Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
1
7 tesis sobre el campesinado argentino contemporáneo
Julia Colla
1
Resumen
En las últimas cuatro décadas, la ruralidad argentina ha cambiado y, junto con
ella, las condiciones de subordinación de las familias campesinas al sistema capita-
lista. Desde un enfoque que valoriza la perspectiva de clases y su transformación dinámica
en una formación económico-social, este artículo propone 7 tesis sobre la experiencia
social actual del campesinado de tipo tradicional en las regiones argentinas: las con-
diciones estructurales de exclusión y marginalidad social; la desagrarización de las
actividades económicas y la pluriactividad; el giro eco-territorial, la disputa y cons-
trucción de los territorio; el rol de los movimientos sociales en la conformación del
activismo campesino; los procesos de reetnización y re-emergencia étnica; la agroe-
cología y la soberanía alimentaria y la incorporación a la dinámica de la estatalidad.
A nuestro modo de ver, estos tópicos, conforman una “nueva cuestión” en los estu-
dios sociales, funcionan de manera articulada y ayudan a comprender las condicio-
nes estructurales, los procesos de identificación y lucha política que atraviesa el cam-
pesinado realmente existente.
Palabras clave: Campesinado Capitalismo Experiencia social Identidad cam-
pesina Movimientos campesinos
1
Doctora en Estudios Sociales Agrarios y Licenciada en Sociología; Becaria posdoctoral del Consejo Na-
cional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) con sede en el Instituto de Humanidades y
Ciencias Sociales del Litoral (IHUCSO Litoral), Santa Fe, Argentina. contacto: julialcolla@gmail.com
2 Julia Colla
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
Summary
Seven theses on the contemporary Argentine peasantry
In the last four decades, Argentine rurality has changed and, along with it, the
conditions of subordination of peasant families to the capitalist system. From an ap-
proach that values the class perspective and its dynamic transformation in an eco-
nomic-social formation, this article proposes 7 theses on the current social experience
of the traditional type of peasantry in the Argentine regions: the structural condi-
tions of exclusion and social marginality; the desegregation of economic activities
and pluriactivity; the eco-territorial turn, the dispute and construction of territories;
the role of social movements in shaping peasant activism; the processes of re-eth-
nization and ethnic re-emergence; agroecology and food sovereignty and incorpora-
tion into the dynamics of statehood. In our view, these topics make up a “new ques-
tion” in social studies, they function in an articulated manner and help to under-
stand the structural conditions, the processes of identification and political struggle
that the truly existing peasantry goes through.
Keywords: Peasantry Capitalism Social experience Peasant identity Peasant
movements
7 tesis sobre el campesinado argentino contemporáneo 3
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
Introducción
El campesinado tradicional en Argentina ya no es aquel que producía materia
prima para la agroindustria y trabajaba parte del año en las cosechas y carpidas de
algodón, en el obraje como hachero, en la zafra de la caña de azúcar u otras activi-
dades extra-prediales. El nuevo ciclo de acumulación de capital consolidado en las
últimas décadas y el declive de las economías regionales transformó sus condiciones
de inserción en el sistema capitalista en procesos de exclusión y marginalidad, los
obligó a la reconversión económica y los condenó al arrinconamiento territorial en
territorios segregados. Pero también, estas poblaciones innovaron con prácticas, dis-
cursos y estrategias de resistencia política que incorporaron nuevos elementos en los
procesos de subjetivación y en la posición y composición de clase.
En esta línea, si bien las ciencias sociales han advertido la inauguración de lo
que se ha dado en llamar una “nueva ruralidad” (Giarracca, 2001; Rubio, 2003;
Llambí y Pérez, 2007) o, incluso, una “nueva cuestión agraria” (Paz, 2006; Azcuy
Ameghino, 2016) caracterizada principalmente por la intensificación del dominio del
capital, la concentración económica y la crisis de la producción familiar, se registra-
ron menores esfuerzos por sistematizar de manera integral y regional la problemá-
tica y transformación específica del campesinado tradicional. Tal vez, por tratarse de
una categoría “incómoda” en los estudios sociales argentinos, elaborada bajo la su-
puesta inexistencia de este tipo de productor en el suelo argentino, sobre todo, en
sus versiones clásicas no capitalizadas, con escasas posibilidades de acumulación,
vinculados al autoconsumo (reproducción simple) y con identidades sociales y cul-
turales definidas y fuertes (Bartolomé, 1975; Tsakoumagkos, 1987; Giarracca, 2017
[1990]; Barbetta, Domínguez y Sabatino, 2012). Posiblemente, también, porque las
contribuciones al tema realizadas durante la década de 1970 y 1990, se centraron en
la funcionalidad de los productores familiares y en las formas que tomaba dicha
subordinación en el sistema capitalista, antes que en las características de la compo-
sición e identidad de la clase campesina.
2
O quizás porque producto de estos deba-
tes, se difundieron otros enfoques paradigmáticos que caracterizaron a estas pobla-
ciones como “pobres rurales”, “pequeños productores”, “minifundistas” o “agricul-
tores familiares”, en detrimento de su capacidad de agencia y la emergente autoi-
dentificación del campesinado.
En esta línea, en trabajos previos planteamos que las transformaciones
2
Es importante aclarar que en Argentina la cuestión campesina, entendida como un corpus de producción
académica dedicada a problemáticas socioeconómicas, políticas y culturales similares en torno al campe-
sinado, nunca alcanzó una impronta política como en el resto de los países latinoamericanos. Por un lado,
esto sucedió, porque el desarrollo del capitalismo agrario en el país estuvo históricamente asociado a la
empresa familiar capitalizada y la figura de chacareros” y “colonos” como tipo característico de la es-
tructura social agraria, lo que condujo a una preocupación más centrada en la elaboración de taxonomías
distintivas entre campesinado clásico y el capitalizado. Y, también, porque mientras que en la década de
los setenta antropólogos, sociólogos y economistas de América Latina debatían sobre la reforma agraria
y la funcionalidad y transformaciones de los productores directos, en el país, se vivía un período de dic-
taduras cívico-militares (1966-1973/1976-1982). Éstas censuraron y reprimieron las formas críticas de ex-
presión política, por lo que el debate circuló mayormente “puertas adentro” (Ratier 2018).
4 Julia Colla
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
acontecidas en las últimas décadas en Argentina inauguraron una “nueva” cuestión
campesina en los estudios sociales agrarios. Principalmente, porque se agotaron los
enfoques de investigación producidos en la década de 1970, que como menciona-
mos, ponían el foco en la funcionalidad de este sector social en el sistema y elabora-
ban taxonomías comparativas para distinguirlos en los procesos de diferenciación
social (Colla, 2023). En línea con aquellas producciones académicas y estatales que
durante los años 1990 y 2000 ya vaticinaban momentos de cambio, en el transcurso
de la tercera década del siglo XXI, estamos en condiciones de afirmar la consolida-
ción de determinados procesos sociales y sistematizar las producciones en torno a
nuevos ejes de análisis.
Por esta razón, desde un enfoque que valoriza la perspectiva de clases y su
transformación dinámica en una formación económico-social en la que se desen-
vuelve, este trabajo espera responder: ¿qué características asume el campesinado
tradicional en los actuales escenarios de la ruralidad argentina? Para ello, se presen-
tan 7 tesis que atraviesan la experiencia social actual de los productores familiares
localizados en diversas regiones argentinas: las condiciones estructurales de exclu-
sión y marginalidad social; la desagrarización del campo y la pluriactividad; el giro
eco-territorial, la disputa y construcción de los territorio; el rol de los movimientos
sociales en la conformación del activismo campesino; los procesos de reetnización y
re-emergencia étnica; la agroecología y la soberanía alimentaria y la incorporación a
la dinámica de la estatalidad. A nuestro modo de ver, estos tópicos, conforman una
“nueva cuestión” en los estudios sociales, funcionan de manera articulada y ayudan
a comprender las condiciones estructurales, los procesos de identificación y lucha
política que atraviesa el campesinado tradicional argentino contemporáneo.
Para cumplir con los objetivos propuestos, por un lado, se recopilaron pro-
ducciones académicas, mayormente de estudios de caso, y enfoques teóricos consi-
derados relevantes en los estudios sociales agrarios. El ejercicio consistió en organi-
zar líneas comunes de indagación en dichos trabajos, manteniendo un criterio de
región económico-social y político cultural en la selección de los mismos (Benedetti,
2005). También se utilizaron los resultados de la tesis doctoral de la autora, realizada
en comunidades campesinas y de pueblos indígenas en la provincia de Chaco (norte
argentino) y los avances de investigación postdoctoral que tienen por objeto la diná-
mica socioproductiva de familias campesinas indígenas y el desarrollo de políticas
públicas participativas e interculturales en la provincia de Santa Fe (Colla, 2022).
Ambas fueron financiadas por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET). Finalmente, se recurrió a determinados datos estadísticos,
como los brindados por los Censos Nacionales Agropecuarios (CNA) y por informes
de organismos internacionales, para dar sustento a los argumentos planteados.
7 tesis sobre el campesinado argentino contemporáneo 5
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
Los campesinos tradicionales en Argentina y su participación en las economías
regionales
Si partimos de la noción marxista clásica que atiende a la organización del
trabajo como elemento central, podríamos decir que las unidades campesinas tienen
en común el trabajo independiente y el de su unidad doméstica o familiar para di-
versas actividades agropecuarias, como el cultivo de la tierra y la cría de animales
(Wolf, 1971; Chayanov, 1974 [1924]). Como tales, han existido en prácticamente to-
das las formaciones sociales y lo que está en cuestión es estudiarlas en su forma de
existencia heterogénea y concreta en tipos de sociedad determinadas (Vilar, 1980).
En Argentina, una característica singular que las diferenció de sus pares del
resto de Latinoamérica fue su subordinación e integración temprana al sistema ca-
pitalista por medio del mercado (Bartolomé, 1975; Tsakoumagkos, 1987). En el siglo
XX, esta condición tomó particularidades según las actividades económicas y el
grado de penetración del desarrollo desigual, dependiente y “deformado” del capi-
talismo en cada región.
3
Al respecto, Manzanal y Roffman (1989) distinguían tres
grandes áreas geográficas donde era posible localizar distintos sujetos y clases socia-
les; por un lado, la zona núcleo de acumulación, integrada por la región pampeana
-Buenos Aires, Entre Ríos y una porción de la provincia de Santa Fe, Córdoba y Men-
doza (incluida por los autores en esta regionalización). En estas zonas, vinculadas a
la producción de granos, cereales y vitivinícola, existía una importante capacidad
productiva con elevados índices de productividad y de cambio tecnológico, una in-
cidencia significativa de productores directos capitalizados o chacareros que se com-
binaba con la presencia de fuerza de trabajo asalariada y renta terrateniente. Por otro
lado, la región extrapampeana en la que, con distintos momentos de auge y estanca-
miento entre 1930-1970, se desarrollaron las denominadas “economías regionales”.
Un primer subtipo constituía el norte argentino y parte de Cuyo, donde las relacio-
nes netamente capitalistas eran más limitadas o con signos de baja difusión en el
espectro productivo y técnico y con modalidades no capitalistas más marcadas. Las
actividades se diversificaban en la caña de azúcar y poroto (Salta), algodón y arroz
(Chaco, Formosa, Santiago del Estero), limón (Tucumán) y yerba mate (Misiones),
fruticultura (alto valle de Rio Negro y Neuquén), entre otras. Y, finalmente, otro
subtipo incluía regiones como la patagónica, donde se combinaban elementos de los
dos anteriores. Se trataba, fundamentalmente, de áreas de muy bajo nivel de ocupa-
ción previa, con tipos de organización productiva tradicional o capitalista extensiva
en la actividad pastoril (por ejemplo, en Chubut) y en los que la explotación de re-
cursos naturales introducía elementos nuevos a la configuración espacial.
En estas últimas regiones, donde el capitalismo no había llegado a subsumir
todavía más la naturaleza de las relaciones sociales, existía una importante
3
Este tema esvinculado con el desarrollo periférico que tiene nuestro país, donde las formas específicas
del mundo rural se encuentran condicionadas por el control oligopólico del comercio exterior de granos,
la concentración económica, la gran propiedad, la renta concentrada y el papel destacado del imperia-
lismo al interior de las diferentes cadenas de valor (Azcuy Ameghino, 2016).
6 Julia Colla
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
diversidad y presencia de campesinos de tipo tradicional (o también llamados “colo-
nos” por determinados estudios sociales). Se diferenciaban de aquellos de tipo farmer
o familiar capitalizado, principalmente por la no acumulación sistemática de capital
(Archetti y Stølen, 1975), en otras palabras, la ausencia de capitalización (Manzanal,
1988) o, también, por ciertas distinciones socioculturales que los llevaba a tener dis-
tintos “estímulos” económicos (Bartolomé, 1975). En sus estratos más bajos, asocia-
dos mayormente a un origen socioétnico, se encontraban las economías “protocam-
pesinas”, en donde las unidades domésticas de producción eran básicamente do-
mésticas y estaban reguladas por las necesidades familiares y sociales, donde la sub-
sistencia se combinaba con la venta temporal de mano de obra durante una parte del
año y que era subsidiaria de la primera (Archetti y Stølen, 1975).
En términos generales, las producciones de este sector eran de base agraria e
integradas a las ramas agroindustriales. Las explotaciones eran principalmente mi-
nifundistas, con una especialización productiva -monoproductiva- intensiva en el
uso de mano de obra, principalmente doméstica, que se complementaba con la asa-
lariada en actividades de temporada (cosecha o zafra, carpida, arada, embalaje, entre
otras).
4
El acceso a la tierra, con variantes según las regiones y distinciones con el
modelo de arrendamiento de la Pampa Húmeda, se había combinado, fundamental-
mente, entre el asentamiento irregular en tierras fiscales -con un amplio acceso a los
recursos naturales indispensables- y la propiedad de la tierra, a través de planes de
colonización agrícola impulsados desde el Estado -nacional o provincial- (Ley de
Inmigración y Colonización de 1876, Consejo Agrario Nacional, entre otras). O tam-
bién por colonias propias de la actividad de compañías colonizadoras, como La Fo-
restal S.A. y el Ingenio Azucarero Las Palmas del Chaco Austral, fomentadas, en
muchos casos, por los propios terratenientes para valorizar sus tierras. Allí, las fa-
milias campesinas adquirían una parcela bajo diversas formas de alquiler o permisos
de ocupación. Asimismo, el desarrollo de las actividades agropecuarias de este gran
sector de pequeños y medianos productores familiares estaba asociada a un rol ac-
tivo del Estado en la promoción de los cultivos y en su comercialización, con precio
mínimo sostén para pequeños productores y diversas ayudas financieras e imposi-
tivas (Rofman, 1993).
En aquellos momentos, la diferenciación sociocultural hacia el interior del
campesinado tradicional mostraba límites en las identidades más definidos entre los
descendientes de origen migrante europeo (criollos), los provenientes de países li-
mítrofes (sobre todo, Paraguay y Bolivia) y los pertenecientes a los pueblos origina-
rios, estos últimos, marcados por la estigmatización y el racismo y por la necesidad
permanente de combinar su producción doméstica con la venta de mano de obra
temporal. En aquellos casos donde la explotación permitía traspasar cierto límite de
acumulación, como los colonos algodoneros del norte santafesino y chaqueño, se
generaba una diferenciación social que permitía ampliar el proceso productivo
4
Según Tsakoumagkos (1987), las condiciones de monoproducción generaban una mayor dependencia
de los productores, puesto que la ausencia de cultivos de alimentos básicos el autoconsumo, obligaba a
obtenerlos del sector capitalista del agro.
7 tesis sobre el campesinado argentino contemporáneo 7
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
(reposición de tecnología, mayores inversiones) y expandir inversiones no produc-
tivas, como la educación de sus hijos (Archetti y Stølen, 1975).
Hacia mediados de la década de 1970 y con mayor profundidad, en 1990, estas
condiciones de inserción socioeconómica de los campesinos tradicionales comenza-
ron a desarticularse. En primer lugar, el desarrollo regional se vio amenazado por la
apertura de la economía a la competencia externa, sumada a la desregulación estatal
en los mecanismos de fijación precios sostén de comercialización y los cambios ope-
rados en la relación capital-trabajo, que transformaron la dinámica de acumulación
regional (Rofman, 1993). Si bien las innovaciones tecnológicas, como la introducción
de maquinaria, generaron mayores rendimientos y calidad de los cultivos, las mis-
mas fueron posibles de ser incorporadas entre quienes contaban con el capital eco-
nómico necesario y pudieron dar el “salto productivo”. De esta manera, los estratos
menos capitalizados se vieron paulatinamente desplazados, como así también la
mano de obra requerida para las tareas manuales (trabajo intensivo). Sumado a esto,
la dependencia y vulnerabilidad propias de la especialización monoproductiva, las
imposibilidades de diversificación, problemas de rendimiento y el endeudamiento
(derivado de pagos pautados a cosecha futura), llevó a la quiebra de un sector am-
plio de productores. Mientras que un subgrupo más capitalizado se convirtió al
nuevo modelo otro, más mayoritario, debió abandonar la actividad y poner en venta
sus campos o subsistir apoyados por programas estatales proveedores de insumos
(Valenzuela y Scavo, 2009).
En segundo lugar, luego del fin de la convertibilidad, la devaluación de la
moneda argentina (peso) en el año 2002 y una mayor dependencia del mercado ex-
terno del país, comenzó la expansión de un nuevo ciclo de acumulación.
5
El mismo
estuvo asociado a la producción para exportación de commodities (mercancías sin va-
lor agregado), a la intensificación de la explotación de la industria extractiva (sobre
todo minería como litio, oro y plata, en la región del Noroeste y Cuyo, y forestal en
el Noreste) y a los emprendimientos inmobiliarios y turísticos (principalmente en
Patagonia) que valorizaron la tierra y avanzaron sobre zonas antes consideradas
como periféricas de los centros de acumulación tradicionales (pampa húmeda).
Ambas situaciones fueron determinantes para la desaparición de cientos de
familias campesinas del ámbito rural argentino. La diferenciación social entre los
sectores más empobrecidos y excluidos comenzó a hacerse más evidente con aque-
llos que pudieron adecuarse a la nueva lógica de producción y sus nuevos requeri-
mientos de capital. En el mejor de los casos, quienes contaban con la propiedad de
la tierra y con otros activos disponibles, decidieron rentar sus propiedades a grandes
empresarios y terratenientes, y transformaron su condición de clase, pasando al ám-
bito de la prestación de servicios (contratistas) o convirtiéndose en pequeños arren-
datarios. También hubo otros, que pudieron continuar desplegando diversas
5
En Argentina entre los años 1991 y 2001 rigió un sistema denominado Convertibilidad basado en la
paridad entre un peso argentino con un dólar norteamericano. A principios de 2002 en el contexto de una
profunda crisis económica y social luego de la renuncia anticipada del presidente Fernando de la Rúa
(1999-2001) se dio por finalizado este sistema, devaluando el peso en un 40% (1,40$ = 1 U$S).
8 Julia Colla
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
estrategias para sobrevivir en el ámbito rural con las nuevas pautas del capitalismo,
como la pluriactividad en actividades agrícolas y no agrícolas. En otros casos, con
situaciones jurídicas más irregulares, debieron afrontar procesos de arrinconamiento
en zonas improductivas o, incluso, desalojos, en circunstancias sumamente violen-
tas. Gran parte de ellos, formaron oleadas masivas de éxodo rural, con un proceso
de creciente migración a las pequeñas ciudades y pueblos cercanos.
Paralelamente, cientos de familias campesinas comenzaron a ensayar distin-
tas estrategias de resistencia para la permanencia en el ámbito rural, con importantes
experiencias socioterritoriales de recreación y re-ruralización, que son analizadas en
este trabajo. También, surgieron articulaciones y la canalización de recursos con dis-
tintos programas gubernamentales que cambiaron la estatalidad y las condiciones
de participación ciudadana. Estas situaciones trastocaron las nociones clásicas que
asociaban al campesinado tradicional a las economías regionales o a determinadas
identidades sociales. De aquí que a continuación se presentan siete tesis que buscan
identificar sus nuevas prácticas socioeconómicas, sus identidades políticas emergen-
tes y su experiencia social en los nuevos escenarios regionales.
Siete tesis para comprender al campesinado realmente existente:
1. Exclusión social, “masa marginal” y descomposición social campesina
La primera tesis sostiene que el campesinado está atravesado por condiciones
de exclusión social y de marginalidad en un contexto general y de larga duración de
descomposición, inherente al avance del desarrollo capitalista.
6
No es la pretensión saldar aquí el debate teórico clásico entre “campesinistas”
y “descampesinistas” que tomó relevancia en la década de 1970. No obstante, el re-
gistro estadístico viene mostrando una tendencia general de disminución de las uni-
dades agrarias en el ámbito rural argentino (Azcuy Ameghino, 2014; Paz, 2006). Esta
dirección tendencial aparece consistente con el avance de fronteras de una nueva
lógica de acumulación capitalista que, como mencionamos, se caracteriza, entre
otras cuestiones, por la apropiación de tierras para la ampliación de la escala pro-
ductiva, y por nuevos requisitos de rentabilidad y productividad que llevan a la
quiebra de cientos de productores agropecuarios, sobre todo aquellos que poseen
pequeñas y medianas explotaciones.
Al respecto, entre 1988 y 2018 desaparecieron del ámbito rural 192.846 explo-
taciones agropecuarias (EAP´s) (de 421.221 en 1988 a 228.375 en 2018). Entre las ex-
plotaciones menores a 500 hectáreas (ha), que en 1988 representaban un 87% del total
del país y manejaban el 16% de la superficie relevada, en 2002 decrecieron al 83%
con el 13% de la superficie. En 2018 este porcentaje de EAPs alcanzó el 80% con res-
pecto al 11% de la tierra en producción del país. Esto fue acompañado de una mayor
6
Para profundizar sobre el debate clásico sobre la descomposición campesina y el desarrollo capitalista
puede consultarse los trabajos de Lenin (1959 [1972]), Kautsky (2015 [1898]) y para el contexto local Azcuy
Ameghino (2014).
7 tesis sobre el campesinado argentino contemporáneo 9
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
concentración de la tierra: en las de más de 500 ha, mientras que en 1988 conforma-
ban el 13%, en 2018 eran el 20%, con el 89% de la superficie (INDEC, 2002;2018).
En diversas regiones extrapampeanas, la información intercensal muestra ten-
dencias similares a la región pampeana, núcleo geográfico de estos procesos, donde
la superficie promedio pasó de ser de 395,6 ha en 1988 a 533,2 ha, en 2002, con una
caída del estrato de 500 ha (-34% en cantidad de EAP´s) y un aumento en los estratos
de más de 10.000 has (+13% en EAP s) (Paz, 2006). En la provincia de Chaco, por
ejemplo, de aquel 80% de EAP´s menores a 100 ha que mencionamos anteriormente,
se redujo a un 39%, en 2018, representando el 4,6% de la superficie cultivada. Todo
esto estuvo acompañado de un proceso de éxodo rural masivo: entre 1980 y 2001 el
campo perdió más de 380.000 habitantes, representando en la actualidad tan sólo el
7,5% de la población total del país (INDEC, 1980; 2001).
El resultado de este proceso social de transformación o descomposición social
dentro del campesinado tradicional tuvo algunas diferencias. Como mencionamos
previamente, una parte de los productores familiares rentaron sus propiedades a
empresarios y terratenientes, y transformaron su condición de clase, prestadores de
servicios o pequeños arrendatarios. Otro sector, menos beneficiado, atravesó distin-
tas situaciones que condujo al abandono del lugar, convirtiéndose en mano de obra
rural, con una movilidad social hacia los pueblos y ciudades intermedias. Final-
mente, el sector más empobrecido y vulnerabilizado del campesinado tradicional,
sobre todo el perteneciente a los pueblos originarios, que fueron expulsados de sus
tierras y arrinconados en zonas segregadas y marginales, en situación de pobreza e
indigencia, con escasas posibilidades productivas y dependientes de la asistencia es-
tatal, atravesaron una descomposición social como productores directos que se tra-
dujo en lo que José Nun denominó una “masa marginal”. Ya en la década del 60´,
este intelectual argentino acuñó el término para cuestionar que el capitalismo no po-
día “absorber” ni convertir a todos los productores directos en trabajadores asalaria-
dos, ni tampoco, mantenerlos en el ejército industrial de reserva. En efecto, había un
sector, como el analizado en este trabajo, que se volvía excluido, innecesario y dis-
funcional en la superpoblación relativa (Nun, 1969). Por lo tanto, en la actualidad,
nos encontramos con familias campesinas y ex-trabajadores temporales en la rurali-
dad que no pueden desarrollar sus actividades económicas autónomas ni son explo-
tados por el capital durante parte del año. Esta situación ya no es coyuntural (de
reserva), sino propia de su condición social.
Esta característica, que haría estallar por los aires cualquier intento de concep-
tualización clásica acerca del campesinado -en tanto la literatura clásica los considera
productores directos-, se encuentra con una serie de “estrategias adaptativas y orga-
nizativas” y de resistencia política que le permiten sobrevivir en la actual situación,
aún sin contar con las disposiciones mínimas para continuar desarrollando las acti-
vidades productivas (Domínguez, 2009; Bendini y Steimbreger, 2011; Colla, 2022).
Lo novedoso radica en que estamos frente a un activismo campesino que persiste su
descomposición social mediante cambios adaptativos dentro y fuera de la unidad
doméstica de producción; como productores culturalmente ligados a la tierra, que
10 Julia Colla
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
resisten desde su condición campesina, con sus valores y lógicas. Más allá de que se
trata de formas sociales con futuros inciertos, con el riesgo siempre latente de no
poder persistir, su desempeño a través del tiempo, se inscribe, en lo que Miguel Mur-
mis (1994) caracterizó como “epopeya” ya que logran resistir a pesar de los condi-
cionamientos estructurales y de la expansión territorial del capital en áreas margi-
nales.
2. Desagrarización de las actividades rurales y estrategias de pluriactividad y multiocupación
La segunda tesis sostiene que el campesinado atraviesa un proceso de des-
agrarización de sus actividades productivas que encuentra en la pluriactividad y la
multiocupación un medio estratégico para la persistencia en el ámbito rural. En tér-
minos generales, la desagrarización de las actividades económicas y la diversidad
de ocupaciones agrarias y no agrarias por parte de los productores agropecuarios y
sus familias, dentro y fuera de la unidad productiva, o “pluriactividad”, constituye
un fenómeno extendido en la agricultura familiar en Argentina. Esta característica
general, no es sólo un mecanismo de ajuste transitorio frente a situaciones de crisis,
sino también, se ha convertido en rasgo estructural de las economías rurales (Gras,
2004).
En determinados casos, este fenómeno esasociado a la movilidad territorial,
a cambios en la organización del trabajo y a estrategias familiares de reproducción
en otras actividades no agrarias. Por ejemplo, en el área de trashumancia neuquina
(Norpatagonia), la persistencia de productores campesinos que se autodenominan
“crianceros”, “puesteros” o “fiscaleros” se combina con otras estrategias familiares
de reproducción en otros niveles de ruralidad. Sucede que los pueblos cercanos se
transforman en lugar de destino de población dispersa al trasladarse parte de la fa-
milia para acceder a los servicios básicos, principalmente a la educación. Es común
que las mujeres e hijos se instalen de manera definitiva en alguno de los pueblos de
la Línea Sur y desde esta residencia base, el jefe productor o asalariado rural se
traslade diaria o semanalmente para trabajar en el campo. El trabajo predial y extra-
predial gira fundamentalmente en torno de los ciclos productivos de la ganadería
extensiva, de por poco demandadora de mano de obra. Estos fenómenos, sumados
a la idea fuerza de la educación como opción para mejorar las condiciones de vida,
estarían expresando un cambio respecto del comportamiento ocupacional predial
exclusivo, con la consiguiente transformación de la vida rural, de las representacio-
nes identitarias, de los ámbitos vivenciales y de trabajo (Bendini y Steimbreger,
2011).
Asimismo, en otras latitudes como en la región del NOA, se registra una di-
versificación general del empleo rural no agrícola asociado a las posibilidades de
formación profesional en educación y salud (Mancinelli 2019). Esto también implica
cambios en el funcionamiento de la unidad doméstica, con una nueva división se-
xual y espacial del trabajo familiar con la incorporación de movilidades diversas y
el alejamiento de la ocupación única.
En otras situaciones, las transformaciones suceden dentro de los predios con
7 tesis sobre el campesinado argentino contemporáneo 11
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
la reconversión económica de las actividades familiares al área de servicios, princi-
palmente el turismo. Tales situaciones suceden mayormente en regiones beneficia-
das por su ubicación geográfica y el acceso a recursos naturales, como en la selva
Iryapú (Puerto Iguazú) donde las comunidades pertenecientes a los pueblos indíge-
nas mbyá-guaraní desarrollan propuestas de turismo comunitario y potencian la au-
togestión de sus proyectos mediante la conformación de la Asociación Mbyá. Esto
ha permitido diversificar sus economías en un contexto de presiones territoriales que
condicionan su subsistencia (Groos y Hruby, 2021). También, en Norpatagonia, las
comunidades del pueblo mapuche, que ya no pueden llevar a cabo sus actividades
agrícolas, ganaderas y forestales, despliegan propuestas de turismo rural en una
disputa por contrarrestar la mercantilización y folklorización de su cultura impul-
sada por los mega emprendimientos y el Estado. En este sentido, las propuestas que
se ofrecen al mercado cuestionan los significados del patrimonio, y posicionan el
reconocimiento de los mapuches como sujetos de derecho, lo que refuerza la identi-
dad étnica y su expresión política la etnicidad- (Valverde, 2013).
3. Aumento de las presiones sobre la tierra y la emergencia del territorio de un campesinado
sin tierra
La tercera tesis sostiene que la nueva lógica de acumulación que avanza en
regiones que pueden ser consideradas marginales o periféricas de los centros de acu-
mulación, ha profundizado la disputa por la tierra y el territorio y visibiliza las pro-
blemáticas que tiene el campesinado en torno a su acceso, uso y posesión.
Aunque resulte paradójico, sobre todo si partimos del supuesto clásico de que
los productores familiares tienen relación directa con los medios de producción, en
especial la tierra, el campesinado argentino contemporáneo es un campesinado sin
tierra propia. Hablamos de familias asentadas sobre terrenos fiscales, con situaciones
jurídicas irregulares -como procesos sucesorios no iniciados que impiden el usu-
fructo del bien- o en tierras privadas a las que acceden por concesiones, alquiler o
porque se encuentran ociosas. También, otras ubicadas y arrinconadas en la vera de
las rutas y caminos rurales, en los cordones costeros o en zonas segregadas, producto
del despojo y los desalojos judiciales. Incluso, muchos hogares rurales se encuentran
hacinados demográficamente en sus chacras (sobre todo por el asentamiento de sus
familiares cercanos que tampoco disponen de tierra), por lo que únicamente pueden
recurrir a los territorios comunales, como la zona de islas, bosques y monte, para
satisfacer sus necesidades. De eso depende el acceso al agua y la provisión de otros
recursos esenciales para el bienestar familiar tales como la leña, las fibras y materia-
les para construir techos y cercas, las plantas medicinales o el alimento para el ga-
nado. En el mejor de las situaciones, quienes cuentan con la propiedad de la tierra,
tienen un valor activo que tiende a incrementarse con el tiempo, pero como mencio-
namos previamente, muchas de ellas son insuficientes como para generar rentas por
medio de su uso productivo o deben recurrir a otras actividades extra prediales para
la subsistencia familiar.
Este escenario social está estrechamente relacionado con el acceso desigual a
12 Julia Colla
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
la tierra y con el modelo productivo vigente, donde millones de hogares campesinos
sin tierra, o con pequeñas explotaciones, conviven con latifundios donde se producen
las commodities que tienen como destino la exportación. Con una extensión de
3.761.274 km2 según el Instituto Geográfico Nacional (https://www.ign.gob.ar/),
Argentina tiene un coeficiente de Gini para la tierra un indicador entre 0 y 1 donde
1 representa la máxima desigualdad que alcanza el 0.83, siendo uno de los s
elevados de América del Sur (OXFAM, 2016).
En las últimas décadas este problema, de larga duración histórica, tuvo un
nuevo detonante: la valorización de la tierra en el mercado producto del enorme
crecimiento de la renta agraria. Esto trajo consigo el aumento de la venta de tierra en
zonas consideradas marginales, la privatización de tierras fiscales y el consecuente
desalojo de las comunidades y familias rurales. Todo esto viene sucediendo con un
soporte institucional que es accionado directamente por el Estado con marcos regu-
latorios e inversiones públicas y privadas en obras de infraestructura, que no siem-
pre traen beneficios a la calidad de vida de las poblaciones rurales. Por caso, la región
chaqueña de El Impenetrable pasó de tener 2.170.316 hectáreas en tierras fiscales en
1995 a 490.014 hectáreas en el año 2005. Allí, el valor de la tierra en el mercado se
incrementó enormemente, oscilando entre los USD1200 y USD 3500/ ha.
7
En contrapartida, el campesinado ha venido accionando una disputa por el
poder en torno a la defensa, el control y la apropiación del espacio. Este “giro terri-
torial” (Haesbaert, 2011; Mançano Fernandes, 2013) o “eco-territorial” que incorpora
la dimensión ambiental (Svampa, 2012) reconoce la existencia de “territorialidades
campesinas” y un activismo campesino que produce espacios políticos, es decir, te-
rritorios que portan “una intencionalidad”, un proyecto territorial que construye es-
pacios alternativos distintos de aquellos que produce el capital (Mançano Fernandes,
2000).
La gestación de los nuevos territorios campesinos está marcada por tres tipos
de resistencias que construyen proyectos territoriales; la primera de ellas, el enfren-
tamiento colectivo a los desalojos judiciales. Muchos de ellos operan de manera ile-
gal, por parte de la seguridad privada de los campos o por prohibidos por Ley en el
caso de pertenencia a pueblos indígenas (Ley 26.160). En estudios previos identifi-
camos en la provincia de Chaco situaciones donde el acto procesal fue impedido por
la comunidad de campesinos pertenecientes a los pueblos indígenas, movimientos
sociales y organizaciones no gubernamentales que el día del desalojo acudieron al
predio y enfrentaron a los agentes estatales del Ministerio Público jueces, fiscales
y efectivos de policía a cargo del operativo-, con situaciones de represión y crimina-
lización de la protesta. Este “resguardo comunitario” que reciben las familias a las
que se pretende desalojar constituye un comportamiento que trasciende la legalidad
o no de los hechos y actualiza el histórico conflicto por la tierra, garantizando
7
Fuente: Compañía Argentina de Tierras S.A: http://www.cadetierras.com.ar Al respecto, en las zonas
de alta productividad agrícola, como el núcleo maicero en la provincia de Buenos Aires, el precio de la
tierra y de los arrendamientos en dólares se cuadruplicaron entre los años 2002 y 2013; una hectárea pasó
de valor U$4.000 a cerca de U$17.000, a su vez el arrendamiento pasó de U$150 a U$600 (Márgenes Agro-
pecuarios).
7 tesis sobre el campesinado argentino contemporáneo 13
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
socialmente la permanencia de las familias en sus territorios (Colla, 2021).
La segunda, tiene que ver con la toma u ocupación de tierras y con el desarro-
llo de “reservas campesinas”. Domínguez (2016) identifica en la provincia de Chaco
una cantidad significativa de experiencias de asentamientos que reivindican una
condición campesina. Analiza las trayectorias socioeconómicas, los diferentes con-
textos históricos en los que se gestaron y las modalidades de acceso a la tierra. Con-
cluye que no existe un tipo único de territorialidad de poblaciones rurales y valora
la importancia que juega la elaboración política de lo campesino a la hora de despla-
zar una experiencia territorial con relaciones de poder heterónomas hacia una pro-
ducción de espacio disidente. En esta línea también se encuentran las tomas u ocu-
paciones de tierra que visibilizan el componente indígena de las territorialidades
campesinas y despliegan una “resistencia creativa” que se presenta como alternativa
para resolver por sus propios medios, un lugar donde vivir. El objetivo en estas ex-
periencias consiste en recuperar su territorio como parte del derecho consuetudina-
rio orientado a hacer efectiva la figura jurídica de “reparación histórica” como pue-
blos preexistentes (Colla, 2021).
Finalmente, en tercer lugar, existe una territorialidad campesina que supone
formas de gestión de la producción. Tal es el caso de los denominados “encierros
ganaderos” en Santiago del Estero donde se realizan actividades productivas y de
ganadería de bajo impacto, un mejor aprovechamiento de la infraestructura dispo-
nible y la valorización de la riqueza del territorio (bosques nativos, paisaje, arte ru-
pestre, fuentes de agua dulce y forma de producción campesinas) (Herrera, Jara,
Díaz Habra et al, 2018).
Todo esto es muestra de que, en los últimos años, la demanda histórica del
campesinado argentino de una reforma agraria se ha resignificado hacia un sentido
más integral del término. Ya no se reclama únicamente “la tierracomo espacio fí-
sico delimitado en condiciones aptas para su cultivo, sino que las reivindicaciones
giran en torno al “territorio”, concebido como el resultado de un proceso de territo-
rialización, que implica un dominio económico y político y una apropiación simbó-
lica y cultural de los espacios por los grupos sociales.
4. El activismo campesino en los movimientos socioterritoriales y nuevos alcances de la lucha
política
La cuarta tesis sostiene que el activismo campesino que tuvo su emergencia
en las últimas décadas fue impulsado por los movimientos socioterritoriales como
una apuesta política para la recuperación del espacio y la persistencia como clase
social (Mançano Fernandes, 2000). Entre los más importantes en Argentina, destaca-
mos el Movimiento Campesino de Santiago del Estero “MOCASE” (PSA y Vía Cam-
pesina), el Movimiento Campesino de Córdoba, Mesa Campesina (Neuquén), Mo-
vimiento Campesino de Formosa (MOCAFOR), la Unión de Trabajadores de la Tie-
rra (UTT) y la Federación Nacional Campesina (FNC), estas últimas se encuentra en
las provincias de Chaco, Santa Fe, Corrientes, Misiones, Jujuy, entre otras.
En términos organizativos, estos espacios fueron surgiendo desde los años
14 Julia Colla
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
1990 y 2000 en respuesta a la crisis social y económica que se vivía en los territorios
rurales. Mantuvieron ciertas características de continuidad con formas organizativas
tradicionales, como la vinculación con partidos políticos de izquierda y reivindica-
ciones de distribución socioeconómica. Lo novedoso radicó en la ampliación de las
redes políticas hacia otros sectores sociales agrarios o extra-agrarios, locales y trans-
nacionales, como la incorporación de algunos de ellos a la organización internacio-
nal Vía Campesina (viacampesina.org). También, sumaron nuevos elementos orga-
nizativos y repertorios de acción a la protesta social, muchos de ellos surgidos en el
ámbito urbano, que fueron adecuados a la ruralidad, como los piquetes y las movi-
lizaciones por las rutas provinciales y nacionales (Madonesi y Rebon, 2011).
Asimismo, en trabajos previos realizados con la Federación Nacional Campe-
sina se planteó que lo distintivo de estos espacios fue la búsqueda “bivalente” de
justicia social (Fraser, 2000; Colla, 2022). Por un lado, la demanda de reconocimiento
identitario se incorporó como elemento estratégico. Así, a la creciente autoadscrip-
ción del campesinado se le sumó la afiliación étnica por su pertenencia a los pueblos
indígenas, la condición de género, de jóvenes, entre otras. Las mismas encontraron
en la movilización social y en los vínculos políticos y sociales asociadas a ella, un
medio estratégico e instrumental que logró representar intereses y experiencias co-
munes para impulsar demandas hacia el Estado y lograr la supervivencia cultural y
material en los territorios. Este tema irrumpió en los enfoques de clase, puesto que
la identidad de un sector social con heterogeneidad interna incluyó también a otros
grupos, como los ex jornaleros; peones y braceros que buscaron un proyecto de desa-
rrollo distinto a la explotación del capital, que tenían previamente (De Dios, 2002).
Incluso, comenzó a aparecer en el ámbito rural argentino la figura de “campesinado
indígena”, incluso muy poco utilizada en los estudios sociales. Estas personas pu-
dieron recurrir a las legislaciones específicas para demandar y acceder a la tierra y
el territorio en el marco de la figura jurídica de reparación histórica (Colla, 2021;
2022).
Por otro lado, las demandas de redistribución económica continuaron siendo
claves para garantizar la reproducción social y subsanar las injusticias socioeconó-
micas y socioambientales de las que han sido parte. De aquí que los programas po-
líticos de estos movimientos sociales demandaron desde insumos y espacios de co-
mercialización para la producción agrícola, ganadera y artesanal hasta instituciones
(escuelas, puestos sanitarios) e infraestructura (caminos rurales, iluminación) que
mejoren la calidad de vida en el ámbito rural.
Este cúmulo de reivindicaciones también sumaron consignas entorno a la pro-
tección de los recursos naturales, la defensa de los bienes comunes y el ambiente,
con un gran efecto movilizador y territorializador (Svampa, 2012). La defensa de los
humedales, la protesta por la quema de pastizales en zona de islas del Delta del Pa-
raná, las luchas contra el desmonte, y las fumigaciones con agrotóxicos, entre otras,
son ejemplos de escenarios conflictivos que suponen distintos actores sociales en-
frentados, intereses y valores divergentes, en un contexto de gran asimetría de po-
der. Pero también, permiten distinguir las diferentes concepciones sobre el territorio,
7 tesis sobre el campesinado argentino contemporáneo 15
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
la naturaleza y el ambiente entre los actores sociales involucrados y la disputa acerca
de lo que se entiende por desarrollo” en torno a los megaproyectos económicos y
productivos (Merlinsky, 2013; Svampa, 2012).
5. Procesos de reetnización y re-emergencia étnica del campesinado indígena
La quinta tesis plantea que la presencia de nuevas identidades y expresiones
étnicas, demandas y reclamos de las poblaciones indígenas ha generado procesos de
reetnización en las poblaciones campesinas. Esto es sumamente novedoso en nues-
tro país, puesto que los procesos de modernización y construcción de la “identidad
argentina” en cada momento histórico se erigieron sobre el ocultamiento del com-
ponente indígena de la población preexistente (Balazote, 2015).
En efecto, la emergencia indígena -junto con la afrodescendiente- es uno de
los fenómenos etnopolíticos más importantes ocurridos en América Latina en los
últimos veinte años (Bengoa, 2006). Existe una reactualización” étnico identitaria
(Bartolomé y Barabas, 1996; Valverde, 2013) o un “revival de lo étnico” (Vázquez,
2000) donde el desafío está puesto en construir una nueva forma de ciudadanía in-
dígena que contemple los procesos étnicos identitarios de cada pueblo -incluidos,
por ejemplo, los procesos de campesinización- y los posicione como sujetos sociales
y políticos, con demandas específicas y reconociendo su participación en diversos
movimientos étnicos y sociales. Este desafío es el que permite visibilizar que las con-
flictividades en los territorios rurales encuentran cada vez más una gramática cam-
pesina indígena que configura la resistencia y reconoce prácticas y discursos comu-
nes. Tal es el caso, por ejemplo, de las familias campesinas que integran el Mocase-
VC que comenzaron, a partir de la recuperación de su memoria histórica, a autore-
conocerse como pertenecientes a los pueblos indígenas lule-vilela, guaycurú, dia-
guita, sanavirón y tonocoté. La reconstrucción de la identidad étnica como parte de
una práctica descolonizadora condujo a una lucha por el reconocimiento de las per-
sonerías jurídicas como pueblos, de modo que se reconozca su forma histórica de
organizar la producción y la tenencia de la tierra de forma comunitaria (Michi, 2010).
De manera similar sucede con la experiencia de los pueblos qom en la Fede-
ración Nacional Campesina en Chaco, donde la emergencia indígena es la que posi-
bilita y habilita el acceso al territorio a partir de la demanda jurídica de reconoci-
miento histórico y el activismo campesino es el que permite la apropiación de pro-
gramas estatales de agricultura familiar. Ambos circulan por los mismos carriles de
afirmación y distinción identitaria y funcionan como herramientas claves para cons-
truir territorio y enfrentar la invisibilización histórica y hacer valer los derechos de
ciudadanía adquiridos.
6. Otro desarrollo rural posible: soberanía alimentaria y agroecología
La sexta tesis sostiene que el campesinado contemporáneo ensaya prácticas
agrícolas alternativas en defensa de la soberanía alimentaria y como propuesta de
otro tipo de desarrollo rural que beneficie su persistencia social, cultural y territorial.
En las últimas décadas comenzaron a cobrar fuerza prácticas agrícolas
16 Julia Colla
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
alternativas a la nueva lógica de acumulación, impulsadas desde los movimientos
sociales y, por lo general, en vinculación con instituciones académicas, estatales y
ONG´s. Entre ellas, la agroecología, que en sus diversas variantes (agricultura bio-
dinámica, natural, ecológica y la permacultura) combina saberes académicos y agro-
nómicos con los de indígenas y campesinos para maximizar las contribuciones de
los ecosistemas y mejorar su capacidad de recuperación, sin insumos externos de
origen industrial (agrotóxicos, fertilizantes, etcétera). Esto permite la elaboración de
alimentos concebidos desde los diversos movimientos como “saludables” y la vez
accesibles, reduciendo los impactos sanitarios y ambientales negativos que genera el
modelo hegemónico (Wahren y García Guerreiro, 2020). En este contexto también
tomaron envergadura los discursos, sobre todo en espacios vinculados a la Vía Cam-
pesina, acerca del derecho a la “soberanía alimentaria” en relación con que los pue-
blos puedan proponer y definir sus propias políticas y estrategias sostenibles de pro-
ducción, distribución y consumo de alimentos en base a sus propios principios on-
tológicos y epistemológicos (Verzeñassi, 2021).
Si bien estas prácticas agrícolas se remontan a un largo proceso histórico, los
espacios académicos y estatales contribuyeron con diversos enfoques y aportes
desde las ciencias biotécnicas y el campo de la salud. También las ONG´s y los equi-
pos técnicos gubernamentales, como los del Instituto Nacional de Tecnología Ali-
mentaria (INTA), contribuyeron al desarrollo de diversas experiencias, con un im-
portante peso de los extensionistas, esto es, agentes de terreno y del desarrollo agrí-
cola, implicados concretamente en la puesta en práctica de la agroecología.
Un tema no menor en nuestro país es el peso que aún continúa teniendo la
agricultura de base familiar, lo que permite una valorización y recuperación de sa-
beres. Junto con esto, existen experiencias de formación en agroecología, como las
escuelas de formación y centros de experimentación del MOCASE-VC en las provin-
cias de Santiago del Estero y su participación en espacios de formación agroecológica
y política del Movimiento Sin Tierra, en Brasil (Michi, 2010; Barbetta, 2012).
A su vez, para los productores agroecológicos y el campesinado, en general,
la llegada al mercado suele ser la etapa en la que se presentan las mayores dificulta-
des, ya que no siempre existen canales adecuados y de acceso fluido. Al respecto,
existen los circuitos cortos, que son aquellos en los que los productores tienen con-
tacto directo con los consumidores, y los largos, donde los productos son vendidos
a un intermediario, quien es el encargado de llevarlos hasta el consumidor (Chifare-
lli, 2006). También existen redes internacionales y experiencias de fair trade (comercio
justo) un sistema comercial solidario y alternativo al convencional (bajo la lógica
“Norte-Sursurgidas en el marco del “desarrollismo”, pero que en la práctica asu-
men procedimientos diversos entre sí. Se destaca la “Red de Comercio Justo” de
Córdoba que acerca las producciones de las zonas campesinas a la capital provincial,
y es co-gestionada por productores, consumidores y estudiantes universitarios (Bar-
betta, Domínguez, Sabatino, 2012). También, las experiencias del circuito de comer-
cialización del algodón chaqueño, donde los campesinos pertenecientes al pueblo
qom en Pampa del Indio suministraron materia prima a una fábrica recuperada en
7 tesis sobre el campesinado argentino contemporáneo 17
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
la provincia de Buenos Aires y a más de 300 tiendas de ropa en Italia a través de la
empresa CTM-Altromercato. No obstante, ciertos estudios cuestionaron estas expe-
riencias en relación con los límites a partir de los cuales se representó a “lo indígena”
como un producto exótico a ser mercantilizado y se lo ubicó en el último eslabón de
una cadena productiva de desigualdad (Concha y Figueira, 2011).
Cabe remarcar que a la par que tienen mayor relevancia las experiencias en
torno a la producción y comercialización de alimentos y productos, existen numero-
sos condicionantes agronómicos y ambientales para que el conjunto del campesi-
nado en las distintas regiones pueda adoptar estas prácticas. Esto tiene directa vin-
culación con los procesos de arrinconamiento y los condicionantes agronómicos en
suelos pobres, inundables o contaminados por la utilización de agrotóxicos en pre-
dios linderos. En esta línea, es importante el valor que adquieren ciertas experiencias
agrícolas comunitarias, como los encierros ganaderos en Santiago del Estero -men-
cionados previamente-, en las que la búsqueda del bien colectivo permite el acceso
a mejores tierras, centralizando insumos, maquinaria y mano de obra. Por esta razón,
más allá de la condición agroecológica o no de la producción agrícola, estas prácticas
tienen una dimensión importante para una reafirmación activa de sus derechos so-
bre la tierra y el territorio.
7. Creciente importancia de los recursos y asistencia estatal en la reproducción económica de
las familias campesinas
La séptima tesis argumenta que una particularidad de los sectores populares
en Argentina, y en especial, del campesinado, es su relación con los recursos prove-
nientes de la asistencia estatal.
8
En las últimas décadas, registramos un aumento y
una mayor incidencia de éstos en la reproducción económica de las familias rurales.
Queremos mencionar dos características que ayudan a entender este fenó-
meno. En primer lugar, desde el retorno de la democracia en 1983, se produjo un
significativo avance en el país de la agenda de derechos humanos, por lo que surgió
un marco legislativo que tuvo una gran incidencia en el alcance de derechos sociales
e identitarios de campesinos y pueblos originarios. Entre otros, nos referimos a los
de autodeterminación de los pueblos indígenas (art 75 inc17 Constitución Nacional,
Convenio N° 169 OIT, etc.), de fomento de la agricultura familiar (como Ley 27.118
y las Declaraciones de Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre Pue-
blos indígenas, comunidades afrodescendientes y recursos naturales) y otras de pro-
tección social (como la reciente Declaración de las Naciones Unidas sobre los dere-
chos de los campesinos y de otras personas que trabajan en las zonas rurales). Estos
permitieron un nuevo impulso en las reivindicaciones de distintos sectores sociales
invisibilizados, con mayores posibilidades y resguardo jurídico para la demanda de
derechos de ciudadanía.
8
Desde sus orígenes el Estado moderno argentino impulsó una serie de instituciones especializadas en
intervenir sobre necesidades específicas de los sectores tradicionales tipificados como "pobres". Con el
paso del tiempo, y en función de ciertos desarrollos en la base material de la sociedad, la dialéctica clase
sociales-Estado dio lugar a la conformación de sistemas especializados de prestación de servicios sociales
(Tenti Fanfani, 1989).
18 Julia Colla
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
Junto con esto, en segundo lugar, en el marco de la “reinstitucionalización de
la política” luego de la crisis social y económica que tuvo su estallido en el año 2001,
se plantearon transformaciones en la gestión pública de las políticas sociales. En el
año 2003, con el ascenso al gobierno nacional de perfil neodesarrollista, se produjo
un giro en la dirección estatal y se articularon demandas con distintos movimientos
sociales para canalizar recursos y fortalecer marcos institucionales para el nuevo
plan económico de aumento del consumo interno y dirimir tensiones políticas gene-
radas con los sectores populares (Merklen, 2005). Mediante la oferta de una “cartera
asistencial de recursos” centralizada desde el Ministerio de Desarrollo de la Nación
(MDSN) se fueron implementando políticas territoriales de asistencia con diversas
asignaciones (Asignación Universal por Hijo, por embarazo, maternidad etc.), pen-
siones no contributivas (madre 7 hijos, pensión por invalidez, etc.) y ayudas sociales
para educación, trabajo, vejez, entre otras. También, en las zonas rurales, se desarro-
llaron distintos programas estatales de transferencia de recursos y fomento a la agri-
cultura, como PROINDER (Proyecto de Desarrollo para Pequeños Productores
Agropecuarios) y PISEAR (Proyecto de inclusión socioeconómica en áreas rurales).
Todos ellos, con distintas continuidades y dificultades de ejecución en cada caso,
han contribuido en este tiempo al sustento económico de las familias campesinas en
momentos en que la reproducción económica ya no puede ser subsidiada por las
actividades prediales. Cabe mencionar que, en muchos casos, estas contribuciones
no son necesariamente utilizadas con los fines para los que fueron específicamente
diseñadas, sino que son apropiadas por las familias para resolver gastos financieros
del del hogar o incluso imprimirle sus propios usos según sus formas organizativas
y culturales. Tal como sucede con la utilización de las asignaciones para recaudar
fondos suficientes para llevar a cabo experiencias de producción hortícola y agrícola
comunitarias (Colla, 2022).
Junto con esto, la articulación con movimientos sociales, ONG´s, instituciones
eclesiásticas y otros organismos, inauguró una nueva relación entre el Estado y el
campesinado. Con estas medidas, diversas organizaciones y movimientos sociales
campesinos e indígenas se convirtieron en actores legítimos de la gestión de políticas
sociales. Comenzaron a administrar fondos públicos que permitieron ampliar el des-
pliegue territorial de las organizaciones y crear otras condiciones para la lucha polí-
tica. A la par, esta modalidad de funcionamiento institucional permitió reemplazar
la ausencia de un poder infraestructural propio por parte de la burocracia asistencial
del Estado central y desplazar la toma de decisiones de control y gestión a la órbita
de lo social (Pelemiter, 2016). En indagaciones realizadas con movimientos sociales
en la provincia de Chaco y con Asociaciones civiles y comunidades de pueblos indí-
genas en la provincia de Santa Fe, evidenciamos que este sistema de intermediación
entre el Estado y los espacios locales volvió, por un lado, más relevante el poder
despótico emanado de aquellos que ocupaban posiciones de gobierno. Sobre todo,
porque instala permanentemente dinámicas de presión social (por medio de accio-
nes de protesta como los cortes de ruta) y negociación (mesas de diálogo con repre-
sentantes estatales) para resolver dilemas de canalización de recursos y
7 tesis sobre el campesinado argentino contemporáneo 19
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
financiamiento de programas. Por otro, brinda mayor autonomía y beneficios para
las organizaciones involucradas en la implementación de la asistencia, pero esto
viene acompañado de una mayor responsabilidad política frente a los fondos públi-
cos administrados.
Conclusión
En su trabajo sobre los campesinos argelinos, Bourdieu y Sayad (2017) intro-
dujeron la noción de “campesinos descampesinizados”, para referirse a un sujeto
social con esquemas de obrar, pensar y sentir, o habitus, que “convive en un mismo
espacio social con disposiciones internas y maneras de ver el mundo que correspon-
den a estructuras económicas diferentes” (pp 176). En esta línea, la situación del
campesinado argentino encuentra similitudes con dicha caracterización, sobre todo
porque el avance de la modernidad capitalista y la desaparición de sus actividades
tradicionales desestructuró sus condiciones de existencia material y social. Pero, en-
tonces, ¿estamos frente a los “nuevos” pobres rurales?, ¿son trabajadores desocupa-
dos a la espera de una reactivación económica que los reingrese al mercado de tra-
bajo?, o mejor aún, ¿son agricultores familiares que buscan “adecuarse” a las nuevas
lógicas de acumulación? Justamente consideramos que sucede todo lo contrario.
Los ejes que se presentan aquí son ejemplificadores de que las vinculaciones
entre condiciones objetivas y subjetivas de las clases sociales, base-superestructura,
no se determinan mecánicamente ni pueden ser concebidas aisladamente. Las 7 tesis
proponen una conexión entre preocupaciones teóricas y efectos prácticas para com-
prender al campesinado realmente existente. Como ya hemos mencionado en otros
trabajos, los estudios sociales sobre la cuestión campesina poco han “encajado” en la
realidad argentina y sigue persistiendo la necesidad de contar con marcos interpre-
tativos integrales que recuperen desde la perspectiva de los actores un enfoque cla-
sista de la realidad social (Colla, 2023). Por ello, en la sistematización de casos y ejes
temáticos aquí analizados, muestran que en el campo argentino persiste un campe-
sinado que se recrea como tal en una resistencia a su desaparición, bajo diversas
formas de recreación que dan contenido a su composición de clase. Su activismo,
con sus diversidades y matices regionales, comenzó a combinar crecientemente el
trabajo predial con una diversificación de ingresos de otras fuentes, como la pluriac-
tividad (el turismo, la educación), los provenientes de la estatalidad y aquellos que
ingresan por la incorporación de las mujeres al mercado laboral. Esto registra una
pérdida del peso de la dimensión agropecuaria en la actividad económica, que es
acompañada de importantes condicionantes productivos y socioambientales. Para-
lelamente, aparecen nuevas experiencias agroecológicas y prácticas agrícolas alter-
nativas, que difunden saberes indígenas y campesinos y reafirman prácticas comu-
nitarias. A su vez, el campesinado renueva y revitaliza su identidad a través de la
adscripción a los pueblos originarios, porque busca recuperar la tierra y el territorio
y resarcir el daño histórico que tienen como pobladores preexistentes. Esto ha
20 Julia Colla
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
resultado en una disputa territorial, que es impulsada por los movimientos sociote-
rritoriales, como una apuesta política para la recuperación del espacio como modo
de vida, bajo lógicas distintas a las de productividad y rentabilidad para la acumu-
lación, que impone el capital.
En definitiva, el campesinado argentino contemporáneo, en palabras del an-
tropólogo mexicano Armando Bartra, está siempre “en obra”, recreándose en el mo-
vimiento que los convoca; buscando cómo sobrevivir en el capitalismo. Por eso, es
importante que frente a la problemática de su futuro nos corramos del enfoque fata-
lista o aquel que niega a los hombres y mujeres la capacidad de forjar su propio
destino. En las coyunturas políticas venideras, es importante construir alternativas
para el desarrollo de las sociedades humanas que convoque a todos los actores so-
ciales, respetando la diversidad cultural y material y enfrentando las condiciones
estructurales impuestas. Las 7 tesis aquí presentadas esperan contribuir a delinear
este camino, haciendo un esfuerzo intelectual de profundizar más allá de los “estu-
dios de caso” y las coyunturas locales y recuperando el enfoque de clase e identidad
por su capacidad explicativa para enfrentar los desafíos que tenemos por delante.
Bibliografía
Archetti, E. y K. Stølen (1975). Explotación familiar y acumulación de capital en el campo
argentino. Buenos Aires: Editorial Siglo XXI.
Azcuy Ameghino, E. (2014). “Durmiendo con el enemigo: capitalismo y campesi-
nado en Argentina”. Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios, (40), 5-35,
https://www.ciea.com.ar/web/wp-content/uploads/2016/11/RIEA-40-
01.pdf Acceso 11 de septiembre de 2023.
Azcuy Ameghino, E. (2016). “La cuestión agraria en Argentina. Caracterización, pro-
blemas y propuestas”. Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios 45, 5-50,
https://www.ciea.com.ar/revista-interdisciplinaria-de-estudiosagra-
rios/revista-nro-45/ Acceso 11 de septiembre de 2023.
Balazote, A. (2015). “Pueblos Originarios: disputas en el campo discursivo”. Revista
GeoPantanal 10 (18), 33-50, https://periodicos.ufms.br/index.php/rev-
geo/article/view/ 803 Acceso 11 de septiembre de 2023.
Barbetta, P. (2012). Ecologías de los saberes campesinos: más allá del epistemicidio de la
ciencia moderna: reflexiones a partir del caso del movimiento campesino de Santiago
del Estero vía campesina. Buenos Aires: CLACSO.
Barbetta, P., Domínguez, D. y Sabatino, P. (2012). “La ausencia campesina en la Ar-
gentina como producción cientí-fica y enfoque de intervención”. Mundo
Agrario, 13(25), https://www.mundoagrario.unlp.edu.ar/arti-
cle/view/MAv13n25a03 Acceso 11 de septiembre de 2023.
Bartolomé, L. (1975). “Colonos, plantadores y agroindustrias. La explotación agrí-
cola familiar en el sudeste de Misiones”. Desarrollo Económico 15 (58), 239-264.
7 tesis sobre el campesinado argentino contemporáneo 21
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
Bartolomé, M. y Barabas, A. (1996). La pluralidad en peligro. Procesos de transfiguración
y extinción cultural en Oaxaca: chochos, chontales, ixcatecos y zoques. México: Ins-
tituto Nacional Indigenista.
Bendini, M. y Steimbreger, I. (2011) “Persistencia campesina en el norte de la Pata-
gonia: Movilidades espaciales y cambios en la organización social del tra-
bajo” Cuadernos de Desarrollo Rural, 8 (66), 125-151,
https://doi.org/10.11144/Javeriana.cdr8-66.pcnp Acceso 11 de sep-
tiembre de 2023.
Benedetti, A. (2009). “Los usos de la categoría región en el pensamiento Geográfico
Argentino”. Scripta Nova, Revista de Geografía y Ciencias Sociales. XIII (286),
https://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-286.htm Acceso 11 de septiembre de
2023.
Bengoa, J (2009). “¿Una segunda etapa de la Emergencia Indígena en América La-
tina?” Cuadernos de Antropología Social, (29), 7-22.
Chayanov, A. (1974 [1924]). La organizacion de la unidad económica campesina. Buenos
Aires: Ediciones Nueva Visión.
Chifareli, D. (2003). La reconversión de un grupo de productores del Parque Pereyra Iraola,
desde la agricultura convencional hacia la agricultura son agrotóxicos. (Tesis de
grado). Cátedra de Extensión y Sociología Rural, FAUBA, Universidad de
Buenos Aires.
Colla, J. (2021). “Ocupar, recuperar, resistir: la lucha por el territorio en el Chaco
argentino”. Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología 45, 179-202.
https://doi.org/10.7440/antipoda45.2021.08 Acceso 11 de septiembre de
2023.
Colla, J. (2023). “¿Hacia una “nueva” cuestión campesina en Argentina?”. Íconos.
Revista de Ciencias Sociales (en prensa).
Colla, Julia (2022) El campesinado indígena en movimiento: disputas y estrategias de resis-
tencia en una nueva etapa de desarrollo capitalista en el chaco argentino. (Tesis en
Estudios Sociales Agrarios), Facultad de Ciencias Sociales, Centro de Estu-
dios Avanzados, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
Concha, P. y Figueira, P. (2011). “Comercio justo, otra cara del desarrollo”. Gazeta de
antropologia, (1) 27, 1-20, http://hdl.handle.net/10481/17490 Acceso 11 de
septiembre de 2023.
De Dios, R. (2002). Movimiento campesino y lucha por la tierra en una región del
noroeste argentino. Ponencia presentada en Congreso de la Asociación Lati-
noamericana de Sociología Rural (ALASRu), Porto Alegre.
Domínguez, D. (2009). La lucha por la tierra en Argentina en los albores del Siglo XXI. La
recreación del campesinado y de los pueblos originarios. (Tesis de Doctorado) Fa-
cultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.
Domínguez, D. (2016). “Territorialidades campesinas entre lo heterónomo y lo disi-
dente: formas de gestión de la producción y tenencia de la tierra en el campo
argentino” Política & trabalho Revista de Ciências Sociais 45, 67-84,
22 Julia Colla
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
https://periodicos.ufpb.br/ojs/index.php/politicaetrabalho/arti-
cle/view/30406/17802 Acceso 11 de septiembre de 2023.
Giarracca, N (2001) ¿Una nueva ruralidad en américa latina?. Buenos Aires: CLACSO.
Recuperado de: https://biblio-
teca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20100929125458/giarraca.pdf Acceso 11 de
septiembre de 2023.
Giarracca, N. (2017 [1990]). El campesinado en la Argentina: un debate tardío. En M.
Teubal [ed]. Estudios rurales y movimientos sociales: miradas desde el Sur. Anto-
logía esencial. (331-348). Buenos Aires: CLACSO.
Gómez Herrera, A., Jara, C., Díaz Habrá, MdH y Villalba, A. (2018). “Contracercar,
producir y resistir. La defensa de los bienes comunes en dos comunidades
campesinas (Argentina)” Revista Eutopía, 13, 137-155,
http://dx.doi.org/10.17141/eutopia.13.2018.3171
Gras, C (2004) “Pluriactividad en el campo argentino: el caso de los productores del
sur santafecino” Cuadernos de Desarrollo Rural, (51), 92-114.
Groos, M y Hruby, R. (2021) “La agricultura familiar, factor clave en el fortaleci-
miento de los proyectos turísticos de las comunidades mbyá-guaraní de la
selva Iryapú, Misiones”, Revista de Investigación en Turismo, 2 (2).
https://doi.org/10.24215/27186717e017 Acceso 11 de septiembre de 2023.
Haesbaert, R (2013) “Del mito de la desterritorialización a la multiterritorialidad”
Territorio. Cultura y representaciones social, 15 (8), 9-42,
https://www.scielo.org.mx/pdf/crs/v8n15/v8n15a1.pdf Acceso 11 de sep-
tiembre de 2023.
INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos] (1980). Censo Nacional de Pobla-
ción, Hogares y Viviendas 2001. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Instituto
Nacional de Estadísticas y censos.
INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos] (2001). Censo Nacional de Pobla-
ción, Hogares y Viviendas 2001. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Instituto
Nacional de Estadísticas y censos.
INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos] (2002). Censo Nacional Agrope-
cuario. Buenos Aires: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos] (2002). Censo Nacional Agrope-
cuario. Buenos Aires: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos] (2018). Censo Nacional Agrope-
cuario [datos preeliminares]. Buenos Aires: Instituto Nacional de Estadísticas
y Censos.
Kautsky, K. (2015 [1898]). La cuestión agraria. Estudio de las tendencias de la agricultura
moderna y de la política agraria de la socialdemocracia. Barcelona: Marxists Inter-
net.
Lenin, V. I. (1959 [1972]) El desarrollo del capitalismo en Rusia, Santiago de Chile: Qui-
mantu.
Llambí, L. y Pérez, E. (2007). “Nuevas ruralidades y viejos campesinismos. Agenda
para una nueva sociología rural”. Cuadernos de desarrollo rural 4 (59) 39-61,
7 tesis sobre el campesinado argentino contemporáneo 23
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11759002 Acceso 11 de septiem-
bre de 2023.
Madonesi, M. y Rebon, J. (2011). Una década en movimiento. Luchas populares en Amé-
rica Latina en el amanecer del siglo XXI. Buenos Aires: Prometeo.
Mançano Fernandes, B. (2013). Territorios: teoría y disputas por el desarrollo rural”.
Novedades en población (17), 116-133.
Mançano Fernandes, Bernardo (2000). A Formação do MST no Brasil. Petrópolis: Vo-
zes.
Mancinelli, G. (2019). Territorialidad y Educación superior en comunidades wichí del no-
reste salteño. (Tesis de Doctorado), Facultad de Filosofía y Letras, Universidad
de Buenos Aires.
Manzanal, M. (1988). “El minifundio en la Argentina: políticas alternativas para una
realidad poco conocida”. Estudios Rurales Latinoamericanos (11) 3, 317-338.
Manzanal, M. y Rofman, A. (1989) Las economías regionales de la Argentina, crisis y po-
líticas de desarrollo, Buenos Aires: Centro Editor de América Latina/Centro de
Estudios Urbanos y Regionales (CEUR).
Merklen, D. (2005). Pobres ciudadanos: Las clases populares en la era democrática (Argen-
tina, 1983-2003). Buenos Aires: Editorial Gorla.
Merlinsky, G. (2013). "Introducción. La cuestión ambiental en la agenda pública". En
G. Merlinsky (comp), Cartografías del conflicto ambiental en Argentina (p. 19-
56). Buenos Aires: Fundación CICCUS.
Michi, N. (2010). Movimientos campesinos y educación. El Movimiento de los Trabajadores
Rurales Sin Tierra y el Movimiento Campesino de Santiago del Estero-VC. Buenos
Aires: El Colectivo.
Murmis, M. (1994). “Algunos temas para la discusión en la sociología rural latinoa-
mericana: reestructuración, desestructuración y problemas de excluidos e in-
cluidos”. Revista Latinoamericana de Sociología Rural, 2, 353-385.
Nun, J. (1969). “Superpoblación relativa, ejército industrial de reserva y masa mar-
ginal”. Revista Latinoamericana de Sociología, 5 (2).
Oxfam Internacional (2016) Desterrados: tierra, poder y desigualdad en América Latina,
Reino Unido: Oxfam Internacional. Recuperado de: https://oi-files-d8-
prod.s3.eu-west-2.amazonaws.com/s3fs-public/file_attachments/desterra-
dos-full-es-29nov-web_0.pdf Acceso 11 de septiembre de 2023.
Paz, R (2006). “El campesinado en el agro argentino: ¿repensando el debate teórico
o un intento de reconceptualización?”. European Review of Latin American and
Caribbean Studies 81: 6585, http://doi.org/10.18352/erlacs.9648 Acceso 11
de septiembre de 2023.
Perelmiter, L. (2016). Burocracia plebeya: la trastienda de la asistencia social en el Estado
argentino. Buenos Aires: Universidad Nacional de Gral. San Martín.
Rofman, A. (1993). Las economías regionales. Un proceso de decadencia estructural.
En P. Bustos, Más allá de la estabilidad estructural. Buenos Aires: Fundación
Friedrich Ebert.
Rubio, B. (2003) Explotados y excluidos: los campesinos latinoamericanos en la fase
24 Julia Colla
Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 58 1er. semestre de 2023
ISSN 1853 399X - E-ISSN 2618 2475 - Páginas 1-24
agroexportadora neoliberal. México: Plaza y Valdés Editores.
Svampa, M. (2012). “Consenso de los commodities, giro ecoterritorial y pensamiento
crítico en América Latina”. Observatorio Social de América Latina 32 (XIII), 15-
38.
Tenti Fanfani, E (1989) Estado y pobreza: estrategias típicas de intervención. Buenos Ai-
res: Centro Editor de América Latina.
Tsakoumagkos, P. (1987). “Sobre el campesinado en Argentina”. Revista Argentina de
Economía Agraria 1 (2), 229-269.
Valenzuela, C. y A. Scavo (2009). La trama territorial del algodón en el Chaco. Buenos
Aires: La Colmena.
Valverde, S. (2013). De la invisibilización a la construcción como sujetos sociales: el
pueblo indígena Mapuche y sus movimientos en Patagonia Argentina. Anuá-
rio Antropológico, 139-166, https://doi.org/10.4000/aa.414 Acceso 11 de sep-
tiembre de 2023.
Vázquez, H. (2000). Procesos identitarios y exclusión sociocultural. La cuestión indígena
en Argentina. Buenos Aires: Biblos.
Verzeñassi, D (2021). Capítulo 1 Alimentación y Salud Universidad, construcción de
conocimientos y soberanía alimentaria. En: S. Basgall et al., La soberanía ali-
mentaria en debate: notas de clases (p-21-40). Paraná: Editorial Uader. Recupe-
rado de: https://editorial.uader.edu.ar/wp-content/uploads/2021/08/la-
soberaniaalimentariaendebate.pdf
Vilar, P. (1980). Iniciación al vocabulario del análisis histórico. Barcelona: Ed. Crítica.
Wahren, J. y García Guerreiro, L. (2020) Luchas campesinas en Argentina: la super-
vivencia de un sujeto incómodo en los albores del siglo XXIConflicto Social,
13 (24), 181-215.
Wolf, E. (1971). Los campesinos. Barcelona: Ed. Labor.
7 tesis sobre el campesinado argentino contemporáneo
Fecha de recepción: 22/11/2022
Fecha de aceptación: 12/2/2023