El trabajo autogestivo y los jóvenes: el caso de la Cooperativa de Trabajo Obrera de Comunicaciones
Self-managed work and youth: the Cooperativa de Trabajo Obrera de Comunicaciones

Viviana Fridman | vivianafridman@gmail.com
  1. Universidad del Museo Social Argentino
    Sarmiento 1565, Buenos Aires, Argentina
Rafaela Gandino | gandinorafaela@gmail.com
  1. Universidad del Museo Social Argentino
    Sarmiento 1565, Buenos Aires, Argentina

Recibido: 21 -10 -2019 | Aceptado: 31 -03 -2020


RESUMEN
El artículo aborda la temática del trabajo autogestivo a partir de una experiencia cooperativa. Desde un enfoque cualitativo indaga sobre la perspectiva de los jóvenes que integran la cooperativa, para relacionarla con aspectos propios de su actividad y apreciar los vínculos que mantienen con la organización, con su grupo familiar y la comunidad de origen, a fin de mostrar de qué manera estos aspectos inciden en el desarrollo de su experiencia y se manifiestan en la condición de vida y el desarrollo de la comunidad. El caso analizado, la Cooperativa de Trabajo Obrera de Comunicaciones, refleja la iniciativa de un grupo de jóvenes de La Matanza en la provincia de Buenos Aires. La cooperativa, institucionalizada desde el año 2016, se dedica al armado y tendido de cables de fibra óptica para proveer internet en los barrios vulnerables del partido. El análisis del caso expresa los niveles de un trabajo social de intervención individual, grupal y comunitaria sobre la experiencia del grupo de jóvenes y su propósito es aportar elementos sobre la iniciativa de autogestión y su incidencia en el desarrollo local.

Palabras clave: autogestión, cooperativas, jóvenes, desarrollo local


ABSTRACT
This article addresses the matter of self-management based on a cooperative experience. It studies the perspectives of the young adults that take part in a cooperative from a qualitative approach. In the article these perspectives are articulated with the characteristics of the activity and the workers relationship with the organization, their families and their community of origin. This structure shows how these aspects impact on the workers experience as well as on the community's life conditions and development. The analyzed case, the Cooperativa de Trabajo Obrera de Comunicaciones represents the initiative of a group of young adults from La Matanza at Buenos Aires Province. The cooperative, institutionalized since 2016, focuses on the assembly and wiring of fiber-optic cables for the provision of internet to the district’s vulnerable neighborhoods. The case’s analysis displays the standards of a social work intervention at an individual, group and community level on the experience of the young adults team. The main purpose of this article is to increase the knowledge base on self-management initiatives and its impact on local development.

Keywords: self-managed work, cooperatives, young people, local development 


Introducción

El trabajo y el empleo constituyen una problemática que durante más de veinte años ha estado presente en la agenda política y social de la Argentina, desde que las sucesivas crisis han cuestionado la idea del pleno empleo. En particular, el desempleo de los jóvenes se ha convertido en una de las principales problemáticas de la escena política y social debido a que este grupo es uno de los más afectados dentro de la población activa y, por lo tanto, debería constituir un objetivo prioritario de las políticas de empleo. Los jóvenes desempleados, no obstante las aptitudes específicas que se corresponden a su edad, ponen de manifiesto las limitaciones y obstáculos del modelo de continuidad intergeneracional basado en la creencia en el progreso a partir del empleo.

Aunque el desempleo golpea fuertemente a los jóvenes y las mujeres desde la década de 1990, los aumentos en los niveles de desempleo fueron muy significativos para todos los grupos sociales duplicándose entre 1991 y 1998. Los más jóvenes fueron quienes sin ninguna duda sintieron más duramente la falta de trabajo (Cerrutti, 2000). La gravedad de la problemática del desempleo que se puso de manifiesto particularmente durante  la crisis del año 2000, se dio en un contexto en que se fueron conformando como alternativa diversas experiencias locales de trabajo autogestionado con carácter de resistencia y como respuesta de supervivencia, entre las que prevalecieron las empresas recuperadas y las cooperativas de trabajo.

En el presente artículo abordaremos la temática del trabajo autogestivo desde la perspectiva de un grupo de jóvenes trabajadores que participan en el desarrollo de una experiencia cooperativa en uno de los distritos del conurbano bonaerense con mayor índice de pobreza estructural y situaciones de carencias persistentes. Indagaremos sobre la particularidad que asume la experiencia de trabajo en este ámbito y tomaremos en cuenta tanto los aspectos relacionados con la condición y problemática de los jóvenes que participan, como los vínculos que establecen con sus familias y la comunidad local. El caso analizado, la Cooperativa de Trabajo Obrera de Comunicaciones, es un emprendimiento de servicios desarrollado por un grupo de jóvenes radicados en barrios carenciados del partido de La Matanza. Fue constituido como cooperativa de trabajo en el  año 2016 y se dedica al armado de fibra óptica e instalación de internet en barrios vulnerables de dicho partido.

Los interrogantes que guían el análisis se organizan en torno a los aspectos que obstaculizan y favorecen el desarrollo de la experiencia autogestiva identificados por los jóvenes, la incidencia de las condiciones familiares y los elementos comunitarios que se vinculan con la iniciativa.

El artículo se estructura en cinco secciones. La primera refiere a las decisiones metodológicas sobre el estudio de caso y los instrumentos de recolección de datos. La segunda sección presenta algunos aspectos teóricos vinculados con la experiencia del trabajo juvenil en sectores populares, mientras que la tercera revisa las nociones de trabajo autogestivo, cooperativas y desarrollo local.  La cuarta sección describe y analiza la experiencia a la luz de las temáticas mencionadas y la quinta  considera los aportes de la experiencia al desarrollo local para aportar como conclusión algunas reflexiones sobre el estudio.

1. Estrategia metodológica

La investigación sobre la experiencia autogestiva se basó en un enfoque cualitativo, orientado por un tema significativo que focaliza en los jóvenes y el trabajo cooperativo. Desde la perspectiva metodológica el estudio se orientó a la recolección de las informaciones que permitiesen comprender las perspectivas y puntos de vista de los protagonistas de la experiencia: sus emociones, prioridades, experiencias, significados y otros aspectos subjetivos de modo tal de poder “reconstruir” la realidad, tal como la observan los actores de un sistema social previamente definido (Hernández Sampieri; Fernández Collado; Baptista Lucio, 2004).

La investigación en la que se basa el análisis de caso tiene un alcance exploratorio y descriptivo e intenta caracterizar las experiencias desde el relato de los protagonistas para identificar motivos, decisiones y preferencias respecto a sus historias personales, vivencias respecto al ámbito de trabajo, y aspectos en relación con los grupos familiares y la comunidad, que potencian o dificultan el desarrollo de la experiencia autogestiva.

La recolección de datos se realizó a través de entrevistas semiestructuradas para comprender las perspectivas de los informantes respecto de sus vidas, experiencias o situaciones, expresadas con sus propias palabras.

Fueron entrevistados los integrantes de la cooperativa y diversos actores relacionados tanto con la iniciativa y con el entorno local. Para comprender las características de las tareas que se realizan se entrevistó a los promotores de la iniciativa y a quienes trabajan en tareas de coordinación general, tareas  de mantenimiento de las instalaciones de internet y gestión de recursos ante otras instituciones. Para comprender la naturaleza del servicio que ofrece la cooperativa fue entrevistada una especialista en telecomunicaciones. De manera complementaria se realizó una observación no participante en la cooperativa, basándose en una guía de observación abierta y flexible.

Para analizar la información recogida en observaciones y entrevistas se tomaron en cuenta las dimensiones de la intervención derivada del trabajo social: comunitaria, grupal e individual. Respecto a la primera dimensión, la guía de trabajo trató de identificar instituciones y organizaciones de la sociedad civil para vincularlas con las necesidades y expectativas del grupo de integrantes de la cooperativa. En cuanto a la dimensión grupal se buscó conocer a los/as integrantes a fin de comprender su participación en los procesos de cambio que surgieron a partir del trabajo autogestivo. Finalmente desde la dimensión individual se trató de apreciar la realidad propia y familiar de los integrantes de la cooperativa.

2. La inserción laboral en jóvenes de sectores populares

En la medida que la opción del trabajo estable y a tiempo completo deja de ser la forma predominante del empleo de los jóvenes, surgen otras formas no convencionales de inserción laboral. Asimismo las trayectorias ocupacionales de ese grupo etario se ven fuertemente afectadas ya que la finalización de la escuela deja de ser la garantía de acceso al trabajo o de la permanencia  en el mercado laboral. Algunos datos sobre el empleo y la desocupación en la Argentina permiten enmarcar la problemática. Según el INDEC (2019) la desocupación juvenil (franja de entre 15 y 29 años) duplica algo más la del conjunto de la población. Mientras que la tasa de desocupación es de 10,1% para la población total, la de los jóvenes es del 20,8%. La situación se agrava para las jóvenes mujeres, en las que la tasa sube al 23,1% frente al 18,5 % en la tasa de los jóvenes varones. En cuanto al empleo, la cifra en jóvenes es de apenas 38,6%, tasa que muestra a su vez gran diferencia entre mujeres y varones dentro del grupo etario (31,2 y 46% respectivamente). El empleo es a su vez inferior al de la población adulta en un 14% al de la población adulta (52,9%).

En líneas generales y de acuerdo a diversos estudios (Tockman, 1997; Diez de Medina, 2001, Pérez Islas 2008) la tendencia del empleo en los jóvenes en las últimas décadas indica a nivel regional su mayor grado de informalidad, tercerización y precariedad. En este contexto la alta rotación laboral surge como uno de los problemas principales de la inserción laboral juvenil (Weller, 2007; Maurizio, 2011; Fridman 2015).

Independientemente de los factores subjetivos y la condición de los jóvenes en cuanto a educación formal y experiencia, gran parte de la rotación se debe a los tipos de empleo disponibles para este sector, que tienden a concentrarse en servicios y comercio. Se trata de trabajos con muy poca protección social y una estabilidad que no se corresponde con “el empleo de por vida”. A su vez los jóvenes suelen ser los primeros en ser despedidos en contextos de crisis, y en los períodos de auge son los últimos en beneficiarse en el restablecimiento del empleo. Al mencionar la situación de los jóvenes en el mercado de trabajo, es fundamental tener presente la fuerte heterogeneidad al interior del grupo ya que algunos poseen menor grado de educación formal y provienen de sectores de bajos ingresos por lo que encuentran dificultades en el proceso de inserción laboral (Miranda y Otero 2005,  Weller op.cit., entre otros) y esta razón no se puede soslayar.

En el artículo haremos referencia a las características particulares de la inserción laboral de los jóvenes que proceden de hogares de bajos recursos económicos, dando cuenta de una situación que para ese grupo resulta más desventajosa desde varios puntos de vista. En primer lugar, el aspecto educativo, no puede ser escindido de las condiciones socioeconómicas de los jóvenes. Por un lado, existe acuerdo en que aquéllos con menor nivel de educación formal tienden a acceder a empleos en sectores de baja productividad y con bajos ingresos, al tiempo que son los jóvenes de bajos recursos los que suelen poseer menores credenciales educativas.

En segundo lugar, se aprecia la existencia de distintos circuitos educativos a los que se accede en función del tipo de hogar del que los jóvenes provienen.  Asimismo, no es suficiente contar con un título sino que cobra peso fundamental la institución educativa a la que se puede acceder. Así, en los segmentos socioeconómicos de más altos ingresos generalmente es mayor el porcentaje de jóvenes que estudian y cuya permanencia en el sistema escolar se prolonga hasta edades más avanzadas, mientras que para aquellos que provienen de sectores populares es frecuente el abandono de los estudios secundarios o terciarios, en búsqueda de un trabajo cuyo ingreso complemente el salario familiar -cuando los jóvenes viven con sus padres, o en otros casos por convertirse ellos en jefe de hogar-.

El abandono de los estudios por parte de jóvenes de sectores populares, es aun más frecuente en el caso de las jóvenes mujeres, lo cual deviene en una mayor dificultad para la futura inserción laboral. Al considerar las trayectorias post egreso del secundario, pueden identificarse en estos sectores pocas mujeres que culminan los estudios universitarios y a su vez pocas trabajan en sectores vinculados con el tipo de estudio que realizaron (Fridman, 2015).

Precisamente son las mujeres las que conforman la mayoría del conjunto de jóvenes que no estudian ni trabajan denominado “NI-NI” y ello está fuertemente con la maternidad y el cuidado de sus hijos. De León (2017) señala que dentro del conjunto de los NINI, el 95% de quienes se dedican a la tarea del cuidado son mujeres. Nuevamente son aquellas que pertenecen a sectores populares las que atraviesan esta situación en mayor medida:

“los embarazos tempranos tienden a ocurrir fundamentalmente en estratos socioeconómicos bajos, mientras la decisión de postergar la procreación tienden a ser un comportamiento de estratos relativamente mejor posicionados, posiblemente como una adaptación a expectativas de desarrollo educativo y laboral que requiere la sociedad actual para la integración en los principales circuitos económicos y sociales” (Katzman, 2011 en De León Op. Cit).

Asimismo, se puede señalar el lugar que ocupa la educación según el origen social, para indicar que en los sectores de bajos ingresos existe una mirada más pragmática sobre la educación, dado que la misma disminuye su relevancia frente a la formación para el trabajo, o bien frente al trabajo mismo, porque permite percibir un ingreso de manera inmediata (Garabito, 2015). El autor señala que en general los jóvenes de sectores populares eligen el turno tarde para estudiar debido a las oportunidades que les ofrece para conseguir trabajo diurno, por lo que concurren a la institución educativa en condiciones de mayor desgaste físico y mental. En este sentido la relación entre educación y trabajo se presenta para los jóvenes de los sectores populares como círculo vicioso que profundiza la falta de oportunidades para conseguir un trabajo digno y acorde a los intereses, saberes y habilidades de aquellos.

La disparidad en las trayectorias de los jóvenes según su origen socioeconómico se pone en evidencia ya que si bien al inicio de los recorridos la mayoría de los egresados accede a trabajos inestables:

“aquellos que han tenido mayores dificultades son jóvenes de los segmentos medios y bajos que tuvieron que trabajar desde el comienzo en ocupaciones que no les permitían acumular experiencia, y que no guardaban relación alguna con sus estudios, y en muchos casos tuvieron que dejar de estudiar o finalizan su formación luego de un periodo prolongado” (Fridman, 2015 p. 116).

Varios autores destacan además que los jóvenes más educados eligen el trabajo al cual acceden (incluso cuando se trata de un trabajo temporal durante el receso escolar), mientras que los jóvenes de sectores populares deben resignarse a aceptar el trabajo que se les presenta, sea cual sea la tarea y las condiciones que presente. Aquellos jóvenes que provienen de hogares con mayor ingreso tienen más posibilidades de acceder a un trabajo en sectores de más alta productividad, no solo por su formación sino por las redes de relaciones que les permiten acceder a actividades formativas y laborales en mayor proporción que los jóvenes de sectores populares.

Los jóvenes jefes de hogar, se insertan por necesidad en trabajos de peor calidad, mientras que los que no son jefes tardan más en insertarse en la búsqueda de un buen empleo. Las posibilidades de elección disminuyen aún más en el caso de las mujeres provenientes de hogares de menores recursos, ya que aquellas que son madres provienen de hogares de ingresos medios y bajos y en dichos casos la maternidad tuvo incidencia en sus decisiones y estrategias laborales, por ejemplo, cambiar de trabajo por la carga horaria o reducir la cantidad de ocupaciones en los casos que tenían más de una a la vez (Fridman 2015).

Respecto a los condicionamientos que encuentran los jóvenes pobres, en la opción entre estudio y trabajo según Saravi (2009) prevalece el trabajo El autor incorpora un análisis sobre el sentido del trabajo en los jóvenes de diferentes procedencias sociales y encuentra que en los sectores populares, el trabajo es visto básicamente como fuente de ingresos más que como vocación y aparece particularmente asociado al consumo. Por esto en general se asocia al trabajo en jóvenes de sectores populares como fuente de ingresos para la supervivencia familiar. Además, en términos identitarios el trabajo permite reconfigurar las relaciones intergeneracionales de poder al interior del hogar, las relaciones con los pares, las actividades cotidianas, la capacidad y tipo de consumo, entre otros aspectos lo que implica que en muchos casos los ingresos se destinan principalmente a satisfacer sus propias necesidades a través del consumo de bienes o servicios vinculados a su identidad juvenil.

En este sentido Saraví (2009) añade que en el inicio los jóvenes de sectores populares valoran positivamente tener un trabajo por las posibilidades de consumo, aunque esta valoración se va modificando con el tiempo al ver que este no produce movilidad sino estancamiento. Una vez más confluye la apreciación de los autores que estudian este tema respecto a que las trayectorias de los jóvenes provenientes de sectores populares parecen quedar encerradas en la precariedad y la falta de oportunidades.

Un aspecto insoslayable para el análisis es que el apoyo familiar al estudio de los jóvenes puede convertirse en un elemento significativo para romper el círculo de la pobreza, al permitir priorizar el estudio frente al trabajo y poder insertarse profesionalmente al concluir el ciclo educativo. Al respecto se menciona el caso de muchos jóvenes que tuvieron la posibilidad de postergar su inserción laboral, no obstante los ingresos reducidos del hogar, gracias a los esfuerzos y la preocupación de las familias para priorizar los estudios antes que el trabajo durante los años iniciales del recorrido. Esto incluye situaciones en que las jóvenes son madres y cuentan con ayuda familiar para el cuidado de sus hijos, evitando la postergación de su formación e inserción laboral Fridman (2015). 

Finalmente resulta de interés mencionar el debate denominado “teoría de la búsqueda” sobre los mecanismos que utilizan los adolescentes y jóvenes para acceder a las primeras inserciones al mercado de trabajo (Deleo y Pérez, 2016) enfocados en los mecanismos de búsqueda de empleo de jóvenes del Gran Buenos Aires, remarcan que existen dos elementos centrales a la hora de buscar trabajo: las redes sociales y la segregación espacial. En cuanto a la cuestión espacial señalan las dificultades para ciertos jóvenes habitantes de zonas alejadas de conseguir trabajo por la distancia con las oportunidades laborales, así como la discriminación de los empleadores en función del lugar de residencia de los postulantes. Por su parte en cuanto a las redes sociales, en las primeras búsquedas de empleo tienen mayor relevancia las redes familiares, personales y vecinales frente a otro tipo de redes más universales o vínculos más lejanos. Argumentan que este tipo de mecanismo es utilizado por jóvenes de todas las clases sociales, y que aquellos de clase baja suelen recurrir a redes sociales cercanas que los conducen a trabajos de mayor precariedad, por lo que expresan que el tipo de redes sociales con las que cuenta cada joven profundiza las desigualdades sociales. La inserción laboral juvenil específicamente en el caso de quienes provienen de sectores populares presenta una serie de desventajas que se suman a las de la condición de jóvenes, en general.

3. Acerca del trabajo autogestivo, las cooperativas y el desarrollo local

En el marco de la iniciativa analizada se debe señalar que según los principios de la acción social que contiene, el trabajo autogestionado constituye una experiencia concreta que expresa las intenciones e ideas que fundamentan la acción del grupo de jóvenes y favorece la vigencia de un contrato mutuo que establece obligaciones en pro de objetivos comunes.

Se ha considerado al trabajo autogestionado como parte de la lucha por el trabajo y la adopción de la autogestión como lógica de funcionamiento (Ruggeri, Galeazzi y García 2012) para destacar sus desafíos y perspectivas en el contexto de la economía social y solidaria y en cuanto a los aspectos comunes y diferencias con el cooperativismo. Asimismo se ha subrayado su relevancia en la construcción de la economía social dada la naturaleza de una práctica productiva de bienes y servicios desarrollada y dirigida por trabajadores, que a la vez poseen los medios de producción y son responsables colectivamente de todas las decisiones, con los mismos derechos de participar en las decisiones y en la elección de representantes y autoridades (Singer, 2007; Gandino, 2017). Al respecto se destaca la importancia de la figura cooperativa de trabajo al constituirse como una empresa en la que un grupo de personas reúne los medios de ejercer en común su actividad profesional, combinándolos con sus propias fuerzas de trabajo en la unidad productiva que organizan y derivando sus productos o servicios en condiciones que les permiten “renovar” sus medios de producción al mismo tiempo que asegurar su “subsistencia”. En tanto que trabajadores que forman parte de la combinación productiva, acceden al triple poder del empresario: acceso a los recursos, organización de la producción y distribución de los productos (Vienney, 2005). El caso analizado, se ha constituido como cooperativa de trabajo y su estatuto y reglamento se vinculan con la normativa que regula las entidades cooperativas en el país.

No obstante los aspectos positivos, propios de la autonomía que implica el trabajo autogestivo, algunos autores han señalado sus problemáticas y algunos aspectos sin resolver tanto desde el punto de vista jurídico como de la forma de gestión. Se pone de manifiesto en este sentido la necesidad de un modelo y un estatuto de trabajo que defina la naturaleza de una empresa de trabajadores autogestionados, económicamente viable y que logre sobrevivir a la competencia del mercado capitalista (Ruggeri, Galeazzi y García 2012: 10-29). De igual forma que el cuestionamiento a los modos hegemónicos de producción y trabajo en el capitalismo desde el campo de la economía social y solidaria, el desarrollo es un concepto presente en los debates.

El mismo se expresa en la reflexión sobre un desarrollo alternativo a la racionalidad capitalista, interesado en que los resultados del crecimiento económico no estén escindidos de las personas que participan de los procesos productivos y redunden en una mejora en la calidad de vida de quienes habitan un territorio. Así el desarrollo se debe basar en los valores de la igualdad y la ciudadanía así como en el respeto a la naturaleza por lo que se deben alcanzar estrategias económicas autónomas y emancipatorias, que requieren de la integración entre procesos de transformación económica y procesos culturales, sociales y políticos (De Souza Santos, 2002)

Entre las distintas propuestas de generar estrategias alternativas de desarrollo sobresale el concepto de desarrollo local que implica condiciones en los niveles socioeconómico y cultural.

En cuanto al primero debe existir riqueza generada localmente sobre la cual los actores locales puedan ejercer un control decisivo, tanto en los aspectos técnico-productivos como en los referidos a la comercialización. Asimismo en el nivel cultural, que refiere a la identidad colectiva, se destaca que para que exista sociedad local es necesario que el conjunto humano que habita un territorio comparta rasgos identitarios comunes. Ese componente encuentra su máxima expresión colectiva cuando se plasma en un proyecto común (Arocena, 1995). Así, se habla de sociedad local cuando existe:

una identidad colectiva expresada en valores y normas interiorizados por sus miembros y cuando conforma un sistema de relaciones de poder constituido en torno a procesos locales de generación de riqueza. Dicho de otro modo, una sociedad local es un sistema de acción sobre un territorio limitado, capaz de producir valores comunes y bienes localmente gestionados. (Arocena, op cit: 9)

Al referir al desarrollo local y la tensión existente entre esas formas autónomas de crecimiento y su vínculo con un contexto más amplio en el cual se inscriben los procesos locales, Arocena reconoce el lado relacional del concepto en la medida que nunca se puede analizar un proceso de desarrollo local sin referirlo a la sociedad global, aunque remarca que en el análisis de lo local se encuentran aspectos que le son específicos, que no son el simple efecto de la reproducción a todas las escalas de las determinaciones globales.

En esta óptica, en cuanto a la relación entre lo local y lo global, Coraggio (2004) encuentra dos variantes principales en torno al concepto de desarrollo local. La que contempla que el desarrollo genere las condiciones que reclama el capital para lograr la integración plena al nuevo sistema productivo global, amparado en la idea de derrame de las soluciones y la segunda variante que asocia al desarrollo local con “otro desarrollo”, basado en fuerzas y procesos endógenos; un desarrollo a cargo de otros actores del desarrollo de otras relaciones.

En esta variante el autor distingue por un lado, la que resalta una ideología localista en donde el mercado aparece como alienante y destructivo de la calidad de vida deseada y la que plantea el logro de “otro desarrollo”, que se relaciona con los procesos globales manteniendo un grado de autonomía relativa y diferenciación, orientándose a generar un desarrollo humano que tenga en cuenta a las personas.

En relación con estos aspectos, el desarrollo local requiere de una transformación compleja y de largo plazo, que se facilita con la constitución de sujetos colectivos que compartan una estrategia de desarrollarse junto con la sociedad. Respecto a la perspectiva de las sociedades nacionales de la periferia donde “el desarrollo humano necesita operarse desde los lugares, desde las regiones, desde donde las gentes concretas –con sus propias instituciones, a partir de su propia experiencia, activando en sus propios ritmos sus recursos, y principalmente el trabajo y el saber a él incorporado- pueden aportar a su desarrollo y al de la sociedad en su conjunto.” (Coraggio J.L, 2004: 86)

En síntesis, la reflexión en torno al desarrollo, en clave de lo local, implica tener presente que existen distintas escalas de desarrollo que se encuentran en constante relación, al tiempo que presentan sus propias especificidades. El desarrollo pensado desde el territorio conduce a incorporar otros actores y no solamente las empresas y los gobiernos centralizados como motores del crecimiento, dado que la comunidad en su conjunto es la que produce y revitaliza los recursos locales. Entre estos actores locales se encuentran distintas organizaciones de participación comunitaria y también se incluyen las experiencias alternativas de producción autogestivas y asociativas que al igual que el desarrollo local ubican a las personas por sobre la rentabilidad económica del capital.

4. El caso de la Cooperativa de Trabajo Obrera de Comunicaciones

La Cooperativa de Trabajo Obrera de Comunicaciones fue inscripta en el INAES en el año 2016, aunque sus integrantes trabajaban de manera asociada desde el año 2008. La organización se encuentra localizada en Isidro Casanova, Partido de La Matanza, provincia de Buenos Aires, Sobre un total de 566 mil jóvenes de la provincia, el 15% no estudia ni trabaja. Este conjunto se encuentra integrado en su mayoría de mujeres (74%), madres (41%) y pobres (62%) (CIPPEC, 2014). En el conjunto de barrios de influencia de la cooperativa, los jóvenes Ni-Ni amplían las filas de una generación carente de derechos a la educación y a un trabajo digno.  A ello se agrega la problemática de las adicciones, presentes en adolescentes y jóvenes, especialmente en lo que hace al consumo problemático de drogas , y la situación de inseguridad como aspectos que inciden desfavorablemente en cuanto a la posibilidad de que las empresas convencionales quieran ofrecer sus servicios en el barrio.

Actualmente la cooperativa cuenta con una nómina de once asociados que realizan trabajos en un radio que incluye Villa Palito, Puerta de Hierro, 17 de Marzo, San Petersburgo, Villegas y Barrio Cabezas, en el partido de La Matanza. Sus 2500 clientes habitan en esos barrios, altamente vulnerables y a ellos la cooperativa les ofrece servicios bajo la premisa de eliminar la brecha digital existente entre las tecnologías imprescindibles para el desarrollo humano y la condición de esos sectores sociales. Para ello la organización considera imprescindible proveer instalaciones que posibiliten la conectividad y el acceso a la tecnología a costo de tarifa social.

La cooperativa surgió como necesidad de formalizar el trabajo que los jóvenes venían desarrollando en los barrios para satisfacer la necesidad expresada por los vecinos. Dado que las empresas proveedoras de este servicio no brindaban sus servicios debido al riesgo para sus técnicos por la peligrosidad de los barrios, los jóvenes decidieron ofrecer el servicio organizándose para satisfacer esta necesidad. Esto implicó un efecto positivo ya que luego de los primeros trabajos, los vecinos reconocieron la calidad del servicio de conectividad que le brindaron los jóvenes a través de una conexión de línea de fibra óptica mayor a 100 MBPS. Este resultado dio lugar a recomendaciones entre los vecinos que generaron un efecto mutliplicador que permitió incrementar sensiblemente la cartera de clientes.

Los responsables de la cooperativa han realizando gestiones en diferentes ámbitos del Estado Nacional y ante el sector privado que permitieron un mayor desarrollo y consolidación de la actividad (incorporación de un camión para el trabajo de los técnicos en los barrios, acondicionamiento de la sede central de la cooperativa y surgimiento del Centro de Capacitación abierto a la comunidad de los barrios. En el centro de capacitación creado con apoyo del sector público y del sector privado a través de la participación de grandes empresas de telecomunicación se dictan cursos de programadores codificadores, desarrolladores de software, en contenidos web y mobile, en producción y edición audiovisual y en factory de programación. Las formaciones técnicas se ofrecen a personas con experiencias de vida diferentes, provenientes de barrios con población de alta vulnerabilidad. El espacio también surgió como respuesta a las necesidades de varios emprendedores locales que requieren contar con habilidades tecnológicas para potenciar sus estrategias de visibilidad y comercialización.

Así, la cooperativa ha puesto de manifiesto una constante expansión e incluso en contextos macroeconómicos adversos, ha logrado quintuplicar los bienes de inversión desde 2018 mientras que su planta funcional de trabajadores se incrementó sensiblemente.

Caracterización de los entrevistados

Todos los integrantes de la cooperativa son menores de treinta años. Sus edades oscilan entre 22 y 26 años y la distribución por género es equitativa. El lugar de residencia se encuentra en las cercanías de la cooperativa, en barrios como Puerta de Hierro, 17 de Marzo, San Petersburgo, Villegas y Barrio Cabezas. El nivel de instrucción de los entrevistados es heterogéneo (desde secundario incompleto hasta terciario completo y estudios universitarios en curso). En cuanto al origen, provienen de hogares monoparentales o biparentales con situaciones familiares diversas. Algunos viven con sus padres y/o algún otro familiar y otros con sus parejas. Sólo una de las entrevistadas es madre.

La antigüedad de los entrevistados dentro de la cooperativa va de uno a tres años y las tareas que llevan adelante son variadas. Algunos trabajan en el área técnica y otros en el área administrativa y de atención al cliente, estas últimas tareas las realizan en general las mujeres.

En todos los casos la cooperativa es su única fuente de ingresos. Todos los entrevistados comenzaron a trabajar para obtener un ingreso ya sea el principal o el complemento del ingreso familiar en el caso de quienes viven con sus padres.

Las trayectorias laborales presentan elementos comunes entre sí; la mayoría tuvo su primera inserción laboral mientras cursaba los estudios secundarios. En todos los casos se trató de experiencia en trabajos informales y temporales, generalmente en algún comercio barrial.

Algunos realizaron trabajos de albañilería o de venta en algún stand de feria. Un aspecto común es que ninguno de los entrevistados, antes del ingreso a la cooperativa, contaba con experiencia en el sector de la tecnología o las comunicaciones ni tampoco había transitado experiencias de trabajo cooperativo o autogestionado.

Analizando la experiencia: factores que facilitan u obstaculizan su desarrollo

Teniendo en cuenta, la caracterización de los socios en lo que hace a su edad, procedencia social, trayectorias familiares, educativas y laborales, la experiencia cooperativa da cuenta de la posibilidad que presenta esta modalidad de trabajo para lograr la inserción de jóvenes en contextos de vulnerabilidad. En este sentido se pueden mencionar dos aspectos que han favorecido el desarrollo de la experiencia, desde el punto de vista de los factores personales y familiares, los grupales y los contextuales: 1. La capacidad de generar trabajo para jóvenes que se encuentran en territorios alejados de los centros urbanos, y 2. La posibilidad de que este trabajo sea autogestionado.

Ambos aspectos cuestionan ciertas afirmaciones que suelen plantearse respecto a estos temas. En cuanto al primero, como se ha mencionado, los jóvenes que viven en villas de emergencia tienen mayores dificultades para conseguir trabajo porque se encuentran alejados de las oportunidades laborales y por otra parte, son uno de los grupos poblacionales con mayores dificultades en el mercado de trabajo, dado que poseen menor grado de educación formal y provienen de hogares de bajos recursos. El caso analizado da cuenta que los jóvenes que viven en barrios marginales y carenciados pueden conseguir un trabajo digno y estable superando la segregación espacial.

Asi los jóvenes socios de la cooperativa tienen un trabajo cerca de sus lugares de residencia, geográficamente alejados de los centros urbanos. En los relatos de los entrevistados se subraya la cercanía o distancia a sus hogares y en algunos casos se contrapone esta situación con la propia de trabajos anteriores en los que sí se expresaba la segregación espacial:

nunca pensé que iba a entrar. Para la edad que tenía y para no tener el secundario no me imaginaba que iba a encontrar un trabajo, menos como este que te permite ir hasta tu casa, comer, o darte una hora de descanso o ahorrarte el colectivo que hoy en día está muy caro. (E1, varón, 22 años, cursa estudios universitarios).
después estuve en Tecnópolis y era un bajón irse hasta allá (...) Sí, son dos horas. Iba más o menos a las 8:30 o 9hs y hasta las once de la noche no existía yo en mi casa para nada. Y es como medio engorroso porque aparte tengo una hija. Mi hija en ese momento iba al jardín, iba a la mañana entonces yo la llevaba y pobre hasta las once de la noche no la veía más y era un fastidio también para ella porque llegaba, me acostaba a dormir, o sea comía. Miraba la tele un ratito y a la cama. Mañana era lo mismo y era todos los días lo mismo y después no, acá es distinto. Por suerte estoy a cinco cuadras de mi casa así que puedo estar mucho tiempo con mi hija mucho más del que antes tenía, llevarla al colegio. Ella va al colegio a la tarde, como yo trabajo a la tarde, la mando a la tarde, va al colegio bien y después la trae el micro y yo después a las ocho ya estoy en mi casa así que son sólo dos horas que ella no está conmigo (E2. mujer, 21 años, cursa estudios terciarios)

Los jóvenes de hogares de bajos recursos deben optar entre trabajar y estudiar, lo que hace que terminen dejando sus estudios. Incluso cuando quieren combinar ambas posibilidades, suelen asistir a la institución educativa en turnos posteriores a la jornada laboral por lo que concurren a la institución en condiciones de desgaste físico y mental. En este sentido los referentes de la cooperativa incentivan a que los socios estudien y son flexibles con los horarios, motivándolos al aprendizaje:

aparte (el trabajo) me permite estudiar; es, digamos cuando yo empecé la facultad no estaba trabajando y estuve tres meses en Tecnópolis y ahí casi dejo la facultad porque en realidad ese cuatrimestre lo perdí. Hice todo el primero y el segundo no fui directamente porque no me lo permitía y no, acá sí, acá puedo ir a estudiar, tranquila a la mañana, volver a comer con mi hija tranquila y a la tarde la llevo y me vengo al trabajo, es diferente.  (E3. mujer, 22 años, cursa estudios terciarios)

Uno de los jóvenes manifiesta en la entrevista su deseo de terminar los estudios secundarios -que en su momento dejó para trabajar- y luego de ello iniciar una carrera universitaria:

quiero terminar los estudios ya el año que viene. Así que, bueno, era hora de retomar…. mientras sueño lo que son carreras. Me ha llamado la atención siempre lo que son tecnologías,  analista de sistemas, ingeniero en informática, todas esas carreras siempre me han llamado pero no estoy muy decidido, ese es el tema. Me tiene que gustar, y para que me guste, lo tengo que probar, pero bueno, por ahora en este trabajo me siento muy cómodo, digamos, como para seguir adelante y proyectar lo que sueño. Obvio que ellos (los consejeros de la cooperativa) me dan la posibilidad de lo que es estudiar. (E4. varón, 22 años, cursa estudios universitarios)

También los entrevistados destacan la posibilidad que les ofreció la cooperativa de acceder a un trabajo, independientemente de su nivel de instrucción, contrariamente a lo que comúnmente  sucede en el mercado laboral en que la educación es un factor condicionante de las oportunidades:

desde que en mi casa se necesitaba un ingreso más y era un poco complicado por el tema de que, digamos, no terminé el colegio. Es una etapa de rebeldía que tuve. Pero a pesar de eso empecé a buscar trabajo, incluso no me quisieron dar en ningún lado por el hecho de no tener el secundario, pero sí o sí en algún lado tenía que conseguir, de lo que sea… (E5. varón, 22 años, estudios secundarios incompletos)

La experiencia también promueve la inclusión laboral de las mujeres y favorece especialmente la condición de aquellas que tienen hijos ya que les permite compatibilizar las tareas dentro y fuera del hogar:

por ejemplo, mi hija no me avisa quince días anticipados sobre los actos en el colegio, si me avisan una semana antes le doy muchas gracias (risas) porque no me van a avisar 15 días antes. Entonces es bueno poder hablarlo en el momento y que la solución sea más rápida porque en una empresa no es así, tan rápido. (E3. mujer, 22 años., cursa estudios terciarios)

Como se mencionó previamente, las mujeres en la cooperativa desarrollan las tareas administrativas por lo que la división de roles parece reproducir los cánones tradicionales de género. Por otra parte, la incidencia de las familias en la participación de los jóvenes en la cooperativa queda de manifiesto cuando mencionan en las entrevistas que sus familiares fueron quienes favorecieron y estimularon a que accedan a una oportunidad de trabajo digno.

Las redes cercanas de los jóvenes permitieron el ingreso a la cooperativa.  Asimismo todos los jóvenes identificaron en las entrevistas una persona del entorno cercano como aquella que más influyó para que trabajara en la cooperativa mencionando un familiar (madre, hermano, pareja) o sus amigos.

y como ella se iba porque le salió un trabajo de un día para el otro, me dijo bueno ¿querés ir vos? y yo llegué, bueno de paracaídas más o menos porque mi hermana se iba. (E6. mujer, 26 años, estudios secundario s incompletos)

También las familias se mencionan como un factor de apoyo para sostener el trabajo:

y no, por suerte mi familia me apoyó bastante inclusive cuando yo vengo acá yo la llevo al jardín (refiere  a su hija) pero también la recibe mi abuela, pobre que siempre está ahí, pendiente, que hace que ellos me apoya bastante. (E3 mujer, 22 años, cursando estudios terciarios)

En el caso anterior se aprecia también el apoyo familiar para las tareas de cuidado, de forma que la joven sostenga sus estudios y su trabajo más allá de su condición de madre. En cuanto a los factores de la comunidad que influyeron positivamente en la experiencia, se observa que las modalidades de ingreso a la cooperativa revelan un entramado comunitario con presencia en el barrio, en la medida que todos los jóvenes ingresan por vínculos con alguno de los referentes.
En algunos casos se trata de relaciones existentes entre familiares de los entrevistados y los referentes:

como los conocía y mi pareja también los conocía a ellos (refiere a los integrantes del Consejo de Administración) me invitó a que vaya a una entrevista, para que vaya a probar. Como los conocía me daba vergüenza un poquito. (E6 mujer, 26 años., secundario incompleto)
la mamá de Valeria (referente) conoce a mi mamá y le dijo: me parece que necesitan, bueno, entrevista uno, entrevista dos, me dieron la oportunidad. (E7,  varón, 23 años, cursa estudios universitarios).

En otros casos fueron los propios jóvenes quienes se acercaron a los referentes, a quienes conocían porque algunos administraban el cyber del barrio.

y en un momento se me ocurrió venir a pedirle trabajo al muchacho que administraba el cyber. Bueno, en ese momento yo me acerqué a pedirle trabajo a él. Un amigo de hola y chau, nada más. Desde cuando el cyber empezó, digamos. Y fui a pedirle trabajo a él. (E5 varón, 22 años. secundario incompleto)

Los relatos precedentes dan cuenta de la posibilidad de los jóvenes para acceder a un trabajo digno, que coincide con sus intereses y les permite combinar con sus otras actividades. En la experiencia reconocen una fuerte presencia de condiciones familiares y comunitarias que favorecen la inserción.

El segundo aspecto del análisis, sobre la posibilidad de que los jóvenes generen y sostengan el trabajo autogestivo, se afirma frecuentemente que no son capaces de valerse por sí solos para constituir un grupo de trabajo asociativo y sostenerlo en el tiempo. Sin embargo:

nuestro caso como cooperativa es peor porque cuando hay un error no decimos “uh cómo no se dio cuenta” sino “uh cómo no me di cuenta yo”, es peor porque te sentís más parte, siempre nos pasa. (E7. varón 23 años, cursa estudios universitarios)

En relación a este aspecto, otro de los entrevistados expresa:

te sentís cómodo, que tus compañeros te apoyan. Es más, te dan más ganas de quedarte que de irte… es mas vengo cuando tengo libres. A veces llamo un domingo y si está Lino (uno de los referentes) me vengo a charlar con él.  Te tratan como un robot en otro trabajo… “hace esto hace esto” y te prohíben charlar digamos… nada directamente es un día negro todos los días.  (E5. varón, 22 años, secundario incompleto)

Respecto al asociativismo como un proceso fundado en la pluralidad por el cual las personas y/o grupos deciden reunirse de forma regular, pero no necesariamente continua, para atender demandas comunes (Alburquerque, 2004) se destaca la búsqueda del consenso sobre las divergencias, de modo que los resultados de las decisiones aparecen pautados según principios éticos y se valoriza el compañerismo (Alburquerque, 2004: 31), de manera que “en otros trabajos no era tan así, era diferente. Hay más compañerismo acá”. (E6 mujer, 26 años, secundario incompleto). 

A estos factores que se destacan al comparar otros ámbitos laborales en los que se desempeñaron los entrevistados se añade el trato y la flexibilidad:

estar cerca, poder tener algún tipo de flexibilidad.. yo estudio y a veces me toca venir a la tarde y hablo, lo comparto y no hay problema. Quizás en otro trabajo formal eh te piden un montón de cosas o lo tenes que pedir con 15 días de anticipación y es mucho. (E3, mujer 22 años, cursando estudios terciarios)

La antigüedad de los entrevistados en la cooperativa, varía entre once meses y tres años. La continuidad de una actividad que se desarrolla desde 2008 implica que los jóvenes pueden sostener en el tiempo el trabajo autogestionado. Respecto a los aspectos positivos de la cooperativa que fueron identificados se menciona el respeto mutuo entre los integrantes, la oportunidad de contar con más tiempo para poder realizar otras actividades y el esfuerzo e iniciativa para lograr algo. De este modo la cooperativa se visualiza como una organización que refuerza el sentimiento de pertenencia de los jóvenes al barrio, ya que vivir allí es una condición para integrar esta experiencia. Precisamente el ingreso a la cooperativa se realiza por medio de las redes familiares y sociales y en varios casos son los integrantes de las familias los que fomentan/viabilizan el ingreso/permanencia de los jóvenes a la cooperativa.

En cuanto a la particularidad de este tipo de organización, algunos entrevistados mencionaron la importancia de la forma jurídica cooperativa que adopta la experiencia y su potencialidad para promover el desarrollo en el contexto de los barrios vulnerables donde ella actúa. Se menciona que desde el punto de vista organizacional la cooperativa está constituida por distintos sectores de trabajo:

…área redes, área administrativa, está el centro y después tenemos un área que es más por fuera de la cooperativa, buscando algún programa de Estado, viendo leyes, posibilidades donde uno se puede llegar a vincular, y una parte de tramites.
cada uno se maneja en su área, después bueno nos juntamos es complicadísimo juntarnos todos juntos porque a veces entre nosotros mismos “che ¿nos juntamos mañana a tal hora?” ,“no pero fulano no puede, el otro no puede”… pero si nos juntamos todos cada tanto, una vez al mes, cada mes y medio. (E8, varón, integrante del Consejo de Administración).

A lo anterior se agrega el tema de la distribución de excedentes de la cooperativa para establecer la forma diferencial en términos de las actividades de cada sector.

cada área tiene un porcentaje, entonces de ahí se reparte, porque no es lo mismo para cada área… esto para ser equitativos porque no es lo mismo alguien que está trabajando en redes, que alguien que está haciendo algo administrativo, es otro tipo de trabajo, más cantidad de horas, o el trabajo es más pesado.

En este sentido, se menciona la importancia de la iniciativa para el interés particular de la práctica asociativa, subordinado a la persecución del interés colectivo o general, así como a los comportamientos basados en los valores y principios  sin lo cual la asociación corre un serio riesgo de quebrarse (Vázquez, 2010). En otro orden, la cooperativa que se caracteriza por la naturaleza democrática de la toma de decisiones favorece la autonomía de un “colectivo”. Se trata de un ejercicio de poder compartido que califica las relaciones sociales de cooperación entre personas y/o grupos, independientemente del tipo de estructuras organizativas o actividades, dado que expresan intencionalmente relaciones sociales más horizontales. Al respecto varios relatos de los socios de la cooperativa subrayan:

en una empresa vos producís para que el otro se enriquezca, y bueno, y vos siempre vas a seguir con un sueldo más o menos estable. En cambio acá no (en la cooperativa) no, acá el trabajo es el que te brinda el sustento, y mientras más crecemos todos mejor nos va a todos. No a mí, sino a todos. (E3 mujer, 22 años, cursando estudios terciarios).
algo lindo, solamente, bueno, hay que respetar los horarios y las opiniones de todos, es algo mutuo en la convivencia con otras personas... eso pasa en la cooperativa. (E6 mujer, 26 años, secundario incompleto)

No obstante la cooperativa no esta exenta de dificultades y al respecto un referente refiere a un aspecto que los socios identifican como un obstáculo para realizar el trabajo asociativo y autogestivo en el barrio:

el tema de la inseguridad que está en todos lados… pero lo que nos pasó a veces es que los mismos clientes te cuidan, te acompañan. Pero eso no está ajeno en ningún lado. Una vez nos roban todos los postes, nos han robado los cables… a veces los clientes mismos nos avisaban quienes habían sido y después los clientes salían con una escopeta por el barrio (risas). (E8  varón, integrante del Consejo de Administración)

Los testimonios de los entrevistados dan cuenta de la forma en que los jóvenes sostienen el trabajo autogestivo y reconocen diversos aspectos positivos frente a otras experiencias laborales. En general los relatos destacan los valores y principios asociados a su experiencia.

5. Los aportes de la experiencia al desarrollo local

Las referencias precedentes, así como las observaciones realizadas en la cooperativa permitieron identificar elementos de una experiencia que favorece el desarrollo local en el territorio.  En esta perspectiva se requiere la producción de una identidad colectiva y bienes localmente gestionados (Arocena, 2004).

Son las personas concretas con sus propias instituciones, su propia experiencia y sus recursos, y principalmente el trabajo los que aportan al desarrollo del territorio (Coraggio, 2004). Desde la doble dimensión económica y cultural, la Cooperativa de Trabajo Obrera de Comunicaciones promueve un aporte al desarrollo de los barrios en tanto actor comunitario para el fortalecimiento de los lazos entre los vecinos. Por un lado, genera fuentes de trabajo para los jóvenes de la zona a partir del aprovechamiento de los recursos y saberes locales y promueve oportunidades para quienes habitualmente no las tienen. Al mismo tiempo ofrece un servicio generado localmente y destinado a los habitantes del lugar en condiciones beneficiosas para que la mayoría quede incluida. La experiencia dinamiza un entramado social y comunitario que refuerza la identidad colectiva de los habitantes des barrios vulnerables y olvidados.

A su vez el espíritu colectivo se potencia por las propias características del trabajo cooperativo y permite vislumbrar la fuerte presencia de un “nosotros” en un trabajo donde prima el compañerismo y la solidaridad antes que la competencia. Es decir, la cooperativa promueve un tipo de desarrollo en el que prevalecen las personas, sus necesidades, aspiraciones  y perspectivas.

Reflexiones finales

El artículo intentó dar cuenta de las potencialidades del trabajo cooperativo para generar oportunidades laborales en el caso de personas que encuentran dificultades de inserción en el mercado de trabajo, por provenir de hogares de bajos recursos y vivir en zonas alejadas de los centros urbanos.

El caso analizado permite concluir que un grupo de jóvenes de escasos recursos económicos puede acceder a un trabajo digno y de calidad y encontrar oportunidades de empleo en un contexto en que habitualmente esa posibilidad le es negada. El trabajo asociativo permite a los jóvenes desarrollar capacidades para sostenerlo en el tiempo y vislumbrar la posibilidad de afianzar trayectorias laborales estables en situaciones que en general presentan recorridos erráticos y dificultan superar la precariedad laboral.

Se trató de poner de manifiesto que la comunidad puede constituir un motor de cambio ya que al concebir la experiencia en términos comunitarios es posible superar el individualismo y la fragmentación. Asimismo, el trabajo asociativo puede configurar un motor de transformación social, ya que permite abordar socialmente los problemas y reforzar la participación de los interesados en la toma de decisiones profesionales, fortaleciendo también las prácticas democráticas.

A la luz de la experiencia y desde la perspectiva de los jóvenes es evidente la valorización de este tipo de organizaciones de la economía social en el entramado territorial y comunitario y su contribución para aportar elementos únicos para repensar el desarrollo local en este tipo de territorios.


Referencias
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Cómo citar
Fridman, V., & Gandino, R. (2020). El trabajo autogestivo y los jóvenes: el caso de la Cooperativa de Trabajo Obrera de Comunicaciones. Revista Del Centro De Estudios De Sociología Del Trabajo (CESOT), (12), 137-160. Recuperado a partir de http://ojs.econ.uba.ar/index.php/CESOT/article/view/1713