LAS ESCALAS COMO INSTRUMENTO DE MEDICIÓN DE ACTITUDES. ARTICULACIÓN CON LA INVESTIGACIÓN DE MERCADOS
Resumen
Medir significa asignar numerales a objetos o acontecimientos de acuerdo con ciertas reglas (Stevens, 1951). La medición es posible porque existe un isomorfismo parcial entre las propiedades de la serie numeral y las operaciones empíricas que podemos realizar con los objetos. Esto es, algunas propiedades de la serie numeral pueden ponerse en correspondencia biunívoca con algunas propiedades de los objetos, mediante reglas semánticas.
En este sentido parece sencillo, por ejemplo, proponer llamar “X a la relación entre motivación en el trabajo y liderazgo del gerente”, sin embargo, surge enseguida el interrogante sobre la connotación que poseen conceptos como “motivación en el trabajo” y “liderazgo”.
Otros conceptos tales como “cantidad de empleados”, “edad”, “número de ausencias anuales”, entre otros, representan características o atributos relativamente concretos que no presentan un problema para su definición y medición de forma directa. Con todo, no siempre es sencillo llegar a una definición satisfactoria de los conceptos cuando éstos son abstractos. La dificultad radica en idear definiciones que sorteen favorablemente “la prueba operacional del significado” (Steven, 1951). Es decir, otorgar significado al concepto en la realidad empírica.
Conceptos abstractos como los mencionados abundan en las investigaciones de las ciencias sociales y las técnicas científicas, tal como la Administración. Así, se puede tener la impresión de que la definición propuesta por Stevens (1951) no es tan adecuada en el marco de estas disciplinas, ya que los fenómenos medidos son conceptos abstractos que no existen como entidades físicas.
Desde esta perspectiva, Hernández Sampieri y otros (1997) introducen en el concepto de medición la noción de indicadores: medir es un proceso que vincula conceptos abstractos con indicadores empíricos a través de la cuantificación y/o clasificación.
Aclarada la cuestión en torno a las nociones de medición, el problema se enfocaría en decidir cuáles son las reglas para asignar numerales a los conceptos abstractos.
Las reglas semánticas son básicamente arbitrarias, en el sentido que somos los investigadores quienes las creamos para nuestra conveniencia siempre y cuando sigan una regla lógica.
Una regla para asignar numerales a conceptos abstractos crea una escala o nivel de medición. La asignación se puede llevar a cabo de acuerdo con diferentes reglas que, a su vez, originan diferentes tipos de niveles: nominal, ordinal, de intervalo, o de razón. Las características de cada uno son ampliamente conocidas por lo que no profundizaremos sobre este tema. Aunque consideramos apreciable mencionar que la clasificación surge a partir de las comparaciones matemáticas que pueden aplicarse y, por consiguiente, las conclusiones (fruto del análisis de los datos) están limitadas por las propiedades matemáticas de cada nivel.
Las consideraciones hechas hasta aquí nos demuestran que medir un concepto implica elegir un nivel de medición, pero en la definición y medición no acaba la investigación. Es necesario, entre otras actividades adicionales, elegir y diseñar el o los instrumentos más adecuados para relevar los datos.
A los efectos de los objetivos de este trabajo, nos interesa considerar uno de los instrumentos de medición: las escalas, lo haremos a continuación.