, rozados por el fuego,
desprovistos de vegetación por cambios climáticos bruscos o cubiertos
por lava volcánica, puede regenerarse la cubierta vegetal. No obstante,
aunque el banco de semillas puede en algunos casos contribuir al esta-
blecimiento de una sucesión secundaria, en el área de trabajo de esta
investigación, donde existe una gran presión originada tanto por facto-
res abióticos como bióticos (en este caso, relacionada con la importante
presencia de granívoros) es altamente improbable. Las semillas pueden
perdurar por muchos años en tierras abandonadas donde se ha esta-
blecido otra sucesión. Sin embargo, los alisis del banco de semillas
24 Adriana Bünzli y Larry Andrade
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
de áreas del Monte muestran que son pobres e insuficientes como para
regenerar por sí mismos la vegetación (Bünzli, 2000).
Incluso en el grupo de habitantes s jóvenes existe la concien-
cia de los efectos que trae consigo la falta de plantas que cubran el sue-
lo, y que son el origen de varios signos de degradación: suelo desnudo,
bancos de arena y pavimento de erosión:
Si cuando íbamos al campo, cuando íbamos a la escuela y sa-
líamos a buscar las chivas, en ese tiempo, con mi hermano nos
mandaban al campo y sabía estar todo tupidito, todo verdecito y
ahora salís al campo y pisás el pasto y sale tierra del pasto, es
todo amarillo, está todo feo, está todo raleado, hay pura arena.
Hay mucha piedra” (Graciela, 18 años).
Por su parte, otra joven de 27 años expresó, al preguntársele su
opinión acerca de la evolución de la vegetación:
Y no, ahora por la sequedad y eso, por ejemplo, la “zampa”, hay en
algunos lugares no más hay “zampa” porque ¿vio para allá? antes
eso todo para allá, era todo zampal ahora no queda nada, queda
pero por allá abajo.” (Gabriela).
Además, se observa que no sólo hay cambios en la cantidad de
plantas sino en su calidad, las plantas existentes son menos vigorosas
que las que había hace algunas décadas atrás:
Si las plantas prácticamente, yo podría decir que se han reducido
en un 60%. El crecimiento, la fuerza que tenían las plantas para
crecer, el fruto que daban, que hoy no hay nada.(Ceferiano, 46
años).
Vínculo entre deterioro cultural, conocimiento y uso de
vegetación nativa
Una hipótesis que orientó el desarrollo de la investigación es que
el uso actual de la vegetación en esta Comunidad sería resultado de una
modificación del modo de ver la naturaleza que históricamente tuvieron
los miembros de la Comunidad. La colonización, más tarde la Campaña
al Desierto, luego la modernización y más recientemente la globaliza-
ción fueron hitos que condujeron paulatina y constantemente al reem-
plazo y/o superposición de componentes de diferentes cosmovisiones,
idiosincrasias y prácticas sintonizadas con la naturaleza por relaciones
basadas en la obtención de beneficios económicos.
Visión de los sujetos acerca del vínculo Producción y Ambiente 25
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
Este postulado recibió una importante fuerza positiva en el rico
relato de un poblador de 71 años:
“Se olvida de su cultura, se olvida de su lengua, no la valora, no la
quiere hablar, le da verenza, ¿por qué le da vergüenza? si eso es
lo que nos dejó el mapuchado… así como lo dejó el winca” (Elias).
Este deterioro, se observa en forma creciente desde los más an-
cianos hasta los más jóvenes. Se han perdido ya numerosos saberes
respecto a las plantas nativas, por lo tanto no se preservan de acuerdo
al valor intnseco que tienen.
Los mismos integrantes de la Comunidad, por distintos motivos,
entre ellos por temor a la discriminación que se ejerció y aún en la ac-
tualidad se ejerce contra los pueblos originarios, no transmitieron las
enseñanzas propias de su etnia a los jóvenes. Estos, en muchos casos
reniegan de sus orígenes y tratan de insertarse en la sociedad urbana,
lo que no siempre consiguen o lo hacen dentro de los sectores más mar-
ginados de la sociedad que los recibe regresando, muchos de ellos, a su
Comunidad de origen:
“El valor que tiene el Mapuche como pueblo originario, como pue-
blo nación tiene que quedarse, saber, entender como el mupuchado
porque por más le da a su inteligencia y su valor, para eso lo dejó
pero hoy, para la mala suerte el mismo padre, la misma madre no
sabe explicarle a su hijo, no sabe enseñarle, no hay enseñanza, no
hay valor(Elias, 71 años).
Don Elías indica quenalmente losvenes se convencen, al ana-
lizar sus experiencias, que el estilo de vida consumista propio de las
sociedades modernas no sería la manera apropiada de vivir. Por el con-
trario, el regreso a la conciencia de ser parte de la naturaleza es lo que
finalmente será imperecedero:
Aquí están mis sobrinos, tengo mis otros hermanos de crianza,
tengo a mi hija, tengo a mi nieta, mi nieto…. bueno, yo les digo to-
dos los días, algún día cuando me vaya quiero que ustedes analicen
esto y todo lo que ustedes saben y ojalá sepan más para conseguir
algo para trabajar, trabajen, pero en su trabajo propio, para tener
para mantenerse, si tienen sus pocos animales confórmense con
eso, porque no van a ser ricos nunca. Con eso van a tener su valor,
van a tener su entendimiento, cómo mantenerlo, entonces eso es lo
hoy vale mucho más que un estudio, porque la naturaleza es natu-
ral y no necesita tener…, usted a donde vaya no necesita papel. La
tecnología, la computadora, eso… eso, no va a durar eso ya viene
cerca que se va a desaparecer… y el que no conoce su esencia que le
dejó el mapuchado su computadora natural y su coran, su ener-
26 Adriana Bünzli y Larry Andrade
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
gía, ¿qué va a hacer? porque esa prueba va a venir, eso va a venir y
¿usted qué va a contestar cuando venga el mapuchado y le diga su
tecnología donde está? entonces lo que yo le di para que lo apren-
diera ¿dónde lo tiene? ¿y qué va decir usted? cuando el mapuchado
le diga a usted se le ha olvidado su esencia, ¿qué va a hacer ahí?
Entonces si usted valora su esencia natural, el mapuchado va a vol-
ver a explicar lo que quiera, porque va a salvarse” (Elias, 71 años).
Este relato aporta positivamente a la hipótesis de que el proceso
de aculturación sufrido por este pueblo tiene un peso importante sobre
el hecho de que la vegetación no se conozca y ni se respete y preserve
como se hacía en la antigüedad. Según este anciano, ellos mismos han
permitido esta penetración cultural olvidando sus saberes y reempla-
zándolos por los conocimientos provenientes de otras culturas.
La inexistencia de una valoración cultural interna propende a
que el resto de la sociedad vitupere la cultura Mapuche. Sin embar-
go, por nuestros días es visible un proceso de recuperación cultural
gestado desde las Comunidades Mapuches. El joven lonko (cabeza en
lengua mapuche, se denomina aal jefe de la Comunidad) bregó por
la reanudación de la práctica de las rogativas en la Comunidad. Pre-
vio a la Conquista del Desierto las ceremonias de rogativa: Nguillatun,
Nguellipun, Camaruco y Camerucun se desarrollaban en todas las tri-
bus, sin embargo, en la actualidad han perdido continuidad y muchos
aborígenes son católicos o evangélicos. Aunque los adultos mayores
insistían en que iba a ser imposible volver a implementar las rogativas
tradicionales, el lonko siguió adelante con su proyecto y actualmente
según su testimonio:
“Se hacen las rogativas desde hace cuatro años. Eso hace bien, se
pueden reconciliar, es nuestra propia cultura. Se hace el “chaví”
[jugo] con piñones [semillas de pehuén (Araucaria araucana)]
de la Cordillera y haa 43 años que no se hacían (las rogativas)”
(Federico, 30 años).
A partir de junio de 2014, se realizaron las rogativas abiertas a
la toda la población de la zona en el predio de la Comunidad Grama-
jo. Este hecho es destacable, ya que se manifiesta una reacción ante el
fenómeno de transculturación que ha transitado este pueblo desde su
contacto con otras sociedades con rasgos occidentales. La recuperación
de las tradiciones y saberes, es decir de la cultura demuestra un cambio
de actitud en esta Comunidad que la diferencia de un comportamien-
to sumiso y de ocultamiento de su raza que manifestaron hasta hace
pocas décadas. Podría asimilarse a lo expresado por Moyano (1999)
Visión de los sujetos acerca del vínculo Producción y Ambiente 27
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
cuando enuncia que la recuperación de lo local se corresponde con un
proceso identitario, una búsqueda de raíces y de referencias tangibles,
de cercanía y de proximidad, en un mundo cada vez más globalizado;
la recuperación de lo local se percibe como una reacción al proceso de
globalización que intenta difuminar diferencias.
En muchas regiones de América Latina se observa el surgimien-
to de nuevas o, eventualmente el reforzamiento de viejas identidades
grupales. Este proceso en algunos casos se está manifestando como un
fortalecimiento de las identidades étnicas. En el caso de la Comunidad
Gramajo, es un factor importante y que contribuirá enormemente a este
proceso y, por lo tanto, a la permanencia de los integrantes en el pre-
dio comunitario. La recuperación de saberes sobre las plantas nativas
es crucial, no sólo porque constituyen la fuente principal del sustento
económico en tanto que son plantas forrajeras sobre las que descansa la
producción ganadera, sino porque constituyen un lazo con la naturaleza
que es fundamental recuperar y revalorizar.
El contacto con la población blanca trajo aparejada, en el me-
diano y largo plazo, una pérdida de saberes producto de un proceso de
transculturación. Sin embargo, se puede detectar la sobrevivencia de
un saber ambiental ancestral, sobre todo en los pobladores de mediana
edad y los ancianos, quienes expresan una mirada acerca de distintos
aspectos de la vegetación nativa y de sus funciones en el ecosistema,
como la función de protección del suelo, que sería producto de un saber
pre-existente, de una conciencia práctica que se activa al ser interroga-
da y confrontada por la realidad y/o el entrevistador.
Otra muestra de que este saber ancestral sigue vivo es que, sin
importar la edad, todos los miembros de la Comunidad pueden darse
cuenta de los cambios en su ambiente, aún los entrevistados más jóve-
nes tienen una opinión formada acerca de distintos aspectos de las plan-
tas. Reconocen los cambios experimentados en la vegetación y adjudi-
can las causas a distintos motivos. Se refleja en sus respuestas que las
plantas siguen siendo importantes para ellos, aunque tal vez de distinta
manera de lo que eran para sus antepasados.
La mayoría de los pobladores de la Comunidad, atribuyen la dis-
minución de la vegetación estrictamente a la sequía, esto está de acuerdo
a lo encontrado por otros investigadores (Helldén, y Ólafsdóttir, 1999;
Andrade, 2003; Bendini et al. 2004; Richieri et al. 2013). Sin embargo,
varios testimonios dan cuenta de que el sobrepastoreo ha colaborado
en la intensificación del proceso natural de degradación (desertización)
motivado por factores climáticos.
28 Adriana Bünzli y Larry Andrade
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
Como se dijo anteriormente, la Comunidad Gramajo está empla-
zada en una de las regiones más áridas de la Argentina. No obstante,
sus habitantes han co-evolucionado con el ambiente, en su sentido más
amplio, a través de la conjugación de aspectos de su tradición con las
imposiciones de la actualidad. En este sentido, son resilientes tal lo en-
contrado por Cardoso et al. (2012) en otra comunidad mapuche residen-
te en Pilquiniyeu del Limay (departamento Pilcaniyeu, Río Negro) en
la que la población mantiene su conocimiento ambiental tradicional, y
esto, sumado al conocimiento externo, revela el proceso de adaptación
cultural de la Comunidad y la resiliencia.
Ladio (2013) en un trabajo realizado en las Comunidades Paineo,
Rams y Cayulef determique el mantenimiento de las tradiciones está
fuertemente asociado a factores tales como: contacto con la ciudad, pi-
ñoneo (recolección de piñones, muy apreciadas como alimento por las
comunidades aborígenes de la zona), trashumancia, mantenimiento de
la lengua, caza y cultivo del huerto familiar. En la Comunidad Gramajo
no se practica la trashumancia y tampoco se practica la caza. En gene-
ral, según Ladio y Lozada (2003) la caza y el piñoneo desde que esca-
searon los guanacos (Lama guanicoe), fueron disminuyendo. Se observa
una lógica retroalimentación entre la disponibilidad de los recursos na-
turales y su utilización que podría explicar también el bajo grado de uso
de plantas que muestra la Comunidad Gramajo con respecto a otras co-
munidades aborígenes estudiadas en Neuquén, pero que habitan en am-
bientes que ofrecen una mayor oferta vegetal como el bosque, tal como
observaron Ladio et al. (2007). El grado de conocimiento y utilización
de las plantas está relacionado con la disponibilidad (Ladio y Lozada,
2004) y en este sentido la Comunidad Gramajo tendría menor disponi-
bilidad en su hábitat natural que si estuviera en un ambiente más rico.
La Comunidad Gramajo practica esporádicamente el piñoneo y
pocos ancianos conocen la lengua, aunque desde hace algunos años se
está volviendo a enseñar en la escuela. Estas prácticas tradicionales que
influirían positivamente sobre la utilización de las plantas tiene una
escasa representación en la Comunidad Gramajo, sin embargo, existe en
todos los puestos el huerto familiar y este hecho contribuiría a la mayor
utilización de plantas.
Los contactos establecidos con la cultura urbana, crean además
nuevas necesidades de consumo, acceso a información y a la tecnología
que necesariamente impactan y transforman la percepción del medio y
de las tradiciones. El grado de contacto con las zonas urbanas influye
sobre el mantenimiento de las costumbres tradicionales. En un estu-
Visión de los sujetos acerca del vínculo Producción y Ambiente 29
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
dio realizado por Eysartier et al. (2013) en otras Comunidades aboríge-
nes de la zona, detectaron que aquella que tiene un menor acceso a la
economía de mercado, parece conservar sus costumbres tradicionales,
integrándolas con nuevas tecnologías y prácticas. Esta Comunidad pre-
sentó niveles s altos de intercambios de semillas y colecciones de
semillas propias de cosechadores anteriores, y un mayor número de am-
bas, especies cultivadas y cosechadas. Estos agricultores utilizan mayor
riqueza vegetal, por ejemplo, mayor proporción de variedad espefica y
muestran mayor mantenimiento de prácticas de cosecha.
Durante las entrevistas se pudo percibir que son precisamente
los más jóvenes los que menos conocimiento poseerían, esto estaría re-
lacionado con que son los que mayor vínculo tienen con la ciudad. Este
hecho coincide con lo encontrado por Ladio (2001) que señala que:
“Los habitantes de la estepa son los que principalmente han sido
afectados por esta pérdida gradual de conocimiento vegetal que,
además, es más notable en los jóvenes.
Los motivos son varios, al ya mencionado contacto con la ciu-
dad, se suman la falta de interés por conocer los usos de las plantas
que manifestó una de las jóvenes entrevistadas, este hecho también fue
documentado por Ladio (Ladio y Lozada, 2000; Ladio, 2001 y Ladio y
Lozada, 2003) en otras comunidades.
Uno de ancianos entrevistados responsabiliza principalmente a
los padres que no han sido efectivos al momento de transmitir tradicio-
nes y saberes. De hecho, Ladio (2013) cita a varios autores que indican
que es muy distinta la dinámica entre el conocimiento y la utilización
efectiva y es expresado en una forma multifuncional donde las dife-
rentes actividades culturales tienen diferentes pesos. De acuerdo a las
modelizaciones realizadas por especialistas, para saber más acerca de
las plantas en la adultez, es necesario principalmente cazar, participar
del piñoneo y haber aprendido el lenguaje. Estas actividades culturales
sostienen y reafirman sustancialmente el conocimiento transmitido por
los padres en la niñez, favoreciendo la preservación y mantenimiento
de la herencia cultural.
También ha sido señalado que los grupos familiares formados
por miembros de distintas edades pueden favorecer el mantenimiento
de estas prácticas y el conocimiento ya que se generan distintas posibili-
dades en términos de necesidad y para la transmisión del conocimiento
(Ochoa et al., 2010, citados por Ochoa y Ladio, 2014).
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Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 47 | 2do. Semestre de 2017
Conclusiones
Actualmente, existe un consenso general acerca de que la manera
en la que la población local percibe y utiliza su ambiente natural juega
un rol importante en la conservación de los recursos y su consecuente
desarrollo sostenible. La Convención de Diversidad Biológica reconoce
que la biodiversidad no será conservada sin el entendimiento de la in-
teracción humana con el ambiente natural (Ladio y Lozada, 2003). Dis-
tintas aproximaciones al estudio del conocimiento ecológico tradicional
dan cuenta de que una mayor diversidad de conocimientos, por ejem-
plo, sobre plantas, actúa directamente sobre la percepción y la acción de
los habitantes sobre su ambiente (Cardoso y Ladio, 2011; Ladio, 2011).
La incorporación de los saberes tradicionales no sólo enriquecerá y po-
tencialas técnicas agronómicas utilizadas sino que empoderará a los
sujetos que las pondrán en práctica, ganando en grados de conciencia
acerca de qué es lo que esn haciendo y por qué lo hacen de ese modo.
El proceso de transculturación que atravesó esta sociedad, el gé-
nero, la edad, los años de escolarización logrados por sus miembros y
el nivel de contacto con el mundo urbano son algunos de los elementos
que influyen en la variación de este saber. Sin embargo, habría otros
aspectos que influirían en el mantenimiento del saber ambiental, que
tal vez deberían abordarse desde otras áreas del conocimiento.
En un contexto de numerosos cambios y de contacto con otras
culturas, los hábitos alimentarios de las comunidades también mues-
tran signos de erosión cultural. Los mapuches que se alimentaban de
recursos locales y que estaban, al llegar los españoles, en estado de
proto-agricultura cambiaron su manera de alimentarse. Muchos de los
etno-conocimientos en el contexto americano, producto de experiencias
milenarias con las plantas, se han extinguido y otros están en riesgo de
perderse como consecuencia del impacto colonizador, arma Oses Gil
(2010).
Aunque el vínculo con el ambiente natural estaría debilitado, aún
persiste, sobre todo en los mayores. Según los relatos del lonko y de
otros entrevistados, la intención es permanecer en la Comunidad aun-
que objetivamente las condiciones socio-ambientales no sean óptimas.
La disminución de la oferta forrajera no ha sido suficiente para desarrai-
gar a los habitantes de la misma, lo cual se encuentra en línea con lo
expresado por Golluscio et al. (2010).
Visión de los sujetos acerca del vínculo Producción y Ambiente 31
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Visión de los sujetos acerca del vínculo Producción y Ambiente. Reflexiones a partir de
experiencias en la Comunidad Gramajo (Barda Negra, Neuquén, Patagonia Argentina)
Fecha de recepción: 5/7/2017
Fecha de aceptación: 13/10/2017